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Notre Beau Rosier por Alleisys

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Notas del capitulo:

OP no me pertenece. 

 

«Will you still love me when I'm no longer young and beautiful?»

«Will you still love me when i got nothing but my aching soul?»

«I know you Will»

«I know you Will»

«I know that you Will»

 ...

Jamás me imagine que en esta historia abría lugar para alguien mas que no seamos tú y yo. Siempre me he caracterizado por ser alguien egoísta y nunca me ha gustado compartir las cosas que considero como mías con nadie más, pero como casi siempre, termine equivocándome, y tu teniendo la razón. Porque ahora soy incapaz de si quiera concebir una vida en la que ellos no estén a nuestro lado…

 ...

Abrio los ojos de manera perezosa al sentir el molesto brillo de la nublada mañana de Londres, un apolíneo y enigmático pelirrojo de mozos diecinueve años dejo escapar un suave suspiro de sus carnosos labios rosas al despertar en medio de una vasta y mullida cama que claramente no era la suya, y termino sonriendo de manera maliciosa al sentir como unos hercúleos brazos apresaron al instante su grácil cuerpo, dejándolo sin salida y sin más opción que reprimir un grotesco gemido al contacto de sus hinchados glúteos, que por horas habían soportado incasablemente unas sonoras palmadas, contra la firmeza de una contundente y gruesa hombría, que no satisfecha con tomarlo sin tregua alguna durante gran parte de la noche, se alzaba lista, orgullosa, palpitante y erecta para marcarlo como suyo una vez más.

—Parece que amaneciste con más energía de la esperada. — Espeto el pelirrojo con una aterciopelada y a la vez lasciva voz — ¿Acaso no tuvo suficiente de mi anoche? Señor Charlotte. — Susurro de manera viperina solo para fastidiarlo.

—Sabes que jamás tendría suficiente de ti. — La seguridad excelsa que acompañaba perpetuamente a cada una de sus palabras siempre seria algo de lo que ese hombre podría vanagloriarse.

—Voy a empezar a creer que realmente tienes algún fetiche muy retorcido oculto.

Ichiji tembló a sentir como Katakuri se alzaba encima suyo, pero no porque tuviera miedo de aquel semidios; que era mitad mortal y mitad divino, porque era imposible que ese hombre fuera solamente humano, sino por el deseo que sentía de volver a unirse a él en una sola estela para jamás separarse.

—Quizás si lo tenga, podría mostrártelo, pero únicamente si abres esas exquisitas piernas para mí.

Ronroneo complacido, lo tenía comiendo de la palma de su mano. — No lo sé, tendría que pensarlo detenidamente señor Charlotte. — Desafío caprichoso — No es correcto que un joven de mi posición se encuentre en una situación tan comprometedora con alguien como usted, así que dígame… ¿Qué obtendría a cambio?

En un parpadeo la situación cambio vertiginosamente, el imponente cuerpo de Katakuri apreso el suyo, haciéndolo sentir de primera mano todo el desbordante deseo que se manifestaba en el granate a través de su hinchado pene chocando contra sus piernas de alabasto.

—¡Te haría gritar de placer hasta que te desmallaras! ¡Te haría perder la razón! Mi nombre sería la sola palabra que habría en tu vocabulario, y el insoportable peso de mi verga, tu único recuerdo. — Gruño sobre sus oídos al taparle la boca de manera brusca con sus amplias y fuertes manos. — Así que pídemelo Ichiji, ruégame, que te ponga en cuatro y te folle como la perra en celo que tu y yo sabemos perfectamente que eres cuando estas cerca a mí.

Ichiji gimió largamente en un gritillo ahogado cuando Katakuri se enterró de una certera estocada en lo más profundo de su cuerpo, esto solo reforzaba su idea, Katakuri no era un mortal, tenia la fuerza de Heracles, la inteligencia de Hermes, la sabiduría de Atenea, y el temple de Zeus.

Hijo de Dioses, y azote de los mortales.

—¡Oh por Dios! ¡Oh por Dios! ¡Oh por Dios! ¡Ka-Katakuri! — Su miembro se enterraba en lo mas profundo de él, adicto a su calor, insaciable de su piel. No le estaba teniendo ni una pizca de piedad.

¡Y lo adoraba! ¡Vaya que lo adoraba!

—¡Vamos! ¡Di mi nombre! — Le exigió vehementemente.

—¡K-Katakuri! ¡S-Si! ¡S-Si! ¡Sigue! ¡Ahg…! ¡K-Katakuri!

—¡Mas fuerte!

Mintió. Él no tenía a Katakuri en la palma de su mano, por el contrario, era Katakuri quien lo tenía perfectamente tensado de sus hilos.

Dentro de esa habitación no tenían que darle explicaciones a nadie. En ese Edén de perfecta armonía creado por ambos, podían darse la libertad de solo ser ellos mismos, Ichiji y Katakuri, dejando atrás todos esos títulos y reconocimientos que la sociedad les imponía cumplir a como dé lugar.

Hasta ahora no entendía como es que alguien como el granate, quizás una de las mentes maestras más intrépidas de los últimos tiempos, y sinónimo del éxito en todas las escalas humanas posibles; tanto económica, como social y personal; se había fijado en alguien como él.

A medida que sus gemidos se intensificaban su memoria lo transportaba lentamente hacia aquella inesperada noche en la que su vida decodifico un nuevo concepto de existencia, cuando por primera vez las miradas de ambos se encontraron.

Al haber quedado como el mejor alumno de su clase de segundo año en Historia del Arte, la facultad lo había invitado a dar una charla en el auditorio principal de la universidad como parte de su programa de excelencia académica, y fue allí, en medio de su exposición de arte mudéjar que lo vio.

Sentado en primera fila, escuchando atentamente su ponencia y vestido en ese exquisito traje Kiton, trazando sus finos labios de manera incansable cada vez que lo veía moverse tan cautivadoramente en medio del escenario; estaba él, Katakuri Charlotte, presidente del conglomerado de industrias alimentarias que monopolizaba el mercado del país y el continente, y no contento con solo eso, tambien uno de los ilustres miembros de la ancestral pero infinitamente reconocida familia Charlotte, señalada por muchos medios de Inglaterra como “La realeza británica sin corona”.

Esa noche Katakuri había asistido al evento como fiel mecenas e invitado de honor de la que en algún momento fue su alma mater, la universidad de Oxford, pero jamás espero encontrarse a alguien como Ichiji en un lugar como ese. ¿Quién era ese cautivante jovencito que parecía tan correcto, pero a la vez tan lascivo? Tan misterioso, pero al mismo tiempo un libro totalmente abierto para él. Tan cautivante, y peligroso al mismo tiempo.

El pelirrojo por el contrario, lo reconoció de inmediato, y a pesar de que sintió una furiosa corriente eléctrica recorriendo todo su cuerpo como nunca antes al sentir su mirada encima suyo, sabía que era inútil hacerse ilusiones, un hombre así era simplemente inalcanzable para alguien como él.

Pero cuan equivocado estaba cuando al acabar su ponencia, el señor Charlotte se acercó a felicitarlo personalmente por tan excelsa demostración de intelecto y compartir unas cuantas palabras con él.

Ninguno de los dos necesito más de diez minutos de charla para que Ichiji terminase rebotando desesperadamente y sin prenda alguna sobre el desnudo y endemoniadamente ejercitado torso del mayor mientras este se lo cogía aun con los pantalones de vestir puestos dentro de su lujoso Rolls-Royce.

De aquel encuentro habían pasado ya casi nueve meses, nueve meses en los que cada día sentía que renacía en los brazos de Katakuri, siendo parte de una misma piel, uniendo sus vasos sanguíneos con los suyos, y siendo incapaz de separarse, ya que se hacerlo causaría una hemorragia fatal que lo llevaría hacia un irremediable y trágico final.

El orgasmo llego furioso y sin piedad para ambos.

Katakuri marco de nuevamente a Ichiji como suyo, reclamándolo al rociar el interior de su cuerpo con su cálido semen, mientras que el pelirrojo se perdía ante las réplicas del indescriptible placer que el granate le brindaba, temblando hasta titiritar, sintiéndose ambos en la cumbre absoluta del hedonismo. Un sentimiento que para Katakuri era infinitamente conocido, pero que con Ichiji tomaba un significado totalmente nuevo, antes de ese muchacho habían existo muchos, miles de cuerpos sin rostros los cuales estuvieron dispuestos a brindarle cualquier tipo de placer, sin importar lo disparatado o fetichista que fuese con el único fin de complacerlo; pero con Ichiji, no había nada después de él, ese pelirrojo era su principio y su fin; su alfa y omega, y sus cabellos rojos, el único camino que deseaba ver cada que el jovencito despertaba en su lecho.

Al retirarse de su cuerpo, Ichiji gimió con cierta reticencia, incomodo de perder el calor y la protección de su grueso miembro, pero su distanciamiento solo duro unos cortos segundos, porque rápidamente el mayor se fundió con él en un furioso beso, deseoso de los carnosos labios de Ichiji.

—Lo que daría por despertar así todos los días. — Le susurro el Charlotte paseando su boca por los raspones que ahora resaltaban sobre su blanco cuello.

Ichiji rio con sobriedad ante sus palabras —¿Pero qué cosas dice señor Charlotte? Quizás la memoria ya ha empezado a pesarle con la edad, pero despertamos así casi siempre. — Rio complacido el pelirrojo.

—Y aun así, no es suficiente para mí. — Susurro sobre sus labios para después besarlo de manera lenta y calurosa. — ¿Te parece si nos bañamos juntos?

Ichiji levanto una de sus cautivadoras cejas de manera desafiante. — ¿Solo bañarnos?

—No, por supuesto que no. — Le aseguro acorralándolo contra la cama — Estando en un espacio tan reducido, y contigo desnudo a mi lado eso sería imposible. Puedo tener una gran resistencia, pero tampoco me pidas cosas imposibles. Por lo que enjuagaría tus hermosos cabellos merlot con ahínco, y haría un camino de besos por tu cuello mientras paso una esponja por todo tu desnudo cuerpo al mismo tiempo que mi polla te—

—¿Qué estamos esperando? — Reprendió iniciando su camino totalmente desnudo hasta el salón de baño, dejando que el juego de luces resaltaran sus hinchados pero níveos glúteos ante la visión de un hambriento Katakuri.

Ese niño… Como disfrutaba joderlo, pero lo que Ichiji no sabía, es que él se lo joderia con aun más ganas.

Llevaban ya nueve meses de aquella inusual e inexplicable relación secreta, nueve meses en donde el granate se había vuelto su único mantra. No podía apartarse de su lado. Adoraba pasar cada minuto que tenia disponible con él, ya sea compartiendo el lecho, bañándose juntos, o sentándose a su lado a leer un libro mientras que Katakuri revisaba miles de informes y balances en la oficina que tenía en su inmensa propiedad.

Soltó un gemido largo cuando Katakuri empezo a adentrar sus dedos dentro suyo mientras que el agua hirviendo caía sobre sus cuerpos. — P-Por Dios…

—Es increíble ver como tu cuerpo solo puede reaccionar así ante mis caricias. — Katakuri simplemente lo dejaba sin aliento, ver sus cortos cabellos granates caídos por la intensidad del agua mientras con su sádica sonrisa entraba cada vez más dentro de él, lo hacia perder la razón. —Voltéate Ichiji, voy a jabonarte la espalda…

—S-Señor Charlotte, n-no creo que estemos pensando en la misma clase espuma.

—Exactamente, joven Vinsmoke.

Pero como todo secreto, llegaba un punto en el que el peso de sus palabras se volvía una carga insoportable.

Luego de un muy espumoso, y prolongado baño, ambos se encontraban desayunando en uno de los salones que habían en el Pent-House, disfrutando en un deleitable silencio del exquisito aroma del café mezclado con la leche caliente, la fruta fresca y varias bandejas de plata que mostraban panecillos perfectamente moldeados, pastelillos que incitaban al pecado y varios otros manjares. Desde la asombrosa mampara Ichiji podía admirar la belleza de los eternos jardines del palacio de Buckingham al amanecer. Su simetría y magnificencia eran capaces de dejar sin aliento a cualquiera.

—¿Hoy iras a la universidad? — La voz de Katakuri siempre era profunda, ni muy distante ni muy animada. Simplemente sobria, como él.

Como todo en él.

—Si, necesito que terminar un proyecto de arte contemporáneo para esta semana, ¿Por?

—Tengo que asistir a un par de reuniones en la mañana, nada muy importante. Son solo idiotas que desean hablar conmigo de alguna propuesta de negocios. Lo más probable es que termine temprano. Podríamos almorzar juntos si te parece.

No había probado ni un bocado de toda la infinita cantidad de postres que hablan sobre su plato, e inmediatamente coloco a un lado su tenedor de plata. — Ya hice planes con Reiju. — Se dio cuenta en el acto que su respuesta fue demasiado cortante, y aunque Katakuri no le objeto en lo absoluto, sentía que le debía una explicación. — En estas últimas semanas ha estado muy estresada con el tema de la boda y prometí ayudarla con la búsqueda de su vestido, mi madre insiste en que luzca uno tradicional, pero si fuera por mi hermana se casaría vestida de negro.

Por lo visto Katakuri ignoro su intento de justificación, actuando como si nada pasara —Fue la Reina Victoria la que popularizo la idea de “La novia vestida de blanco”, antes de eso las novias se casaban con vestidos de diferentes colores cuyo significado siempre ocultaba alguna cursilería en particular; el azul para el amor verdadero, el verde sería un amor fogoso, el amarillo significaba la tranquilidad conyugal y demás tonterías que ya no recuerdo.

¿Y cuál sería el nuestro? Se pregunto Ichiji.

¿Acaso podían tener algo más que aquella relación secreta de sexo y lujuria?

Quedo en silencio ante las palabras de Katakuri.

—Descuida, lo haremos otro día. — Le aseguro el granate. — Se lo estresante que puede ser para una novia el tener que soportar las contantes insistencias de su madre. — Aunque realmente dudaba de que la madre de Ichiji fuera como la suya.

—¿Lo dices por tus hermanas?

—Totalmente. — Secundo — Llego un punto en el que Smoothie pensó seriamente en escapar a Las Vegas con Kuzan y casarse allí en secreto. — Espeto en una risilla, aunque claro, en ese momento lo que menos le causo esa situación fue gracia.

—Cada que mencionas a Smoothie, siento que hablas de una gran mujer. — Sabia que la albina era otro de los cerebros de esa familia y trabajaba muy de cerca con el granate. Además, tambien la había visto en una que otra portada de Forbes junto con Katakuri.

—Porque lo es.

Y claro, aunque no lo dudase, él no podía asegurarlo del todo. Porque ni siquiera la conocía.

Desde el principio quiso que su relación fuera secreta. No deseaba que nadie lo juzgara o lo viera como un arribista por salir con alguien como Katakuri, en especial la familia del granate.

Pero otra parte de él, la más egoísta, quería que todos lo vieran como su única y verdadera pareja, caminar tomados de la mano sin que nadie pudiese juzgarlos, pero sabia que seria imposible tener uno sin lo otro.

No quería afectar la imagen de Katakuri, sabia lo mucho que se había esforzado para llegar hasta donde estaba, las incansables horas sin dormir, y todo los viajes que tenia que hacer. No quería que su perfecta reputación se viera manchada por salir con un jovencito de diecinueve años que no era nadie en el mundo en el que Katakuri residía.

Él no era como todas esas personas exitosas y de poder que rodeaban el circulo del granate, y aunque si, era un jovencito de sociedad, a ojos de todo buen observador, no era mas que un mocoso de diecinueve años que ni siquiera terminaba la universidad y se había encaprichado con un exitoso hombre de negocios que le llevaba once años de diferencia.

Pero si sus peores temores se hacían realidad, entonces aun sin desearlo terminaría destrozando todo por lo que Katakuri había luchado.

—Tengo que irme. — Sin perder tiempo se levanto de la silla. Ya casi era hora.

—Ichiji, no has comido en lo absoluto.

—No tengo hambre.

Pero antes de dar un solo paso más, su brazo fue sostenido con fuerza por detrás, obligándolo a dar media vuelta para quedar a escasos centímetros del rostro de Katakuri. Demonios, verlo a esa distancia, sin lugar a duda era el hombre mas atractivo que había conocido jamás.

—¿Ocurre algo? — Cuestiono sin dudarlo. — Sabes que odio que me ocultes cosas.

¿Cómo poder engañar a esos destellantes magmas escarlatas?

—N-No. Solo estoy con prisa. Conis debe estar esperándome en la facultad para avanzar nuestro proyecto. Descuida, comeré algo en la universidad. Lo prometo.

Antes de dejarlo ir, Katakuri volvió a unir sus labios con los suyos, en un profundo y fogoso beso de despedida que le decía lo mucho que extrañaría su ausencia en esas agónicas horas en donde ambos estarían separados.

—Te veo mañana, ma belle rose.

—S-Si… — Demonios siempre le era imposible no sonrojarse cuando Katakuri le hablaba en ese pausado y exquisito francés.

Y solo esperaba que después de ese día, Katakuri lo pudiese seguir llamando así.

 ...

Todo lo que le había dicho al granate no fue más que una vil mentira. Ese día no tenia que ir a la universidad, ni mucho menos encontrarse con Reiju. Era cierto que su hermana estaba a punto de explotar por todo el estrés de su boda, pero para eso tenia a Sanji.

Él tenía que encargarse de algo mucho mas importante.

Al llegar a la clínica Heart y dar el nombre de la persona a la que estaba buscando, lo enviaron a un consultorio privado en los pisos superiores del gran edificio, y no paso mucho para que un oscuro y misterioso joven de cabello negro y repleto de tatuajes vestido en un simple scrub, entrara a la habitación con una expresión aburrida en su rostro.

—¡Tardaste demasiado!, ¿¡Acaso haces esperar así a todos tus pacientes!? — Le reclamo furioso.

—Ichiji, solo han pasado cinco minutos. —  Explico con frialdad.

—¡Como sea!

—Sabes, tienes una forma muy singular de agradecer un favor.

—Trafalgar, no me estas haciendo ningún favor.

—De hecho si lo hago, porque me pediste que te diera una cita a expensas de mi prometida. ¿Sabes que Reiju y yo no tenemos secretos, o sí?

—Detente allí. No estoy interesado en saber los oscuros detalles que envuelven tu relación con mi hermana. — Y lo decía muy enserio. Por lo que le habia contado Niji, las cosas que hacia su hermana con Law podían llegar a revolver el estomago de cualquier persona.

—Como quieras. Dispongo de un par de horas antes de entrar a quirófano. — Explico mientras tomaba lugar en su escritorio. — Cuentame, ¿Qué es lo que te pasa?

Presiono con fuerza sus manos en un vano intento de tranquilizarlas. Estaban temblando. — Necesito un examen de sangre.

—Bien, ¿Y que se supone que estamos buscando?

—¡Solo haz lo que te digo!

—Ichiji, quizás tu sepas mucho mas que yo sobre arte o pinturas al óleo, algo que francamente para mí es un detalle totalmente superfluo, — Y no mentira, cada que Reiju le pedía ir al museo o acompañarla al ballet sentía que moría por dentro del aburrimiento, pero lo hacía feliz, porque su hermosa novia disfrutaba inmensamente de la belleza del arte, y admirar su sonrisa mientras veían juntos la ópera lo hacía capaz de soportar los incansables altos de los tenores sobre el escenario. — Pero de medicina tu sabes poco y nada. Así que permíteme sacarte de la ignorancia, un examen de sangre puede darnos miles de resultados, necesito que me digas exactamente que es lo que quieres saber. ¿Diabetes? ¿Colesterol? ¿Triglicéridos? ¿Lípidos? ¿Electrolitos?...

Diablos, como odiaba a ese hombre. — N-No… Nada de eso. Es que… No me he sentido muy bien en las ultimas semanas.

—¿Podrías ser un poco más específico? — Soltó cansado —... Por favor.

Tenia que hablar, Law era la única persona que lo podría ayudar a confirmar si sus peores miedos eran ciertos. — Las ultimas semanas he amanecido con muchas nauseas. — Hoy tuvo que hacer un esfuerzo sobre humano para no vomitar en el desayuno. El aroma del café que siempre idolatraba se había vuelto insoportable para él. — Tambien estoy sintiendo los olores de forma mucho mas aguda.

Law asintió, dándole la confianza para continuar.

 —…Y he empezado a sentir mucho sueño a lo largo del día, sobre todo cuando estoy en clases.

—Bueno, estas a un paso de graduarte. Los últimos meses de universidad suelen ser los mas estresantes. Lo mas probable es que sea solo estrés y—

—¡No es estrés, Law! — Esto no podía ser una simple fatiga — ¡Solo necesito que me hagas un maldito examen de sangre y que dejes de hacerme preguntas estúpidas!

El doctor lo vio fijamente por varios segundos, y en todo momento su fría expresión no cambio en lo absoluto. Se levanto en silencio de su escritorio para sacar un par de muestrarios y sin decir ni una palabra lleno tres de esos frasco con la sangre del pelirrojo.

—Los resultados tardaran cuarenta minutos. — Fue lo ultimo que le dijo antes de retirarse de allí sin volver a dirigirle la palabra.

Y a pesar de que él mismo ocasiono la reacción de su futuro cuñado, una parte de él no quería que se fuera y lo dejara solo en esa habitación. Lo que menos deseaba era estar solo en un momento como ese, porque estar solo consigo mismo significaba que no le quedaría de otra que enfrentarse con su propio yo, y no estaba listo para eso. ¿Qué pasaría si sus sospechas se hacían realidad? ¿Cómo se lo explicaría a su familia? ¡Y aun peor! ¡Al propio Katakuri!

No… No podía arriesgarse a perderlo todo por un simple error.

Law regreso luego de casi dos horas de tortuosa agonía, la carga mental que sentía a estas alturas era insoportable, lo único que quería era una respuesta, pero a veces la ignorancia tambien podía resultar gratificante, porque sino estabas consciente de lo que pasaba a tu alrededor, era imposible que te afectarte.

Como un placebo, una anestesia de la realidad.

—Disculpa la demora, pero tuve que pedir que volvieran a repetir un estudio en específico. — Resalto con su siempre impenetrable frialdad.

—¿Y bien? — Pregunto con una inevitable y temblorosa voz.

—Yo hago las preguntas ahora. — Law suspiro largamente y se acerco mucho mas hacia el pelirrojo — Ichiji, creo que ambos nos conocemos lo suficiente como para tener la confianza de hablar ciertas cosas sin que el otro se tome a mal sus palabras. Y considero que más allá de lo que yo tenga que decir, eres tú el que debería explicarme un par de cosas.

Maldición. —No tengo ni idea de lo que hablas, solo dame el maldito papel.

—¿Así? Pues, déjame decirte que en parte tenía razón; tienes anemia, lo que en parte es factor de tu estrés, y algo fácilmente tratable si me lo preguntas, — Hizo una pausa y su expresión cambio por completo —pero que puede volverse muy peligroso en tu condición.

—¿C-Condición?

—No te hagas el idiota conmigo ¿Quieres? Quizás Sora y hasta tus hermanos puedan caer en tus mentiras de esas interminables horas de estudio fuera de casa por las noches, pero yo no. — Expreso sin piedad — Tienes seis semanas, felicidades.

La noticia fue directa y sin anestesia, Law le tendió los resultados y había un factor que estaba resaltado por sobre todos los demás.

GCH: 217

—¿Q-Que significa esto?

—La Gonadotropina coriónica humana es la hormona del embarazo en tu idioma, las personas no gestantes tienen un promedio de menos de cinco, pero tú, tienes un doscientos porciento más.

—N-No… Es un error. — Esto no podía estarle pasando — Tienes que—

—Repetí el estudio tres veces, Ichiji. No estoy bromeando, estas en espera.

¿Y ahora qué demonios iba a hacer?

Poco a poco el papel en el que llevaba escrito sus resultados empezo a arrugarse. Sus manos estaban temblando del control.

Miedo. Estaba sintiendo indescriptible miedo apoderándose de él.

Law tomo aire antes de hablar, sabia que lo siguiente no le gustaría al pelirrojo. —Supongo que entenderás que esto es algo que no le puedo ocultar a tu hermana.

—¡Cierra la boca! — Esto era lo último que necesitaba — ¡En estos momentos eres mi doctor, no vas a decir ni una palabra sin mi autorización!

—¡No seas imbécil! No le voy a ocultar a la mujer que será mi esposa algo así de serio. — Reiju no se lo perdonaría jamás.

—S-Solo, cállate… Y-Yo… — Tuvo que ocultar su mirada con una de sus manos. ¡Maldición! — Necesito pensar.

—¿Quién es el padre Ichiji?

—Eso no te interesa. — Jamás se lo iba a decir.

—Ichiji, en algún momento tendrás que hablar con alguien, puede ser conmigo o con otra persona. Pero llegara el momento en el que tengas que liberar todo lo que llevas dentro, y por lo que veo, no es poco.

—S-Silencio idi…—

 Ni siquiera pudo terminar de hablar cuando su llanto empezo a aflorar con mayor potencia.

¡Maldición! ¿Qué se supone que haría ahora? Esto no podía pasarle en un peor momento, estaba a un paso de graduarse. ¿Cómo se lo explicaría a su madre o a Judge? Ni siquiera quería pensar en como reaccionaria Katakuri.

¿Y si él… lo rechazaba?

Volvió a retomar la compostura con cierta dificultad. Law no dijo ni una palabra en todo momento, solo permaneció expectante de su reacción.

No. No tenia que perder la cabeza por algo que tenía solución.

—¿Qué opciones tengo?

—¿A que te refieres?

—Ahora tú no te hagas el idiota. Sabes muy bien a lo que me refiero, Law.

La expresión del pelinegro se acentuó lentamente. Claro que sabia a lo que se refería. — Nunca he creído correcto tomar decisiones permanentes de sentimientos temporales, Ichiji. Es claro que la noticia te tomo por sorpresa, así que porque no…—

—Law, eres cirujano, no psiquiatra. ¡No estoy pidiendo tu maldita opinión!

—Creo que antes de que tomes cualquier decisión, deberías hablarlo con el padre.

—Guarda silencio, yo lo llevo, ¡Yo decido! Y esto es lo que quiero.

—Es correcto, pero eres lo más alejado que conozco a la maldita Virgen María y no te embarazaste solo. Al menos, lo mínimo que podrías hacer teniendo algún grado de decencia, es decírselo al padre.

Rio de manera burlesca. Esto no podría estarle pasando. —¿Acaso tiene algo que ver con tu estúpido juramento hipocrático o algo así?

—No confundas las cosas, solo no quiero que te arrepientas de esta decisión más adelante. — Explico detenidamente —Ve a casa y piénsalo. Si al final decides continuar con tu postura, perfecto, yo no me opondré, pero lo único que te pido es que estes seguro.

Sus miradas chocaron por un prolongado tiempo, Ichiji viéndolo con sus claros pero llorosos ojos azules, y Law con sus profundos Onix.

—La decisión que tengo es final. — No iba a mandar todo al diablo a estas alturas.

No iba a arriesgar su relación con Katakuri, ni su futuro por un error que jamás debió pasar.

El mayor agacho su mirada por unos segundos, para después asentir en silencio.

—Perfecto, sígueme.

Law lo llevo por un largo y tedioso camino a través de su clínica. Era sorprendente que para sus treinta años el sujeto ya tuviera una clínica propia en el corazón de Londres. Sabía que se conoció con Reiju en un evento que ambos tuvieron en comun, y desde el principio, aunque su pinta no lo detonase, fue muy enserio con su hermana, y luego de casi diez años de relacion, alli estaban ellos, a un paso de casarse y compartir sus vidas por todo lo que quedase de tiempo.

 ¿Acaso él tambien… podría tener algo similar con Katakuri?

Disipo esas estupideces de su mente cuando llegaron a un nuevo consultorio en el que habían muchos más implementos de neonatología, y sin decir ni una palabra mas le señalo una camilla.

—Desabróchate la camisa. — Ordeno con frialdad.

—¿Qué estas—

—¡Solo hazlo! — Era la primera vez que escuchaba a Law alzar la voz, y vaya resultaba aterrador cuando se enojaba.

Acato la orden sin decir ni una palabra, viendo su delgado y fino vientre por unos cortos segundos ¿Realmente había algo creciendo dentro de la necrópolis de almas que era él? Removió esos pensamientos con rapidez.

Un embrión, eso no era nada mas que un maldito cigoto que parasitaba en sus entrañas.

Gruño alto al sentir un frio gel sobre su vientre, obligándolo a abrir la mirada con furia. — ¿¡Pero que—

—Aguarda un poco. — Le pidió mientras tomaba un extraño aparato para colocarlo sobre su vientre y encendía un monitor.

No podía ser… ¿¡Acaso ese maldito estaba tratando de…

—Eres un malnacido. — Rápidamente desvío la mirada de la pantalla. No necesitaba de esa mierda.

Pero el pelinegro ignoro el insulto —Fue hace mucho que hice mi rotación en neonatología, pero sino me equivoco, debería estar por… aquí. — Fue allí que la pantalla mostro una imagen un poco distorsionada, pero cuando el medico reviso la visualización, tuvo que ver detenidamente la imagen, y un gemido de absoluta sorpresa escapo de sus labios. — Mierda…— Esto era algo que francamente no se esperaba.

Ichiji no supo reconocer ese sentimiento, pero al oír el tono preocupado de Law, sintió un insoportable miedo apoderarse de él por primera vez en su vida, pero no era como el que había experimentado hacia solo minutos, sino uno totalmente diferente, pero ¿Por qué?

¿Por qué se sentía así?

Giro su cabeza desesperado, encontrándose con esa inusual imagen que pensó que jamás vería en su vida, pero no, allí estaba.

—¿Q-Que paso? — Pregunto con temor al no entender muy bien lo que veía.

—N-No… No es nada grave. — Explico el médico. — Es solo solo la falta de costumbre, a fin de cuentas suelo ver únicamente corazones, pero no debería sorprenderme tanto, a fin de cuentas tu mismo eres producto de un embarazo múltiple, tiene sentido.

—¿Sentido? ¿D-De que estas…?

—Mira — El pelinegro le señalo un punto dentro de la pantalla, era pequeño, tan pequeño que Law era capaz de taparlo solo con un dedo. — Esto de aquí es un saco amniótico, y aquí — Explico con una suave voz moviendo lentamente su dedo— …Hay otro. Eso quiere decir que esperando mellizos, Ichiji. 

¿Mellizos?

Entonces… ¿Eran dos y no uno?

Inesperadamente unos sonidos poco usuales empezaron a rebotar en el lugar. No se le podía comparar a nada que Ichiji hubiera escuchado antes, pero era una sinfonía que era incluso capaz de superar a las exquisitas notas de Debussy, Tartini o Chopin a las que el tanto idolatraba ¿Acaso esos eran…?

—Son los latidos de tus bebes. — Aseguro Law viendo hacia la pantalla. — Y al ser esta una especialidad que si domino, te puedo decir que se escuchan perfectamente bien y sanos.

Law detuvo la imagen de tal forma que el pelirrojo pudiese ver la sombra de dos diminutos y pequeños seres descansando tranquilamente dentro de él. Como si supieran que sin importar que, estaban seguros dentro de él.

Pero que… ¿Qué era este extraño sentimiento?

No fue capaz de controlar la incesante caída de unas suaves lagrimas que poco a poco empezaron a empañar sus mejillas.

—¿S-Son míos?

—Si Ichiji… Son tuyos.

Suyos…

Eran suyos, suyos y de Katakuri. 

Notas finales:

 

N/A:

Antes que nada, me gustaría dedicar esta bella historia a toda esa hermosa comunidad KataIchi de Tuita, todas son seres hermosos y muy lindas que fueron la principal razón por la que me anime a hacer esta historia, esto es por ustedes y espero de todo corazón que les guste.

Jamás me imagine escribiendo esta clase de fic, y se los digo porque ni siquiera estaba planeda JAJAJAJ. Siempre me han llamado la atención los M-Preg, pero jamás pensé que escribiría uno, hasta que claro, solo poder imaginarme a unos hermosos bebes KataIchi y todas las historias que nos daría esa hermosa familia fue suficiente para derretir mi corazón y aventurarme a esta nueva isla de secretos y misterios.

No se si esta historia vaya a pegar mucho, y soy muy consciente que ya tengo varios fics que están esperando x una actu (Si hablo de ti PeC, WFMMV y DYG) Pero tal y como lo dije antes, así me demore mil años, yo terminare todas mis historias.

Espero que se animen a subirse a este nuevo barco conmigo, porque la verdad tengo muchos planes para esto, y les prometo que no se arrepentirán.

Besos y gracias a todas de antemano

Loveu All.  


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