# La persona que más amé. #
**Hakuyuu**
Cuando me enteré que tendría otro hermanito me sentí sumamente feliz. Ya deseaba volver de la guerra para conocerlo. Y no era el único, Hakuren también ansiaba verlo.
Por desgracia la guerra duró más de lo esperado y volvimos después de dos años. Para ese entonces Hakuryuu, nuestro hermano menor, ya podía caminar o al menos eso intentaba. Era adorable ver lo mucho que se esforzaba, lo lindo de su sonrisa y sus pequeñas manitas que sujetaban con fuerza mis prendas.
......
Habían pasado más años y no podía dejar de fascinarme con Hakuryuu. Alguien tan pequeño me daba infinitas fuerzas para seguir adelante. Las guerras no cesaban y los escenarios eran cada vez peores. Mentiría si dijera que no tenía miedo, pero debía mantenerme fuerte ante Hakuren, Kouen y Koumei, quienes sufrían al igual que yo al ver los estragos que dejaba cada guerra. Pero Hakuryuu... ante él no tenía que fingir nada. Todo fluía tan natural al estar junto a ese pequeño. Si bien es cierto que no soy un hombre sonriente, Hakuryuu sacaba lo mejor de mí. Me hacía un mejor hombre. Pero, esos preciados momentos no durarían mucho tiempo.
En apariencia, era una noche como cualquier otra, habíamos tomado un vino como era costumbre, pero este no era como los demás. Todos habíamos caído dormidos, nuestro padre, Hakuren y yo habíamos bebido, nuestra madre lo había rechazado diciendo que no se sentía bien. Y eso de inicio no me pareció extraño, pero lo que pasó después me hizo entender. Jamás creí que ella fuera capaz de semejante cosa, pero era cierto. Ella nos quería muertos. El palacio estaba en llamas, por fortuna pude despertar, pero el veneno del vino era tan fuerte que tuve que apuñalar uno de mis brazos para despertar. Luego desperté a Hakuren y fue que la vimos allí. Nuestra madre nos miraba mientras se reía de nosotros.
-Habría sido mejor para ustedes no despertar. Son unos niños muy traviesos -nos observó una última vez, pero ahora con desprecio. Aquella mujer que tanto amé y respeté había quedado atrás. Ella sin más se marchó, una parte de mí quería ir tras ella pero teníamos otras prioridades. Hakuren iría por nuestro hermano, mientras que yo iría por nuestro padre.
......
Corrí tan rápido como pude, pero al llegar ya era demasiado tarde. Nuestro padre había sido asesinado. Deseé con todo mi corazón que no hubiera pasado lo mismo con Hakuryuu, si él moría... si él... No, Hakuryuu estaba bien y a esa idea debía de aferrarme. Al correr a la entrada principal vi a mis dos hermanos rodeados de fuego, ya no había escapatoria.
-Es imposible salir y el fuego no parece ceder -me dijo angustiado Hakuren. Él comenzaba a verse afectado por cubrir a Hakuryuu.
Y ahí lo supe. Ya no saldría de allí con vida. Poco a poco el cuerpo de Hakuren y el mío empezaban a afectarse con el fuego.
-Lo siento -fueron las últimas palabras que escuché de Hakuren.
-¡Hermano! ¡Hermano! -comenzó a gritar Hakuryuu mientras lloraba amargamente. No soportaba verlo así, pero mis oportunidades de salir allí ya eran nulas. Así que con lo último que tenía de energías apuñale mi cuerpo y bañe con mi sangre a nuestro hermanito. Ya no lo vería más, no lo volvería a escuchar decir mi nombre, no disfrutaría más de su hermosa sonrisa, ya no tendría a Hakuryuu otra vez entre mis brazos. Ya no... lo vería crecer. Este era nuestro adiós. Así que le pedí con mis últimas palabras que nos vengara. No por odio a nuestra madre, sino para darle un fuerte motivo para de seguir con vida. Adiós Hakuryuu, adiós a la persona que más amé.
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