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Step by Step por Izuspp

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Notas del capitulo:

Bienvenidos a un nuevo proyecto y gracias por acompañarme. Una vez más, una de mis ideas para un One Shot, terminó convirtiéndose en long fic. Pero esta nueva modalidad de capítulos cortos, también me permite traerles capítulos más seguido (o al menos eso espero)


El título del fanfic es basado en una canción de The Alan Parsons Project, que lleva el mismo nombre. No es nuevo que me inspire en música para los fanfics y es la segunda vez que uso a este artista, ya que mi primer EruRi (Dancing on a highwire) también lo fue. Aunque lo curioso es que, en ambos casos, primero escribí el fic y la historia me recordó a las canciones. Así que aquí lo tienen y espero que lo disfruten.

 

I. Buena y mala fortuna

La vida no había resultado ser lo que esperaba para Erwin Smith. A pesar de que siempre daba todo de sí, y que se esforzaba mucho para salir adelante; las cosas muy rara vez le salían como él esperaba. Erwin era una persona responsable, confiable y sobre todo, muy inteligente; pero la mala suerte siempre le acompañaba. Donde quiera que fuera, intentara lo que intentara, la vida se empeñaba en burlarse en su cara, cada vez.

Y eso, había sido así desde que tenía memoria. Un claro ejemplo de ello, fue cuando era pequeño y le rogó mucho a su padre, para que le dejara tener una mascota. Luego de mucho insistir, su progenitor aceptó su petición, pero para la desgracia del niño, el perrito que adoptaron, fue atropellado cuando se zafó de su correa en su primer paseo. Y esa fue solo una, de las tantas desgracias por las que tuvo que pasar a lo largo de su vida:

Un rayo le cayó a la casa del árbol que tanto les costó a él y a su padre construir, se incendió completamente, con todo y árbol. Un niño acostumbraba a golpearlo en la escuela, y cuando decidió defenderse, le golpeó tan fuerte, que su rival terminó desplomado sobre la calzada y con el golpe, se le cayeron dos dientes. El castigo que le dieron a Erwin tanto en la escuela como en su casa, fue largo e injusto. Y en su adolescencia, las penurias continuaron. Desde lo más absurdo como una que otra broma pesada que le jugaron sus compañeros, hasta cosas más hirientes, como cuando su mejor amigo Nile, le robó a la chica que le gustaba.

La mala suerte le siguió en su vida adulta, con dificultades económicas, problemas con sus vecinos, en la empresa en la que trabajaba, y la incapacidad de lograr ninguno de sus sueños o metas. Increíblemente, Erwin nunca se deprimió por nada de esto. Cada obstáculo que la vida le ponía en el camino, era para él una nueva oportunidad de aprendizaje, de fortalecerse y salir adelante. Siempre vio la vida de manera positiva, mas nunca encontró la manera de cambiar su suerte.

Hasta que un día, su padre cayó gravemente enfermo y al poco tiempo, murió. Ese oscuro episodio logró que, por primera vez, Erwin se deprimiera y se hartara de su mala suerte. Ya nada podía ser peor para él, había perdido a su único familiar y la única persona que siempre estuvo a su lado en los peores momentos. ¿Ahora qué iba a hacer sin su padre? Se preguntaba.

Sin embargo, luego de haber pasado su duelo, se dijo a sí mismo que no podía darse por vencido, que debía seguir esforzándose, pero esta vez, haría algo fuera de lo corriente, para darle vuelta a su situación. Erwin jamás fue una persona que se dejara vencer, y no iba a comenzar a hacerlo en ese momento. Así que, juntó todos sus ahorros, vendió sus pertenencias y tomó la decisión de recorrer los caminos, como un viajero. Viviría al día, y buscaría una oportunidad de surgir en otro lugar, así fuera haciendo trabajos que no iban acorde a lo que había estudiado, así tuviese que hacer un gran esfuerzo, no se dejaría abatir y encontraría su lugar en el mundo.

Así, Erwin emprendió un viaje en búsqueda de un lugar al cual pertenecer, y donde la vida comenzara a sonreírle. Anduvo por mucho tiempo, varios años, vagando por las ciudades y costas, por el campo y las urbes; adquirió mucha experiencia y conocimiento, y se topó en el camino con muchas personas que, le tendieron la mano, le enseñaron cosas o le permitieron trabajar un tiempo, para poder subsistir.

Erwin llegó a pensar que tal vez, su lugar no era ninguno en específico, que no tenía que establecerse en alguna ubicación geográfica para poder vivir, simplemente podía seguir andando de un pueblo a otro, de una ciudad a otra. Sin embargo, la suerte que nunca estaba de su lado, le jugó sucia ese crudo invierno:

El hombre había llegado a una vasta campiña, en donde solo había campos de cultivo y granjas muy lejos una de la otra. El poblado más cercano se encontraba a varios días a pie, y ningún conductor de los pocos vehículos que pasaban, parecía tener la confianza suficiente, para recoger a un extraño que caminaba al lado de la carretera, en medio de esa fuerte nevada, y sabiendo que una tormenta se avecinaba.

El mayor problema era, que Erwin no sabía que se acercaba esa tormenta, su teléfono y toda la tecnología, la había abandonado desde que comenzó su viaje y tampoco contaba con dinero para ofrecerle a ningún granjero, para que lo dejara quedarse su casa, mientras pasaba la ventisca. De hecho, Erwin se había quedado sin recursos hacía días y había estado haciendo rendir la poca comida que le quedaba, por lo que tampoco tenía muchas fuerzas.

La tormenta arreció, haciéndole la visibilidad casi imposible. No veía más allá de la distancia que abarcaba su brazo estirado hacia el frente, moría de frío, hambre y debilidad. No tenía ya muchas fuerzas para continuar, y sabía que no tenía esperanzas de que alguien lo auxiliara; había que estar loco para salir con esa tormenta. Así que, cuando sus piernas dejaron de responderle, se dejó caer sobre la carretera, pensando en que había llegado al final de sus días. Tenía muchos arrepentimientos, y deseó haber podido hacer más, pero, todas las decisiones que había tomado, sumadas a su falta de buena fortuna, le habían llevado hasta donde estaba. Pensó que al menos, había gastado los últimos años haciendo lo que quería; y que no le había ido del todo mal. Así que, con ese pensamiento, cerró sus ojos y cayó inconsciente.


Erwin sintió el calor reanimando su cuerpo y su consciencia poco a poco, después de haber estado a punto de congelarse en la tormenta de nieve; aquella sensación era reconfortante. Luego de un tiempo, que no supo si fueron minutos, horas o días, logró recuperar su consciencia por completo y recordó lo que había sucedido. Se preguntaba si había muerto y se encontraba en el paraíso. Si así era, no quería abrir sus ojos, solo deseaba quedarse allí, entre esa suave sensación y la calidez extendiéndose por su cuerpo.

— ¿Hasta qué hora piensas quedarte allí? Ya me di cuenta de que despertaste.

Una voz masculina rompió el cómodo silencio en el que se encontraba. De la impresión, Erwin abrió sus ojos de pronto, acostumbrándose rápidamente a la luz y enfocando la imagen. Se encontraba en una cabaña, acostado sobre un mullido sofá y cubierto por un grueso edredón de diseño a cuadros. Al voltear a ver la fuente de la luz, se trataba de una chimenea, cuyo fuego repiqueteaba y ardía con intensidad. Erwin entendió inmediatamente, de dónde provenía ese agradable calor que había logrado revivirlo.

— Aún no puedo creer lo afortunado que eres. Pensar que hubieses muerto fácilmente en esa tormenta, y aquí estás, con las mejillas sonrosadas y durmiendo a pierna suelta, sin vergüenza alguna.

Erwin buscó rápidamente con la vista, al dueño de esa voz. Se incorporó y volteó a ver hacia todos lados, hasta que en la puerta que daba hacia lo que parecía ser la cocina de aquella vivienda, encontró a un hombre bajo, de cabello negro y con una agria expresión en su rostro.

— Buenas… ¿noches? — Pronunció Erwin a como pudo, tenía la garganta seca y comenzó a toser debido a eso; además, no sabía si era de día o de noche a ciencia cierta.

— Bebe esto, te hará bien. — El hombrecillo se acercó y le entregó una taza de té caliente. — Me llamo Levi.

— ¡Gracias, Levi! —Aceptó la taza y le sonrió con amabilidad— Mi nombre es Erwin Smith. ¿Es esta tu casa? —Terminó preguntando torpemente, ya que le avergonzaba averiguar cómo había llegado allí en primer lugar.

— Creo que es obvio. —Contestó Levi de mala gana, mientras se sentaba en el otro sillón— Dime, Erwin. ¿Qué demonios estabas haciendo caminando en media tormenta? ¿Acaso querías morir?

— Yo… —Erwin tomó un trago de su té, dejando que el delicioso sabor inundara su boca y el líquido calentara su garganta, hasta llegar a su estómago— Sinceramente, no sabía que habría una tormenta, me tomó por sorpresa y cuando me di cuenta, era demasiado tarde.

— ¿Qué clase de tonto eres? —Le increpó, levantando una de sus cejas— Debo decir que eres un idiota con suerte, si no te hubiese encontrado, estarías muerto.

— La suerte no es algo que me haya acompañado en mi vida, pero me alegra que por primera vez, la dama de la fortuna me sonriera y te pusiera en el camino. —Erwin le sonrió, profundamente agradecido— Y tú, ¿qué hacías en la tormenta?

— Tuve que ir al pueblo por provisiones, pero tardé más de lo que pensaba. Realmente fue una coincidencia el que lograra verte en el camino, justo en el momento en el que te desplomabas en media carretera. Si no te hubiese visto, te hubiera atropellado con mi camioneta.

— Oh, entonces agradezco a la buena suerte, por haberme puesto en tu camino, en el momento justo, Levi. Pero, hay algo que no me queda claro, ¿vives con alguien más?

— Vivo solo…

— Entonces, ¿cómo es que…?

— ¿Crees que por mi estatura, no puedo cargar a alguien como tú? De seguro vienes de la ciudad, eso explicaría tu ignorancia y tus prejuicios estúpidos.

— Discúlpame, no era mi intención ofenderte.

— En resumen, te desmayaste frente a mi camioneta, te recogí y te coloqué en mi sofá. Han pasado unas cuantas horas, no creas que caíste en coma ni nada por el estilo, de ser así, te hubiese echado al río, para que la corriente de llevase.

— Nuevamente agradezco tu amabilidad y todo lo que hiciste por mí. Levi, no tengo dinero para pagarte, pero, en compensación, puedo ayudarte en lo que sea que necesites. Es cierto que soy de la ciudad, sin embargo, en mis viajes he aprendido muchas cosas y sé que habrá algo en lo que pueda serte útil.

— No lo veo necesario, simplemente lárgate de mi casa, cuando el clima haya mejorado…

Ante la negativa de su salvador, Erwin se levantó del sofá. Los ojos de Levi se abrieron por unos segundos, al notar la verdadera estatura de aquel hombre, ya que cuando lo rescató, no se percató de que fuese tan grande.

— Por favor, haré lo que sea, siento que tengo una deuda muy grande contigo, y no podría irme sin saldarla.

— Supongo que, no me haría daño un poco de ayuda en el viñedo. Aunque estamos en invierno, el trabajo siempre abunda… —Recapacitó, pensando en que, para variar, ese hombre alto y fornido, sí podría serle de ayuda.

— ¿Eres vinicultor1?

— Tengo un pequeño viñedo, simplemente suplo un par de pueblos cercanos, pero es suficiente para vivir. No soy un citadino ostentoso y vago después de todo. Valoro el trabajo duro y tener lo justo para subsistir, es suficiente para vivir una vida digna; así que jamás me he planteado contratar empleados, ni ampliar mis terrenos. Pero si tanto insistes, te dejaré que pagues tu deuda. Fue difícil arrastrar tu pesado trasero hasta mi sala, de todas formas.

—¡Gracias, Levi! Prometo que daré mi mejor esfuerzo.

Levi Ackerman, era un humilde viticultor, quien había aprendido aquel oficio de su tío y había heredado el viñedo de él, cuando el hombre murió unos años atrás. Levi vivió solo desde entonces, ya que era bastante huraño, además, se le dificultaba y hasta le molestaba relacionarse con otros. También, era un hombre sumamente trabajador, detestaba a la gente perezosa, por lo que ver el entusiasmo con el que Erwin le pidió dejar que le ayudara, fue lo que lo convenció de dejarlo trabajar.

También pensó que a lo sumo serían unos días y el hombre se iría y le dejaría en paz. Así que, simplemente aceptó, sin llegar a saber que aquel encuentro fortuito, les cambiaría la vida a ambos.

 

Continuará...

 

 

Notas finales:

Según investigué, existe el viticultor quien es el agricultor que cultiva la vid y el vinicultor quien se dedica a la producción del vino. En este caso, Levi hace ambas labores, por lo que decidí escoger vinicultor para nombrar su oficio.

 

¡Espero que les haya gustado! Quise escribir una historia tranquila, fluff y con bastante aprendizaje, he investigado bastante para este fic. No se preocupen que no va a haber drama, ni sufrimiento ni nada por el estilo. Como les digo, es una historia bastante pacífica, para quien se quiere dar un respiro de la intensidad.

También, les comunico que esta semana ya regreso de nuevo a la universidad, así que no puedo prometerles un horario de actualización como con Beyond, el fic que estoy publicando actualmente cada 4 días. Además, para esta historia, también tengo que irme inventando la trama a conforme la escribo, porque como les digo, el one shot se me convirtió en long fic y honestamente, solo tenía planeado el marco principal.

Aún así, no les voy a fallar dejándolo sin actualizar por meses, mínimo un capítulo al mes en el peor de los casos.

Por favor, si me leen agradezco sus opiniones, la verdad me tiene algo desilusionada que ya nadie me tiene fe y no leen mis fics porque piensan que me iré a hiatus de nuevo ;_;


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