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95. Indiscutiblemente Tuyo (09) por dayanstyle

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—¿Qué se siente? —Woo Shin preguntó, mientras retiraba el neumático del coche en el elevador.

 —¿A qué te refieres? —Taeyang le dijo, desde el otro lado de la bahía. 

 

—El estar acoplado —mencionó al dejar a un lado al neumático. —Me refiero, a que estás con un chico por el resto de tu antinatural larga vida. Eso es todo. Se acabó el espectáculo. Nada de buscar un chico sexy para tener sexo. Sino una y otra vez, el mismo pedazo de culo.

 

 Woo Shin no pretendía ser un canalla y su hermano lo sabía. Pero recientemente, por alguna extraña razón, eso era lo único en lo que podía pensar. Para él, una relación estable equivalía a una sentencia de muerte para la libido de un chico. No se imaginaba estando con el mismo amante el resto de su vida.  Taeyang se encogió de hombros, bajo el capó del coche en el que trabajaba. —Jay y yo evitamos que las cosas se vuelvan aburridas —mencionó. —Y me gusta el hecho de que no tengo que estarlo persiguiendo. No me malinterpretes. Andar de cacería fue divertido, pero me gusta tener a alguien que me conoce.

 

 —Sí, pero... —Woo Shin se rascó la corta barba. — ¿Qué hay de la emoción de conocer a alguien nuevo? Taeyang se enderezó y se quedó viéndolo por un rato. —¿Encontraste a tu pareja? 

 

—No —dijo. —Y ese es el punto. ¿Qué pasa si no la encuentro? Es decir, no hay garantías de nada y no pienso quedarme sólo para siempre. ¿Crees que debería buscar una relación estable? 

 

—Hermano, no puedo darte una respuesta. Conoces las implicaciones cuando se trata de no humanos. Lo único que puedo decirte, es que no hagas eso. Si no planeas esperar, a que aparezca tu pareja, al menos busca a alguien decente con quien tener citas.

 

 Woo Shin rodó los ojos. —¿Nunca vas a dejarme olvidar el hecho de que salía con strippers? 

 

—Ni me recuerdes a Jewels o Cherry —Taeyang dijo. —Cada vez que lo haces, me acuerdo de  Jong Jin. Aún me rechinan los dientes, cuando me acuerdo de lo ciego que estuve por esa tramposa ramera.  Woo Shin se acordó de cómo había decidido exponer a Jong Jin, hasta demostrarle a Taeyang que el chico con quien salía realmente era un acompañante. Taeyang se había molestado mucho y dos noches después, encontró a Jewels de rodillas en un callejón chupándole el pene a un tipo.

 

 Woo Shin debió de haber sabido que no podía confiar en Jewels. Antes de él, había salido con un chico llamado Cherry y este hombre se había revolcado con cualquiera que no estuviera en una relación estable. Salir con strippers no había sido una de sus mejores ideas. Por otra parte, no había estado pensando con la cabeza correcta. A decir verdad, Woo Shin no era ese tipo de chico, de esos que salen con hombres de reputación cuestionable. Podía contar con una sola mano los amantes que había tenido, y aparte de Cherry y Jewels había salido con hombres decentes. Sólo que, últimamente, quería más que relaciones casuales. Más que sexo.

 

Observaba a los hombres con quienes vivía, lo contentos que se veían estando acoplados, y había una parte de él que quería lo que ellos tenían. Tenía muchas grandes cualidades y quería un chico que apreciara lo que tenía para ofrecer. No subsistía de un fondo fiduciario, como la mayoría de sus amigos. Trabajaba duro por lo que ganaba y quería encontrar a esa persona que no intentara aprovecharse de él. «Así como habían intentado hacer Cherry y Jewels»

 

.No le había contado a su hermano que ambos tipos lo habían engañado. Luego de echar a Jong Jin, Taeyang se había ido a Dalton Falls y no quería molestarlo con los pormenores de su maldita suerte. Acompañantes, strippers y cualquier persona en la industria del ''entretenimiento'', estaban fuera del menú. Woo Shin no pasaría por eso otra vez. Cómo un estúpido se había enamorado de ambos hombres. Y lo que obtuvo a cambio, fue una buena bofetada. Quería un chico agradable y centrado, que tal vez trabajara en un consultorio de dentista o en algún otro empleo, donde no se quitara la ropa para ganarse la vida. No creía que fuera mucho pedir, conocer un hombre del cual se sintiera orgulloso al presentarlo con sus padres. A Jiyong, su padre, no le había gustado que saliera con esos hombres. T.O.P, su otro padre, le advirtió que se metería en problemas. Ambos se lo habían dicho y el no les hizo caso. «Y mira lo que conseguiste». 

 

—De todos modos, ¿por qué preguntas acerca de mi pareja? —Taeyang preguntó— . Creí que te agradaba Jay. —Oh, así es —Woo Shin le respondió. —De verdad es un chico agradable, Jiyong y T.O.P lo adoran.  

 

  «Y también quiero alguien a quien nuestros padres adoren». Internamente rodó los ojos. No estaba seguro porque tenía esta fijación con las parejas acopladas con las que vivía, pero necesitaba olvidarlo. Sin embargo, una parte de él se sentía solo y deseaba tener a alguien con quien pudiera conectarse y que le hiciera pensar muy seriamente en las decisiones que había tomado respecto a su vida íntima.

 

 —Pero no te comprometas con una relación —Taeyang le repitió—. Encuentra alguien con quien salir y estarás bien. 

 

—Es más fácil decirlo, que hacerlo. —Woo Shin no estaría solo si fuera así de simple. Encontrar a alguien para un acostón, era distinto que encontrar a alguien con quien salir. No se aplicaban las mismas normas. 

 

—Los chicos harán una fogata, el fin de semana — Taeyang le dijo—. Eso va a cambiar el estado de ánimo con el que cargas. Lo haría. A Woo Shin le encantaban las fogatas. A sus amigos siempre les daba la oportunidad de recordar su infancia, de burlarse entre ellos y en general, pasar un buen rato. Todos crecieron juntos y les encantaba contar todas las locuras que había hecho, los problemas que provocaron y las patadas en los traseros que recibieron.

 

—¿Disculpe?  De soslayo, Woo Shin miró a alguien que entraba a la bahía en la que estaba trabajando. Nunca antes había visto al chico, pero vaya si no quería llegar a conocerlo más.

—¿Puedo ayudarle? —Taeyang salió de debajo del capó.

—Yo me encargo —Woo Shin dijo. Se limpió la grasa de las manos con el paño que traía colgando en el bolsillo de atrás. El humano que estaba de pie, frente a él, no se veía como si debiera caminar por ese sucio piso de hormigón. Se veía como si debiera estar su cama siendo amado. El chico se pasó la mano por su corto y puntiagudo pelo.

 

—Estoy teniendo problemas con mi auto y me preguntaba si podría venir a echarle un vistazo.

—¿Su coche está aquí? —Woo Shin preguntó, mientras se acercaba al hombre, notando enseguida lo bajito que era el desconocido. El humano alzó las manos mientras suspiraba profundamente.

 

—Me sorprende que llegara hasta aquí. Estuvo dando sacudidas todo el camino, y en dos ocasiones se paró.

 

—¿Notó cualquier otro problema? —Woo Shin contempló los más bonitos ojos azules que hubiera visto, cuando le preguntó. El color del iris era tan tenue, que los imagino como unos diamantes en bruto.   

 

 —Lo único que hizo fue chuka, chuka y luego rechinó horriblemente. Woo Shin sonrió por como el tipo describió los sonidos.

 

—Supe que algo andaba mal cuando lo encendí —el hombre dijo—. Hizo un extraño ruido, como de sollozos. ¿Los autos lloriquean?—Se supone que no deberían. El tipo tenía las manos en los bolsillos de atrás de sus jeans y movía los pies. —Tal vez podría recomendarme algo como ponerle una bendita, o una cosa así, porque no puedo permitirme hacerle reparaciones al coche. 

 

—Porque no, primero, averiguamos que está mal y luego vemos qué hacer. —Woo Shin no supo porque, pero puso su mano en la parte baja de la espalda del frágil hombre y lo guió al exterior. Cuando salieron, sintió una ligera brisa que tenía un ligero y excitante aroma a melocotones frescos, que floto hacia Woo Shin. Se le hizo agua la boca, debido a ese olor y se dio cuenta, que el hombre junto a él era quien desprendía esa maravillosa fragancia. El aroma le recordó a su juventud, cuando T.O.P lo había llevado al mercado del agricultor, en las afueras de Villa Kim. Woo Shin atesoraba aquellos viajes veraniegos. Su padre y él se sentaban en la puerta del cajón de la camioneta, mientras comían melocotones y simplemente conversaban, y su padre le transmitía toda su sabiduría. Se aclaró la garganta y dejó de lado esos nostálgicos recuerdos, que le hacían extrañar el hogar.

 

 Los recuerdos se desvanecieron, en cuanto Woo Shin ladeó la cabeza viendo un coche, que era más óxido que metal. Faltaba un limpia parabrisas y había un buen rayón a lo largo del cristal, de cuando los usaba. El parachoques delantero, parecía que tenía el ceño fruncido por la forma en que estaba hundido, de abajo de la defensa colgaban cables y los neumáticos estaban igual de lisos que la cabeza de T.O.P. Y esos sólo eran algunos de los problemas que notó, con un rápido vistazo.

 

—¿Podrías abrir el capó para revisarlo? El hombre asintió. Abrió la puerta del conductor y Woo Shin escuchó lo mucho que las bisagras necesitaban un engrasado. El capó rebotó un poco cuando el desconocido jaló la palanca. 

 

—Lo siento —el chico dijo, al acercársele en el capó—. ¿Dónde están mis modales? Me llamo Sun Youl. —Extendió su mano. Woo Shin se limpió la mano en la parte del frente de su mono, antes de estrechar la mano ofrecida. —Woo Shin.    —Muy original. —

 

Sun Youl sonrió y Woo Shin sintió, como si esa hermosa sonrisa hubiera sido un golpe bajo. —Me gusta.—Gracias. —

 

Se resistía a soltar esa pequeña mano. Era cálida, tersa y se sentía frágil, cuando Woo Shin le dio gentil apretón con la suya más grande y callosa antes de soltarlo. Al levantar el capó, le pareció que chirriaba tanto como la puerta del coche.

 

—Oh, espera. —Sun Youl corrió a la parte de atrás del coche y sacó un palo de madera. —Lo uso para sostener el capó, aunque cuando lo abro no sé lo que estoy mirando. Woo Shin tomó el palo que le ofrecía y lo encajó entre el capó y la carrocería. Era algo largo, pero lo hizo funcionar. Se estremeció cuando vio todo un mapa de cinta adhesiva rodeando las mangueras. Incluso había una tapa de Snapple, donde debía ir del radiador. ¿En el líquido del parabrisas había un pedazo de plástico rodeado con una liga? Este hombre conducía una trampa mortal. La batería estaba cubierta de tanto ácido acumulado, que Woo Shin necesitaría un pincel para encontrar las conexiones. 

 

 —¿Puedes ver que está mal? —Sun Youl preguntó. Presionando sus manos contrala carrocería, mientras se inclinaba y miraba el motor con interés. «Si, que esto tenía que estar en un depósito de chatarra».

 

—¿Por qué no intentas hacerlo arrancar para revisarlo? Woo Shin ni siquiera mencionó algo sobre esas degradantes reparaciones. Sun Youl no podía darse el lujo de solucionar estos problemas, según le había dicho. Hizo lo que pudo con lo que tenía. El coche hizo un ruido como chasquido, pero el motor no encendió. —Creo que murió —dijo Sun Youl, desde el interior del coche. Definitivamente estaba muerto. Así se sacara un milagro del trasero e hiciera que esta chatarra volviera a encender, Sun Youl de ningún modo, debería estar conduciendo esto. 

 

—¿Te llevo a casa? —Woo Shin le preguntó—. Es imposible que pueda darte una solución rápida. —Pero no puedo permitirme solventar el valor de la reparación —mencionó Sun Youl, mientras salía del coche y se mordía el labio inferior. El lobo de Woo Shin gruñó. Quería probar esos labios. Se veían muy bien, y no le importaría comprobar si eran tan de suaves como se veían.  

 

  —Pues bien, no puedes conducirlo —Woo Shin le recordó a Sun Youl—. No tienes más alternativa que dejarlo aquí, además estoy seguro de que los Lee te ayudaran con un plan de pagos.

 

 —¿Tú crees? —Sun Youl parecía optimista.—Tienen buen corazón —

 

Woo Shin mencionó—. Eso no debería ser un problema.—Vivo en Sugar Creek. —

 

El optimismo en la mirada de Sun Youl disminuyó—. No conozco a nadie que me pueda llevar de regreso. Woo Shin tenía que reparar el neumático que había quitado en la segunda bahía y después habría terminado por ese día. Se le ocurrió una idea.

 

—¿Podrías esperar como unos treinta minutos? —¿Tengo opción? —Sun Youl preguntó—. Como señalaste, mi coche no irá a ningún lado. Woo Shin se rió entre dientes. El chico se veía tan agobiado.

 

—Si esperas hasta que termine, te llevo a casa. El hombre entrecerró los ojos y frunció el ceño. —¿Harías eso por un completo extraño? Sugar Creek está como a unos treinta minutos conduciendo, y eso, si no hay tráfico una vez que entras a la ciudad.  

 

—No te preocupes. —Woo Shin regresaba a la bahía con Sun Youl tras él—. ¿Por qué no esperas en la oficina mientras termino? Sun Youl dudó, miró de la bahía hacia la oficina y de regreso. —¿No puedo esperar en el taller? Algo surgió en su interior al contemplar a Sun Youl.

 

Se le oprimió el pecho y su corazón empezó a palpitar un poco más rápido. Woo Shin sentía como si un hilo invisible lo jalara más cerca del humano, mientras avanzaba hacia Sun Youl. Sun Youl frunció el ceño, mientras retrocedía. —¿Sucede algo? Woo Shin se frotó el pecho, con el puño, tratando de disipar la extraña sensación que se extendía en su interior.

 

Aún más extraño, su lobo gruñía, se retorcía y no tenía idea de lo que estaba mal con la bestia loca. —No. Todo está bien. —Dijo al ver a Sun Youl con el ceño fruncido y mordiéndose el labio inferior. Se notaba que hacía eso con frecuencia. —Te ves... abatido —Sun Youl dijo—. ¿Seguro que no te pasa nada? Debes decirme porque no se te permite desmayarte. No sé hacer RCP, así que probablemente te rompería una costilla, si lo intento así, sin saber. Lo dudaba. Sun Youl no podía pesar más de 65 kg, si acaso. Woo Shin era un tipo grande, sólido y musculoso. Alzó un dedo. —Dame un segundo.  

 

  —Oh, bueno. —Sun Youl asintió. Corrió hacía la bahía donde Taeyang seguía trabajando. —

 

Creo que estoy teniendo un ataque cardíaco. Taeyang maldito, cuando se golpeó la cabeza con el capó. Se frotaba la cabeza cuando se enderezó y se quedó mirándolo. —Los lobos no tienen ataques cardíacos, idiota. Él lo sabía. Los shifter sanaban cuando cambiaban. Había algunas excepciones, pero eso estaba fuera de la cuestión. -Entonces, ¿por qué me siento como si estuviera teniendo uno? Taeyang se inclinó a un lado del coche que Woo Shin había dejado en el ascensor y se quedó mirándolo. —El bomboncito de allá afuera, ¿podría tener algo que ver con tu imaginario ataque cardíaco?

 

—Amigo, no estoy fingiendo. Mi pecho se siente todo tenso y estoy sudando un montón. También mi corazón está acelerado. —Se limpió la frente y luego presionó la palma de su mano contra su ojo. Caray, ¿qué demonios le pasaba?

 

—Y estos síntomas, ¿comenzaron cuando te encontraste con ese chico?—¿Crees que él me provocó el ataque cardíaco? —Frunció el ceño—. No es tan atractivo como para detener mi corazón, imbécil. Taeyang le palmeó el hombro. —A veces eres un completo idiota, hermano. No estás teniendo un ataque cardíaco. 

 

—Entonces, ¿qué pasa conmigo? Nuestros papás se molestarán contigo por no salvar a su hijo favorito, si de verdad estoy muriendo. —Continuaba frotándose el pecho. Tal vez era acidez estomacal. Podría haber sido algo exagerado, almorzar cuatro hot dogs con queso y chile.

 

 Sosteniéndose el estómago con una mano, Taeyang estalló en carcajadas. — Esto de verdad es impagable. Mi hermanito no sabe diferenciar entre un ataque cardíaco y encontrar a su pareja.

 

 Espera. ¿Qué? —¿Qué dijiste? —Miró por encima del hombro a Sun Youl, quien estaba observándolos a un lado. Cuando lo notó mirándolo, el chico sonrió e hizo una seña con la mano. —¿Todo bien? —Sun Youl preguntó. —Sí —

 

Taeyang respondió, mientras volvía a sonreír—. ¿Todo está bien o quieres que llame una ambulancia imaginaria? —Eres un idiota —se quejó. —Deja de burlarte—Frunció el ceño. —Pero, ¿cómo puedo estar seguro de que Sun Youl es de verdad mi pareja? Digo, podría ser acidez estomacal o algo así.    —Aw, ahora haces que sienta lastima por ti. —Taeyang suspiró—. De acuerdo, mira. ¿Tu lobo está como volviéndose loco? —Si —afirmó—. Así como, si se prepara para pelear. —Pero no hay ninguna amenaza —Taeyang señaló y luego se encogió de hombros—. A menos que estés asustado, de un tipo que mide como 1,62 mts y que está tan delgado como un látigo. Definitivamente no era ese el problema, entonces tenía que ser ... Pareja. Mierda. —Debo llevarlo a casa. ¿Te importaría terminar por mí? Taeyang se adelantó.

 

—Necesito conocer al desafortunado hombre. Puso la mano contra el pecho de Taeyang. —Intenta salir y te derribo. Primero dame la oportunidad de conocerlo. —¿Por qué no puedo conocerlo? —Taeyang parecía intrigado—. No es como que voy a decirle que son pareja. Sólo quiero saludar a mi cuñado. Sintió un mareo. Quitó su brazo y rodó los ojos. —Está bien, ve.  Su hermano le dio un codazo, antes de acercarse a Sun Youl. Se quedó allí y vio como ambos conversaban. 

 

—Soy Taeyang. —Su hermano extendió la mano—. Escuché que tienes problemas con tu coche. Había olvidado decirle a Taeyang que había estado revisando el coche de Sun Youl. Por supuesto, había estado escuchando la conversación. Metiche. —Si —Sun Youl dijo y asintió, pero no hubo esa hermosa sonrisa que hacía que su cuerpo se tensara. —Woo Shin dijo que lo arreglaría y que podría llegar a un acuerdo de pagos con los Lee. ¿Por qué?, ¿hay algún problema? Percibió preocupación en la voz de Sun Youl. 

 

—No, no hay problema —Taeyang dijo. Volteó a ver a Woo Shin y le guiñó un ojo, antes de voltear de nuevo hacia Sun Youl—. Voy a empezar esta misma tarde, si no te molesta. Aquel guiño, hizo que Woo Shin pensara que Taeyang iba a soltar la sopa. Mataría a su hermano si lo hacía. —¿Por qué me molestaría? —Sun Youl parecía sospechar algo. Woo Shin salió de la bahía. No quería que Taeyang ahuyentara al hombre.    

 

—Taeyang sólo es un entrometido —le explicó. Le dio un codazo a Taeyang, para que se quitara del camino y volteó a verlo, antes de girarse y sonreírle a Sun Youl. Sun Youl se veía aún más desconcertado. —Woo Shin y Taeyang. Huh. ¿Son parientes?—Hermanos —Taeyang mencionó. —El nombre de papá es Seung Hyun—Woo Shin agregó. Eso hizo sonreír a Sun Youl. —Eso es genial. Raro, pero genial.—Me alegra que te guste. —

 

Woo Shin se le quedó viendo feo a su hermano—.Voy adentro, para quitarme el mono. Deja en paz a Sun Youl. Taeyang sonrió. —Sólo platicaba con el chico. —De seguro estoy a salvo con el —Sun Youl le dijo a Woo Shin.—¿Por qué dices eso? —Taeyang parecía ofendido—. ¿No crees que soy lo suficientemente encantador como para robarte el corazón?—Tendré que recordar mencionarle esta conversación a Jay —Woo Shin lo amenazó.  Sun Youl frunció los labios. —¿Ya tienes un chico y tratas de coquetear conmigo?—El humano chasqueó la lengua—. Y parecías un buen tipo. Taeyang se dio la vuelta y se alejó, mascullando entre dientes algo sobre jovencitos descarados. 

 

—Ya regreso —Woo Shin dijo. —Y aquí estaré —Sun Youl respondió. Woo Shin no se movía. Se quedó allí, contemplando con fascinación cada pulgada del perfecto rostro de Sun Youl. Era tanto lo que quería besarlo, que los dientes le dolían. Incertidumbre bañaba los ojos azules de Sun Youl. —¿No que ibas a cambiarte? —Ya voy. —Woo Shin se aclaró la garganta y haciendo un esfuerzo, se alejó. Esos fueron los pasos más difíciles que alguna vez, había tenido que dar. 

 

  continuara...


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