Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi vida a tu lado por Kitana

[Reviews - 30]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Sentado en la mecedora que me trajiste hace unos días contemplo desde la ventana como la nieve cae, no es una gran nevada, solo la cantidad suficiente para vestir de blanco las calles, techos y tejados de los alrededores. Se que pronto vendrás, al menos eso espero, estoy harto de estar aquí sin hacer nada… sí al menos dejarás que volviera a atender el spa… pero sé que no lo harás, tus celos enfermizos te impiden dejarme salir de esta habitación que se ha convertido en mi celda.  No te comprendo... en las últimas semanas me ha parecido que no estás tan interesado en mí como yo pensaba.  Contemplo mi mano izquierda, aún llevo el vendaje que cubre las heridas consecuencia de mi último y fallido intento de escape. Después de ese día me confinaste a esta habitación con las ventanas enrejadas y tres chapas en la puerta. Si, no quieres que escape, pero ¿por qué? A estas alturas no sé si en realidad me amas o solo haces esto para restregarle en la cara al mundo que te pertenezco, que yo solo soy y seré siempre tuyo. No lo sé.  No comprendo porque pasa esto. Al principio no eras así… eras dulce y tierno, hacías todo por complacer hasta el más insignificante de mis caprichos, así fuera algo completamente estúpido. Todo cambió cuando dejamos Grecia para establecernos en Japón después de ser resucitados. A mí la idea de cambiar de aires me parecía fascinante, tú no dijiste nada, simplemente pusiste esa misma cara que pones siempre que no estas de acuerdo con algo y te dejaste arrastrar por mí y los otros caballeros al aeropuerto el día de nuestra partida.  Nuestra primera pelea de antología se presentó al día siguiente de nuestra llegada a la mansión Kido. Me encontraste charlando con uno de los caballeros de bronce, Shun. Te pusiste como fiera y me sacaste de ahí, a jalones me obligaste a subir a nuestra habitación y me tomaste con un salvajismo que me asustó…te grité mil cosas, tú no dijiste nada, solo te dejaste ir sobre mi a golpes, me golpeaste hasta que quedé inconsciente, lo único que dijiste fue “Afrodita eres mío y solo mío, nadie más que yo va a ponerte un dedo encima, jamás permitiré que te toque alguien más, porque yo soy tu amo y señor, ¿entiendes? Pobre del que se acerque siquiera a ti, te juro que lo mato, a él y a ti también. ” Pasé el resto del día escondiéndome de todos, no quería que vieran como me habías dejado el rostro. Estaba asustado, tú nunca habías sido tan violento conmigo… no sabía que esa era la primera de una interminable lista de palizas que en más de una ocasión me han hecho ir a parar al hospital. Desde ese día hemos vivido peleándonos, y aunque ni yo mismo sé porqué, aún te amo. Tres meses después de nuestra llegada a Japón decidiste que debíamos tener privacidad, los gemelos Kanon y Saga te enfrentaron, dijeron que si querías privacidad era porque no querías que nadie interviniera la próxima vez que quisieras molerme a golpes como lo venías haciendo cada vez que peleábamos. Yo no dije nada, estaba tan apenado, ellos se habías percatado de algo que yo hubiera querido esconder para siempre. Tú me tomaste de la mano y me miraste, era esa mirada suave y tierna de antes, yo me ilusioné y dije “Déjenlo… Death y yo necesitamos estar a solas, además, yo no quiero seguir molestando a nadie, llevamos tres meses viviendo aquí y me parece que es un abuso, en especial si tenemos la posibilidad de pagar un lugar propio” Todos me miraron con reprobación.  Esa noche Milo me buscó para hablarme.- Afro… yo no creo que sea buena idea que vayas a vivir solo con él… ¿es que no te das cuenta de que esta loco? Un día de estos va a terminar matándote a golpes y tú ni siquiera vas a defenderte.- Yo sé que te preocupas por mí, pero yo estoy seguro de que estando solos él volverá a ser como antes, cuando está celoso no razona. Y yo lo amo.- Solo espero que no te arrepientas de esto. – me entregó una tarjetita con unos números telefónicos.- Toma, estos son los teléfonos del restaurante que Camus y yo abriremos la próxima semana, en el reverso te anoté también el número de nuestro departamento, nosotros también nos mudaremos la próxima semana.- dijo con una sonrisa. Se despidió de mí y me dijo que podía llamar en cualquier momento y así fuera media noche, él y Camus iban a ayudarme.  Cuando tu encontraste esa tarjeta te pusiste frenético, dijiste que matarías a Milo y me reclamaste que me acostaba con él, traté de razonar contigo y aclararte que Milo y yo solo es mi mejor amigo, pero lo único que gané con eso fue la peor paliza que me hayan dado en toda mi vida… Fui llevado a la sala de urgencias del hospital más próximo. Todos creyeron que después de eso te dejaría, y en realidad esa era mi intención. Pero nadie contaba con que tú ibas a sacarme del hospital esa misma noche y me traerías a esta casa donde hemos vivido desde entonces. Me prohibiste volver a ver a Milo, y a todos los demás, no confiabas ni siquiera en Shura que se suponía era tu mejor amigo.  Tu carácter volvió a ser un poco como antes, y yo me sentí algo más tranquilo, aunque no del todo. Unas semanas después me anunciaste que ingresarías a la universidad, me alegré por ti, me inscribí a un curso de idiomas para poder ir contigo a la universidad, pero ahí fue donde los problemas resurgieron. Me obligaste a dejar el curso, te dije que no quería seguir sin hacer nada y me propusiste trabajar en una tienda de ropa propiedad de la madre de una de tus compañeras de universidad. No me pareció mala idea después de todo.  Pasó un año y tus ataques de celos parecían haber desparecido, por eso fue que me atreví a buscar a Milo y a los demás. Sin decirte nada comencé a verme con ellos a escondidas. No sé como pero te enteraste, una nueva paliza fue la consecuencia de ello. Como siempre, te presentaste en el hospital y me llevaste un ramo de rosas, me sacaste de ahí y me llevaste de vuelta a casa. Casa… no sé si debería llamar así a este lugar, para mí no ha sido sino una cárcel en la que me has confinado por tus malditos celos.  Los años pasaron y tú y yo seguíamos juntos, yo sentía que las cosas estaban mejorando.  Tú estabas bastante feliz porque en unos días terminarías tus estudios, estabas en camino de ser un gran abogado. Me sorprendí mucho cuando dijiste que  ibas a organizar una fiesta para celebrarlo y que todos nuestros amigos estarían invitados, no dije nada ni siquiera me mostré interesado, con el tiempo he aprendido que solo hacemos las cosas que te interesan a ti y que si acaso algo llegara a despertar un mínimo interés en mi seguro que al final será cancelado o pospuesto indefinidamente. Me mostré lo más indiferente que pude, no soy tan buen actor después de todo.  Esa noche mientras hacíamos el amor me dijiste que querías que tuviéramos un hijo, yo me reí.- ¿Por qué demonios te parece tan gracioso que quiera tener un hijo contigo?- No es gracioso.- dije sintiendo que me asfixiabas con el posesivo abrazo en el que me habías atrapado. – Es solo que… aunque yo sea fértil es una decisión muy importante y deberíamos pensarlo con calma,  quizá lo más conveniente sería esperar uno o dos años para que tu carrera se estabilice y yo haga algo con mi vida.- ¿Quieres decir que estar conmigo no te es suficiente?- No, no es eso, es solo que… todos tienen algo, Camus y Milo su restaurante, Shaka ese centro donde enseña yoga, Mu y Aldebarán sus centros nocturnos, Saga y Kanon  son ejecutivos en las empresas de la familia Kido,  Aioros el vivero, Aioria, Shura y tú sus carreras universitarias, el único que no ha hecho nada con su vida después de tres años soy yo y eso me hace sentir mal. – me miraste como si de verdad entendieras lo que yo sentía pero no dijiste nada. - De cualquier forma quiero tener un hijo. – dijiste al fin.- Entonces espérame, dame un año para hacer lo que yo quiero y entonces tendremos todos los hijos que quieras.  Me diste un año y yo decidí iniciar mi propio negocio, un spa, en sociedad con Saori, nos iba muy bien. Tú no tenías objeción en que yo trabajara ahí, no había más hombres a la vista, solo yo, y tú sabes que a mí nunca me han interesado las mujeres. Ese trabajo era la perfecta caja de cristal para mantenerme encerrado y vigilado sin que yo lo supiera.  A ti te iba muy bien en tu trabajo y se podía decir que éramos felices, ya no discutíamos tanto y tú habías vuelto a ser el de antes, excepto por las ya no tan frecuentes escenas de celos cuando salíamos a cenar o a bailar. Por eso me atreví a decirte que Milo nos había invitado a su restaurante para festejar el cumpleaños de Camus. Te pusiste como energúmeno exigiendo saber desde cuando era que había vuelto a tener contacto con Milo. Yo no sabía ni que decirte, no imaginaba que me ibas a tratar así. Aquella noche volviste a golpearme, tuve que ausentarme tres días del trabajo para que nadie notara las marcas en mi rostro y en mi cuerpo.  Eso fue hace seis meses. Aunque asistimos a la celebración por el cumpleaños de Camus y tú fingiste estar de muy buen humor, cuando regresamos a casa tuve miedo de que me mataras…sí esa es la verdad, tenía miedo de que tus celos te enloquecieran al grado de matarme. -¿Qué te has creído? ¿Piensas que yo soy tu burla? – gritaste al momento de arrojarme a nuestra cama.- Pero… ¿de qué hablas? No te entiendo.- Así que no me entiendes ¿eh?, ¿crees que no me di cuenta de las miraditas que tú y ese imbécil de Milo se lanzaban’ ¡A mi no me van a ver la cara como al estúpido de Camus¡- gritaste y me desgarraste la ropa. Me violaste con saña infinita y aunque supliqué y lloré para que me dejaras ir, no lo hiciste, solo repetías una y otra vez que soy tu propiedad, que nadie más que tú podía ponerme una mano encima o siquiera mirarme y que a partir de ese momento así sería. Estaba tan asustado que no opuse resistencia. Lo único que pude hacer fue cerrar los ojos y llorar como nunca lo había hecho antes. En ese momento me di cuenta de que yo no podía seguir a tu lado... que mi amor por ti podía ser inmenso pero que Milo tenía razón, tú acabarías por matarme.  Al día siguiente me desperté solo en la cama, cada centímetro de mi cuerpo estaba adolorido y lo único que quería era morirme. Fui hasta el baño y me metí a la tina un largo rato, me puse a llorar de nuevo. Sabía que tenía que dejarte, que tenía que abandonar esa casa por mi bien. Después de salir de la tina quise llamar al spa para avisar que no iba a presentarme a trabaja, no tenía ánimos, además planeaba ir a buscar a Milo para pedirle que me ayudara a dejar el país, tenía pensado volver a Suecia, ahí no ibas a encontrarme.  Al levantar la bocina del teléfono me di cuenta de que estaba muerto, intenté salir de la habitación  pero me encontraba encerrado… así que cumplirías tus amenazas de no permitir que nadie me viera. Me dejé caer al suelo llorando como un niño, de tristeza y desesperación.  Tuve una idea, abrí la ventana y me asomé al jardín, no era una gran distancia, siendo un caballero de oro no sería obstáculo para mí librar esa distancia de un salto. Me dispuse a saltar, no fue difícil.  Caminé hasta el edificio donde Milo y Camus vivían, subí a toda prisa las escaleras, necesitaba hablar con mi amigo y pedirle ayuda.  Toque la puerta y Camus me abrió, se veía realmente mal, al parecer había tenido una muy mala noche.- Pasa.- me dijo secamente.- Hola Camus, ¿está Milo en casa?, necesito hablar con él.- Milo no está.- dijo, las lágrimas que brotaron de sus ojos me indicaron que algo grave le había sucedido a mi amigo.- ¿Qué pasó Camus? ¡Respóndeme! – le dije sacudiéndolo.- Milo esta en el hospital… anoche después de la fiesta Death Mask volvió al restaurante, Milo estaba solo… él lo acuchilló y ahora mi  niño está en el hospital luchando por sobrevivir… si uno de los chicos del servicio no lo hubiera encontrado Milo estaría muerto ahora. – eché a correr hacia la calle, llorando porque me sentía responsable de lo que le habías hecho a mi mejor amigo, ¡y todo por tus malditos celos! Corrí de vuelta a casa con la firme intención de  tomar mis cosas y largarme lo más lejos que pudiera de ti. Llegué a la casa pensando en entrar de la misma forma en que había salido.  Me sorprendí muchísimo cuando te vi aparecer detrás de uno de los árboles que están detrás de la casa. Instintivamente me eché hacia atrás conforme tú avanzabas hacia mí. - Sabía que ibas a intentar ver a tu amante, te dejé salir para que vieras lo que le pasó por atreverse a acercarse a ti.- dijiste, me mirabas furioso, te acercaste y me tomaste por la cintura, yo te deje hacer, no podía creer lo que habías hecho. - ¿Cómo pudiste hacerle eso? ¡Él es mi mejor amigo¡- ¡No mientas! No te creo que sea solo tu amigo, los amigos no se miran de la forma en que ese y tú se miran. Pero no volverá a pasar, ¿sabes por qué? ¡Por que no volverás a salir de esta casa!- me arrastrarte  a la casa, quise resistirme pero tú no me lo permitiste. Me puse a llorar de desesperación.  En las siguientes semanas intenté una y otra vez escapar de la casa y tú siempre estabas ahí para impedírmelo. En uno de mis múltiples intentos conseguí llegar lo bastante lejos como para llamar a Milo. Apenas hablamos unos minutos, me tranquilizó saber que se había repuesto de tu agresión, me preguntó donde estaba, me había buscado en el spa y ahí le habían dicho que yo estaba en Suecia visitando a unos parientes… lo habías hecho así para que nadie me buscara en la casa. Tuve que colgar sin despedirme porque uno de los tipos que habías contratado para seguirme se acercaba, no quería darte más pretextos para atacar a mis amigos. Me llevaste de vuelta a casa, estabas más enfadado que de costumbre, me cambiaste de habitación de nuevo, fue de lo más humillante. Igual que en otras ocasiones me golpeaste hasta cansarte. Esta vez tuve que ser llevado al hospital. Me sacaste de ahí en cuanto te fue posible y volvimos a esta casa. Me sentía fatal, estabas acabando no solo con mi cuerpo, también con mi voluntad.  A partir de entonces me volví más callado, apenas sí comía y dormía prácticamente todo el tiempo. Dejé de intentar escapar, me di cuenta de que no iba a lograrlo, de que tú siempre estarías ahí para obligarme a regresar. Al verme tan pacífico tú también cambiaste, me tratabas mejor, pero aún así no me faltaban los golpes. Un día me tratas como tu mayor tesoro y al siguiente prácticamente me arrojas a la basura, es terrible, y así es mi vida junto a ti.  Lo cierto es que jamás me resignaré a esta vida, en cuanto sea posible escaparé, solo debo esperar el momento preciso para hacerlo. Hace dos meses intenté escapar de nuevo. En realidad no fue un intento de escape sino de suicidio. Mi desesperación era ya insoportable… esa mañana me habías golpeado de nuevo, te grité que escaparía y que me iría lo más lejos de ti, tú solo te reíste y me dijiste que no tenía forma de escapar que no tenía dinero ni nadie que me ayudara a dejarte. Yo replique diciéndote que tenía mis ganancias del spa, te reíste de nuevo y me dijiste que no contara con ello porque desde que me tenías encerrado tú eras quien administraba mis ganancias del spa. Me quedé en el suelo sintiendo los puntapiés que descargabas sobre mi cuerpo, mi mente estaba vacía, al igual que mi alma. Estaba perdido, no había opción más que quedarme ahí o… morir. Cuando te cansaste de golpearme y me arrojaste en la cama para poseerme me quedé quieto y te dejé hacer, mi mente estaba en otra parte, lejos de ti, tratando de descubrir que había hecho como para que me hicieras eso…  Me dejaste solo, dijiste que volverías pronto… pero yo no iba a esperarte. En cuanto escuché tu auto alejándose me acerqué a la ventana. No pensaba en nada, solo quería dejar de sufrir… sí… solo eso, no más sufrimiento, eso era todo lo que buscaba.  Cerré los ojos y me arrojé contra la ventana con la intención de herirme cuando los cristales se rompieran… sentí como los cristales se incrustaban en mis brazos que instintivamente cubrieron mi cara. Sentí la caída y también el dolor de mis huesos aplastándose contra algo, en realidad no había sido una gran caída pero como dolía. Pronto alguien vino, escuché que gritaba pidiendo auxilio. Yo solo le suplicaba que me dejara morir, que no quería seguir viviendo.  Mis ruegos no fueron atendidos, alguien me levantó y fui llevado en auto hacia el hospital más cercano. Cuando desperté estaba tendido en una cama a la que me habían sujetado con correas. Tú estabas sentado junto a la cama observándome. Cuando te vi pensé que ibas a golpearme. Te acercaste con gesto furioso,  y me diste una bofetada.- ¡Estúpido! – me gritaste, yo no entendía porque te habías detenido, siempre que empiezas a golpearme nada te detiene.- Eres un verdadero estúpido, ¿cómo se te ocurrió hacer esto estando embarazado?- ¿De qué hablas? – te pregunté incrédulo.- De que estas esperando un bebé, mi bebé para ser más exactos.- dijiste con una sonrisa de satisfacción, habías conseguido lo que te propusiste y yo ni siquiera me había dado cuenta de que estaba embarazado. – Así que no lo sabías… y me imagino que aunque lo hubieras sabido no me lo hubieras dicho. Te lo habrías guardado para chantajearme.-  dijiste, yo bajé el rostro y me miré el vientre, ¿desde cuando estaba ese bebé ahí y cómo era posible que siguiera vivo en mi cuerpo con todos los maltratos a los que tú me sometías? – Desde ahora tendré que cuidarte más, no quiero que le pase nada a mí bebé. – me besaste en la mejilla y no te apartaste de mí ni un momento hasta que salí del hospital. Por momentos parecías ser el de antes, el hombre del que yo me había enamorado. Pero con solo llegar a casa me di cuenta de que ese hombre había desaparecido hace años.  
Notas finales:

espero rewies, gracias por leer


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).