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Otosan tanjobiomedeto por elenaa

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Notas del fanfic:

un pequeño one por motivo del cumple del emo n_n

Uchiha Sarada era su nombre; su papá Uchiha Sasuke, cómo lo sabía, su mamá se lo había dicho, desde que podía recordar.

Sin embargo, en su memoria no había recuerdos de él. Lo único que tenía era una foto.

En ella podía ver que ambos eran similares en apariencia, el mismo cabello y ojos negros estaban presentes. Y eso mismo era lo único que conocía de su progenitor.

¿Cuál es su comida favorita?

¿Alguna vez uso lentes como ella?

¿Por qué no estaba en la aldea?

Eran preguntas a las que no tenía respuesta, porque su mamá parecía conocer lo mismo que ella; a veces se preguntaba cómo era que había llegado al mundo, ya que su familia no era una familia de verdad.

Al menos no como la de sus amigos, ellos si tenían a sus padres viviendo felices.

Hubo un corto tiempo en el que soñó que el Séptimo era su papá, pero eso eran solo ilusiones que se formó, debido a que el Hokage, era el único que algunas veces le contaba historias de su progenitor; la forma en la que los ojos azules del Séptimo se iluminaban cuando hablaba de él, se le hacía muy hermosa y por alguna extraña razón, la reconfortaba.

*****

Había estado unos días fuera de la aldea, siendo la escolta privada de un comerciante, Boruto se quejó casi todo lo que esta duro, por no considerarla lo suficientemente peligrosa, pero por fin se encontraba de regreso en su casa.

La misión le sirvió para distraerse y no pensar, en los confusos sentimientos que se arremolinaban en su corazón.

Desde que por fin conoció a su papá no pudo evitar sentir que algo no encajaba del todo en su familia.

Sus padres le dijeron que tenían un lazo; que ella era ese lazo. No obstante, sentía que ella era solo un frágil lazo. La querían podía verlo en como la veían, sin embargo, ese amor solo estaba presente cuando su mirada se fijaba en ella; al menos por parte de su papá, porque este no miraba con el mismo sentimiento a su mamá.

Quiso negarlo pensando que por fin tendría la familia feliz que siempre soñó tener, pero para una persona tan racional como ella, era evidente que algo no estaba bien.

Anhelaba acercarse más a su papá, este le había hecho sentir que de verdad tenían un lazo, y ella quería reforzarlo.

Le emocionaba ver más del Uchiha Sasuke de las historias que el Séptimo le conto.

Envidiaba un poco lo cercano que Boruto se estaba volviendo a su papá, ella quería tener esa cercanía y poder pelear hombro con hombro con él y el Hokage.

Con solo verlos juntos, podía ver el gran lazo que los unía, la forma tan cálida con la que se veían, le parecía curiosa y al mismo tiempo la reconfortaba, ya que ambos eran los hombres a los que más apreciaba y admiraba.

 

*****

El Séptimo le había dicho la fecha del cumpleaños de su papá, dicha fecha estaba próxima, no sabía si este estaría en la aldea, pero igual quería darle algo especial cuando lo viera.

Pensando en eso se acercó a la ventana de su habitación y viendo la estrella más brillante a la derecha en el firmamento, deseo poder darle a su papá algo que lo hiciera verdaderamente feliz.

A la mañana siguiente, cuando se despertó, el decorado de su habitación la desconcertó, busco rápidamente sus anteojos, pero no los encontró; se movió cautelosamente por todo el lugar, hasta que su mirada se dirigió al espejo que estaba frente a ella.

En ese momento todo su cuerpo se paralizo, su cabello era igual de negro que siempre, solo que más largo; Sin embargo, su rostro y ojos eran distintos. Su frente era menos amplía, sus facciones aún más parecidas a las de su papá y sus ojos eran de un profundo azul, que ella conocía muy bien.

Aún en piyama salió de la habitación y se topó con una escena que cruzo por su cabeza desde que se vio con esos ojos azules.

En el comedor estaban su papá y el Séptimo preparándole el desayuno a dos chicos, uno más grande que ella y otro menor.

—Mishina, apúrate o no quedara desayuno para ti — dijo el chico mayor mientras se servía más comida.

—Hay suficiente comida para todos Menma — soltó alegremente Naruto y le sirvió comida al menor de sus hijos.

— ¿Mishina te encuentras bien? —pregunto Sasuke pensativo, viendo un poco extraño el rostro de su hija.

—Estoy bien papá — respondió rápidamente y se sentó a comer.

Estaba pensando que decir ante la extraña situación que le estaba pasando, cuando el Séptimo le sirvió comida con una cálida y amorosa sonrisa; Así que se quedó callada y comió silenciosamente, mientras asimilaba cada detalle que veía.

No sabía si estaba soñando, o si algo realmente extraño le estaba pasando, pero todo se sentía muy real.

Su papá y el Séptimo parecían los mismos, su interacción y miradas eran iguales, podía ver la calidez de siempre reflejada en sus ojos y ligeras sonrisas traviesas en sus rostros.

Pasó su atención a los chicos notando como al igual que ella ambos tenían el cabello negro y los ojos azules, la única diferencia era que el mayor era casi una copia del rostro del Séptimo mientras que el menor era su copia masculina. Con una rápida mirada vio que su papá los veía como la veía a ella, en sus ojos se notaba un inconfundible amor, cada que los miraba a ellos, a ella y al Hokage.

Sintió una punzada en su corazón por su mamá, no obstante, también se llenó de una ligera alegría, ya que por fin comprendió porque sentía que algo no encajaba en su familia. La respuesta había estado frente a ella todo el tiempo, solo que no supo verla.

Ahora sabía que la razón por la que no eran una familia como la de sus demás amigos, era porque su papá no quería a su mamá, no de una forma romántica, la respetaba, pero no la amaba, a quien su papá verdaderamente amaba era al Séptimo.

Una vez que el desayuno termino, sin que se lo esperara, el menor de los chicos pidió que lo acompañaran a entrenar, el mayor se negó, pero rápidamente su progenitor sugirió que seria bueno que toda la familia fuera, por lo que Menma, ya no se pudo negar.

Después de un tiempo, al entrenamiento familiar, se unió Mizuki lo reconoció en cuánto lo vio, pero este era de la misma edad que Menma. El albino saludo respetuosamente a todos y después se puso a entrenar con su amigo.

Por lo que ella se quedó practicando taijutsu con el Séptimo, mientras su papá le enseñaba como tirar shurikens a Itami.

Sin darse cuenta se dejo llevar por el momento que estaba viviendo en ese mundo, se perdió tanto en él, que el mañana le dejo de preocupar; su papá y el Hokage se turnaban para enseñarles diferentes técnicas y ella no pudo evitar dejarse envolver por toda aquella intensa calidez.

Para cuando su práctica término, Menma se quejo de lo hambriento que estaba, así que el Séptimo alegremente declaro que irían a comer ramen. Itami y su progenitor no reaccionaron muy felices a la noticia, pero al final asintieron resignados ante las miradas de suplica del Hokage y Menma.

Aquella escena la hizo soltar un ligero suspiro, que la llevo a recordar, como nunca había tenido un momento así con sus padres. Siempre que su mamá la entrenaba, parecía feliz, sin embargo, cuando pensaba que no la veía, le parecía ver una gran tristeza en su mirada. Y las escasas veces que su papá la había entrenado, después de haber dedicado su tiempo a Boruto. No sintió la emoción y alegría que inundaron su cuerpo en esta ocasión; Sintió una punzada en su corazón que ignoro y con una pequeña sonrisa camino con todos en dirección a Ichiraku.

La distribución de la aldea era la misma y por las concurridas calles, noto como casi toda la gente que conocía estaba ahí, vio a Chōchō comprar comida con su papá, a Inojin y Sai cargando diligentemente las compras que Ino había hecho, a Metal Lee y su papá en una de sus extrañas competencias y a la mamá de Boruto caminar con su hermana. Observándola, logro ver como esta al igual que todos los saludaba con una sonrisa, pero en su mirada estaba la misma tristeza que a veces lograba ver en su mamá. Volvió a sentir una punzada en su corazón y con tristeza pensó en Boruto y Himawari, quienes, en este mundo o otra realidad, evidentemente no existían al igual que ella.

Sin darse cuenta llegaron a su destino y la cena trascurrió alegremente. No obstante, mientras más veía a su papá con el Séptimo más sentía que en el ambiente flotaba un aura especial, era una brillante luz, que brillaba con intensa claridad sobre ambos, como si un hilo irrompible e invisible los uniera.

Una vez que salieron de Ichiraku, sintió el viento frio en su rostro y el sonido de una voz que reconocería donde fuera, la llevo a un mundo en el que ya no estaba.

Frente a ellos su mamá apareció, saludaba al Hokage y a su papá con una muy alegre sonrisa; Sin embargo, ella que la conocía muy bien, veía en lo profundo de su mirada, la tristeza que esta siempre escondía.

Su mamá les hablo sobre lo poco que últimamente se habían reunido como amigos y excompañeros de equipo y los invito a un picnic junto con Kakashi, a lo que el Séptimo enseguida acepto, al mismo tiempo en que Menma e Itami se emocionaban por pasar tiempo con el Sexto.

Cuando llegaron a su casa, expreso lo agotada que estaba, por lo que, deseándole buenas noches a todos, subió las escaleras y entro a la habitación de donde había salido en la mañana. Se desplomo en el suelo y pensó en todo lo que había vivido ese día.

Sintió unas insipientes ganas de llorar y para cuando fue consiente unas suaves lagrimas ya se derramaban por su rostro.

Su corazón dolió y lloro; Lloro silenciosamente al recordar su vida, porque, aunque su vida no era la ideal ella no era infeliz, amaba a sus padres y sabía que ellos también la amaban. Y ese era justo el problema, su mamá los amaba a ambos, pero su papá solo la amaba a ella y al Séptimo. Por eso casi no estaba y ponía de excusa misiones, ahora le era evidente, que su misión era solo una excusa, porque en este mundo no estaba de misión y tenia tiempo de sobra para estar con su familia, algo que no hacía con ellas. Le era claro porque las pocas veces que se aparecía en la aldea su tiempo era solo, para el Hokage, Boruto y ella. Su mamá no entraba en sus prioridades.

Sintió nuevamente ganas de llorar por las mentiras que unían a su familia y el dolor que cargaban sus padres, por no poder estar verdaderamente con las personas que amaban. Sintió pena por su papá, pero, sintió más pena por su mamá, ya que en ambas realidades estaba enamorada de su progenitor, sin embargo, el amor no se puede forzar. Ella lo había visto con sus propios ojos, porque aun cuando logro tenerla con él. Este nunca estuvo con ella realmente como una pareja, él nunca sintió ni sentiría amor por ella, era doloroso reconocerlo, pero era la verdad, la única persona que estaba en los pensamientos de su padre era Uzumaki Naruto.

Tenia sentimientos encontrados, admiraba y apreciaba al Séptimo y de igual forma amaba a su mamá, no podía elegir entre ambos, ellos eran dos de las grandes figuras de su vida. No obstante, también estaba su papá, aun con el corto tiempo que había pasado con él, también lo amaba.

A los tres los quería, sin embargo, su corazón no podía negar el gran amor que sentían su progenitor y el Hokage, ambos se amaban y en su corazón sabia que estos necesitaban tener la oportunidad que en algún punto de su vida les fue negada.

Volvió a derramar lágrimas y se sintió una persona horrible por traicionar a su mamá, a Hinata, a Boruto y Himawari, vidas que se irían eternamente al amanecer.

Se levanto limpiando su rostro y lentamente camino hacia la ventana, observo el firmamento y fijando su mirada en la estrella más brillante a la Izquierda; deseo con todo su corazón, que esta realidad permaneciera. Deseo con todas sus fuerzas que esta fuera la única realidad. Donde su papá tenia la felicidad que tanto merecía junto al Séptimo.

En el momento en que los rayos del sol le anunciaron que era un nuevo día, se sorprendió, abruptamente se levanto y al darse cuenta de que todo era como lo recordaba la noche anterior, corrió al espejo, comprobando que su deseo se había cumplido. Sintió una extraña sensación de quietud al ver que aún seguía ahí, creyó que su conciencia desaparecería, pero por alguna extraña razón no fue así.

Bajo rápidamente y al igual que la mañana anterior la escena que se encontró era casi la misma, sus ahora padres cocinando y sus hermanos desayunando alegremente mientras la llamaban. Soltó una ligera sonrisa y sentándose le dijo a Naruto—buenos días, papá. Para después dedicarle otra a Sasuke.

Por la tarde fueron al picnic del que Sakura les había hablado y pasaron una agradable tarde.

De pronto, una suave brisa le acaricio el rostro y vio como bajo la sombra de un árbol, Sakura observaba como Menma e Itami jugaban con el Sexto, mientras sus padres se relajaban recostados manteniendo sus manos entrelazadas.

Así que se levanto de donde estaba y fue hacia esta, la tomo gentilmente de la mano y le dijo—Tía Sakura, me podrías enseñar a controlar mejor mi chakra.

Sakura le respondió con una sonrisa y ella le regreso una aún más grande.

Ya no seria la hija de Sakura, pero aún podría estar junto a ella como su aprendiz, aun podía mantener su lazo con ella.

No volvería a ver a Boruto y Himawari, no le podría volver a decir a Sakura mamá. Sin embargo, estaba bien, porque todos en su mayoría son felices. Ahora era Uchiha Mishina, pero en su corazón una parte siempre recordaría que alguna vez fue Uchiha Sarada.

Todavía sujetando a la kunoichi, camino con esta hacia donde estaban sus padres, y mirando como las sonrisas de estos eran iluminadas por los cálidos rayos del sol, soltó un ligero suspiro y para sí misma pensó «feliz cumpleaños papá».

 

 

Fin

Notas finales:

Espero que les haya gustado n_n


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