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Flor de fuego por Mayumi

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Notas del capitulo:

Bueno, esto es un reto por palabras que me puso Zahia... Las condiciones eran que fuese SasuNaru y que estuviese basado en  "flor de fuego".

Por si alguien no lo sabe, una Battle Royale es una pelea de todos contra todos al mismo tiempo, donde gana el último que queda en pie.

Besitos!!!

 

Basado en Naruto

Naruto y todos sus personajes son propiedad de Masashi Kishimoto

 

OoOoOoOoOoOoOoOo

 

Flor de fuego

 

OoOoOoOoOoOoOoOo

 

 

Se desperezó entre las sedosas sábanas como un gatito entumecido. Algo le había hecho despertar del agradable letargo en que se encontraba sumido. Se dio media vuelta y se volvió a cubrir con la manta. A su lado, el colchón estaba frío. En un principio le sorprendió, así que abrió los ojos con pesadez para comprobar que efectivamente estaba solo.

El despertador volvió a sonar con más insistencia, debía haberse quedado dormido. Naruto se puso en pie de un salto, sacudió la cabeza para sacarse de encima los últimos rastros del sueño, un hermoso sueño en que unas pálidas manos recorrían su cuerpo y unos ojos negros y afilados se clavaban con lujuria en él.

Se acercó a la ventana y la restregó con la manga de su pijama para desempañar el vapor que se había formado sobre ella. Afuera debía de hacer un frío horrible, y los nubarrones grisáceos que sobrevolaban la aldea no presagiaban que fuera a mejorar. Se metió en la ducha con agua caliente y, tras vestirse con el más abrigado de sus chándales, se dirigió a la cocina. Rebuscó entre la comida sana uno de sus ramens pre-cocinados y desayunó entre bostezos, antes de colocarse el abrigo y correr hacia el puente.

Cuando llegó, Sakura y Sasuke ya se encontraban allí. La chica había cambiado su habitual falda corta por unos abrigados pantalones negros y un jersey rosa. Le saludó con entusiasmo, agitando una de sus manos enfundadas en guantes. Sasuke, por su parte, estaba apoyado en el puente, con una fina camiseta de manga larga, como si el frío no pudiese afectarle. Esa era una de las tantas cosas que le daban rabia del Uchiha, que parecía inmune a absolutamente todo lo que pasaba a su alrededor. Optó por ignorarle e iniciar una animada conversación con Sakura, pero no habían transcurrido ni cinco minutos que Kakashi apareció junto a ellos.

-Kakashi-sensei... ¿Quién se muere?- inquirió la pelirrosa con preocupación, al ver a su maestro ser puntual.

-Casi muero yo- refunfuñó el mayor, al recordar la bronca que acababa de soltarle la Hokage- Ayer teníamos una misión, pero entre unas cosas y otras... se me olvidó- se excusó, encogiéndose de hombros.

-¡¿Qué se te olvidó una misión?!- gritó la chica, con incredulidad. El día anterior Kakashi les había dado el día libre.

El peliplateado se rascó la parte de atrás de la cabeza mientras ponía su ojito feliz. Estuvo tentado a dar alguna de sus inverosímiles excusas, pero finalmente optó por explicarles la misión.

-No nos entretengamos que tenemos el tiempo muy justo- advirtió Kakashi- Tenemos que ir a la montaña y estar de vuelta antes de las ocho de la noche. Hay que recoger todas las flores de fuego que encontremos.

Sakura soltó un sollozo. La flor de fuego sólo crecía en las semanas más frías de invierno, en la montaña más alta del país. Eran muy difíciles de encontrar, y si tenían que estar de vuelta para el inicio del festival iban a volver rendidos.

-¿Recoger flores?- repitió Naruto- ¿Eso es una misión?- protestó.

-Naruto, no se puede celebrar el festival de invierno sin las flores de fuego, no sólo son el símbolo de nuestro país, también lo son de los buenos deseos para el amor y las buenas emociones- le aclaró Sakura.

-¿Ah, sí?- se sorprendió el rubio.

-¿¡Pero tú en que mundo vives?!- le regañó la pelirrosa, pero entonces recordó que Naruto nunca había tenido padres que le contaran las tradiciones del país, ni amigos que le acompañaran a los festivales, así que pasó a relatarle la historia de la flor.

Sakura explicó que, desde que se formó la aldea, para el festival de invierno se recogían aquellas pequeñas y valiosas flores y se regalaban como muestra de buena voluntad. Se decía que quien regalaba una de ellas a la persona amada sería feliz para siempre con su pareja, pues la voluntad de fuego de la flor protegería aquel amor. Se notaba lo mucho que la idea emocionaba a la chica por la manera soñadora de contar la historia.

Sasuke resopló molesto. Conocía la leyenda de la flor y no le gustaban para nada los cuentos románticos.

-¿Es eso verdad, Kakashi sensei?- preguntó emocionado Naruto, haciendo que el vapor se elevase en densas volutas de su boca al alzar la voz.

-Eso dice la leyenda- confirmó Kakashi- No conozco ninguna pareja que tenga una en su poder porque es una flor bastante difícil de encontrar, pero si se ha transmitido la idea desde la fundación de Konoha debe ser verdad.

-Yo quiero tener una- decidió el rubio.

Naruto no pudo evitar que su mirada se desviara de forma inconsciente a Sasuke. ¿Era posible ser feliz junto a la persona amada toda la vida?

-¿Qué miras, usuratonkachi?- preguntó de pronto Sasuke, con la más desagradable de sus entonaciones.

Naruto se sonrojó visiblemente al sentirse descubierto. Cerró los ojos con fuerza. Le dolían cada uno de los insultos del Uchiha, le partían el alma desde el momento en que se dio cuenta que estaba enamorado de él, aunque no fueran más que la manera particular que tenía Sasuke de demostrarle cierto aprecio.

-Tu cara de indiferencia, teme... Te cuentan una historia bonita y tú te limitas a bufar molesto...

-Eso es porque no son más que tonterías- le replicó el Uchiha.

-¿Seguro que ahí dentro late un corazón?- inquirió el rubio con burla, mientas señalaba con la cabeza el pecho de Sasuke.

-Naruto...- le llamó Sakura en un intento de sonar conciliadora. Sabía que las cosas habían estado tensas entre ellos desde que los tres habían vuelto a formar el equipo siete, pero le seguía doliendo verles pelear.

Los dos ignoraron por completo a la chica, absortos en intentar fulminar al otro con la mirada. Sasuke se había crispado visiblemente, y Naruto no pudo menos que sentirse satisfecho. Sabía que su comentario había estado fuera de lugar y que el moreno no se lo iba a perdonar fácilmente, pero le producía un retorcido placer hacer enfadar a Sasuke. Era mejor su odio que aquella infinita indiferencia que mostraba ante todo.

El Uchiha apretó los puños con rabia. Estaba cansado de tener que pelear con Naruto por tonterías, cansado de aguantar sus insultos sin sentido y, peor todavía, cansado de tener que fingir que todo le daba igual. Curvó los labios en una sonrisa retorcida. Esta vez le iba a seguir el juego. Y con un poco de suerte, se acabaría de una vez por todas.

-Realmente, no mereces ser Hokage dobe... alguien como tú nunca podría serlo- replicó con calma y premeditado desprecio. Quería atacar donde más dolía, y sin duda lo había logrado. Naruto le miró con una expresión indescifrable que le provocó un escalofrío. Tal vez se había pasado.

-Chicos...- Kakashi intentó calmar los ánimos con una sonrisa forzada, pero tuvo tan poco éxito como su alumna.

-Retira eso- escupió Naruto con la voz trémula. Sasuke sabía que había aparcado su sueño de convertirse en Hokage por traerle de vuelta, y por mucho que hubiese sido él quien había empezado la absurda discusión, no podía creerse que le replicara de esa manera.

Sasuke se limitó a sentarse sobre la barandilla del puente. Esta vez se había pasado, pero lo hecho, hecho estaba.

-Ya está bien, chicos. No se puede celebrar el festival sin al menos una flor, así que en marcha y no quiero peleas- advirtió Kakashi, temiendo que la cosa acabara peor.

-No voy a moverme de aquí hasta que ese baka me pida perdón- gritó Naruto. Tardó unos segundos en procesar lo que había dicho. Se mordió el labio inferior. Sasuke no iba a pedirle perdón y lo sabía.

-Venga, que no tenemos cinco años- insistió su sensei- En marcha.

-Lo siento Kakashi, un Hokage debe tener palabra, así que aquí me quedo hasta que el Uchiha me pida perdón- insistió Naruto. Tenía que ser consecuente con lo que decía, tenía que demostrar que era digno de confianza, que merecía aquel cargo.

-Sasuke anda, pídele disculpas- susurró Sakura, tomando la mano del Uchiha en un intento de conmoverle.

-No, ha empezado él- se obstinó el moreno, deshaciéndose del agarre de un brusco tirón.

-No tengo tiempo para vuestras tonterías. El que quiera venir que venga- se enfadó Kakashi, y se puso en marcha sin esperar respuesta.

Sasuke le siguió de inmediato. Sakura miró a Naruto con preocupación, pero cuando el rubio negó con la cabeza suspiró resignada y corrió tras su sensei.

En cuanto Naruto los perdió de vista, se abrazó a sus piernas y empezó a sollozar. No sabía porque se comportaba de ese modo tan infantil e irracional, pero no lo podía evitar. Parecía como si su cerebro dejase de funcionar cuando se encontraba en presencia de Sasuke. Recostó la cabeza sobre las rodillas. El aire helado golpeaba en las partes de su cuerpo que no estaban cubiertas, entumeciéndole y dejándolo adormecido. Perdió la cuenta del rato que había pasado así, pensando en todas las cosas que habían pasado desde que el moreno había regresado a la aldea. El insistente ruido de sus tripas le hizo volver a prestar atención a la realidad.

Suspiró. Tenía los músculos doloridos de llevar horas en la misma posición, seguramente se había dormido. El sol había descendido mucho por el horizonte, pronto empezaría a anochecer. Y él había perdido todo un día por una tontería. Se tensó cuando notó tres chakras familiares acercándose al puente.

No tardaron en aparecer Sakura, Sasuke y Kakashi. Naruto pensó que este último le regañaría, pero en lugar de ello le miró con preocupación.

-Hace mucho frío- comentó el peliplateado- Vamos a llevar las flores a Tsunade... ¿Por qué no nos acompañas?- ofreció.

Naruto miró esperanzado a Sasuke, pero este le giró la cara, molesto. Negó con la cabeza, indicando que seguía dispuesto a quedarse allí el tiempo que hiciera falta. Sakura le miró con tristeza, así que enterró la cabeza entre las rodillas para no verla y no volvió a levantar la mirada hasta que se aseguró que se habían marchado. Dejó que los pies colgaran del puente y recostó la cabeza contra la barandilla. Cerró los ojos. ¿Por qué seguía allí? ¿Por qué se había enfadado tanto por algo tan tonto? ¿Por qué no podía tener una vida normal? Notó algo húmedo cayendo sobre él, demasiado sutil como para ser lluvia. Miró hacia arriba y se dio cuenta de que se había puesto a nevar.

-Lo que faltaba- protestó, mientras alzaba una mano para que los pequeños copos se depositaran sobre ella.

La temperatura había descendido considerablemente, pero extrañamente no le molestó, ni el viento cortante que le azotaba el rostro ni la humedad que le iba calando lentamente en los huesos. Por el contrario, la silenciosa danza de la nieve le hipnotizó, atándolo aún más a aquel estúpido puente. Esbozó una pequeña sonrisa. Los copos eran como Sasuke: caían, elegantes e imperturbables, fríos y ajenos a todo lo que podían encontrar en el camino. Seguían su implacable avance, sin importarles lo que pudiesen destruir a su helado paso, cubriendo e impregnando de su esencia a todo cuanto quedaba a su alcance.

Algo caliente y suave le cubrió de pronto los hombros.

-Te vas a congelar- advirtió Sasuke, mientras se sentaba a su lado y acababa de tapar a Naruto con la manta. Restregó los brazos del rubio, en un intento de hacerle entrar en calor- ¿Hubieras preferido que te pidiera perdón?- preguntó dubitativo.

Naruto negó con la cabeza y se apretujó todavía más contra el moreno.

-¿Uchiha Sasuke tragándose su orgullo? Eso hubiese sido difícil de creer...- hizo una pausa, antes de atreverse a mirar a los ojos a Sasuke- Lo siento... a veces me cuesta tanto trazar la linea... Cuando somos tu y yo, y cuando están los demás, cuando puedo dejar salir lo que siento y cuando tengo que fingir que lo que dices no me afecta. Pero me aterra tanto la idea de perderte que a veces no se que es lo que hago- confesó.

Sasuke besó los dorados cabellos, cubiertos por copos blanquecinos.

-No podemos seguir escondiéndonos, Naruto...- respondió con un suspiro.

Habían tenido varias veces aquella discusión. Sasuke quería contar a sus amigos la relación que había entre ellos, no creía que estuvieran haciendo nada por lo que tuvieran que esconderse, pero Naruto insistía en que no podía ser.

-No puedo hacerle daño a Sakura- replicó el rubio- Le prometí que te traería de vuelta... No puedo traerte para luego arrebatarte de sus manos- sollozó, mientras se abrazaba con fuerza al cuello del moreno.

-Sakura es muy fuerte, Naruto. Ella se alegraría por nosotros- corrigió, mientras besaba sus mejillas sonrojadas por el frío. Le gustaba mucho aquel carácter tierno y bondadoso de su rubio, siempre preocupándose por sus amigos antes que por él mismo, pero a veces le desesperaba que se negase su propia felicidad- Anda, vamos a casa- suspiró Sasuke, tratando de ponerse en pie.

Naruto le retuvo, apretando contra su cuerpo las manos que no habían dejado de frotarle en un intento de devolverle parte del calor.

-¿Podemos quedarnos un rato más aquí?- preguntó el rubio- Es que esta nieve... le da al bosque un aspecto tan hermoso, tan irreal... Es como si se detuviera el tiempo, como si pudiera quedarme para siempre entre tus brazos.

Sasuke asintió con un ligero cabeceo y empezó a juguetear con las hebras doradas de Naruto, aspirando su aroma afrutado, mordisqueándolas con aspecto distraído. Ninguno de ellos se movió hasta que sintieron un chakra familiar acercarse a donde ellos se encontraban. Los dos se separaron prudencialmente para recibir a Sakura.

-Sakura-chan...- pronunció Naruto de manera entrecortada.

Los dos chicos se pusieron rápidamente en pie al ver el lamentable estado de la chica. Tenía la ropa sucia y desgarrada, una de las cejas le sangraba y empezaba a formarse un morado a la derecha de su boca. Tenía varios cortes y sangre seca por todo el cuerpo. Se apresuró a hacerles un gesto tranquilizador.

-Sólo hemos conseguido traer tres flores de fuego- explicó a Naruto-. La primera se ha plantado, como cada año, en la tumba de los Hokages, para recordarles allí donde estén la inquebrantable voluntad de la aldea, para demostrarles que su pueblo les sigue amando. La otra se la ha enviado Tsunade al Kazekage, como muestra de buena voluntad. Y la tercera se ha entregado como premio de una Battle Royale- sacó la mano que había mantenido escondida tras su espalda, mostrando el premio de la lucha. Le había costado mucho conseguirla, parecía mentira que algo tan pequeño y frágil pudiese tener tanto valor.

Sakura guardó un largo momento de silencio, en el que miró con ojos suplicantes a Sasuke. Naruto empezó a temblar de manera inconsciente. No sabía cual sería la reacción del moreno cuando la chica le entregase la flor, pero tanto si la aceptaba como si la rechazaba le iba a doler, bien fuera por él o por su mejor amiga.

Sakura cerró los ojos y salvó la distancia que les separaba de sus dos compañeros.

-Por favor, Sasuke... No se exactamente que hay entre vosotros, pero me gustaría que la aceptaras cuando este idiota se decida a dártela- rogó la chica, mientras depositaba la flor en las manos de Naruto. Luego se dio media vuelta y salió corriendo.

Sasuke esbozó una sonrisa.

-Como te atrevas a decir que tenías razón, Uchiha, esta noche duermes en el sofá- advirtió Naruto seriamente, antes de que tuviera tiempo de restregárselo.

-Pero si la cama es mía- protestó Sasuke. Era el rubio el que cada noche se colaba por su ventana y se acurrucaba junto a él.

-Tecnicismos... Eso es sólo porque el señorito Uchiha no se digna a rebajarse y venir a mi casa.

-Tu cama es muy pequeña, dobe- se defendió Sasuke con paciencia. No importaba que hablara o que no, que contestase a sus provocaciones o que intentara hacerle un mimo, Naruto siempre encontraba motivos para picarse. Quería añadir algo conciliador, pero de pronto el rubio saltó sobre él, colgándose de su cuello. Sólo entonces se dio cuenta de que el moreno no llevaba abrigo.

-¿No tienes frío?- se extrañó Naruto.

Sasuke negó con la cabeza antes de responder.

-Ventajas de no tener corazón, supongo- intentó bromear.

El rubio infló graciosamente los mofletes en un puchero enfadado, que desapareció tan rápido como Sasuke le besó con cariño en los labios.

-Entonces... mañana... ¿se lo contaremos a todos?- preguntó Naruto.

Sasuke le rodeó la cintura, apretujándolo más contra él. Había un poco de miedo en aquella pregunta, pero también había ilusión.

-Claro.

-Puede que no todo el mundo se tome bien que seamos pareja- señaló Naruto con seriedad.

-Nunca me ha importado lo que piensen los demás.

Naruto volvió a pensar en la nieve, que continuaba cayendo sin inmutarse por nada de lo que ocurría bajo ella.

-Lo sé... pero a mí me da un poco de respeto- confesó.

-Tenemos esta flor que nos protege- respondió con una pequeña sonrisa.

-Entonces... ¿la vas a aceptar aunque sea una tontería?- se sorprendió Naruto.

-Sólo si eres tú quien me la da- respondió, logrando con ello que el rostro del rubio se iluminara de felicidad. Aceptó la flor que le tendía su novio. Si Naruto creía en ello, si los dos creían en ello, la leyenda podía convertirse en algo real- Y si su magia falla, todavía queda mi voluntad de fuego, que luchará contra cualquiera que te quiera alejar de mí- prometió, mientras le tendía una mano.

Por primera vez, Naruto aceptó entrelazar sus dedos en público, mientras caminaban lentamente hacia la casa del Uchiha. Tendría que buscar un buen lugar para guardar aquella flor de fuego. Al fin y al cabo, gracias a ella había empezado una nueva etapa en su vida, una en la que podría ser feliz junto a la persona amada. Él también pondría lo que hiciera falta de su parte para hacer que aquel cuento se convirtiera en realidad.

Notas finales:

Y así me quedó...

Me salió algo muy sencillo, pero la intención es buena! Lo he hecho lo mejor que he podido ^^

Nos vemos!


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