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Naruto por McCutcheon

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Notas del fanfic:

¡¡TW!!

¡¡ALERTA!!

**Trauma de abuso**

Con las lluvias de julio llegó la inestabilidad emocional que causa no tomarme las pastillas. Ambos fenómenos eran estadísticamente probables, pues las condiciones estaban dadas, lo sabíamos. La gente suele decir ¡no te guardes ninguna emoción! ¡Cuida tu salud! ¡Ten amor propio! ¡Todo está en ti! Pero no tienen en consideración que no es necesario un diluvio para desbordar mis emociones, porque no siempre soy la capacidad de un río o una presa, a veces soy un vaso, lo hondo de una cuchara. 

 

Se que es complicado lidiar con maneras distintas de vivir lo que llamamos vida, nos llaman ¡neurodivergentes!, lo sabemos por experiencia propia. Hay días buenos, otros no tanto, y hay días que de ser así siempre, nos llevarían a terminar nuestra relación de pareja.

 

Pero con el tratamiento la estabilidad es constante. Sabes que me gustaría poder negarlo, rebatir y ganarle la discusión a los antidepresivos, al  psiquiatra, al psicólogo y claro, a mis propios traumas. Pero al parecer aún no es el caso. Volteo a ver el pastillero vacío en la alacena.

 

Que quede claro algo, yo siempre te dije que ir a terapia y tomar medicamentos habían disminuido considerablemente mis crisis por las noches -esas terribles noches de insomnio -, pero esa idea aún permanece en mi mente. Ya no me persigue, ahora nos empalmamos. La primera vez vi tu rostro oscurecerse ante mi postura. ¿Qué la terapia no le iba a quitar esas ideas de la mente y del cuerpo? te imaginé decir. Pero lo supe cuando el psicólogo un día me dijo, no debes obligarte a sentir como los demás, que tú no lo sientas así no significa que haya algo malo en ti. En ese momento noté que yo no era una persona errada a causa de mi pasado, decidía por lo que soy ahora, ¿no? No te vi muy convencido, de hecho evades el tema. 

 

¿Acaso crees que no soy feliz? Los veo, ambos sonriendo sobre la cama, siendo perro y humano en un mismo espacio. Mi hogar, el que he construido en estos dos años, esta lleno del calor de un guiso caliente y de los pelitos negros del cuadrupedo que le gusta robarse mis sandalias. Son las miradas que acompañan mi desayuno para después salir a enfrentar el mundo. Y les amo y les cuido y les abrazo y les beso y mi vida deviene ustedes.

 

¿Y tú? Me dice Itachi cuando decido, para después arrepentirme, hablarle de mis sentires. Tú tienes que tener tus propios sueños, vivir por ti. Asiento con la cabeza, es inutil intentar tener un diálogo con él, sólo me trata de imponer su modo de vida pero no me escucha, no nos entendemos a pesar de conocer las mismas palabras. 

 

No he pensado en esa decisión como una escapatoria, porque eso era suicidarme o mudarme de casa, las dos implicaban lo mismo: huir, y ya lo hice. Huí para cesar el dolor. Sin embargo, no deja de acosarme el vacío, la angustia de ser reducido a nada. Hay algo detrás, algo que va más allá de una familia disfuncional, algo que me costó muchos años nombrar. Y lo hablé sólo cuando halle mi lugar seguro; en una mañana, sentados en el comedor, te dije que desde niño algunas imágenes venían a mi mente, imágenes incómodas que yo no sabía porque aparecían. Vi tu semblante serio, los dos estábamos escuchando eso por primera vez. Aunado a eso, te dije que me azotaba una sensación de asco hacia mi propio cuerpo, la sensación de estar sucio, de que yo tenía algo mal. Me temblaba la boca, lo podía sentir, y no sabía porqué, y eso fue lo que te dije, ¡no sé porque reacciono así si no me acuerdo que algo me haya pasado! Y nos miramos, me tomaste de la mano, por primera vez no rechiste ante una muestra de afecto en donde yo me sabía vulnerable. 

 

Quizá eso me atormenta aún por las noches. Hay días buenos, otros no tantos, otros que se vuelve un milagro que no haya salido corriendo a la calle para saber si era real lo que estaba sucediendo, otros que de ser así siempre…  Sé que algunos días te da miedo dejarme solo. 

 

Hay épocas en los que no lo puedo decir y tampoco me puedo reconocer ahí, hay momentos que pienso que no soy yo, otros en los que no puedo asimilarme como ese niño. Hay instantes que aunque no quiera ese sentimiento vuelve y me pone ahí, en ese lugar al que yo no decidí ir. 

 

Tú me has acompañado en ese proceso caótico, tu temperatura corporal siempre se me ha figurado como una manta calientita, esas que se vuelven aún más cómodas cuando hace frío, te agradezco infinito. Perdoname las veces que te he dicho que te vayas, que soy una carga, una barca sin remo, que estoy maldito, sé que te duele, pero también me duele no poder prometerte, hasta el día de hoy, que no va haber más crisis, más días malos. Dices que mientras yo esté dispuesto a sanar, sabemos lo complejo que es, seguiremos compartiendo nuestras vidas… Y aquí estamos, mojándonos bajo la lluvia. 

 

Hoy estoy más tranquilo, pero regresaré a terapia, quizá a las pastillas también, porque quiero poder ser yo, yo, yo sin regresar a ese niño de cinco años al que no conozco, o por fin reconocerlo y abrazarlo, sentirnos una misma persona. Pero me es tan duro, lloras cuando te lo digo, lloramos juntos, abrazados sobre la cama, vuelvo a ese lugar en el que no lo puedo decir y siento que empiezo de nuevo. 

 

Quiero que tú también vayas, que le digas a alguien todo lo que sientes al estar en esta situación, porque lo veo en tu cara, lo siento en tus brazos cada vez que me rodeas con ellos, en tus palabras, en tu modo de moverte por la casa. Quiero cuidar de ti y de lo que hemos creado juntos, quiero que llegue el día en el que no me digas, no te has tomado tus pastillas, ¿verdad?.

 

Gracias, Naruto, por estar ahí, por seguir conmigo, por salvarme de la vida y sus monstruos, por los monstruos que cargo en mi. 



Uchiha Sasuke

Notas finales:

:)

 

Si tienen un comentario, con gusto lxs leeo.

 

 


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