—¡Te reíste de su chiste! —El Uzumaki cruzó sus brazos, incómodo con la situación. Su berrinche había provocado que se quemara la mano con su café.
El invierno estaba siendo realmente frío, Sasuke y Naruto se encontraban conversando en un parque cercano a su departamento.
—Estás exagerando —Sasuke prefirió ignorar el extraño humor de su novio.
—¡Ni siquiera era tan gracioso, no lo entiendo! —El rubio se dejó caer por completo en la banca.
—Lo dices como si reírme del chiste de Kiba significará besuquearme con él en el baño —el Uchiha viró los ojos, estaba comenzando a hartarse.
—¡Es incluso peor! nunca te ríes de mis bromas —Naruto siguió reprochado a Sasuke, había dejado su café a un lado y decidió frotar su frente contra el hombro de su pareja.
—A veces lo hago —su celular parecía una distracción decente mientras el rubio terminaba con su teatro.
—Pero no de esa forma —Está vez la voz del rubio sí que parecía dolida.
—¿De qué hablas? —Pero Sasuke no se dejaría manipular por ese idiota.
—Ya sabes cuándo subes ambas comisuras de tus labios y tu nariz hace un sonido gracioso —Naruto intento imitar el ruido, que más parecía el chillido de un cerdito.
—No fue gracioso y por supuesto que mi risa no suena de esa forma, perdedor.
El Uzumaki pasó los brazos alrededor de Sasuke, los múltiples abrigos que llevaban no permitían que cerrará completamente el abrazo, pero no se rindió. Cuando se sintió suficientemente cerca habló —Lo siento, es solo que... Estoy celoso, no tengo remedio, te amo tanto, creí que tu sonrisa era solo mía.
Sasuke suspiro, era extraño que Naruto se comportará de esa forma, eso quería decir que estaba ocultando sus verdaderos sentimientos bajo juegos y bromas, tal vez, podría ayudarlo un poco.
—Está bien, mira, no te voy a convencer de lo contrario porque eres un maldito necio, así que se me ocurre igualar las cosas, ¿qué quieres a cambio?
—¿A cambio de qué? —El Uzumaki estaba confundido y veía a Sasuke fijamente.
—Por reírme del mal chiste de Inuzuka... Es obvio.
Naruto lo pensó por largo rato mientras seguía bebiendo del café que recuperó después de un rato.
—¡Lo tengo! Tienes que gritar a todo pulmón que me amas y adoras mis chistes, solo así te perdonaré. — El rubio estaba satisfecho con su revelación, era una idea fantástica.
—¡Estás soñando Uzumaki! No voy a humillarme en público. —Sasuke estaba dispuesto a comprarle ramen un mes entero, obviamente no esperaba que le pidiera aquello.
—¡Entonces olvídate de que regrese a casa contigo! ¡Jodido infiel! —Naruto comenzó a alzar la voz. Las personas alrededor volteaban curiosas por las pataletas que hacía.
—Bien, lo haré, pero deja de gritar, idiota... —Sasuke tenía las mejillas y la nariz sonrojadas, cerró los ojos y sacó aire despacio, su corazón latía fuertemente, lo sentía por todo el cuerpo, tomó todo el valor que había acumulado en toda una vida y gritó —¡Amo a Naruto Uzumaki y sus chistes son geniales!
Respiraba pesadamente, volteó a ver al idiota detrás de él.
Naruto tenía la boca abierta y las orejas rojas de vergüenza —No creí que lo dijeras en serio, eres tan cursi.
—¡¡¡Tú me pediste que lo hiciera, perdedor!!!