Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Tú + Yo = Allegro (Riren/Ereri) por Tesschan

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Descargo: Shingeki no Kyojin y sus personajes le pertenecen a Hajime Isayama, yo solo los he tomado prestados para esta historia.

Temas del capítulo: Doméstico / Familia / Vida cotidiana.

 CAPÍTULO 1:

(DO)

DONDE VIVEN DOS, VIVEN TRES

 

¿Qué se ve en un espejo que se mira en otro espejo? ¿Lo sabes tú, Señora de los Deseos, la de los Ojos Dorados?

(Michael Ende, La historia interminable).

 

 

 

Tarareando lleno de emoción y alegría el Rondó alla Turca de Mozart, que sonaba en el equipo, Eren, corroborando nuevamente la hora en el reloj de su móvil, se sintió muy satisfecho de que todos sus planes para ese día hubiesen sido un éxito. No solo llegaba a casa con una hora de ventaja para preparar la cena sorpresa de esa noche, sino que también había conseguido el obsequio perfecto.

Aun así, en verdad había sido bastante duro el tener que convencer a Erwin —a base de súplicas— para que este lo dejase salir un poquito, poquito antes del ensayo de esa tarde. El estricto director de su orquesta no se caracterizaba por ser tan permisivo ante los asuntos personales cuando una presentación estaba en ciernes, pero se ablandó completamente en cuanto él le dijo que, por pedido de Hange, debía pasar a la clínica veterinaria de esta para recoger al gatito que adoptarían con Levi. Tras cuatro años de conocerle, Eren sabía que aquello no fallaría, no mientras Hange estuviese de por medio; después de todo, Erwin llevaba más de un año intentando por todos los medios que aquella mujer se diese cuenta que él existía como, bueno… algo más que un ser viviente que podría estudiar a su antojo una vez fuese diseccionado.

Nota mental, se recordó en cuanto el gris tejado de la blanca casa de dos plantas donde vivía estuvo a la vista, decirle esa noche a Levi que, probablemente, tendrían que adoptar un gatito para validar su pequeña mentira. Hange de seguro estaría muy feliz y de acuerdo con su idea.

Tras apagar el equipo y aparcar correctamente en su sitio de la cochera para que Levi no se enfadase con él por ocupar el suyo, agarró las bolsas con las cosas que había comprado para la cena y el estuche de su violín, intentando ser lo más cuidadoso posible para que el pastel de crema no se estropeara. Esfuerzo que estuvo a punto de ser reducido a nada cuando, tan solo llegar a la puerta de entrada, se encontró con dos maletas fuera de esta, ¡sus maletas! Sus maletas perfectamente alineadas como si esperasen allí a que él las tomara y se largara sin más.

¡¿Pero qué demonios?!

Antes siquiera de que tuviese que hacer malabares para buscar la llave en el bolsillo de sus azules vaqueros, la puerta se abrió, dejando ver a Levi tras ella. Este, siendo todo completa y sombría seriedad, se apoyó en la jamba con los brazos cruzados sobre el pecho, obviamente impidiéndole la entrada.

—¿Levi, que significa…?

—Es tu castigo por lo que has hecho hoy, Jaeger —lo interrumpió, frunciendo sus delgadas cejas negras hasta que estas se volvieron una línea sobre su pálida frente—. ¿De verdad pensaste que no te descubriría?

Eren, rápidamente, comenzó a repasar todo lo que había ocurrido esa mañana, desde que ambos se levantaran, hasta que cada uno debió marcharse por su lado a sus actividades laborales de ese día. Levi le había pedido que sacara la ropa de la secadora y él lo había hecho, y dejó lavados todos los trastes del desayuno porque sabía que tendría una tarde ocupada, por lo que prefirió ahorrarse trabajo al llegar; incluso ese día había limpiado voluntariamente su desastre creado en el cuarto de baño, por lo que no lograba comprender el motivo del enojo del otro; no cuando se había portado tan bien.

No obstante, cuando aquella pequeña falla llegó a su cabeza, el mundo se le derrumbó.

Oh, demonios…

—Levi… Levi, lo siento mucho. Prometo que no volveré a olvidarlo —imploró a este, haciendo intento de abrazarlo a pesar de toda la dificultad que conllevaba el ir cargado de bolsas y un estuche de violín; por su puesto, aquel pequeño y testarudo hombre no cooperó, plantando una firme mano sobre su pecho para mantener la distancia entre los dos, casi como si él fuese el ser más repugnante sobre la faz de la tierra—. ¡Vamos, Levi! Tus plantas no morirán porque haya olvidado regarlas un día. Lo haré ahora mismo si es lo que deseas, te lo juro. ¡Hasta les cantaré si quieres!

Nada más decir aquello, los pálidos ojos grises de este se afilaron peligrosamente.

—¿Olvidaste regar mis plantas, Eren? ¿A pesar de las cuarenta veces que te lo repetí mientras te vestías? —inquirió con un tono grave, lleno de amenaza—. Confié en ti, mocoso.

Intentando poner su mejor expresión de contrición y arrepentimiento al comprender que había agregado más combustible al enfado del otro, él asintió.

—Tenía muchas cosas en la cabeza esta mañana, cariño. ¿Me perdonas?

—No; no voy a perdonarte —soltó Levi enérgicamente. Metiendo la mano dentro de los negros vaqueros que llevaba, este extrajo una hoja arrebujada en un sobrecito y se lo enseñó—, y no solo por mis plantas, sino que por esto.

Nada más reconocer la maldita hoja culpable, Eren gimió para sus adentros, horrorizado. Había planeado llevarse aquello y tirarlo en cualquier sitio lejos de los supersticiosos ojos de Levi, ¡pero lo había olvidado!

—Cariño…

—Nada de cariño —lo atajó el otro—. ¡Un espejo, mocoso idiota! ¡Has roto un espejo! ¡Siete años de mala suerte, ¿lo recuerdas?! ¿Pensabas siquiera decírmelo en algún momento o esperarías hasta que las desgracias nos absorbieran?

Durante una fracción de segundos Eren estuvo tentado de mentir y decirle que sí, que claro que se lo contaría; pero, al sentir como la fría y escrutadora mirada de Levi lo taladraba sin piedad, negó con un gesto pesaroso.

—Pensaba dejarlo por allí —reconoció. Al ver como este empalidecía aún más, lo que era alarmante debido a que la piel de Levi de por sí era en extremo pálida, se apresuró a calmarlo—. Cariño, sé que estas cosas te importan, mucho, pero de verdad no creo que el romper un espejo así de pequeñito vaya a cambiar nada para nosotros. No tienes por qué asustarte.

—Vete —le dijo Levi con la misma seriedad absoluta de minutos antes—. He empacado todo lo que necesitarás durante unas semanas, tres si mis cálculos no fallan; y he hablado con Carla. Ella está encantada de recibirte en su casa por un tiempo, con todo y tu mala suerte.

Eren rogó paciencia, sabiendo que protestar no serviría de nada en esas circunstancias.

—¿Y cuánto tiempo me quieres fuera de casa? ¿Cuándo me permitirás volver?

Tras pensárselo detenidamente unos instantes, este le respondió:

—Creo que con siete años bastarán.

Los verdes ojos de Eren se abrieron hasta lo imposible.

—¡Siete años! ¡¿Me estás diciendo que viva con mis padres siete años más?! ¡Pero si solo hace cosa de uno que logré independizarme y nos mudamos aquí! —protestó ante lo irracional que el otro estaba siendo—. Además, te recuerdo que estamos casados, Levi, ¡casados! ¡Y hoy es nuestro primer aniversario! No puedes echarme de casa, así como así solo por… un espejo.

—Puedo —replicó este, muy digno—. De hecho, lo estoy haciendo.

—Juraste que estarías conmigo en las buenas y las malas, ¿no es así? —le recordó él, notando por primera vez como la fría fachada de dureza de Levi se resquebrajaba un poco, lo que lo hizo sentir tan triunfante que la Séptima Sinfonía de Beethoven comenzó a resonar en su cabeza en todo su magnífico esplendor.

O por lo menos lo hizo hasta que este habló, rompiendo de un solo golpe su delicado corazón:

—Nadie dijo nada de tener que soportar siete años de mala suerte, ¿o sí? No era parte del trato, mocoso.

Perdiendo la poca paciencia que le quedaba, Eren puso un pie más cerca de la entrada, dispuesto a ingresar a la casa incluso por la fuerza si era necesario; no obstante, su esposo se lo apartó sin ninguna delicadeza y el mínimo esfuerzo, manteniéndolo en su lugar.

—Esta también es mi casa. No puedes impedirme entrar —se defendió él con obstinación, pero Levi solo chasqueó la lengua en señal de desaprobación.

—Llevas dos partes de la cuota sin pagar, y he tenido que cubrirlas yo, Jaeger. No pensaba decirte nada, pero, dadas las circunstancias, no me dejas más opción. Ahora mismo la casa es más mía que tuya, así como un cincuenta y dos por ciento contra un cuarentaiocho.

Haciendo rápidamente memoria, Eren tuvo que reconocer que este tenía razón. Los últimos meses había estado tan absorto en la preparación de su primer concierto como solista, que tenía poco espacio en la cabeza para nada más. Seguramente si Levi no hubiese estado allí para él, cubriendo las tareas del día a día a pesar de tener sus propias responsabilidades, él ya habría colapsado y muerto.

—Levi —intentó una vez más, acercándose lo suficiente a este para que al inclinarse un poco sus rostros quedasen frente a frente—, ¿qué va a ser de nosotros si no nos vemos por siete años? Hasta podríamos acabar divorciándonos después de solo un año de feliz matrimonio. ¿De verdad deseas eso?

Al oír su velada advertencia, Levi contuvo el aliento unos segundos; no obstante, tras pensárselo un poco más, negó.

—Trabajamos juntos tres días a la semana con la orquesta, mocoso, así que nos veremos. Incluso podemos quedar a comer y cenar si gustas; además, podríamos tener citas los fines de semana que no tengamos presentaciones, como cuando éramos novios —le respondió, palmeando su mejilla con cariño antes de meter en el bolsillo de su oscuro abrigo azul el sobrecito con el espejo maldito y dejar un beso sobre sus labios—. Feliz aniversario, Eren. Dale saludos a Carla de mi parte.

En el pequeño lapsus de tiempo que su cerebro demoró en comprender lo que su esposo intentaba decirle con aquello, este aprovechó de casi cerrarle la puerta en las narices, haciendo que la Séptima Sinfonía de Beethoven se convirtiese de golpe en la Quinta, con todo su majestuoso drama.

A pesar de que él superaba a Levi en más de veinte centímetros de altura con su metro ochenta y tres, este lo superaba en fuerza de una forma abrumadora, algo que a Eren lo había sorprendido muchísimo en un comienzo, ya que, debido a su apariencia más delicada y menuda, la complexión de su esposo invitaba a engaño.

El desastre para ambos se produjo más o menos al mismo tiempo, cuando él luchó por entrar y Levi por mantenerlo fuera. Con lo que ninguno de los dos contó, fue conque a causa del forcejeo el pastel se cayera, haciéndolos resbalar y acabar ambos tumbados en la entrada de su casa, cubiertos de crema.

 

——o——

 

Viendo el lado positivo de la situación, Eren tuvo que reconocer que el accidente del pastel había servido para que Levi finalmente le dejase entrar a la casa a pesar de su renuencia, e incluso sus maletas volvían a estar dentro; todavía aguardando junto a la puerta, pero dentro. Y eso era algo muy bueno.

Aun así, ahora ambos se encontraban en la amplia y blanca cocina aplicando hielo a la muñeca derecha de su esposo, la cual, a pesar de no parecer demasiado dañada, sí tenía una hinchazón un poco preocupante.

—¡Joder, mocoso! ¡Ten más cuidado, maldición! —soltó furioso Levi cuando él aplicó la compresa fría sobre el área lastimada, intentando así aliviar el dolor.

—¿No crees que lo mejor sería ir a que te viesen en el hospital? —inquirió, sintiendo su estómago contraerse como en un descrecendo a causa de la preocupación—. Mi hermano está de turno hoy.

Los delgados labios de Levi se fruncieron en una mueca de disgusto, y Eren comprendió el porqué. Durante la última cena familiar, su esposo y hermano mayor habían acabado bastante mal; como siempre en realidad. Nada más conocerse, Zeke y Levi se habían detestado mutuamente.

Dios, ¿por qué solo tenía hombres difíciles en su vida?, se preguntó con desesperación.

—Esto es culpa del espejo —insistió Levi, dejándose llevar una vez más por el pánico de su superstición—. Nada de esto habría pasado si no hubieras roto esa mierda de espejo, mocoso; estoy seguro. ¿Se puede saber cómo demonios lo hiciste?

—No lo sé —admitió él con sinceridad—. Tan solo estaba terminando de acomodar las cosas en el cuarto de baño cuando se cayó de la nada. ¡De verdad, Levi! —insistió al ver como los plateados ojos de su esposo se entrecerraban con sospecha—. ¿Para qué voy a mentirte sí ya me has descubierto?

—Porque eres un mentiroso en potencia. Lo supe desde la primera vez que nos vimos y dijiste que no habías chocado mi coche cuando las cámaras de seguridad del teatro demostraron que sí lo habías hecho, mocoso cínico.

—¡Oye, que yo de verdad pensaba que no había sido mi culpa! Y no puedes regañarme por eso, recién estaba aprendiendo a conducir. Mi concepto de dimensión y espacio estaba un poco atrofiado por ese entonces.

—Sigue atrofiado, no te quepa duda.

Al recordar aquel momento de su vida, hacía cuatro años atrás, Eren no pudo evitar sonreír. Por aquellos días él tenía veintidós y cursaba su último año en el conservatorio, pero aun así había tenido la buena fortuna de conseguir una plaza como violinista en la Orquesta Filarmónica de Shiganshina. Lo que jamás esperó, fue que, en su primer día de trabajo con la orquesta, acabaría cabreando hasta lo imposible al pianista favorito del director de esta, Levi Ackerman, quien además de sacarle diez años y ser increíblemente reconocido por su talento, tenía un carácter de los mil demonios.

Tras el incidente del coche —y aclarar que Eren había sido el culpable—, este insistió sin tregua durante dos semanas para que lo despidieran, y solo había sido gracias a la infinita bondad de Erwin Smith y su corazón paternal, que él pudo permanecer en su puesto a pesar de los deseos del otro hombre.

Como fue que cuatro años después de aquel desafortunado incidente Levi y él estaban cumpliendo un año de casados, era otra larga y compleja historia.

—Oi, mocoso, ¿crees que la inflamación esté bajando? —le preguntó su esposo, preocupado—. Si me tengo que vendarme la muñeca, necesitaré al menos una semana de reposo. Y los compromisos…

Buscando sus labios, Eren lo besó para callarlo antes de que la ansiedad lo consumiera y Levi se convirtiera en un cúmulo de pensamientos negativos como tantas otras veces. A pesar de ser un hombre que se mostraba moderado y mesurado casi todo el tiempo a ojos de otros, en el fondo su esposo estaba lleno de manías absurdas y unos nervios tensos que rivalizaban con las cuerdas de su violín.

—Si tienes que guardar reposo unos días, yo cuidaré de ti —prometió a Levi con total solemnidad.

—Tch, ¿así cómo cuidaste de mis plantas?

Eren sintió horrible aquella rastrera puñalada.

—Cariño, solo fue un descuido de una vez. No volverá a ocurrir —prometió, volviendo a besar suavemente sus labios tensos—. Además, ninguna planta muere por pasarse uno o dos días sin beber agua.

—Veamos cómo te sentaría a ti el estar en las mismas condiciones, Jaeger. —Jalándole el largo cabello castaño a modo de venganza, Levi le deshizo la coleta; Eren, no obstante, solo se rio y volvió a arrimarlo contra la encimera, besándolo sin darle oportunidad de escapar.

Una vez se separaron para recuperar aire, la expresión de disgusto de Levi fue más que evidente. Eren —bastante asustado y preocupado— comenzó a preguntarse si lo habría hecho demasiado mal, pero al ver como su marido echaba a correr la llave del fregadero y se lavaba las manos, frenético, cayó en cuenta de que aún estaban todos cubiertos de pegajoso pastel.

—Siento que este día de mierda no ha hecho más que comenzar —auguró Levi secándose las manos a consciencia con una toalla de papel—. Estoy seguro de que todas estas desgracias son por culpa de ese maldito espejo.

—Claro que no, Levi. Son solo cosas que pasan, ¿sabes? —lo tranquilizó él, como siempre que las supersticiones en las que este tanto creía lo superaban—. Todos tenemos días buenos, días mal… ¡Pero, Levi! ¡¿Qué demonios…?! ¡¿Sal?! —preguntó a su esposo cuando notó el regusto salobre de los blancos gránulos que le acababa de lanzar—. ¡¿Me acabas de tirar encima sal?!

—Te estoy purificando. Espanta las malas vibras —explicó Levi, echándose él mismo unos cuantos granos encima—. Creo que lo vamos a necesitar si seguimos viviendo juntos.

Eren estaba a punto de comenzar a protestar cuando oyó las últimas palabras de este. Nada más asimilar el «viviendo juntos», se olvidó de toda precaución, de todo el pastel que lo envolvía y de toda su supuesta mala suerte, abrazando a Levi con todas sus fuerzas.

¡Sabía que su marido acabaría entrando en razón!

—Joder, Eren, ¡aparta! —protestó este de inmediato—. Mientras estés sucio, manos fuera.

—Hace un rato no te quejabas.

—Hace un rato aun me encontraba en shock debido al espejo roto, tus siete años de mala suerte y mi muñeca lastimada. Fue una especie de demencia temporal, ya sabes.

A pesar de las protestas de Levi, el alivio que Eren sintió al no ser echado de casa fue tan grande, que no se atrevió a desobedecer, permaneciendo quietecito en su sitio mientras su esposo terminaba de purificar, lo que fuese que tuviera que purificar. No obstante, cuando este le pidió que le entregara el sobrecito con el espejo fragmentado, su sobrecargado cerebro tuvo una revelación que lo hizo fruncir el ceño.

—Oye, Levi —llamó al otro, haciendo que se volviese a verlo—. ¿Por qué has llegado temprano a casa? ¿No se suponía que acabarías de impartir tus clases por sobre las siete?

—¿Y no se suponía que el ensayo de la orquesta acabaría sobre las ocho, mocoso? —replicó su esposo con acidez.

Ignorando la pregunta de este, Eren insistió:

—¿Y dónde está tú coche?

—Averiado, así que lo dejé en la universidad porque quería llegar pronto a casa. Supongo que tu suerte de mierda ya estaba surtiendo efecto en mí.

Al detectar un ligero sonroso en las pálidas mejillas de este, Eren unió las pistas y descubrió la respuesta tras el misterio.

—¡Oh, Levi, que lindo eres! —Obviando su instinto de supervivencia, el cual le advertía a gritos que tentar aún más la suerte con su esposo sería una malísima idea, volvió a echarle los brazos encima, escondiendo el rostro en su cuello, sintiendo como el Romance para violín núm. 2 de Beethoven resonaba en su cabeza—. ¿Llegaste pronto porque ibas a preparar algo por nuestro primer aniversario?

—Claro que no —negó Levi, como hacía siempre que algo le incomodaba; aun así, respondió su abrazo con un par de cariñosas palmaditas en la espalda—. ¿Y que hay contigo, mocoso problemático? ¿Esos eran también tus planes? ¿Querías sorprenderme?

—¡Por supuesto! Pero al final la sorpresa me la llevé yo cuando vi allí mis maletas. Levi, no puedes darme esos sustos o me los podría acabar por creer —regañó a su esposo muy serio, pero este solo se encogió de hombros.

—Lo decía de verdad. Realmente llamé a Carla.

Nada más imaginarse a su madre llamándolo más tarde esa noche para saber qué había hecho para lograr que Levi deseara hacerlo desaparecer —aunque no fuese la primera vez—, Eren gimió mentalmente. Su vida ahora sonaba como la Marcha Fúnebre de Sigfrido de Wagner, llena de sufrimiento y peligro. No sería un dios, pero ya sentía el ocaso llegar a su vida.

Pero todavía así —y con mala suerte incluida—, las cosas entre ellos volvían a estar bien, con su vida cotidiana y sencilla pasando el día a día y aquella pequeña familia de dos que ahora formaban. Incluso Eren podría decir que, para ser un primer aniversario de casados, no había estado tan mal. De seguro no lo iban a olvidar jamás.

—Y, por cierto, ¿cómo lograste que Erwin te permitiese salir antes? Ese bastardo preferiría cortarse un brazo antes que detener un ensayo —le preguntó Levi cuando él tomó su pálida mano izquierda, jugueteando con el anillo que allí descansaba.

Al recordar ese punto, ese importantísimo punto, Eren sonrió inocentemente, intentando que no se notara lo muy nervioso que estaba y como su corazón parecía latir a un tempo de prestissimo.

—Aaah, sobre eso, Levi, verás… creo que obligatoriamente tendremos que agrandar la familia. —Los grises ojos de su esposo volaron hacia él, llenos de pánico—. Le tuve que decir a Erwin que adoptaríamos uno de los gatitos que tiene Hange. De esos que nos envió fotografías el otro día, ¿recuerdas?

—No, no y ¡no! —negó este tajante, soltando su mano y comenzando a desenvolver los trozos de espejo roto para tirarles un puñado de sal encima—. Nada de animales en casa, Jaeger, ya tengo más que suficiente contigo en mi vida.

Eren estaba a punto de decirle que esa comparación era terriblemente injusta, porque, aunque él fuese algo desordenado y diera problemas, al menos cooperaba y aportaba con dinero en casa, cuando el sonido de una puerta cerrándose con estrépito en la segunda planta los sobresaltó, tanto que Levi se quedó estupefacto a medio camino de su purificación.

El sonido volvió a repetirse dos veces más, ante lo que Eren se preguntó si se habría dejado alguna ventana abierta al salir aquella mañana, aunque lo dudaba. Después de todo era veintiuno de junio, justo el punto cuando el verano acababa y el otoño daba comienzo, por lo que los días ya eran más fríos.

—Es la maldición del espejo —insistió Levi con total convencimiento—. Estoy seguro de que algo pasó cuando lo rompiste, mocoso.

—Ya te dije que ni siquiera sé si fui yo —insistió Eren—. En un momento solo oí el sonido del golpe y al volverme ya estaba allí, tirado en el piso.

El ceño de Levi se frunció todavía más.

—¿Estás intentando librarte de culpa echándosela a un fantasma, mocoso tramposo?

Nada más decir aquello la puerta de la segunda planta volvió a cerrarse, y aunque él no era partícipe de creer en supersticiones y cosas extrañas como Levi, Eren si sintió un poquito de miedo, tanto como para sujetar la mano de su esposo hasta casi triturarla.

—Mocoso —le dijo este con la voz serena que ocupaba a veces para informarle que tendrían que limpiar la casa de arriba abajo y luego practicar durante tres o cuatro horas—. Creo que tenemos un fantasma.

Ya fuese por los nervios o porque su cerebro acababa de volverse idiota, Eren rompió a reír.

—¡Cariño, es imposible que tengamos un fantasma! Si fuera así, ya nos habríamos dado cuenta, ¿no?

—¿Y por qué crees que nos dejaron tan barata la puta casa? Yo me temí algo extraño desde el primer día, te lo dije. Ese viejo bastardo era muy sospechoso —insistió Levi—. Además, estoy seguro de que tenerlo aquí es culpa de que rompieras el espejo.

Eren estaba a punto de protestar, de decirle que aquello era tan absurdo como imposible; sin embargo, la puerta de la cocina se agitó un poco, apenas un poquito, y por el rabillo del ojo pudo contemplar como algo pequeño y pálido pareció asomarse a través del destrozado espejo.

Pero fue cuando oyó a Levi contener la respiración que supo algo iba mal. Sintiendo el aire congelarse en sus pulmones, Eren levantó su verde mirada, encontrándose con que frente a ellos había una niña de no más de diez años, toda rubia, pálida y por completo vestida de blanco, además de algo trasparente en los bordes, ¡muy trasparente!

La sonrisa que esta les dedicó al mirarlos fue algo tímida al comienzo; aun así, luego se ensanchó más, como si de verdad estuviera contenta al verlos.

—Hola, familia —les saludó alegremente.

Y Eren, que jamás había creído en supersticiones, hechos paranormales y mucho menos fantasmas, tuvo que reconocer que su vida en esos momentos sonaba como la Obertura del Fantasma de la Ópera de Lloyd-Webber; así de espeluznante y tétrica.

Al parecer, donde vivían dos, ahora tendrían que aprender a convivir tres.

Notas finales:

Primero que nada, para todos quienes hayan llegado hasta aquí, muchas gracias. Realmente espero que el primer capítulo de esta historia tan extraña haya sido de su agrado y que, por lo menos, quede un poquito de curiosidad por lo que se viene a continuación.

Para quienes no me conocen desde antes, soy Tessa, así que un gusto y gracias por la oportunidad. Si alguien ya se ha topado con alguna otra de mis historias, ¡un gusto nuevamente y muchas gracias por darme la oportunidad, otra vez!

En esta oportunidad traigo una historia cortita de solo ocho capítulos de cuatro mil palabras cada uno, tomando los temas «seguros» asignados para la EreRiren Special Week, que comienza desde hoy, domingo 8, hasta el sábado 14 de este mes; no obstante, como vengo saliendo muy agotada de participar en el Ererictober de este año, la publicación de estos capítulos será semanal en vez de diaria; o sea, uno nuevo cada domingo a partir de hoy hasta el 27 de diciembre.

Sobre la historia en sí misma, es una mezcla un poco extraña de bastantes cosas. Tiene un poco de música, debido a que tanto Eren y Levi son músicos de profesión, y tiene un poco de paranormal, como podrán haber ya descubierto por el final; además, transcurrirá no de manera lineal, sino en años, por lo que el capítulo dos será un año después de este, en el segundo aniversario de ambos muchachos, y así sucesivamente hasta el final.

Por otro lado, creo que ya la mayoría podrá imaginarse quien será el nuevo y tercer componente de esta pequeña familia, así que solo espero les pareciese bien y disfruten su participación, ya que la idea de esta historia es un poco esa, jugar con el absurdo.

La vida de Eren tiene su propia banda sonora, como supongo también ya se habrán dado cuenta, y los temas elegidos para este capítulo han sido los siguientes:

-Rondó alla Turca de Mozart, o también conocido como la Marcha Turca que es el tercer movimiento de la Sonata para piano num. 11 del compositor, y la parte más conocida de esta. Es una pieza muy alegre, muy divertida y que tiene mucho del estilo distendido de Mozart, por ese motivo, Eren la asocia a su momento de entusiasta alegría.

-Tercera Sinfonía en Mi bemol mayor, Op. 55 de Beethoven, también conocida como Heroica, es una pieza completamente de triunfo, que habla de un héroe sobreponiéndose ante las adversidades, por eso Eren la asocia al hecho de que conseguirá que Levi ceda a su petición y lo perdone.

-Quinta Sinfonía en Do menor, Op. 7 de Beethoven, o también conocida como la Sinfonía del Destino o La llamada del destino, es una pieza que habla de lo inevitable, prácticamente diciendo: este es tu destino llamando a la puerta. Por eso Eren la asocia al trágico hecho de que Levi no lo va a perdonar tan fácil.

-Romance para violín y orquesta num. 2 en Fa mayor, Op 50 de Beethoven, tal como lo dice su título, es un tema de aires románticos, que en este caso habla directamente de un amor dulce con pasajes apasionados y dramáticos en algunas ocasiones. Por eso la asocia cuando supone que Levi deseaba darle una sorpresa por su aniversario.

-Marcha fúnebre de Sigfrido, de Wagner, forma parte de la ópera El ocaso de los dioses, y tal como lo señala su título, es la muerte del héroe de la historia, con todo el lamento trágico que este hecho lleva; por eso Eren, con todos sus aires de reina del drama, lo asocia al hecho de que Levi realmente pensaba mandarlo de regreso a casa de sus padres. Él sufre y por eso es el héroe caído.

-Obertura del Fantasma de la Ópera de Lloyd-Webber, la como su título señala, es la pieza de entrada a esta maravillosa ópera, cargada de todo el misterio dramático y espeluznante de la historia y este misterioso fantasma, así que debido a que Eren ahora tiene a su propio misterioso fantasma, este tema llenó su cabeza.

Por otro lado, hay tres términos musicales que se asocian igualmente a la historia: Tempo, que señala el tiempo o rapidez que tiene una pieza musical. Descrecendo, que marca que la intensidad de un sonido va de mayor a menor, disminuyendo constantemente, y por último el Prestissimo, que es una de las velocidades asociadas al tempo y la cual tiene un compás muy rápido, rapidísimo en realidad, de allí que Eren sienta a su corazón latir de ese modo.

Y bueno, como mi vida también gira en torno a su propia banda sonora, los dos temas que dieron forma a esta historia de entrada fueron Stay, Stay, Stay y Paper Rings, ambos de Taylor Swift.

Para quienes leen el resto de mis historias, aviso que mañana (o el martes a más tardar) publicaré el nuevo capítulo de In Focus que ya está en beteo; luego de eso, para el domingo nuevamente Tú + Yo = Allegro, y entre lunes y martes siguiente, Anonymous.

Una vez más muchas gracias por la oportunidad, quedo en deuda, por lo que solo espero que al menos este primer capítulo haya compensado. Hasta la siguiente semana entonces. Un abrazo a la distancia y mis mejores deseos para ustedes y los suyos.

 

Tessa.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).