Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Eterno... por Shadow_

[Reviews - 62]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

OLAAA!!! XDDDDDD.... weeenuaquí está, el fin!!!  Ya no queda nada ^___________^

Espero y les haya gustado, gracias por su apoyo, estoy emocionada. Wenu tal vez nos veamos pronto ya tendré en cuenta eso.

         Shadow

Notas del capitulo:

El primer cap es un prologo y cuenta la historia como pa que se orienten a donde estamos XD. Ah... decir que es un universo alterno, eso nada más.

 

Declaimer:

Naruto y todos sus personajes no son de mi propiedad.... aunque de veras y me gustaría... pero wenu le perteneces a Masashi Kishimoto... aún XD!!

Capítulo 1:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

- … Le estaremos eternamente agradecidos…

 

 

 

 

            Esas palabras cargadas de gratitud consiguieron hacerle perder en sus pensamientos a medida que se acercaba al ventanal observando los jardines y distinguiendo entre ellos la pequeña figura de su hija que en esos momentos se movía de un lado a otro haciendo revolotear su vestido  aparentemente ocupada en oler el perfume de las flores que en ese momento la rodeaban… un paso en falso y vio como la pequeña caía sobre la hierba podía verla llorar cubriendo su rostro con las pequeñas y blancas manitas, casi enseguida una pequeña cabeza rubia surgió entre los arbustos tan brillante como el sol corriendo en dirección a la pequeña peliazul cociéndola y ayudándola a levantarse mientras con sus manitas secaba el rostro pálido y lloroso.

 

   

- ¿Quién es el chico?- pregunto viendo como ahora el pequeño rubio limpiaba el vestido de su hija con esmero hasta dejarla totalmente limpia.

 

 

  - Oh, es Naruto, señor-repuso enseguida contemplando también la escena.    

 

- Cuéntame más.    

 

- Sí… el pequeño ha estado aquí casi desde su nacimiento, tiene una historia muy triste… sus padres murieron en un accidente… y  como no tenía más familiares vivos lo trajeron aquí… los niños  del orfanato lo tratan muy mal... lo culpan por la muerte de sus padres y aunque no lo diga sé que debe sentirse culpable, es un chico muy maduro, ha sabido cuidarse sólo.               

 

          Ahora ambos pequeños corrían de un lado a otro riendo felices tomados de la mano admirando los jardines y disfrutando de aquel hermoso día de verano.    

 

- Naru…-musitó mientras veía como ahora su pequeña hija se giraba viéndole con una expresión de infinita alegría para luego comenzar a jalar del rubio yendo a su encuentro.    

 

- ¡¡Otou-chan!!-gritaba a medida que sus cortas pieriecitas la acercaban cada vez más al mayor que ahora se hincaba para quedar a su altura.    

 

- Hinata-chan, ¿quién es tu amigo?               

 

           Enseguida el pequeño rubio se le acercó captando la atención del señor Hyuga.    

 

- Naru-chan, señor- repuso el chibi sorprendiendo al mayor al ver los zafios que el menor tenía por ojos, tan limpios, tan puros.    

 

- Hola, Naru-chan… Hinata, tenemos que irnos-sonrió luego volviéndose hacia la pequeña peliazul.    

 

- Pero…-al instante la reluciente expresión en su rostro se opacó por un puchero lleno de tristeza.    

 

- ¡¡No  te preocupes Hinata-chan!!-al instante el pequeño rubio se colocó frente a ella con una amplia sonrisa que por un momento consiguió desconcertar a mayor- ¡¡cuando salga de aquí prometo ir a verte-tebayo!!    

 

- Naru-chan    

 

- No te pongas triste, no me gusta- la atajó el menor aumentando aún más su sonrisa- ya verás, nos veremos   antes de lo que   piensas  ¡¡es una promesa-tebayo!!               

 

          Enseguida el rubio extendió su mano mientras la peliazul hacía lo mismo  entrelazando sus meñiques sellando así su pacto ante la silenciosa mirada del padre de la pequeña.    

 

- Bien, nos vemos Naru-chan, cuídate mucho- se despidió el Hyuga permitiéndose desbrochar los sedosos cabellos del menor.    

 

- Voy a extrañarte Naru-chan-soltó la niña abrazando al rubio repentinamente mientras este respondía sin borrar en ningún momento esa sonrisa cálida.    

 

- Y yo… ¡¡adiós Hinata-chan!!-gritó corriendo en dirección opuesta desapareciendo en la lejanía.                

 

 

 

 

 

- Naruto, niño ven aquí deja ya de correr-de inmediato una mano le cogió por la muñeca obligándolo a detener su meteórica carrera.    

 

- Nee!! Que pasa Shizune-chan, Naru-chan quiere correr-soltó el rubio llevándose un dedito hasta la boca en un tierna expresión de circunstancias.    

 

- Tengo una sorpresa para Naru-chan, un señor muy importante ha venido a verte, ¡¡tendrás una familia Naruto!!-exclamó abrazando al menor efusivamente.    

 

- ¿Eh?, una familia-tebayo…-una dulce expresión de sorpresa apareció en sus ojitos- ¿estas segura Shizune-chan?    

 

- Claro que sí- se apresuró a responder sabiendo lo sensible que era el pequeño- ¡¡es increíble!! es un empresario muy importante Naru ¡¡y ha venido especialmente a verte!!               

 

         Caminando apaciblemente consiguieron llegar hasta la puerta del despacho de la rectora del orfanato, Tsunade-sama,  alias “obaa-chan” como le gustaba a Naru llamarle, una mujer de armas tomar con un cariño muy  “especial” por el pequeño rubio. Tras llamar a la puerta esta se abrió dejando paso a una estancia más bien cálida con un amplio escritorio y un sofá que en ese momento estaba ocupado.    

 

- Buenos días Naruto-la voz de la rubia directora del orfanato consigo llamar la atención del pequeño.    

 

- Tsunade-no obaa-chan-repuso el chibi de ojos azules corriendo hacia la rubia deteniéndose a pasos escasos alzando una mano y cerrando sus ojitos en una expresión zorruna- ¡¡Ohayo-tebayo!!    

 

- Saluda a Hiashi-sama, Naruto-repuso la rubia conciliadora sonriendo ampliamente ante el desplante del menor.    

 

- ¿Eh?...-de inmediato sus orbes zafiro se giraron lentamente hasta encarar a la persona que en ese momento descansaba sentada en el sillón encontrándose con un hombre adulto de tez pálida y ojos perlados que en ese momento lo observaba impertérrito consiguiendo que un escalofrío recorriese el cuerpo del más pequeño.    

 

- Buenos días Hiashi-sama-dijo quedito bajando la vista, ese hombre le intimidaba.    

 

- Buenos días Naruto-kun-repuso extendiendo una mano hacia el menor quien la estrechó enseguida.    

 

- Naru, ¿conoces al señor Hyuga?-preguntó la rubia tomando nuevamente ubicación tras el escritorio observando como la tiernas facciones del menor revelaban la duda y curiosidad que acostumbraban.    

 

- No…    

 

- Pues, es una persona muy importante… y-comenzó la rubia tranquilamente, sin embargo se vio interrumpida por la voz grave y firme del Hyuga.    

 

- Quisiera que aceptaras venir a vivir como un integrante más de mi familia-terminó.               

 

         Una amplia sonrisa se apoderó del rostro del menor en ese mismo instante, como si al fin hubiese llegado lo que por tanto tiempo había esperado… su familia, su vida.   

 

- Acepto.   

 

- Estas seguro Naruto-chan-repuso Tsunade sorprendida ante la respuesta casi instantánea.    

 

- Claro que sí dattebayo-una alegre sonrisa tierna y dulce como el mismo rubio se apoderó de su rostro, había llegado de hora de marchar.    

 

- Vamos a casa.                  

 

- Aquí están tus cosas Naruto-kun, cuídate mucho- no pudo evitarlo, necesitaba sentirlo entre sus brazos como tantas veces lo había hecho cuando le hacía dormir después de una de sus acostumbradas pesadillas.    - Tranquila Shisune-chan, ahora voy a estar bien, tendré una familia-tebayo-soltó feliz el rubio respondiendo al efusivo abrazo- Tsunade no obaa-chan…               

 

          Enseguida la rubia arrodillándose frente a él para que quedasen a la misma altura.    

 

- No hagas pasar malos ratos a los Hyuga y procura no ser tan molesto-dijo completamente seria.               

 

        En respuesta el pequeño rubio solo infló los mofletes en una tierna expresión de disgusto.    

 

- Eres mala-soltó enfurruñado.    

 

- Ten…               

 

        Ante la mirada zafiro apareció una pequeña cajita aterciopelada de color negro pequeña y compacta.    

 

- Que es…- la curiosidad reflejada en la mirada.    

 

- Un regalo de tu padre.    

 

- Enserio-tebayo-repuso algo desconfiado, no pocas veces la rubia le había jugado una mala pasada con trucos poco dignos.    

 

- Claro que sí, me lo entregaron cuando llegaste aquí-aclaró la ojidorada depositando la cajita entre las pequeñas manitas.     

 

- Otou-chan…-soltó apreciando la delicadeza que demostraba ese pequeño objeto.    

 

- Es un tesoro… para ti…    

 

- Para mi-tebayo-repuso alegremente y aún con ella entre las manos rodeó con facilidad el cuello de la rubia abrazándola con fuerza, más que una directora para él había sido como una madre.     

 

- Ahora vete- no quería quebrarse ante el pequeño, aquel niño había sido su luz en la oscuridad y ahora se marchaba para iluminar a otros con su compañía, solo esperaba que no sufriera en el proceso.   

 

- Sí…-se separó de ella volviéndose al fin hacia Hiashi  que lo esperaba paciente de pie inmóvil junto a un auto negro, soberbio y corrió hasta él mientras ahora el mayor abría una de las puertas de la parte posterior indicándole que entrara- ¡¡nos vemos dattebayo!!               

 

         La puerta se cerró finalmente dejando ver a la lejanía la figura cada menos distinguible del coche.    

 

- Ahora va a estar bien…                  

 

 

 

 

- ¿Quieres saber algo antes de llegar?, puedes preguntar lo que quieras-la mirada perla veía de reojo como la pequeña cabecita rubia se encontraba fija en la ventana por donde se podía apreciar claramente el movimiento de la ciudad, ya casi estaba atardeciendo.    

 

- No… prefiero que sea una sorpresa…               

 

           Sorprendido ante la respuesta depositó inconscientemente una mano sobre la sedosa cabellera apartándole de paso el flequillo que insistía en cubrir los hermosos ojos zafiro que ahora le observaban atentos.    

 

- Vas a ser muy feliz, lo prometo.    

 

- Gracias Otou-san-agregó el menor dejando reposar su cabecita sobre el brazo del mayor, completamente adormilado.    

 

- Gracias a ti Naru-chan-se permitió acomodarle en su regazo totalmente enternecido por la dulces palabras del pequeño, sabía por su historia que necesitaba algo a que aferrarse y él junto a su familia serían el apoyo que de ahora en adelante lo mantendría.               

 

          Alrededor de media hora después un impecable vehículo negro se detenía frente a las rejas de una enorme mansión comunicando su llegada e ingresando a medida que la reja automática le daba el paso al interior. Tras pasar en medio de unos amplios jardines se detuvo justo frente a la puerta principal, esperando.    

 

- Naru, despierta, ya hemos llegado.               

 

         Abrió los ojos con pesadez al sentir como le movían suavemente obligándolo a desperezarse… estaba cansado y tenía sueño, mas espabiló enseguida al recordar su situación y al tener justo en frente el rostro tranquilo y hasta sereno del Hyuga.

 

 

 

 

 

- ¡¡Gomen!!-soltó enderezándose de donde se había quedado dormido percatándose de que su cabeza se había encontrado recostada en el regazo del mayor.    

 

- No importa, ahora ven, tenemos que llegar… ya debe ser la hora de los regalos…   

 

- ¿Eh?    

 

- Vamos date prisa- extendió una mano desde fuera mientras el pequeño algo confundido la tomaba siendo ayudado a descender y dirigiéndose ahora aún tomados de la mano rumbo al interior.    

 

- Buenas tardes Hiashi-sama    

 

- Buenas tardes…     

 

- Lo estaba esperando señor, la señorita está muy triste… no es la misma de siempre sin usted.    

 

- Lo sé… ¿están en el salón?-preguntó seriamente manteniendo la diminuta manita del rubio firmemente cogida entre la suya.   

 

 - Sí señor… me retiro, con su permiso.               

 

         A paso lento comenzaron a avanzar atravesando amplios corredores y numerosas habitaciones mientras la mirada zafiro se maravillaba de todas las cosas que se hallaban en ese lugar… arreglos florales, trofeos, cuadros… todo a sus ojos era realmente hermoso y enorme, se sentía tan pequeño, tan diminuto que no fue conciente del momento en que se habían detenido.    

 

- Mi hija está de cumpleaños… estoy seguro que te alegrarás de verla.    

 

- Pero…    

 

- Tranquilo, Naru, tu nueva familia, mi familia, está adentro, esperándote… -dijo arrodillándose frente a él y revolviendo con cariño los sedosos cabellos dorados.   

 

 - Sí.    

 

- ¿Quieres entrar?    

 

- ¡¡Sí dattebayo!!    

 

- Bien, así se habla-sonrió levemente con la mirada perlada puesta en la del menor.               

 

         Se levantó y tomando de nueva cuenta la mano del pequeño rubio se dispuso a abrir la puerta del  salón donde ya podía apreciarse claramente las voces de los invitados y que al parecer eran una cantidad considerable.                

 

          La puerta se abrió dejando al paso de la mirad aguamarina un salón de amplia proporciones que en ese momento se encontraba rodeado de personas que iban de un lado a otro, niños corriendo y demás… la mirada azul vagó en todas direcciones apretando inconscientemente la mano de la que ahora se aferraba, estaba nervioso.    

 

- Hiashi, que bueno que has llegado-en ese momento todos los invitados clavaron la mirada en el dueño y señor de la mansión reparando en la pequeña figura que se encontraba de pie a su lado, temblorosa.    

 

- Hinata… ven aquí-soltó el Hyuga sin hacer casi a las insistentes miradas de todos los presentes.               

 

         Casi enseguida una pequeña figura apareció de entre los invitados con un vestido azul a juego con sus cabellos resaltando aún más la palidez de su rostro y el perlado color de sus ojos.    

 

- ¡¡Otou-chan!!-exclamó corriendo a su encuentro deteniéndose de golpe al notar la presencia del chibi rubio a su lado- ¿¿Naru-chan??    

 

- ¿¿Hinata-chan??-repuso el pequeño a su vez totalmente desconcertado.    

 

-¡¡Naru-chan!!-corrió hasta su encuentro lanzándose sin cuidado alguno sobre él cayendo ambos al suelo ante tan efusiva muestra de cariño- ¡¡viniste a mi cumpleaños, viniste a verme como lo prometimos!!    

 

- ¡¡Si-tebayo!! Feliz cumpleaños-soltó devolviéndole el abrazo ante la confusión de los presentes y la satisfacción del Hyuga que veía la escena tranquilo y feliz, al parecer no se había equivocado.               

 

          Cuando al fin terminaron de abrazarse el rubio ayudó a la pequeña a levantarse y sacudiendo su vestido como había hecho la primera vez que la conoció se volvió a encarar al padre de la niña sonriendo ampliamente al comprender que ya no estaría solo.    

 

- Hinata-chan ¿quieres que Naru-chan sea tu hermano?-preguntó le mayor ante la sorprendida mirada de todos los presentes.    

 

- ¡¡Si!!    

 

- Bien…    

 

- ¡¡Ahora eres mi nee-chan!!-soltó el rubio abrazándola sintiendo que su corazón al fin comenzaba a llenarse de amor… de vida…          

 

Continuará…

Notas finales:

Espero y les guste... dejen rew!! por favor... 

 

 gracias, besos, nos vemos!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).