Disclaimer: Gravitation no es mío, su dueña es Maki Murakami. Yo solo escribo esta historia para divertirme y no gano nada con ello más que comentarios.
~Que hiciste~
La recamara de nuevo en penumbras, siempre ha estado así, desde que estoy aquí siempre estuvo oscura, pero mis ojos se fueron acostumbrando a la poca luz. Me levantó suavemente para tratar de no despertarte, despojo mi cuerpo desnudo de las sabanas. Duele un poco, sin embargo no titubeo... me dirijo al baño y con la leve luz que se cuela por las cortinas, me llama la atención un marco sobre la mesa que esta de camino; una foto de ambos tomada hace dos años, dos años en los que todo había cambiado tan de repente y toda la dulzura que habitaba en nuestros corazones se esfumo de un día para a otro, o al menos no me había dado cuenta de la cruel verdad ya que en realidad fuiste tu quien me bajaste hasta ella de un solo golpe. Sonriendo con tristeza, tomo con dificultad algunas prendas y una toalla.
Ayer los dos soñábamos con un mundo perfecto
Ayer a nuestros labios les sobraban las palabras
Por que en los ojos nos espiábamos el alma
Y la verdad no vacilaba en tu mirada.
Giro el grifo de la regadera, el agua comienza a caer, acobijando mi cuerpo para después deslizarse y huir por la coladera. Mis lágrimas caen mezclándose con el agua dulce. Apoyo mi cabeza con pesar sobre el azulejo blanco y brillante, preguntándome por que una y otra vez. El jabón rehuye y de golpe tu presencia me despierta. Tus ojos me miran con despreció tomándome sin cuidado alguno. Una sola pregunta ¿Qué hice ahora? y tu solo dices que soy tuyo sin importar lo demás.
Ayer nos prometimos conquistar el mundo entero
Ayer tu me juraste que este amor sería eterno
Por que una vez equivocarse es suficiente
Para aprender lo que es amar sinceramente.
A mi mente llegan los recuerdos de la noche pasada, solo había llegado un poco tarde... tu estabas escribiendo y como de costumbre había ido a saludarte. Dijiste que no molestara y fui a nuestra recamara. Cuando llegue a ella giraste mi cuerpo y en medio de un beso demandante me partiste el labio, la memoria vivida de la marca hace que inconscientemente mi mano viaje hacia la herida; te das cuenta y vuelves a tomar mis labios abriéndola, la sangre comienza a mezclarse con el agua en medio de nuestros cuerpos desnudos.
Y de nuevo me tomas, gritando con furia el nombre de aquel quien sigue en tu mente, sin distinguir la diferencia entre el y yo, sin recordar que el ya esta muerto y yo estoy vivo, amándote de esta manera que me lastima. Terminas con tu tortura, nuestra tortura... un te amo sale de mis labios, más sin embargo no le prestas importancia alguna y te retiras.
Que hiciste
Hoy destruiste con tu orgullo la esperanza
Hoy empañaste con tu furia mi mirada
Borraste toda nuestra historia con tu rabia
Y confundiste tanto amor que te entregaba
Con un permiso para así romperme el alma
El agua sigue corriendo, mi cuerpo esta adolorido y las marcas de la noche pasada ahora comparten lugar con las nuevas que acabas de hacer. Mis lágrimas no dejaron de correr ni un solo segundo y mis sollozos golpean rebotando en las paredes del baño. Despierto de mi pesadilla con el ruido de la puerta de nuestra recamara azotándose, y sin tardar muchos segundos puedo escuchar el mismo sonido pero de la puerta del apartamento.
Me levanto con rapidez, el agua deja de correr.
Que hiciste
Nos obligaste a destruir las madrugadas
Y nuestras noches las borraron tus palabras
Mis ilusiones acabaron con tus farsas
Se te olvido que era el amor lo que importaba
Y con tus manos derrumbaste nuestra casa
Me arropo, aún con un cuerpo adolorido, y curo la herida de mi boca que ahora solo sangra levemente. La ropa cae sin tregua sobre la cama. Aunque sea mía tiene impregnado tu delicioso olor. Una a una y sin orden, cada prenda cae dentro de una valija, y después tomo todo aquello que me recuerda a ti para colocarlo en otra más pequeña.
Mañana que amanezca un día nuevo en mi universo
Mañana no veré tu nombre escrito entre mis versos
No escuchare palabras de arrepentimiento
Ignorare sin pena tu remordimiento
Miró la habitación dándole una última hojeada, los segundos al girar la perilla son eternos pero ya no hay marcha atrás...
Mañana olvidare que ayer yo fui tu fiel amante
Mañana ni siquiera habrá razones para odiarte
Yo borrare todos tus sueños de mis sueños
Que el viento arrastre para siempre tus recuerdos
Uno a uno, el numero de los pisos se aparece en la pantalla del elevador, como eternos segundos. Las puertas se abren lentamente y salgo del edificio. Camino unas cuantos pasos, y allí, al otro lado de la acera esta un automóvil, esperando. Dentro de él sale uno de los rostros que mi corazón tiene en más alta estima. Me indica que vaya hacia allá. La cajuela es abierta y mis cosas se depositan dentro. Es hora de irnos me dice con ternura y yo doy una última mirada antes de partir.
Las llaves del auto encienden el motor y las llantas comienzan a girar. No lo notas pero yo acabo de verte pasar en tu hermoso auto negro. Seguro subirás y ni siquiera me buscarás, pero ahí, frente a ti encontraras aquel precioso marco y debajo de este una carta que te dice adiós.
Que hiciste
Hoy destruiste con tu orgullo la esperanza
Hoy empañaste con tu furia mi mirada
Borraste toda nuestra historia con tu rabia
Y confundiste tanto amor que te entregaba
Con un permiso para así romperme el alma
Imagino esperanzado, que la desdoblaras, la leerás y de tus ojos, brotaran lágrimas que nunca creíste derramar, al menos no por mí. Miraras las llaves que dejaste a un lado de aquel marco y sin dudar las tomaras y manejaras tu precioso auto negro, buscándome con desesperación.
Primero irás a los lugares a los que suelo ir, a mi trabajo, a casa de Hiro... después irás a nuestros lugares, y al final irás a los lugares que te recuerden a mi. Pero no me encontrarás.
Que hiciste
Nos obligaste a destruir las madrugadas
Y nuestras noches las borraron tus palabras
Mis ilusiones acabaron con tus farsas
Se te olvido que era el amor lo que importaba
Y con tus manos derrumbaste nuestra casa
El automóvil de mi amigo se detiene, yo se lo he pedido. Bajó de él y el solo me mira con curiosidad Dame las llaves le digo y sin oponerse me las da, abro la cajuela y de ella tomo la pequeña valija, ahí, en aquel mirador disfruto de la vista que me da el atardecer, muriendo, reflejado en el río que esta debajo. Mis dedos juegan con un objeto metálico, antes de sacarlo de uno de ellos. Lo dejó ahí, sobre el barandal, y después la valija queda abandonada dentro de un bote de basura. Antes de llegar al auto, giró una última vez, y aquel aro brilla, despidiéndose con una lágrima. Vamonos digo sin emoción. El auto arranca y ya en la distancia vuelvo a girar. Una leve sombra me parece ver. Cierro mis ojos y te imagino.
Y confundiste tanto amor que te entregaba
Con un permiso para así romperme el alma
Desesperado llegas hasta ahí, aquel lugar que nos dio un bonito momento. Bajas de tu automóvil y te paras donde yo estuviese hace poco. Topas con aquel aro, que no es distinto al que tu portas en tu mano. Sabes que estuve ahí, lo corroboras viendo la valija y abriéndola. Vuelves a donde estuve y dejas que tu anillo le haga compañía al mío; sonriendo con nostalgia te vas.
Que hiciste
Nos obligaste a destruir las madrugadas
Y nuestras noches las borraron tus palabras
Mis ilusiones acabaron con tus farsas
Se te olvido que era el amor lo que importaba
Y con tus manos derrumbaste nuestra casa
Ambas argollas caen chocando entre ellas en el viento, después se hunden en el río, hasta el fondo, guardándose para ellas el recuerdo de que alguna vez ahí dos amantes se juraron amarse siempre y que esos mismos amantes se dijeron un adiós por demás necesario, sin olvidar que a pesar de estar lejos ese amor duraría hasta el último día de sus vidas.
~Fin~