Die or Life… how was I to know?
Capitulo número 1: Caprice…
- Estas lista? -preguntaba una voz inusualmente alterada-
- No estoy segura…- respondía con timidez una chica de no más de 17 años, delgada y hermosa, de blanquísima piel, poseedora de unos bellos ojos miel, de pelo largo y liso, color chocolateado-
- Por favor Emeruade no me hagas perder el tiempo! - se encontraba enojada, esta noche no se había despertado de buenas ganas y precisamente ahora su amiga le tenía que dar problemas, después de todo ella había insistido en ir, pero de solo nombrar sus nombres ella se sonrojaba y se colocaba como una colegiala de tímida que se volvía-
- Dakki, tu no comprendes -contestaba esta vez con burla y de una manera aniñada, lo que le faltaba a Dakki, tenerle paciencia a su amiga era cosa de locos, de todas formas ella le tenía paciencia, se conocían hace buen tiempo y se llevaban bien, a pesar de sus recientes estados de colegiala era buena compañía, y más eran las veces que iban por las calles gritando cosas, que a la mayoría de la gente le resultaba incoherentes, para pasar buenos ratos juntas, ellas y las demás, ahora que recordaba debía llamarlas, sin la presencia de Nietzsche era imposible controlar sus niñerías- llamaré a las demás… -mientras que marcaba el número su compañera se dedico a prestarle atención a sus movimientos, y, como mientras esperaba que atendieran se movía al ritmo de la melodía que entonaba, y que tantos recuerdos les traía… Zakuro… cuanto había pasado ya? Cuanto tiempo? Un mes, dos, tres? Para sus familias ellas estaban muertas, olvidadas, nadie vistió de negro, ya no eran esas épocas, las lloraron, a una la creyeron muerta en un incendio, a la otra suicidada en un rió, el resto, desaparecidas, eso eran ahora, muertas en vida, vivas pero muertas-
------------------- Flash Back-------------------------------
Como todos los días, el grupo iba caminando camino a casa, pero a Emeruade algo le había llamado la atención, una persona que la llamaba y que ella había visto en sueños noches anteriores, demasiadas noches, las demás la siguieron a donde se dirigía su amiga, trampa mortal… no supieron como, pero en un abrir y cerrar de ojos cayeron en la inconciencia, las sombras reinaron en sus mentes. No despertaron hasta dentro de días después, sus familiares estaban preocupados, más no desesperados, días pasaron, tres, cuatro, las policías buscándolas y dándolas por desaparecidas. Al quinto día despertaron en una casa antigua, en un cuartucho desastroso, a Motoko le entraron ganas de llorar, en Nabiki entro la desesperación, Emeruade y Dakki miraban a todos lados, algo había pasado, Emeruade se sentía con nauseas y una sed enorme… de ella era la primera la que se habían alimentado, se le veía agitada por la fiebre, pero no vieron a sus captores por ningún sito, cuando desesperadamente Dakki consiguió tranquilizar a las otras dos, entre las tres trataban de cuidar de Emeruade, de verdad que estaba mal… de algo se percataron al colocarla sobre la desdeñosa cama, de dos pequeños agujeros en su yugular, al principio pensaron que era todo una locura, pero después de leer tanto sobre ello lo creyeron posible, no se preocuparon que hora era, trataron lo más posible de no pensar en sus captures, al pensar en ellos les entraba un miedo aterrador que les desgarraba la razón, lo más importante era ahora cuidar de su amiga enferma, tenían hambre todas, pero le cedieron a Emeruade lo que necesitara, se encontraba demasiado delgada, como si no hubiera comido en meses, y las defensas de su cuerpo no estaban de su parte, tampoco no sabían a ciencia cierta cuantos días habían estado allí, solo que eran los bastantes.
Al anochecer temieron lo peor, si de verdad estaban en lo cierto esos seres iban a aparecer por esa puerta… y así lo hicieron, eran entradas las diez cuando aparecieron, no sabían sus nombres, estaban aterrorizadas, hasta Dakki lo estaba, y eso que era la más calmada del grupo… hombres altos, uno por sobre todo, de aproximadamente 30 años o más acompañado de dos más, uno particularmente joven, tal vez de la misma edad de ellas, que miraba a Emeruade fijamente, el otro, de más o menos 20 años, tres eran, ellas cuatro, una gravemente enferma y otras tres lo bastante débiles como para ser reducidas por tres hombres, estaban en desventaja, y en caso de poder salir… ¿Cómo se llevaban a Emeruade?
- Que quieren? por que nos tienen en este lugar? -quiso saber Nabiki, estaba angustiada y su voz lo delataba-
- Pero más importante aun… ¿Qué son? -esta vez fue pregunta de Dakki-
- Seres nocturnos que se alimentan de vidas humanas… es así como se describe en libros… libros como los que ustedes han leído… -contestaba el mayor, por así decirlo- el nombre Daniel Molloy les dice algo?
- Daniel! -Exclamaron las tres al unisolo-
- Y ustedes que creían fantasía los libros… -hablaba el más bajo, y de menor edad-
- Entonces… por que nos tienen en este sitio? Que quieren de nosotras? -preguntaba Dakki, sin comprender-
- Laurent quiere a Emeruade a su lado… como compañera… pero si la convertíamos a ella solamente, caería luego en la locura, ya que no encuentra motivo para estar en este mundo si no están sus amigas, por ese motivo…
- Nos convertirán a las cuatro…-murmuraba impactada Nabiki-
- Estas en lo cierto… mi nombre es Félix y este pequeñazo es Laurent-
En cuestión de segundos había dejado a las tres bajo sus colmillos medio desangradas así las mantuvieron por cuatro días más, si bien no le guardaban rencor a Emeruade, estaban libres… las seis, después de que llegaran al quinto día, Emeruade estaba al borde de la muerte misma, diez días con un gravo de anemia grave, sus amigas estaban menos graves, esta vez se había agregado otro integrante, solo que las cuatro lo desconocían, más tarde para su sorpresa descubrirían quien era, esa noche Laurent había llegado primero, tomando a Emeruade como si de una pieza de cristal se tratara siguió torturando el cansado corazón de ella, tragando su vida, sus amigas creían que se había arrepentido de su decisión y ahora venía a acabar con la vida de todas, pero no, justo en el instante que su corazón no soportaba más, se alejo de ella, hizo un corte en su cuello e hizo que bebiera de el, a los pocos minutos Emeruade se encontraba bebiendo de Laurent, secándolo de sangre, hasta que Laurent la aparto, había bebido más de lo que el le había arrebatado tanto en esta ocasión como en la anterior, cuando tuvo las fuerzas suficientes para levantarse la vio, allí esplendorosa, parada y viva, se quedo en ese sitio, erguida mirando los cuerpos de sus amigas, en un momento el pensó que ella se iba a alimentar de ellas, pero no, solo se coloco a su costado, sentada mirando al vació, sus ojos habían adquirido nuevo color antes eran de un color café claro, ahora tanto a la luz de la luna como en la oscuridad se le veían de color miel y su cabello era de color chocolateado y no castaño claro como antes, estaba delgada, mucho más delgada de cuando la había traído allí, pero se veía exquisita, de moldeada figura, su pelo conservaba su liso, a pesar de que el sabía que lo poseía de rizos y que ella se lo planchaba, ahora lo llevaría por siempre como se encontraba ahora, le daba una lastima no poder saber que era lo que pensaba, pero no le importaba, quería el saborear su sangre hasta el punto de muerte, y con ella devorar sus recuerdos, eso tormentosos recuerdos que ella poseía de su infancia, bloqueados por su mente. Pero Emeruade quedo silenciosa, en esa instancia mirando al vació durante los cinco días siguientes, no hablaba y bloqueaba su mente a Daniel y los demás, tal como lo había previsto, ella había caído irremediablemente en la locura y debían convertir a sus amigas luego, además que la vela de sus vidas de estaba apagando. Daniel opto por Nabiki, Félix por Motoko y por último Louis a Dakki, si Louis también se encontraba con ellos. Emeruade, recién en ese momento acepto salir a cazar con las demás, pero no habló, era una muñeca de trapo, Dakki la guiaba, cuando Laurent se aproximaba a ella Emeruade lo repelía y se exaltaba, pasaron dos semanas… cuando salieron a cazar las cuatro, Motoko llegó corriendo a la casa en la que se refugiaban llamando a Laurent.
- Laurent! Laurent!
- Que paso? -preguntaba levantando la vista de un libro antiguo-
- Emeruade… Emeruade se le ha escapado a Dakki, no sabemos donde se ha metido!
- Como dices! Debe estar en alguna parte! Dime tu… que dicen sus pensamientos?
- Solo piensa en Nietzsche! En ella solamente… pero ninguna de nosotras sabe donde vive! -respondía exaltada-
- Yo iré por ella -contestaba sereno-
Y la encontró… en casa de Nietzsche se hallaba, tal como lo predijo, tanto la quería? Tanto? Estaba en un rincón de la casa a oscuras, llorando y Nietzsche tirada en el piso a medio metro de distancia, cuando lo escucho aproximándose le callo encima.
- Laurent! No puedo… ni matarla… ni traerle aquí… ¡no puedo! Hazlo tu! Si tanto me quieres hazlo tu! - ha! Su voz se escuchaba tan de chiquilla, como si poseyera 14 y no 17, pero a la vez estaba tan desesperada... el no podía darle lo que ella pedía-
- No lo haré… - más lagrimas sanguinolentas resbalaban por sus mejillas de porcelana, su rostro se veía contorsionado en dolor-
- Yo no lo soportare… por favor… por favor- pedía lastimeramente, soltando su agarre en el y cayendo al piso- yo no lo soportare… no lo soportare… no… lo soportare… por favor… no la dejes morir… tráela a mi lado, sino yo me voy con ella…
Tras estas ultimas palabras… el accedió, de todas maneras Nietzsche consiguió sacarla de ese estado de silencio y locura, podían ver su risa, que había veces en la que tenían que callarla, por lo estrepitosa que llegaba a ser. Ahora eran nueve, no se encontraba indicios de rencor en ellas pero algo estaba mal, tarde o temprano las gemelas se enterarían y lo más probable es que se enfadarían, mira que convertir a cinco adolescentes con todo un futuro por delante… era un capricho. Pero eran en cierto modo una pequeña asamblea, cada vez que Laurent mencionaba esto Emeruade lo corregía y le decía que eran una familia, el no la contradecía, no podía, era imposible contradecirle después de lo que el había hecho: quitarle del transcurso de la vida. Había algo más que recientemente le inquietaba, esas dos Emeruade y Nietzsche habían noches en las que no aparecían luego llegaban hablando en un código extraño, solo ellas se entendían. Una noche las siguió, llegaron a una casa donde una muchacha las esperaba con la ventana abierta, solo con una vela y al entrar ellas dos mantenía abierta la ventana, así el pudo escuchar todo e identifico de inmediato con quien estaban hablando… Fanny, ella era un amiga personal de Emeruade quien estaba entre los brazos de ambas extasiada mientras que ellas bebían de ella, solo un poco, para después darle gotitas de su sangre en un beso arrebatado… la ira Laurent no la contuvo ¿Cómo era posible, que hicieran tamaña cosa? Quiso destrozarle el pescuezo a Fanny y Nietzsche, pero si lo hacía Emeruade volvería a caer en el estado de su transformación, o aun peor, se encontraría con ellas… solo aguanto, mientras miraba receloso, Emeruade se dio cuanta de su presencia invitándolo a entrar, cuando este se sentó en la cama, ella lo atrajo hacía si besándolo bebiendo uno del otro, el éxtasis completo, también bebió de Fanny y convido de su sangre a ella, mientras que esta lo besaba entregándosele en un abrazo mortal. Irremediablemente Laurent convirtió a Fanny, por decisión propia. De ese modo eran diez.
------------- Fin Flash Back--------------------
- Contestan? -preguntaba saliendo de su transe-
- No… ahora si, vengan todas, reunión.
- Kimi to oikaketta yume no daisuki… ato sukoshi, mou sokoshi, kono mamade yada yo sayonara mata aeru hi made ato sukoshi mou sukoshi… -interrumpida por Dakki de un golpe suave-
- Ya calla que me tienes harta de esa cancioncilla… - un sonido de un cuervo cerca, era Emeruade, ante esto ambas largan a reír (una vieja talla, la explicare al final xD), mientras que ellas se están riendo entra Louis a la habitación, ahora no vivían en esa vieja casa, sino que vivían en el sector alto de la ciudad, entre lujos, fuera del alcance de la civilización, llega con el pelo desordenado y las ropas sucias. Paran las risas dirigiéndose Dakki a besarlo castamente en los labios, siendo recibida por el- deberías tratar de no ensuciar siempre tus ropas -comenta mientras lo sacude y le arregla el pelo recogiéndoselo en una coleta-
- Cuanto tardan los demás… estoy aburrida… - sale de la habitación y se dirige al auditorio, en el se encontraban variados instrumentos comprados por Laurent, todos ellos para Emeruade y las demás, violines, pianos de cola, guitarras eléctricas y acústicas, teclados, bajos, baterías, en fin instrumentos que pedían, instrumentos que ellas deseaban en su vida mortal aprender a tocar y que ahora, gracias a sus poderes lograban manejarlos a la perfección, Emeruade tomo el violín y empezó a interpretar una melodía, esa melodía por la que deseo, cuando era mortal, al escucharla aprender a manejar el instrumento para poder interpretarla y sin querer, lloro por su mortalidad perdida, interrumpió la tocata y salió, ya sabía donde ir para alivianar un poco su tormento, deseaba verle, deseaba decirle que no podía volver, pero que estaba viva, que no se angustiara pensando en donde estaba su hija mayor, iría donde su madre.