Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

--AMÁRRAME DE A POCOS-- por suicidal teddy

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

La libreta

(narrado por Jamie)

Mi nombre es Jamie, tengo veintiún años y estoy en el tercer año de la escuela de negocios de una prestigiosa universidad. No soy precisamente alto, pues mido un metro setenta y cinco, pero soy lo suficientemente guapo para atraer la atención de las chicas, sobretodo cuando notan mi acento extranjero. Por el momento no tengo novia, rompí con ella hace poco más de seis meses porque los cursos no me permitían verla a menudo. Tengo el segundo puesto en el ranking de mi año, por debajo de Franco, un chico del que me hice amigo el semestre anterior. Precisamente me encuentro con él ahora, en la oficina académica de la universidad. Aún faltan unos días para el inicio de clases, pero me pidió que lo acompañe a culminar los trámites de la renovación de su beca.

- Gracias por el almuerzo - me dijo Franco con sus enormes ojos llenos de felicidad -. Te debo una.

Estábamos en la cafetería de la facultad. Franco es un estudiante que no tiene muchos recursos económicos. Debido al costo de la matrícula, la mayoría proviene de familias adineradas, salvo aquellos que por su méritos mantienen una beca. Franco se ha pasado el verano trabajando a medio tiempo para ayudar a pagar los gastos de sus hermanas menores.

- Descuida - le dije distraídamente mientras tomaba mi mochila del asiento del lado. Franco trae un polo rayado en blanco y negro que le queda muy bien- ¿M aún no te responde las llamadas?.
- Nop -. se colocó su morral negro. Su piel es muy blanca y su cabello lacio, de color castaño oscuro. Sus rasgos finos, lejos de hacerlo varonil, le dan una belleza sublime que atrae a hombres y mujeres -. Me siento mal por haberle prestado poca atención al escándalo. Estaba desesperado por los exámenes - Se lamentó.
- Solo dale un poco de tiempo - le di una palmadita en el hombro.
- Supongo - suspiró -. Jay, debo irme - agregó consultado su reloj -. Falta poco para que mi turno comience.

Luego de despedirnos, me dirigí al estacionamiento pensando en mi amistad con Franco. Sin duda, nos habíamos vuelto cercanos rápidamente y de forma inesperada. Habíamos sido compañeros de curso a lo largo de tres años, pero él no se hablaba mucho con nuestra promoción, sino con la de M, su novio hasta hace poco, con quien había tenido una relación larga y llena de altibajos. Después de su ruptura, había quedado prácticamente sin amigos, pues el entorno de su novio, no quería saber de él. En ese entonces, mi mejor amigo se había marchado en el programa de intercambio internacional. Hice grupo con Franco en un curso y descubrí que los rumores no eran del todo ciertos. ¿Qué rumores? Pues que Franco era un libertino sin piedad, que a pesar de tener novio le había sido infiel muchas veces.

Me subí a mi camioneta y busqué las llaves dentro de mi mochila. De repente me topé con un objeto desconocido. Era una libreta negra, del tamaño de un cuaderno A5. Lo abrí extrañado y descubrí que se trataba de un diario. Estaba escrito con una caligrafía hermosa, de letras redondeadas. Asumí que se trataba de una chica, pues si bien no tenía nombre, la pulcritud del texto, su márgenes casi perfectos, el detalle de haber sido escrito enteramente con el mismo bolígrafo, la delataban. Tenía alrededor de sesenta páginas escritas, las cuales leí con mucho cuidado, a sabiendas que estaba invadiendo la privacidad de la dueña.

Efectivamente era similar a un diario. No tenía fechas, pero los eventos era narrados en orden. Se trataba de una historia de amor tormentosa, que la había hecho sufrir terriblemente. No mencionaba nombres, ni siquiera el suyo, ni tampoco hacía referencia a ella misma sobre su género. Había tenido especial cuidado de no revelar su identidad, ni la de su novio, ni la de las personas con las que le pagó mal, a quienes había nombrado con letras del alfabeto.

Quedé conmovido, estaba escrito con la fuerza de un profundo amor y la resignación de tener que decirle adiós y aceptar que la otra persona nunca la quiso de la misma manera, que siempre dió más y nunca supieron valorarla. Al terminar, decidí que trataría de encontrarla; había despertado mi interés. De algún modo quería protegerla.

Por eso, el primer día de clases entré a la escuela con la libreta en mano, esperando que la dueña la reconozca y se acerque a mí. Aún no sabía cómo había llegado el objeto a mi mochila. Supuse que alguien más lo había leído y, al no tener el valor de devolvérselo, se deshizo de él. Tal vez era mi suerte.

Volvía de la cafetería cuando me topé con M en uno de los jardines. Como siempre, traía un polo de color oscuro estampado y una cadena de plata con un dije rectangular. En su brazo izquierdo se veía parte de un tatuaje de un corazón con flores. Nunca había podido entender cómo había congeniado con Franco. M es un tipo guapo, fornido y alto, pero tiene toda la apariencia de haber sido un matón en la preparatoria. Sus amigos no eran distintos, pero él parece liderarlos. Por eso siempre lo he evitado; no me gustan los problemas.

Pasé por su lado preguntándome si en algún momento me vería en la obligación de hablarle debido a Franco, mi nuevo amigo, cuando sentí que se giraba hacia mí bruscamente y me tiraba de la mano en donde llevaba mi capuccino. Me sorprendí tanto que apreté el vaso descartable y parte del líquido rebasó por la tapa.

- ¿Qué te…? - traté de reclamar, pero fui arrastrado hacia uno de los árboles más cercanos, en donde no íbamos a llamar la atención.

M tomó mi otra muñeca, en cuya mano traía el diario y puso contra el tronco del árbol, a la altura de mi oreja. Se acercó tanto que pude sentir su respiración.


- ¿Así que tú fuiste el idiota que publicó mis escritos? - se inclinó hacia mí pues me llevaba al menos diez centímetros de altura. Sus ojos son grandes y verdes, sus cejas pobladas y masculinas. Además su voz es suave pero rasposa -. ¿Lo hiciste por Franco? ¿Él te lo pidió?.
- ¿De qué estás hablando? - pregunté evaluando la situación -. ¿Te refieres a este diario? - traté de mantener la calma, a pesar de tener su rostro alarmantemente cerca.

M me arrebató el diario de un zarpazo. Creí que me golpearía, pero se contentó con quitarme la taza de cafe.


- Van a pagar por esto. Con creces - advirtió antes de marcharse.

De modo que el dueño del diario es un hombre.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).