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Bajo el traje por Kirah69

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Un nuevo villano apareció en Nueva York. El tipo se hacía llamar Pingüino y llevaba un paraguas que utilizaba de ametralladora con cuchillas en los extremos de las varillas. Sip, justo como el villano de los cómics de esa rata voladora que se había vuelto tan famosa (Tony solo los conocía porque le habían dicho que se parecía a él y los había investigado por si tenía que denunciar a los creadores; pero no, él era mucho más carismático que ese siniestro tipo de negro. Y podía volar).


Spider-man, el nuevo superhéroe de barrio que había aparecido, ya estaba allí. Había recibido algunos informes sobre su trabajo y, aunque solo se enfrentara a criminales menores, estaba haciendo un buen trabajo a la hora de reducir la delincuencia. Sin embargo, este criminal era más violento y peligroso de lo que el hombre-araña solía enfrentar y Tony ya estaba en el aire probando un nuevo traje así que no le costaba nada pasarse a salvar el día.


Cuando llegó, las cosas estaban un poco peor de lo que esperaba. Spider-man estaba claramente herido, su sudadera azul y roja tenía manchas oscuras en el hombro y el costado. Le resultaba difícil mantenerse erguido y levantar el brazo derecho. Pudo oírle exclamar «Iron-man» cuando se plantó frente a él.


—Hey, amigo arácnido, ¿necesitas una mano? ¿O pata?


—Uh, gracias, señor Iron-man.


¿Señor Iron-man? ¿Qué edad tenía ese chico? Sacudió mentalmente la cabeza, no era el momento, ya tendría tiempo de hablar con él cuando un psicópata en cosplay no estuviera atacando la ciudad. No era tan difícil como parecía, Pingüino podía cortar la tela de araña con las afiladas cuchillas de su paraguas y la tela era lo bastante resistente como para detener las balas de la policía, pero no era suficiente para detener la potencia de fuego de su traje. Le llevó algo de tiempo porque el psicópata parecía de la mentalidad de vencer o morir, pero al final la ambulancia se lo llevó herido de gravedad.


Cuando terminó, aterrizó frente a Spider-man en una de las azoteas. Colocó las manos en las caderas y lo observó con detenimiento. Era algo más bajo que él y, sobre todo, realmente delgado. Sus hombros (uno de ellos herido de bala) eran estrechos, al igual que... bueno, realmente todo. Tenía la constitución de un adolescente que aún no se había desarrollado del todo. ¡Era un crío!


—Tú y yo tenemos que hablar—le dijo con tono serio—, pero primero tienen que mirarte eso. Te llevaré a la torre.


—Ah, um, puedo-


—No es una pregunta.


Se acercó a él y lo levantó con un brazo bajo sus rodillas y una mano en su espalda, intentando evitar tocar las heridas que empapaban de sangre su sudadera. El chico parecía demasiado atónito como para oponerse.


—JARVIS, dile a Bruce que espere en la enfermería—le pidió antes de despegar.


Cuando llegó a la torre bajó directamente a la enfermería y Bruce ya estaba allí preparando instrumental. Dejó al chico en la camilla y se quitó el traje.


—Vas a dejar que el doctor te cierre esos agujeros—le ordenó, señalándolo con un dedo—, y después hablaremos de qué hace un crío pelando contra psicópatas en las calles de Nueva York.


El chico bajó la cabeza y Tony confió en que eso fuera suficiente para que no se escapara antes de hablar con él. Por si acaso, no se fue muy lejos. Comprobó que se estaban ocupando correctamente de Pingüino y revisó los datos de la prueba de su nuevo traje. La idea era probar su vuelo, pero gracias a la pelea tenía más datos útiles. Cuando JARVIS le avisó de que Bruce estaba terminando, entró de nuevo en la enfermería.


Spider-man estaba sentado en la camilla, la sudadera manchada de sangre a sus pies y... Tenía pechos. Tenía pechos (cubiertos por un top blanco sin forma) y esa cara era definitivamente de una chica aunque llevara un peinado de chico.


—Santo Dios, eres una mujer.


Spider... ¿woman? ¿girl? levantó la cabeza y le miró con ojos como platos en una expresión aterrada.


—Hey, hey, está bien, me parece genial que las mujeres sean superheroínas. Debería de haber más. En serio, tendrías que conocer a Natasha, es más aterradora que cualquier superhéroe, realmente no querrías tenerla como enemiga.


—¡Tony!—exclamó Bruce con tono de regañina interrumpiendo su alegato.


—¡¿Qué?!—Tony miró a uno y a otro confuso. ¿Por qué le estaban mirando como si acabara de patear a un cachorrito?


La araña se encogió, cubriéndose el pecho con ambos brazos y con la cabeza gacha.


—Tony, este es Peter—le informó Bruce con tono intencionado y cuando pareció no entenderlo le miró como si fuera un poco lento (su CI no decía lo mismo, muchas gracias).


Hasta que al fin lo comprendió.


—Oh. ¡Oooh! Ah, yo- Lo siento, no era mi... intención—se aclaró la garganta y durante casi un minuto hubo un silencio algo incómodo, el chico aún encogido sobre sí mismo—. Encantado de conocerte, Peter. Sé que has estado haciendo un buen trabajo deteniendo a los delincuentes de Nueva York, ¿pero no eres un poco joven para andar peleando con tipos armados hasta los dientes? ¿Cuántos años tienes exactamente?


—Uh, ¿dieciocho?—contestó con tono de pregunta.


—Peter Parker, dieciséis años—intervino JARVIS.


Peter se encogió como si le hubieran gritado y Tony frunció el ceño.


—Y llevas haciendo esto aproximadamente un año, es decir, desde los quince. Definitivamente demasiado joven.


—Empecé en cuando conseguí mis poderes, no podía quedarme quieto cuando hay gente a la que puedo ayudar—explicó a toda velocidad. Había algo de miedo en su rostro y parecía ansioso por hacerse entender.


Tony suspiró y se pasó la mano por sus cabellos en punta.


—No voy a intentar convencerte de que lo dejes porque tengo la sensación de que eres un cabezota.


—Igual que él—intervino Bruce y Tony le lanzó una mirada que no le afectó en absoluto.


—Pero sí que voy a asegurarme de que tengas un traje decente—cogió con un par de dedos la sudadera y la observó arrugando la nariz—. Además, nos tendrás en marcación rápida por si algún día necesitas ayuda con otro psicópata de cómic. Y nos llamarás—le advirtió con mirada seria, señalándolo con la sudadera en la mano.


—Sí, señor Stark.


—Y no me llames señor, viniendo de alguien tan joven me haces sentir un viejo—Bruce tosió cubriéndose la boca con una mano y Tony lo ignoró—. Me quedo la sudadera para el diseño del traje. Te prestaré una limpia.


—Um, seño- uh, ¿Stark?—vaciló.


—Solo Tony, por favor.


—T-Tony—se le veía claramente incómodo llamándolo por su nombre—. Sobre el traje... No es necesario.


—Tampoco es discutible.


Peter se mordió el labio y agachó la cabeza, intentando ocultarla en sus brazos aún cruzados sobre su pecho.


—Estoy seguro de que Tony puede conseguir que disimule las partes que no quieres que se noten—le aseguró Bruce con una mano en su hombro con cuidado de no tocar su herida.


Peter levantó la cabeza y miró a Tony con los labios apretados y demasiada esperanza en sus ojos. Supo desde ese momento que no iba a poder negarle nada a ese chico.


—Por supuesto, me aseguraré de que el traje sea apropiado. Y si necesitas cualquier otra cosa solo dímelo y te lo conseguiré—se dio la vuelta, pensando ya en cómo sería el diseño del traje—. Oh, y cuando te encuentres mejor podemos hablar de esas redes que lanzas, estoy muy interesado en eso.


—Sí, se- Tony.


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