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Spinning Fence por Silver Bullet

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Tras la derrota contra el Raimon hubo una pequeña temporada de desanimo en el Instituto Imperial, sin embargo, surgió una nueva motivación, la posibilidad de formar parte de equipo representante de Japón en el FFI era una buena motivación para tener a todos al cien por ciento.


Mientras terminaba el torneo, el Imperial se dedicó a brindar ayuda en los entrenamientos de sus titulares. Después de las prácticas normales del club se les permitía emplear las instalaciones del club para continuar con prácticas individuales. Incluso se establecieron dormitorios auxiliares para que los fines de semana se quedarán a entrenar, el Instituto Imperial siempre había estado orgulloso de su futbol y sus destacados jugadores, no podían darse el lujo de no tener ninguno en la selección nacional. Muchos aprovecharon para mejorar sus técnicas o desarrollar nuevas, otros tantos preferían retirarse luego del club exhaustos por la exigencia común en sus entrenamientos.


-Estoy agotado. – comentó Sakuma, caían las siete de la noche y el club había terminado a las tres de la tarde. La gran mayoría de los titulares se retiraron después del club, solo unos pocos se iban a quedar a usar las instalaciones, pero incluso ellos se habían retirado hace una hora.


- No hemos parado, hoy abusamos del entrenamiento. – respondió Genda tirándose a su lado.


- De qué se quejan, esto no es nada.


- No molestes Fudou, te ves peor que nosotros. – lo mandó a callar Sakuma, el rebelde se veía deshecho.


- Hay alguien que aún tiene ganas de seguir entrenando. – los interrumpió Genda, redirigiendo su atención antes de que empezaran a pelear. Señaló a Kazemaru que seguía en la cancha.


El defensa estaba con las piernas flexionadas y sosteniéndose de sus piernas, estaba acabado, se notaba por la forma en que su pecho se sacudía, estaba sudado al igual que los otros tres titulares y su siempre impecable cola de caballo estaba caída.


- ¡Kazemaru! ¡Toma un maldito descanso! ¡Aún eres humano! – Fudou gritó la primera barrabasada que se le vino a la cabeza y por más que el capitán o el portero hubiesen querido reñirle, era verdad lo que decía. Kazemaru no se mostraba con intenciones de parar.


- ¿Eh? – el nombrado volteó a ver a sus únicos tres acompañantes, cada uno tenía peor aspecto que el otro.


- Ya es hora de parar, son las siete de la noche. – le avisó Sakuma más calmadamente – Si no nos apuramos nos perderemos la cena.


Parte de las facilidades que adaptaron temporalmente para el uso del colegio fue un servicio de cena y desayuno para los jugadores, pero tenían horarios que debían seguir o se quedarían sin comer.


-Adelántense, los alcanzaré luego. Si me detengo ahora jamás terminaré la técnica que quiero.


- Deberías descansar por hoy. – opinó Sakuma – Aún queda tiempo, mañana podemos venir temprano si deseas. Es sábado, tenemos todo el fin de semana para practicar Kazemaru.


- Por mucho que odie admitirlo, el capitán tiene razón. – concordó el rebelde.


- Es que siento que casi lo tengo... - trató de explicarles – Me falta poco para lograrlo, no quiero parar.


- No te excedas, te guardaremos comida. – se adelantó Genda a decir cuando vio que los otros dos iban a reclamar – Pero si no lo logras después de algunos intentos más, mejor ven a comer con nosotros.


- Sí. – le hizo un pequeño asentimiento a Genda en son de agradecimiento, porque Sakuma y Fudou se guardaron sus palabras luego de escuchar al portero.


Los tres titulares se retiraron dejándolo solo. Se tomó un pequeño momento para tomar agua antes de posicionarse frente a una de las máquinas que arrojaba balones. Sería mejor practicar con una persona de verdad y tratar de robarle un balón, pero no quería abusar de sus compañeros, ellos tenían sus propios entrenamientos y técnicas que completar.


Con un pequeño controlador manual, programó un tiro y se preparó al escuchar el disparo del balón.


La base de su técnica era la velocidad, debía ser lo suficientemente veloz como para proyectar cuatro copias de él, lo suficientemente fuertes como para generar cinco tornados de viento que hicieran de muralla y trampa. Una técnica de defensa que permitiera robar el balón de cualquier enemigo antes de que llegara a la portería. Spinning Fence, la había nombrado.


Hasta ahora podía proyectar cuatro clones de él, dando la sensación de que había cinco Kazemarus en el campo. Pero al momento de generar los huracanes, perdían fuerza y la técnica se desvanecía.


-Demonios. – se quejó a lo bajo por volver a fallar. Sentía la fatiga física y mental de haber tratado todo el día de terminar la técnica, sin conseguir un resultado satisfactorio.


Se repitió mentalmente que esto aún no terminaba, irónico que aquella voz en su cabeza dándole ánimos sonara como Endou, se rio de su propia imaginación. Como extrañaba al capitán, de seguro que si él estuviera aquí le daría algún consejo.


-Pero no está. – se habló a sí mismo, debía solucionar esto solo. No podía estar dependiendo siempre de los demás.


Programó un nuevo disparo y se colocó en posición, iba a completar esa técnica a como que se llamaba Kazemaru Ichirouta.


 


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Sakuma veía a Genda y Fudou tragar la comida casi sin masticarla, estaba sorprendido de que ninguno de los dos se hubiese atragantado con algún hueso o algo, porque no parecían estar haciendo distinción con nada que estuviera en el plato.


-Existe algo llamado masticar... deberían tratar algún día de hacerlo. – les llamó la atención, eras los únicos en el comedor, pero aún así se podía tratar de mantener algunos modales en la mesa.


Tanto el portero como el rebelde trataron de responder a sus quejas con la boca llena, pero no se entendió nada más que balbuceos ahogados. Sakuma negó, dándolos como casos perdidos. Lo esperaba de Fudou, pero le sorprende que Genda esté igual, parece que el portero se excedió un poco con el entrenamiento.


Hablando de entrenamiento, miró la hora en su teléfono, han pasado veinticinco minutos aproximadamente desde que llegaron al comedor y Kazemaru aún no aparecía. Debieron obligarlo a venir, el defensa tenía sus leves momentos de terquedad, no solía relucir mucho esa faceta de él, pero cuando se trataba de autocriticarse o perfeccionar alguna técnica Kazemaru solía ser demasiado estricto con él mismo.


Terminó su cena de forma tranquila, a diferencia de sus dos acompañantes y fue a pedir que empacaran una ración extra, la cocina estaba por cerrar y era mejor tener algo para que Kazemaru cenara.


.


.


.


Caminaba a la par de Genda con Fudou siguiéndolos por detrás. Kazemaru no se había presentado al comedor, por lo que decidieron ir a buscarlo. Sakuma llevaba en las manos una bolsa plástica con la comida empaquetada y una botella de agua.


El capitán y el portero conversaban sobre cualquier casualidad que se les viniese a la cabeza, mientras Fudou los escuchaba, recorrían en calma el pasillo que conectaba con el campo de entrenamiento, la luz al final de las instalaciones guiaban sus pasos.


Cuando por fin salieron al campo se sorprendieron al no encontrar al defensa.


- ¿Estará en las duchas? – comentó Fudou, después de escanear el lugar, no había rastro de Kazemaru ni de sus cosas.


Buscaron en los vestidores, sin resultado.


-Habrá ido al comedor. – teorizó Sakuma.


- ¿Por cuál camino? Vinimos por el más corto. – se quejó Fudou.


Era verdad, si Kazemaru hubiese ido al comedor se lo habrían topado.


- ¿Tal vez fue a su habitación? – opinó Genda. Quedaba en dirección contraria al comedor, era una buena posibilidad.


Los tres titulares, ahora con nuevo rumbo marcado y una cena por entregar, enfilaron rumbo a la zona designada como habitaciones auxiliares.


Mientras caminaban Fudou sacó su teléfono y buscó el contacto del defensa.


- ¿Qué haces? – preguntó el capitán luego de un rato de ver a Fudou teclear en el aparato.


- Le mandé un mensaje a Kazemaru, pero no responde. – se quejó.


- Llámalo. – sugirió Genda.


Akio aún contra su naturaleza de llevarle a contraria a las órdenes de otras personas, marcó el número de teléfono. Esperó escuchando el tono de la línea, pero después de un rato lo mandó a buzón – No responde.


-Bueno, ya estamos llegando a las habitaciones. Tal vez esté descansando. – hizo de voz de la razón el capitán.


Llegaron al cuarto que fue asignado para Kazemaru, Sakuma dio unos leves toques a la puerta. Tampoco quería molestarlo si estaba dormido.


- ¿Kazemaru? Te hemos traído la cena. – volvió a tocar y pegó la oreja a la puerta, pero no escuchaba nada.


- ¡Kazemaru! – llamó Fudou un poco más alto - ¡¿Estás ahí?!


- ¡Fudou! ¡No vayas a despertarlo! – regañó el del parche.


- Ni siquiera sabemos si está aquí. – ya iba a empezar otra pelea.


- Podemos dejarle la comida en la puerta, así cuando regrese al cuarto la verá y si está dormido la encontrará al despertar. – sugirió el portero, evitando que armaran un jaleo innecesario.


Nadie se opuso a la idea y así se hizo. Sakuma dejó colgada de la manigueta la bolsa con comida y la botella de agua la dejaron en el piso frente a la puerta.


-Espero que coma. – habló preocupado el de tes más oscura, caminando a su propia habitación.


- Estoy seguro de que verá la comida cuando vaya al cuarto. – habló el portero.


Fudou se alejó a su propia recámara sin decir nada.


Se escuchó el cerrar de tres puertas y solo cuando el pasillo estuvo completamente tranquilo, la puerta en la habitación del defensa fue abierta, una mano tomó la comida junto a la botella de agua y volvió a cerrarse.


 


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-Buenos días. – saludó Genda, saliendo de su habitación. Se había cruzado con Sakuma que estaba cerrando su puerta, el capitán devolvió el saludo y como si el mismo pensamiento los guiara, se encaminaron a la puerta que correspondía a la habitación de Kazemaru.


- ¿Crees que encontró la comida? – preguntó algo preocupado Sakuma, parte de sus deberes era velar por el bienestar de los miembros del equipo, generalmente era Kazemaru el que se preocupaba por todos ellos y quería retribuirle los buenos gestos que siempre tenía.


- Yo creo que sí. – con un leve movimiento de cabeza, Genda apuntó hacia el frente donde estaba Fudou parado delante de la puerta de Kazemaru.


No había rastro de la bolsa o la botella de agua.


- ¿Está Kazemaru? – preguntó el portero apenas estuvieron junto al rebelde.


- Llevo un rato tocando, o tiene el sueño pesado o no está.


- ¿Cuánto llevas tocando la puerta de Kazemaru? – preguntó con cierto recelo Sakuma...


- No necesitas saber...


Genda se sobó las cienes al escuchar desde tan temprano a esos dos discutir, pero si Kazemaru no salió de esa habitación luego de escuchar a esos dos gritar, era seguro que no estaba ahí.


 


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No estaba en su habitación, no estaba en el comedor, no estaba en las duchas, no estaba en los vestidores, no estaba en el campo de entrenamiento...


¿Dónde rayos se metió Kazemaru?


Con la ilusa idea de esperar a que apareciera, Fudou, Genda y Sakuma comenzaron a entrenar, pero ninguno de los tres estaba muy concentrado. No era gran problema que Kazemaru se tomara su tiempo en aparecer o que no respondiera los mensajes, pero si desde anoche que lo dejaron solo no daba señales de vida, pues los tres se preocuparían.


Trataron de convencerse de que no estaba pasando nada y siguieron "entrenando", pero hasta que a Fudou no se le fue un balón y golpeó a Sakuma ninguno admitió que esto no estaba funcionando.


- ¡Fudou! ¡Maldito loco! ¡Fíjate dónde pateas! – gritó desde el piso el capitán.


- ¿Estás bien Sakuma? – Genda corrió a socorrerlo, mientras que el culpable se acercaba a paso lento. No admitiría que estaba avergonzado por eso, si hubiese querido hacerlo de forma intencional se hubiera reído, pero realmente fue un accidente.


-No fue gran cosa. – trató de hacer un intento de disculpa.


- ¡¿Disculpa?!


- ¡Bueno basta! Es obvio que ninguno de los tres está concentrado. Busquemos a Kazemaru para que podamos entrenar como se debe de una vez por todas.


Honestamente, Genda estaba tranquilo, él sabía que Kazemaru haría acto de presencia en algún momento, pero desde anoche que estaba lidiando él solo con Sakuma y Fudou... necesitaba refuerzos.


Poco hace falta decir que Sakuma y Fudou demoraron nada en aceptar la propuesta de buscar a Kazemaru, cada uno tomó una ruta diferente con el teléfono en mano y la promesa de avisarle a los otros si lo encontraban. El colegio era grande había muchos lugares en los cuales buscar.


 


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Genda buscaba por uno de los tantos patios internos que tenía el Imperial, cualquiera pensaría que un vistazo rápido bastaría para determinar si el defensa se encontraba o no en él, pero los patios eran tan extensos y con exuberantes vegetaciones, que Genda se tomó la tarea de entrar y revisar entre los árboles, arbustos, plantas, fuentes y todos los ornamentos que hubiese en los patios...


 


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Fudou buscaba por la zona de las aulas de clase, los salones estaban cerrados, así es que era nula la posibilidad de que Kazemaru estuviera dentro de alguno, pero igualmente aprovechaba las pequeñas ventanas que tenia cada aula para asomarse al interior...


 


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Sakuma le dejó los pisos inferiores a sus compañeros, mientras él revisaba las torres que tenía el Instituto Imperial. En general eran zonas a las que se prohibía el acceso, pero nadie las vigilaba, así es que los alumnos las aprovechaban cuando necesitaban un momento a solas. Quizás Kazemaru quería un momento de paz y subió a alguna.


 


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Mientras tanto en el campo de entrenamiento del club, Narukami se preparaba para practicar. Vivía cerca del colegio, por lo que no tenía la necesidad de quedarse a dormir, tenía la facilidad de ir a casa y regresar.


El peli-lila se extrañó al llegar y no encontrarse con el capitán y los otros tres titulares que debían estar ahí, pero no le dio mayor importancia, tal vez entrenaron hasta tarde y se quedaron dormidos. Más tarde tenía entendido que vendrían Henmi y Jimon, podría entrenar con ellos sin ningún problema.


Narukami comenzó a hacer estiramientos para destensar los músculos antes de cumplir con el calentamiento obligatorio. Estaba terminando su rutina cuando una peculiar coleta peli-celeste hizo acto de presencia en la cancha.


-¡Oh! Buenos días Kazemaru. – saludó cordialmente, mientras el defensa se paraba frente a él.


-...-


- ¿Kazemaru?


 


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Genda estaba a nada de darse por vencido con ese patio y pasar al siguiente cuando distinguió a lo lejos una voz que se le hizo conocida.


- ¿Kazemaru? – llamó mientras se acercaba a los matorrales.


 


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Fudou estaba arto de ver aulas de clase, sin una sola pista de Kazemaru comenzaba a desesperarse. ¿Dónde rayos se metió el defensa? No se lo pudo tragar la tierra.


Se había planteado la posibilidad de que quizás regresó a casa y ahí estaban ellos perdiendo su valioso tiempo de entrenamiento mientras lo buscaban por todo el colegio, pero así como llegó, descartó la idea. Kazemaru no desaparecería sin avisarles.


-Tsk... - sacó su teléfono y mientras caminaba, buscaba el contacto del defensa. Pensaba reventarle a llamadas el teléfono hasta que le contestara.


Tan metido estaba en la pantalla, que no notó a la persona parada en medio del pasillo, hasta que chocó con esta.


-¡Pero qué...! - se quejó al perder el equilibrio, su teléfono terminó en el piso - ¡¿Kazemaru?! – exclamó sorprendido, tanto que lo buscó y se le aparece de frente.


 


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Sakuma estaba maldiciendo a los arquitectos que hace tantos años diseñaron el Instituto Imperial y decidieron que era buena idea hacer una torre tan malditamente alta con tantos escalones... joder, si Kageyama quería ponerlos en forma, que los mandara a subir a las torres, tendrían las piernas mejor desarrolladas de todos los colegios nacionales.


- ¡Al fin! – exclamó cuando llegó al último peldaño. Se recostó un momento a la pared para tomar aire... ahora que lo pensaba, Debió dejar de subir cuando iba como por la mitad, Kazemaru debía ser masoquista para subir toda esa torre solo porque sí.


Bueno, ya que estaba ahí, podría apreciar las vistas y tomar un pequeño descanso. Puso un pie en el espacio abierto de aquella torre y lo primero que vio casi hace que se le salga el corazón.


- ¡Kazemaru! – gritó alarmado al verlo parado sobre uno de los balcones.


 


Continuará...


 


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