Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Silent Whisper por Fujiwara_Midori

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Aunque parezca mentira, aún hoy me cuesta creer que hide-sama se haya marchado. Escucho su voz en mi cabeza y, al cerrar los ojos, las lágrimas sinceras se derraman por mis mejillas y siento que está acá, a mi lado, cantando susurrado en mi oído. Hace 9 años que se fue, partió al cielo para convertirse en el ángel que era; fue tan grande el dolor que a duras penas pude contener mis lágrimas. No tengo reparos en decir cuánto le amo.

A veces, al cerrar los ojos le veo, sonriente, y sonrío yo también mientras alguna lágrima se escapa de mis ojos. hide, siemre te recordaré. Ten por seguro que, mientras haya gente que te recuerde, tu voz y tu guitara seguirán sonando. Y, mientras yo viva, tú seguirás vivo en mi corazón. Te amo, Pink Spider.

 

Aquella mañana me había despertado con un sentimiento extraño en mi interior; no sabía de qué se trataba, tan sólo era... extraño. Mezcla de melancolía y angustia, una presión que me oprimía el pecho. Sentía que algo iba a suceder, pero no sabía con exactitud de qué podría tratarse. Quizás estaba trabajando demasiado. Aún era reciente el final de X Japan, el momento en que Toshi me dijo “Quiero dejarlo”; la tristeza seguía vagando por mi corazón. Mi sueño de banda de rock se había roto en pedazos. Sentí frustración, sentí que mi mejor amigo, mi amigo de la infancia, me había traicionado. No eran buenos tiempos para mí. No quise hablar de ello después de la rueda de prensa; ahora tenía un proyecto nuevo y muchas bandas que producir. Por esta razón, decidí marchar por un tiempo a Los Ángeles. Recuerdo perfectamente el momento en que lo terminé por decidir, hide tuvo mucho que ver en ello.

------------------------------------------------------ >>>>>><<<<<< ------------------------------------------------------ 

Estábamos en el estudio, preparándolo todo para el último concierto. De repente, hide se giró y me habló, con esa gran sonrisa que parecía estar grabada en su rostro y su voz cariñosa y divertida.  

-Yo-chan, anímate. No es el fin del mundo. Sabías que tarde o temprano el sueño iba a terminar –se acercó y se sentó a mi lado- No te enfades con Toshi, él tomó su decisión y tenemos que respetarla. ¿Por qué no dejas de comportarte como un crío y haces las paces con él? –yo me quedé en silencio; estaba realmente enfadado con Toshi y, en esos momentos, prefería no volver a verle jamás- Yo-chan, me parece realmente increíble que el más maduro de nosotros sea precisamente yo. –rió. Su risa resonó en todo el estudio. Tan libre y pura.- ¿Sabes qué vamos a hacer? Haremos un nuevo X Japan. Eso es, es lo que haremos. 

-¿Qué? –yo levanté la vista y le miré, incrédulo ante sus palabras- ¿Un nuevo X Japan?  

-Sí. Dentro de un tiempo, cuando todos podamos compaginar nuestros trabajos, buscaremos un nuevo vocalista y X Japan estará de nuevo haciendo rock. Imagínalo, Yo-chan –sus ojos brillaban tan resplandecientes, que era imposible ver otra cosa que no fuera la luz que irradiaban- Expandiremos nuestra música al extranjero; no haremos sólo conciertos en Japón, sino que también haremos giras por América y por Europa. Yo-chan, será maravilloso. 

Le miré. Parecía un pequeño niño hablando de lo que haría en la tarde, al jugar con sus amigos, o hablándole a su madre del papel que había conseguido en la obra de teatro de la escuela. Un niño ilusionado. Vi en él un rayo de esperanza. Lo estaba haciendo por mí. Yo sabía que todo aquello lo decía tan sólo para que yo estuviera mejor y me animara. Se lo agradecí tanto en ese momento. Sin embargo, no creí que aquello pudiéramos hacerlo realidad. Ya no. Sin Toshi ya nada sería igual. 

-hide-chan, suena muy hermoso... ¿Sabes una cosa? Desearía poder hacerlo realidad pero, sin Toshi no será igual. Jamás encontraremos una voz como la suya. Yo sólo escribo para su voz, lo sabes. Ninguna otra voz puede expresar los sentimientos que plasmo al escribir. Yo... hide-chan, yo... 

-Yo-chan, no seas cruel. Yo sólo intento animarte, hacerte ver que hay algo más que X Japan, algo más que Toshi, que vale la pena luchar por un sueño nuevo, y tú me pones pegas a todo. Sabes que sólo quiero lo mejor para ti. Quiero que seas feliz. ¿Por qué tienes que ser tan impulsivo con todo? Ni tan siquiera sopesaste la idea antes de rechazarla. 

-Lo siento...  

-No, Yo-chan. No tienes que disculparte por nada. Es sólo que... –dibujó nuevamente esa sonrisa que siempre me cautivaba- ¡ay, Yo-chan! Eres tan infantil que a veces pienso que estoy cometiendo adulterio. 

Le miré extrañado, viendo cómo empezaba a reír a carcajadas, y no pude evitar reírme yo también. Su risa, sus bromas, eran como un soplo de aire fresco en mi vida. Le quería tanto. Siempre supo restarle importancia a los mayores problemas. De repente, dejó de reír y me miró, aún con la sonrisa en el rostro; se levantó y agarró mi rostro tan dulcemente como siempre lo hacía. Sus suaves manos acariciaron mis mejillas y luego mis labios; se inclinó y me besó. Almíbar. Daba igual lo mucho que hubiéramos fumado o el sabor de la comida anterior. Sus labios, sus besos, siempre sabían a almíbar. 

Rompimos el dulce beso y se sentó en la silla que había ocupado antes; posó sus manos sobre mis rodillas y, alegremente, me lo propuso. 

-Yo-chan, vente a Los Ángeles conmigo. Ven a vivir conmigo –yo le miraba con los ojos muy abiertos, sin saber qué decirle.- Vamos. Tanta impulsividad y ahora te quedas parado. Yo te ayudo con la respuesta: “Claro que iré contigo. No lo dudaría ni un instante. Viviremos en América y siempre estaremos juntos” –rió ligeramente, esperando que le dijera algo. Cómo dudarlo. Por supuesto, acepté en seguida. Vivir los dos juntos para siempre. Eso sí era el verdadero sueño a cumplir. 

------------------------------------------------------- >>>>>><<<<<< ------------------------------------------------------

Al despertarme y sentir esa extraña sensación, no sé por qué, pero la imagen de hide llegó hasta mi mente de una forma tan nítida que, si cerraba los ojos, casi podía tocarle. En ese momento, él estaba a miles de kilómetros de allí. Había tenido que regresar por unos días a Japón para grabar algunos temas de estudio. También le harían una entrevista para hablar de sus proyectos de futuro. Antes de irse me dijo: “Yo-chan, te llamaré todos los días... o te escribiré cartas, depende del tiempo que tenga.” Lo último que le escuché antes de marcharse fue su risa, pura e infantil. Sin pronunciarlo, tan sólo moviendo los labios, me dedicó un “Aishiteru”.  

Como todos los días desde que hide regresó a Tokio, me senté en la cama, esperando su llamada. Tardaba un poco más de lo acostumbrado en llamar. Inconscientemente, pensé si le habría ocurrido algo; o puede que, tras la grabación, hubiera ido directamente a la cama. Estaría agotado, iba a estar todo el día grabando. Sin notarlo si quiera, empecé a dar vueltas por la habitación, inquieto porque no llegaba su llamada. Respiré profundamente y sonreí. Sólo pensaba tonterías. Fui hasta la cocina y me preparé un té mientras encendía mi primer cigarrillo de la mañana. Miraba el teléfono con fijeza, insistentemente, como si, con tan sólo mirarlo, pudiera hacerlo sonar. La presión en mi pecho seguía y esa sensación de lo que pudiera pasar volvió a rondar mi cabeza. Me puse nervioso, tenso. Quise llamarle, pero no tenía el teléfono del estudio. Vagando entre mis cavilaciones, el ruido del teléfono interrumpió. Era él.

------------------------------------------------------ >>>>>><<<<<< ------------------------------------------------------ 

-Moshi moshi. 

-Yo-chan, qué rápido contestaste hoy. ¿Me estabas esperando? 

-hide... claro que sí –respiré tranquilo. Al fin llamaba- Normalmente me despiertas, pero hoy tardaste un poco más en llamar. ¿Estás aún en el estudio? 

-Sí, pero ya terminamos. Ahora los chicos y yo vamos a ir a tomar unas copas. ¡Necesito alcohol en la sangre! –gritó como si de un maníaco se tratase. Después rió como siempre, dulcemente- Yo-chan, ¿qué harás hoy? 

-Oh, verás. Hoy vendrá a recogerme un chico muy guapo. Tengo una cita con él, ¿sabes? 

-Ah, ¿sí? ¿Y cómo es? ¿Es el típico americano con el típico pelo rubio y los típicos ojos azules? –siempre me seguía el juego. 

-Sí. ¿Cómo lo supiste? –reímos- Puede que me enamore de él. Mi novio está lejos, pero no creo que le importe... ¿o sí? 

-No creo. Tu chico es muy liberal. Es más, puede que él también se enamore de cierto guitarrista pelirrojo al que no le quita el ojo de encima –escuché cómo se separaba del auricular y gritaba: “¡Eh, Kiyoshi! ¿Escuchaste eso? Esta noche habrá sexo.” Se volvió riéndose. Yo también reía. Siempre alegre, me contagiaba su risa- Yo-chan, mañana vuelvo. No te vayas a olvidar de recogerme en el aeropuerto. 

-¿Cómo me voy a olvidar? ¿A qué hora vuelves? 

-Humm... allá serán las 18:00 p.m –escuché cómo alguien del grupo le llamaba, o quizás fuese su hermano- Me voy, Yo-chan. Trabaja duro y mantenme la casa limpia –volvimos a reír, nada podía ser totalmente serio con él- Aishiteru. 

-¿Zutto? 

-Zutto –aunque pudiera parecer una tontería, pude sentir la sonrisa dibujada en sus labios en ese momento. 

------------------------------------------------------ >>>>>><<<<<< ------------------------------------------------------ 

Tras hablar con él, el peso que sentía en mi interior se aligeró un poco, pero no terminó de irse por completo. Yo ya me sentía feliz y calmado con tan sólo escuchar su voz. Me dormía todas las noches esperando tan sólo el momento de su llamada, esperando únicamente el murmullo de su voz, esperando sentir su sonrisa y dibujarla en mi mente.  

Una vez hube colgado el teléfono, aún con su risa haciendo eco en mi mente, me duché y partí hacia el estudio. No había mucho que hacer ese día, pero fui de igual manera; no podía estar parado sin hacer nada, menos aún sin que hide estuviera a mi lado. Junto a él sí podía estar sin hacer nada. Recuerdo días en que despertábamos temprano y él me decía: “Yo-chan, hoy no tengo ganas de ir al estudio. Quedémonos en la cama todo el día, teniendo sexo y pidiendo comida al restaurante de la esquina”. Yo simplemente afirmaba. Y eso hacíamos. Pasábamos todo el día juntos. Eran pocos los días que podíamos hacer eso, así que siempre lo aprovechábamos, sin pensar que al día siguiente tendríamos que dar alguna excusa un poco creíble y trabajar lo que no hubiéramos hecho. 

Justo antes de llegar al estudio de grabación, antes de abrir la puerta del edificio, miré a mi derecha y observé el azul e inmenso mar que se abría ante mí. hide adoraba el mar; se podía pasar horas y horas tan sólo observando cómo las olas rompían en la orilla o en las gastadas rocas de algún acantilado. Su expresión maravillada y su rostro me embriagaban. Muchos de sus poemas se le ocurrían mientras veía el mar. Solía decir: “Me siento tan pequeño cuando observo la majestuosidad del océano. Me siento mucho más pequeño que cuando observo la inmensidad del universo. ¿Verdad que es extraño?” 

Al abrir la puerta, noté como si algo quisiera impedirme la entrada a aquel lugar. Un escalofrío recorrió mi espalda. Entré sin darle mayor importancia. Pensé que, quizás, hubiera sido una simple corriente de aire que se había colado por alguna ventana o puerta que hubieran dejado abierta. Sin embargo, cuantos más pisos subía en aquel ascensor, más inquieto estaba; aquella sensación seguía sin abandonar mi cuerpo.  

A lo largo del día, terminé trabajando más de lo que tenía previsto y estaba realmente agotado. Tan sólo tenía ganas de llegar a casa y acostarme. El trabajo se alargó y terminé saliendo cuando ya había caído la noche. Mañana llegaría hide. Tenía tantas ganas de volver a verle, que únicamente deseaba cerrar los ojos y que ya fuese mañana. Le anhelaba tanto. Anhelaba sus manos y sus besos. Lo primero que haría sería darle un gran beso. Sí. Todo me daba igual. Me daba igual si alguien podía vernos. Necesitaba probar nuevamente sus dulces labios de almíbar. 

Conducía por las ruidosas calles de aquella ciudad singular y cosmopolita sin prisas. Llevaba la radio apagada porque no quería que su ruido entrase a borbotones en mi cabeza, donde oía claramente la voz de hide. Cuando por fin llegué al apartamento, a aquel pequeño e íntimo apartamento de la última planta que hacía que la luz de la luna y las estrellas entrara por los grandes ventanales que daban a la terraza, me fijé en que la luz del contestador estaba parpadeando. Me molestó, nunca supe utilizar bien esa clase de aparatos. Mientras caminaba hacia él, algo me paralizó. Sentí un miedo repentino que no sabría explicar. Era como si ya supiera de antemano lo que me iba a encontrar en el mensaje dejado. No podía moverme. Creo que estuve así unos diez minutos antes de pulsar el botón. Finalmente, tras pulsarlo, escuché el mensaje. 

“Yoshiki... soy Hiroshi... por favor, llámame cuando vuelvas... hide... hide... Por favor, llámame” 

Me quedé ahí, justo ahí, frente al teléfono, mirando al vacío. Su hermano me había llamado y sollozaba. Sollozaba y hablaba de hide. En ese momento, aún sin saber lo ocurrido, mi corazón se partió. Lo sentí, sentí cómo se partía en pedazos. Y dolió. El sentimiento de aquella mañana ahora inundaba toda la estancia, la única diferencia es que, ahora, no se trataba sólo de un sentimiento; se había convertido en una realidad. 

Aún no sé cómo, agarré el teléfono y, con el miedo invadiéndome por completo, marqué el número de su hermano. Estaba temblando de arriba abajo; apenas tenía fuerzas para mantenerme en pie y tuve que sentarme en la cama, asiendo el teléfono con ambas manos. Sonaba y sonaba, pero nadie lo descolgaba. Por mi mente pasaron mil y una posibilidades, pero dentro de mí sabía que sólo había una posibilidad. Por fin descolgaron. 

------------------------------------------------------ >>>>>><<<<<< ------------------------------------------------------ 

-Moshi... 

-... –moví mis labios, pero nada salió de ellos. 

-Yoshiki... ¿eres tú?  

-hide... Hiroshi-san... ¿dónde está hide? –hablaba sin saber cómo. Sentí ganas de llorar sin saber aún por qué. 

-... –tomó aire; yo contuve la respiración. Preparado para el golpe- ¿No has escuchado la radio? –no le contesté. Continuó hablando, al tomarse mi silencio como un “no”- Anoche... anoche salimos de copas y... ya sabes cómo es... se pasó un poco y le dejamos en su apartamento... –empezó a llorar y yo ya no podía aguantar las lágrimas, que salían de mis ojos sin yo notarlo- Mierda, únicamente le dejamos una hora solo... una hora... 

-¿Dónde está hide?  

-Yoshiki... lo siento de veras... hide ha muerto, Yoshiki... murió... –lloró, lloró desconsoladamente y yo me quedé en shock; no podía ser cierto. Era algo imposible. 

------------------------------------------------------ >>>>>><<<<<< ------------------------------------------------------ 

No escuché nada más aparte del ruido seco que hizo el teléfono al resbalarse de mis manos y caer al suelo. Así me sentí yo, como si alguien me hubiera dejado caer desde mucha altura y ahora estuviera tirado, sin importancia. No recuerdo demasiado de esos momentos. Aunque suene extraño, lo único que podía escuchar en mi mente era su voz llamándome para que despertase. Intenté despertar, pero todo fue inútil. Estaba en la realidad. hide había muerto. En aquella cama que compartíamos, rodeado de tanta oscuridad, iluminado únicamente por la luz lunar, ahí quedé yo, sentado, consumiéndome por las lágrimas. Creo que jamás había llorado tanto en mi vida. 

Aún en shock, no avisé a nadie y cogí el primer vuelo que encontré hacia Tokio. Tenía que llegar allí, tenía que verlo con mis propios ojos. Seguía sin querer creerlo. No quería creer que la persona que amaba ya no volvería a mi lado, que ya no volvería a escuchar su voz por las mañanas; no volvería a oír su risa infantil. Esto no podía ser tan cruel. Me sentía como si mi alma estuviera fuera de mi cuerpo y me llevase siguiendo todo el camino hacia Tokio.  

Al llegar, me dirigí directamente hacia el hospital donde se encontraba, aún con la estúpida e irreal esperanza de que todo fuera una broma cruel y hide fuera a aparecer detrás de mí diciéndome que todo era un juego. Saqué fuerzas de donde no tenía y entré en el hospital. Todos estaban allí. Sus padres, su hermano, Toshi, Pata, Heath, Ryuichi. Al ver la expresión en el rostro de todos ellos, sentí que no debía derrumbarme; tenía que ser fuerte. Por ellos. Por sus padres. Por mí. Entré en la sala de espera en silencio, deseando, por una parte, no ser notado, ir directamente hacia donde estaba hide. Su madre, al verme, me llamó y yo quedé paralizado al instante. Veía su rostro, envuelto en un manto de tristeza y lágrimas, mientras caminaba hacia ella. Me sentía observado por todos los que allí se encontraban, es como si estuvieran esperando mi reacción ante todo. Quedé junto a ellos y miré a Toshi; él se acercó a mí y me abrazó. Ahí rompí a llorar en ese momento. No pude parar al sentir que mi amigo, al que tanto había echado de menos, se había acercado a mí y había tenido aquel gesto. 

Una vez pude calmarme y paliar mi llanto en el abrazo de aquel amigo, me volví hacia Hiroshi, pidiéndole que me dejase verlo. Su hermano me indicó que le siguiera. Llegamos a una sala totalmente rodeada de un blanco impoluto. Sentía que las fuerzas me abandonaban de nuevo cuando vi dónde se encontraba. Miré su rostro, tan pálido y sereno, totalmente en calma, como si estuviera tan sólo durmiendo. Estaba tan tranquilo. Sin darme cuenta, ya me había quedado a solas en la habitación, junto a hide. hide... Acaricié su rostro, con la vana esperanza de que, al sentir el contacto de mis manos, despertase. Pero no despertó. Le llamé; le dije: "Eh, hide-chan, despierta. Despierta. Tenemos que volver a casa." Pero hide no me hizo caso. No despertó. No abrió los párpados para dejarme ver sus dulces ojos color chocolate. "hide-chan, si no despiertas ahora mismo, me enfadaré contigo. Por favor, despierta y dime que es una broma. Por favor." Mis lágrimas caían y salaban su rostro. Delicadamente, sequé una que había caído sobre sus labios. Sus labios. Sus labios sabor almíbar; aquellos labios que no volvería a probar. Rogaba porque despertase, pero todas mis súplicas fueron inútiles. No quería hacerme caso. hide podía ser muy cabezota en ocasiones. Al mirarle los labios, me di cuenta de que había una marca en su cuello. Pasé mi mano temblorosa, de forma delicada, por esa marca. "Eso debió dolerte, ¿verdad? ¿Qué estuviste haciendo? hide-chan, tienes que ser más cuidadoso." Sin ponerle mucha cuenta, pensé que desearía probar una vez más sus labios. Bajé hasta ellos y posé allí mis labios. Apenas duró unos segundos. Aún sabían a almíbar. Sonreí. hide aún sabía igual. Acaricié una vez más su rostro y quedé allí, parado nuevamente, sólo observando su expresión, observándole por última vez. Comprendí que jamás volvería a verle; que jamás volvería a escuchar su voz; nunca más me despertaría junto a él por las mañanas; ya no sería lo último que viera por las noches. Ya no habría nadie que me llamase con voz dulce. "Yo-chan, aishiteru... zutto." 

Celebramos su funeral tres días más tarde. Había prometido a su familia que sería un funeral íntimo y bello, justo lo que se merecía hide. Yo mismo me encargué de todo. Realmente fue algo muy hermoso. Muchos amigos de hide acudieron. En el fondo, en lo alto, colocamos una gran foto suya; debajo, sobre una plataforma, estaban todas sus guitarras, una junto a otra. Todo estaba decorado con cientos de flores, rojas, blancas. Delante de toda la ornamentación se encontraba su féretro, impoluto. Fue una ceremonia muy emotiva. Estaba tan cansado que ya ni tan siquiera me daba cuenta cuando las lágrimas resbalaban por mi rostro. Sinceramente, aún esperaba que todo fuera un mal sueño, una pesadilla. Allí, sentado junto a su familia, cerré los ojos por un momento e imaginé que estaba a mi lado. Sentí cómo se sentaba junto a mí, vi su sonrisa, sus ojos resplandecientes. Movió sus labios y, en un silencio susurrado, me lo dijo de nuevo. "Yo-chan, aishiteru." Sonreí amargamente.  

Sentado al piano, mientras escuchaba cantar a Toshi 'Forever Love', las lúgubres lágrimas empañaban mis oscuras gafas y gotas saladas caían sobre las blancas teclas del instrumento. No sé cómo mis manos, temblorosas aún, no se habían parado en mitad de la melodía. No sé cómo fui capaz de seguir tocando. Era tan extraño. Era como si estuviera viendo la escena desde arriba; mi alma parecía flotar sobre mi cabeza y, nítidamente, pude ver la escena. Era tan hermosa y trágica a la vez. Todo estaba en tinieblas, sin embargo, una brillante luz iluminaba el lugar de hide, haciéndole grandioso, recibiendo la atención. Toqué las últimas notas de la melodía y me quedé sentado, no tenía fuerzas para levantarme. Mi alma tuvo que regresar a mi cuerpo; era el momento de darle la última despedida. 

A la salida, la claridad del día me deslumbró, haciendo que cerrase mis ojos ocultos tras las gafas, provocando una renovada imagen de hide en mi mente. Seguía llorando, en silencio. Todo estaba lleno de gente, de fans que se habían acercado a despedir a su ídolo. Podía oír sus llantos, sus gritos, sus súplicas. Las conocía bien; yo también supliqué porque despertase. “hide-chan, despierta, por favor. Despierta. No me dejes. ¿Por qué te vas sin mí? Juntos para siempre. Lo dijiste. Por favor, abre los ojos y ríe. Te lo suplico, hide... te lo suplico...”  

Tengo borroso ese día, es como si sólo recordase los momentos en que su imagen y su voz acudían a mi mente. El resto, creo que actuaba impulsado por la fuerza de su recuerdo. Casi no podía hablar y tuve que salir allí para calmar a la gente que había venido a despedirle. ¿Cómo iba a calmarles si ni yo mismo podía controlar mi llanto? Era todo tan surrealista. “¿Qué haré sin ti ahora, hide? ¿De dónde sacaré fuerzas para vivir? ¿Por qué la muerte te arrancó de mi lado?” Desde entonces, no he hecho más que recordarle todos los días de mi vida durante estos nueve años. Nueve años sin él... esto parece una cruel pesadilla de la que quisiera despertar. Aún hoy, me duermo esperando despertar por la mañana con él a mi lado. Aún hoy, creo escuchar su voz. 

------------------------------------------------------ >>>>>><<<<<< ------------------------------------------------------ 

-Yo-chan... Yo-chan, despierta –oía su voz, tan claramente, que creía tenerlo a mi lado. Noté una suave caricia sobre mis labios. Almíbar- Despierta. ¿Hasta cuándo piensas dormir? 

-¿hide? –miré incrédulo a mi costado. Está aquí. No... no lo puedo creer. 

-Claro, ¿es que querías meter a otro en nuestra cama? –rió. Sí, era, sin ninguna duda, su risa infantil- Yo-chan, hoy no tengo ganas de ir al estudio, quiero quedarme y... ¿Yo-chan? ¿Te ocurre algo?  

No lo pude evitar. Me lancé sobre él y le abracé con todas mis fuerzas, llorando. Todo fue una pesadilla. Está aquí, a mi lado. Lloré de alegría porque al fin había logrado despertar del mal sueño. 

-hide, te eché tanto de menos... no me dejes nunca, por favor. 

-Yo-chan, ¿por qué lloras? –agarró mi rostro como siempre hacía; tan suave, tan dulce. Vi de nuevo sus profundos ojos color chocolate y una calidez me invadió- ¿Me echaste de menos? Pero si yo no me he ido a ninguna parte. Siempre he estado a tu lado y siempre lo estaré. Nunca voy a dejarte. Te lo juro. 

-hide-chan, tuve un sueño horrible. Una pesadilla –al recordarla, nuevamente brotaron lágrimas de mis ojos- Soñé que te habías ido... que me habías dejado solo. Soñé que habías muerto... que, aquella vez que fuiste a Tokio, ¿recuerdas? En mayo de 1998... soñé que habías muerto. Y yo lloraba y no podía contenerme, y únicamente rogaba porque despertaras y... hide, fue tan cruel todo –hundí mi cabeza en su pecho. Entonces me di cuenta. Su corazón no latía. Alcé la vista para preguntarle qué pasaba y vi su gran sonrisa dominando su rostro. 

-Yo-chan... –hablaba mientras me sonreía y, lentamente, acariciaba mi cabello- En verdad, nunca me fui de aquí –llevó su mano hasta mi pecho- ¿Tú lo recuerdas? Ese día sí fallecí, pero nunca pude abandonarte. Mi querido Yo-chan. Escuchaba tus súplicas y tus llantos, y no pude dejarte, no tuve fuerzas para marcharme del todo. Por eso, el día de mi funeral, me senté a tu lado y te sonreí, diciéndote que te amaba. Yo-chan, te dije que estaríamos juntos para siempre, y eso es lo que va a suceder. Siempre que me recuerdes, yo estaré dentro de ti. Sólo tienes que cerrar los ojos y me verás, y podrás escuchar mi voz cuando te digo: Yo-chan, aishiteru... zutto. 

Cálida sensación. Tacto suave. Labios sabor almíbar. 

----------------------------------------------------- >>>>>><<<<<< ----------------------------------------------------- 

Desperté. Miré a mi alrededor. No había nadie, tan sólo las blancas paredes. Mis ojos le buscaban todas las mañanas, pero nunca le encontraban. Otra vez había tenido ese sueño, igual que todos los días. Al menos, aunque hubiera muerto, podía verle siempre que quisiera, al cerrar los ojos. No me había dejado solo; durante todo este tiempo, siempre estuvo a mi lado, como me había prometido. Él también me hizo prometerle algo. “Yo-chan, prométeme que, por mucho dolor que sientas dentro de ti, por mucho que pienses que ya no vas a poder más, sacarás fuerzas del rincón más pequeño de tu corazón y seguirás adelante. Prométeme que no vendrás conmigo y yo te prometo que siempre estaré ahí, junto a ti. Juntos para siempre.” 

Él sigue aquí, en mi corazón. Cumplió su promesa y yo cumplí la mía. Mientras él estuviera a mi lado, yo seguiría adelante. Lo haría por él. Lo hago por él. Nueve años alojado en mi corazón, y cada día siento que le amo más. Es una promesa. Juntos para siempre. 

------------------------------------------------------ >>>>>><<<<<< ------------------------------------------------------ 

I just wanted to stay with you

I just wanted to feel your breath of grace

I didn’t know what to do

I couldn’t say anything

When consciouness returned

Everything had been washed away by the tide of time, even you

But the scars of memory never fade away

I can’t stop loving you

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).