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Angra Mainyu por Mascayeta

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Draco espantó la mosca imaginaria que se detenía frente a su cara cuando quería escribir en la pared de su celda. El sonido de la aparición de la única ración de comida que recibía al día le hizo girar hacia la pequeña barra de madera fijada en la puerta. Caminó con dificultad hasta allí para coger el plato y olerlo, la masa verde por los hongos expedía un olor nauseabundo, lo volvió a poner en su sitio y sin probarlo dio vuelta para seguir con la única actividad que lo mantenía medianamente cuerdo en el tiempo de encierro incomunicado en qué lo tenían en lo que asumió eran meses, porque perdió la cuenta de los días entre la soledad y la eterna flama encendida que alumbraba el recinto, aquella que veía cuando en los minutos y horas de sueño intermitente se mezclaba la realidad, con sus añoranzas y deseos.

Continuó con el dibujo, un niño de largo cabello rubio y ojos grises como los suyos, una alucinación que le ayudaba a seguir con vida y luchar por salir de allí. Sin embargo, se le hacía tan difícil sostenerse, Flikiers se encargó de separarlo del mundo, de sus amigos y de sus padres. 

En esos instantes era cuando más extrañaba a los Dementores porque el frío que producían lograba que su mente descansará por completo. Quién creería que esas criaturas lo defenderían dos veces del maldito director de Azkaban y sus secuaces, lástima que en la segunda vez los resultados determinaron que estuviese allí encerrado. 

Draco era consciente que de haber podido los Dementores lo habrían sacado de allí, pero algo se los impedía. La magia alrededor del lugar era como un eterno Patronus, se debilitaba cuando ingresaban el agua, la comida o verificaban que estuviese viví; en esos minutos podía percibirlos, a ellos y la débil magia de Scorpius, esto lo obligaba a liberar la suya, sonreía cuando confirmaba que el vínculo sanguíneo seguía intacto, «Cuestión de tradiciones», diría Narcissa, y Lucius repuntaría con el credo Malfoy "Sanctimonia Vincet Semper", y a eso se aferraba Draco, no perdería su familia ante nadie, menos con quién le hizo su vida un infierno. Se recostó en la pared y cerró los ojos obligándose a dormir, a tener un instante de abandono con sus pesadillas…

 

Harry se encontraba con Hermione y Ron, partió en dos la varita de saúco y la lanzó al fondo del destruido puente de Hogwarts, era momento de seguir adelante. Cuando levantó el rostro se encontró con los borrascosos ojos grises de su némesis, era necesario que hablarán, agradecerle por lo ocurrido en la manor, y por lo que había hecho Narcissa.

Ron sonrió al descubrir la presencia del platinado, George le comentó lo ocurrido con Fred y supo que —sin justificar sus acciones —, él sólo actuó motivado por el amor a su familia, quizás lo comprendía por el episodio que tuvo con sus amigos por el camafeo de Voldemort, la vida son decisiones, buenas o malas, pero hay que vivir con estas y asumir las consecuencias.

—Harry no es necesario que…

—Estaré bien Hermione, Draco y yo tenemos que hablar.

Weasley percibió el enojo en su novia, una posesividad que justificó con el amor fraternal y la protección que siempre les daba desde que comenzaron a tratarse. Cogió la mano de la castaña y se retiraron a una prudente distancia, que supiera que Malfoy no iba a atacar a Harry, no significaba que lo fuera a dejar indefenso.

Los antiguos enemigos caminaron hasta poco antes del borde destruido del puente, sentándose en los escombros a una distancia que les permitiera hablar sin alzar la voz, miraron a la nada.

—Reconstruiremos la mansión, los elfos ya iniciaron la limpieza de la magia oscura y la sangre que dejó Voldemort en la casa.

—Gracias por protegernos —repuso Harry tratando de no darle la cara, no quería atacar a Malfoy, pero siempre que estaban juntos parecía que era la única manera de comunicarse—. Tu madre me salvó y aunque Lucius se haya equivocado, tampoco voy a negar lo evidente… ¿Desde cuándo?

—Desde cuarto año, cada vez las misiones eran más imposibles de realizar, la humillación, los castigos físicos, y si no tuviéramos tanto dinero —Potter río diciéndole «engreído», y Draco alzó los hombros—, así como la protección de la sangre pura, hace dos años nos habría asesinado.

El silencio se hizo cómodo en esos instantes, cada uno vivió la guerra desde un escenario diferente, cometieron errores, pero sobrevivieron.

—Por favor ayúdalos, no importa que yo me hunda en Azkaban, si mis padres están bien yo seré feliz y estaré eternamente agradecido contigo.

Harry volteo a ver al chico junto a él, eran años de perseguirlo, de jugar al gato y al ratón, de ofenderse para tratar de obtener su atención. Potter giró su cuerpo hacia Draco, colocó sus manos en las mejillas que se ruborizaron por el contacto, atrayéndolo hacia sí juntando sus frentes.

—Los sacaré a los tres de allí, lucharé para que no pierdan nada de lo que les corresponde por derecho propio.

—Es mejor no prometer lo que no sabes si puedes cumplir, sin embargo, te creeré Potter.

Harry deslizó sus dedos para acariciar los labios de Malfoy, fue repentino, pero para él Salvador del Mundo Mágico se hacía necesario.

—A veces me preguntó que hubiese sido de nosotros de no rechazar tu mano.

Draco entreabrió su boca para sentir como el ojiverde la invadía con el índice entrando y saliendo de ella con suavidad.

—Lo siento, no quiero perderte, no a ti.

La misma mano que invadía la boca de Malfoy atrapó su nuca mientras la otra se aferraba a su cintura, tal vez la adrenalina del momento, el saber que quizás no lo volvería a ver, le dolía a Harry, el platinado era una constante en su vida de la cual no quería deshacerse, pero la mano de Draco separándolo le detuvo de besarlo.

—Tienes una novia que llevas amando hace años, me lo has gritado tantas veces —el ojigris se levantó mirando hacia el castillo—. Eres un símbolo, un nombre, yo no encajo allí, quizás en otra vida… gracias por aceptarme.

Malfoy se alejó para ir con sus padres, se cruzó con Ron y Granger despidiéndose, cuando llegó al interior del Castillo se encontró con Ginevra Weasley apuntándole y sus padres con esposas, los Aurores no dieron tiempo de nada, en medio de los gritos de la comadrejilla acusándolos de asesinos fueron sacados del lugar. Sintió lástima por Potter, pero no era el indicado para mostrarle quién era en realidad la mocosa.  Con la cabeza en alto, como siempre, los Malfoy salieron sin mostrar emoción alguna, nunca los verían derrotados.

Draco sonrió por el recuerdo, se dejó caer de lado estirando sus cansados músculos, vivía en la ignorancia desde hacía mucho tiempo, él para el mundo estaba muerto, si alguna vez volvía al Wizengamot igual le darían cadena perpetua por la muerte de Zabini, entonces ¿Qué diferencia había entre morir ahora o en algunos meses?

Ojalá sus amigos lograrán dar con el paradero de Scorpius, de no hacerlo, rogaba a Merlin que quien lo tuviera cuidara de él. El platinado sintió su cuerpo más agotado que de costumbre, se despidió de sus padres, de Astoria y de un imposible amor para dejarse llenar por completo de la inconsciencia.

 

Harry Potter se despertó por el fuerte dolor en su pecho, el llanto de Albus y Scorpius en su cabeza le indicó que algo no andaba bien. Recogió con rapidez su ropa para lanzarse un hechizo de limpieza y vestirse, cuando salió de la habitación encontró a la mujer con quien había pasado la noche, una muggle que sería la imagen de la próxima campaña de ropa de Black & Red en el mundo no mágico, se despidió diciendo que pronto su secretaria se comunicaría, al estar en el pasillo del edificio desapareció.

En la casa Potter Weasley la niñera le dio la bienvenida informando que los niños habían tenido una explosión de magia involuntaria y no le permitían entrar a la habitación, solo una persona pudo llegar hasta ellos.

Tal como lo dijo la bruja la protección que sus hijos habían colocado la rechazó cuando quiso entrar con él, enviándola metros atrás como si recibiera un Depulso, decir que para él fue más sencillo era una mentira, concentró su magia en un punto abriendo una pequeña fisura que le dio el ingreso, Harry sentía los cortes que la barrera hacía en su ropa y cuerpo. El dolor no se comparaba con el temor de pensar que los niños dieron permiso a Ginevra de estar con ellos; no obstante, nada lo preparó para encontrar a Ron acomodando en la cama a Albus que inconscientemente abrazó a un rubio Eris que se acercó más envolviendose en un capullo de magia que rompió la barrera.

—¿Qué haces aquí? ¿Por qué mis hijos te permitieron entrar?

Ron no dió importancia al reproche que su antes mejor amigo le hacía, terminó de arropar a los niños para enfrentarlo.

—Ellos me llamaron, yo solo acudí a consolarlos —Ronald se acercó a Harry arqueando una de sus cejas al ver el mal estado en qué se hallaba por pasar sin permiso la protección—. Scorpius resintió la pérdida de quién por meses le ha dado su magia, y Albus protegió a su supuesto hermano por el lazo que han formado. 

Invitando a su cuñado a salir de la alcoba, Weasley le entregó un sobre con sello del Departamento de Leyes Mágicas.

—Draco Lucius Malfoy Black está muriendo en San Mungo.

—¡Mientes! Él está en Azkaban, pronto será su nuevo juicio.

—Si es que sobrevive.

Potter se apresuró a abrir el sobre creyendo que era información del platinado, la carta de renuncia de Ron junto con los papeles de divorcio y el certificado de que el niño que esperaba Hermione era un Weasley le dejaron sin habla.

—Harry no entiendo qué pasó en el entierro de James que te cambió tanto, pero yo no merecía la traición y saber que en mi propia cama se revolcaron.

—Hermano yo… —intentó justificarse el ojiverde.

—Guarda tus palabras Potter —Ron fijó la mirada en la de quien consideró más que su amigo, quería decirle tantas cosas, pero no valía la pena—. La ley mágica me protege, Hugo será un Sangre Pura Weasley Prewett, su magia se desligó de la Hermione cuando ella se enteró que no era tu hijo sino mío.

A Harry no le importaba Hermione, su mente pedía saber de Malfoy y no perder a Eris.

—¿Qué pasó con Draco? Si le dices a sus abogados de Scorpius te juro que no me importa…

—Eres patético Potter, yo no seré el encargado de descubrir esa verdad, la imprudencia de Granger y tuya les dieron las herramientas.

Ronald lo dejó sin dar más explicaciones, el celular en su bolsillo vibró por el mensaje de Stevenson, debía ir con ellos, ya hablaría con su familia, por ahora debía encontrarse con las serpientes. 

Cuando iba a llegar a las escaleras Harry parecía haberse recuperado y volver a pensar con cabeza fría.

—No regreses, tienes prohibida la entrada a mis propiedades, pondré una orden de alejamiento de ser necesario.

—¿Me prohíbes ver a Albus y Eris? —la carcajada irónica del pelirrojo no amedrentó al pelinegro que reafirmaba su advertencia—. No seas ridículo, o te recuerdo quién quedó lleno de cicatrices mientras yo los arrullaba. Hasta pronto San Potter, y ruega a Merlin que Malfoy fallezca, es un consejo por tu bien "hermano".

Harry lo vió salir a sabiendas que su amistad había terminado, la cagó el día que se metió con Hermione, todavía se justificaba diciendo que fue porque ella le dio el consuelo que necesitaba tras la muerte de James, pero con los días supo que la castaña fue la puerta para reconocer que algo faltaba en su vida. 

No sé separó de Ginny por costumbre, por evitar la mala prensa, ya era suficiente con lo que ocurría por la herencia Black, luego ella quedó embarazada y quiso darle una nueva oportunidad a su matrimonio, lo que le ayudó a aceptar que la pelirroja nunca llenaría sus expectativas.

Entró a dónde los niños, revisó que siguieran descansando, le pidió a la institutriz no separarse de ellos y que nadie además de él y Weasley pudiesen verlos. De ahí salió a su propio cuarto, se cambió tras un buen baño que le quitará el olor a sangre y al perfume de la modelo muggle. Se vistió y fue a cenar tan pronto el elfo doméstico le dijo que ya estaba servido. En la mesa Ginevra, Hermione, el abogado Maxwell le esperaban 

—El juicio de Malfoy será en una semana, por ahora está en San Mungo hospitalizado bajo reserva.

—¿Pistas sobre Zabini? —cuestionó Potter llevándose un pedazo de carne a la boca, el jurista negó—, un punto a nuestro favor, ya vimos que los testimonios de Ron y Hermione a favor de Malfoy no fueron tenidos en cuenta, si el italiano no aparece…

—Se le declarará culpable y tú le quitarás definitivamente a Eris haciéndonos de su fortuna  —pronunció con una sonrisa de beneplácito Ginny, en momentos así Harry la admiraba.

—¿Me enviarás a interceder otra vez por él? —inquirió Granger con fastidio, la vez pasada tuvo que beber una poción que contrarrestara los efectos de Veritaserum, y poder fingir que apoyaba a Draco, cuando en verdad quería verlo hundido, pero Harry se lo había pedido y no pudo negarse.

—No, sin pruebas a su favor será declarado culpable, en ese instante yo mismo me encargaré de darle la estocada final.

—En verdad lo odia señor Potter.

El abogado tenía razón, odiaba a Draco Malfoy y se iba a encargar de hacérselo saber antes de que muriera.

—¿Y Ron? — preguntó Hermione.

—Mientras sea la felicidad y la protección de mis hijos, tendrá siempre mi apoyo.


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