Título: Regresiones y verdades
Ambiente: Melodramático-Romántico
Tema: El amor que reside dentro de sí
**Relatado en tercera persona
“Ut then val tietattem. Persi que ni ma torre”-dijo la figura que se presentaba al frente del pelinegro. Una figura alta, predominante, de buen perfil, algo melancólica y de un aura misterioso. “¿Acaso no me deseas?”- preguntó la misma figura. El pelinegro, que aún mantenía su posición inquebrantable, no le respondía y sólo se quedaba observando a la figura de pelo rubio, como esperaba ansiosamente su respuesta.........Silencio se apodera por un instante.......... “Viel premik... por siempre... mi amado, pero no te puedo permitir que me domines hasta que no me encuentre en un estado estable. Aún me impacta tu presencia, querido hermano.” El pelinegro mantenía siempre su posición y su estatura, a pesar de la incomodidad que sentía ante el mayor. “..........Venegeith........ ¿Me desafías?”-preguntó el rubio. “lilke, nunca hermano. Pero sí siento incomodidad ante la situación. ¿Qué pasaría si nuestros padres se enteran de tal atrosidad?”
“Ay querido hermano... siempre fuiste indeciso... y débil. ¡Y qué si se enteran! A ellos nunca les importó lo que nos pasara... siempre envueltos en su frialdad cuando entra el dinero.”- el rubio paresía estar furioso, como con deseos de rencor. Venegeith se le acerca y le consuela. “Raziel, no es lo que tu piensas, nuestros padres nos aman, siempre están pendiented de nuestra salud y bienestar-”
“¡Si claro! ¿Cómo no? Si nosotros somos los herederos de la fortuna y somos quienes debemos de aumentarla. ¡¡Ha, pura blasfemia!! ¿Sabes qué? Quédate con ellos, no me interesaría permanecer junto a un idiota al cual le cree los cuentos a un par de mentirosos. Jamás me verás pasar por aquí en buen tiempo. Y que te quede claro... que siempre fuiste el obediente, lilke.”- con esto se marchó el rubio hacia la nada. Caminando con la misma furia que poseyó en el discurso. Ahora Venegeith lo mira con compasión, como con mirada de mil perdones. Nadie entendía mejor que él los sentimientos de su amado, pero le costaba aceptarlos. Apenas acaban de tener una discusión por ello, una discución de amantes.
Apenas tenías trece años ambas figuras reales, pero cada cual tenía un físico y un carácter que sobrepasaba cualquier edad. Poseían más conocimiento de lo que aparentaban, y no les costaba ponerlos en prueba.
Aún Venegeith observaba como su querido hermano se marchaba hacia la nada, con rabia y furia de la ironía del mundo. Venegeith se vuelve hacia la puerta del jardín y entra a su casa, quedando en un estado de confución y melancolía. Al entrar, se encuentra con un sillón, muy bien tapizado, al cual invita a sentarse y liberarse de todos los problemas. Se sienta y se recuesta, muy pensativo, y comienza a recordar el día que lo comenzó todo; todos los sentimientos que lo atormentan hoy en día.
ØØØ************FLASHBACK***************ØØØ
-Hacen 3 años atrás, a la edad de 10:
En una lejanía, en otro mundo, en donde nada es imposible, se encuentran dos hermanos muy cercanos. Viven en un mundo donde la cybercultura sobrepasa cualquier otra, y la raza humana es más evolucionada. El mundo de los necros(monstruos paranormales: vampiros, ghouls, shifters, warewolves, etc...) no les paresía inevitable, pero sí se consideraban un tabú como cualquier otro. Los edificios eran aún más grandes que los rascacielos. Este mundo era como una doble fase de la tierra, un mundo alterno. Las ciudades eran como una mezcla de Europa y las islas tropicales. La época estaba situada en los momentos más difíciles del reino en donde reciden, el reindo de Amoria, uno de muchas riquezas. Pero cae en decadencia, ya que su rey se encuentra muerto junto con toda su familia. No quedan más miembros de la familia noble. Sólo existen ahora familias nobles de otra raza, y aquí es donde caen nuestros queridos protagonistas. Viviendo en una de las pocas mandiones más prestigiosas de la cuidad, la mansion Amrodius. Ambos hermanos se encuentran jugando en el patio, como buenos niños, simplemente jugando. Cada cual tenía su turno en ser el último quedado, y se reían con aptitud y mucho encanto. “¡Hahahaha, jamás me podrás capturar! Eres muy lento hermano...” Decía el rubio con gran entusiasmo. “¡¡Claro que no!! Tú corres demasiado rápido y no es justo.”- le respondió el pelinegro, con una cara de decepción y angustia, hasta que porfin se dió por vencido y se sentó en el suelo, muy agotado. Le rubio lo notó y se le vino a acercar. Se le sentó al lado y lo miró fijamente. “Psh...Eres muy débil, ya no se puede jugar con tigo.”- se voltea al ver que la sirvienta los llama por la esquina. “¡Chicos, ya la comida está lista! Vengan a comer.”
“Ok, ya vamos Ileana.” Al menor, “Vamos, porque si no la comida se pondrá fría pronto.”- con todo el entusiasmo del mundo, ambos marcharon y se fueron por el pasillo que dirigía al comedor principal. Cuando éstos se encuentran en la mesa, Venegeith mira fijamente a su hermano, mirándolo como si algo le molestara. Ojos del deseo se apoderan de el en un instante, deseo por aquella figura tan pequeña y frágil. El pelinegro sentía de momento algo extraño, algo que jamás pensó que existía. En este preciso segundo el rubio, o sea, Raziel, le devuelve la mirada, pero sin darse cuenta de los pensamientos que le pasaban por la mente del menor. Aunque... secretamente, Raziel poseía una mente perversa dentro de ese diminuto cuerpo. La mente más perversa que el mundo jamás podría ver ante sus ojos, pero se reservaba. Sin más dicha ni demora, Raziel termina de comer y se para de la mesa, sólo para ver como reaccionaría el menor, el cual le imitó y terminó de comer, corriendo detrás de él. Tan pronto llegaron nuevamente al patio, comenzaron a correrse uno detrás del otro. Venegeith aún se sentía raro, y no deseaba hablar, sólo ocultaba sus palabras con risas y carcajadas. Hasta que alfín Raziel rompió el silenció. “¿Qué piensas? Te ves medio distraído.”
“N-no, nada. Sólo es un pensamiento que me vino derrepente.”
“¿Y no me vas a decir?”
“Preferiría reservármelo.”
“¿Cómo va ser?!! Siempre me dices todo. ¿Qué pasó ahora?”
“No es nada, en serio.”
“Bueno pues, cuando quieras hablar me dices.”
En esto se termina el día, y Venegeith aún permanece sin decir ni una palabra. Días y días pasaban, y ese pensamiento que parecía ser pasajero permaneció. Ese deseo de probar algo ajeno crecía con el tiempo. Habián veces que quizás Venegeith mal interpretaba algún movimiento de su hermano. Pero éste, siendo perverso, lo sabía, y lo manipulaba, a veces lo molestaba. Jamás y nunca el menor se imaginaría que su querido hermano siempre estuvo al tanto de sus pensamientos, como si su mente siempre fue un libro abierto.
Pasaban los meses y este deseo crecía, aun más y más. Una noche, después de que pasó casi un año y medio, cuando ya los chicos tenían 11 años a la mitad, el hermano, perverso de la mente, decidió cometer una hazaña que marcaría al otro de una manera quizás dolorosa. Sus ojos azules, al igual que el menor, se enfocaban en hacerle la vida imposible a su querido hermano. Siempre, desde más niño, deseaba hacerle la vida imposible, pero siempre se pintaba la cara de chico bueno. Esa noche, ambos hermanos llegaban de una cabalgata, y el mayor imitaba como si estuviera completamente agotado, tanto así, que al llegar al cuarto de cambio, decidió desprenderse de toda su ropa precisamente al frente de Venegeith, con la excusa de que no quería esperar a llegar a su cuarto para poder cambiarse. Tan pronto comenzó a desprenderse de toda su ropa, el pelinegro comenzaba a sonrojarse, al ver como aquel cuerpo que subconsientemente él deseaba se revelaba ante sus ojos. Precisamente ésta era la expresión que buscaba el rubio, una muy buena forma de molestarlo y hacerlo sufrir, al ver a su deseado casi desnudo y saber que no lo puede tener... o por lo menos aún.
Luego de que se termina de cambiar, Raziel hace el intento de acorralar a su hermano para preguntarle algo. Quizás algo que nadie podría escuchar. Por eso lo acorralaba.
“lilke, ¿sabes lo que te había dicho hace un año atrás? De que me podías decir cualquier cosa.”
“Sí... ¿Pasa algo?”
“Desearía preguntarte algo medio personal...”-intenta contener su desorden mental. “¿Has estado una vez enamorado?”- éste ve como se agita Venegeith al escuchar tal pregunta. Piensa muy bien antes de contestar y comienza a abrir la boca. “Bueno... sí te tuviera que decir, diría que no, pero te estaría mintiendo. En realidad... sí.”- Al ser un tema medio sofisticado pues se sentía incomodo. Aún él no conocía que sentir algo por otro hombre era considerado un tabú, pues su mente era aún limpia. Por tal razón no se sostenía a contenerse tanto de sus sentimientos. Pues había escuchado que cuando uno siente algo por alguien, se lo debería decir.
“¿Entonces?”-pregunta el rubio. “Hay alguien por la cuál sientes una conexión especial?”- Raziel esperaba tan desesperadamente la contestación de su hermano, sin atender bien a sus gestos. Sólo deseaba escuchar esas palabras y asegurarse de que era verdad lo que su hermano sentía.
“.......Sí......”
“ Y... ¿Quién es?”
“Es.......”
_______________________**********A SER CONTINUADO*****>>>>>>>>>>>>
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