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Déjalo partir por Aphrodita

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Notas del capitulo:

Dedicado a Gadya quien me impulsó a escribir mi primer original *O* Y muy agradecida con mi beta iri20 por ayudarme tanto a que esto no fuese un completo fracaso.

Déjalo partir

 

 

Aphrodita

 

 

 

Capitulo único.

 

Es ahora... Que lo recuerdo todo...

Recuerdo con una abrumadora nitidez, hasta la ropa que llevaba puesta esa mañana; un pantalón de jean algo gastado y suelto, zapatillas deportivas negras, y una camiseta azul. Detalles innecesarios, pero que golpean a mi mente y por eso los respeto, además... Todo lo que rodea a Anlon, absolutamente todo lo que lo rodea, se torna importante para mí, imprescindible para vivir. Recuerdo su caminar apresurado, su rostro curvado en una expresión cómica de desesperación y resignación, recuerdo su turbación al verme... Sus ojos; cuando cruzamos miradas supe que le gustaba, y desde entonces no pude dejarlo escapar. Y ahora que lo pienso, he cometido un error.

Iba a la escuela y llegaba tarde, por eso su apresurado caminar, sin embargo algo en mi logró que el estudio quedase en segundo plano.

Me costó llegar a su corazón, pero lo perseguí por cielo y tierra desde ese día, hasta que el mismo Anlon me dio una oportunidad.

Admito que no soy apuesto, culpa de mi cabello enrulado que a veces se vuelve tan rebelde que me da pereza arreglarlo; Sin embargo también reconozco que poseo cierta sensualidad, y fue eso, sumado a mi elocuencia, que logré llegar a él de esa forma.

Recuerdo su rostro, preso de un terror desbordante, cuando le pregunté con picardía si podía probar sus labios.

—Latham... Somos hombres...

Me dijo, con tanta inocencia, que no pude evitar lanzar una sonora carcajada que retumbó en las blancas paredes, ambos encerrados en mi departamento, algo que últimamente ocurría todos los días. Un departamento que logré conseguir gracias a un modesto sueldo como empleado bancario, joven para el puesto de gerente, pero ya ven, capaz.

Me acerque a mi niño, lentamente, para darle tiempo a reflexionar lo que estaba por pasar, porque iba a pasar, nada ni nadie iba a detener ese beso. No; lo perseguí tantos días que ahora no me echaría atrás, necesitaba probar sus labios.

El pequeño cuerpo de Anlon tembló, no sé si de emoción, de terror, o de ambas, pero se estremeció por completo cuando mi boca hizo contacto con la suya.

Mi pequeño en realidad no era tan pequeño, estaba en el último año del secundario, sin embargo algo en su redondeada cara, en sus ojos marrones lo hacía ver extremadamente infantil y deseable, contradictorio pero real.

Así había comenzado todo entre nosotros. Poco a poco fui arrastrándolo a esta locura; al principio era sólo una mera aventura, Anlon me gustaba, yo le gustaba, no había ningún misterio. Sin embargo las cosas comenzaron a cambiar; yo mismo noté que pasaba mucho tiempo, mas del que realmente hubiese deseado, pensando en él... A tal punto, que en una salida con unos compañeros del trabajo, había comprado una pulsera artesanal para mi niño, de esas que tanto le gustan. ¡Me hubiesen visto! Rodeado de otros hombres, charlando sobre fútbol, mujeres, entre otras cosas, parando en un puesto para comprarle un presente a mi novio. Desde ya que no lo grité a los cuatro vientos, muy disimuladamente dije que había recordado el cumpleaños de un amigo muy querido y que no le había regalado nada aun.

Desde ese día comprendí que quizás Anlon era algo mas para mí, eso estaba claro, pero ¿Yo para él? Había que aceptar que el muchacho estaba muy emocionado con todo lo nuevo, el sexo es como un imán para un adolescente; él, deseoso de aprender y descubrir cosas nuevas a mi lado. Hasta inclusive se salía de clases para venir a mi departamento, acto que yo jamás le reproché, no soy su padre ni el dueño de su vida... Y ahora que lo veo todo tan claro, que mal que estuve en no hacerlo.

Esos fantasmas, típicos que nos acosan con una relación nueva, se esfumaron con él tiempo. A duras penas Anlon finalizó el secundario, con sus padres sospechando que su hijo andaba en algo raro; yo no lo sabia, me enteré cuando vi sus calificaciones en el analítico, que su promedio era excelente, salvo en el último año... Acaso ¿Era mi culpa? Quizás si, pero no le preste demasiada atención, el muchacho había terminado, fin de la discusión.

Si bien no nos llevamos tantos años de diferencia, sólo siete, jamas me presenté frente a sus padres, ni como un amigo siquiera, pero bastó, para que su hermano mayor sospechase de nosotros, que nos descubrió. Mil veces le dije a Anlon que fuese precavido con su celular y casilla de correo, y ya... Las consecuencias de ser tan descuidado, su hermano terminó por enterarse.

En ese momento, por primera vez en la relación, y sólo llevábamos un año juntos, creí que todo terminaría, algo similar a la desesperación me embargó por completo, sin embargo cuando noté las lagrimas de mi niño sobre mi hombro, supe desde ese día que haríamos lo imposible por estar juntos.

Claro, yo siempre lo entendí, para él era difícil llevar esa carga, quizás el no tener familia es una ventaja en estos casos, digo... No tengo a quien confesarle que soy gay (Bisexual en realidad) no tengo padres, no tengo hermanos... Una hermana, pero de la que hace mucho no sé nada. Por eso, comprendí los temores de Anlon y su profunda angustia, y le enseñé, a no avergonzarse de sus lagrimas.

Fue cuestión de tiempo hasta que sus padres se enteraron de lo nuestro, para ese entonces mi muchacho iba al primer año de la facultad de leyes, pagado por sus “papis” Que gozaban de una buena posición económica. Anlon jamas supo lo que era un trabajo, solo por nombre; bien por él, que nunca lo necesitó. Y fue ese mismo año en el que su hermano lo presionó tanto por su condición sexual, pero tanto, que Anlon explotó como una bomba de tiempo.

Discusiones, peleas, desplantes, llantos, reproches, preguntas, culpas. Cosas que surgen en torno al gran tabú de la homosexualidad. Cuando mi niño llegó al departamento portando un humor de los mil demonios, para luego largarse a llorar, lo entendí, suspiré e hice lo único que podía hacer en ese momento: Lo abracé y le hice el amor.

Desde ese día vivimos juntos, él lamentablemente tuvo que dejar de estudiar y buscar trabajo, algo que me costó lograr, discutimos varias veces por ese motivo, hasta que finalmente Anlon comprendió que yo no podría solo con los gastos. Desde ese día mi mundo cambio por completo, desde ese día Anlon era parte de mi vida y de mis días.

Fui feliz... Si, esos días fueron días de repleta felicidad.

¿La familia de Anlon? …l lo intentó varias veces, él buscó acercarse a ellos, llamarlos en días especiales como Navidad o cumpleaños, pero... Aparentemente aun no aceptaban las decisiones de su hijo y hermano; Y que sorpresa y que cálido fue escuchar, una tarde, como le gritaba furioso al teléfono:

—¡Lo amo! ¡Aunque te joda, lo amo!

Una sonrisa surcó mis labios, recuerdo que me acerque por detrás, le quité el objeto inanimado al cual le gritaba con todo el aire de sus pulmones y lo abracé, supe que eso era lo que necesitaba, pues mi niño es tan transparente, que me resulta sencillo comprender que le sucede, contrario a mí, y esa es una de sus principales quejas, solo ve en mis ojos tristeza, melancolía, no más ¿Por qué? Ni yo lo sé, y aunque le diga que soy feliz a su lado, una parte de él nunca me cree.

Me quedé aferrado a su cintura, oliendo su corto cabello, negro como la noche, lacio y suave. Así solíamos permanecer, por un buen rato, hasta que uno de los dos recordaba que debía hacer algo y la magia terminaba.

Supe que las cosas no serian fáciles para Anlon, quizás fui egoísta por no decirle nunca a lo que se debería enfrentar estando a mi lado; si, fui egoísta pero... No quise perderlo. Y es ahora cuando me arrepiento de ello.

Llevábamos cinco años juntos, pagando a medias las expensas de un hermoso departamento céntrico a estrenar, cinco años desde que todo en la familia de Anlon había explotado, y tres desde que él no tuvo noticias de ellos, o bueno... Si, solía mantener conversaciones telefónicas con su madre, aunque desde hacia dos meses no había recibido el llamado habitual de ella. De su padre, mejor no mencionarlo, mencionarle su padre a Anlon era firmar una sentencia de muerte.

Tantos años luchando juntos contra los condenados tabúes y los prejuicios de la sociedad, cagandonos en todos y en todo, algo que él me lo agradece, pues osa afirmar que gracias a mí ha logrado la fortaleza necesaria para luchar, algo que siempre discierno, pues no es lo mismo ser obstinado, terco, necio, que ser fuerte... No creo que eso tenga que ver con la fortaleza interior de la que él habla, pues sin ir mas lejos, yo por dentro soy muy frágil... Vaya que lo soy, pero lo disimulo a la perfección con un jodido temperamento de los mil demonios.

Cinco años, cinco años luchando contra todos nuestros fantasmas para poder estar juntos, y el destino, que hace lo que se le antoja con las pobres almas, viene a darnos vuelta nuestro mundo. Como una burla cruel de la vida, a mí me diagnostican un cáncer extraño, que ataca las células del sistema nervioso central. Los procedimientos quirúrgicos quedaron descartados desde un inicio, fue por eso que intenté con la radioterapia, pero la enfermedad avanzó tanto que lo ultimo que me quedaba era la quimioterapia.

Y sinceramente no sé que es peor, si la cura o la enfermedad, aunque desde ya, nunca me aseguraron que me curaría con la quimioterapia, de hecho todo lo contrario, era cuestión de tiempo para que yo dejase este mundo... Y a mi Anlon.

Entonces lo comprendí, supe lo egoísta que estaba siendo, y lo intenté, no crean que no, lo intenté, pero Anlon jamas quiso dejarme, y eso que hice hasta lo impensado para que partiese de mi lado, pero no... Es mas, él no solo trabajaba por los dos, sino que también me llevaba y me traía tres veces en la semana al consultorio para realizar la quimioterapia.

Últimamente me encontraba demasiado débil, siquiera para sonreír; a veces me encontraba realizando un esfuerzo sobre humano, para poder abrazarlo, cuando antes era algo tan cotidiano.

—¿Llamaron?...

Le pregunté con mi débil voz, recostado contra el asiento del acompañante, observando como su rostro se curvaba en una expresión extraña, mezcla de dolor, enojo y resignación cuando comprendió que me refería a su familia.

Negó con su cabeza y tomó aire, no dejó de mirar un segundo la carretera, y yo... No dejé de mirarlo un segundo a él... Era en esos momentos en los que quería hacerle entender, en los que quería mostrarle la realidad, sin embargo cuando sacaba a relucir ese tema él enfurecía conmigo.

—¡Como si no lo supiese!

—¡Entonces! ¡¿Para que mierda te quedas a mi lado viéndome morir?!

Y veía esa respuesta en sus ojos, que luego sus labios reafirmaban.

—Porque te amo, tonto...

“Porque te amo” ¿Era suficiente motivo? Aparentemente sí. Esas discusiones solían agotarme, para colmo tenia que soportarlo reprimiéndome como si fuese un niño.

—¡Mira como te pones, Latham!... No me gusta discutir...

Ni discutir podía, sin sentirme como si hubiese corrido la maratón internacional. Era tal mi impotencia que buscaba enojarme por todo, para sentirme así, un poco vivo. Lo observé cuando llegamos al departamento, como con extrema calidez me fue quitando la ropa; ya ni sexo podía darle a esas alturas, aunque él me profesase mil veces que eso no le interesaba, podía ver en sus ojos que me deseaba tanto como yo lo deseaba a él, tanto como la primera vez en aquel viejo departamento.

Lo observé, noté su falsa sonrisa, aparentando que todo estaba bien, cuando podía ver su tristeza desprenderse de sus ojos ¿No era yo, el de mirada triste y melancólica?. Me tapó, con profundo amor, para luego tomar mi mano, aferrándola, como queriendo evitar lo inevitable, como queriendo evitar que partiese, lo sentí... Necesitaba decírselo, y se lo dije, no quedaba mucho tiempo:

—Perdón Anlon... Te amo... Perdóname.

Sé que él comprendió lo que le quise decir, su sonrisa y sus aguados ojos me lo demostraron. Fue esa ultima noche a su lado que supe lo egoísta que había sido con Anlon, y todo por amor, pero sé que él me perdonará por ello... Lo perdió y lo dejo todo por mí, y yo me estaba yendo sin poder evitarlo. Créeme Anlon, si pudiese evitarlo, lo haría, pero es la muerte quien me visita cada noche y yo lucho, lucho para no ir con ella, pero creo que está vez me ganó, ya no tengo mas fuerzas y me rehuso a robártela a ti. Y ahora que me encuentro recordando todo estos años a su lado, estos ocho años a su lado, con perfecta nitidez, comprendo que me llegó la hora por fin.

Gracias Anlon, me voy de este mundo llevando tu cuidado, tu amor y tus palabras de aliento conmigo, perdón por abandonarte de esta forma cruel, créeme que si pudiese evitarlo, lo haría.

FIN

 

Notas finales:

¡Se murió! No lo puedo creer, o.O y eso que yo lo escribí. Bueno, agradecería enormemente que me dijesen en que puedo mejorar (Miles de cosas, pero empiecen por algo). En realidad el enfermo terminal iba a ser Anlon, pero no sé porque lo cambié por Latham; quizás me anime, si tan mal no quedó este original, a hacer la otra visión, la de Anlon.

Gracias por leer.


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