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107. Wei (11) por dayanstyle

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Lee Wei se estremeció mientras veía como Bit-to casi dejaba caer la bandeja de vasos mientras el delgado humano hacia su camino alrededor de las mesas. Al ritmo que iba el hombre, Wei tendría que comprar vasos nuevos para el bar. El chico rompía al menos tres o cuatro cada semana, además de algunos platos. 

 

—Tiene suerte de que él sea tu compañero, —Young Bin se paró al lado de Wei detrás de la barra, las manos sobre sus caderas, mirando como Bit-to estabilizaba su bandeja. —Le habría despedido la primera semana que estuvo aquí. 

 

Era la verdad. Si Bit-to no hubiera sido el compañero de Wei, éste habría sido despedido por Young Bin. 

 

—Está aprendiendo—

 

A un ritmo muy lento. Wei nunca había visto a nadie tan torpe. El humano debería estar equipado con casco y rodilleras. Se caía al suelo más veces de las que estaba de pie. 

 

Los dos temblaron cuando Bit-to trató de esquivar a un tipo borracho, sólo para chocar contra otro. La bandeja cayó de sus manos y golpeó el  suelo, las jarras de cerveza rompiéndose mientras la bandeja volaba por el aire y luego se deslizaba a través de la barra. Esta golpeó un tazón de galletas saladas y algunas copas de vino vacías que todavía no habían sido servidas. 

 

Young Bin se giró hacia Wei. —Te enviaré la cuenta. Con un suspiro, Wei salió de detrás de la barra para ayudar a Bit-to a limpiar el lío. Su compañero estaba sobre sus manos y rodillas, usando el trapo de la barra para limpiarlo todo cuando Wei se acercó.

 

El suelo y los pantalones de Bit-to estaban empapados de cerveza. —Lo siento—Bit-to movía rápidamente el trapo por el charco de cerveza. El trapo estaba empapado, de modo que todo lo que hacía era esparcir la cerveza alrededor. —Traté de esquivar a un tipo, pero el otro salió de la nada. —Lo vi—Wei se agachó al lado de su compañero. Bit-to alzó la vista con miedo. —Por favor dime que Young Bin no me vió. No puedo permitirme perder el trabajo. Estoy más que impresionado de que no me haya despedido ya.   

 

 Eso era por Wei. Young Bin era el dueño de “Jungkook’s Bar & Grill”, y Wei le ayudaba porque le gustaba el ambiente. Había sido su razón al principio,  pero cuando Bit-to había llegado a la taberna buscando trabajo, Wei se había quedado para aprender todo lo que pudiera sobre el humano. Aún no había intentado acercarse a Bit-to para conocerle mejor, porque siempre  que Wei trataba de hacer algún movimiento sobre él, Bit-to corría en dirección contraria.

  Wei estaba al límite de la desesperación. Él pensaba simplemente  decirle  a  Bit-to  que  ellos  eran  compañeros,  pero  el  humano  era  jodidamente asustadizo y la última cosa que Wei necesitaba era que el  chico saliera de Pride Pack Valley. Él tenía que pensar en un modo de  acercarse más a Bit-to, pero hasta ahora su compañero no se lo había puesto fácil.  

 

Con un gran suspiro, Wei tomó el trapo de la temblorosa mano de Bit-to y recogió los cristales rotos en un pequeño montón. —Asegúrate de que  nadie pise esto mientras voy a por una escoba. Él había tratado de poner a Bit-to en la cocina, pero su compañero había quemado varios platos. Trató de poner a Bit-to de lavaplatos, pero su compañero se había cortado las manos incontables veces con los vasos que se rompían mientras los lavaba. Bit-to era un desastre andante y Wei no estaba seguro de que hacer con él.  

 

Wei tuvo un vistazo de su compañero mientras Bit-to corría dentro de la cocina. ¿Qué demonios? Con un gruñido bajo, Wei le siguió. Apuntando a uno de los otros camareros antes de entrar en la cocina. —¿Puedes limpiar los cristales rotos antes de que alguien se haga daño? El tipo rodó sus ojos mientras iba a por la escoba de detrás de la barra. Wei empujó la puerta de la cocina para encontrar a Bit-to en el fregadero, lavando sus manos. El olor a sangre llenó el aire mientras Wei fue hacia su compañero. 

 

—¿Te cortaste? —Yo intentaba conseguir un trozo de cristal de debajo de uno de los taburetes —Bit-to dijo. —Déjame ver —Wei tiró de la mano de Bit-to sacándola del agua. Él se había rajado tres dedos, y los cortes parecían bastante profundos. —Vas a necesitar puntos.    

 

—Yo… yo puedo solo vendarlas. Bit-to trató de tirar de su mano, pero Wei mantuvo un agarre firme. No estaba listo para romper el contacto. La oportunidad de tocar a su compañero era una cosa rara ya que Bit-to hacia todo lo posible para evitar a Wei. La mano de su compañero era mucho más pequeña y más delgada que la suya. Las imágenes de Bit-to pasando esas manos sobre su polla, invadieron su mente y él tuvo que obligarse a contener un gemido. Wei no estaba seguro de cuánto tiempo más podría soportar estar alrededor de Bit-to sin reclamar al humano. Él estaba desarrollando un caso de bolas azules. —No puedes trabajar con cortes en los dedos, Bit-to. 

 

—Y no puedo permitirme dejar el trabajo mientras me siento en urgencias durante horas. —Bit-to usó su mano libre para alcanzar el montón  de trapos limpios de la barra que estaban en la estantería al lado de él. Su  compañero era demasiado bajo para alcanzarlos Wei cogió uno y lo enrolló alrededor de la mano de su compañero.

 

—Te llevo al hospital. Bit-to mordió con preocupación su labio inferior mientras miraba fijamente el fregadero. Desde que Wei había tratado de hacer un movimiento sobre su compañero, Bit-to no le había mirado a los ojos. —Puedo ver que no voy a ganar esta discusión. No cuando eso significaba a su compañero haciéndose daño. Wei no iba a ceder en esto.

 

Él sacudió su cabeza. —Nop, así que simplemente haz lo que digo y podemos evitarnos toda la discusión. Bit-to asintió al fregadero. —Déjame decírselo a Young Bin. —Yo le avisaré —Wei dirigió a su compañero a fuera por la puerta de atrás y lo colocó en el lado del pasajero en su camioneta. Una vez que Bit-to estuvo seguro en su asiento, Wei cerró la puerta. Tal vez mientras estaba en el hospital, podría conseguir que el doctor pusiera a Bit-to en una maldita burbuja de plástico así el chico dejaría de hacerse daño. Si pudiera.        

 

 Han Gyu Jin estaba en la cama, fingiendo estar dormido mientras su novio entraba en su dormitorio. Eran las dos de la mañana y Nick le había  dicho a Gyu Jin que tenía que trabajar hasta tarde, pero Gyu Jin no conocía  ninguna consulta de dentista que estuviera abierta hasta tan jodidamente tarde. Nick obviamente  mentía, y por el olor que flotaba en el cuarto viniendo de su novio, trabajar era la última cosa que él había estado haciendo. Gyu Jin  estaba harto de que le mintieran, engañaran y finalmente le trataran como  un idiota cuando Nick trataba de que se creyera las historias de dónde había  estado y qué había hecho. 

 

Gyu Jin trato de mantener su respiración calmada incluso cuando Nick se metió en la cama. Su amante estaba desnudo, y Gyu Jin sintió la erección del hombre pulsando sobre su espalda. —Sé que estas despierto, Gyu Jin. El estómago de Gyu Jin se apretó y revolvió cuando Nick deslizo un brazo sobre su costado. ¿El bastardo había estado jodiendo con alguien más y ahora pretendía joderle a él? Lagrimas calientes brotaron de los ojos de Gyu Jin mientras curvaba sus dedos, sus uñas marcando medias lunas en la carne de sus palmas. 

 

—¿Cómo fue el trabajo? Nick puso un largo beso en su hombro. —Algunos de nosotros salimos a tomar algo después. Lo siento. Sé que debería haberte llamado. El lince de Gyu Jin silbó dentro de él antes de que se apartara de Nick, yendo hacia el cuarto de baño. Cerró la puerta y se apoyó contra el lavamanos, la bilis subiendo a su garganta. Gyu Jin no podía hacer esto más. Simplemente no podía. Durante dos años él había encontrado pruebas aplastantes de que su amante le había estado engañando, pero Gyu Jin nunca había encontrado el valor para enfrentar a Nick. 

 

   Los engaños no habían sido muy frecuentes, pero una vez era demasiado. La puerta del baño se abrió. Nick cruzó sus brazos y se apoyó contra el  marco de la puerta. —¿Qué problema tienes? Mi gato quiere arrancar tu cara, ese es el problema. Gyu Jin estaba más que agradecido de no haberle revelado nunca a Nick que era un shifter gato. Había empezado a hacerlo cuando comenzaron a  salir, pero luego algo siempre lo contenía.

 

—Dolor de estómago.  La mirada de Nick recorrió a Gyu Jin como hacía siempre que intentaba calcular si Gyu Jin estaba mintiendo o decía la verdad. O eso pensaba Gyu Jin.  

Últimamente, había comenzado a sospechar que su amante le comparaba con alguien más y encontraba las carencias de Gyu Jin. Gyu Jin no era lo que muchos considerarían un chico bonito. Era bajo, pero cincelado, su cuerpo esculpido gracias a las horas en el gimnasio y a las carreras en su forma de gato siempre que encontraba la oportunidad. Tenía una apariencia oscura italiana y rasgos masculinos, una vez había oído a Nick hablando por teléfono, diciéndole a alguien que Gyu Jin era demasiado hombre para él. Dios, Gyu Jin realmente tendría el amor propio muy bajo si estaba  dispuesto a quedarse después de todo lo que había aprendido de su  amante. Lo que le mataba era que, Nick también era cariñoso con Gyu Jin. Simplemente no lo entendía. Si Gyu Jin no era su tipo de chico, ¿por qué estaban juntos? 

 

 —¿Necesitas una infusión o algo? —No —Gyu Jin sacudió su cabeza, haciendo su mejor esfuerzo para no vomitar. —Solo necesito tiempo en el cuarto de baño. Nick se movió colocándose detrás de Gyu Jin y le besó la nuca. Gyu Jin luchó con fuerza para no gritar ante la ternura que el bastardo tramposo le mostraba. —Avísame si hay algo que necesites de mí, cariño. Gyu Jin apretó sus dientes mientras asentía. Miró fijamente al lavabo, rechazando mirar al espejo para ver el reflejo de Nick. Solo haría su decisión mucho más difícil. —Lo haré.   

 

 Nick salió del cuarto de baño y cerró la puerta detrás de él. Gyu Jin se sentó en el borde de la bañera y enterró la cara en sus manos. Tenía que marcharse. Prefería herirse a sí mismo con una ruptura limpia que continuar siendo herido por alguien que realmente no le amaba. El corazón de Gyu Jin se sentía como si se estuviera rompiendo. Nick no podía amarle, pero Gyu Jin se había enamorado del humano. Alejarse sería la cosa más difícil que alguna vez había hecho. Gyu Jin merecía algo mejor. Merecía recibir tanto amor y respeto como él daba, y Nick no merecía su lealtad. El cuerpo de Gyu Jin se sacudió mientras él lloraba silenciosamente. Debería haber salido de su relación mucho antes, pero había esperado demasiadas veces, que Nick recupera el sentido y comprendiera lo que tenía en casa en vez de salir a buscar lo que fuera que pensaba que a Gyu Jin le faltaba. Esperaría a que Nick se fuera a trabajar por la mañana, y luego Gyu Jin empacaría sus cosas y viajaría de vuelta al norte donde sus padres  vivían.

 

Su orgullo picaba, tendría que hacer su camino con la cola entre las piernas e ir a ellos para conseguir un lugar donde vivir, pero Gyu Jin no había sido capaz de encontrar ningún trabajo donde estaba. Usaría sus pobres ahorros para viajar a casa. No estaba seguro de lo lejos que doscientos billetes le llevarían, pero si era necesario, llamaría a su padre y le pediría que le mandara algo de dinero. Sus padres eran ricos, y Gyu Jin tenía un fondo fiduciario del que disponía desde que cumplió los veintiuno, pero había querido hacerlo solo, demostrar que podía hacerlo. Chico, había fallado miserablemente en este intento. Gyu Jin se levantó y salpicó algo de agua en su cara, esperando que Nick no notara lo rojo que estaban sus ojos. No quería tener que mentir otra vez; aunque Nick le había mentido incontables veces. Después de salir del baño y apagar la luz, Gyu Jin se dirigió a la sala de estar. Nick ya estaba profundamente dormido, roncando suavemente. El olor persistente a sexo y alcohol todavía llenaba el aire.

 

Gyu Jin recogió los bóxers de Nick y los volvió del revés. Él vio la prueba allí de lo que ya sabía. Manchas de semen secas. Dios, el tipo ni siquiera tenía la decencia de limpiar su polla antes de ponerse su ropa interior de nuevo, ¿y había tratado de tener sexo con Gyu Jin?  

 

  El calor se arremolinó en su estómago mientras dejaba caer la ropa interior y hacía su camino hacia el dormitorio. Nunca más permitiría que una sonrisa encantadora arruinara su vida. Gyu Jin estaba harto de ser el tonto. El siguiente tipo que agitara sus pestañas en dirección de Gyu Jin mejor que estuviera cerca de ser un santo, porque Gyu Jin estaría condenado si arriesgaba su corazón otra vez.   

 

 

El doctor Cha Baro terminó de vendar la mano de Bit-to mientras Wei se apoyaba en la cama de su compañero en la habitación de urgencias del hospital de Pride Pack Valley. 

 

—Realmente hiciste un número sobre ti —dijo el doctor Baro. — Necesito que mantengas esta mano seca hasta que quitemos los puntos. —Lo hará —Wei dijo. Él ya había llevado a Baro aparte y le había dicho al shifter león que Bit-to era su compañero, pero Bit-to no sabía eso, o que el mundo paranormal existía. Baro no había parecido feliz de que Wei no se lo hubiera contado al humano, pero había asentido y prometió no revelar nada. 

 

—Estaba hablando con Bit-to —dijo Baro. —Prometo mantenerla seca —Bit-to dijo mientras se sentaba allí mirando el trabajo del doctor. —¿Cuánto tiempo tengo que tener los puntos? Wei envolvió sus dedos, evitando tocar a Bit-to. Quería llevar al pequeño humano a sus brazos y protegerle del mundo, pero desde que habían llegado al hospital, Bit-to no le había dicho ni una palabra. 

 

—Tendrás que volver en unos días así podré comprobarlos. Aunque, te veré en mi consulta en lugar de en la sala de urgencias —Baro le dio un último toque a la venda colocándola en su lugar.    

 

—Si me sigues, te daré las instrucciones para curarte y estableceré esa cita Wei se rio cuando vio a Tonk detrás del mostrador de enfermeras. El humano había sido enfermero en el hospital durante mucho tiempo. Él recordó cuando Tonk comenzó a trabajar allí. El tipo había sido joven y un poco vergonzoso. Wei incluso había intentado pasar el rato con él, pero Tonk solo sonrió y le dijo a Wei que era lindo por intentarlo. Le alegraba que Tonk le hubiera rechazado.

 

 Ellos eran mejores amigos de lo que habrían sido amantes. —¡Eh! Tonk. El tipo era mucho más viejo ahora, con el cabello cano en sus sienes. Él podría haberse suavizado con los años, pero todavía tenía un gran sentido del humor y todavía era realmente maravilloso. —Eh, sexy—Tonk sonrió mientras se acercaba. Salió del control y revisó a Bit-to. —¿Quién es este hermoso tipo? Bit-to se puso rígido mientras miraba de Wei a Tonk. Oh mierda. Bit-to tenía una mirada en sus ojos que le decía que pensaba que Wei y Tonk eran amantes. 

 

—Este es Bit-to—dijo Wei. Y entonces se giró hacia Bit-to. —Este es el enfermero Benjamín Tonk. Es un amigo. —Wei se aseguró de señalar aquella última parte. Quería disipar cualquier idea equivocada que Bit-to pudiera haber formado en su cabeza sobre ellos. Tonk sonrió a Bit-to. —Simplemente llámame Tonk. Nadie nunca me llama Benjamín —Él se inclinó más cerca mientras su sonrisa crecía. —Realmente eres apuesto. ¿Quieres ir a “Jungkook’s” a comer algo? 

 

—Tonk —Baro dijo en advertencia mientras Wei forzaba a su lobo a no salir y atacar al enfermero por haberse acercado a su compañero. —¿Qué?—Los ojos color avellana de Tonk se agrandaron. —Puedo haberme relajado con los años, pero al infierno si dejo pasar un hombre magnífico alguna vez. —Pensé que te gustaban musculosos —Baro dijo mientras escribía en una carpeta.  

 

 Tonk señaló su pelo con un dedo. —¿Ves las canas llegando? Me estoy haciendo demasiado viejo para ser exigente. No soy como tú, Baro. No parece  que  hayas  envejecido  ni  un  poco,  por  otro  lado,  yo  estoy marchitándome poco a poco. Mis días de gloria se han ido, y cualquier día estaré caminando hacia una residencia de abuelitos. El tipo estaba lleno de mierda. Tonk todavía parecía joven, excepto por las canas en sus sienes. Era alto, esbelto, pecaminosamente hermoso y tenía los ojos avellana más bonitos que Wei nunca había visto.

 

—La reina del drama. Tonk le miró airadamente. —Tienes un hombre joven y hermoso de pie a tu lado. ¿Qué tengo yo? —Tonk miró detrás de él antes de volver a mirar a Wei. —No, nadie está a mi lado. Cállate y disfruta de este pequeño semental antes de que estés listo para la residencia tú también. —No soy su… —Bit-to apartó la mirada, sus mejillas y orejas tiñéndose de un rojo intenso. —No estamos juntos.  Los ojos grises de Baro se clavaron en Wei mientras éste suprimía el profundo gruñido que retumbaba dentro de él. Suficiente era suficiente. Wei no iba a esperar más. Le diría a Bit-to sobre ellos en cuanto dejaran el hospital. Wei solo esperaba que una vez se lo contara a Bit-to, él no tuviera que dar la vuelta y llevar a su compañero de nuevo dentro del hospital y directamente a la sala de psiquiatría.  

 

 

 continuará....

Notas finales:

rw


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