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Angra Mainyu por Mascayeta

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Notas del capitulo:

Bueno, los últimos capítulos de la historia comienzan.

Gracias por sus lecturas.

Ginny leyó el documento bajo la atenta mirada del duende, era una decisión que podría acarrear beneficios, pero también un problema con su madre.

Todo comenzó el día anterior cuando del Ministerio la llamaron para decir que los papeles en los que aceptaba a Draco Malfoy en su casa, con el fin de saldar la deuda que tenía con el mundo mágico, eran inválidos por la firma que allí aparecía.

Habían pasado dos semanas, nadie le reclamó en ese tiempo, entonces ¿a que venía semejante declaración en ese instante?

Ginevra se movilizó al Ministerio al día siguiente tal cual aparecía la hora y día de la reunión, llegó a la oficina de Ley Mágica donde fue recibida por la auror que acompañó a Parkinson, la mujer saludo y de inmediato procedió a explicarle la inconsistencia, la cual fue detectada en Gringott, los duendes no admitieron el pago de servidumbre, y el contrato regresó al Ministerio. En el pergamino, un círculo rojo señalaba el nombre de ella y el título de Lady Potter.

—Los duendes afirman que la abuela de Harry James Potter Evans, fue la última Lady, y la Casa Ancestral desapareció con las acciones del heredero James Potter.

—Auror, no entiendo porqué es tan importante el dichoso papel —dijo hastiada Ginny, hizo mentalmente la cuenta y escribió en un papel la suma que pagaría Malfoy con sus servicios de niñera en un año—. Esto es lo que daría el total de sus salarios, ¿coincide con el saldo?

Innia miró la cantidad, si lo hacía, incluso en diez meses la deuda estaría pagada, pero ella no era quien determinaba las leyes, así que si quería explicaciones y que se aceptara la estadía de Malfoy en su casa, debía ir al banco, solucionar el problema de usurpación de título, y legalizar la situación, o el rubio sería dejado en libertad y la deuda cancelada.

Eso fue lo que movió a Ginny a Gringott, la única manera de sacar a Malfoy de sus vidas era teniéndolo en la hacienda, dejarlo ganar confianza, y cuando se descuidara acabar con él.

Los duendes la hicieron pasar a una oficina que olía a libros viejos y era bastante fría, la pelirroja asumió que era para conservar los pergaminos que, por lo visto, tenían varios siglos de antigüedad.

El encargado le llevó un libro de árboles genealógicos, en su pasta decía “Casa Nobles y Ancestrales”, buscó el apellido Potter, para leer la historia del final del lorazgo.

El relato no era muy largo, el padre de Harry rechazó el título de Lord cuando ingresó a la orden del Fénix, igual que Molly, y otros tantos magos y brujas sangre pura, que decidieron ir en contra de las antiguas costumbres; sin embargo, James Potter llevó la situación al extremo.

Al pertenecer a una de la familia más pudientes del mundo mágico, los abuelos de Harry, Fleamont y Euphemia Potter, poseían títulos y propiedades que heredaron a su hijo al cumplir la mayoría de edad, una decisiòn que tomaron cuando la edad, la viruela del Dragón y la posibilidad de una guerra se unieron dejándolos a ellos alejados de su familia y de todo lo que querían.

Ambos se trasladaron a una pequeña cabaña en Escocia dando la orden, que de fallecer, se quemara con el Fuego Maldito, para que el virus no pudiese contagiar a nadie más. De esa manera, cuando James Potter se graduó de Hogwarts, firmó aceptando su herencia, rechazó el título de Lord, solicitó un avalúo de sus propiedades, que incluían la fábrica de pociones, mansiones en varias partes del mundo mágico y las bóvedas junto con los tesoros familiares. 

Dos años después, con sus padres muertos y a punto de contraer matrimonio con Lily Evans, de la gran fortuna Potter lo único que quedaba eran tres bóvedas, y una modesta casa en el Valle de Godric. El resto lo donó al primer ejército de Dumbledore, la Orden del Fénix.

Por la necesidad de mantener efectivo para las misiones, Lily aconsejó a su marido, destinar una de las bóvedas a los gastos de sus futuros hijos, la cual sería repartida en partes iguales entre los herederos. La segunda la tendrían para gastos personales, ya que ellos al ser parte activa de la Orden del Fénix, no laboraban en otro lugar, y de algo debían vivir, James comprendió que no sólo era mantenerse ellos, sino también a Sirius y a Lupin, ambos tenían salarios por su trabajo de Auror y Profesor, respectivamente, pero también pasaban más tiempo con las misiones de Dumbledore que en las propias de sus obligaciones. Aceptó la propuesta de su mujer, y dejó una para los requerimientos del Ejército de la Luz.

El duende le explicó a Ginevra como los anillos del Lord, la Lady y el heredero, fueron fundidos y convertidos en pequeñas joyas que permitían a los miembros de la Orden comunicarse, para la pelirroja era un truco similar a las monedas que Hermione hechizó en quinto año.

La conclusión de la historia la dedujó Ginny sin que el duende la pronunciara, la Ancestral Casa Potter y su fortuna desaparecieron por la idiotez de James Potter y el interés desmedido de ir en contra de las tradiciones.

Ginevra se dio cuenta que la misma razón llevó a su madre a vivir en la pobreza y a Hermione a la muerte; en el mundo por algo existían las normas, y aunque ella tampoco las seguía todas, sabía cuando debía amoldarse a estas.

Sin embargo, ¿Por qué no sucedió lo mismo con los Black o los Preweet?

El duende le explicó que en el caso de los Black, al tener dos herederos pudieron salvar su legado, aunque Sirius fue desheredado, Regulus antes de iniciar el viaje que lo llevaría a la muerte, devolvió el título y la fortuna a su hermano mayor con la esperanza que algún día saliera de Azkaban, debido a que jamás dudó de su inocencia, y pidió al banco que de seguir en la Orden del Fénix, se le diera a un sucesor entre la descendencia de los Black, es decir, Sirius, Andrómeda y Narcissa, pero que nada relacionado con Dumbledore debía tocar las bóvedas. 

En el caso de los Prewett, Molly nunca fue la destinada a continuar con el apellido, sino sus tíos, así que por eso la magia selló el testamento hasta que encontró a alguien digno de las tradiciones, Hugo Weasley Sandoval, quien al declinar el legado en favor de Charlie, quedó como uno más de la familia, recibiendo lo que Ronald y su marido le dejarían al morir.

La criatura observó los gestos de la pelirroja, suspiró cansado y le preguntó una vez más si ya tenía una decisión.

Ginny le respondió con una mueca que le diera unos minutos más, miró otra vez el documento en la mesa, era sencillo para quien se hallaba frente a ella exigir prontitud, no obstante, de su rúbrica dependía el destino de su familia.

Ginevra repasó en su mente las opciones.

La primera, era aceptar el contrato con el ministerio como Lady Prewett. Entonces, la magia tomaría a su único hijo vivo como el heredero, modificando su nombre a Albus Severus Prewett-Weasley Potter, lo que significaba que perdería cualquier posibilidad de obtener la fortuna de los Black, ya que los sucesores en línea directa serían Teddy y Eris, este último porque Harry al nombrarlo como su hijo, borró la inhabilidad legal que argumentaron con Molly y Hermione, para quitarle a la familia Malfoy Black ese dinero. Arrugó el ceño arrepintiéndose de haber secuestrado a Astoria, porque tampoco podría acceder a la fortuna de los Greengrass.

De esa decisión, lo único bueno sería que Harry no tendría ninguna injerencia en sus asuntos por ser el lord consorte, y regresaría la custodia de Albus a ella, logrando que la parte destinada de la herencia del niño, la pudiese manejar sin requerir de su aprobación. 

En cuanto a Draco, Ginny sería quien dispusiera sus funciones y tal como un elfo doméstico, podría castigarlo por inepto, y presionarlo con Eris si no quería obedecer.

La segunda opción, que sin duda le gustaría más a Molly, era declararse como Lady consorte, de esta manera Harry asumía el título de Lord Prewett, el dinero de los Black pasaría a Albus como heredero del 66% de la fortuna, debido a que para ese entonces, Eris o mejor, Scorpius estaría muerto. 

Tomó la pluma y firmó el pergamino mientras pronunciaba la declaratoria que daría paso a la legalización de su vínculo con el Salvador del Mundo Mágico.

—Yo Ginevra Weasley Prewett, por mi magia, por mi Sangre y por mi lazo matrimonial, como Lady consorte de la casa Prewett, y en nombre del Lord Prewett-Black, Harry James Potter Evans,  me responsabilizo de la seguridad de Draco Lucius Malfoy Black hasta que el ministerio estime que ya se pagó el saldo que adeuda con la sociedad.

El duende asintió colocando el sello del banco, y enviando de inmediato el contrato al departamento de Ley Mágica, la pelirroja se sintió satisfecha, no era nada ceder el título a su esposo, si con eso podía quedarse con el mayor porcentaje de la fortuna de los Black, con la hacienda Prewett y en el proceso deshacerse de Draco Malfoy como Molly lo hizo con la destinada de Arthur.

Agradeció al encargado de Gringott, y salió con dirección a Black & Red, no sin antes enviar un mensaje a Harry para comentarle que lo invitaría a almorzar, sin embargo, la llamada de su madre le hizo cambiar el rumbo, desde la Madriguera avisando al azabache que se verían hasta la noche, igual no había nada en la empresa que requiriera su presencia.

 

Harry cerró los ojos por la magia que acababa de recibir, eran años sintiendo la energía de los magos a su alrededor, y después de que aceptó la herencia Black y la custodia de Scorpius por parte de Astoria, distinguía a la perfección cuando algo pasaba en la suya.

Ginevra manipuló otra vez su lazo matrimonial, quizás un nuevo maleficio para tenerlo en su poder, uno similar o más definitivo que el actual, ese que no le permitía acercarse a Draco como quería, porque al hacerlo, un ardor se extendía desde la espalda al corazón apretándole con fuerza, y sólo paraba cuando llenaba de insultos al ojigris, o lo intentaba agredir físicamente, con suerte y mucho autocontrol, evitó los golpes y los hechizos.

Suspiró cansado, era una tortura tener cerca a Malfoy y no poder tocarlo, cada vez más necesitaba de su esencia, y el maldito Dragón lo sabía porque con los días parecía más hermoso e insinuante.

Revisó el mensaje que entró al celular, por lo visto su mujer se olvidó de la reunión con los inversionistas de la única empresa muggle que aún no les rompía el contrato por las pérdidas acarreadas con todo el problema de hace meses.

Sobó su sien, y llamó a la señora Tyndall, Cordelia era su secretaria, y desde que asumió el cargo le demostró que ella sabía trabajar, y que no caería bajo los encantos del Salvador Mágico, no obstante, se rindió ante los de Draco Malfoy.

No había pasado ni siquiera una semana en la casa Prewett, y el “hurón” parecía la “madre” de los niños. Bueno, era el padre de Eris, pero Albus lo adoraba y Teddy le hacía caso en todas las observaciones que le hacía con respecto a lo que significaba ser un Lord.

Por su parte, la señora Tyndell, lo puso al tanto de los horarios y necesidades de las empresas, le paseó por cada uno de los departamentos, de tal manera, que dos días después de su contratación como niñero, Draco dejaba a Teddy en el colegio, a Albus y Eris con los Malfoy o con Andrómeda, y él trabajaba en los balances contables y las modificaciones a los sectores que registraban pérdidas.

El día en que llegaron los resultados médicos de la clínica de Daniel Stevenson, Draco irrumpió en su oficina para tirarle el pergamino y exigir una denuncia en contra de esa mujeres. Potter leyó el documento intentando guardar la calma que por dentro no poseía. Los niños tenían hechizos y pociones de compulsión y obediencia, aprecia como unos de estos se debilitaron con el ritual de Yule, pero otros estaban vigentes por la renovación que Ginny y Molly les hacían a través de alimentos y bebidas. No obstante, el más preocupante lo poseía únicamente Scorpius, este maleficio agotaba su núcleo mágico por transferencia a alguien o a un objeto, estimando que el niño no viviría más allá de los diez años. Harry vio como en el papel aparecía que la autora de la maldición fue Hermione Granger, y el receptor de la magia era La Madriguera y sus habitantes. 

El heredero Black se preguntó cómo nunca notó que muchos de los miembros de la familia no eran lo que parecían ser. La voz de Severus Snape  resonó en su cabeza «necesidad de atención y recogimiento», tal cual lo escupió en las múltiples ocasiones que trataba de que su carácter impulsivo no le hiciera cometer imprudencias, lástima que nunca los escuchó, y cuando lo hizo, ya fue muy tarde.

La cadena de pensamientos y recuerdos se cortaron cuando la señora Tyndall informó por el intercomunicador que los inversores habían llegado. Potter exhaló con fuerza, arregló su traje, y recogió los papeles para la negociación, ya había perdido tres jugosos contratos con empresas de artículos deportivos y ropa después de pagar los gastos por sacar la imagen de Ginny de los anuncios y rehacer los comerciales, sin embargo, los contratistas dieron por terminada la relación comercial. Por lo menos en el mundo mágico, la idea de Cameron con los patrocinadores de los equipos de Quidditch, le sirvió para mermar un poco la salida de capital, pero si no tenía cómo convencer a los empresarios de hoy, en máximo dos meses tendría que cerrar sucursales y despedir personal.

Harry agradeció a Tyndall y le pidió comunicarle a Draco que llegaría un tarde esa noche, que lo despidiera de los niños por él, la bruja asintió, deseándole suerte. 

Potter percibió vacilación en ella, y le preguntó si había algo que quisiera decirle. Cordelia sonrió pidiéndole tener confianza en la propuesta que presentaría, cuando la mujer salió, Harry quiso ir por su escoba y desaparecer de allí, no tenía nada. Ginevra no sólo olvidó la reunión, la carpeta de propuesta estaba vacía, y por lo que se podía dar cuenta, ni siquiera la revisó en ese mes.

No quedaba sino caminar a la sala de junta donde los dos americanos y el francés lo saludaron sin mucha emoción, era la única empresa que le quedaba de las cinco con las que negociaba, tendría que lanzar un Imperio si quería más tiempo y quedarse con el contrato, algo que no iba a hacer.

Media hora después, Harry no podía seguir alargando lo inevitable, la campaña que pedían los empresarios se distanciaba del trabajo que venían realizando, la visión que buscaban era familiar y cotidiana, y ante la imposibilidad de ofrecer un producto su balbuceo y las excusas lo llevaron al fracaso.

—Señor Potter, hemos sido pacientes, por lo que conseguimos en el mundo mágico por su intervención, y la del anterior socio, el señor Lucius Malfoy.

—Pero —interrumpió Potter, ya sabía el resto de la frase, así que porqué no acelerar la conclusión.

—Pero, vemos negligencia en su dirección. Hay cláusulas en nuestro contrato y creo que como vamos a finiquitar la sociedad, sería mejor revisarlas y no esperar por lo que no preparó.

—Una aseveración demasiado fuerte señor Vince —Harry se levantó al escuchar la voz de Draco y verlo entrar con la arrogancia de cuando estaban en Hogwarts—. Pido disculpas por llegar tarde, pero uno de los modelos estaba en la preselección del equipo de Quidditch infantil.

Malfoy se encaminó con la elegancia que le caracterizaba a saludar a los antiguos socios de su padre, el abrazo que el señor Philipe Dupont le brindó fue devuelto con la misma efusividad, clientes respondía por como estaba Lucius y haciéndole prometer que aceptaría un cena con ellos y su familia.

Cordelia empezó a repartir unas carpetas y preparó el equipo de video para la presentación. La sonrisa que le hizo a Potter fue de disculpa, y continuó la explicación de lo que tenían ante ellos.

Al finalizar,  en la semipenumbra de la sala, se escuchó la música característica de la marca, junto con la narración del spot preliminar.

Los inversionistas querían mostrar que su marca era para toda la familia y para la gente normal, no solo para modelos y personas que parecían ácidas de fantasías, y eso les dio Draco  con sus amigos e hijos.

Hugo y Cameron jugando con Ronald basquetbol, mientras Denis Creevy y una chica que no conocía se tomaban selfies y los señalaban. Una de Pansy, Daniel y la pequeña Astoria en la piscina, junto a los hijos de Blaise que lucían las gafas y gorros de baño, y por último Teddy con Víctor en el campo de quidditch.

Con una voz sedosa Draco dio la espalda al video para explicar a los inversores su oferta, empero, al no encenderse las luces y la expresión de sorpresa, lo hizo regresar a la pantalla. 

—Madre mía, son idénticos.

Albus cogido de la mano de un Scorpius con su aspecto real, corrían hacia su primo, que jugaba con otros niños lanzándose agua y reían por el campo de entrenamiento.

Malfoy apagó el proyector con un hechizo no verbal, y regresó su atención a los invitados, no había tenido la intención de que todo el video de la práctica se reprodujera, así que después le explicaría a Potter porque su hijo estaba sin el objeto de glamour.

Los hombres se miraron entre sí, no cabía duda que el nuevo asesor de Black  & Red había estudiado la solicitud y buscado modelos que se acoplaban a esta. Pidieron unos minutos a solas para conversar, Harry y Draco salieron a la oficina lateral dándoles espacio, siendo el azabache el primero en hablar.

—Gracias por todo, te aseguró que le aumentaré el sueldo a Cordelia, y con gusto te tendría de tiempo completo.

—Yo te pido disculpas, el glamour de Scorpius, no quería…

Harry interrumpió las excusas de Malfoy colocando sus dedos en los labios que, inconscientemente, se entreabrieron como la tarde en que se despidieron en Hogwarts.

—Tarde o temprano iba a suceder, ya veremos cómo manejar la prensa.

Draco vio al ojiverde apretar la mandíbula y retirarse, mientras una mueca de dolor se reflejaba en su rostro con la leve emanación de la energía del hechizo que le puso Ginevra.

Sin embargo, cuando Harry quiso retroceder, no lo pensó, lo atrajo hacia sí besándolo con ansias.

El azabache trató de resistir, pero las imágenes que Draco le transmitió de su vida antes, durante y después de la guerra, le inundaron con fuerza  haciéndole sentir ira, dolor y deseo de venganza.

Malfoy podía percibir la energía de cual se nutría Angra embargándolo, la necesitaba para fortalecer al espíritu que habitaba en él, primero para romper el hechizo de Harry, y segundo, para encontrar el lugar donde estaba el hermano de su protector.

Cuando Potter logró separarse de su némesis, lo retuvo de la cintura para mirar los ojos grises que durante años le llenaron de cientos de emociones, para que le escuchara recitar el juramento que escuchó decir a Sandoval el día que se unió con Ron.

—Yo Harry James Potter Evans, aceptó mi unión con quien la madre Magia decidió fuera mi complemento: Draco Lucius Malfoy Black.

La leve sonrisa del platinado le hizo querer devorarlo por completo, años de discusiones, una noche de placer y otros de incertidumbres y soledad.

Envolvió su mano con la de Draco, continuando la declaración:

«Por mis títulos, por mi vida, por mi magia, me uno a ti, porque el vínculo y el amor son más fuertes que las leyes de la Tierra».

El dolor que atravesó el omoplato de Harry lo derrumbó sobre Malfoy que lo atrapó en sus brazos evitando que cayera al suelo a pesar de las convulsiones que comenzaron a aparecer. 

—Yo Draco Lucius Malfoy Black te acepto como lo hice hace tantos años, cuando te entregué mi cuerpo, porque mi amor y mi alma te pertenecen desde antes de que supiera que eras mi pareja destinada.

La magia de hielo y fuego de los ambos se entrelazó rodeándolos, un estallido retumbó en el lugar y al final todo quedó en silencio y oscuridad.

Minutos después Cordelia ingresó a la oficina, Harry dormía en el regazo de Draco que acariciaba su cabello.

En baja voz informó que los inversionistas habían determinado que regresarían para la firma del contrato una vez almorzaran, ya tenían los cambios en el mismo y deseaban el permiso de los padres de los niños para colocar las primeras fotografías en las vallas publicitarias.

Malfoy asintió con la cabeza, pidió que llamara a Pansy Parkinson y a Ronald Weasley, los de Albus, Eris y Teddy, los firmaría más tarde.

La mujer copió los números y giró para cumplir su cometido.

—Cordelia, llama a Rita Skeeter, dile que la necesito hoy en Malfoy Manor a las siete de la noche. Y ve a comer, Harry y yo necesitamos a la asistente de gerencia en perfecto estado de salud.

La señora Tyndall agradeció para salir corriendo a cumplir lo encargado, una sonrisa se mostró en los labios del ojigris.

—Descansen Draco y Harry, de aquí en adelante mi hermano y yo haremos cargo.

 

 


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