Alphonse Elric era el mayor de cinco hermanos, Edward, Jean, Fletcher y Cain. Su madre, Trisha estaba obsesionada con que sus hijos tuvieran una vida independiente lo antes posible, ya sea con una o un buen marido y un buen trabajo, estaba segura por Alphonse en la primera opción, ya que era realmente atractivo para cualquier mujer u hombre. En cambio el padre, Hohenheim, era un hombre de lo más tranquilo, inteligente y sobre todo paciente con su esposa, él estaba realmente confiado en que Edward conseguiría un gran trabajo por su inteligencia y a una gran persona a su lado por su físico.
Alphonse y Edward iban caminando un viernes por la tarde por las calles de Nueva York y Edward encuentra en el suelo un cartel de propaganda de un concierto de "Trigonometry", el cual era el favorito de todos los hermanos, que iba a ser el sábado. Edward recogió el mencionado cartel del suelo.
-¿Qué opinas hermano?- Alphonse voltea, ve el cartel y se emociona.
-¡Vamos, llevemos a todos!
-Está bien, solo hay que avisarle a papá y a mamá.
Ya en casa, Alphonse les avisa a sus padres sobre el concierto y ellos dieron su consentimiento para que todos sus hijos fueran. Los tres hermanos menores estaban realmente felices con la idea de ir a ese concierto; pero la persona más feliz de ese lugar era su madre, ya que pensó que en ese evento sus hijos podrían conocer a gente nueva y tal vez a alguien que se los quite de encima, ya que en la escuela nadie se les hace atractivo a esos muchachos.
-Ojalá y encuentren a alguien-. Pensaba Lust de manera tranquila.
Alphonse se encargó de conseguir buenos boletos con sus contactos, lo bueno es que ese dueto era nuevo y no muchos lo conocían y fácilmente consiguió los boletos y hasta pases de camerinos; sin embargo sólo pudo conseguir dos de los últimos: uno para Edward y otro para él.
Era el día del concierto y la euforia se hacía notar en la casa de los Elric; Fletcher y Cain pusieron a todo el volumen que podían al estéreo con la música del dueto, Alphonse y Jean tocaban la guitarra imaginaria al compás de la música, y Edward, simplemente no parecía emocionado con el concierto ya que solamente se encerró en su cuarto y pasó el día leyendo. En la noche se dirigieron a algún lugar de Time Square, donde iba a ser el concierto. Afortunadamente les tocó en donde casi les podía caer el sudor en la cara.
En los camerinos, Maes Hughes, el guitarrista y primera voz estaba hablando con su compañero y mejor amigo Roy Mustang, bajista y lógicamente segunda voz; minutos antes del concierto.
-He aquí las ligas mayores amigo mío, ¿nervioso?-. Le preguntó Maes a Roy.
-Ni un poco Maes, ni un poco.- Respondió Roy, el cual estaba serio y cambia ese semblante por uno de superioridad.
El concierto presentaba un lleno total, no muy deslumbrante, ya que era un pequeño auditorio. Al terminar el concierto, Al y Ed llevan a sus hermanos a la entrada y tomaron un taxi para ellos.
-¿Seguros que no podemos colarnos?- Preguntó Fletcher al entrar al taxi.
-Ni lo pienses, la seguridad aquí es muy fuerte- Le dice Edward con un tono de autoridad.
Al y Ed quedaron solos, entraron al local y directamente se dirigieron a los camerinos, pensaron que iba a haber más gente, pero sólo estaban ellos dos y los integrantes del dúo. Maes estaba sentado en un cómodo sillón de piel negro y Roy solo estaba recargado sobre una pared mirando hacia el infinito. Los Elric, al verlos, casi automáticamente se pusieron nerviosos. Todos estaban callados y resultaba un poco incómodo.
-Hola chicos, ¿cómo están?- Maes intenta conversar con los hermanos.
-Eeeh, ¿no- no- nosotros?- Dice Al tartamudeando.
-¿Acaso hay otros chicos?- Responde de manera divertida.
-Pu- pues bien, su con- con- concierto estuvo realmente genial.
-¡Qué bueno que les haya gustado! ¿No es así Roy?
-¿Eh? Sí, claro- Responde el otro pelinegro muy desinteresado.
Entre más pasaban los minutos, Al parecía menos cohibido y tuvo una muy buena charla con Maes, no sólo eso, parecía como si los dos ya se hubieran conocido de toda la vida. En cambio Ed sólo observaba a Roy como si tuviera que vigilarlo en todo momento, aunque se le hizo una persona arrogante, de vez en cuando participaba en la conversación de su hermano con el integrante del grupo.
-Al, mira la hora, se nos está haciendo tarde, nos matarán en casa.
-Ay, cierto, es que me la estaba pasando tan bien que no me di cuenta de la hora.
Los hermanos estaban a punto de irse, entonces Maes obstruyó el paso a la puerta.
-Alphonse, me gustaría que fueras mañana a mi casa a comer, tal vez ver una película o algo, ¿qué te parece?
-Me parece muy bien.- Asintió Alphonse con un tono calmado, pero en realidad estaba a punto de estallar en gozo. -¿A qué hora?
-¿Puedes a las 2:30?
-Por supuesto.
-Entonces nos vemos mañana.- Maes escribió rápidamente en un papelito la dirección de su casa, Al lo recibió y cerró la puerta, dejando al par de cantantes solos. -Roy, acepto que seas orgulloso y la cosa, pero tampoco deberías comportarte así con los fans.
-No es tu problema Maes.
-Ay Roy.- Suspira Maes al ver la actitud de su amigo. -Simplemente no tienes remedio.
Los hermanos Elric llegaron justamente a la hora indicada y para su mayor fortuna, todos estaban dormidos. A la mañana siguiente, en el desayuno, los Elric comentaban a sus padres todo lo que pasó en el concierto.
-Al parecer se divirtieron mucho, y díganme Al y Ed, ¿cómo les fue en los camerinos?
-Fue algo realmente genial mamá, fue tanto que casi se nos hizo tarde anoche, ya que me quedé platicando con Maes, uno de los vocalistas, es muy buena persona y tenemos muchas cosas en común, ¡ah! Por cierto, se me olvidaba, me invitó a su casa esta tarde.
-Me parece una gran idea, Alphonse.
Era la 1:30 de la tarde, Maes estaba hecho un completo manojo de nervios, vaya que le había agradado Al, en eso, tocan el timbre.
-¿Qué? ¿Tan temprano?- Dijo mientras abría la puerta.
-Hola hermano.
-¡Glacier! Hermana, no sabía que ibas a venir.
-Pues ya ves, yo siempre llego de sorpresa.
-Como siempre.- Soltó una pequeña risilla con ese comentario. La hizo pasar, su hermana notó lo limpia que estaba su casa, cosa que no era normal ya que su hermano era un completo desastre.
-¿Acaso hay alguien?- Le pregunta Glacier a su hermano con una mirada insinuante, pregunta que hizo que Maes se sonrojara.
-Ehm, pues sí, es que, anoche, como sabrás, dimos un concierto y un fan entró a camerinos, platicamos y me agradó mucho, y pues lo invité a comer.
-¿Tanto así te agradó?
-Sí.
-Me alegro por ti, pero aunque tengas visitas me quedo, tú sabes que te visito para quedarme y eso no lo cambiaré por nada del mundo.- Así Glacier dio su última palabra y a Maes no le quedó nada más que seguir haciendo la comida.