Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Más que hermanos por Era_X

[Reviews - 20]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

weno este es un fic que hice después de leer los Elricest que hace purple cherry ^^ una gran amiga a la que quiero mucho *0*.

Este fic completo va dedicado a ella por iluminar mi camino en el Elricest ^^

Notas del capitulo: Siempre fue lo mismo y siempre será lo mismo

De pequeños él había tenido que salir a defender a su hermano menor de los constantes abusos de sus compañeros o de alumnos mayores que él. Al principio le hartaba el hecho de estar recibiendo empujones o golpes por culpa de su hermano menor, pero años después se percató que su hermano era algo que él debía proteger.

           

Su madre había muerto cuando ellos iban en primaria, hasta el momento aquél, ellos no conocían a su padre, hasta que él llegó al entierro de su esposa quien yacía fallecida a causa de una enfermedad mortal. Momentos que Edward, el mayor de los hermanos no olvidaría jamás…

           

Notorias lágrimas caían de sus ojos mientras abrazaba a su hermano pequeño, cuando una gran sombra les cubre por completo. Al percatarse de la llegada de aquel sujeto, Pinako obasan se alejó junto con Winry, amiga desde muy pequeños de los hermanos Elric. Edward, al ver tal acción volteó para ver quién era el perturbador del dolor de ambos hermanos, viendo un gran hombre, de anteojos con cabellera rubia, muy parecida a la de los pequeños hermanos.

-Los hombres no deben llorar por cosas como ésta –resonó aquella ronca voz que provenía de aquel hombre mayor, pero ¿quién se creía que era?, venir hasta acá con esa actitud de querer decir “ya no son bebés”, ¿qué sabía él?... más bien la pregunta era ¿qué no sabían los pequeños?

           

Poco a poco las personas se fueron retirando del lugar hasta que sólo quedaron los dos hermanos, Pinako obasan, Winry y el extraño hombre.

-Pinako san –dijo aquel sujeto –déjanos solos, debo hablar con estos niños.

-Te lo advierto Hoenhein –dijo la vieja tía –son muy duros de tratar.

¿Hoenhein?, ¿eso era lo que había escuchado?, ¿estaba en lo correcto…?

-Lo sé, después de todo, ellos son todo lo que me queda.

Dicho esto Pinako obasan y Winry se retiraron del lugar.

-Muchachos, necesito decirles que… -el gran hombre no terminó de explicar su estadía ahí cuando uno de los niños estalló en gritos de ira.

-¡Tú mal nacido!, ¡Tú mataste a nuestra madre! –sus lágrimas afloraron con más fuerza aún, pero nunca dejó de mirarlo con odio

-Un momento Ed, no es lo que tu crees –trató de dispensarse, aunque el chico no le oyó.

-¡No me trates con tanta familiaridad, que no soy nada tuyo!

-Nii san… -por fin soltaba las primeras palabras del día su pequeño hermano, quién le miraba con demasiada tristeza.

-Ed, déjame explicarte algo –seguía tratando de razonar con el chico, pero sus esfuerzos eran inútiles, los gritos furiosos de Edward se hacían notar cada vez más, así que decidió no esperar a que el niño se calmara y le dijo con voz firme y fuerte -¡Yo soy el padre de ustedes dos!

Edward cayó su voz mientras su pena se hacía absoluta en sí mismo, Alphonse se descolgó del pecho de su hermano y miró a aquel ser tan cruel que les decía aquella semejante barbaridad.

           

Se devolvieron caminando acompañados por aquel sujeto, aquel hombre llamado Hoenhein, aquel hombre que se decía ser su padre, pero era ajeno a los dos hermanos. Los minutos ineludibles y crudos no se detenían, chocaban en los cansados cuerpos de los dos hermanos, de aquellas dos criaturas que sin razón de ser habían perdido su más grande tesoro, su pilar, su madre. Mas, Hoenhein iba sólido, firme y frío, como si esto no le causara nada, como si él fuera una estatua viviente, como si no tuviera sentimientos…

           

Ya en casa, donde los pequeños hermanos habían vivido con su madre, Hoenhein, tomando las riendas de la casa se dispuso a preparar algo de comer a los dos pequeños, sin embargo el cansancio de ellos era mucho más fuerte y se dejaron vencer por los brazos de Morfeo, llevándolos a un profundo, pero nada reparador, sueño.

 

            Desde la puerta los miraba muy atento, mientras el menor de los hermanos Elric despertaba con pequeñas lagrimillas en sus ojos. Se acercó muy suavemente y le dio los buenos días con una mano en la mejilla del menor y una gran sonrisa en su rostro.

-Buenos días, mi querido Alphonse –dijo con una voz nada parecida a la del día anterior, justo en ese momento despertó muy exaltado Edward, Hoenhein le miró con la misma expresión de felicidad en el rostro –Buenos días –volvía a decir muy amablemente Hoenhein. En ese momento se dio cuenta Edward de que él se encargaría de ellos dos desde ahora en adelante…

 

           

Años pasaron sin que Edward pudiera superar la perdida de su madre, sin embargo Alphonse parecía que sí. Cada vez que lo veía junto al suplantador de su madre su felicidad era notoria, no tenía esos típicos ojos de pena que solía mantener mientras estaban en la escuela, aunque a veces amaba ver que ciertas personas le molestaran, así él podría ir a liberar tensiones golpeando a los perturbadores de su hermano.

 

La verdad era que odiaba a Hoenhein, pero tampoco se había dado el tiempo para conocerle bien, se juró que nunca le diría “padre”, pero el hombre mayor no se daría por vencido y dejar que su hijo se fuera de su lado sin antes haberle dado a conocer el porqué de las cosas que había hecho con su madre.

           

En casa Edward ya no pasaba tiempo con su hermano menor, porque la gran mayoría del tiempo lo absorbía Hoenhein y eso no le gustaba. Antes de que muriera su madre, Edward era el que pasaba la mayor cantidad de tiempo con Alphonse, incluso hasta después de su muerte, pero poco a poco Hoenhein fue conquistando a su hermano menor y lo fue arrebatando de su lado. ¡Cómo odiaba aquellos momentos en que Alphonse hablaba de Hoenhein como un verdadero padre!; él nunca antes se había presentado y aún así lo consideraba como tal. Era inaudito, era algo que no le permitiría…

 

Ausente su hermano se sentía muy sólo, extrañaba conversar con él, extrañaba reír, extrañaba sentirse vivo…

 

Anteriormente su hermano y su padre habían salido a la ciudad a hacer las compras del mes. Edward se había quedado en casa, pensando como siempre lo hacía, pues desde que su hermano ya no pasaba con él no hallaba nada mejor que eso, pensar. Pensar en cómo volverse a ganar a su hermano, pensar en cómo ahuyentar ese extraño de su casa, pensar en como serían las cosas si su madre viviera. Ese último pensamiento le destruyó el corazón y sus lágrimas fluyeron desde sus ojos hasta su pecho, el cual estaba cubierto por una simple playera manga corta de color verde. Sus ojos miel fueron nublados por estas intrusas, quienes hacían que el chico diera leves suspiros por su pena, era este momento en el que necesitaba a su pequeño hermano, era éste el Edward que ni Alphonse ni Hoenhein conocían, éste era el niño que aún tenía dentro Edward, el que se sentía abandonado, solo, triste, vacío…

 

Llegaron a la casa Alphonse y Hoenhein, llamado fuertemente a Edward para que bajara, pero al ver que no respondía, Alphonse decidió ir a verle, encontrándole acurrucado en su cama, dormido, presionando su almohada contra su cuerpo buscando las caricias de alguien. Aquella escena le dio mucha pena al menor de los Elric, percatándose de lo solo que se sentía su hermano. Se sentó a su lado y le acarició su mejilla, percatándose que había estado llorando recientemente. La culpabilidad lo inundó y abrazó con fuerza a su dormido hermano, tratando de darle a conocer que no se encontraba solo, haciendo que Edward despertara exaltadamente.

 

Edward vio el rostro de su hermano a quien le rodaban pequeñas perlas brillantes por él.

-Al –dijo Edward algo confuso -¿qué pasó?... ¿es que acaso ese tipo te hizo algo?

El tono de Edward era muy amenazante, a lo que Alphonse negó con su cabeza y se lanzó a los brazos de su hermano.

-Perdóname nii san –dijo el menor de los Elric –siento mucho el haberte dejado solo. Eres lo más importante para mí y te he hecho mucho daño reemplazándote por nuestro padre.

-Al… -Edward no sabía qué responder –Al, cálmate, no llores.

-No Ed, escúchame tú. Hay algo que debo decirte, algo que me ha perseguido desde hace mucho tiempo, algo que me obligó a separarme de ti.

Los ojos de Al estaban demasiado mojados, lo que hacía que tuvieran un brillo especial que le agradaba a Ed, amaba ver a su hermano refugiándose en sus brazos, amaba ver que Alphonse necesitaba de él para ser feliz, amaba a Alphonse…

-Tuve que pedir un consejo hace mucho tiempo a Winry sobre hacer o no hacer algo, algo que nos incumbía a los dos, algo que debí hacer hace demasiado tiempo, pero no sabía cómo. Adoro que siempre estés cuidando de mí, amo que siempre estés tratando de que esté a tu lado.

-¿A qué viene todo eso Al? –dijo algo confundido Edward.

-Déjame terminar hermano, por favor –Edward asintió con la cabeza –bueno, tuve que pedirle a Winry un consejo de amigos, pero no me percaté de que nuestro padre nos escuchaba y a lo que Winry me iba a responder algo, después de haber estado atónita un buen rato, nuestro padre se acercó a mí y me llevó con él. Tuve miedo, demasiado miedo, pero después de un tiempo de conversar con él me dio a entender que me comprendía y que estaría siempre de nuestro lado –Alphonse no paraba de sollozar mientras trataba de explicar a su hermano tantas cosas en tan poco tiempo, estaba nervioso, y sus mejillas habían tomado un color magenta, tanto por las lágrimas como por la vergüenza y el nerviosismo. Tomo aire y continuó –papá todo este tiempo me ha ayudado a darme cuenta de qué es lo que estoy sintiendo, pero tengo miedo. No puedo mentirte, tengo demasiado miedo de que algo salga mal, de que tú te puedas alejar de mí –Alphonse se aferró al pecho de su hermano quien le escuchaba con mucha atención –no quiero que me lo tomes a mal, pero es lo que siento en estos momentos y desde hace demasiado tiempo… nii san yo…

Edward hizo que Alphonse se quedara callado.

-Odié cuando me dejaste por nuestro padre, odié a nuestro padre por llegar de la nada a irrumpir en nuestra casa, en nuestro amor, aquel amor que nos sentíamos mutuamente antes que él llegara.

-Nii san –dijo Alphonse tras las palabras de su hermano.

-Yo era el que siempre te protegía, yo era el que siempre cuidaba de ti, el que te despertaba por las mañanas, el que paseaba contigo, el que te arrullaba por las noches cuando tenías malos sueños…

-Nii san, a lo que quiero llegar es que yo… -vuelve a ser interrumpido por Edward

-Reconozco que estuve celoso, pero es algo que se escapa de mis manos, es algo que me perturba porque siento que puedo dañarte y es por eso que nunca me enfadé porque me dejaras por nuestro padre. Ahora comprendo que mi corazón tiene dueño, y ese dueño eres tú.

Los ojos de Alphonse se llenaron de lágrimas y, sollozante, cayó a los brazos de su hermano mayor, mientras repetía continuamente “ yo también te amo nii san, eres todo para mi, te amo, te amo”.

Edward le abrazó muy fuerte, mientras le acariciaba como si fuera a ser la última vez, como si el mundo se fuera a acabar. Quería permanecer así toda la vida. Edward volvía a llenar ese espacio vacío que había en su corazón, y lloró de alegría por ello.

 

            Mientras desde el marco de la puerta había una figura paternal que observaba contento el hecho de que sus dos hijos llegaran a ser tan felices. No importaba cuánto durara, ni qué tan fuerte fuera su amor, sólo contaba que eran sus hijos y los apoyaría en todo aquello en lo que ellos fuesen felices. Hasta el último día de su vida…

 

Owari

 

Notas finales:

Espero que lo hayan disfrutado, esta es mi primera publicación acá así que... si tienen quejas, críticas, escupos XD todo es bienvenido mientras me sirva para mejorar ^^

Por favor dejen reviews para ver si les gustó y poder seguir subiendo este fic o bien dejarlo hasta ahí o borrarlo ^^

 Gracias de antemano por leer mi fic


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).