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Azkaban por Liss83

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Juntos nacieron. Juntos dieron sus primeros pasos. Juntos fueron al colegio y juntos se graduaron. Juntos tomaron una de las decisiones más importantes de sus vidas, entrar a la academia de policía. Juntos demostraron sus capacidades innatas como detectives y se los reyes indiscutibles del camuflaje. Juntos. Siempre  juntos. Sin importar lo que viniera, si estaban juntos, los podrían superar.

Y es que tener un gemelo era en cierta manera como si una sola alma vivirá en dos cuerpos diferentes. Ellos se comunicaban con solo una fugaz mirada. Más de una vez sus compañeros de estación habían puesto a prueba su conexión, haciéndolos ganar incontables almuerzos gratis

 

 

 

Llevaban meses en ese caso, meses en los que prácticamente habían vivido entre callejones malolientes, comido basura, dormido a la intemperie y envuelto en peleas callejeras, pero simplemente no los estaba llevando a ninguna parte. Estaban más que impotente. Se sentó en los cartones que usaban como cama y su hermano le pasó un sándwich

 

 

 

-          Esto no está funcionando – dijo George –,será mejor hablar con el jefe

-          No lo entiendo – dijo Fred –. La pista era solida

-          La pista solida era la de la penitenciaria – dijo George– pero te empeñaste en mudarte aquí a oler flores

-          Pero ya es tarde para… – dijo Fred cuando escucho un ruido en la oscuridad

-          Escóndete – ordeno George

-          Pero… – dijo Fred

-          Pase lo que pase no salgas – dijo George mientras ayudaba a su hermano a entrar a un contenedor de basura – mejor ni respiras – y bajo la tapa de este

 

 

 

A los pocos segundos escucho pasos que se acercaban, y aunque era absurdo, su instinto lo hizo encogerse en su sitio

 

 

 

-          Pero mira que belleza tenemos aquí – dijo una voz de mujer

-          Yo… – dijo George – solo estoy de paso. No quiero molestar a nadie

-          Una preciosura como tú nunca molestaría – dijo la mujer

-          Mire – dijo George y Fred detecto nerviosismo en su voz –, enserio ya me voy

-          ¿No te gustaría tener comida tres veces al día? – pregunto la mujer

-          ¡Y que comida! – dijo la voz de otro hombre

-          ¿y qué tengo que hacer? – pregunto George

-          Te lo explicaremos – dijo la voz de un hombre

 

 

 

Pasaron los minutos y Fred no escuchaba ningún ruido. Parecía que habían desaparecido. Lentamente levantó la tapa y se asomó por el contenedor. La tapa sonó y se cerró al mismo tiempo, mientras un maullido retumbaba en todo el callejón. Nuevamente Fred se asomó para mirar a su alrededor pero no había nadie. Corrió hacia la calle por donde se accedía al callejón pero lo único que alcanzo a divisar fue un automóvil Land Crusier que se alejaba a toda velocidad. No podía ser, en cuestión de segundos su hermano había desaparecido. Corrió lo más que pudo entre las sombras de la noche. Pero ya era tarde, ni siquiera había alcanzado a ver la placa. ¿Qué iba a hacer ahora?

 

 

 

Paso toda la noche buscando rastros de hacia donde se habían llevado a su hermano, pero fue imposible. Tenía que presentarse cuanto antes con sus superiores y reportar lo que había pasado

El departamento policial de Londres era un caos cuando Fred entro. Todos corrían de un lado a  otro, a lo lejos vio Angelina sentada cubriéndose la cara mientras dos mujeres más le daban algo de agua. De pronto sintió como si el mundo se debiese solamente para observarlo a él. Algo estaba mal. Su instintito se lo gritaba

 

 

 

-          Fred – dijo su jefe desde la puerta de su oficina. Caminó lentamente hasta el lugar – cierra la puerta – dijo yendo a sentarse detrás de su escritorio

-          Estábamos haciendo la ronda en el callejón de siempre – dijo Fred – escuchamos ruido y optamos que yo me metiera en el basurero para salir como refuerzo. Hablaron un poco. Le ofrecieron trabajar con ellos

-          ¿Él aceptó? – preguntó el hombre sorprendido

-          Ni aceptó, ni lo rechazó – dijo Fred –, solo reinó el silencio. Me asome del lugar de donde me escondí, un auto iba a lo lejos y ya no los pude seguir. Pase a mi departamento a cambiarme y vine a reportarme. Fueron ellos señor.

-          ¿estás seguro que no vistes sus caras? – pregunto, Tonks,  el jefe de los investigadores

-          No señor – dijo Fred – teníamos otra pista de que tal vez todo se manejaba desde dentro del reclusorio, pero la del callejón era mucho más solida

-          Fred… – dijo el hombre – hay algo que tienes que saber

-          Necesito que me de autorización para… – dijo Fred

-          Él ya apareció – dijo el jefe

-          ¿En serio? – dijo Fred –. Qué bueno. Estaba preocupado por ese idiota ¿Dónde está? Tengo que regaña…

-          Fred… – dijo su jefe – lo siento. Al parecer, lo reconocieron y…

-          ¿Tan grave esta? – preguntó Fred

-          Lo identificaron por la dentadura – dijo jefe – el informe me llego un momento antes que tú entraras

-          Eso es imposible – dijo Fred con un hilo de voz – yo…

-          Lo siento mucho – dijo el hombre y un grito desgarrador retumbo en toda la estación sin que nadie pudiera decir absolutamente nada

 

 

 

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Caja de cervezas esparcidas por todo el departamento, botellas rotas en el suelo, música rock a todo volumen y golpees en su puerta acompañados de gritos exigiéndole que bajara lo decibeles. Su dolor era demasiado hondo, que creía que jamás acabaría. Hacia un mes que no salía de aquel lugar, varios de sus compañeros habían intentado hablar con él, su propio jefe había llamado a su puerta, pero él no había contestado a nadie. Ni personalmente, ni por llamadas, ni SMS, o e-mail. Simplemente se había aislado de todo y de todos.

Los días se transformaron en semanas, y estas se habían transformado en meses. Seis para ser más exactos. No existía día en el que no pensara en George y en lo que había pasado aquel día en el callejón, ni que soñara con su hermano encadenado en un cuarto oscuro, en donde pedía auxilio a gritos. Sabía que debía encontrarlo costara lo que le costara.

Se levantó de la esquina en la que hacía tres días estaba tirado, abrió el ropero tirando varias cosas al piso en busca de algo. Después de varios minutos sonrió como si volviese a ver a su gemelo.

 

 

 

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Nyphandora Tonks trabajaba en su oficina, cuando golpearon la puerta

 

 

 

-          Adelante – dijo mientras firmaba unos papeles

-          Señor – dijo Williams – hay problemas

 

 

 

Sentado en el suelo de una fría celda, Fred miraba un punto fijo cercano a la pared. Un oficial abrió la puerta y Nyphandora entro al lugar

 

 

 

-          Fred – dijo en medio de un suspiro – ¿Qué estás haciendo con tu vida? A George no le gustaría verte en este estado

-          Él ya no está – dijo Fred

-          Están a punto de darte de baja – dijo Nyphandora y el más joven levanto la vista – ¿acaso quieres terminar en el reclusorio?

-          Tal vez… es justo lo que merezco – dijo el pelirrojo – él murió por mi culpa

-          No digas eso – dijo Nyphandora – tienes que reponerte. Ir a terapia.

-          No es a terapia donde debo ir – dijo Fred – sino… señor, perdóneme por esto

-          De que… – dijo Nyphandora pero un golpe impactó contra su rostro mientras una llave lo inmovilizaba – ¿Qué crees que estás haciendo?

-          Sobrevivir – dijo Fred arrebatándole su arma y colocándole el caño en la sien

-          Esto te costara caro – dijo Nyphandora

-          No lo creo – dijo Fred cuando varios agentes entraron con sus armas desenfundadas ­– bajen sus armas o la jefe se muere

-          Deja de decir idio… – decía su compañero Nyphandora pero un disparo impacto a centímetros de él contra la pared

-          Car… – dijo Nyphandora

-          Déjennos salir y nada malo le pasará al jefe – dijo Fred presionando el arma contra la mujer

-          No hagas una estupidez – dijo Nyphandora

-          ¿Y si es precisamente eso lo que quiero hacer? – dijo Fred –, total… George está muerto

-          Suéltalo – dijo Danny mientras aprovechando la distracción dijo John se lanzaba sobre Fred

 

 

 

Forcejearon hasta que John le quito el arma y entre varios apresaron a Fred mientras le decían que había acabado con su vida

 

 

 

 


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