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Solo un poco confuso #5 KangTeuk por Chulixxx

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Era tan guapo.

Jeon Somi miró al tipo por el rabillo del ojo mientras limpiaba la mesa, a unas pocas mesas de distancia de la que ocupaba él. Dios, si tenía novia y todos los apuestos siempre tenían novias, sería una chica afortunada.

Jeon Somi no pudo evitar mirarlo, mientras que el tipo sonreía ampliamente y comentaba algo a quienquiera que estuviera al teléfono.

Tenía una sonrisa tan hermosa, hoyuelos y blancos dientes, la sonrisa añadía calor a sus curiosos ojos avellana.

Tenía que estar al principio de la veintena, cercano a su edad. Tenía el pelo rubio, peinado cuidadosamente diseñado y un rostro muy atractivo, pero sin ser intimidantemente guapo, el tipo de rostro al que querrías mirar y sonreírle.

Su altura era perfecta para ella también: alto, pero no demasiado alto.

Estaba en forma y tonificado, pero no demasiado musculoso.

Simplemente perfecto.

Jeon Somi suspiró soñadoramente.

Tras suyo, alguien resopló, y ella volteó. Hany, otra camarera, estaba sonriendo.

- Hermoso, ¿verdad? Pero está muy lejos de nuestra liga.

- Si no lo intentas, nunca lo sabrás.

Dijo Jeon Somi encogiéndose de hombros. Puede que no pareciera una modelo, pero sabía que a los hombres les gustaba.

- ¿No lo reconoces? - dijo Hany, arqueando las cejas. - Sé que eres nueva por aquí, pero... no es uno cualquiera. Es uno de los solteros más deseados del país.

Jeon Somi miró a la chica con curiosidad.

- ¿De Verdad? ¿Quién es él?

- Park Dennis, el único hijo y heredero del Conde de Lytton. 

Dijo Hany.

Oh.

Jeon Somi habitualmente no sabía mucho sobre la aristocracia, además de la familia real, pero incluso ella sabía quién era Lord Lytton. Era uno de los pocos Lores Británicos que seguían siendo obscenamente ricos y políticamente influyentes. La sangre de su familia podría ser más azul que la de la reina.

Jeon Somi miró hacia el hermoso Dennis.

- ¿Tiene novia?

- No una novia. - dijo Hany. - una prometida. Ha estado comprometido con Lady Lee Amy desde su nacimiento.

Jeon Somi rió entre dientes.

- ¿De verdad? ¿La gente sigue haciendo eso?

- Definitivamente los ricos todavía lo hacen.

Jeon Somi sacudió la cabeza.

- Es una locura. No estamos en la Edad Media.

- Díselo al Conde de Lytton. Aparentemente, él está muy ansioso por ese matrimonio. Los Lee prácticamente son dueños de la mitad de Europa y, al parecer, nunca puedes ser lo suficientemente rico. Pero supongo que los Park no serían aún tan destacados si no se aseguraran de mantener y aumentar su poder y riqueza.

- ¿Cómo sabes todo eso?

Preguntó Jeon Somi, mirando a Dennis de nuevo.

Había dejado de hablar por teléfono y empezado a comer su almuerzo, mirando la entrada expectantemente de vez en cuando.

Dios, realmente era súper lindo. Había una calidez en él que le daba un aire somnoliento y suave y toda clase de cosas adorables.

Jeon Somi se sintió tonta pensando de esa forma en un tipo, pero la palabra encajaba.

Dennis era adorable.

- Es un cliente regular aquí. - respondió Hany - No pude evitar oír algunas cosas cuando hablaba con su amigo. Hablando de KangIn.

Ella asintió hacia la entrada con una sonrisa torcida y suspiró.

Jeon Somi volteó la cabeza y dijo:

- Oh.

Porque el tipo que acababa de entrar al restaurante sería fácilmente el hombre más caliente que había visto nunca.

Tenía cerca de 1.80 centímetros de altura, con un cuerpo firmemente musculoso y amplios hombros. Tenía rebelde cabello negro, una mandíbula fuerte y profundos ojos trigueños que eran totalmente pecaminosos.

Jeon Somi nunca pensó que los ojos pudieran ser sexys, pero los de este tipo lo eran.

Si Dennis la hacía pensar en hacer el amor largo y lento y en sábanas suaves, su amigo la hizo pensar en sexo duro y sucio.

- Lo sé, ¿verdad? 

Hany dijo con otro suspiro.

- Dime que es soltero.

Dijo Jeon Somi, siguiendo a KangIn con los ojos mientras iba hacia la mesa de Dennis. Se movía

como un gato grande.

Hany se echó a reír.

- Los más calientes siempre están tomados, cariño. Así que olvídate de ellos. Sí, son sexys, pero no están disponibles.

Dennis Park miró a su mejor amigo desde hace catorce años caminar hacia él, al igual que el resto de los clientes del tranquilo restaurante.

Sonrió tristemente.

KangIn tendía a causar ese efecto en la gente.

- No puedo creer que hayas ordenado sin mí.

Dijo KangIn, dejándose caer en el asiento a su lado.

- Que grosero, ¿dónde están tus modales, Lord Park?

Riendo, Dennis volvió su atención hacia su pasta.

- Supongo que estar contigo eventualmente iba a terminar influenciándome. Papá siempre me lo ha advertido. Debería haber escuchado su consejo.

- Tu padre me odia. 

Dijo KangIn, cogiendo un tenedor, apuñalando la pasta de Dennis y llevándolo a su boca.

- Lidia con ello.

Dijo Dennis, con sarcasmo. Cuando KangIn sonrió descaradamente, Dennis soltó un largo suspiro.

KangIn era imposible.

- Ordené para ti también ¿Podrías esperar unos minutos más?

- Podría. - respondió con la misma sonrisa enloquecedora y perezosa. - Pero el tuyo siempre sabe mejor.

Resoplando, apartó la mirada y retomó su comida. No iba a preguntarle a KangIn por qué había llegado tarde.

No lo haría.

- Lamento llegar tarde.

le dijo como si leyera sus pensamientos.

- Arin me pidió que la dejara en la oficina de su papá por aquí. Nos distrajimos en el camino.

Dennis no necesitaba mirarlo para saber que estaba sonriendo.

- Estoy comiendo. Por favor, ahórrame los detalles sórdidos.

KangIn rió, golpeando sus rodillas bajo la mesa.

- Mojigato.

- Los caballeros no besan y cuentan ¿Has oído hablar de eso?

- Sólo te lo cuento a ti y tú no cuentas. Y nunca he dicho que fuera un caballero. No todos conocemos los nombres de nuestros antepasados muertos hasta treinta generaciones para atrás.

Dennis suspiró.

- Nunca me dejarás superar eso ¿cierto?

Su amigo se echó a reír.

- No. Porque tu vida es ridícula.

Era algo así.

Sonrió débilmente y miró alrededor del restaurante.

- Esas camareras te están mirando. 

Siempre lo hacían.

KangIn levantó la vista.

- La pelirroja es bastante linda. Hace unos meses de seguro habría golpeado allí.

Dennis alcanzó su té y tomó un trago largo. Su garganta se sentía seca.

Tomó otro trago.

- ¿Entonces, vas en serio con Arin?

Preguntó casualmente, bajando el vaso.

Desde que KangIn conoció a Arin hace unos meses, se había centrado por completo en ella. Dennis nunca lo había visto tan embelesado antes.

KangIn siempre había sido del tipo de "fóllalas y déjalas" ... hasta Arin.

- Sí - dijo KangIn, su voz suavizándose. - Ella es... creo que ella es el trato serio, Denny.

Dennis abrió la boca y la cerró.

Sonrió, buscando palabras. Las palabras correctas.

Afortunadamente, la camarera trajo la pasta de KangIn, dándole unos preciosos momentos para encontrarlas.

- Entonces, ¿cuándo es la boda? 

KangIn rió, golpeando de nuevo sus rodillas.

- ¿Vas a ser mi padrino?

Dennis sonrió más ampliamente. Sus mejillas comenzando a dolerle.

- Sólo si eres el mío.

La sonrisa de KangIn se desvaneció, sus ojos se volvieron intensos y severos.

- No estás pensando seriamente en eso ¿verdad? ¿Casarte con la chica con la que tu papá quiere?

Dennis se encogió de hombros, mirando hacia otro lado.

- Denny.

Dios, odiaba que KangIn lo llamara así. Nadie sino KangIn lo hacía. Algunos amigos de Dennis trataron de llamarlo Den, pero nunca se quedó.

El apodo de niñez que KangIn le había dado sonaba aún más ridículo ahora que ambos eran adultos, sin embargo, este seguía llamándolo así, pese a saber que Dennis lo odiaba. Sí, lo odiaba. Sólo que KangIn no sabía el verdadero motivo.

- Denny.

Presionó de nuevo, sin tener ni idea de que estaba destrozando las entrañas de Dennis.

- ¿Qué?

Le siguió tratando de recuperarse. Nunca era fácil, pero algunos días eran más difíciles. Algunos días se preguntaba cuál era el propósito de todo esto.

Mentir y fingir nunca le resultó natural. Mentir a KangIn era casi imposible. Menos mal que tenía mucha práctica.

KangIn llevo una mano alrededor de su cuello. Dennis respiró con cuidado. El pulgar de KangIn presionó su cuello, una orden silenciosa para que lo mirara.

Siempre había sido así, incluso cuando eran niños: el mayor siempre había sido el que empujaba, el de opiniones fuertes, el líder en todos sus juegos, en todas sus travesuras.

 


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