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Pide un Deseo (Riren/Ereri) por Tesschan

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Notas del capitulo:

Descargo: Shingeki no Kyojin y sus personajes le pertenecen a Hajime Isayama, yo solo los he tomado prestados para esta historia.

Temas del capítulo: San Valentín / Primera cita / Juntos en su soledad.

 CAPÍTULO 1:

DESEO DE LUNA NUEVA PARA DOS CORAZONES ROTOS

 

Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos.

(Julio Cortázar, Rayuela).

 

 

 

Tras acabar de poner orden en su estación de trabajo, y de paso también en la de Isabel, que junto a él era la última en el salón, Levi dedicó una mirada de profundo odio a su móvil y lo apagó con enfado sin leer ninguno de los mensajes pendientes. Por él, Farlan podía irse al demonio.

Al ser aquel día catorce de febrero, el salón de belleza había estado lleno de clientes desde primera hora de la mañana hasta muy entrada la tarde, por lo que apenas habían tenido un momento de descanso. Levi estaba acostumbrado a ese ritmo agotador tras tantos años trabajando en el rubro, pero su estado de ánimo, tan maltrecho, no había ayudado ni un poco a que aquella jornada fuese algo agradable.

—Ignorar el problema no hará que este desaparezca, hermano mayor —lo reprendió Izzi, quitando del blanco tocador sus utensilios de trabajo para guardarlos en el carrito que le pertenecía—. Podrás estar enfadado con Farlan en estos momentos, y se lo merece, pero no va a dejar de llamarte si no lo aclaras todo de una buena vez.

—¿Y qué más claro puede ser que haber terminado con él y haberlo mandado a la mierda? —protestó él, quitándose el negro delantal para sacudirlo y dejarlo perfectamente doblado en la estantería—. Tu hermano mayor es un incordio, mocosa.

—Medio hermano —se defendió Isabel con una sonrisilla, sentándose en la negra silla giratoria para mirarse en el enorme espejo y comenzar a cepillar sus pelirrojas coletas—. Levi, sé que Farlan se ha portado horrible contigo y no ha sido el mejor novio del mundo, ¡Dios, si yo misma estoy muy enfadada con él por todo lo que te ha hecho! Aun así, ¿de verdad no pueden arreglar las cosas entre ustedes como en otras oportunidades? Con sus errores y todo, mi hermano sí te quiere.

—No esta vez, Izzi —replicó él, acariciando la cabeza de esta y sintiendo encogerse su corazón al ver la expresión de congoja que se formó en su bonito rostro de grandes ojos verdes ante sus palabras—. No esta vez.

A pesar de lo bien que siempre se llevaban ya fuese en el trabajo o fuera de él, la siguiente media hora con Isabel se le hizo a Levi bastante dura. La muchacha de veintisiete años no solo había sido su aprendiz y ahora su compañera de trabajo en el salón de belleza de su propiedad, Dreams, sino que también era la hermana pequeña de Farlan, su novio durante los último seis años y a quien llevaba casi tres meses deseando quemar en las llamas del Infierno para ver si así lograba deshacerse de él.

Era totalmente comprensible que Isabel pareciese tan triste a pesar de su parloteo incesante y sus constantes sonrisas, se dijo Levi al contemplarla tan cabizbaja; después de todo, aquella parte de su familia que esta siempre sintió segura se había desmoronado como un castillo de naipes.

—Hermano —lo llamó la muchacha con voz preocupada cuando él estaba terminando de recaudar el dinero para ya cerrar el salón—, Farlan viene para acá. Me ha dicho que llegará en unos diez minutos, por lo que me pidió te entretuviese un poco más y no te dejara marchar aún.

Las palabras de Isabel fueron como un golpe para Levi, dejándolo un instante sin saber que hacer debido a su cerebro tontamente desconcertado ante aquella noticia.

Llevaba un mes completo sin ver a Farlan, y más de dos sin que hablasen correctamente. Su relación ya no tenía vuelta, él lo sabía bien y se lo había dejado muy claro a este; aun así, la parte más tonta de sí le hacía dudar a veces de su decisión. Después de todo, no era que no quisiese a Farlan. Después de todo, perdonar y recomenzar parecía ser siempre su ciclo tan tóxico como interminable.

—Ya acabo yo de cerrar, así que vete —dijo de pronto Isabel, quitándole la caja del dinero de las manos y poniendo en su lugar su negro abrigo con la bufanda a juego.

—Oi, mocosa, ¿qué demonios? ¡Pero si aún falta mucho por hacer!

—Y me encargaré de todo, te lo prometo. Y si me demoro, pondré a ese idiota terco a trabajar en tu lugar —replicó Izzi, sonriendo y poniéndose de puntillas para dejar un beso sobre su pálida mejilla—. No mereces pasar un San Valentín así, hermano mayor.

Sin embargo, en lo único que Levi pudo pensar cuando abandonó finalmente el salón, minutos después, era que jamás en su vida le había dolido tanto aquella condenada fecha.

 

——o——

 

Ya fuese por lo muy ofuscado que se encontraba debido a Farlan y su estupidez, o quizá solo debido al cansancio acumulado tras aquel larguísimo día de trabajo, Levi se sintió por completo perdido cuando, de un momento a otro, no supo donde se encontraba.

Había decidido pasar a comprar algo de comer camino a casa, ya que no estaba de humor para cocinar ni descongelar nada cuando llegase; no obstante, en vez de tomar el camino habitual hacia la tienda, se encontró recorriendo un pequeño parque cercano a esta; uno que no recordaba haber visitado nunca hasta ahora y que, sin embargo, le pareció ridículamente conocido.

Febrero ya estaba inmerso en pleno invierno, con el frío tan impregnado en la atmosfera seca de Mitras, que el respirar resultaba casi una tortura infernal. El serpenteante camino de blanquecina gravilla bajo sus pies parecía un sendero de ensueño creado por la luna, bordeado de arces ahora desnudos, los cuales habían plagado de rojo y deslucido dorado el suelo con sus hojas caídas, esperando el volver a renacer con la estación cálida.

Dejando escapar un suspiro, Levi se sentó en una de las bancas más alejadas de la zona central, alzando el rostro hacia el oscurecido cielo nocturno debido a la luna ausente. Un cielo tan repleto de estrellas rutilantes y luminosas, que estas parecían un puñado de diamantes arrojados caprichosamente sobre el aterciopelado firmamento.

Contemplando aquellas estrellas distantes, donde quizás existiesen otras vidas, muy diferentes a la suya, Levi se preguntó que demonios estaba haciendo con su existencia. Su relación con Farlan ya no tenía arreglo, porque su paciencia y aguante habían llegado a un límite que incluso jamás creyó poseer. Sintiéndose siempre tan cansado y desilusionado de todo, sobre todo de sí mismo y su estupidez, que a veces le costaba verse al espejo sin detestarse.

La aparición de aquella estrella fugaz lo pilló completamente por sorpresa, principalmente porque hacía muchísimos años que no veía una.

«Hermosa», fue su primer pensamiento sobre ella, viendo como esta resplandecía en el cielo dejando tras de sí su blanca estela; tan fulgurosa como una llama en medio de la oscuridad antes de comenzar su largo descenso.

Siguiendo un impulso tan infantil como tonto, antes de que esta se extinguiese del todo pidió un deseo. La necesidad de un cambio y las segundas oportunidades; de saber que sus decisiones eran las correctas para seguir luchando por su felicidad.

Una sonrisa curvó sus labios al pensar en lo absurda que era aquella tontería, porque ciertamente un deseo a una estrella moribunda no podía asegurar la felicidad de nadie.

Aun así, y pese a intentar imponerse algo de sentido común a la fuerza, una esperanza cálida anidó en su pecho; una que se vio interrumpida por el quedo gemido y las maldiciones de alguien que acabó tumbado cuan largo era a sus pies. Un alto y esbelto chico de piel morena y largos cabellos castaños sujetos en un desastre de coleta, quien al levantar el rostro dejó a Levi sin aliento no solo por lo guapo que era, sino por sus impresionantes ojos verdes, los cuales, de forma inesperada, le recordaron a las estrellas que minutos antes estaba admirando.

—Ah —dijo este, sonriendo algo abochornado debido a su penoso accidente—, creo que acabas de robarte mi deseo.

 

——o——

 

Desde la primera hora de aquella mañana, nada más levantarse y recordar que aquel día era San Valentín y Farlan un completo hijo de puta, Levi había sabido que aquella jornada no sería nada buena para él. No obstante, jamás esperó que acabase esta ayudando a curar los rasmillones de un completo desconocido, sacrificando su inmaculado pañuelo blanco y su preciada botella de agua, y todo porque aquel mocoso idiota parecía ser un total desastre andante.

—¡Joder contigo! ¡¿Podrías dejar de tararear de una puta vez?! ¡Me desconcentras, carajo! —protestó cuando acabó de limpiar las palmas de este, quien se quedó callado en el acto—. ¿Y qué mierda era eso?

—¡¿Cómo no conoces Somewhere Over the Rainbow?! —le preguntó el chico con enormes y verdes ojos indignados—. ¡Es cultura general! Y esas han sido demasiadas groserías juntas.

—¿Eso era lo que tarareabas? Tch, lo haces fatal. Y que quede claro: mi boca, mi problema.

—Tu único problema es tu mal oído —insistió aquel mocoso, mirando sus manos ahora limpias de todas las piedrecillas que habían acabado allí cuando decidió adorar el suelo—. Por cierto, me llamo Eren.

—Levi —respondió él, tomando con cuidado la mano que este tendió en su dirección, aunque prácticamente ya la conocía de memoria.

Durante unos instantes ambos se estudiaron detenidamente en medio del silencio nocturno, de seguro pensando en lo ridículo que era comenzar así un primer encuentro.

Tal y como determinó nada más verle, Eren era un muchacho atractivo de rasgos bien definidos y una bonita piel morena que los hacía resaltar; sin embargo, para Levi, el atributo más notable de este eran sus ojos. Ojos enormes y con un hermoso color verdeazulado que parecían tintarse de dorado bajo la anaranjada luz de las farolas, y que bordeados por sus espesas pestañas oscuras y unas dramáticas cejas que parecían enfatizar todo lo que decía, llamaban la atención de quien los contemplase.

—¿Qué haces solo en medio de un parque el día de San Valentín? ¿No tienes una cita para hoy? —preguntó el chico una vez acabó de estudiarlo, abriendo la bolsa de papel que llevaba consigo y la cual también había acabado dándose un buen porrazo durante la caída.

—¿Y qué haces tú en medio de un parque el día de San Valentín, mocoso? ¿Tu cita te ha botado?

Eren rompió a reír y negó con un gesto ante su ácida respuesta, volviendo su cabello un desastre aun mayor y haciendo que los dedos de Levi cosquilleasen de desesperación debido a ello. Él realmente odiaba a las personas desaliñadas.

—No hay cita porque tengo el corazón roto, así que sé más amable conmigo, por favor —pidió el mocoso posando una mano sobre su pecho con todo dramatismo—. No he podido cumplir una promesa.

A pesar de que las palabras de este fueron dichas casi como una broma, la intensidad en su mirada dejó claro a Levi que eran por completo ciertas.

Tras asimilarlas un poco, comprendió que curiosamente podía entender al chico a la perfección; él mismo tenía el corazón roto por una promesa incumplida no solo una vez, sino que tantas que ya ni siquiera recordaba en cuantas ocasiones había perdonado y dado una nueva oportunidad. Tantas que, en algún punto, ya dejaron de importarle, porque el amor que antes las había sustentado acabó desvaneciéndose como el agua en un cántaro trizado, filtrándose por las fracturas hasta ya no quedar nada.

—Terminé con mi novio de seis años hace casi tres meses atrás. Hemos roto y vuelto una puta infinidad de veces durante todo ese tiempo juntos, pero esta vez me cansé, realmente lo hice; aun así, el muy bastardo lleva días jodiéndome para que regrese con él —confesó de pronto Levi, sin siquiera saber porque mierda le estaba contando aquello a un completo desconocido. Seguramente el hecho de que no volverían a verse, una vez se separaran, tenía mucho que ver.

—¿Y le has dicho que no será así? —inquirió Eren. Sacando un sándwich un poco aplastado de la bolsa, este lo partió en dos y tendió una de las mitades en su dirección, la cual él miró con desconfianza—. ¿Qué? Es de ensalada de pollo, ¡está muy bueno!

—Ni siquiera te conozco, así que perfectamente podrías ser un asesino o un psicópata. ¿Qué me asegura que no estás intentando drogarme o alguna otra mierda?

—Te lo asegura mi estómago —respondió el chico suspirando con resignación y dando un mordisco a su parte del sándwich—. Además, ¿qué psicópata o asesino se tiraría «literalmente» a tus pies, por muy guapo que seas? Decide ya, Levi, ¿lo vas a querer o no? Porque yo sí muero de hambre.

Un poco de mala gana —y sintiéndose un completo imbécil—, Levi se tragó sus protestas y aceptó la parte del emparedado brindada por el mocoso, comenzando a comer en silencio. Aquel día había tenido tanto trabajo en el salón que ni siquiera tuvo tiempo de almorzar, por lo que llevaba horas sobreviviendo solamente a base de té, lo que no podía ser nada sano.

—Farlan es terco —empezó nuevamente, retomando la pregunta que antes había hecho Eren—. Piensa que este es otro de mis enfados explosivos y pasajeros, por lo que una vez recapacite lo suficiente, podremos regresar a nuestra relación como antes.

—Espero que no sea así.

Levi torció los labios con disgusto.

—¡Claro que no lo será! ¿Sabes cuantas veces ese cabrón me ha engañado con otros en estos seis años? —le preguntó con indignación—. Más de diez. Es un infiel patológico, y yo un imbécil de mierda por seguirlo perdonando.

Los ojos de Eren se abrieron con evidente sorpresa al oírlo, pero tras acabar de comer el último bocado de su sándwich, asintió con solemnidad.

—Me alegra mucho que no quieras regresar con él. Tu ex no se lo merece.

Sin poder evitarlo, Levi rompió a reír, divertido por lo absurdo de aquella plática y ese encuentro entre ambos. Aquel tonto mocoso ni siquiera lo conocía o sabía algo sobre él aparte de lo que acababa de contarle. Levi, perfectamente, podría ser el peor novio del mundo —que a veces lo sentía—, pero aun así Eren le estaba dando un completo voto de confianza.

—Pienso lo mismo, pero eso no quita que a veces sea difícil aceptarlo. Y este día de mierda no ayuda. —Dando un nuevo mordisco a su improvisada cena, contempló al chico que ahora atacaba un paquete de galletas de chocolate que él rechazó con un gesto, recibiendo una granada abierta en su lugar—. ¿Y qué hay de ti, mocoso? ¿Qué pasa con esa promesa rota de la que hablabas?

—Le fallé a una persona muy importante para mí —admitió, perdiendo por primera vez su aire despreocupado y aquella sonrisa que parecía imborrable—. Aaah… demonios, creo que ninguno ha tenido un buen San Valentín este año, ¿verdad?

—Bueno y una mierda; este día ha sido un desastre tras otro. —Al ver que Eren ahora sacaba una botella de refresco para destaparla y tenderla en su dirección, Levi frunció disgustadamente los labios, afilando sus grises ojos con sospecha—. ¿En verdad crees que beberemos de la misma botella, mocoso? ¡Eso es completamente antihigiénico, puaj!

—Exageras. Nadie se ha muerto por eso, Levi.

—Pues yo no voy a arriesgarme, gracias.

—Dios, que quisquilloso eres, y eso que te estoy invitando a cenar —lo regañó el chico; aun así, este parecía más divertido que enfadado cuando tomó su botella de agua vacía y vertió la mitad del contenido de su bebida en ella—. ¿Ahora sí es lo suficientemente higiénico para ti?

Al ver la sonrisilla de suficiencia que adornaba aquel rostro demasiado guapo, Levi deseó patear al mocoso para darle una lección y borrársela a la fuerza; no obstante, al comprender que Eren con su impertinencia, su plática boba y sus modos invasivos había logrado alejar la profunda rabia y tristeza dejada por el recuerdo de Farlan, él no pudo más que sentirse agradecido con este.

—Tch, supongo que sí —masculló de mala gana, quitándole su botella de las manos para darle un sorbo.

La sonrisa del chico fue completamente amplia y luminosa en esa oportunidad, del tipo que Levi siempre había asociado a días maravillosos, como solía ocurrirle con Isabel.

Una nueva ventisca azotó el parque, agitando las ramas de los árboles desnudos y removiendo las hojas caídas, volviéndolas una colorida danza cadenciosa que resultó un espectáculo hermoso.

Oyó reír a Eren, y al volver el rostro para verlo, se encontró con que el cabello se le había vuelto un enredo de largas y castañas hebras que acabaron metiéndosele en los ojos y la boca, convirtiéndolo en todo un desastre.

—Joder contigo, mocoso, ¿cómo es posible que lleves el cabello así?

Dejando la botella y la granada que estaba comiendo a un lado, se puso de pie frente a este, cuyos ojos verdes se abrieron con asombro cuando él le quitó la goma del cabello para soltárselo.

—¡Levi! ¿Pero qué-?

—Deja —gruñó, apartando su morena mano de largos dedos de un manotazo—. Soy estilista, así que sé lo que hago.

—¡Y no lo dudo, de verdad, pero no creo que esto sea necesario! —replicó Eren, el rostro tan sonrojado cuando él comenzó a desenredar su cabello con los dedos, que no pudo evitar preguntarse si este acabaría muriendo a causa de la vergüenza.

—Solo tómalo como mi pago por la cena —dijo Levi, pensando en cómo debía trabajar a continuación—. Tienes un cabello precioso; es una lástima que no lo cuides más.

Las protestas de Eren murieron en sus labios, siendo remplazadas por un gesto de infantil bochorno mientras él trabajaba con aprendida precisión, dejando que el cabello de este se deslizara entre sus dedos antes de atraparlo para ir dándole forma.

—Oh, nada mal —exclamó Levi una vez acabó con su trabajo, admirando el resultado final.

Alzando una mano, Eren toqueteó con cuidado su cabello, el cual ahora se encontraba correctamente recogido para dejar su rostro libre de estorbos y solo con algunos cuantos mechones sueltos para enmarcarlo.

—¿Me has trenzado el cabello? —le preguntó el chico con divertida incredulidad al notar el par de pequeñas trenzas que tenía a los costados, las cuales él había atado posteriormente en una corta coleta con los mechones libres.

—En parte. Podría haber hecho otras cosas mucho mejores, pero mis posibilidades ahora mismo son jodidamente limitadas, lo que es una auténtica mierda.

Eren rio una vez más al oírlo, estirando sus largos brazos al cielo, por completo relajado.

—¿Cuál fue tu deseo, Levi? —le preguntó repentinamente, volviendo el rostro para verlo; sus verdes ojos reflejando el sinfín de estrellas que repletaban esa noche el firmamento.

—Nada importante en realidad, ¿y el tuyo?

—Algo importantísimo —reconoció este con una enigmática sonrisa, de aquellas que hablaban de misteriosos secretos y malísimas ideas pero que aun así atraían como un condenado imán—; aunque tú me has robado la mitad de él, ¿recuerdas? Deberías devolvérmelo.

Levi rodó los ojos.

—Tch, mocoso tonto; pedir un deseo no asegura que vaya a cumplirse.

—No hacerlo tampoco de que no lo haga —contraatacó Eren sin dejar de verlo y sonreírle—. Solo espero que un medio deseo me baste; creo que puedo esforzarme lo necesario por el resto.

Tras decir aquello, el chico se puso finalmente de pie, ante lo que Levi por primera vez notó la considerable diferencia de estatura entre ambos. Eren superaba en más de veinte centímetros su escaso metro sesenta, lo que le pareció una puta injusticia y lo hizo afilar la mirada de forma amenazante.

Sin prestarle atención a su infantil enfado, y luego de dudarlo un momento, el mocoso sacó una libreta y un bolígrafo del bolsillo de su abrigo marrón oscuro, comenzando a garabatear algo en ella a toda prisa.

Ya habiendo pasado por situaciones similares en el pasado, aunque las detestase, Levi se angustió un poco pensando en cómo rechazar a este sin herirlo. Eren realmente le parecía guapo y se lo había pasado muy bien en su compañía aquella noche, pero intentar conocer a alguien nuevo no era algo que estuviese en sus planes; no en esos momentos al menos.

—Para ti —le dijo el chico, tendiendo en su dirección la hoja que acababa de arrancar de su libreta—. En agradecimiento por haberme arreglado el cabello y compartir tu soledad conmigo esta noche. Ha sido un San Valentín increíble, Levi. Muchas gracias por ello.

La sorpresa que aquellas palabras le produjeron fue enorme, más todavía cuando en vez de un número telefónico, como esperaba, descubrió que era un dibujo a bolígrafo el que llenaba la blanca y pequeña página. Un dibujo de él contemplando el cielo nocturno y una solitaria estrella fugaz brillando a la distancia.

El cálido aliento de Eren, rozando su fría mejilla, precedió al corto beso dejado sobre esta. Sobresaltado, él dio un paso atrás para poner algo de distancia entre ambos, pero aun así el rostro del chico siguió estando demasiado cerca del suyo, tanto que sus ojos verdeazulados le recordaron al abisal océano, tan profundos, tan insondables, e igualmente lleno de secretos difíciles de discernir.

Antes de que Levi saliese de su estupor y comenzara a exigir respuestas, el chico, siendo una vez más todo sonrisa felina y descaro agudo, volvió a enderezarse y guiñó un ojo en su dirección, solo segundos antes de dar media vuelta y enfilar por el mismo sendero que había recorrido a su llegada.

Un par de segundos fue lo que él demoró en reaccionar; un par de segundos en los que su cerebro tardó en comprender todo lo que acababa de suceder y juntar indignación suficiente para querer enseñarle una lección a aquel mocoso atrevido. Sin embargo, en cuanto volvió a ser dueño tanto de su cabeza como de sus emociones desbocadas, Eren ya había desaparecido, dejando tras de sí solo un camino vacío y doradamente iluminado por la luz de las farolas, así como la extraña sensación de que todo lo que él había vivido junto a este esa noche, no era más que un simple sueño.

 

——o——

 

El insoportable sonido de la alarma interrumpiendo su sueño, fue una completa pesadilla para Eren, incluso más que otras veces. No solo debía levantarse y prepararse para ir a trabajar, sino que el vacío pesado y doloroso que se instauró en su pecho nada más abrir los ojos, lo hizo enfrentarse de golpe a la fea realidad.

Todavía notaba la cabeza algo embotada y las emociones revueltas a causa del letargo, pero aun así aquella necesidad que lo embargaba a veces —sin poder hallarle una explicación lógica—, le hizo difícil el respirar, haciéndole desear tan solo poder quedarse el resto del día metido en la cama, olvidándose del mundo.

Con toda la pereza de la que era capaz, Eren finalmente se levantó y encendió su móvil, poniendo música en este para animarse mientras rebuscaba en el armario la ropa que iba a ponerse ese día, tarareando la canción que en ese momento sonaba.

El cuarto de baño lo recibió con el frío glacial del polo norte cuando ingresó, por lo que de inmediato echó a correr el agua caliente de la ducha para caldear la estancia mientras se ocupaba de sus otros asuntos. Ciertamente Shiganshina en invierno era un suplicio.

Una vez acabó de desvestirse, Eren se quitó la goma que sujetaba su enredado cabello, reprendiéndose por no haberlo hecho antes de ir a dormir. No obstante, al encontrarse con una pequeña trenza ya semideshecha entre sus dedos, la impresión casi lo hizo desmayarse.

Ansioso, pero no deseando hacerse ilusiones que pudieran quedar en nada, agarró su móvil con manos temblorosas y por un instante cerró los ojos con fuerza, elevando una plegaria a quien fuera que desease oírlo.

Catorce de febrero resaltaba en la pantalla cuando finalmente se atrevió a mirar el aparato. Catorce de febrero, una vez más.

Sonriendo mientras contemplaba la casi deshecha trenza entre sus dedos, Eren se sintió tan feliz como agradecido.

Nuevamente, nuevamente estaba ocurriendo. Un deseo de luna nueva.

Notas finales:

Primero que nada, muchas gracias a todos quienes hayan llegado hasta aquí. Realmente espero que el primer capítulo de esta historia tan extraña haya sido de su agrado y que, por lo menos, quede un poquito de curiosidad por lo que se viene a continuación.

Para quienes no me conocen desde antes, bueno, soy Tessa, así que un gusto y gracias por la oportunidad. Si alguien ya se ha topado con alguna otra de mis historias con anterioridad, ¡un gusto nuevamente y muchas gracias por darme la oportunidad, otra vez!

En esta ocasión, he decidido traer una pequeña historia de siete capítulos para San Valentín, tomando como referencia la EreRiren Week de este año y los temas sugeridos para toda la semana. Aun así, y debido a cosas de tiempo y otras historias en curso, mis actualizaciones serán más que nada semanales, por lo que espero puedan disculparme.

Por lo demás, solo espero que disfrutaran de este primer capítulo y que no se volviera muy enredoso hacia el final, jaja. Prometo que todo tendrá explicación. Igualmente hubo algunos simbolismos interesantes en este primer capítulo; cositas pequeñas que tienen cierto significado para la historia y explicaré más adelante.

Sobre el tema que Eren tararea cuando está con Levi, es Somewhere Over the Rainbow, y me atrevo a pensar que la mayoría lo conoce, ¡es cultura general, jaja! Bromas aparte, sí es un tema muy conocido. Pertenece originalmente a la película El Mago de Oz, de 1939, bajo el nombre de Over the Rainbow, sin embargo ha tenido una larga, larguísima lista de adaptaciones. ¿Por qué fue la elegida por Eren en esta ocasión? Eso es algo que ya se sabrá, jaja.

Los agradecimientos de este primer capítulo son tanto para mi querida Tsubame Hime, mi increíble beta que siempre vuelve mis desastres en algo menos desastroso, y mi adorada Nat, ReinadeTormentas, quien me ha obsequiado la maravillosa portada de esta historia. ¡Muchas gracias a ambas, chicas! No sé qué haría sin las dos en mi vida.

Y por supuesto, también quiero aprovechar de desear un feliz San Valentín a todos ustedes. Espero de corazón que este haya sido y siga siendo un día precioso junto a sus personas importantes y lleno de amor, que es lo principal este día.

Una vez más muchas gracias por la oportunidad, quedo en deuda, por lo que solo espero que al menos este primer capítulo haya compensado. Hasta el siguiente entonces, con los temas de: Citas falsas / Matrimonio arreglado / Chico al que se acaba de conocer.

Un enorme abrazo a la distancia y mis mejores deseos para ustedes y los suyos.

 

Tessa.


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