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Dead Mans Party por Azul Silencio

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Este fic ésta escrito sin fines de lucro los personajes de Sherlock Holmes pertenecen a Sir Arthur Conan Doyle y los creadores de la serie Sherlock de la BBC.

Este fic es un homenaje a mis novelas favoritas de Detectives Sobrenaturales, habrá muchos fantasmas y otras criaturas paranormales, y por supuesto cuatro tontos enamorados resolviendo crímenes con un poco de ayuda fantasmal.

Notas del capitulo:

Notas de la aurora: Éste es mi primer fic y sin Beta pero con mucho cariño y esfuerzo con mi pareja de confort, este primer capítulo es un poco sobre la vida de Greg, el primer espíritu maligno de la historia y unas nuevas amigas fantasmales.

Y algo de los sentimientos de Mycroft por el Detective Inspector Lestrade.

Dead Man’s Party

Capítulo I

¡Freddie tenía la culpa! pensó el pequeño Greg Lestrade de ocho años con lágrimas en los ojos mientras observaba por la ventana entre las gotas de lluvia cada vez más lejos su antiguo hogar. Si su mejor amigo Freddie no se hubiera colado a su habitación en la noche nada de esto habría pasado. Papi y mami no habrían gritado, mami no le habría pegado, no lo habrían mandado lejos sin su osito Paddington. Se limpió los ojos rojos de tanto llorar y vio con odio por la ventana del auto a Freddie con su pijama dinosaurios con los pies descalzos sobre la acera mirándolo fijamente.

El movimiento de auto al detenerse lo despertó el taxista se estacionó frente a una casita de ladrillo rojo con una torre circular en el techo que se alzaba en medio de un jardín un poco más pequeño que el de su casa pero que se veía mucho más bonito, de la casita salió una mujer robusta de pelo rizado canoso con un vestido de flores amarillas y un delantal de encaje como una abuelita de esas que salen en la televisión, ella lo cargó y cubrió con una cobija tejida que olía a galletas vainilla.

—Oh Greggy— dijo la mujer limpiando sus lágrimas secas —Vamos muchacho la abuela ésta aquí, ya no tienes que preocuparte de nada.

— ¿Eres mi abuela? — preguntó Greg incrédulo, nunca antes había tenido una abuela, sus papás nunca mencionaron a una abuela más que a la difunta abuela Hettie que a veces gruñía y farfullaba en el estudio de papá. Solo que no podía hablar de ella porque las personas se enojaban si lo hacía, quizás porque a la abuela Hettie odiaba todo el mundo y decía muchas malas palabras, los muertos hacían mucho esto.

—Por supuesto muchacho, quien más sería— dijo la mujer arrugando la nariz de forma graciosa y pellizco su mejilla y después se dirigió al taxista — ¿No hay una maleta con sus cosas?

—Lo siento señora solo me pagaron por dejar al niño tal y como esta— contestó el taxista, lanzando una mirada culpable.

 —No se preocupe, no me sorprende— gruñó la abuela y se despidió del taxista.

Ella lo deposito con calma y cuidado en un cómodo sillón frente a la chimenea, le dio chocolate y un croissant caliente untado en la más cremosa y deliciosa mantequilla que había probado en su vida, a su lado Freddie se sentó silencioso su cuerpo frio lo hizo tiritar un poco y lo miró fijamente, Greg supo que se estaba disculpando, él sabía que no era su culpa que un hombre malo le hiciera daño y no supiera dónde ir. Por eso Freddie fue a su casa, pero si no lo hubiera asustado sus padres no se habrían hartado de él y hubiera seguido en casa con Paddington y la colección de tapas de botellas que había a llegado a veinte apenas ayer.

—No te preocupes Greggy, come bien y toma una siesta yo y Freddie hablaremos un poco mientras duermes.

—Freddie está muerto— dijo Greg pensando si era una broma o una prueba a veces su papá lo probaba para ver si Greg no veía nada extraño.

—Por supuesto que está muerto querido, pero también está aquí y por necesito hablar con él— ella acarició su rostro con ternura y le dirigió una mirada amorosa y lo calmó —No te preocupes mi vida estas en casa y la abuela te cuida.

______________________________________

Treinta años después.

—Greg Lestrade no tienes ni idea de lo que trajiste a la fuerza, pasaran años antes de que podamos dar la cara con orgullo otra vez, por favor toma tus cosas y vete y créeme no esperes un cheque de la Policía Metropolitana, deberías agradecer que no estás en prisión por complicidad con un criminal— dijo DCI Rubens ante la mirada del superintendente.

Greg salió cabizbajo de la oficina dando el paseo de la vergüenza y lanzó todas sus cosas en una caja de cartón ante la mirada atenta de Sally Donovan que parecía creer quién un descuido suyo Greg iba a empacar la respuesta a todo este desastre y se la llevaría con él dejándolos en ridículo a todos… otra vez.

Pero Sherlock se le había adelantado como siempre había tomado la respuesta a este acertijo y había saltado de un edificio junto con ella, Greg simplemente se contentó con empacar años de carrera en una diminuta caja de cartón mientras se despedía de su única cosa buena, pero estaba acostumbrado a perder cosas buenas, no sabía en qué momento de su vida esto se había vuelto una costumbre, una mala costumbre.

Primero su abuela, única mujer que lo había apoyado, luego su autoestima, su amor propio, con los años perdió la capacidad de ver más allá y con ella se alojó en su interior un vacío incómodo qué se había transformado poco a poco en una soledad asesina incluso casado, poco después pasó lo obvio su matrimonio se desmoronó e incluso sus hijos lo abandonaron. Lo único que tenía eran el trabajo y un drogadicto que llegaba de vez en cuando arreglar las cosas y hoy finalmente lo perdió todo.

Salió en silencio ignorando las miradas de lástima y también las frases mordaces de algunas personas qué pensaron qué era un tonto engañado por un criminal, no era tonto solo estaba desesperado y Sherlock no era un criminal, hasta ahora la única prueba en su contra fue un artículo repetido una y otra vez en diversos periódicos no muy respetables. Al parecer eso fue suficiente para qué lo echaron sin honores del Met. El mundo necesitaba alguien a quien odiar, alguien que cargara con la culpa y él fue el elegido para el cargo.

Estaba cansado, realmente cansado, había acumulado años de todo esto, ni siquiera recordaba en qué momento exacto se levantó de la cama deseando volver a meterse en las sábanas y no salir, para después arrepentirse solo por ver a su esposa en la cama y no desear otro minuto más a su lado.

Una vez en el estacionamiento abrió la cajuela de su carro y lanzó con furia la caja de cartón con sus cosas dentro, la miro como si estuviera mirando a su peor enemigo cómo si la caja fuera la culpable de toda la mierda su alrededor, le empujó dentro con furia y le propino un par de puñetazos, después azotó la cajuela con fuerza y lanzó un grito tan fuerte que se lastimó los pulmones.

Cuánto se preparó para para subirse a su auto, sintió un golpe en la cabeza tan fuerte que lo hizo tambalear, seguido de varias patadas contra su cuerpo, no podía ver cuántos eran, su vista se nubló escuchando a sus atacantes reír y se pregunto este era final, sin nada… sin nadie. En manos de los fanáticos enfurecidos de Sherlock Holmes en un estacionamiento.

Quizá si no se hubiera casado con la chica qué le caía bien a unos padres que lo odiaban, quizás si en lugar de tirarse al suelo y dejarse morir, se hubiera concentrado en cumplir sus sueños, si se hubiera atrevido a pedirle una cita a Mycroft Holmes tal vez no se sentiría tan frustrado por morir ese día.

Cruzó los dedos para ir hacía la luz y no transformarse en un muerto amargado farfullando en un maldito estacionamiento, como la jodida abuela Hettie en su estudio todavía reprendiendo a su padre desde el más allá.

___________

Se levantó de la cama agitado por la pesadilla, soñó que moría que había intentado arrestar a su amigo y este se había lanzado desde el techo de un edificio y Greg terminaría muerto como un perro apaleado. El dolor se sintió tan real, pero fue un sueño ¿No? Se levantó de una cama en la noche y no sentía dolor, honestamente no parecía sentir nada, ni ése molesto dolor de espalda que se había alojado sin invitar desde los treinta y dos.

Sé levantó de la cama sin su habitual pesar y por primera vez miró a su alrededor. Esa no era habitación, era un cuarto de hospital, pero… ¿Cómo era posible? Él sentía bien no le dolía nada.

“No te duele nada muchacho tonto” una voz parecida a la de su abuela lo sermoneó en su cabeza. Maldición no iba a ser el muerto del estacionamiento solo el puto policía fantasma del cuarto de hospital.

Se volteó y observó su cuerpo acostado en su cama de hospital conectado a máquinas, su pecho subiendo y bajando sutilmente le dio un poco de esperanza. “No muerto entonces, solo en coma” murmuró para si mismo. Intentó tocarse pero solo se atravesó a si mismo, bueno eso descartaba la opción peliculera de meterse de nuevo en su cuerpo como si fuera un disfraz.

La abuela había descrito el coma como una sala de espera de aduana donde se debatía si uno estaba listo para el gran viaje o regresaba a casa un tiempo más hasta que estuviera preparado para el gran salto. El nunca tuvo suerte con la burocracia viviría en una fila horas enteras hasta que la señorita en la ventanilla lo mandaría de regreso una y otra vez.

“Lo siento abuela, disculpa el retraso de dos mil años olvide actualizar mi ID de muerto quinientas veces y Marilyn Monroe en la ventanilla era una bruja” pensó riéndose de su mal chiste.

Se sentó en el sillón frente a su cuerpo, nadie lo iba a ocupar de todas formas, lo había jodido lo suficientemente bien para saber que nadie se molestaría en sentarse en ese sillón y tomar su mano con preocupación. Quizás en un momento aleatorio en el mes pasado Mycroft Holmes lo hubiera hecho, no tomar su mano pero si sentarse en el sillón y mirarlo con algo de sentimiento de pérdida real. Ahora es una suerte si no mandaba a un minion disfrazado de enfermera y lo asfixiaba con su almohada por haber mandado a su hermano a la desesperación y al suicidio, al menos aceleraría su trámite aduanal extracorporal.

Tardó un poco en darse cuenta de la presencia justo detrás del sillón, la habitación se sintió fría y pudo ver el vapor del aliento salir por las orillas del respirador de su cuerpo en coma.

Ahora que lo observaba, no era de noche solo que las ventanas estaban tan sucias de hollín negro, hace mucho tiempo que no veía algo así y según recordaba no era bueno. Sin embargo una emoción lo recorrió de pies a cabeza, hace tanto tiempo que no se sentía así, hace mucho que la sensación bienvenida de una presencia atrás de su hombro no lo sorprendía en algún momento del día.

Volteo para ver sin importar que tan maldito era lo que se iba a encontrar, era un fantasma después de tantos años.

Y ella estaba allí mirándolo fijamente, con un uniforme viejo de enfermera, estaba tan sucia de hollín que no podía ver sus facciones más que sus ojos brillantes. Había mucho dolor en ella los espíritus viejos tienden a parecer muchas cosas menos humanos, era curiosa su uniforme se veía limpio y su cofia de veía realmente blanca.

—¿Estás bien?— preguntó, no todos los muertos necesitaban ayuda, a veces solo querían hacer sus cosas de muerto y no ser molestados por médiums estúpidos con complejo de Melinda Gordon.

Pero ella no se veía bien realmente, había algo no correcto en su imagen, estaba cubierta de oscuridad, pero podía ver una pequeña luz en ella como si estuviera luchando y honestamente no estaba ganando. Los espíritus se estancaban en sus emociones al morir e iban con eso nunca luchaban por salir de esa constancia y menos evolucionaban eso era cosa de los vivos.

Ella lo miró fijamente y el se quedó pasmado, estiró su mano para tocarla, era fría como todos los espíritus pero no le molestaba al contrario volver a sentir ese frío era reconfortante durante muchos años pensó que jamás lo volvería a sentir.

Entonces ella abrió su boca y expulsó una nube de hollín que lo cegó y lo cubrió por completo entonces sintió unas manos envolverlo con fuerza y luego un dolor infernal lo atravesó haciéndolo retorcerse, las máquinas a las que estaba conectado su cuerpo en coma empezaron a sonar y un susurro grave y roto llegó a sus oídos “Hoy morirás muchas veces una y otra vez”

___________

Mycroft Holmes se dejó caer en el la silla de su oficina, había sido un día ocupado, todos éstos días habían sido días ocupados, Moriarty, organizar la muerte de su hermano, dar explicaciones y arreglar las veinticinco apelaciones exactas de asesinos capturados por Sherlock Holmes que exigirían su liberación inmediata por errores en la investigación criminal.

No había descanso para los malvados y viendo que había mandado a su hermano drogadicto en una peligrosa búsqueda mundial para capturar una organización criminal sin una sólida red de apoyo pues lo más seguro es nunca en la vida tendría un merecido descanso, y si una desgracia ocurriera y él… “Por favor no” le imploró a su mente que no fuera por ese callejón, por lo menos no ahora que todavía había cosas que hacer.

Las hostilidades entre el gobierno Ruso y el Estadounidense se habían incrementado debido a un nuevo twitt de su presidente naranja tirando a ocre dorado se habían interpuesto en sus planes.

Había pagado la renta de Sherlock, hablado con sus padres, puesto a John Watson bajo una discreta vigilancia suicida y ¿que seguía?

Su celular sonó interrumpiendo su orden de pensamiento era un mensaje de Anthea con solo cinco palabras. Cinco palabras que tambalearon su mundo:

“Código rojo detective inspector Lestrade”

¡Gregory! ¡Se había olvidado de Gregory!, Ése era el punto siguiente en su lista advertir discretamente a DCI Rubens que si tocaba un cabello del Detective Inspector Lestrade el infierno y todos sus demonios se desatarían sobre él y después invitar a Gregory a tomar una copa y asegurarle que éste desastre no es su culpa ofrecerle ayuda y apoyo emocional sobre trámite reciente de divorcio como Anthea le dijo que deberían hacer los amigos.

Amigos, ese hombre era el único en el mundo que tenía la fortuna o desgracia de tener ese título de Mycroft Holmes y ahora algo había pasado algo malo, “Por favor que esté vivo” soltó a no sabía que deidad y salió corriendo para exigir información sobre el estado de su… Gregory.

________

El Detective Inspector Dimmock nunca pensó en toda su carrera que estaría de pie en la escena del crimen de un compañero policía. Solo con tres voluntarios para recopilar pistas y hacer una investigación sobre un ataque violento a Greg Lestrade con un récord impecable incluso antes de Sherlock Holmes, un hombre que no guardaba secretos profesionales, te enseñaba el oficio y te recomendaba si trabajabas duro sin tener miedo a la competencia. Parecía que todos en el Met habían olvidado todo lo bueno que había hecho ese hombre por ellos.

El lo recordaba y no lo iba dejar así, no iba a parar hasta descubrir quién se había atrevido a entrar en uno de los lugares más vigilados de Londres y lastimar a su amigo de esa forma.

Su mirada recorrió la escena del crimen, quién lo habría atacado sabía dónde estaban las cámaras, y cuáles no funcionaban, sabía exactamente donde se estacionaba y si lo despidieron porque no había una escolta acompañándolo a la salida. Nadie se molestó en eso ¿quien sabría que estaba solo en ese momento?, ¿Quién sabría que el saldría justo en ese momento y que la cámara que apuntaba a su auto no funcionaba?

Y con cada duda una respuesta incómoda se abrió paso mientras observaba a sus compañeros alrededor de la escena mirando fijamente lo que se hacía detrás de la línea policial, unos asombrados, otros murmurando, ellos sabían, por eso nadie quería tener que ver con esto porque el que lo hiciera tendría que apuntar al culpable entre un grupo de policías y tendría que acertar a la primera si no su carrera se iría al demonio en la esquina un par de patrulleros intercambiaron sonrisas y Dimmock sintió que se estaban burlando de él y de la cantidad de mierda que tendría que palear para resolver éste caso.

___________

Greg se sintió asfixiado y paralizado por el dolor era como lava caliente recorriendo sus nervios y los gritos de dolor de la mujer lastimaban sus oídos.

¿Por qué ella gritaba? No ella no gritaba ella lo estaba sosteniendo, ella le estaba haciendo daño, no… ¡alguien le estaba haciendo daño a ella!

Tenía que abrir los ojos tenía que salvarla los instintos de policía se hicieron cargo y a pesar del dolor abrió los ojos y la vio.

La mujer estaba en un sótano atada a una camilla su nombre era Mildred era enfermera y estaba orgullosa de ello. Él la sedujo a pesar de que estaba casado, él la embarazo y después tuvo que deshacerse de ella.

No podía ver el rostro de él solo era una figura humanoide hecha de cenizas pero podía sentir el miedo el dolor y la traición. Él la abrió en canal sin tocar sus órganos vitales el dibujo esquemas de sus órganos mientras ella se retorcía de dolor, mientras lloraba y suplicaba el arrancó a su hijo de su vientre y también lo dibujo, lo puso en manos de una enfermera y ella exhaló su último suspiro escuchando el llanto de un bebé y observando como se iba. Él le gritó que lo mirara, el intento mover su rostro para que el fuera lo último que mirara pero no fue así ella se resistió lo último que miró fue su hijo… él no ganó al final.

¡El niño!, ¿Dónde fue el niño?, Greg corrió para ver si podía rescatar al niño consciente de que era en vano esto no era real eran las últimas impresiones de Mildred antes de morir pero eso no significaba que no se sintiera real.

La visión se desmoronó y despertó a un armario, ella estaba frente a él con sus ojos brillantes analizando hasta su alma y su mano grisácea por el hollín se levantó para señalar las persianas de madera de la puerta del armario.

Greg se pudo distinguir su cuerpo comatoso inerte sobre la cama de hospital, así que estaba dentro del armario de suministros de su habitación. Había doctores rodeándolo y las máquinas seguían haciendo ruido y reptando en el techo una figura humana con los miembros inhumanamente largos, parecía una araña de cuatro patas en frac estiró su cuello de manera imposible hasta que quedó frente a su inconsciente cara y empezó a inhalar con fuerza succionando su aliento.

—El va matarte— susurro Mildred con su voz quebrada de ultratumba.

Con cada succión de aquel monstruo su corazón parecía volverse más lento en el monitor de signos vitales.

Desde esa mañana estaba lidiando con esa situación entre morir y no morir y parecía que ese era el final. Se convertiría en la cena de un espíritu vengativo. Hace unas horas parecía no importar, no había nada afuera para él porque luchar.

¿Entonces porque no se sentía listo?, no lo sabía solo no quería ese final. Quería por dios salir de su departamento de mierda, quería una cena, solo una cena con Mycroft Holmes dónde no se hablara solo de Sherlock. Quería un funeral dónde alguien asistiera y no solo se dijera pobre Lestrade ya sabíamos que terminaría de ese modo. Por dios quería un desayuno con un croissant hecho por sus propias manos y rica mantequilla real y café, no la mierda del Met, café tostado y pasado por la prensa francesa que guardaba polvo atrás de todos los cachivaches de cocina.

Y luego sintió furia, la furia que había reprimido en pos de haber dejado que el mundo los pisoteara una y otra vez. Estaba harto no estaba listo ni para ser el maldito fantasma del hospital ni de ningún lado. Ya estaba cansado de que la gente decidiera sobre su maldita vida y su muerte, años dejándose llevar por este río apestoso de aguas negras en que dejó se transformara su vida, y lo decidió este no iba a ser el final.

“La luz no es una deidad o un rezo hay muchas deidades y muchos rezos Greggy muchacho, la luz es risas, es momentos, es esperanzas, es cambio, es vida, los que están malditos no pueden con eso se aferran al momento a punto de arder en las llamas del infierno porque le temen al pozo” escuchó la voz de su abuela tan clara como si lo estuviera acompañando.

Eso fue lo que la abuela le enseñó primero, no era el primer espectro en su vida esas cosas lo siguieron como moscas creaturas espantosas llenos de hollín negro con formas grotescas luchando para no ir al infierno. Solo tenía que buscar una luz miró alrededor y todo era oscuridad, todo el hospital era hollín negro por las paredes y las ventanas, estaba en el mundo de esa cosa.

Años y años de corrupción percudieron los muros del hospital, todo parecía gritar que no había esperanza, pero la vida de Greg estaba en juego, así que cerró los ojos y buscó en su mente algún consejo de la abuela.

Sondeó todo pero solo había silencio, no recordaba nada, tembló y las máquinas le avisaron que su corazón se detuvo. Iba a gritar pero en ese momento Mildred puso una mano sobre su hombro, y una ola de tranquilidad lo inundó, esa mujer cubierta de corrupción lo estaba consolando, “Incluso en la oscuridad hay voces buenas” pensó y una voz lejana se abrió paso a sus oídos.

“Amor es un niño, es hermoso tiene tus ojos”

Era una voz suave y muy lejana, y Greg vio en la orilla un pequeño rayo de luz estaba lleno de orgullo y amor Greg estiró su mano para tomarlo como si fuera una cosa lo sintió en su mano como si fuera una cosa, era cálido y lleno de esperanza era un ese momento en que un padre ve a su hijo por primera vez y todo está bien en el mundo lo tomó con su mano y proyectó esa luz dónde estaba el espectro. La araña humanoide soltó un chillido aterrador y salió corriendo estrellándose en la ventana y volviéndose polvo a través de una ventila.

Las máquinas se calmaron y el pitido acompasado del monitor de soporte vital volvió para su tranquilidad.

Miró a sus manos y pudo ver una pequeña cantidad de luz sobrante, era maleable entre sus dedos y cálida. Un pensamiento cruzó por su mente salió del armario y caminó a la cama de hospital dónde estaba conectado su cuerpo físico. No era lógico pero sabía que funcionaría hizo una bola con los restos de la luz y la colgó sobre el rostro de su cuerpo físico.

El pequeño orbe iluminó la habitación como si fuera una luz de noche, Greg esperaba que esa pequeña luz fuera suficiente para ahuyentar al hombre araña en frac en lo que la burocracia del más allá decidía su destino.

—Supongo que ese era tu ex— dijo girándose para ver a Mildred cuyo hollín en su cuerpo danzaba con la luz descubriendo pedazos de su piel, pero además de eso no parecía afectada por ella.

Mildred lo miró con seriedad y asintió mirándolo suplicante.

—Está bien— Greg accedió a la petición muda de la antigua enfermera— pero necesitamos más luz para lanzarlo al infierno.

___________

Cuando Anthea fue elegida para trabajar con Mycroft Holmes no estaba muy segura, mucho menos cuando le dijeron “Eres atractiva, haz que se sienta cómodo”

Años de trabajo activo impecable y mientras sus compañeros subían en las filas a ella la mandaban a ser niñera de un mando con intenciones de sexoservicio. Aún así era inteligente y sabía que su autorización de seguridad nunca sería tan alta, jugaría el juego mientras aprendía todos los secretos entonces se saldría con la suya, era bonita pero no era idiota de ninguna manera.

Todo cambió cuándo lo conoció, tipo elegante, muy inteligente la vio y supo de inmediato lo que valía Anthea.

“Eres atractiva, la gente cree que eres estúpida, no cuidarán lo que dicen frente a ti, no tienen ni idea de que puedes hacerles la vida un infierno, te quiero en mi equipo. Me informaras todo lo que la gente te muestra a ti cuando están ocupados cuidándose de mí”

Él le dio una mirada profesional, no parecía interesado en su cuerpo y era obvio que conocía sus perspectivas de trabajo.

No se necesitó más él y ella se volvieron una máquina de trabajo bien aceitada, escalaron juntos a niveles que nadie concibió jamás eran el gobierno. Mientras su jefe negociaba en restaurantes y hacía un espectáculo para el commonwealth Anthea levantaba y tiraba imperios enteros desde su teléfono celular.

Él jamás hizo nada que insinuara algo más que su relación profesional ni con ella ni con nadie, una vez le preguntó después de años de confianza él solo soltó una carcajada “Querida no es obvio, si no fuera por mi odio visceral a esa basura kitch que llaman comedia musical sería un estereotipo del hombre homosexual de ésta época” Guiñó el ojo y después advirtió “Que quede entre nosotros, es más cómodo para mí sí mis enemigos siguen mandando mujeres para manipularme”

Durante años jugó el juego del poder junto a su jefe y mientras hombres y mujeres desfilaban en la puerta giratoria de los ex de Anthea Mycroft Holmes permaneció solo, hasta que él llegó.

Greg Lestrade, Detective Inspector de la Policía Metropolitana en el departamento de crímenes mayores del CID, casado con una infiel serial, guardián de Sherlock Holmes, carismático y buen muchacho con la mala costumbre de manchar su corbata con café, mostaza o salsa de queso dependiendo el día. Un buen tipo cualquiera con un empleo promedio y vida promedio que hizo que las rodillas del hombre más peligroso de Reino Unido temblaran, se ajustara tres veces la corbata solo para ir a verlo, sonreír como un niño antes de responder sus mensajes.

Prepararse con media hora de anticipación antes de llamarlo o mandarle un mensaje de texto y prohibir estrictamente cualquier llamada salvó amenaza de bomba nuclear durante cenas dónde se hablaría media hora sobre el bienestar del hermano problemático de su jefe y durante dos horas de chistes malos, coqueteos inconscientes, películas viejas y se compartirían miradas de completa necesidad con torpe discreción.

Por supuesto que ahora que estaba a punto de divorciarse había un plan estricto de 12 pasos y ni el desafortunado asunto con James Moriarty iba a interponerse. Implicaba muchas cenas, regalos de buen gusto pero discretos, algunos conciertos, empujar sutilmente a su jefe a los brazos del policía, regalarle al DI un juego de corbatas y quizás enseñarle que la seda no se condimenta con salsa de comida callejera.

Incluso había planeado en su mente una boda sencilla pero elegante con su respectiva luna de miel aceptable para un policía orgulloso y su quisquilloso jefe.

Y todo iba bien hasta que cierto policía corrupto con complejo de Elmore Davies se estrelló contra sus planes, nada la había hecho enojar tanto desde el Brexit y eso era una subestimación.

Y obviamente dicho policía tenía que pagarlo la tierra se partiría en dos si Anthea no cobraba su libra de carne en nombre de su jefe y su desafortunado amante.

Miró su reloj con impaciencia estaban retrasados por medio minuto, justo en ese instante llegó la advertencia de un nuevo e mail solo con una liga a un sitio desconocido, Anthea la abrió y en la pantalla de su computadora fue transmitida la imagen de CCTV de una de las oficinas del Met dónde se llevaba acabo una conferencia de prensa donde DCI Rubens el jefe inmediato del DI Lestrade se encargaría de dar su versión oficial de los hechos.

“El Detective Inspector Lestrade actuó solo cuando uso a Sherlock Holmes para resolver sus casos, y cuando su imagen fue afectada por esto lo persiguió y acosó hasta el suicidio. Es normal que los fans de Sherlock Holmes lo mandaran al hospital, nada que ver nosotros, estamos avergonzados, ya no trabaja con nosotros. Estamos investigando pero no hay mucho que hacer, es una situación vergonzosa no se repetirá y todo esas amables tonterías que se dicen cuando somos culpables y hacemos que otra persona cargue con nuestra incompetencia” todo empaquetado en una sesión de preguntas y respuestas de treinta minutos es una lástima que el gobierno tenga otros planes.

DCI Rubens no pudo ni abrir la boca cuando un par de agentes lo arrestaron por corrupción, fraude y cooperación con organizaciones terroristas frente a toda la prensa nacional e internacional. Quizás unas vacaciones en un Gulag en Siberia le enseñen al hombre que no puede estrellarse en la fiesta de Anthea y salir bien librado y… ah sí también que la cuenta de ahorro de la esposa no es la más segura para guardar tus sobornos terroristas.

___________

Greg siguió a Mildred en busca de un haz de luz que pudiera usar para mandar al Lord araña al pozo, no estaba seguro de como hacerlo realmente solo había visto a su abuela hacerlo un par de veces, ella intentó enseñarle pero no fue muy buen alumno durante muchos años sintió un rencor por los muertos por alejarlo del resto de su familia.

Sé sentía en el banco de los fenómenos y solo aprendió cosas para evitarlos para no verse diferente a los demás, no era como su abuela una mujer orgullosa de su herencia que era conocida en su mundo Bella Lestrade “La última médium real” , él siempre estuvo agradecido de que mantuviera su don en privado de sus amigos investigadores paranormales, chamanes y todo tipo de brujas y sacerdotisas.

Tardó años en aceptarse y cuando lo hizo una tragedia se llevó a su abuela y años después su don se esfumó tal y como llegó. No fueron buenos años, cualquiera pensaría que perder su don sería un descanso, pero el mundo de pronto sintió demasiado grande, demasiado silencioso antes dónde quiera que iba al menos un par de espíritus flotaban cerca de él y sentía reconfortante sus auras frías.

Perderlo fue como perder la vista o el oído de un momento a otro, caer en un mundo diferente e incomprensible con posibilidad de adaptarse con el tiempo pero nunca sería lo mismo.

La compañía de Mildred era como volver a casa a pesar de que no debería serlo exactamente, el hollín en un espíritu generalmente significaba corrupción había visto espíritus vengativos más limpios que Mildred, alimentándose del miedo de algún pobre incauto cómo si fuera la mejor cosa que pudieran conseguir.

Todo lo contrario a la enfermera que ahora veía acomodar almohadas de los enfermos en cada pasillo por el que pasaba. También dejaba discretamente plumas y otros objetos perdidos cerca de su dueño, llamaba la atención del personal del hospital antes de que algún paciente entrara en shock, cerraba cortinas cuando la luz lastimaba a los enfermos, dejaba tazas aleatorias de café o té que los médicos y enfermeras en su ajetreo solo tomaban sin preguntarse de dónde había venido y otras muchas cosas que hacía a pesar de su estado de no viva.

Esto no sería sorprendente si Mildred fuera un fantasma regular muchos se aferraban a viejas rutinas y las seguían haciendo hasta que decidían cruzar al otro lado. Pero era un espectro los Médium los conocían como criaturas viciosas que se aferraban a la no vida alimentándose del miedo, las emociones negativas e incluso almas humanas después de un tiempo solo para no ir al pozo.

Los médiums llamaban el pozo a lo que la gente erróneamente llamaba el infierno, no había reglas exactas para ir al pozo, no ibas al pozo si no ibas a la iglesia o eras ateo tampoco si no rezabas el Corán o seguías la Torah tenías que ser un reverendo hijo de puta para toda la humanidad en general para ir al pozo y aún así era una cuestión muy compleja. Había Médiums que decían matar te llevaba al pozo sin consideraciones, pero había un testimonio de otro que describía el ascenso a la luz de un adolescente que arrolló a un niño accidentalmente con su auto. El personalmente había visto a su abuela mandar a soldado muerto a la luz.

La luz era otra cosa, solo se sabía que era una luz brillante que atraía a los espíritus que terminaban sus asuntos pendientes y todos parecían ir felices una vez que aparecía o al menos no había ningún testimonio de lo contrario. Y de ahí lo mismo que el pozo no parecía haber un criterio exacto para ir a la luz, ningún libro de reglas lo aseguraba, se definía en los libros que era una cuestión totalmente personal entre el alma y la luz en pocas palabras “No tenemos ni idea".

Eso era normal ningún médium hasta ahora podía entender el mundo de los muertos, eran menos de un cero punto cinco por ciento de la población distribuidos por el mundo entero muchos de ellos en psiquiátricos o simplemente en negación, por cada década a lo mucho había de tres a veinte Médiums reales estudiando el mundo de los muertos así que todo sobre eso eran meras especulaciones ni los muertos sabían mucho sobre eso y no era como si uno pudiera ir y hablar con ellos ninguno era claro o directo estaban más interesados su antigua vida mortal que en las dudas existenciales de un motón de estudiosos narcisistas con complejos teatrales. Razón por la que ni cuando estaba interesado en su don Greg se relacionaba con muchos de ellos.

— ¿Toda ésta corrupción fue causada por nuestro amigo Lord Araña?— preguntó Greg mientras con su dedo quitó el hollín de una pared lo miró unos instantes mientras la ceniza salía disparada de su dedo nuevamente a la pared como si fuera polvo de hierro a un imán.

Mildred solo asintió con la cabeza con severidad —Supongo que una dieta siglos chupando almas humanas ha sido como vivir de esteroides para él — dijo mientras miraba el hospital Bottomley de cinco pisos cubierto de hollín en su totalidad —Aunque no te entiendo no me malinterpretes eres un espíritu realmente agradable y me salvaste la vida pero estás cubierta de más corrupción de todo el hospital junto, hay algo preocupante contigo chica.

Mildred solo levantó sus hombros con tranquilidad y siguió en lo suyo mientras Greg buscaba un poco de luz en vano no “la luz” pero si una luz, cuando tenía el don no solo veía muertos también podía ver ciertos detalles otros detalles como las luces hermosas, brillantes y maleables, podía incluso escucharlas si concentraba eran pensamientos llenos de emociones, de algo que solo puede definir como la esencia de la vida.

Un día particularmente bueno, los primeros pasos de un hijo, el primer beso de amor, una sonrisa sincera, un amigo leal, la pérdida de un amigo, la tristeza, la ira desencadenaban ese tipo de luz, los lugares llenos de vida tendían a tener cantidades extremas de luz incluso el tipo más amargado del mundo solía tener emociones complejas.

Pero en ese hospital no parecía haber nada, si no fuera la iluminación de las lámparas de Neón no podría ni ver más allá de su nariz. Ninguno los enfermos parecían desprender un ápice de esperanza, ni siquiera los médicos que se vea en cuando cruzaban los pasillos eso imposible nadie vivía sin un poco de esperanza o cosas buenas.

A menos que estés a punto de quitarte la vida, su pensamiento culpable lo obligó a preguntarse que habría hecho si hubiera visto el vacío voraz comiéndose la luz brillante de Sherlock hasta dejarlo sin ápice de su genio. Quizás él seguiría vivo, disfrutarían de la victoria sobre Moriarty comiendo comida china intercambiando bromas ociosas con John mientras Sherlock comprobaba cuán incómodo puede ser para el resto del mundo.

Ya había mucha muerte en esa historia no quería ser otro daño colateral del efecto Moriarty pero honestamente no había mucha esperanza de alguna manera Lord araña había bloqueado todas las fuentes de luz del hospital.

Un espacio dónde la gente muere todos los días y las emociones como el miedo y el dolor se acumulaban era prácticamente un caldo de cultivo para esa clase de espectros, las películas de terror sobre hospitales tenían cierto grado de verdad. Sin embargo nunca había visto algo como eso generalmente chicas como Mildred eran las que se quedaban como espectros. Las enfermeras que con más frecuencia hacían el trabajo sucio tendían a morir más en sus lugares de trabajo que los doctores, generalmente los espectros doctores se daban en sitios de guerra.

— ¿Podemos ir afuera?, a lo mejor podemos conseguir un poco de luz si nos alejamos un poco del edificio. ¿Eso es posible?, Honestamente no sé que sea posible aquí, salvó las alucinaciones del túnel y la luz por falta de oxígeno al cerebro no hay muchos médiums viajando regularmente a este mundo.

Mildred tomó su mano y lo guío hasta la entrada de ambulancias y se sorprendió al ver el hospital rodeado de una niebla espesa como nunca había visto en su vida ni siquiera cuando su presencia oficial era requerida una mañana particularmente húmeda a orillas del Támesis.

Era irreal ver salir las ambulancias de la nube espesa sin problemas y estacionarse dejando algún enfermo o herido. Lo hizo darse cuenta que realmente no estaba en mundo regido por la realidad de los vivos, si no fuera por el recuerdo de esa pequeña luz que ahora protegía su cuerpo terrenal podría pensar que quizás era un elemento inexistente en ese mundo fantasmal.

Pero habían bastantes posibilidades de que fuera un elemento escaso, tenía sentido ¿Cómo existiría un espectro si todo alrededor estuviera lleno de luz? No se decía que los Médiums proyectaban la luz, entonces quizás funcionaban como un espejo proyectando la luz del mundo de los vivos al mundo fantasmal.

Soltó un respiro pesado en algún momento su frustración lo llevaría a gritar y patear un par de cosas si no fuera por Mildred ya lo hubiera hecho a pesar de todo sus silencios sus interacciones transmitían lo mismo que una conversación cómoda con un amigo.

Entonces lo escuchó, era el llanto de una chica joven, se sentía tan solitario, perdido y con un pesar que le recordaba su propio fracaso, no hace poco una nube de todas esas cosas lo asfixiaba desde la mañana a la noche todos los días, fue como volver a usar un traje que no le quedaba pero al que se había acostumbrado a la fuerza.

Entonces vio su silueta bastante cerca de la niebla pero todavía un poco distinguible, se acercó a ella dejando a Mildred atrás parada en la rampa para ambulancias mirándolo fijamente, Greg se detuvo un momento para esperarla pero ella no se movió de ahí supuso que eso era lo más lejos que podía llegar de su lugar de muerte y continúo acercándose a la silueta que poco a poco tomaba la forma de una chica llorando abrazando sus rodillas sobre el pavimento.

El radio de una ambulancia estacionada se encendió armonizando el llanto de la chica con una canción triste de Madonna, era un tanto gracioso porque la chica parecía una joven Madonna con chaqueta de cuero y falda de crinolina, su pelo rubio revuelto amarrado con una mascada roja, con aretes de cruz que puso de moda la reina del pop y pulseras y collares largos, tan pálida con las manos llenas de moretones y su cuello marcado por lo que parecía una cuerda.

Había salido con muchas chicas como ella en sus tiempos universitarios, eran jóvenes llenas de sueños disfrutando los mejores años de su vida, incluso ahora encontrar una chica tan joven en sus escenas del crimen era toda una tragedia.

La joven Madonna lo miró a los ojos y le estiró la mano cubierta con esos guantes sin dedos de terciopelo que estaban de moda el tomó su mano y fue transportado por los recuerdos de Candy.

Su nombre antes de ser Candy era James O’Brian, pero lo cambió en cuanto salió de un pequeño pueblo en Irlanda para ir a la universidad, era feliz se sentía libre era una luchadora por los derechos de las personas transgénero y estudiaba Ingeniería y era una de las mejores a pesar del odio que recibía.

Una noche salió de fiesta con sus amigas para recuperarse de la última decepción amorosa no recuerda nada más que ser lanzada de automóvil afuera del hospital; el frío, las luces y la nieve cayendo sobre su cuerpo. Finalmente noches y noches llorando sobre el pavimento siendo ignorada por todos menos un tipo en frac que parece mirarla con condescendencia y reír burlón mientras intenta moverse de su lugar en vano como si estuviera encadenada al mismo sitio por la eternidad.

Greg despertó del trance algo confundido Candy había sido más directa y había dado más información que Mildred, había sido realmente agotador como cuando lidiaba con testigos de carácter particularmente fuerte.

—Bien Candy trataré de ayudarte, no sé mucho sobre las reglas de éste mundo pero haré lo posible— le respondió usando inconscientemente su acento tranquilo y moderado para hablar con las víctimas.

Observó a su alrededor buscando la causa de la inmovilidad de Candy generalmente los fantasmas tenían cierto margen de maniobra sobre sus lugares de muerte incluso si estos eran la entrada para ambulancias de un hospital.

Entonces vio algo como una cinta sobre su bota de tacón derecha al principio pensó que era un pañuelo negro pero ahora que lo veía bien era hollín una marca alrededor de su tobillo.

—Déjame ver esto niña— le dijo mientras intentaba quitar el polvo negro grasoso de su mortecina piel pero al igual que en las paredes del hospital volvió otra vez a su tobillo.

—Creo que Lord Araña de alguna manera se las arregló para encadenarte aquí, quizás podría sacarte con un poco de luz pero no parece haber mucha por aquí, espera un momento tendré que buscar algo— dijo levantándose para continuar con su búsqueda en el hospital pero ella se aferró a su muñeca.

“No me dejes sola” susurro mientras lo veía con desesperación su agarre era tan fuerte que no dudaba que si estuviera en su cuerpo terrenal le hubiera roto la muñeca.

—Lo siento chica pero puedo no sacarte de aquí si no encuentro como y además tengo que ayudar a la mujer de allá también— dijo señalando a Mildred que lo observaba impasible dónde la dejó —Te prometo que volveré lo más pronto posible.

Pero ella se negó a soltarlo transmitiendo con su toque los años de soledad y cansancio, sintió que un limo espeso invadía sus pulmones.

Y fue un gran golpe entender que esto era familiar, entonces escuchó las voces.

“¡Lestrade deja de holgazanear!, ¡Necesito que resuelvas esto para ayer!”

“Greg querido no entiendo tus quejas, ambos sabíamos que terminaría así, nunca fuiste un hombre lo suficientemente fuerte para mí y tus hijos, no te desgastes y acepta el trato es lo menos que merecemos por todo lo que nos has hecho pasar”

“Greg hijo tu esposa y tus hijos están bien pero tú hermano no quiere verte todavía será mejor que trabajes en Navidad, Matilda y los niños estarán bien cuidados es bueno que se olviden un poco de su miseria en Navidad”

“Gavin esto es mínimo un dos estoy seguro que si lo piensas bien incluso tú podrías resolverlo, no vuelvas hacer perderme el tiempo con tu cerebro perezoso”

“Detective Inspector quiero entenderte por un lado hay fuego en ti y por el otro simplemente dejas que la gente te ponga la bota en cuello por diversión, ¿Qué se supone que eres un pelele o un luchador?”

“Jefe te vez como un muerto en vida, no has pensado en cambiar a un escritorio éste trabajo te está matando”

“Gregory no puedes morir lucha, eres un luchador lo sé siempre he visto el fuego” ésta última frase con la voz de Mycroft Holmes era nueva y se sintió tan cercana.

“Lucha por mí Detective Inspector, este no es tu final, no soportaría perderte por favor Gregory lucha” la cálida voz de Mycroft lo alivió como lo había hecho siempre, cada viernes por la noche él y Mycroft discutían sobre Sherlock y cenaban en un buen restaurante. Había noches dónde la conversación se desviaba de Sherlock y simplemente se conocían, sabía que Mycroft tenía un afición secreta a las hadas y las criaturas medianas, que competía con su amor por los dinosaurios, que odiaba los musicales y el pudín de Navidad y su dulce de confort era el pastel de chocolate.

“¡Vamos chica no te mueras!, ¡No puedes dejar que esos idiotas ganen, no seas otra estadística!” Esa voz no la reconocía.

“¡Vamos pequeña hay mucho por lo que vivir! ¡Pelea!” podía escuchar el ruido de la ambulancia de fondo y pudo sentir la electricidad de las paletas sobre su pecho una mujer negra lo miraba directamente, no era a Candy a quien miraba con amor, con compasión para ella Candy era un humano hace mucho que nadie fuera de su círculo la miraba como un humano.

Y entonces Greg abrió los ojos y vio una luz hecha con muchas voces de paramédicos hablando y animando a gente que no conocían para que lucharán por su vida, a pesar del cansancio a pesar de su propia vida ellos luchaban por esas vidas y animaban a sus pacientes a hacer lo mismo. Candy no estuvo sola al final, no fue basura al final, porque esa mujer estuvo con ella porque ella la reconoció como humana.

Greg tomó la luz en sus manos y la dirigió al metafórico grillete en el tobillo de Candy y se dio cuenta que Candy lo estaba abrazando como si lo estuviera consolando solo en ese momento notó las lágrimas secas sobre su rostro.

—Será mejor que nos movamos Lord Araña no será muy feliz de saber que le quitamos el entretenimiento y ya lo dejé sin comer y no parece del tipo olvidar y perdonar— dijo Greg rompiendo el abrazo y levantándose del piso notó el pequeño orbe de luz flotando sobre su hombro.

Lo tomó y lo guardó en el bolsillo de su gabardina agradeció que en su forma astral llevará su ropa usual y no estuviera corriendo por los pasillos en bata de hospital.

____________

El Detective Inspector Paul Dimmock estaba cansado y bastante paranoico, en menos de dos días la evidencia del caso Lestrade casi había sido contaminada, había pasado por dos intentos de robo y habían llegado un par de amenazas a su escritorio si no fuera porque los detectives más jóvenes que a diferencia de sus veteranos aprendieron y ascendieron en la cadena de mando gracias a la experiencia y recomendación de Lestrade y le eran bastante leales, este caso maldito se hubiera ido al infierno antes de que siquiera hubieran llevado al detective al hospital.

Entró a la oficina del DCI para encontrar a una mujer negra de cabello corto vestida con un traje sentada frente al escritorio, Dimmock la miró confundido.

—No se equivocó de camino DI Dimmock esta es la oficina del ahora ex DCI Rubens— dijo la mujer invitándolo a sentarse con una mano —Un gustó conocerlo DI Dimmock soy Tamara Gregson su nueva DCI.

— ¿Nueva?, ¿Qué pasó con DCI Rubens? — preguntó Dimmock confundido.

—El ex DCI Rubens está ahora en una celda por cargos de corrupción y terrorismo, generalmente tardaría un tiempo a que asignarán a otra persona pero todavía tenemos el problema de Sherlock Holmes encima y el caso del ataque al Detective Inspector Lestrade así que realmente fueron rápidos en poner a alguien a cargo.

No le sorprendió realmente el final de su ex jefe había muchos rumores sobre él y tendía a mirar a otro lado cuando cierto tipo de delincuentes estaban involucrados incluso era un sospechoso incómodo en el caso de Lestrade.

—Bueno que puedo decir, Bienvenida a la división de Crimen Mayor del Met señora… le aseguro que no siempre tenemos este nivel desastre por aquí— dijo Dimmock mirando a la mujer como un ciervo deslumbrado por los faros, jamás creyó en su vida laboral estar en una situación igual y menos en la división de la que él se mostraba tan orgulloso. Se sentía tan avergonzado como si le hubiera presentado su desordenada habitación a la reina.

—No se preocupe Dimmock creo que las situaciones escalan a estos niveles cuando los jefes dejan lo hagan Rubens presionó tanto por resultados que no le importó lo que hacían sus oficiales por desesperación y cuando la olla se empezó hervir solo la ocultó hasta que incendio la cocina. Ahora solo queda limpiar el desorden y procurar que esto jamás vuelva a ocurrir; y mi primer paso comienza con el caso de DI Lestrade— dijo DCI Gregson con decisión.

—Bueno es un caso muy delicado, y no tengo duda al decir que han intentado sabotear el caso desde que se abrió la carpeta de investigación…

—Por esa razón DI Dimmock éste caso ya no está en tus manos, no dudo de tus habilidades pero esa investigación es una bomba de tiempo mientras se mantenga dentro del Met— interrumpió DCI Gregson.

—Pero señora si le da éste caso a alguien más puede que no pueda ser resuelto.

—Lo entiendo, un oficial de la ley es golpeado con intención de asesinato en el estacionamiento del MPS, justo dónde no hay cámaras y no hay rastro de personas ajenas irrumpiendo en el Met, pero el caso es que cualquiera las 32 divisiones del Met incluido usted DI Dimmock son sospechosos, esto es algo sin precedentes, por eso el caso paso a la supervisión del IOCP y un equipo de agentes externos fuera del Scotland Yard.

Dimmock la miró aún más sorprendido sabía que el caso era una bomba de tiempo y una pesadilla, pero tenía reticencia a dejar a los agresores de Lestrade en manos ajenas no, no podía olvidar que el fue uno de los que recibió una recomendación de Lestrade para subir al puesto de DI.

—Yo lo comprendo y sé que no puedo llevar éste caso es solo que algunos de nosotros le debemos tanto a ese hombre, ni siquiera sabemos porque lo despidieron, no fue el único que trabajo con Sherlock Holmes incluso antes de Sherlock tenía un récord impecable es un buen hombre— dijo y después exhaló un suspiro cansado— él hizo mucho por los oficiales jóvenes y… creo sentimos que no hicimos lo suficiente para evitar éste final.

La DCI Gregson lo miró con empatía —Lo entiendo la mitad de esta oficina vino a hablarme bien de DI Lestrade, pero otra mitad hizo lo contrario y me suplicó que no le devolviera su puesto un caso con ésta polarización dentro de la oficina no terminará bien. Por eso a pesar de que no se ha hecho antes este caso se llevará con Detectives fuera del Met y aunque no dar más información si puedo asegurarle que las personas a las que se les dio este caso son Detectives profesionales y están buscando la verdad sea cual sea.

—No comprendo sé que esto no tiene precedente pero finalmente es solo un ataque a un oficial de policía porque parece como si fuera algo más.

Ella lo miró con seriedad y supo en ese momento que no daría más información —DI Dimmock no pregunte más solo debe de saber que en éste momento la evidencia y todo lo relacionado con el caso Lestrade está siendo entregado a la gente de la IOCP— entonces ella saco una pequeña torre de archivos del cajón de su escritorio —Si quieres ayudar a DI Lestrade será mejor que te concentres en esto.

Dimmock tomó las carpetas algunos casos los conocía, como el asesinato de Edward Van Coon dónde por primera vez conoció a Sherlock Holmes y otros en los que Sherlock tuvo algo que ver.

—Como te dije al parecer el desastre que dejó el suicidio de Sherlock Holmes es una de mis prioridades, Rubens a pesar de haber hecho una declaración oficial de los hechos solo archivó los casos de lo que pasó en la azotea de St. Barts y el secuestro de los hijos del embajador y la reportera que hizo el artículo de Sherlock Holmes y Richard Brook jamás entregó pruebas de absolutamente nada de lo que publicó así que ni siquiera tenemos la certeza de que Richard Brook es Richard Brook. Eso sin contar las veinticuatro personas que solicitaron revisión de sus casos asegurando que Sherlock Holmes les pagó para confesar sus crímenes.

— ¿Qué? Me está diciendo que Rubens solo dio una conferencia de prensa declarando que Sherlock Holmes mató a Richard Brook y después se suicidó y todo era culpa de Lestrade sin tener evidencia de absolutamente nada y simplemente dejó que los casos acumularán polvo en un archivero— Dimmock no podía creerlo Lestrade había sido comido vivo por la prensa, el club de fans de Sherlock Holmes lo había amenazado de muerte incluso él mismo recibió bombas de tinta en su correo y amenazas serías de gente que apoyaba a Sherlock o a Richard Brook por igual y todo por un que a su superior le dio por entregar un chivo expiatorio y olvidarse cómo si aquello no fuera nada.

—Así es, es fácil cuando todos incluido el superintendente quieren olvidarse de todo lo más pronto posible. Por fortuna y por desgracia esto nos hizo parecer un grupo de estúpidos manejados cómo títeres por un criminal y el club de fans de Sherlock no lo ha dejado pasar y agregando el muy publico arresto de un DCI hemos perdido todo ápice de veracidad y confianza pública. Así que personas en lugares más altos están interesados en que esto se resuelva de manera en que la gente vuelva a confiar en su policía. ¿Puedes con esto Dimmock?

—Esta hablando de todo esto— señalando la pila de carpetas.

—Todo eso exactamente, se ha acordado de que se juntaran todos los casos en una sola investigación llamada el caso Sherlock, si aceptas se te presentara tu equipo de trabajo en la mañana, si no algún extraño se ocupará de la credibilidad de Lestrade— agregó DCI Gregson mirándolo fijamente y con la confianza de que no rechazaría su oferta.

—Si eso es lo que puedo hacer por Lestrade, entonces lo haré. — Dijo tomando las carpetas de archivos y saliendo de la oficina cuando la DCI lo despidió con un gesto.

____________

Greg regreso al hospital en compañía de Candy y Mildred, mientras una iba de habitación en habitación haciendo lo suyo la otra se divertía interviniendo las radios y televisores con canciones de Madonna y Cyndi Lauper. De vez en cuando Mildred le dirigía una que otra mirada condescendiente a Candy, pero fuera de eso casi no interactuaban entre ellas.

De vez en cuando Candy encontraba pequeñas luces del tamaño de luciérnagas que mandaba a Greg para que la guardara en su bolsillo, era bastante buena para eso.

Justo Candy gateaba en el techo de la recepción sobre una enfermera con cara de cansancio revisando su tabla de papeleo para conseguir una pequeña partícula de luz cuando oyó una voz familiar y poco grata.

—Doctor Amstrong Greg no era un hombre bueno, Dios sabe todo lo que hizo para lastimar a su familia, el alcohol las mujeres y ese hombre Sherlock Holmes, pero nunca quiso que su familia cargara con él toda la vida— dijo su ex esposa entre lágrimas mientras el doctor tomaba sus manos y le daba ojos de ciervo.

Matilda se había preparado para el momento, un vestido floreado sencillo, maquillaje natural sin su delineado a prueba de agua para mostrar más aún sus lágrimas de esposa dolida, sin sus zapatos de tacón se veía pequeña y desesperada. La víctima de un policía abusivo y alcohólico, una pobre paloma encerrada en matrimonio sin amor.

Era impresionante si no hubiera visto el acto otras veces, con sus amigos, el hombre de la renta, sus amigas del trabajo y eso sin contar las veces que no la veía pero sabía cómo con el trabajador de Versace que le regalaba vestidos de lujo, el profesor de educación física, el bombero, su hermano y estaba sospechando que también del superintendente que siempre preguntaba por su esposa.

Matilda Reeves tenía el poder de convencer al mundo de hacer lo que fuera.

—No tenemos dinero para mantenerlo vivo más tiempo— ella suspiro con tristeza, y limpió sus lágrimas con una mano temblorosa — ¡Oh por dios!, no puedo hacerlo… pudo dejarlo en manos de su hermano ¿sabe? o cualquier otra persona pero me dio esta carga a mí dígame doctor ¡¿como viviré sabiendo que yo ordené quitarle la vida?!— terminó con un tono desesperado casi desvaneciéndose sobre el cuerpo del médico.

Mierda es que no podía tener un minuto hoy sin que alguien intentará matarlo hubo una reunión secreta dónde se acordó que Greg Lestrade tenía que morir hoy precisamente.

—No se preocupe señora Lestrade, nosotros nos ocuparemos de todo ni siquiera tendrá que verlo, solo siéntese ahí y todo terminará rápido— respondió el médico tomando sus manos y guiándola a una de las sillas de la sala de espera.

 —Reeves, no Lestrade él creía que no valía lo suficiente para tomar su apellido.

Según recordaba Greg era ella no creía que su apellido fuera suficiente, le parecía más interesante el Marlowe de la familia que lo exilió con su abuela sin nada más que su pijama.

Tenía que hacer algo o iban a quitarle el soporte vital pero no sabía que, no podía ni tocar al doctor viejo verde que ahora se había figurado un drama televisivo con su esposa sin atravesarlo y solo causarle pequeños estremecimientos.

—Doctor Green— alguien interrumpió la dramática escena, al parecer el apellido le iba bien al viejito cachondo.

Greg volteo para ver a tres hombres de traje y maletín bastante familiares, era uno Andy el chófer de Mycroft Holmes y el otro era Stuart el guardaespaldas cuando Mycroft salía para atender un asunto importante y estaba seguro de que iba regresar lo dejaba con Andy y Stuart que jugaban con él go fish mientras hablaban del partido más reciente del arsenal menos cuando era contra el West Ham porque Andy era de Sratford y tenía mal gusto.

Y justo atrás de ellos se encontraba Mycroft Holmes con un traje de dos piezas un poco grande y lentes gruesos, cabeza gacha fingiendo hablar por teléfono no parecía el individuo más memorable del grupo.

Para Greg incluso en su disfraz de abogado de segunda se veía hermoso, maldita sea quería trepar por esas largas piernas y arrugar esa camisa hasta que esté irreconocible en el suelo.

—Somos de la firma de abogados Albertsons & Mills, venimos a hablar sobre la responsabilidad de las decisiones médicas del Detective Inspector Lestrade— dijo Andy que parecía realmente un abogado de Cambridge y no un chófer con entrenamiento secreto.

¡Oh genial! el MI5 o seis no quien fuera venía a reclamar su libra de carne, no podían tomar un ticket y formarse él solo tenía dos fantasmas en su esquina para defenderse.

—Ah sí, no se preocupe por eso la esposa del señor Lestrade ya tomó una decisión sobre el proceder, nos ocuparemos de ello rápidamente para no causar problemas a la familia— dijo el doctor Green sin soltar su mano de su ex esposa que solo asentía con solemnidad y limpiaba sus lágrimas.

—Eso no sucederá doctor Green, el señor Lestrade nos firmó un permiso notariado para tomar sus decisiones médicas en caso de que no pudiera el mismo pensó que sería lo correcto tras el inminente divorcio— dijo Stuart sacando varios oficios con lo que parecía ser su firma, bueno el gobierno podía falsificar su firma incluso para exiliarlo en un Gulag secreto en Siberia.

Quizás ese era el plan dejarlo vivo para hacerlo sufrir en alguna cárcel secreta hasta que sea viejo y enfermo es lo menos que merecía por matar a Sherlock Holmes.

Candy tomó su mano como queriendo aliviar su repentina tristeza, de pronto sintió como si todo lo bueno en el mundo fuera succionando de manera literal a su alrededor cuando menos se dio cuenta algunas de sus pequeñas partículas de luz salieron de su bolsillo volando como si también hubiera sido succionadas.

Cuando vio la fuente no pudo creerlo en lugar de la opaca aura de sufrimiento habitual de esposa atrás de ella había un hoyo negro que simplemente se tragó una buena parte de su luz y otras pequeñas partículas de luz escondidas a su alrededor y poco después se detuvo.

Había escuchado de personas que succionan todo lo bueno de ti y su esposa por supuesto que caía en la categoría pero no sabía que era algo literal por lo menos en el mundo de los muertos.

—Eso es imposible Greg y yo teníamos nuestros problemas pero el nunca dijo nada de separarse de mí, él no era un buen hombre pero nunca rompería a su familia de esa manera— sollozó Linda y Greg se preguntó cómo cada cabello despeinado caía en el lugar perfecto, en realidad se merecía mucho un Oscar nadie debería verse tan bien tratando de asesinar a su esposo.

—Lo siento señora Lestrade nosotros no somos responsables de las acciones de su esposo o ex esposo el nos pagó para tomar sus decisiones médicas y en éste caso el hombre pidió que se hiciera todo lo posible para mantenerlo con vida— dijo Mycroft arrugando la nariz e ignorándola por completo y luego se dirigió al doctor Green — Por cierto el Doctor Patel se encargará de nuestro cliente desde ahora, gracias por su tiempo doctor pero no requerimos de sus servicios.

—No diga tonterías señor ese hombre no tiene como pagar a Patel ésta pobre mujer ni siquiera puede mantener conectado a su infeliz esposo— contestó el viejillo burlón ofendido de que le hayan quitado la oportunidad de ofrecerle la cabeza de Greg a su esposa.

—Ella no tiene pero nuestro cliente por supuesto que puede, tiene un seguro médico de gastos mayores con una amplia cobertura estará bien— Stuart respondió y los tres hombres se dieron la vuelta ignorando las demandas del ofendido médico y los llantos de su ex esposa.

“Oh por favor Myke no me mates antes de disculparme sinceramente contigo y tal vez pedirte que hablemos en nuestro lugar favorito, te juro amor que nada de esto fue mi intención. Si Donovan ni Anderson no me hubieran tirado bajo el autobús con el superintendente te juro que hubiera ideado algo. Por dios le mandé un mensaje para que corriera y el imbécil se quedó ahí que esperabas que hiciera” le suplicó a Mycroft en su mente.

Tan distraído estaba que no notó a la mujer con el rostro sangrante corriendo a él con un hacha en la mano.

_______________

Mycroft observó a Gregory conectado a todas esas máquinas, se suponía que eso no iba a pasar, se suponía que si Sherlock saltaba nadie saldría herido.

Aún así no podía no sentirse culpable había estado ocupado poniendo a John Watson bajo vigilancia suicida y en todo el desastre que dejó la batalla contra Moriarty que se olvidó por completo de él. De su Gregory, el único hombre que le fue leal, su único amigo el dueño de las sonrisas brillantes que hacían que un día tratando con imbéciles se volviera el mejor día de su vida.

—No te preocupes Gregory, serás muy bien cuidado y cuando esto termine vamos a cenar en nuestro lugar favorito y brindaremos por la victoria. Te lo prometo encontraré a quien te lastimó de esa forma y la muerte sería una compasión que no tendrán nunca— le dijo mientras tomaba su tibia mano con cariño.

Mycroft no entendía nada sobre sus reacciones en ese momento durante años había sido informado de tragedias y cataclismos mundiales y él solo se había levantado las mangas metafóricamente y se había puesto a trabajar. Pero desde que Anthea le dio la noticia del estado de Gregory no podía funcionar normalmente todo giraba en torno a él por primera vez en su vida canceló citas pospuso reuniones y toda su oficina que nunca tomaba prioridades dedicó su tiempo en simple Detective Inspector del Scotland Yard.

Fue su satisfacción buscar los secretos de DCI Rubens y exponerlos al público, un afortunado descubrimiento que uno de los mafiosos que encubría tenía tratos con una pequeña cédula terrorista y que Rubens había recibido su dinero ignorante de su origen.

DCI Gregson fue idea de Anthea, récord perfecto pero sin avanzar en las filas luchando contra otros hombres en un pueblo olvidado fuera de Londres. Tenía una clara idea de lo que era ser jodido por el sistema y no lo permitiría ni siquiera hubo que hacerle una sugerencia cortés para devolver a Gregory a su lugar en las fuerzas ella había visto su archivo y sabía que no podía deshacerse de él y barrer bajo la alfombra.

—Solo descansa y recupérate Gregory yo me encargaré de los demás.

Apenas dijo eso y las máquinas empezaron a sonar.

______

Greg fue empujando por Candy al otro lado de la recepción mientras veía el hacha caer y atravesar el piso dónde hace segundos estaba parado.

Ella llevaba un vestido de noche rojo que solo vería en viejas películas de postguerra su cabello negro estaba recogido y peinado como un estrella de cine pero había tres medallas militares cosidas sobre una banda de terciopelo sobre el vestido.

Ella era hermosa si no fuera por la herida abierta sobre su frente que goteaba sangre que se desvanecía al caer sobre el piso del hospital y por la determinación y fuerza con la que cargaba su arma.

Ella giró y volvió a arremeter sin dudar contra él, Greg apenas pudo moverse para salvarse del segundo golpe, sus caras quedaron por un momento cerca uno del otro y pudo ver la furia emanando de sus ojos rojo brillante.

Estiró su mano para tocarla y por un segundo vio la tierra desde el cielo mientras el ruido de una hélice lo ensordecía y varias explosiones le hicieron temblar se sintió caer desde el cielo y apenas pudo escuchar la voz de la mujer gritando órdenes en Ruso.

Greg se despertó del trance siendo arrastrado por el pasillo del hospital por un par de manos frías mientras la mujer con el hacha blandía su arma corriendo tres él con la clara intención de destaparlo.

Atrás de ella Candy saltó desde el techo y la sujetó haciéndola caer, solo las vio rodar por el piso aparatosamente.

— ¡Candy! — gritó con fuerza preocupado por su amiga fantasmal mientras Mildred lo alejaba de la escena a toda velocidad.

La mujer se levantó pero Candy saltó sobre ella aferrándose con manos y piernas a su cuerpo haciéndola volver al piso, Greg en shock miraba como los dos espíritus forcejeaban retorciéndose de maneras imposibles para un ser humano normal.

Mientras Mildred lo mantenía inmóvil e incapaz de intervenir sus intentos de ayudar eran en vano los brazos de Mildred lo contenían con fuerza mientras solo podía forcejear gritando el nombre de Candy una y otra vez.

La mujer logro levantarse y tomar a Candy del cuello y el estómago de Greg se apretó, solo habían estado cerca poco tiempo pero no quería perderla no quería perder a nadie más. Las manos de la mujer se prendieron con fuego y Candy dejó escapar un grito sobrenatural que rompió las ventanas del pasillo y varias lámparas dejando todo en penumbra salvo las llamas que consumían el espíritu de Candy.

La mujer y su hacha se movieron lentamente por el pasillo de manera extraña golpeándose contra las paredes y a veces arrastrándose.

Varios susurros invadieron el oído de Greg era la voz rota de Mildred susurrando varías veces “Corre” una y otra vez como un viejo televisor con interferencia.

Podía sentir la preocupación de Mildred en sus huesos pero los gritos de Candy agonizando por el fuego eran mucho más fuertes, observó a la mujer y sintió su furia quemando como en su interior pero también vio las lágrimas manchando su rostro y hollín en forma de grilletes en sus muñecas.

Caminaba torpemente, chocando contra las paredes una y otra vez y cayendo al piso y levantándose, a veces gritaba y corría para luego caer y arrastrarse. Entonces supo que ella estaba luchando contra una fuerza que parecía impulsarla y arrastrarla contra él. Greg sabía que debía conectar con ella de la misma forma que lo hizo con Candy.

—Mildred no voy a huir necesito que me sueltes— el agarre de Mildred se intensificó tan fuerte que agradeció solo ser un espíritu —Por favor Mildred, puedo con esto, si no lo hago perderemos a Candy no me llevaste con ella solo por casualidad tu querías que la salvara ayúdame a hacerlo.

Mildred aflojó su agarre un poco y Greg aprovechó para tomar sus manos envueltas sobre su pecho —Ese tipo está jodiéndolas aún muertas, las usa y las tortura como lo hizo contigo, con tus compañeras, con todos los enfermos de éste hospital se que te preocupas pero tienes que dejarme o no quedará a nadie a quien salvar— le explicó con calma mientras transmitía sus emociones a través la palma de sus manos.

Ella lo soltó y Greg la miró con confianza —Rescata a Candy, yo liberare a la mujer— ordenó como lo haría con cualquier compañero oficial.

Mildred se desplazó por el pasillo como si flotara y fue sobre Candy, no pudo ver qué sucedía porque la mujer del hacha volvió a arremeter contra él Greg apenas logro hacerse aún lado y tomarla de una de sus muñecas.

Entonces la furia lo inundó por completo, recordó todas las palabras que no pudo decirle a su ex esposa, a su jefe al superintendente a Sally Donovan y Phillip Anderson, al maldito tipo que robaba su sitio de estacionamiento y su vecino que creía que podía vender drogas junto al policía perdedor como él le llamaba. Maldita sea quería incendiar sus casas, romper los vidrios del Scotland Yard, quería darle a la prensa todas las razones para ser una persona nefasta.

Se vio a si mismo con una chaqueta de cuero y pantalones rotos sin camisa gritando como un demente blandiendo un bate de Béisbol contra un escudo negro de policía mientras llevaba la bandera bisexual atada a la espalda. Era joven, estaba enojado y quería que otra persona tuviera la culpa, bebía como un cosaco y estuvo metido en el hospital o en la estación de policía casi todo el tiempo y no creía que pudiera hacer algo bueno con su vida.

“No Gregory no era así, querías cambiar el mundo, querías restregar tu sexualidad para que los conservadores se escandalizaran, pero también querías que te amarán, vestías de cuero escuchabas a los Sex Pistols y soñabas con una casa familiar, un esposo o esposa, niños y un perro”

Dijo la voz de Mycroft en su cabeza, se vio otra vez joven lleno de vida, la cerveza de las tardes en un viejo pub con Millicent la chica con pelo teñido de rojo y delineador negro, de piernas largas y dulces, riéndose de alguna broma o los labios gruesos de Phils y su bigote tupido y bien arreglado.

Los atardeceres acompañando de sus amigos y los muertos caminando por las calles de Londres con historias curiosas, el canto de la ciudad sincronizado con sus latidos, quería comerse al mundo y sentía que podía.

“Ese eres tú Greg Lestrade un pequeño Punky que se convirtió en policía, que hizo lo correcto y salvo personas e hizo justicia en nombre de los que se fueron” escuchó la voz su abuela como un abrazo cálido.

“Hay mucho más atrás de la furia” dijo una voz parecida a la de Sherlock.

Y Greg empezó a moverse a través de aquel fuego que parecía querer calcinarlo. Y entonces sintió la conexión.

Irina Shevchenko era su nombre, Greg la vio de niña corriendo por los bosques rusos descalza corriendo como un animal salvaje ella era libre, ella era feliz.

Ella creció y uso un uniforme para hombres con enormes botas rellenas de tela y piloteo un avión los alemanes la llamaron bruja pero ella derribó sus aviones en su pequeño aeroplano tan viejo que amenazaba con caer. Y aún así Irina era feliz, era libre volando en la noche y recibió medallas por eso.

Irina más grande trabajó en un club nocturno cantando, la gente de Londres amaba su acento ruso. Muchos la amaban y tuvo muchos amantes ninguno como Tom el portero del club.

Ella y Tom se mudarían a una pequeña granja en Sussex después de casarse, “Irina ¿que harás tu en el campo?” le preguntaban ella se veía sembrando trigo, corriendo por los bosques ingleses sin zapatos, Irina era una niña de campo todavía, Tom la entendía por eso podía acompañarlo hasta el fin de la tierra.

El sueño no se completó unos hombres la atraparon dormida en su sillón favorito aún así peleó hasta que el hacha atravesó su cabeza cayó de espaldas pero seguía viva cuando incendiaron su departamento. Se desmayo viendo la foto de Tom ardiendo en la mesa de centro.

Murió con dolor de corazón y cuerpo, tres días después en cama de hospital Tom tomaba su mano y lloraba y pedía que no lo dejará y la ira la consumía y el fuego y quería gritar de frustración ella hubiera aceptado su propia muerte con valor pero el dolor de Tom y el final del sueño que compartían eso fue lo que realmente la mató, vio la granja, el bosque y el campo de trigo desvanecerse antes de quedar atada para siempre en un hospital.

Greg podía sentir la irá ardiendo el deseo de venganza no la de ella si no la que merecía Tom.

“Gregory tienes una idea de lo que pasaría si mueres ésta nación se iría al suelo, la dejaría caer en busca de venganza incendiaria el parlamento si es preciso, por favor quédate conmigo” sintió una mano cálida y viva tomar sus dedos y unos labios rozar su palma. La voz de Mycroft que estaba ahí constantemente y sentía por primera vez como si no fuera una forma en que su inconsciente, sentía su aliento soplar contra sus dedos y pequeñas gotas de lágrimas manchar su mano.

Y después escuchó otras voces desconocidas

“Amor no me dejes, regresa a casa con tus hijos”

“Por favor dios que mi Louis este bien vamos a casarnos no me la quites ahora”

“Malcom eres fuerte querido lucha regresa a mí”

Estiró la mano a la fuente de Luz brillante pero antes de poder alcanzar un muro de hollín negro la cubrió y se perdió en su negrura. Repentinamente vio a Lord araña sonreírle cruelmente desde el muro de oscuridad.

Vio a Irina luchar consigo misma en el pasillo y Greg dirigió si mano a su pecho y ocupo lo último que quedaba de su reserva de luz, Irina dejó de luchar y asestó un golpe con el hacha en su hombro y Greg aprovecho para dirigir la luz a las muñecas de Irina rompiendo sus grilletes de hollín, ambos gritaron de dolor y después se fundieron en un abrazo, el hacha desapareció junto con la sangre en rostro de Irina.

—Quiero ir con Tom— el espíritu susurro en su oído.

—Buscaremos a Tom— le prometió Greg con la certeza de que podía, no había duda en su interior.

Entonces sintió dos cuerpos fríos abrazándole eran Mildred y Candy — ¡Oh Candy! estás bien— dijo Greg emocionado Candy estaba ahí con él todas ellas lo estaban.

Un olor a descomposición y una risa rota de ultratumba le anunciaron que Lord Araña también seguía ahí. El pasillo se oscureció aún más y ahí estaba Greg sin reservas de luz y con tres espíritus en su esquina atrapado con un espectro de siglos fortalecido con la vida, el dolor y el miedo de los pacientes del hospital y el hollín era tanto que no podía verse ni a si mismo.

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Mycroft estaba cansado era la tercera vez que Greg moría y resucitaba en la cama del hospital y se sentía tan impotente todo lo que había hecho en ese momento era suplicarle por favor que no muera los últimos días se habían transformado en días una odisea emocional que lo tenía agotado.

Si algo debería comprobarle que preocuparse no era una ventaja era esto pero eso no impidió que dejara Gran Bretaña sin amo mientras se sentaba junto a la cama de un simple Detective Inspector. Si vida ahora consistía en ser obligado un par de veces por su personal para ir casa asearse y comer regresar a la silla. Destruir a los enemigos de Gregory, pelear con la futura ex esposa que parecía robar la vida la habitación cada vez que entraba. No entendía como Gregory no se había lanzado de una ventana al primer mes de casado solo unos minutos con ella y sus emociones lo catapultaban a sensaciones que le recordaban sus peores días en Eton no es que hubiera muchos buenos días en ese pequeño diorama del señor de las moscas.

Desde que tomó el control de la salud de Gregory habían desfilado doctores, abogados, tanatólogos y una gran variedad de especialistas todos miembros del club de ésta imitación de Mary Elizabeth Wilson abogando por la desconexión rápida y compasiva del Detective Inspector Lestrade, hasta ahora nadie podía hacer nada, su ficticia firma de abogados los había enviado por dónde vinieron.

Realmente había sido una tarea difícil mantener con vida al hombre pero él era terco y si podía venderle hasta un maldito Troll al rey Oberón podía hacerlo todo.

— ¿Señor cómo sigue nuestro amigo?

La voz de Anthea llamó su atención haciéndolo levantarse del sillón junto a la cama de hospital.

—Igual Anthea si muere otra vez será la última y si veo a otro experto entrar a decirme que me compadezca del sufrimiento de su esposa con trastorno de personalidad antisocial y narcisista juro que Sadam Hussein será benevolente en comparación. ¿Has descubierto quien le hizo esto al Detective Inspector Lestrade?

—No señor — Anthea negó con la cabeza —Sospechamos que uno de los secuaces de M pudo tener algo personal con el Detective Inspector lo suficiente para ignorar la orden de su amo de no tocarlo o quizás alguno de los varios amigos de nuestra femme fatale.

—Oh quizás Lázaro no se ha cubierto las espaldas como debería…

—No lo creo señor Baba Yagá y Podaleírios no han recibido visitantes inesperados, según la vigilancia que hemos establecido.

—Pero ese asunto en Asjabad…

—Lázaro dejó Turkmenistán ayer solo fue un pequeño fuego ahora se dirige a Teherán señor.

—Estoy cansado de perseguirlo para apagar sus pequeños fuegos— se quejó Mycroft mientras quitaba una pelusa de la bata de Gregory y alisaba sus sábanas.

—Señor recuerde que un gran incendio justo ahora solo significaría separarse indefinidamente del Detective Inspector.

—Como siempre Anthea tienes la boca llena de razón, por favor continúa buscando a los responsables de esto— dijo señalando a Gregory inconsciente en su cama y se dejó caer en el sillón mientras escuchaba el ruido de los tacones de Anthea alejarse.

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Greg corrió por el pasillo oscuro del hospital seguido de varias presencias frías que no podía identificar no sabía si de Mildred, Candy, Irina o Lord Araña era la presencia fría más cercana a su espalda, se sentía atrapado en los restos de un incendio con todo ese hollín sofocándolo.

Y ninguna mísera partícula de luz a su alrededor para salvarse de pronto se tropezó con sus propios pies y se estrelló contra el piso. Sintió un pie contra su cuello presionando lentamente mientras una risa grave como de madera podrida rompiéndose hacía eco.

—Simplemente dejas que la gente te ponga la bota en cuello por diversión Gregory— dijo el espectro replicando las viejas palabra que Mycroft le dijo en una cena cuando resignado y avergonzado le confesó que no batallaría en el divorcio.

Sólo que su voz se escuchaba más viciosa, cruel y afilada, mientras presionaba un pie contra su cuello, entonces empezaron los gritos de dolor de mujeres rompiendo sus tímpanos y después empezó a verlas en pequeños flash atadas a una mesa con alambre de púas abiertas en canal, gritando de dolor mientras él dibujaba y tomaba notas.

Y después empezó a sentirlas dolor más allá de su imaginación atravesado su torso junto con el terror invadiendo sus entrañas, quiso gritar pero el pie contra su garganta se lo impedía intento quitarlo pero apenas y podía levantar sus manos.

Los llantos de bebés empezaron a escucharse al compás de los gritos. Y no había luz para expulsarlo aunque sea el tiempo suficiente para huir y reorganizar las fuerzas, estaba en clara desventaja.

El sonido de metal cortando el viento lo alertó de la presencia de Irina, de repente el ruido de las mujeres y el dolor se apagó y la tráquea de Greg fue liberada y tomó todo el aire que pudo en ese viciado ambiente.

Muy lejanos seguía escuchando los llantos de los bebés como recuerdo de la conexión que se formó cuando Lord Araña lo tocó, intentó buscar a Irina con la mirada pero el lugar seguía siendo tan oscuro que sus ojos no parecían acostumbrarse. De pronto una pequeña luz se pozo junto a su hombre giro su rostro para ver la pálida cara de Candy con una media sonrisa.

La pequeña luz alumbrado el pasillo como la linterna de un teléfono le facilitó ver a Irina y a Mildred forcejeando con Lord Araña. Que retorcía sus largas extremidades en ángulos completamente inhumanos.

Candy se unió a la pelea y Greg no tenía idea de que hacer la pequeña luz solo servía para alumbrarlo si intentará usarla para atacarlo no tendría más efectividad que lanzarle un cerillo y comprometería su escasa visión.

Los llantos de los bebés no lo dejaban concentrarse y vio a Lord Araña sonreír para el esto era un juego ni Irina ni Candy eran oponentes para un monstruo en esas condiciones, quizás Mildred podría darle batalla pero sin luz la única opción sería que Mildred lo devorara con toda su corrupción y si lo hacía no tenía ni idea de en qué clase de monstruo se convertiría un fantasma que de por sí estaba manejando un equilibrio muy delicado con toda esa corrupción sobre su cuerpo.

Lord araña abrió la boca y expulso tanto hollín que por un segundo su pequeña luz se apagó cuando volvió a encenderse se encontró con el rostro de Lord Araña cerca del suyo, pudo respirar su olor a carne muerta intento retroceder pero chocó contra un muro frío de ladrillo.

Observó sobre el hombro de Lord araña para ver a Candy e Irina con sus grilletes de hollín sometiendo a Mildred que luchaba por correr hasta él.

—Esto es lo que haces no, aún después de la muerte las torturas y esclavizas. Un pequeña sanguijuela pervertida que lástima mujeres porque ninguna de ellas se molestaría en una basura como tú— soltó Greg si iba a morir ahora no suplicaría, no tendría miedo se aferraría a todo si iba ser un fantasma sería el fantasma que lucharía toda su existencia para salvar a Mildred y a las otras, sería un grano el culo ese imbécil.

Lord Araña lo estrelló contra el muro —Greg por favor firma el papel y ni te molestes en pelear todo sabemos que no vas ganar— dijo está vez con la voz condescendiente de su ex esposa.

—Oh por favor ella es mil veces más aterradora aunque tienes dos puntos por el esfuerzo— Greg respondió con un fuego que se había olvidado que tenía.

Lord araña lo lanzó contra el piso y sintió varias manos que lo arrastraban hasta el suelo, levantó su cara y vio atrás de Lord Araña una multitud de espíritus todos ellos marcados con hollín, eran las almas de todos los se que había alimentado y esclavizado. Eran muchos y todos iban contra de él.

“No es ese un día cualquiera” dijo la voz de su abuela y se vio otra vez el solo con el pecho desnudo y la bandera del orgullo bisexual al cuello con un bate de Béisbol como un maldito espartano contra un grupo de policías con escudos y porras.

Él contra el mundo, su pequeño ejército de dos personas un hombre y un espíritu que luchaba en manos de aquellas que no hace poco también estuvieron de su lado y el ruido del llanto de los bebés de fondo.

Un llanto que poco a poco empezó a elevarse y Greg cayó en cuenta que ese llanto no era un remanente de su contacto con Lord Araña, era un llanto nuevo, un llanto con temor a lo desconocido antes de ser presionando contra un cuerpo y empezar a escuchar un latido de corazón familiar y cálido.

El llanto antes de tomar el primer alimento, las primeras gotas de leche materna en una pequeña e indefensa boca.

Era vida la primera vida de un bebé ahí cubierta por el hollín pero existente como el primer contrato de un padre con su hijo, la lucha de un paramédico por salvar una vida, la súplica por un ser amado que lucha por la vida y la muerte y la vida nueva.

Él podía intentar ocultarlo, hacer correr a Greg en círculos pero la vida estaba ahí y el pudo escucharla, un interno cansado que regaló un momento más para consolar a un niño, un doctor entregándose para salvar a un completo extraño, una enfermera como Mildred caminando de cama en cama regalando una sonrisa a pesar de que tuvo un día pesado.

Greg estiró la mano y tomó esa esencia de vida y la luz era tan fuerte que recorrió todos los pasillos de hospital volviéndolo blanco y brillante giró su rostro para ver a Mildred y vio su rostro limpi0, ella era hermosa su pelo castaño cayendo sobre su rostro y una sonrisa amable. De pronto escuchó un grito que parecía venir del mismo averno y todo el hospital tembló Greg giro su rostro para ver a Lord Araña hacerse polvo y ver pequeñas luces azules volar al cielo nadie tuvo que explicarle que eran, eran almas volando a su último descanso y Greg se despidió de ellas con un dolor en su corazón por Irina, Candy y Mildred que se habían ganado todo su amor y agradecimiento por salvarle la vida, realmente las extrañaría.

Poco a poco sintió que el mismo se desvanecía y no dudo en dejarse ir, lo que llegará a pasar pasaría y estaba preparado para ello.

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Greg abrió los ojos deslumbrado por la luz solar cayendo sobre sus ojos, su cuerpo dolía bastante y su mano apretada en un puño se sentía acalambrada, intentó sentarse pero el dolor era mucho, con trabajo acercó su mano que todavía se resistía a abrirse y la colocó justo a un lado de su cabeza, y repentinamente con facilidad la abrió dejando caer tres objetos sobre la almohada.

Un pequeño y antiguo reloj de enfermera, un arete con forma de cruz y una medalla militar con una estrella roja y un soldado ruso en el centro.

Greg sonrió mientras guardaba sus reliquias debajo de la almohada y miraba a las tres mujeres cerca de la ventana iluminadas por el sol que le devolvían la sonrisa.

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Mycroft entró tímidamente a la habitación dónde descansaba su Gregory, no el Detective Inspector Lestrade quizás mientras estaba inconsciente pudo jugar con la idea pero ahora que estaba a salvo podía volver a la realidad.

Greg volteo a verlo y le dedicó una sonrisa cansada.

—Mycroft— susurró sin perder la amabilidad, su cuerpo se calentó y casi se sonroja “Eso es más de lo que mereces” le reclamó su conciencia culpable.

—Detective Inspector te ves bastante bien para un hombre que falleció clínicamente cuatro veces— dijo Mycroft tratando en vano de restarle importante y regañándose interiormente por el ligero temblor que escapó de su voz.

—Mycroft ven— volvió a susurrar Gre… Lestrade... el Detective Inspector Lestrade no Gregory y definitivamente no tu Gregory volvió a regañarse mientras se acercaba aún lado de la cama con cuerpo firme y completamente tenso.

—Acércate más no puedo hablar muy fuerte— repitió Gregory que ¡NO!, ¡Es Lestrade maldita sea!

Mycroft tuvo que usar todo su autocontrol para acercarse lo suficiente para que su oreja quedará cerca de los carnosos labios de… no quería ni pronunciar su nombre.

Su corazón casi de detuvo y quedó en Shock cuando Gregory tomó su rostro y rozo sus labios con suavidad.

—Eres muy hermoso— dijo exhalando su aliento y haciéndole pequeñas cosquillas como alas de mariposa sobre sus labios.

Y el mundo de Mycroft Holmes comenzó a colapsar poco a poco mientras sonrojo que luchaba por contener fue liberado por todo su rostro y su corazón se agotaba como si hubiera corrido una maratón.

Continuará

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Hola a todos gracias por tomarse la molestia de llegar hasta aquí es mi primer fic Mystrade y es también mi primer fic en muchos años espero no estar muy oxidada, también espero que algunas personas disfruten esto aunque no sea un trabajo muy pulido como algunos que de veras son una obra de arte. En fin proseguimos con algunos detalles para que no googleen mucho y entiendan la referencia 

 

Irina es una referencia a un grupo de aviadoras reales conocidas como las "Brujas de la noche" que hicieron sufrir a los nazis durante el intento de invasión a Rusia. Aunque algunas fueron condecoradas muchas murieron en el olvido. 

 

El nombre real del New Scotland Yard es Policía Metropolitana o el "Met" para los cuates no mucha gente les dice Scotland Yard o el Yard porque es un término algo viejito. 

 

El IOCP es la unidad de asuntos internos de Gran Bretaña y no, no investigan asesinatos de policías esto solo fue en beneficio de la trama. 

 

Una estrellita dorada para quien sepa ¿quién es Baba Yagá? Y ¿Por qué Mycroft sufrirá mucho cuando Baba Yagá se entere de que es Baba Yagá?


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