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Angra Mainyu por Mascayeta

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Harry no desaprovechó la oportunidad que Draco le brindó con docilidad. De manera rápida sus manos se ubicaron en los muslos del rubio haciendo un movimiento que obligó a éste a subir las piernas a su cintura para no caer. Fue tan fácil para Potter cargarlo, que se sintió lo correcto que era tenerlo bajo sí, gimiendo en su boca mientras trataba en vano de evitar que abriera la camisa de seda que se deslizó con suavidad sobre la blanca piel, una que se deleitó marcando.


En la mente de Draco su razón luchaba contra las sensaciones que parecía conocer, por alguna razón su magia reconocía a Potter y cada una de las caricias que le daba, comprendiendo que a pesar de ser la misma persona, ahora existía una mayor experiencia, y eso le causaba emociones contradictorias. Un imprudente gemido salió de sus labios cuando las manos del azabache rozaron directamente su piel desabrochándole el pantalón, con vergüenza se tapó la boca, pero no pudo evitar que su cuerpo se arqueara al recibir la caricia por encima de su ropa interior.


—¿Un thong? —el color rojo que adornó las mejillas de Draco consiguió incitar a Potter a desnudarlo por completo, le valía un knut estar en el ministerio, pero de pronto el ojiverde sintió celos de que alguien que no fuese él tuviese la oportunidad de verlo tan sensual. Agachándose hasta la oreja del platinado declaró lo que tenía en mente logrando un nuevo gemido—. Daría todo por estar dentro tuyo, eres deliciosamente tentador.


Harry deslizó su lengua hasta el ombligo que se mostraba por encima de la ropa interior que se ajustaba a la perfección sobre la protuberancia que le confirmó que el ojigris estaba disfrutando del placer que le ofrecía a través de las caricias.


La voz entrecortada de Draco pidiéndole detenerse, lo hizo subir para de nuevo tomar los delgados labios, y probar el sabor a manzana y menta que no podía borrar de su memoria a pesar de todas las bocas que probó en esos años.


—No lo voy hacer, esto es lo correcto —la mano de Harry se introdujo con gran habilidad dentro del pantalón de Malfoy apretando su intimidad—, vamos bebé, hazlo para mí.


Esa frase provocó que Draco se inmovilizara por completo, Harry percibió como la temperatura del cuerpo bajo él, descendió con brusquedad, hasta que notó que la misma habitación comenzaba a congelarse. De repente una descarga de magia lo apartó del exSlytherin.


Draco con dificultad recuperó la compostura, se llevó las manos a la cabeza apretando sus ojos en un intento de disminuir el dolor que sentía. Era como si una cortina hubiese caído permitiéndole ver lo que ocultaba.


Las imágenes aparecieron con claridad, Harry entrando a su habitación en la mansión, le vio cogerlo de la nuca y besarlo con rudeza, pronto estaban en la cama en una desesperada contienda por desnudarse mutuamente sin abandonar la boca del otro. Draco recordó las palabras, los besos y las promesas dichas por quien parecía tan necesitado como él para satisfacer el deseo de meses de soledad, de peleas e insinuaciones que no llegaban nunca a nada. Se escuchó decirle que la puerta quedó sin asegurar, y ver la sonrisa torcida del azabache que aceleró sus embestidas susurrando que debía callar si no quería que los descubrieran.


Draco fue consciente de la expresión de Potter cuando le habló de la conexión que establecieron en el instante que la magia los envolvió... ¡Por Merlín! ellos eran destinados, almas gemelas. Con más dolor que rabia, se volteó a mirarlo buscando una respuesta que lo convenciera de que todo lo que estaba en su cabeza era mentira.


—¿Por qué? ¿Por qué un Obliviate?


—Draco…yo, por favor, compréndeme…


—¡Responde! ¿Por qué?


El llanto de Malfoy le dolió en el alma a Potter, cómo decirle que se asustó, que sus prejuicios y el pensar que los Weasley, la única familia que había tenido, lo abandonaría cuando supiesen de su unión, fue demasiada carga para él, además del peso de la guerra, y creer que moriría.


—¡Tuve miedo!, pensé que te burlabas de mi —gritó la respuesta desesperado por comprensión—. Draco sin querer me obsesioné contigo, siempre estabas ahí, por más que tratara de alejarte, de no poner cuidado a las estupideces que decías, era imposible no ignorarte.


Harry sintió el mismo temor de años atrás al observar a Draco vestirse en medio de temblores, en cada espasmo el platinado parecía desprender frías lenguas de energía que lo envolvían.


—En sexto año comencé una relación con Ginny después del partido final de Quidditch, cuando murió Dumbledore decidí no volver a Hogwarts hasta encontrar los horrocrux, sin embargo, en esos meses de búsqueda nunca pude sacarte de mi mente, y fue peor cuando te vi en la mansión.


Draco irradió su magia protegiéndose de quien volvía a estar frente a él, acariciándole la mejilla y deslizando el pulgar sobre sus labios. Cerró los ojos negando lo que ocurría…


«Angra...Por favor, ayúdame»


Cuando Potter lo vio abrir los ojos de nuevo, supo que la persona que lo miraba no era Malfoy.


—¡Dame los papeles Potter! 


Sin dudarlo Harry siguió la orden entregándole una carpeta similar a la que estaba sobre la mesa con los símbolos del Ministerio, que extrajo de uno de los bolsillos de su túnica reducida. Ese ser firmó sin leer, se la devolvió y cogió la que Hermione le mostró guardándola en uno de los bolsillos del pantalón tal cual como Harry transportaba la que acababa de darle.


—No le falles, porque te aseguró que la muerte no será un descanso para ti.


—¿Quién eres? 


—Soy el destructor Potter, y quien lo salvó de las estupideces que le hiciste pasar en Azkaban.


Harry quería preguntar más, pero la puerta de la sala estalló en pedazos dejando ver a Granger con cinco Aurores apuntando al platinado, quien simplemente bufó burlándose de la estupidez de la bruja.


—Quedo pendiente de tu razón mestizo —Malfoy le miró con desdén, para colocarse los lentes de marca muggle que sacó de uno de los bolsillos de la túnica mientras caminaba hacia la salida. Se detuvo ante los guardias que retrocedieron inclinándose con respeto ante la mirada atónita de Granger—. Aprende sangre sucia, hasta ellos reconocen un verdadero mago cuando sienten su presencia.


Para sorpresa de la Ministra, la orden que dio de detenerlo fue ignorada logrando que la mujer comenzara a chillar improperios. Los Aurores se retiraron sin pedir permiso, para Potter el comportamiento tenía que ver con aquel que decidió llamar “el protector” de su dragón.


—Déjalo Hermione, muy a tu pesar él tiene razón —Harry prefirió pasar por alto el gesto de desprecio que surgió en la cara de la casta por querer reconocer la verdad en la frase de Draco. La soberbia de Granger parecía no tener límite. Salió del momento de ensoñación cuando Hermione le arrebató la carpeta de las manos.


—¡Por Dios!, ¡Firmó!


—No sé porque te sorprendes, te repito, el único que puede manipular a Malfoy soy yo.


Harry vio a Hermione sacar de su bolsillo una pluma y un sello de sangre, así como varios pergaminos en blanco, quién sabe qué más tendría guardado ahí aprovechando el hechizo extensible que desde niña manejaba a la perfección.


El sello fue colocado en el pergamino recitando el conjuro que evitaba que el contrato fuese roto por alguna de las partes, así como invalidado, se lo pasó para que sirviera de testigo junto con Largman a quien ordenó dar a conocer al Wizengamot que tendrían una reunión importante para discutir el destino de los Sagrados Veintiocho y otra cantidad de normas relacionadas con los Sangre Pura.


—Quiero que Rita Skeeter lo diga en El Profeta, el mundo mágico va a cambiar, llegó el momento de que entiendan que nuestro poder radica en aumentar el número de personas con magia, y el uso de tecnología que la potencie.


El Auror salió con un gesto que a Harry le demostró que la actitud de Hermione estaba logrando un efecto contrario al que ella deseaba, las leyes que quería reformar habían protegido al mundo mágico durante siglos, si en algún momento se sintió mal por engañarla con el contrato que le pasó, supo que hizo lo correcto,  al reconocer el brillo de la codicia en los ojos de la bruja. La persona que fue su amiga y luego su amante, hace mucho le permitió conocer que deseaba aquellos que nunca poseería. De ahí su afán de terminar con quienes le recordaban que era una "advenediza".


—Harry, agradezco tu ayuda al Ministerio —la sonrisa de la castaña lo alertó, claro que la situación no iba a ser tan fácil de concluirla—. En dos días será el juicio para definir la custodia de Hugo, como te puedes dar cuenta he cumplido con cada una de las cosas que me pediste…


—Falta la principal Hermione, y sé que esto que hablas es sólo una excusa para chantajearme.


La carcajada de la ministra corroboró su impresión. La castaña introdujo su mano en el bolsillo y tal como lo imaginó Harry, una nueva carpeta salió de este, una con un pergamino que llevaba su nombre.


El azabache evitó el contacto directo con el documento, si ella tenía trucos, él tenía muchos más. Tras leerlo Potter sonrió por la petición que le hacía Granger.


—Soy el premio mayor, junto con mi fortuna, mi empresa, y todo a cambio de no dejar a Teddy y mis hijos en la calle…¡vaya!, parece que te convertiste en la bruja de Blancanieves.


—No me ofendes Harry, yo no necesito un Espejo Mágico que me ande repitiendo que soy bella —pero si uno que le dijera que era inteligente, pensó Potter—. En el papel que firmó Malfoy, al ser la cabeza de los Sagrados Veintiocho, puede tomar decisiones que los otros Sangre Pura no debatan,  de esta manera aceptó que las bóvedas de las familias  fueran supervisadas por el Ministerio, y utilizadas según las necesidades que se presenten.


—Y aunque soy un mestizo, mi fortuna viene de los Black, y por ende, también las controlas.


Potter redujo el portafolio y lo guardó en su túnica siendo observado por Granger que esperaba con ansiedad por la respuesta, una que no obtuvo para su disgusto. Harry no le iba a dar la satisfacción de manipularlo, en sus años de juventud lo hizo a la perfección, tanto que logró que se fijara en quien debió ser sólo una de sus mejores amigas, igual que Luna.


—He cometido grandes errores por aceptar tus ideas sin medir las consecuencias, Ginevra fue el principal —Hermione enarcó una ceja provocando una risa burlona en Harry, hasta eso quería robarle a los Malfoy, pero su cómica imitación nada tenía que ver con el gesto soberbio de su amado rubio—. ¿Me quieres? Bien, te falta mucho para tenerme. Te disfruté como a cualquiera de las amantes que tuve, no fuiste diferente a ellas, así que cumple con tu parte del trato, y ya hablaremos.


—¡Prepárate para informar al mundo mágico de nuestro matrimonio en seis meses Potter!, si no lo quisiste por las buenas, lo harás por la fuerza.


Hermione vio a Harry aproximarse amenazante, lo encaró sin importar la diferencia de estatura, ella poseía el poder que por más Salvador y Heredero, el ojiverde no tenía. Entreabrió sus labios y se le insinuó como tantas veces lo hizo, antes de terminar en una deliciosa sesión de sexo donde no importaban los Weasley que eran sus respectivas parejas. Sonrió al ver que el mago se inclinaba casi rozando su boca, el cálido aliento anticipó la posibilidad de lo que tanto deseaba obtener de Potter. Deseo que se vio aniquilado al sentir el mismo hechizo que utilizó en Malfoy, en su cuello.


—Soy un hombre de negocios Granger, te repito, ¡completa lo que te pedí y hablaremos!, ¿Te quedó claro?


La bruja asintió con dificultad, Harry se despidió, y sólo cuando abandonó la sala, rompió el encantamiento. Nunca más se prestaría a tocar a otra persona que no fuera su destinado, ni Hermione ni Ginny, ni mucho menos las demás amantes que pasaron por su cama, se igualaban a su Dragón. 


Tendría que darle tiempo a Draco para asimilar lo sucedido entre ellos, además, se lo prometió a esa esencia con la que habló, y podía asegurar que si no cumplía con su palabra, la ofensa se la cobraría con sangre si fallaba.


Al llegar a la Casa Black, Andrómeda lo esperaba con los niños, pero no estaba sola, una mujer rubia que no veía desde el ataque en la cena de presentación de los candidatos al Ministerio la acompañaba.


—Le pido disculpe a mi hermana señor Potter, pero quiero hablar con usted y necesitaba un intermediario.


—No se preocupe señora Malfoy —repuso Harry tranquilizando a las hermanas que disimulaban muy bien su preocupación como buenas Slytherin—. Por favor vamos a mi despacho, además, sé que querrá pasar tiempo con su nieto.


Esto último produjo una sonrisa en el blanco rostro de Narcissa que extendió de inmediato los brazos a Eris, que correspondió la muestra de afecto. El glamour del niño desapareció haciendo que las lágrimas de la rubia cayeran en silencio, Andrómeda posó su mano en el brazo de Harry agradeciendo la acción, y determinando que tenían una charla pendiente.


 


Lejos de allí, en las oficinas de Malfoy Co., Angra entró saludando a los presentes y preguntando por el paradero de Pansy. A lo lejos reconoció a Ronald que explicaba algo a un grupo de jóvenes magos. Avanzó hasta el pelirrojo que al verlo, despachó a los chicos para pedirle que fueran a su oficina.


—¿Cómo está Draco?


—Me reconoces sin siquiera hablar, es claro que a pesar de todas sus diferencias del pasado, realmente has aprendido a apreciarlo.


—No soy el único —repuso Ronald sirviendo dos copas de licor, una se la entregó a Angra—. Blaise, Stevenson y yo hemos prometido ayudarlo por diferentes motivos, así que no veo porque te sorprende. Además, no aprendí a apreciarlo, lo quiero como un verdadero amigo.


La esencia bebió de un solo trago el contenido, extrajo la carpeta que tomó del Ministerio regresándola a su tamaño original, el pelirrojo comenzó a leer lo escrito en los pergaminos confirmando que Granger había perdido por completo la razón.


Por el intercomunicador solicitó la presencia de Zabini y de Parkinson, de igual manera se comunicó con Krum y Greyback.


Unos minutos después la reunión dio inicio con los hombres de confianza de Draco,  era claro que necesitaban mover las fichas con mayor rapidez, los miembros del Wizengamot serían reemplazados en las nuevas disposiciones, lo más preocupante era que las leyes que protegían al mundo mágico ingles de los muggle serían removidas y que el C.I.M. no podría hacer nada por la autonomía que gozaban cada uno de los países.


Greyback fue el primero en proponerse para la la vigilancia dentro del ministerio, mantenerse cerca de la Ministra equivalía saber de antemano las acciones que emprendería, sin embargo, para poder hacerlo debían eliminar a Largman, el hombre al igual que Yaxley nunca aceptaron la marca oscura, esto les permitió camuflarse entre los magos de luz e incluso sacar información a algunos miembros de la Orden del Fénix. Esa responsabilidad la asumió Stevenson a través e su esposa Pansy, cobraría algunos favores de tiempos pasados, sacándolo del juego.


Por su parte, Víctor aprovecharía los viajes con el equipo para buscar adeptos en contra de las disposiciones de Granger, esto en colaboración de los demás equipos, que estaban en desacuerdo con las decisiones que la ministra dictaminó con relación al campeonato.


—Blaise, debes ir a Nueva York, habla con Creevy deben exponer los peligros para la sociedad mágica en general, declarar inválido el Estatuto del Secreto es el comienzo de la desaparición del mundo como lo conocemos, deja en claro que no tenemos nada en contra de los hijos de muggles, por eso debe ir con Dennis.


—Draco, sabes que Granger es apoyada por Potter…


—De él nos encargamos nosotros.


La intromisión de Cameron Sandoval en el sitio de la reunión, causó extrañeza en Pansy que no conocía al mulato que acababa de entrar.


—Me alegra que te hayas recuperado —los ojos miel se fijaron en los grises haciendo de inmediato una reverencia, Angra se rio por la situación—. Pansy, los que deben preocuparnos son los otros Weasley, sacando a George y a Bill, los demás apoyan las acciones de Ginevra, a la cual necesito lejos de Harry.


La ojiverde asintió recogiendo sus cosas, se despidió con un beso del ojigris y miró con picardía a Ron que no disimulaba los nervios que le invadieron desde que vio al pocionista entrar por la chimenea. Consciente de la situación, Cameron le hizo un guiño que liberó una sonora carcajada de la embarazada, que le recomendó pasar por la clínica de Stevenson, si iba a trabajar con ellos, su estado de salud era primordial, más conociendo a las alimañas que Potter tenía a su alrededor.


Tan pronto como la puerta fue sellada, Angra les dio la orden de dejar descansar a Draco lejos de la mansión, las razones de la crisis del platinado fueron expuestas con severidad por la esencia que parecía haberle tomado un verdadero cariño al menor de los Malfoy. Así quedó decidido que con la ayuda de Lucius fueran a la casa en Francia, saldrían de inmediato, y para eso necesitaba una distracción.


«El Mundo Mágico está sorprendido por la noticia que el joven Ronald Bilius Weasley Prewett acaba de transmitir en una rueda de prensa que su relación con Draco Lucius Malfoy Black finalizó debido a que conoció su destinado. Mis chicos de Corazón de Bruja, un hecho casi imposible en la época donde vivimos, pero no imposible, preguntadle a sus antecesores, una hermosa historia que determina como la Madre Magia ha creado un ser perfecto a nosotros, nuestro complemento, uno con el que nos re-encontraremos a través de nuestras diferentes vidas, porque siempre el hilo rojo del amor buscará la forma de unirnos.


Draco Malfoy como buen sangre pura, ha felicitado a la pareja, incluso declaró que con jocosidad que él fue la causa de su unión, dejamos la evidencia de cómo estos tres guapos hombres comparten sin ningún tipo de resentimiento.


Esperamos pronto recibir la invitación a la boda.


Rita Skeeter»


Esa noche en el Palacete Malfoy, Lucius dejó de lado el ejemplar de Corazón de Bruja que Parkinson le hizo llegar para estar atento a cualquier pregunta que pudiesen hacerle sobre tema, organizó su cabello mientras veía desde el balcón la extensión de tierra iluminada por las antorchas que le daban calor a las vides. Bebió de su té pensando en lo que su hijo tenía planeado con esa noticia, por ahora era imposible preguntarle por el estado de inconsciencia en que se hallaba, pero por la manera como su magia se percibía en la casa, presumía que más de dos días no tomaría el recuperarse por completo.


El frío del Dementor que se ubicó tras de él le indicó que era el tiempo de cambiar la bolsa de suero que nutría el cuerpo mortal de Draco. El patriarca recorrió el pasillo para abrir la puerta y encontrarse con su hijo sentado mirando a la nada.


—Papá… —Lucius corrió a abrazarlo y dejar que llorara como cuando era un niño, su niño estaba roto, y sabía que el causante de ese dolor, para mal de sus desgracias, era la única persona que podría repararlo, nada lo preparó para la siguiente declaración—. Voy a casarme con Harry Potter.


El patriarca cerró los ojos dejando que las lágrimas resbalaran en silencio, su peor temor se cumplió, Draco ya sabía lo acaecido esa noche hace tantos años, un error que debió detener tan pronto notó su presencia en la Manor, pero que no hizo porque reconoció el lazo de amor destinado entre Potter y su hijo. 


—¿Me odiarás por qué mi destinado es un mestizo?


—Madre Magia jamás se equivoca mi Dragón, y si ese Gryffindor venido a menos te va a hacer feliz, nunca me opondré.


Draco rió escondiéndose en el pecho de su progenitor —Te amó papá.


—Y yo a ti mi “petit roi


Cuando Narcissa llegó a la habitación los cobijó como tantas veces lo había hecho, eran sus dos hombres, y pronto se uniría el tercero, con tranquilidad salió rumbo a la sala y pronunciando el hechizo de familia, en el cuadro de los herederos apareció el Malfoy que faltaba.


Al día siguiente el grito de Draco provocó que todos corrieran a ver lo que sucedía, allí en el gran retrato estaban sus padres, y él sosteniendo una pequeña copia de sí mismo, junto con el nombre escrito en relucientes letras en la plaquilla de oro.


—Scorpius Hyperion Malfoy Greengrass, el próximo heredero Malfoy.


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