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Un Omega parecido a una flor. (Traducción finalizada) por yuniwalker

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El Alfa frunció el ceño.

"Tú..."

Su voz le hizo temblar tan asombrosamente, que Natsume le dio la espalda y huyó en dirección a la salida.

"Oye, espera".

E ignorando su llamaba, siguió caminando entre la gente hasta casi perderse de vista. Cruzó el pasillo, salió al jardín y escapó a la parte trasera de un seto que había sido recortado en cuadrados de hierba casi perfectos. Intentó respirar hondo, pero terminó arrodillándose como si fuera a tropezar. Se apoyó contra el seto e intentó agudizar su oído por un rato incluso aunque no pareció encontrar señal alguna de persecución. Sin embargo, al apretar su pecho, utilizando ambas manos, descubrió que su corazón estaba latiendo violentamente y que su respiración era superficial y terriblemente rápida. Algo como cuando estaba nervioso. ¿Y qué fue ese shock para empezar? No era miedo, ni sorpresa y por supuesto, estaba seguro de que tampoco era alegría. Natsume cerró los ojos y respiró hondo, intentando que la sensación que nunca había probado en su vida finalmente se detuviera para dejarlo en paz. El aire de la noche estaba frío, olía a rosas y pareció abrazarlo hasta darle calma. Pensó que si atravesaba el jardín, sin regresar a la mansión, debería poder ir al dormitorio sin toparse con nadie.

Y honestamente, sonaba como un plan casi perfecto.

"¡Hey!"

Pero una voz se escuchó de repente y provocó que Natsume abriera los ojos de nuevo. Era ese alfa, parándose frente a él para bloquearle la luz. Se agachó, se acercó a su rostro y preguntó:

"¿Estás bien? ¿Te sientes mal?"

"...No. No es nada."

Trató de levantarse, pero se tambaleó de nuevo y provocó que su cuerpo se inclinara hasta casi recostarse sobre el suyo.

"Yo..."

Natsume se mordió los labios mientras sentía como la piel de todo su cuerpo se le ponía de gallina. Experimentó un calor parpadeante que también era un poco nostálgico y también, una cosa parecida a un raro cosquilleo. Algo como un agradable sol primaveral que se extendía en las partes en las que él lo tocaba...

"Parece que si te sientes mal. No deberías exigirte demasiado".

"... Estoy bien".

Natsume lo apartó. El Alfa estaba confundido por el descarado rechazo pero no podía darse el lujo de reclamar por esto ahora.

"Entonces, ¿Hay algo que yo...?"

"Por favor, regresa a la fiesta."

"¿Volverás tú?"

"No. Me voy ya."

"¿Tienes planes?"

"No, solo voy a regresar al dormitorio."

La voz le salió muy aguda debido a la impaciencia. Cuando estaba a su lado, la emoción no desaparecía por nada del mundo así que pareció no tener más remedio que frotar su brazo muchas veces y esperar deshacerse de la sensación de sus dedos subiendo por él. Sin embargo, el Alfa solo negó con la cabeza como si no le gustara lo que acababa de decir:

"Es una pena que nunca te haya conocido a pesar de que soy estudiante en la misma universidad. ¿Eres de segundo grado?"

"...Me estoy graduando este año, como tú. Soy mayor de lo que crees".

Sus ojos, que lo miraban fijamente de arriba para abajo, eran de un verde intenso pero encantador y sus manos parecieron más delicadas de lo que pensaba que eran la primera vez. Lo supo porque vio como se extendieron con un gesto elegante cuando dijo:

"Mi nombre es Harried Heil Sariya. Estoy honestamente encantado de conocerte".

"Soy Natsume."

Pero aunque dio su nombre, no pudo estrechar su mano. No quería tocarlo y aunque estaba consciente de que hasta podía considerarse una actitud que no debía mostrar, hablar con él más de lo necesario era completamente peligroso.

Estaba esperando que se enojara, pero Harried solo se retiró y lo llamó "Natsume", con una voz increíblemente tierna: "Es un nombre hermoso. ¿Es japonés? ¿Qué significa?"

"Significa... Flores que brotan en el verano."

"Flores..."

La pronunciación de Harried era suave y podía decirse que hasta tenía una entonación adecuada para los kanjis. Natsume, con una expresión seria, de repente se relajó ante él sin darse cuenta de que lo estaba haciendo. Realmente no era una mala persona. Si Natsume hubiera sido Alfa o Beta, hubiera querido ser su amigo sin pensarlo de más.

"Tiene un significado hermoso. Te queda bien". Dijo Harried, quien lo elogió mientras le mostraba una sonrisa verdaderamente inmensa. "Natsume, si quieres, ¿Por qué no damos un paseo por el jardín?"

Natsume negó con la cabeza de inmediato:

"No me gusta salir a caminar con Alfas."

"Es natural que un Omega desconfíe de un Alfa cuando lo ve por primera vez, pero, soy el hermano menor del actual rey de mi país. Vengo desde la casa de la orgullosa familia Sariya así que tienes que creerme cuando te digo que no hay nadie más educado que yo en el planeta entero".

Su tono era arrogante, pero su actitud era bastante caballerosa. Y un Omega ordinario seguramente podría aceptar que fuera solo un paseo, darle la mano y decirle que estaba bien... Pero él sentía el peligro que implicaba estar tan fuertemente atraído por su esencia. Y es que desde el cuerpo fuerte e inquebrantable de Harried, se elevaba un aroma deslumbrante y cautivador. Una señal de alarma.

"Es más divertido ir a mi habitación que dar un paseo contigo".

Natsume se alejó de inmediato, pero fue perseguido.

"Quiero hablar contigo. No es mi deseo que nos separemos así. Es decir... No me malinterpretes, no suelo invitar a otras personas de esta manera y tampoco seguirlas por todo el salón, es solo que, no puedo evitarlo si es contigo".

Era una voz misteriosa que salió desde el fondo de su corazón. Natsume frunció el ceño, sintiendo nuevamente esa conmoción que le hacía estar fascinado por él. ¿Harried también había sentido esa extraña descarga del inicio? Si era así, entonces...

No, de ninguna manera.

(Ese no debería ser el caso, porque las "parejas destinadas" no existen. Es como una leyenda urbana.)

Natsume rápidamente negó la posibilidad de que esto ocurriera. Un Alfa y Omega, que compartían propiedades especiales en específico, tenían siempre un tipo de conexión química. Y esa era una relación que llamaban comúnmente "parejas destinadas" o "parejas celestiales." Aunque muy raramente se encontraban un Alfa y un Omega que combinaran tan bien, cuando lo hacían, se decía que comenzaban a sentirse fuertemente atraídos el uno por el otro. Si eso ocurría, un Alfa podía entonces dejar una marca de posesión mordiendo la nuca de un Omega y este, a su vez, solo reaccionaría a la feromona de su pareja durante toda la eternidad. Por supuesto, también ocurría lo mismo con el Alfa. Y sonaba muy bonito como para ser real. Un dominante, que normalmente estaba expuesto a un número indeterminado de Omegas, dándole su amor únicamente a él.

Había muchos que anhelaban tener "una pareja destinada" porque era como el símbolo perfecto de un romance de cuentos. A menudo se representaba en dramas y películas y cuando se trataba de amantes, había muchos Alfas que mordían el cuello de su Omega como para imitar esta característica y agregar algo de drama a la situación. Sin embargo, esto no tenía sentido a menos que fuera una verdadera pareja destinada, y lamentablemente se decía que solo había unos pocos pares en el mundo.

Natsume no pensó que tuviera un destino.

No sería solo "un amante común", por lo que sería un problema.

(Ojalá Kotoku-sama estuviera aquí)

"Natsume... Si no te gusta caminar conmigo, al menos déjame acompañarte al dormitorio". Harried esperó pacientemente y luego volvió a hablar "No tenemos que hablar si no quieres, solo... Estoy preocupado por ti y quiero asegurarme de que no pase nada."

"Te estoy diciendo que todo está bien. Por favor, déjame."

Pero tan pronto como miró hacia atrás para rechazarlo, el mundo se estremeció debajo de él. La apariencia de Harried pareció ser extraña y la sensación de dar vueltas a su alrededor se volvió horriblemente intensa. Aunque había sentido como si su cuerpo flotara en el aire hasta hace un segundo, la parte inferior de su abdomen se volvió más pesada y su conciencia pareció ponerse a tambalear sin sentido.

"No, no voy a irme. No voy a dejarte así."

Se escuchó una voz intensa rondando en su oído y luego, después de parpadear un par de veces, se dio cuenta de que estaba siendo retenido en el aire por Harried.

"¡...!"

Natsume estaba atónito así que no podía hablar ni para pedirle que lo soltara.

(No... ¿Por qué está haciendo esto?)

Los latidos de su corazón se volvieron tan rápidos como cuando iba a correr. La piel la tenía fría, pero la parte más profunda de su vientre pareció ponerse extrañamente caliente. Su garganta estaba seca y la sensación de debilidad en la parte de sus piernas era demasiado similar a la que experimentaba cuando estaba en celo. Pero eso era extraño porque todavía queda un mes antes de su ciclo. Tenía miedo de que hubiera muchos Alfa en la fiesta así que bebió un supresor de emergencia adicional pero, ahora se sintió como si su pecho y cada parte de él doliera irresistiblemente. Harried preguntó:

"¿Tú...? ¿Estás en celo?"

"... No lo sé"

"Pero, aunque no estuvieras en celo... Tengo que decir que tu olor siempre fue maravilloso."

Y entonces el príncipe lo acomodó un poquito mejor contra su pecho.

"Oh, déjame ir. ¡Puedo caminar! ¡Déjame ir a casa!"

"No creo que puedas caminar en este estado. Es más, deberías descansar. Yo te llevaré a tu habitación cuando estés más tranquilo".

El perfil del príncipe tenía una expresión increíblemente dolorosa así que cuando lo vio, fue como si su pecho estuviera bien apretado.

"... Lo siento."

Después de todo, la única debilidad de un Alfa, que solían ser personas abrumadoramente fuertes, era que se volvían lujuriosos por las feromonas de un Omega en celo. El impulso y la sed eran tan impresionantes que perdían la razón así que ellos también tomaban supresores a diario. Un Omega podía tomar medicamentos de acuerdo con su ciclo y modo de celo, pero, un Alfa no sabía cuándo ni dónde lo alcanzaría el calor. Para un Alfa, un Omega era como un desastre que lo transtornaba en todos los aspectos de su vida.

"No, no te preocupes. Estoy tomando la medicina correctamente."

Pero igual su voz era horriblemente borrosa y podía ver que incluso su pecho no dejaba de subir y de bajar de un modo terriblemente acelerado.

Su cuerpo estaba caliente.

Todo era tan lujurioso y rápido que Natsume pareció enojarse consigo mismo cuando el dolor en la parte inferior de su abdomen se hizo más fuerte en respuesta. Y aunque no debería, su entrepierna también pareció empezar a calentarse...

(Tengo que huir. Si me quedo aquí, seré empujado hacia abajo en cualquier momento.)

El Omega en celo y el lujurioso Alfa no podían resistirse el uno al otro.

Harried lo llevó al edificio central y acomodó a Natsume en una habitación en el segundo piso. Tal vez, en algo que era un cuarto de invitados. Luego, lo recostó en una cama inmensa y le dijo:

"Espera un minuto, pondré el seguro".

E incapaz de moverse mientras estaba acostado de espaldas, Natsume agarró las sábanas y trató de cubrirse con ellas al no tener otra opción.

(Tengo que huir.) Pensó (Tengo que levantarme, salir de la habitación y llegar a mi cuarto. Vivo para Kotoku-sama, ya tengo una vida planeada con él así que es absolutamente inútil haber conocido a una pareja justo ahora)

Pero su cuerpo no podía moverse, era como si se hubiera hundido en un mar de barro. Además, esta era su primera vez sintiendo que sus genitales estaban tensos y doloridos así que, cuando sacudió su cuerpo y frotó su ropa interior contra su piel, pareció no poder parar de gemir ni de retorcerse. Deseaba alivio. Tenía que huir, pero quería restregarse y ​​soltar toda su excitación sobre su mano. Harried regresó en el momento en que se estaba quejando.

"Natsume, ¿Te quedas aquí conmigo esta noche? Solo hasta que te sientas mejor."

Sus ojos, cariñosos como los de ningún otro, lo miraron de arriba para abajo hasta un punto en que Natsume tuvo que apartarse antes de que terminara por ceder.

"No quiero molestarte. Por favor, déjame ir. Si descanso un poco, podré caminar y nos olvidaremos de esto".

"No." Harried sacudió suavemente la cabeza por segunda vez. "Déjame quedarme a tu lado. No quiero dejar a Natsume solo."

Su cara se puso roja ante esa voz tan dulce y húmeda. Los ojos de Harried, que miraban fijamente su cara, se volvieron ardientes y espesos y pudo ver que su garganta se movía al tragar saliva.

"Natsume..."

"... Por favor, no me toques".

Daba miedo. Sobre todo, podía decir que estaba asustado de si mismo. Si lo tocaba en algún lugar, aunque fuera solo una vez, era probable que todo lo que había sentido hasta ahora saliera disparado. Su razón, su determinación, sus esfuerzos acumulados. Todo lo que Natsume había guardado muy dentro de él, sería destruido y se volvería un desastre. Más aún, porque estaba seguro de que se aferraría a él como si se estuviera muriendo.

"Entiendo." Dijo Harried con voz turbia. "No te voy a tocar... ¿Tienes sed? Tengo agua."

Harried, quien realmente se retiró, se arrodilló a un lado de la cama.

"Si quieres algo más, por favor dímelo ¿Debería darte un trapito para refrescarte la frente?"

La actitud de Harried era más devota que amable. Dijo que estaba tomando medicamentos pero, a pesar de que estar con él pareció ser muy doloroso, no mostró una actitud violenta ni se portó mal con él. Pero si de pronto cedía y lo miraba para preguntar por qué era tan amable, sus ojos preocupados lo penetrarían hasta hacer que no pudiera parar de temblar. Y Natsume tenía problemas para ignorarlo en cuanto descubrió que, además de todo, su mirada tenía también una mezcla de oro.

(... Es hermoso.)

Natsume jadeó. ¿Por qué le atraía tanto? Lo acababa de conocer y no sabía básicamente nada de él. No había razón para que le gustara o para que estuviera tan nervioso estando a su lado y sin embargo, como una mariposa que no podía resistir el néctar de una flor, inevitablemente se sintió cautivado por cada parte de su existencia.

(Pertenezco al señor Kotoku.)

Porque había encontrado a Kotoku, tenía valor para enfrentar su vida valientemente así que se regañó a si mismo, diciendo que no tenía tiempo para involucrarse con los demás, y se levantó para decirle que realmente tenía que irse. Sin embargo, Natsume llevó una mano a su pecho y jadeó.

"¡Ah!"

"¡Natsume! ¿Estás bien? ¿Dónde duele?"

Harried estaba tan asustado que le puso la mano en el hombro y lo abrazó como si tuviera miedo de que se fuera a caer.

Natsume estaba aturdido.

Cuando luchó contra la confusión inicial, el dolor golpeó su pecho nuevamente hasta hacer que se inclinara contra el piso y entonces Harried, quien había estado viendo a Natsume con la cara llena de preocupación desde que se sujetó el pecho, pareció no saber qué más hacer además de acariciarle la espalda en pequeños circulitos.

"Duele..."

"¿El pecho? ¿Te duele el corazón?"

Era increíblemente doloroso.

Le dolía como si lo hubieran apuñalado con una navaja y comenzó en cuando pensó en escapar de allí. Debería haberse negado de nuevo y obligado a regresar a su dormitorio, pero la realidad era que había sentido ganas de llorar en cuando pensó en mantenerse lejos de ese Alfa.

(... ¿Por qué es tan triste?)

Cuando saliera de la habitación, nunca más volvería a ver a Harried. Y cuando pensó que jamás sería capaz de abrazarlo así de nuevo, fue tan doloroso que Natsume se apretó el pecho incluso por encima de su camisa de vestir. No debería haber ido a la fiesta después de todo. Si no hubiese participado, no habría tenido que toparse con Harried y su vida continuaría como de costumbre.

Pero ya era muy tarde para eso.

"... Ven, quédate aquí. Te tengo".

No podía respirar bien. Pareció que el oxígeno se le perdía de manera constante independientemente de si inhalaba con todas sus fuerzas. Hacía frío, estaba solo y también, increíblemente triste.

"Harried... Lo siento. No sé que me pasa, perdón..."

Colocó sus uñas sobre su camiseta y luego lo miró a la cara, como si estuviera suplicando por algo.

"Ayuda, por favor..."

"Natsume..."

Su gran cuerpo se inclinó sobre el suyo como si no pudiera soportarlo más y, al momento siguiente, casi sin planearlo, comenzó a besarlo con demasiada desesperación. Natsume sintió que todo su cuerpo se debilitaba gracias a eso. El profundo alivio estaba abarrotado dentro de sus pulmones y su conciencia pareció derretirse dulcemente hasta volverse un charco de agua. Los labios de Harried se sentían agradables y familiares, como si con esto le estuviera dando una parte de su cuerpo que le había estado faltando aunque no lo supiera y, por si fuera poco, su lengua gruesa, que se deslizó dentro de su boca, se sintió como si fuera lo más delicioso que hubiera probado en el mundo entero. Se alegraba de que su cuerpo estuviera caliente incluso a través de su ropa y que su olor pareciera envolverlo hasta hacer un escudo alrededor de él. Tenía unos gestos apasionados en su cara y unos dedos largos exprimiendo su cabello.

Era irresistible.

Era rico.

Y quería más.

Había estado evitando este acto toda su vida pero ahora se estaba muriendo por tenerlo a su lado. Es decir, hasta pareció estúpido y extraño que nunca hubiera deseado estas cosas o a las personas o a las acciones románticas y que de todos modos quisiera tanto a Harried.

"Hmm, hmm... Ah, Harried."

Cuando se aferró a su cuello, Harried miró a Natsume con ojos brillantes y puso sus labios de nuevo contra los suyos. Y mientras repartía besos en su piel, le quitó la chaqueta y desabotonó lentamente su camisa. Besándolo, acariciando su cabello para tranquilizarlo y desnudándole paso por paso. Al final, cuando lo miró y volvió a recorrer su cuerpo con las manos, las partes que ya no podía esconder con la ropa comenzaron a reaccionar ante sus ojos e incluso fue como si sus caderas no pudieran dejar de moverse para adelante.

Al estimular su pene, Natsume gritó:

"¡Ah! ¡Ah, Dios mío!"

"¿Te gusta, Natsume?"

"Sí, ¡Ah, sí!'

"Me alegro tanto. No pensé que pudiera ver tu hermoso rostro emocionado tan rápidamente."

"Ah, es tan raro. Es raro."

Incluso durante los momentos más difíciles de su celo, rara vez se había masturbado por su cuenta. E incluso al hacerlo, la realidad era que le llevaba algún tiempo alcanzar el orgasmo o hasta llegar a sentirse bien. Sin embargo, ahora que estaba abrazando a Harried, había una extraña sensación que brotaba de la parte posterior de su estómago a pesar de que el semen había comenzado a salir desde hace un buen rato ya. Dijo:

"Tú y yo hacemos una buena pareja..."

Y besándolo suavemente, volvió sus manos hacia el trasero de Natsume con el único propósito de acariciar su pequeña redondez. Comenzó a dibujar sus grietas y a estimularlo mientras le miraba aguantar la respiración.

"Ah, espera... Mmm ¡Espera!"

"Ya estás pegajoso".

Un omega lubricaba para poder tener relaciones sexuales. Pero Natsume estaba tan avergonzado que pareció aturdirse y luego, incluso la vergüenza subió al máximo cuando le ofreció un buen apretón.

"Ah, ah, ah..."

Los lugares que nunca había tocado estaban tan encantados con él que pareció como si su estómago se estuviera contrayendo con solo haber puesto un par de dedos. Había picazón e hinchazón e incluso sus caderas volvieron a moverse por si solas.

"Estoy tan celoso de tu novio anterior". Harried pareció agresivo mientras movía cuidadosamente su mano. "Me pregunto qué otras personas además de mí probaron este maravilloso lugar y... Sé que es algo estúpido, pero me siento enojado. Me hubiese gustado tanto poder conocer a Natsume antes que todos y ser tu primera vez."

"No... Yo..."

El placer, creado por su dedo dentro de su membrana mucosa, viajó por todo lo largo de su columna vertebral hasta hacerlo abrir la boca. Natsume sostuvo las sábanas para contenerse y dijo:

"Nunca antes... Ah, nunca tuve sexo."

"¿De verdad, Natsume? ¿De verdad nunca te ha tocado nadie?"

Harried besó la nariz de Natsume.

"Dios, dime que es verdad. ¿Soy tu primera vez? Jaja ¿Qué debo hacer? Es... Siento que nunca he sido tan feliz como lo soy ahora."

Harried lo peinó con amor, repartiendo pequeños besos por todo lo largo de su piel.

"Prometo que seré lo más gentil posible. Si te duele o no te gusta, dímelo de inmediato. No toleres nada ¿De acuerdo? Yo voy a parar y voy a seguir cuando lo digas y voy a... Voy a contenerme y a hacerlo bien."

El brillo en la voz de Harried era mágico. Cuando lo escuchaba, sentía que podía hacer cualquier cosa por él e incluso experimentaba un deseo terrible de entregárselo todo y hacer que lo conquistara, lo besara y le hiciera el amor como un par de animales.
Natsume cerró los ojos ante la expectativa momentánea de que incluso estaría bien si lo trataba con rudeza.

Pero esto era un error.

Era una traición que no debería darle a un benefactor tan importante como lo era Kotoku y de todas maneras, aunque sabía que era algo malo, todavía estaba esa pequeña parte dentro de él que gritaba sus deseos de ser suyo.

"Estoy entrando con mis dedos... Ah, estoy entrando, mi amor. Por favor aguanta. Respira."

Harried dejó de moverse después de esto. Luego, tras esperar unos segundos, una voz suave volvió a él diciendo:

"Te prometo que no voy a hacerte daño."

Y entonces, sus dedos se extendieron hacia su interior como para comprobar la elasticidad de su ano.

"¡Ah!"

Harried estaba metiendo y sacando los dedos, satisfecho con los ruidos que provocaba en él cuando jugaba con sus fluidos. Luego, inmediatamente después, sus rodillas se abrieron de un modo inocente y sus genitales, duros y en alto, comenzaron a derramar un líquido espeso y transparente que le provocó abrir todavía más la boca. Harried jadeó su nombre:

"Natsume, Ah, Natsume ¿Está bien si comienzo ya? Te juro que... Juro que yo..."

"Hmm, está bien. Está bien..."

Deseaba que lo penetrara.

Deseaba estar satisfecho.

Natsume se humedeció los labios mientras era arrastrada por una sed feroz que estaba borrando todo rastro de culpa.

"También lo deseo así que, por favor, por favor ponlo dentro de mi."

"Te quiero ahora mismo."

Con una sonrisa hermosa, Harried puso su mano sobre su trasero y comenzó a frotar los pliegues húmedos de su ano como para aplanarlos.

"Uhmm..."

Al principio, el palo de carne que se deslizó sin ninguna resistencia dentro de él comenzó a ponerlo increíblemente nervioso. Pero ya que podía sentir su dureza y su grosor con más claridad cuando no se movía, Natsume puso sus uñas en las sábanas y empezó a intentar moverse por su propia cuenta. Luego, Harried tiró ligeramente de su cadera y esta vez, se apresuró a entrar como si se le estuviera yendo la vida en esto.

Ahhh!"

Había una pequeña tela en la parte de abajo de su vientre que nunca había percibido hasta este momento, pero que se sintió tan apretada que pensó que podía estarlo perforando justo ahora. El dolor de ser desgarrado era instintivamente aterrador pero, contrario a su señal de alarma, sus extremidades perdieron su fuerza y su boca se aflojó como para permitirle que se pusiera a babear.

Harried lo abrazó, le besó y dijo:

"Es difícil la primera vez, lo entiendo... Si estás asustado, ya no voy a intentar entrar más profundo ¿Está bien?"

Pero cada vez que se movía, su membrana mucosa comenzaba a frotarse con fuerza hasta hacerlo parecer como si se estuviese derritiendo. Se sentía muy bien, pero tenía que admitir que también era un tanto frustrante. Y pensando que quería que lo hiciera más fuerte, Natsume puso su mano sobre la espalda de Harried y lo miró a la cara. Fue un sentimiento extraño. Al mismo tiempo que deseaba más, se sentía feliz y aliviado, amado y nervioso. Tan ilógico que ya no se reconocía. Loco.

(Esta persona realmente no quiere lastimarme.)

Seguramente, si Natsume le dijera que ya no quería hacerlo más, iría en contra de su instinto y se retiraría para pedirle perdón.

"Harried..."

Cuando lo abrazó, notó que la piel morena de Harried estaba sudada. Los músculos se le movían debajo de la palma de su mano y se extendían de una manera que podía considerar bastante entretenida. Luego, Harried, quien llamó a Natsume con voz turbia, presionó sus labios contra el lóbulo de su oreja y comenzó a hacer que su lengua se arrastrara lentamente hacia la base... Era como si un beso no fuera suficiente y ahora necesitara sentir cada parte de él con la punta de la boca. Él, por su parte, intentó lamer los hombros de Harried y lo besó y lo besó hasta que sus caderas temblaron inconscientemente con la alegría de estar lleno.

"Ah..."

"Dios, Natsume..."

Los ojos verdes brillantes del Alfa se mezclaron con el color del oro, como una estrella, y comenzaron a parecerle tan deslumbrantes que incluso se asustó. Natsume movió los labios, pero, como era de esperar, al final no dijo absolutamente nada al respecto. Si hablaba ahora, era probable que dijera algo de lo que después se arrepentiría. Algo como: "Harried, por favor, no me sueltes." O "Siento que si me dejas podría morir."
Las lágrimas se derramaron una tras otra y su corazón comenzó a doler como lo hizo la primera vez. El pecho se le apretó, también el estómago y los pies y al final, terminó por abrir bien la boca y decir: "Ah."

"Parece que vas a llegar, Natsume. ¿Puedo hacerlo un poco más rápido?"

Estaba feliz de que lo acariciara suavemente pero, según su propia mente, estaba convencido de que podía hacer con él lo que le viniera en gana.

Harried besó a Natsume cuando asintió, le chupó los labios, enredó su lengua con la suya y probó detenidamente la saliva que fluía de él. Luego, agarró las caderas de Natsume con fuerza y lo movió un poquito más hacia arriba.
La parte inferior de su abdomen estaba experimentando muchos calambres debido a la estimulación y al mismo tiempo, se sintió como si su interior no pudiera dejar de apretar de esa forma tan dolorosa.

El placer, justo antes de que el calor le corriera desde el vientre hasta la nuca, hizo que se quedara en blanco.

"..."

Fue un clímax desconocido que lo proyectó hasta un nivel verdaderamente impresionante. Pero cuando pensó que se había debilitado, miro hacia atrás y notó que su grueso pene, el que le había estado dando placer hasta hace unos segundos, de repente comenzaba a intentar salir de él.

"Espera, todavía no..."

E inmediatamente después de sentir que no quería perderlo, notó un suave chapoteo caliente en la parte interna de su muslo y escuchó la voz de Harried, tan lejana como a través de una película de agua, llamando su nombre un montón de veces mientras llegaba a su propio clímax.


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