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Un Camino Construido Sobre Ruinas Perdidas En El Tiempo. por HikSon

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Notas del capitulo:

Massiel presencia un desfile de luciérnagas, es entonces entiende por qué Lucy le dijo que el color de sus luces se convertiría en su color favorito.

Déjame te explico qué mierda pasó. Camila te vio a caer y a mí corriendo para salvarte, así que deseó con todas sus fuerzas que yo lograra cacharte, su deseo de que cayeras en mis brazos fue tan fuerte, que utilizó sin querer el poder que yacía en su interior e hizo que tú fueras atraída hacia mí y no hacia el suelo, aunque bueno, chocaste conmigo y luego ambos caímos al suelo, a ambos nos salieron varios moretones, pero preferí eso mil veces a que te hubieras roto un hueso al caer en el suelo.

—Entonces, en sí, ¿cuál es el poder de Camila? —te preguntarás.

Ella puede manipular la gravedad, ya sabes, la atracción de los objetos hacia el centro de la Tierra, pero aguanta, no era como que Camila pudiera hacer que algo como que la pluma de un pájaro, que tiene poca gravedad, aumentara su gravedad y se hiciera tan pesada como una piedra, o viceversa. Lo que Camila era capaz de hacer, era cambiar de dirección la gravedad. Es decir, por la ley de gravedad, una manzana que cae de un árbol sería atraída al suelo, lo decimos Newton, yo y todo el mundo, pero Camila puede hacer que aquella manzana no sea atraída al centro de la Tierra y en su lugar sea atraída hacia la cara de Yanis, así que cuando esa manzana caiga, no caerá al suelo, sino que golpeará a Yanis.

Del mismo modo, tú no caíste al suelo, sino en mí.

Luego del incidente… ay, perdón, sé que soy un idiota, pero me enojé contigo y te grité por haberme hecho preocupar, ah~… me sentí tan mal cuando comenzaste a llorar y me explicaste el motivo de tus acciones, nunca me había sentido más culpable en mi vida, me odié completamente por ser tan cretino y entristecerte.

—Y-yo… prometo ser buena —balbuceaste mientras tratabas de detener tu llanto—, ya no voy a pedirte que me lleves contigo, y ya no te ocultaré nada, te diré lo que pasó antes de que yo llegara del cielo… ¡pero por favor no me odies!

Se me encogió el corazón cuando te vi llorar de nuevo tan desconsoladamente y de inmediato te abracé—. ¡Jamás te voy a odiar! ¡Lo siento, no debí gritarte! También lamento haberte hecho sentir mal, prometo llevarte conmigo de ahora en adelante, y no tienes por qué contarme de algo que no quieres hablar.

—¡Te lo contaré!

—… Entonces —, me separé de ti para verte a los ojos—… ¿qué fue lo que pasó?

—Yo… estaba huyendo de —, cerraste los ojos con fuerza y recordaste el miedo que te orilló a despertar tu poder, entonces tus lágrimas volvieron a brotar—… ¡Ah! ¡Mamá! ¡Mamá! ¡Lo siento!

Volví a abrazarte, esta vez más fuerte—. ¡Detente! ¡No sigas! Está bien, está bien, estoy aquí, no importa que no hables de eso, no tienes por qué recordarlo, no sé de qué estabas huyendo, pero yo estoy aquí, te protegeré.

Aferraste tus manos a mi espalda—… ¿Lo prometes?

—Lo prometo.

Juro que cuando te dije esas palabras, las dije de corazón. Eras tan pequeña en ese entonces, temblabas de miedo por algo que yo desconocía, desbordabas inseguridad e hiciste de mí el único al que pudiste depositar tu confianza, me convertiste en una persona necesitada a un nivel completamente diferente de lo que antes había sentido que era, y eso me hizo sentir vivaz, lo mínimo que podía hacer por ti, era regalarte palabras que hicieran que relajaras tus pequeños hombros, palabras que estaba dispuesto a hacer realidad.

Una noche de mediados de verano, sentí las manos emocionadas de mamá Sandra moviéndome de un lado a otro para tratar de que abriera mis ojos, me levanté junto con César mientras nos tallábamos los ojos, para luego ser empujados por nuestra mamá hacia afuera.

—¡Son luciérnagas! —gritó entusiasmada como una pequeña niña.

De inmediato César y yo apartamos nuestras manos de la cara y miramos hacia enfrente en donde apuntaba nuestra mamá con el dedo. Era hermoso, cientos de destellos amarillos parpadeaban por todas partes, algunos más cerca que otros, y cuando nuestros pies se vieron atraídos hacia aquellas lucecitas, los tres nos vimos completamente rodeados de ellas. Era casi la 1:00 de la mañana, pero dos chicos de 14 y 16 años, y una señora de 32, se hallaban felizmente atrapando luciérnagas para luego librarlas todas de un jalón.

Nunca me había puesto a pensar en algo así como cuál era mi animal favorito, o mi color favorito, pero esa noche recordé el día en que me entregaste los guantes amarillos y dijiste que eran de ese color porque era el color de las luciérnagas. Sabía de la belleza de esos pequeños insectos por libros que llegué a leer de niño, pero era la primera vez que las veía con mis propios ojos, fue entonces que de verdad comprendí lo bonitas que eran las luciérnagas, y a partir de entonces, las luciérnagas y el color amarillo se volvieron mis favoritos.

Cuando llegó la mañana, César y yo nos hallamos bostezando mientras descargábamos cajas de los camiones a los puestos del mercado, pero luego de que nos cuestionaran los bostezos y comenzamos a recitar la experiencia vivida la anterior noche, nos emocionamos tanto que el sueño se ahuyentó casi por completo. Aquello llegó a los oídos del supervisor, y luego de terminar el trabajo, nos hizo una invitación para ir a cenar a su casa, obvio mamá Sandra estaba incluida, e ir después a buscar luciérnagas con todos.

Ya en la tarde, cuando llegamos a la casa del supervisor, de inmediato corrí hacia a ti y comencé a hablarte sobre las luciérnagas, te lo conté con tanta emoción que te la contagié, y verte tan impaciente porque llegara la noche y poder verlas también, me emocionó más, y entonces tú me viste más emocionado y tú también lo hiciste, y verte así me emocionó aún más… fue un ciclo de emoción ascendente sin fin. Después de cenar, César, Camila, tú y yo salimos al patio en lo que esperábamos que los más grandes terminaran de lavar los platos.

—Hey, chicos —nos llamó César—, ¿nunca les ha pasado que van a comer una manzana y después de lavarla, le dan una mordida y se dan cuenta de que todavía la aman?

—¿Estás hablando de Yannel? —pregunté.

—¿De quién más?

Camila lo mal miró—. Mira perro, yo no me entré a vergazos con 1 millón de espermatozoides para llegar al óvulo, sobreviví a la pastilla del día siguiente, sobreviví a 4 intentos de aborto, para escuchar tus frases de…

Le toqué el hombro para detenerla, y luego te señalé a ti, quien se hallaba con ambas manos tapando sus oídos por petición mía, no quería que tú escucharas la hermosa forma que tenía Camila de expresarse cuando olvidaba cómo comportarse… decentemente, o al menos un intento dé.

Camila se aclaró la garganta—. Lo que quiero decir es: ¡Supérala! ¡Ella no te ama! Hay muchísimas chicas lindas en este mundo.

—… ¿Cómo tú? —se bufó arqueando una ceja.

—Ah, claro que no, estúpido, yo no cuento, soy mitad niño.

César hizo un puchero—. Yo la quiero a ella, es la mujer de mis sueños, estoy seguro de que no hay otra chica más hermosa que ella. —Suspiró—. Estoy seguro de que si Yanis y Sasha no estuvieran tan pegados a ella y yo tuviera la oportunidad de estar a solas con Yannel, la haría darse cuenta de que soy el indicado para ella. Especialmente Yanis, cela muchísimo a su hermana, su complejo de hermana es increíblemente molesto.

—Su complejo de hermana, eh —susurró Camila a lo bajo.

Prepárate para un chismesote. En realidad, algunas noches atrás, Camila había sido testigo de una acción de Yanis que iba más allá de un simple complejo de hermana. Esa noche, Camila se levantó cuando escuchó algunos ruidos a lo lejos, ella era de sueño ligero, por lo que de hecho, el más mínimo ruido que le pareciera extraño la despertaba. Se levantó de la cama, y tras ponerse sus zapatos y un suéter, salió de la casa para averiguar qué había sido lo que escuchó. Cuando se fue acercando, se percató de que eran gritos, y no gritos cualesquiera, eran los gritos de una discusión entre los hermanos Rowing.

—¡… de cualquier forma no es tu problema!

La voz de la hermana mayor fue lo primer que alcanzó a escuchar con claridad.

—¡Por supuesto que es mi problema!

Camila vio a lo lejos las siluetas de ambos y se mantuvo oculta detrás de unos arbustos.

—Fuiste tú la que comenzó toda esa farsa de que éramos hermanos, pero, ¿hasta cuándo debo fingir serlo? Estoy que me muero de celos cada vez que le sonríes al bastardo de Sasha.

Ella se agarró el puente de la nariz por un momento y luego resopló—. Otra vez con eso. No seas imbécil, ¿cuántas veces te lo tengo que repetir? ¡No me gusta Sasha!

—No me quieras ver la cara de estúpido. A mí —, bajó la mirada—… nunca me has sonreído como lo haces con él.

—¿Por qué debería de sonreírte dulcemente? ¿Crees que te he perdonado? Jamás voy a olvidar lo que pasó esa noche. Entiéndelo bien, la razón por la que jamás me enamoraría de Sasha, y mucho menos de ti, es porque mi corazón siempre le pertenecerá a Tim…

Yanis dio un paso hacia adelante y besó a Yannel, interrumpiendo el final de su frase.

Aunque bueno, Yannel reaccionó rápido y lo abofeteó—. ¿¡Qué mierda crees que haces!?

—No te atrevas a pronunciar ese nombre de nuevo —gruñó, incluso más molesto que antes.

—… ¿Por qué…? ¿La culpa te carcome…? Bastardo asesino. —Se dio la vuelta para regresar a casa, estaba tan enojada que ni siquiera notó la presencia de Camila aun cuando pasó a un lado de ella.

Al día siguiente, Camila vio con sorpresa la manera tan normal en la que actuaban aquel par de hermanos que no eran hermanos, Yannel seguía igual de sonriente, Yanis seguía igual de celoso, Sasha seguía provocando esos celos. El día que fuimos a atrapar luciérnagas no fue diferente.

Normalmente, todos los que estábamos presentes nos dividíamos en 3 grupos, uno era el de los adultos: mamá Sandra, el supervisor y Alan; otro era el de los jóvenes adultos: Yannel, Yanis y Sasha; y el último era de los restantes. Pero en aquella ocasión, Camila y César se pegaron al segundo grupo, obvias razones, César para estar más tiempo con Yannel, y Camila porque estaba curiosa por la relación entre los no hermanos, estaba especialmente interesada en indagar en la cabeza de Yanis, le parecía que él era el más misterioso de los dos. ¿Quién demonios era Tim…? ¿Qué relación tenía con Yanis? ¿Y por qué Yannel lo llamó asesino?

Por otra parte, tú y yo estábamos en nuestro propio mundo, estábamos tan centrados en atrapar luciérnagas, que nuestros pies comenzaron a recorrer caminos que no lo habían hecho antes, solo nos importaba dirigirnos a donde viéramos más lucecitas. Para cuando mi atención se salió de eso, porque quería enseñarle a mamá Sandra cuantas luciérnagas había atrapado contigo en una bolsa de papel, temerosamente me di cuenta de que nos habíamos alejado de todos, y no tenía ni idea de dónde carajos estábamos. De nuevo, lo siento, soy un idiota.

Por supuesto que, aunque yo estaba en pánico, no podía dejarme llevar por él y ponerme a llorar, en especial cuando sentí como tú tomaste mi mano temblorosa por un momento, entonces te miré a los ojos y traté de tragarme mi miedo para no asustarte también, necesitaba ser valiente y salir bien parado de esa situación, porque… quería cumplir mi promesa de protegerte.

Pero el miedo que yacía en mí no fue fácil de desaparecer, yo no dejaba de sonreírte y decirte que todo estaría bien, pero la verdad es que apenas y podía seguir permaneciendo de pie, el miedo no quería dejar de atraer mis rodillas al suelo. No noté que en varias ocasiones trataste de tomar mi mano, yo solo me enfoqué en caminar delante de ti para abrir camino y asegurarme de que no te fueras a lastimar, pero no noté que, luego de haber caminado por aquellos caminos que abrí para ti durante más de una hora, tus pies ya estaban cansado y heridos, no tenías zapatos hechos para caminar en el bosque, y no te protegían de los arañazos de las hierbas que tenían espinas, ni tampoco de las picaduras de los insectos y animales que se arrastraban por el suelo.

Tú no eras tonta, aunque yo traté de ocultar mi miedo, te diste cuenta fácilmente de ello, eras consciente de lo mucho que yo me estaba esforzando por solucionar nuestra situación, por ello, callaste el dolor punzante que provenía de uno de tus tobillos, no querías ser una carga extra para mí, pero realmente te dolía, aferraste tus manos al borde de tu blusa y apretaste bien los diente para soportarlo, pero te fue inevitable hacer que tus ojos permaneciera libres de lágrimas, y no tardaste mucho es soltar un quejido.

Volteé a verte y fue que por fin noté las gotitas saladas que desprendían silenciosamente tus ojos, y con ayuda de las luciérnagas, no me fue difícil apreciar los hilos rojos que se habían marcado en tu piel a causa de múltiples rasguños, algunos más grandes que otros, algunos con más sangre que otros. «Te protegeré», sí claro… yo no te estaba protegiendo una mierda.

No me lo pensé y te subí a mi espalda, no fue fácil convencerte, pero al final entendiste que era lo mejor para ambos, para tus pies, y para mi paz mental. Pero esa noche  supongo que estábamos salados, porque de nuevo, mi intento de solución terminó siendo un error. La Luna estaba cubierta por múltiples nubes que hacía difícil ver el camino, tuve que depender al 110% de las luciérnagas, sin embargo, creí reconocer un camino que se alejaba de las luces de los insectos y decidí arriesgarme e ir por él.

—¿Mala decisión? —te estarás preguntando.

Muy mala decisión.

Estaba increíblemente oscuro y yo ya estaba bastante cansado, creo que lo notaste por la forma tan horrible en la que yo estaba sudando, cual vil cerdo, y es que, a pesar de que tenía buena resistencia gracias a mi trabajo como cargador, toda la situación que implicaba caminar en el bosque de noche, sin saber dónde estaba y contigo en mi espalda, me estresó mucho y mi cansancio físico se derivó de mi cansancio mental.

Llegué a un punto en el que dejé de caminar con cuidado y solo moví mis pies a lo estúpido, noté que el camino comenzó a inclinarse un poco, pero no razoné el por qué hasta que uno de mis pies resbaló, pero no caí al suelo, no, ¡seguí cayendo!, fue entonces que la Luna comenzó a salir de entre las nubes y me brindó un poco de luz, así que abrí bien mis ojos y vi que estaba a segundos de estrellarme en unas grandes rocas. Debía protegerte, era lo único en lo que pensaba, y en un instante nos acomodé para que al impactarnos, tú cayeras sobre mí y sufrieras la menor cantidad de daño posible.

¿Qué fue lo que pensaste en ese momento? Seguro creíste que ibas a morir. Temiste por tu vida por segunda vez, ¿cierto? Y de la misma forma que como lo hiciste en la primera ocasión, la intensidad de tus emociones te obligó a sacar a relucir tu increíble poder.

El portal por el que te vi caer un verano atrás apareció debajo de nosotros, caímos dentro de él y terminamos en un túnel oscuro con rayos azules, cubierto por algo de apariencia similar a las nebulosas. Estaba tan impresionado de lo que mis ojos estaban viendo que te solté, y de inmediato fui atraído sin poder evitarlo a un nuevo portal que trató de expulsarme de ahí. Gritaste mi nombre, grité el tuyo, estiramos nuestras manos, pero no estuvimos ni cerca de tomarlas. Fueron como 6 segundos los que permanecí dentro de aquel extraño túnel, sin embargo… cuando salí de él, habían pasado 6 semanas.

Notas finales:

Saben, ayer 26 de mayo fue mi cumple, y mi sobrino de 10 años me dio una almohada de BTS y me dijo: "Ten, para que tengas dulces sueños", en momentos como ese me doy cuenta que mi hermano mayor hizo un buen trabajo criándolo jajaja

¿Por qué les estoy comentando esto? Weno, a parte de mi almohada generadora de dulces sueños, me dio una lapicera del anime Kimetsu no Yaiba, o tal vez mejor conocido como Demon Slayer, y recordé que una de mis recomendaciones había sido su manga.

Recuerdo haber quedado fascinada con el anime, pero no di el salto al manga de inmediato, pero mi roomie 3, (he tenido 3 roomies, estuve casada con mi roomie 1, tal vez un día les escriba sobre ella y el pedo en el que me metí por haberme casado con ella en un fandango), ya se había leído el manga y me estuvo metiendo la espinita de leerlo, así que un día en que se cancelaron mis clases, por un bailongo y un concurso de disfraces para celebrar el día de muertos, me quedé en mi depa a leer el manga todo el día.

A mí normalmente me gusta más el manga que el anime, Kimetsu no Yaiba es de las pocas excepciones porque su animación está a otro puto nivel, por lo que si no se lo han visto, no sé qué están haciendo con sus vidas, pero hey, que me guste más el anime, no significa que el manga sea malo, el dibujo es un poco xd, pero está genial.

La razón por la que recomiendo el anime y el manga, es porque tiene varias muertes y creo haberles mencionado antes que yo soy fan de las muertes bien hechas, y hubo una en especial, que si bien no me hizo llorar porque ya me la había spoileado, me sorprendió bastante lo satisfecha que me hizo sentir esa muerte, recuerdo haber pensado algo como «Ésta es una muerte bien justificada y no una muerte hecha solo para aumentar el dramatismo», jajaja, me lancé una pedrada a mí misma porque yo justo estaba aferrada a matar a un personaje muy querido de Ojos Color Violeta, y luego de eso, me di cuenta que la muerte de mi personaje solo era para hacer llorar a mis lectores, pero no servía para la historia.

Kimetsu no Yaiba le salvó a la vida a muchos de mis personajes... pero esta historia fue escrita antes de leerme el manga, así que...

Gracias por leer.


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