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¿Que sera de ti? por Renna xD

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Notas del fanfic:

Puede que se enreden, asi que lean con cuidado ^^U

Notas del capitulo:

Hace tiempo que habia pensado en esta historia, y casi la habia olvidado por completo hasta que un día lo recorde y me dispuce a escribirla.

Solo puedo decir, que es una historia romantica... el titulo viene de una canción del mismo nombre.

Es un Gackt x Hyde

lean con atención, puede ser un poco confuso al comienzo... ^^U

 

Qué será de ti
Cambiaste sin saber toda mi vida
Motivo de una paz
Que ya se olvida
No sé si piensas tú en mi
Como yo en ti

Melina León

 

By Renna

Se sostuvieron la mirada por algunos segundos. Sintiendo que por fin lograban experimentar nuevamente, el mismo lenguaje cómplice de las miradas.

Sus ojos marrones se cerraron. Un suspiro lo abandono.

Había soñado tanto con este momento, idealizándolo, convirtiéndolo en una novela de amor, apasionada y envolvente.

¿Se acordara de mí?

Mordió su labio, levanto la cabeza para contemplarlo nuevamente.

El ha logrado lo que yo no he podido. Me ha olvidado.

Ya no le miraba a él, si no a una muchacha de rizos que leía junto a la ventana. Cabizbajo, nostálgico y un poco desanimado tomo asiento frente al recibidor. Pensando en que lo mejor era olvidarse de el asunto. Una sonrisa melancólica se dibujo en sus ovalados labios.

Aun llevaba la ilusión de encontrar en él, la misma imagen de aquel entonces.

Del joven delgado, de ojos castaños, cabello color brea y extraña sensibilidad, ya no quedaba nada. El adolescente había cedido su lugar al hombre. Había dejado de ser un niño.

Yo también.

~

 

Estaba algo mareado, aquella noche. En parte por el alcohol, pero mas que nada tanta gente, me sofocaba. No había podido encontrar un mejor escondite que aquel casino, de la nada había aparecido frente a mis ojos. Llamándome.

Me afirme en la barra, todo había comenzado a nublarse. Me sentía mareado, débil y comencé a creer que me desaplomaría en cualquier momento. La neblina opacaba poco a poco mis ojos, y mi cuerpo temblaba provocándome terror. No sabía que era lo que me estaba pasando.

Y de entre todo ese mar de sensaciones te vi, tras todo ese gentío tu bella figura resurgió, como un delfín de las aguas dulces.

Sonreías, agradeciendo pude suponer. A una mujer extravagante que te lanzaba miradas insinuantes desde su lugar.

Aparentemente estabas cansado, aburrido y llegue a pensar, "te pareces a mi".

Levantaste la mirada, y luego de recorrer el lugar, te detuviste en mí. Me observaste, y dejaste mi alma desnuda. Penetraste con esos ojos mi pensamiento. Y en un solo segundo me llegue a cuestionar, si acaso tú también te sentías vacío. Si alguna vez habías llegado a creer que eras solo un cuerpo hueco incapaz de sentir, como yo. Si habrías comprendido que los golpes no eran una muestra de amor, ni una muestra de deseo. Terminando por creer que la felicidad no existía y aun así fingiéndola, aunque no la conocieses. Alguna vez habrás pensado "quiero morir".

Ese no eras tú, era... yo.

~

 

 

Lo contemplo con sus ojos azules. Tan falsos como la indiferencia, que había intentado fingir ante él. Se acerco inseguro de lo que hacía, actuaba por instinto, tal y como aquella noche lo había hecho.

Se sentó de espaldas al pequeño hombrecillo, el mismo que tantos años llevaba perturbándolo.

Estaba tan cerca de él, que podía escuchar su respiración a algunos centímetros.

La noche de diez años atrás se materializo frente a sus ojos.

Ya no recuerdo su nombre, la mujer de llamativo vestuario, me hacia gestos para que me acercara. Era un cliente habitual, visitaba a menudo el lugar con su marido. Acudí como mi trabajo mandaba y ofrecí mi ayuda.

-Ves ese hombre de allí.- me dijo, apuntando a un obeso hombre que jugaba a la ruleta.- ese es mi marido y cada vez que vengo, me deja aquí sola durante toda la noche.- Asentí y ella saco una gran suma de dinero.-Dime.- me pregunto.- ¿cuanto ganas aquí?.

Comencé a deslumbrar sus intensiones, no me sorprendieron. Muchas como ella venían hasta aquí en busca de eso. Una noche, que podían costear a cualquier precio y sin ningún pudor. Necesitaba dinero, pronto viajaría lejos de aquel lugar y de todo lo que me había acontecido allí. Y aquel fardo de billetes, comenzaba a resaltar toda la juventud, que esa mujer había perdido con los años.

Ella me sonrió y yo le respondí, pensé en que no debía pensarlo tanto, solo debía aceptar. Me disponía a hacerlo, cuando te vi.

Nos observamos por un instante, y sentí como tus ojos sacudieron mi cuerpo. Me hiciste señas desde la barra y como si me hubieses embrujado, negué la petición de aquella mujer y corrí hasta ti.

-¿Estas bien?.- te pregunte, al notarte algo pálida, tu solo negaste y apuntaste la salida. Di por entendido que solo querías huir de allí.

Yo también. A donde vayas tú iré yo.

Mi mirada recorrió centímetro a centímetro tu blanca piel. Eras más brillante que la luna que nos alumbraba esa noche. Tus finas cejas y la extensión de tus pestañas. Llevabas el cabello recogido, dejando que la helada brisa jugara con tus rizos.

-¿Se siente mejor?- afirmaste con una sonrisa, pude notar que te habías ruborizado.

Eres hermosa.

No sé que fuerza sobrenatural me impulso, tome tus rostro entre mis manos, y luego de saciarme de tu belleza, te bese. Fue un beso fugaz, pero completo. Lleno de matices, dulce y suave. Devorando tu boca, te robe el aire y te sentí caer en mis brazos, desvaneciéndote como una flor marchita. Me separe de ti, confundido por esta sensación que calentaba mi sangre y no me dejaba controlar mis actos.

Me miraste, estabas agitada y tus mejillas sonrosadas. Cerraste el largo abrigo que llevabas y te acercaste a mi cuerpo, te encerraste en mis brazos, te fundiste en mi pecho.

-Vamos a otro lugar.- esas palabras salieron de mi boca, sin pasar por mis pensamientos. Y casi convencido de que te negaría o saldrías corriendo. Te vi. sonreír, otra vez. Tus ojos me transmitían palabras que tus labios se negaban a decir.

Tiraste de mi camisa, y me miraste... llenándome de ternura, de un amor que solo aquella vez logre experimentar. Y que hoy recuerdo con angustia.

Corríamos bajo la noche, tomados de la mano. Dejando atrás tantas cosas. Intentábamos olvidar, nuestras vidas, olvidar que éramos unos simples desconocidos que se necesitaban mutuamente aquella noche.

Llegamos a un hotel cercano, desesperados, extasiados.

 

~

 

 

Hyde apretó sus ojos, no debía llorar.

A donde había ido su firmeza, la valentía de la que había presumido tantas veces tener.

-Creí, siempre creí que la próxima vez que nos encontrásemos estarías sonriendo. Y que tus ojos dejarían de despedir tristes gotas de mar.- sus voz blanda, esa que erizaba sus bellos, desconcertaba sus sentidos y que ahora recaía en sus oídos.-No hagas que mi pequeña ilusión se desperdicie.

El pequeño hombre levanto la mirada, dejando al descubierto sus rojizos parpados. Desnudando nuevamente esos grandes ojos, que brillaban con la intensidad del sol que acababa de escapar de entre las nubes y que ahora se reflejaba en sus lágrimas, atravesando ventanas, puertas, paredes.

-Sat... Gackt.-una corriente eléctrica recorrió su cuerpo, al sentir el contacto de las manos del otro cantante con las suyas.

-Ves, dije que cuando más me necesitases estaría aquí.- dijo con una sonrisa, la misma que había opacado cualquier mal esa noche, la misma que lo había enamorado aquella vez.

Devorándose con la mirada, olvidando que el tiempo no se detenía como su vida en aquel momento, se abrasaron. Se susurraron cosas al oído, y recordaron con felicidad esa vez que se habían encontrado en aquella habitación, en la misma cama.

~

 

 

Estabas sentada sobre la cama, mirando el suelo, dejándome ver tu timidez que me provocaba aun más. Mi cuerpo pedía el tuyo, y con la certeza de que tu pedías lo mismo. Me acerque a ti, delineando el contorno de tus labios con mi lengua. Sosteniendo tu cuerpo, adentrándome en tu boca. Percibiendo el sabor del licor, y convencido de que ya nada nos separaría, bruscamente te apartaste de mi.

 

 

-¿Que sucede?-Me preguntaste, al momento que huí de tu cuerpo, de tus besos.

-Dime, ¿como te llamas?

Pude ver el desconcierto en tu rostro, había guardado silencio desde que nos habíamos encontrado, justamente por temor a esto.

-Creíste que era una chica.- agregué, sintiéndome rechazado solo al ver tu expresión.

-Si...

Me sentí herido, apuñalado. Tu voz había sonado tan áspera que creo que había alcanzado a herir mi piel. ¿Quieres marcharte?, te pregunte. Tu solo negaste con la cabeza, dejando que el silencio desgarrara mis pensamientos. Me levante decidido a marcharme, pero tu voz me detuvo, llenando el vacío sin fondo que Sakura había dejado.

-Satoru, me llamo Satoru... Y tú..., me dirás cual es tu nombre.

-Hideto...

 

Hideto, jamás en todos estos años, en ningún momento de estos días, olvide tu nombre. Resonando en mi mente como un eco, sin fin. Haciéndome más fuerte, convirtiéndome en el hombre que soy hoy.

 

En ningún segundo me importo el hecho de que fueses un hombre. Simplemente me desconcertó que eso me enloqueciera más. Que me hiciese desearte con mayor intensidad que antes. Me levante de la cama, me acerque a tu rostro y levantándolo conseguí llamar tu atención. Tu mirada apacible, parecía buscar en mí una respuesta a todo lo que nos estaba pasando.

Bese tu cuello, tire de tu largo abrigo y levantándote, te lleve al centro de la cama. Comencé a hacer un recorrido con mis dedos por tu piel, era tan blanca, que parecías haber sido esculpido en un cubo de hielo. Concordando con el frío sabor que llegaba a mis sentidos.

Liberando tu cuerpo de las prendas que encerraban tu ser, fui encontrando poco a poco las marcas, que de seguro eran la causa de tu dolor físico y mental.

Te negué la oportunidad de ocultármelas, no dije nada, solo me dedique a dejar caer pequeños besos sobre tus heridas. Imaginando así, que podía hacer desaparecer las angustia que llevabas dentro. Ya desnudos sobre la cama ahogándonos de nuestra belleza, sonreíamos convencidos solo por ese instante, que ya nada nos separaría.

Me uní a tu cuerpo en una sola penetración, tu pequeña silueta se levanto como un arco iris después de la lluvia. Tuve la impresión de que me complementaba por primera vez con otra persona. Mi sexo se había adentrado en tu pequeña cavidad, como si fuese una pequeña llave en una cerradura. Me sentí como si fuese la única persona capaz de abrir esa puerta, y dejar escapar tus instintos, tu deseo, el erotismo de tus movimientos entre las sabanas húmedas, olientes a lujuria y desenfreno.

Revolcándonos en la oscuridad, e intentando olvidar que éramos solo dos cuerpos inertes, que no pensaban, pero que se movían incapaces de controlar sus actos. Caímos rendidos, abrasados.

Ya no nos comunicábamos con las palabras, ni siquiera con la mirada, solo el tacto y el gusto de nuestras bocas encontraban respuesta a cualquier pensamiento que nos invadiese.

Hideto, sonreía bobamente con los ojos entre cerrados, mientras una de sus manos intentaba alcanzar el techo de la habitación, tal vez el cielo.

-¿Que haces?, intentas alcanzar el cielo.

-Ya lo he hecho.- respondiste con una sonrisa, acercándote, pidiéndome que por última vez uniésemos nuestros labios antes de separarnos.

~

 

 

Gackt y hyde se miraban, mientras solo una tenue luz caía sobre ellos, alumbrando una pequeña parte de sus cuerpos. Acababan de reconstruir paso a paso el pasado. Solo habían sido necesarios unir sus mentes en una sola.

-Ya lo he hecho.- dijo el alto hombre, recostado en la cama.

-¿Que cosa?

-He llegado al cielo.- respondió, extendiendo una de sus manos hasta alcanzar el rostro de su acompañante.- casi puedo tocar a los Ángeles.

El pequeño hombre rió, posando su mano sobre la de Gackt.

-Esa noche "Te ame". Después de ti, ya nadie ha logrado llenar el vacío en mí.

-También te ame, y aun lo hago.-agregó el pianista, uniendo sus labios, como lo habían hecho esa ultima vez.

Hubiesen estado durante toda la noche enredados entre somnolientos abrazos, sintiéndose ligeros, volando en la ilusión de aquella felicidad, que alguna vez el bajo cantante había reclamado no conocer.

Pero de pronto todo eso se acabo en un instante, el móvil de Hyde había comenzado a entonar una melodía que les recordaba que esto no era eterno.

Gackt le miraba desde la cama, intentando plasmar cada parte de su cuerpo en su mente. Dibujándolo en una acuarela, llenándolo de luces y de sombras. Casi reviviendo la juventud que aun le acompañaba y la inocencia que persistía en seguirle.

-Tengo que irme.- dijo por fin al terminar la conversación. Se vistió apresuradamente y sin dar mas tiempo, a otras palabras que solo harían mas dolorosa las despedida, salio de la habitación.

Gackt aun tumbado en la cama, miro hacia la puerta, y sonriente dijo:

-Si he de esperarte diez años más. Lo haré mi ángel, estoy seguro de que valdrá la pena.

 

 

 

Siempre cuando me necesites estaré ahí, solo debes de recordarme, Hideto.

Siempre iras conmigo Satoru. Siempre... jamás te olvidare.

Notas finales:

Bueno y fin...

espero les haya gustado byes

dejen reviews ^^

 


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