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El candidato al trono por ami4alice

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Notas del capitulo:

Bueno, bueno. He venido con otra historia luego de décadas sin subir nada. En esta ocasión es una historia original, espero les guste. <3

 

Estaba cenando con sus padres, cuando de pronto escucharon un fuerte ruido en las afueras de su hogar. Los tres se levantaron de inmediato, pero fueron interrumpidos por un sirviente que llego corriendo abriendo las puertas de un solo golpe, haciendo un ruido estridente. El sirviente se veía agitado y asustado al mismo tiempo y miró a sus señores uno por uno, recuperando el aliento para poder hablar.

-¡Es la guardia del emperador! –fue lo primero que grito -. ¡Dicen que han venido a deshacerse de los traidores!

-¿Traidores? ¡¿De qué está hablando?!

Su padre fue el primero en alterarse al oír aquellas palabras. La familia Aliskar había sido una familia de caballeros desde el comienzo del imperio, siempre fiel al que se encontrara en el trono como emperador. Ninguna generación anterior a la actual había ido en contra del este.

Se acercó a la ventana mientras su padre consolaba a su madre, pero de nuevo fueron interrumpidos por un soldado que residía en esa casa, pues la familia Aliskar era la encargada de entrenar toda la caballería del imperio, claro está, menos los caballeros que residían en el castillo del emperador. Mismos que se encontraban afuera haciendo alborotó.

-¡Señor! ¡Han venido a matarnos!

-¿¡Qué!?

La sorpresa en el rostro de su padre era inmensa, pero él no se dio cuenta de ello, su mirada estaba fija en el derramamiento de sangre fuera de esas cuatro paredes.

Su padre le indicó algo a su madre, pero justo cuando la mujer le tomaba del hombro para salir de allí junto al sirviente, aparecía el caballero principal del escuadrón del emperador. Estaba cubierto de sangre, seguramente de los otros caballeros que residían en la casa, más la del que acaba de degollar. Fueron rodeados por aquellos caballeros vestidos de negro y aunque su padre trato de protegerlos, fue inútil ante tantos hombres.

Aquellos individuos vestidos de negro, terminaron ganando en un ágil movimiento donde le quitaron la espada a su padre, tomándolo entre varios hombres para tirarlo al piso boca abajo. Dos le sostenían por los brazos mientras otro hacia presión en su espalda con una rodilla.

-¿¡Qué se supone que están haciendo!?

En el suelo, con una mirada llena de furia, su padre exigió una explicación.

-El emperador ha ordenado que la familia Aliskar sea asesinada por traición.

-¡¿Traición!? ¡Impos-!

Su  padre no termino la frase cuando le clavaron en el hombro una espada, interrumpiéndose para dejar escapar un alarido de dolor. Dejo de prestarle atención a su padre cuando él también fue lanzado al suelo, luego de que le alejaran de su madre, quien gritaba para que la soltaran.

Con ambos hombres siento sostenidos y tirados en el piso, la primera en ser condenada fue su madre a quien la hicieron arrodillarse. Como si quisieran castigarlos, la muerte que le dieron a la pobre mujer fue lenta y dolorosa. Primero estiraron sus brazos para cortar estos, haciendo que la mujer se retorciera de dolor, mientras en el suelo corría su sangre, tan roja y brillante. Su padre se removió en su lugar para intentar parar el sufrimiento de su mujer, pero en compensación recibió un fuerte golpe en la cara con el mango de una espada.

La tiraron de su cabello castaño para que elevara el desastroso rostro lleno de lágrimas y desesperación. Lo siguiente que sufrió las consecuencias fue su rostro, el caballero no dudo en pasar el filo de su espada por los ojos de la mujer. De nuevo un sonido de dolor y desesperación lleno la habitación.

El heredero de la familia Aliskar observaba todo detalladamente y cuando quiso dejar de ver tal horror, le sostuvieron la cabeza con fuerza y le hicieron abrir los ojos para que observara lo que estaba pasando. Entonces, un escalofrió le recorrió el cuerpo al oír el susurro del hombre que le sostenía el rostro.

-El emperador ha ordenado que observes la muerte lenta y cruel de tus padres –susurro el caballero -. Como pago de tus pecados.

-¡Alto!

Al fin le salió la voz, más aguda de lo que era y llena de miedo, mientras degollaban a su madre, tirando a un lado su cuerpo como si fuese basura. El siguiente para ser torturado fue su padre. El heredero de la familia Aliskar se removió en su lugar desesperado, tratando por lo menos de salvar a su padre, pero el mismo golpe que recibió su padre antes, fue a dar contra su cara. La diferencia fue que cuando se la dieron a él, venía con más odio y rencor, sacándole sangre por la fuerza que se aplicó.

» ¡Por favor! ¡ALTO!

Sus lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas mientras se ligaban con un poco de sangre que caía desde su frente. Su padre se resistió, pero por cada movimiento que hacía, recibía uno más fuerte produciendo que perdiera el aliento.

-Nosotros nunca… -su padre inició en un hilo de voz -, ¡nosotros nunca traicionaríamos al emperador! ¡Hicimos un juramento!

La mirada de orgullo y odio hacia aquellos caballeros por parte  de su padre, no le hizo sentir alivió, porque él sabía que aquello era una mentira. El heredero de la familia Aliskar si llego a hacer algo en contra del emperador, pero no del que actualmente ejercía el cargo. Supo que tenía razón cuando el caballero delante de su padre le señalo.

-Se han conseguido las pruebas de la traición que hizo el heredero de su casa –indicó en tono calmado -. Su hijo asesino a un candidato a emperador hace tres años atrás.

-¡Mentira!

Ni tuvo oportunidad de reaccionar cuando la espada se le fue clavada en su costado, soltando un fuerte quejido de dolor. El hombre tomo un respiro hondo, intentando calmar el dolor y en un descuido de los que lo sostenían, se logró liberar cuando golpeo al hombre en su derecha, robando por un segundo la espada del mismo hombre para golpear al de su izquierda, dándole una patada en el estómago al de atrás.

Se levantó para enfrentarse al que antes asesino a su madre, pero no fue capaz de hacer algo. Aquel caballero era tan capaz como su padre, diría que el único que podía hacerle frente y como su padre se encontraba en desventaja, cuando se vino a dar cuenta, ya su padre se encontraba con la espada clavada en el pecho. Intento de nuevo desviar la mirada, pero le forzaban a mirar, como aquel caballero daba varias embestidas con su espada en el pecho de su padre y luego era desmembrado. La sangre salto tanto que un poco llego hasta él, manchando su mejilla.

El caballero hizo un movimiento con su espada, para sacar de esta la sangre sobrante, luego se giró para caminar y quedar enfrente de él. Su cabellera roja quedaba opacada entre tanta sangre que le recorría el cuerpo, le miró con soberbia y furia al mismo tiempo, el primero seguramente porque en el país era un orgullo acabar con los traidores, el segundo posiblemente porque ese caballero apoyaba más al otro candidato, aunque eso no lo podría certificar. Aunque fue bajo, en mitad de su enojo, el hombre le escupió en la cara.

-¡Señor!

La voz aguda de una mujer interrumpió la habitación, haciendo que todos se giraran a la puerta. Una mujer caballero de su misma edad, con cabello rubio como el oro sujetado en una coleta y ojos rojos que iban con la sangre que cubría su uniforme, hacia acto de presencia.

-¿Qué sucede señorita Jay?

-Todos los involucrados con la familia Aliskar han sido asesinados y se han torturado los que han puesto resistencia.

El heredero de la familia Aliskar sintió miedo de lo que le hicieron a toda la gente que servía a su familia. Roy, el caballero pelirrojo se giró de nuevo a él, con una sonrisa esta vez.

-Ahora será tu turno de ser castigado.

El placer que mostraba Roy al decir aquello le enfrió la piel por completo. Fue levantado del piso con brusquedad y arrastrado fuera de su hogar, el cual estaba cubierto de sangre por todos lados. Le tiraron al suelo nuevamente al encontrarse afuera, donde aún residían algunos cuerpos de los sirvientes y caballeros.

Tosió porque algo de tierra le entro en la boca, pero dejo de hacerlo de golpe cuando una sombra se posó sobre él, al elevar su mirada lo encontró. Esos ojos naranjas y caballo negro, vestidos con las ropas del emperador, un uniforme militar de color azul rey con detalles plateados, charreteras de lana con detalles en plata, un cinturón donde reposaba una espada que llevaba el escudo del imperio, además de todo eso, una capa negra donde con bordado dorado estaba el escudo del imperio, cada lado era conectado por una cadera en el centro y en la parte de arriba tenía suaves telas de algodón blanco. La imagen de un digno emperador.

-Vaya, vaya –dijo el hombre -. ¿Quién diría que nos encontraríamos así?

No tuvo oportunidad de quejarse, el hombre removió de su cinturón la espada y la uso para golpearlo aun en su funda. El golpe le rompió el labio y le hizo escupir sangre. Su mirada era incrédula, aun no aceptaba lo que estaba pasando.

-¿Por qué?

Fue lo único que fue capaz de decir, en un hilo de voz. El actual emperador sonrió.

 -Por traición –dijo teniendo una sonrisa de placer en su rostro -. Por traicionar al imperio, asesinando al otro candidato a emperador.

¿De verdad le decía aquello?

Fue la pregunta que cruzo su mente, al fin y al cabo, él había asesinado al otro candidato a emperador bajo sus órdenes. Es más, el pelinegro era emperador actualmente por esa misma razón. Entonces… ¿Por qué le acusaba?

-No…

Una nueva queja salió de sus labios cuando recibió otro golpe de aquella espada, justo donde antes le lastimaron los caballeros.

-¡El castigo para el traidor es la muerte! –grito siguiéndole una oleada de excitación de los caballeros -. ¡Será ahorcado públicamente!

Él dejo de escuchar cualquier cosa luego de aquellas palabras. La persona por la que daría su vida ahora mismo le tachaba de traidor, no era precisamente de esa forma que quería dar la vida por ese hombre. Después de aquello, fue arrastrado de nuevo, pero ya no le importaba nada, su corazón fue roto en ese momento, cuando el hombre al que llego a amar desde lo profundo de su corazón, intencionalmente le hizo caer en una trampa.

.

.

.

Todos se encontraban reunidos en el centro del palacio para presenciar la ejecución que se llevaría a cabo ese día soleado. Todos los nobles del imperio Kurth estaban allí reunidos, murmurando por lo bajo sobre lo que estaban a punto de presenciar.

Aunque lo que pensaran los allí presentes no le importaba, solo había una opinión que le importaba y que tristemente la sabía. Mientras caminaba a la horca para ser condenado a muerte, giró disimuladamente su rostro para poder verlo, aquel hermoso hombre al cual le dedico su vida, el que se volvió la luz de esta, por el cual había sido capaz de todo, hasta de matar al otro candidato a monarca. Salió de sus pensamientos cuando un soldado lo empujo para que cayera de rodillas. Sus manos estaban atadas detrás de su espalda con una soga fuerte, que le hacía presión a las muñecas.

- ¡Todos estamos aquí reunidos para presenciar la condena de Sir Aliskar!

El orador soltó en tono alto, abarcando aquel lugar al aire libre.

Sir Aliskar aún no se podía creer lo que estaba pasando. Su mirada fue a dar al piso, aunque más que al piso a la madera donde reposaban sus rodillas. Todo se encontraba frío, a pesar de ser madera y estar soleado, pero para él nada tenía sentido, desde que presenció la muerte de sus propios padres, que fueron acusados de complicidad por lo que hizo, todo se había vuelto lúgubre.

Elevo la mirada un poco más, buscando la del hombre al cual le había entregado todo, esperanzado de que algo cambiara al final, pero cuando se encontró con su mirada, fría y calculadora, solo consiguió un vacío inmenso y una resplandeciente sonrisa de satisfacción. Aquel hombre había logrado su propósito, podía notarlo en su expresión.

¿Acaso había sido usado?

Fue la única pregunta que cruzaba su mente, pero de nuevo, cuando vio a aquel hombre, el actual emperador del imperio Kurth, se percató que quizás había sido así. Ese hombre cruel no dudo en utilizarlo como una herramienta todo este tiempo para lograr sus objetivo egoístas, aprovechándose de él. No importó cuanto suplico, él nunca le regreso el sentimiento, esa era su realidad, su cruel y triste realidad.

Una oleada de comentarios volvió a llenar la habitación, todas juzgándolo a él, como el asesino de un candidato a emperador, el mayor pecado que pudo cometer. Todo se había destapado, la verdad oculta durante un par de años salía a la luz y él fue el único que cayó, por haber creía en aquel hombre. Tal cual como era su cabello, esa persona era tan cruel como la noche. Y él aún seguía manteniendo una esperanza en esos ojos naranjas, que todo fuese una mentira. Fue levantado con brusquedad de sus brazos y empujado hasta la horca, donde le colocaron la soga en el cuello.

-¡Aquí se presencia la ejecución de un traidor!

Fueron las últimas palabras que presenció antes de que fuese empujado y sin más su vida se llenara de completa oscuridad. Aunque tal vez siempre estuvo llena de ella, cuando decidió erróneamente escoger ese camino.

¿En qué se equivocó?

Él había creído rotundamente en esa persona de cabello negro y ojos naranjas, tenía una fe ciega en ese hombre, pero al parecer esa fe regreso como una daga para matarlo. Ahora ya no tendría salvación por los pecados que cometió.

Antes de perder la vida en la soga, le dedico una mirada al actual emperador, quien en su ostentoso asiento sostenía elegantemente con su mano derecha una copa de vino, el cual mecía con suavidad. Tenía una sonrisa en su rostro, aquella que mostraba cuando sus objetivos fueron logrados y no era de menos. Hizo que él asesinara al otro candidato a emperador, causando que por eso fuese elegido él como emperador, sin necesidad de más pruebas y demás. Al descubrir que fue solo un títere en aquella obra de teatro, siendo el pelinegro el director, se sintió asqueado por todo el amor que le profeso.

Su mayor arrepentimiento seguramente sería la muerte de sus padres, los caballeros bajo el mando de su padre y los sirvientes, quienes no tenían nada que ver con todo aquello, que solo fueron víctimas de su estupidez. No se lo perdonaría jamás, las cosas que fue capaz de hacer y trajo consigo la desgracia. Si él tuviera la oportunidad de repetir su propia vida, estaba seguro de una cosa…

Jamás volvería a confiar y enamorarse de aquel hombre. Ese fue su último pensamiento antes de irse a las profundidades del infierno.

.

.

.

Todo quedo en completo silencio, entonces… Hubo oscuridad y más oscuridad. Solo se repetía una y otra vez la muerte de sus padres, sus gritos y el sufrimiento por el que tuvieron que pasar por sus errores.

De pronto… Hubo luz.

Todo a su alrededor comenzaba a tomar forma, dejaba de ser completamente negro, se veían más cosas que su propio cuerpo y cuando finalmente se decidió a abrir sus ojos, se dio cuenta que estos estaban empañados por las lágrimas, descubrió que veía un techo. Se quedó paralizado en su lugar un momento… ¿Qué estaba pasando?

El infierno tenía una apariencia demasiado hogareña.

-Señorito… Ya es hora de levantarse.

Junto a aquella voz, la luz entro a la habitación, dejándose ver lo que realmente tenía a su alrededor. Suaves cojines, una cama acolchada, la luz coleándose dentro de la habitación haciendo que los muebles no muy lejos de la cama fueran reflejados por la luz de la tetera plateada que residía en la pequeña mesa.

La mujer siguió hablando, pero no salía de su shock interno, por lo menos hasta que las imágenes de sus padres siendo asesinados vino a su mente.

-¡Papá! ¿Dónde está?

-¿El señor? Él…

Su voz lleno toda la habitación e ignorando a la sirvienta, salió de la cama de un brinco, aun con las lágrimas corriendo por sus mejillas. Se dirigió directamente al balcón de su habitación, que daba al gran patio, donde entrenaban los caballeros bajo el mando de su padre. Al colocar sus manos en el barandal lo vio allí abajo.

La sirvienta que le siguió, no entendiendo para nada el comportamiento de su joven señor, pero antes de que pudiera hacer algo, este pasó de ella y se fue al balcón. Cuando llego para pedirle que entrara a la habitación, puesto que no andaba con las pintas acordes para andar fuera de su habitación, este de nuevo paso de ella.

» ¡PAPÁ!

Sin que nadie se lo esperara, el heredero de la familia de caballeros Aliskar saltó del balcón con dirección a su padre. Aun en la sorpresa el hombre atrapó a su único hijo.

-¿Qué sucede?

Aunque esperaba una respuesta, su hijo lo único que hizo fue abrazarlo mientras lloraba.

Todos los caballeros detuvieron su entrenamiento cuando vieron como el heredero de la casa Aliskar saltaba del balcón de su habitación, encontrándose tan sorprendidos como el capitán. Esa seguramente era la primera vez que veían al heredero de la casa Aliskar llorar de esa forma y aferrarse a alguien más, tan extraño era la escena que ninguno pudo apartar la mirada de aquella imagen.

Allí se encontraba su padre, vivo y tal cual lo recordaba. Aun si no lo podía detallar bien debido a las lágrimas, pudo sentir su calor, además de las caricias en su espalda para buscar calmarlo. A los minutos apareció su madre, debido a la conmoción que provoco el haber saltado desde el balcón. Al verla, las lágrimas siguieron cayendo por sus mejillas con más abundancia.

Sus padres estaban allí, vivos.

Notas finales:

Espero les haya gustado este Prólogo, pronto subiré más cápitulo. 

Esta misma historia la tengo en Wattpad para el que le interese. <3

https://www.wattpad.com/story/228953830-el-candidato-al-trono


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