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AMOR Y CELOS por nurikosan

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Los primeros rayos del amanecer caen sobre el cuerpo de un chico moreno tirado en mitad del parque con la ropa destrozada dejando ver grandes moratones por todo su cuerpo. Esta totalmente inconsciente y la mitad inferior de su cuerpo reposa sobre un charco de agua y barro. En su cabeza se ve una herida abierta de la que ha manado la sangre reseca que cubre parte de su cabellera. Sobre su espalda reposan varias hojas secas que el aire ha depositado al arrancarlas de los árboles cercanos. Una de sus manos descansa sobre la hierba con el puño fuertemente cerrado, en un intenso afán de proteger lo que guarda en su interior. Durante un par de horas permanece en ese estado hasta que alguien le gira y examina atentamente, llegando a la conclusión de que no tiene nada roto. Comienza a sacudirle suavemente hasta que logra hacerle volver en sí.

- Hola, ¿puedes verme?

- Si - responde con voz pastosa por el dolor y la desorientación- ¿Dónde estoy?

- En el parque y por las apariencias diría que te han dado una paliza. ¿Cómo te llamas?

- Ikki Kido.

- Yo soy Camus, y ahora que nos hemos presentado formalmente, te llevaré al hospital para que te cosan esa cabeza. ¡Arriba muchacho!

Camus pasa un brazo por las axilas de Ikki y lo levanta fácilmente para una vez que esta en pie, pasarle un brazo por la cintura y llevarle medio andando medio arrastras hasta su coche. Le mete en el asiento del copiloto y enfila al hospital. Le deja en urgencias y se dirige a la sala de espera donde saca un café de la máquina y sentándose con uno de los periódicos gratuitos esperar pacientemente a que salga por su propio pie. Al cabo de un par de horas le ve en la puerta de la sala buscándole con la mirada, por lo que deja el periódico en una de las sillas y se dirige hacia él sonriendo.

- ¿Mejor? - pregunta señalando el vendaje de su cabeza.

- Si, muchas gracias. Solo tengo magulladuras y unos cinco puntos en la cabeza. Gracias por ayudarme.

- No hay de que, tengo por norma tratar a los demás del mismo modo que quiero que ellos me traten a mí. ¿Quieres que te lleve a algún lado?

- Ya he abusado demasiado de tu generosidad, cogeré el metro.

- Nada de metro, te llevaré a donde me digas. Hoy es mi día libre y no tengo nada que hacer.

- De acuerdo, pero solo si aceptas una invitación a comer. Soy un gran cocinero, y es la única manera de pagarte este favor.

- De acuerdo, acepto encantado.

Ambos se dirigen al coche y toman asiento en sus respectivos lugares. Camus se incorpora a la caótica circulación en la dirección que su nuevo acompañante le indica.

- ¿Puedo preguntarte una cosa?

- Claro, ¿de que se trata Camus?

- Ese medallón, cuando te encontré lo guardabas fuertemente en tu puño, intente abrirte la mano pero me fue imposible. ¿Qué significa para ti? ¿Es algún recuerdo?

- Si - responde Ikki acariciando la estrella de cinco puntas y retirando la cadena rota- es el único recuerdo que tenemos de mi madre.

- ¿Tenemos?

- Mi hermano pequeño y yo. Nos compró uno a cada uno. En la parte de atrás llevan nuestros nombres grabados.

- En ese caso entiendo que lo protegieras con tanto ahínco. ¿Por qué te golpearon? Y lo más importante ¿tienes idea de quien ha podido ser?

- Querían robarme. Accedí a darles la cartera, el reloj y demás cosas que llevaba, pero cuado quisieron esto me rebele y nos enzarzamos en una pelea. Y lo siguiente que recuerdo es tu rostro mirándome preocupadamente en el parque.

- Por tus palabras deduzco que eran varios. Debes ser un buen luchador para haber salido tan airoso de unos atracadores.

- No se me da mal. Aprendí a sobrevivir muy pronto, además tenía que proteger a mi hermano menor.

Continúan hablando de cosas sin importancia hasta que Ikki le dice que gire a la derecha y aparque por donde pueda. Ikki es el primero en saltar del coche para abrir el camino hacia la casa seguido por Camus. Suben al tercer piso en el ascensor y justo antes de que el primero termine de abrir la puerta, esta es abierta bruscamente por un muchacho que se lanza en sus brazos.

- ¡Hermano! - exclama preocupado al verle cuando se separa- ¿Qué te ha pasado? Anoche no viniste a dormir, estaba muy preocupado por ti. ¿Dónde has estado?

- Tranquilo Shun, estoy bien. Al volver a casa intentaron robarme y me líe a golpes con ellos. Me dejaron inconsciente y así he estado hasta que este amigo me ha encontrado y llevado al hospital, para después traerme a casa. Le he invitado a comer, espero que no te importe hermanito.

Shun mira por primera vez al hombre que está tras su hermano y sonríe ruborizándose al tiempo que extiende su mano hacia él.

- Encantado de conocerle señor...

- Soy Camus - dice estrechando la mano que le tiende-, y tutéame, no soy tan viejo para que me llames señor.

- Hermanito ¿nos dejarás pasar a casa o tendremos que quedarnos todo el día en la escalera?

- Lo siento, claro que podéis pasar.

El chico se aparta para cederles el paso y cerrar la puerta mientras el mayor guía a su nuevo amigo al salón. Una vez están todos en la habitación Ikki se dirige a la cocina para salir con una cerveza bien fría y un refresco para su hermano.

- Shun, quédate con Camus mientras me ocupo de la comida. En un par de horas estará lista. - Se vuelve hacia el segundo- ¿Hay algo que no te guste o no puedas comer?

- Tranquilo, todo me gusta.

Con un asentimiento de cabeza el mayor desaparece nuevamente en la cocina, esta vez para no volver a salir. Mientras Shun hace rodar la lata de refresco entre sus manos nerviosamente, sin apartar la mirada del invitado de su hermano.

- ¿No deberías estar en clase jovencito? - pregunta Camus sobresaltando al muchacho.

- Terminé mis estudios el año pasado - responde serio tratando de parecer mayor- Estoy licenciado en historia antigua.

- Una elección fascinante, pero me temo que con pocas salidas laborales.

- Eso es cierto, pero afortunadamente mi hermano trabaja y con lo que gana vamos tirando. ¿Y tú que haces?

- Tengo una pequeña empresa conservera.

- Ohhh, que interesante.

- Te aseguro que no hay nada de interesante en una cadena de enlatado de pescado. Pero es algo que da dinero, la gente tiene comer y cuanto más fácil se lo pongas más les gusta.

Continúan con la charla animadamente sin percatarse del paso del tiempo hasta que Ikki sale de la cocina ataviado con un divertido delantal para pedirle a Shun que le ayude a poner la mesa.

- Shun - le dice cuando están solos en la cocina- me alegro que te caiga bien Camus.

- Es encantador hermano, y un hombre muy interesante.

- Si, esa es la impresión que tuve cuando le vi por primera vez. ¿Qué te parece si le invitamos a menudo a visitarnos?

- Me parece una gran idea hermano.

Ambos hermanos ponen la mesa y sirven la comida sonriendo satisfechos ante la aprobación de Camus a la comida, especialmente el mayor. Durante la comida continúan con su animada charla, estallando en risas varias veces, y poniendo en un pequeño aprieto a Camus al encontrarse este con la mirada de los dos hermanos posada sobre él, deslizándose apreciativamente sobre su cuerpo. Cuando terminan los tres recogen la mesa y la cocina para tomar un café bien cargado con un trozo de pastel.

- Bien, chicos ha sido un placer conoceros. Espero volver a veros pronto.

- Nosotros también estamos encantados de haberte conocido - dice Shun acercándose y dándole un beso en la mejilla- Esto por haber ayudado a mi hermano mayor. Muchas gracias Camus.

Camus sonríe y revuelve dulcemente el verde cabello de Shun, para luego despedirse de los dos hermanos y marcharse, no sin antes haberles dado su número de teléfono móvil.

- Shun, ¿por qué has tenido que besarle?

- Quería darle las gracias por su ayuda.

- Solo necesitabas decírselo, no tirarte a sus brazos.

- Ikki, no me he tirado a sus brazos, además ya que nos ponemos así, tú no has dejado de mirarle durante toda la comida.

- Me gusta ver la cara de las personas cuando me hablan...

- Si claro, por eso te quedabas con el tenedor a medio camino mirándole comer embobado, ¿crees que no me he dado cuenta?

- Mira quien fue hablar - exclama el mayor- ¿Quieres más agua Camus? ¿Quieres más patatas? ¿Quieres más carne? Shun en ningún momento has dejado de atosigarle con tus continuas atenciones.

- Yo no le he atosigado, solo he sido amable y atento con él.

- Hmmmm, esta bien hermanito, pero la próxima vez intenta ser menos agobiante.

- Y tú no le mires tan fijamente.

El mayor le mira seriamente para acabar estallando en risas siendo seguido por el otro al instante. Cuando por fin se calman, deciden salir a dar un paseo por los alrededores y de paso comprar provisiones y algunas cosas más que necesitan.

Los días van pasando tranquilamente para los tres hasta que una tarde Camus recibe una llamada en su móvil. Antes de contestar comprueba el número y sonríe al constatar que es el del pequeño Shun.

- Hola Shun, ¿qué tal te encuentras?

- Muy bien Camus. Te llamo porque quería invitarte a una celebración. ¡Por fin he encontrado trabajo!

- ¡Eso es estupendo! ¿Dónde y a que hora quieres que este?

- ¿Qué tal sobre las ocho en la placa del kilómetro cero? ¿Te dará tiempo a llegar o prefieres que sea más tarde?

- Allí estaré. Hasta dentro de un par de horas.

Ambos cuelgan simultáneamente con una gran sonrisa. El primero por haber encontrado el valor necesario para llamarle y sobre todo por haber sido aceptada su invitación, y el segundo por saberse importante para ese muchacho tan lindo, en el que no ha dejado de pensar un solo día.

Por fin llega el momento del encuentro y ambos llegan puntuales como un reloj. Shun esta vestido con unos vaqueros que marcan a la perfección sus largas piernas y una camisa negra con una cazadora vaquera. Camus lleva un pantalón negro con una camisa blanca y una chaqueta negra, todas las prendas convenientemente ajustadas para remarcar su perfecta musculatura y la belleza de su cuerpo.

- Felicidades por el trabajo - le dice con una gran sonrisa al tiempo que le tiende una pequeña caja delicadamente envuelta.

- Gracias, ¿esto es para mí?

- Así es Shun, espero que te guste.

El muchacho abre con nerviosos dedos el paquete encontrando en el interior de la caja una preciosa pluma.

- ¡Es preciosa! - exclama cogiéndola con mucho cuidado- Ya solo escribiré con ella. Muchas gracias Camus, pero no tenías que haberte molestado.

- No es una molestia, solo quería que tuvieras algo que te hiciera pensar en mí en las largas horas de tu trabajo. Por cierto, ¿en que consiste?

- Es en la biblioteca nacional. Voy a catalogar sus fondos bibliográficos.

- Eso es estupendo, aunque vas a tener mucho trabajo, dicen que tiene cientos de miles de libros, documentos, pergaminos y demás. Espero que no te conviertas en un bello ratoncito de biblioteca, no quiero verme privado de tu compañía.

Shun le mira totalmente ruborizado sin poder creerse del todo sus palabras, especialmente lo que significan.

- No me mires así, estos días no he dejado de pensar en ti y cuando he escuchado tu voz por el teléfono es cuando me he dado cuenta por primera vez de lo importante que eres para mi.

- Tú también eres importante para mi - susurra pegando el rostro al pecho de Camus y aferrándose a su cintura nerviosamente.

- Acabas de hacerme muy feliz Shun. Y ahora ¿por qué no vamos a cenar o lo que quieras que hayas planeado? Tu hermano debe estar esperándonos.

- Mi hermano no esta invitado esta noche - le dice alzando la mirada- Quería celebrarlo contigo primero y si era posible concertar otra cita.

- Eres un pequeño diablillo - responde Camus abrazándole y acariciando su suave cabello- Un diablillo precioso y encantador. No sólo tendrás esa cita, sino que me verás todos los días, siempre que tú quieras.

- Si que quiero - se apresura a decir con los ojos brillantes por la felicidad que siente-, no quiero dejar de verte.

Camus sonríe y le da un fugaz beso en los labios, a continuación le coge de la mano y haciendo una graciosa reverencia le indica de ese modo que le lleve al lugar escogido por él. Ambos se ponen en marcha y después de atravesar varias calles, llegan a un pequeño, pero muy cuco, restaurante francés.

- Dijiste que te gustaba mucho la comida francesa, así que he escogido este.

- Es precioso Shun, ha sido todo un detalle que hayas pensado en eso a la hora de elegir.

Ambos son conducidos a la mesa que el peliverde tiene reservada en un rincón apartado y discreto. La mesa esta decorada con velas y con un pequeño centro de fragantes rosas. Camus ordena la comida y cogiéndole la mano se la besa delicadamente clavando sus ojos en los del muchacho quedándose colgado de sus preciosas esmeraldas. Así continúan hasta que son interrumpidos por el camarero con la comida. Son servidos y comienzan a comer sin dejar de mirarse.

- Hmmmm, esta muy rico. Has hecho una gran elección Camus, aunque no se que estoy comiendo.

- Es magret de pato con frambuesas y salsa de mandarinas. Me alegro que te guste.

- Creo que un día de estos le comprare a mi hermano un libro de recetas francesas. Seguro que toda la comida francesa esta tan buena como esto.

- Jajajaja, no todo, pero es una buena idea. Aunque me gustaría más si fueras tú quien preparase la comida.

- No se me da bien cocinar - confiesa sonrojado- siempre termino quemándolo todo.

- Vamos, vamos, no pasa nada. Cada uno de nosotros tenemos habilidades distintas. Seguro que tú sabes hacer cosas mucho mejor que tu hermano mayor.

Continúan charlando animadamente durante el resto de la cena y parte de la noche, contándose sus sueños y esperanzas para el futuro, sus ideales, sus preferencias, compartiendo experiencias del pasado. Cuando los empleados del restaurante, muy discretamente, les hacen saber que es hora de cerrar Camus lleva a Shun hasta su casa con la promesa de volver a verle el próximo sábado por la tarde.

- ¿Dónde has estado? - pregunta a bocajarro Ikki en cuanto cierra la puerta de la calle.

- ¡Hermano! Me has asustado. He estado cenando con Camus y hemos perdido la noción del tiempo mientras charlábamos.

- ¿Con Camus? Te prohíbo que vuelvas a verle ¿entendido? La próxima vez que te invite a cenar o a lo que sea lo rechazaras muy educadamente.

- No pienso hacer eso - protesta Shun enfadado- Además no ha sido él quien me ha invitado sino yo a él.

- ¿Qué tú has hecho queee? - grita acercándose al niño amenazadoramente- No te he educado para que vayas proponiendo citas al primero que conoces. Además es mayor par ti, no te conviene salir con él...

- Si es conveniente o no para mí debo decidirlo yo, tú solo eres mi hermano mayor, y eso no te da derecho a decirme con quien debo o no salir. Ya he crecido para saber lo que quiero y...

Sin dejarle terminar la frase Ikki le da un fuerte bofetón provocando que se muerda el labio inferior y se lo parta. El peliverde se lleva los dedos al labio para mirarse a continuación la sangre que tiñe sus yemas. Sin decir nada más se encierra en el baño para curarse con los ojos anegados en lágrimas que se niega a dejar salir por orgullo ante su hermano. Al salir le ve parado en la puerta de su habitación, pero no le dirige la palabra, simplemente se encamina a la suya y cierra la puerta silenciosamente.

Al día siguiente Shun se encamina a su nuevo trabajo con el labio levemente hinchado sin saludar a su hermano mayor. Este con un gesto de disgusto sale tras el pequeño y se dirige a la oficina donde trabaja. Al cabo de unas horas en las que es incapaz de concentrarse en su trabajo coge el teléfono y llama a Camus para hablar con él, concertando una cita a la hora del almuerzo en la fabrica conservera.

- Hola Ikki - saluda Camus al verle llegar- Me alegro de verte. Espero que no sea nada grave, parecías preocupado por teléfono.

- Se trata de mi hermano Shun, no quiero que vuelvas a verle.

- ¿Por qué? ¿Por qué no debo ver al pequeño y dulce Shun?

- Precisamente por eso, porque es pequeño y dulce y no quiero que cambie.

- Ikki, Shun ya tiene edad para mantener una relación con otra persona...

- Con otra persona de su edad, tú le llevas cinco años, eres mayor para él.

- El amor no tiene edad Ikki.

- Pues en este caso si la tiene, no voy a consentir que juegues con mi hermano para luego dejarle tirado cuando te canses de él o encuentres a alguien más interesante.

Camus se pone en pie para salir de detrás de su escritorio y sentarse sobre la mesa mirando a Ikki con una divertida sonrisa durante un rato.

- ¿Se puede saber que te hace tanta gracia? - pregunta Ikki furiosamente.

- Tus celos. Estas celoso de Shun y me parece que se cual es el motivo. Me quieres para ti, ¿verdad Ikki? Estas enamorado de mi...

- Eso no es cierto- grita enérgicamente- Solo trato de proteger a mi hermano, no estoy enamorado de ti, yo no...

Camus le corta la palabra poniendo sus labios sobre los del moreno sellándolos con un beso, beso que es inmediatamente correspondido por Ikki.

- ¿Por qué lo has hecho? - pregunta Ikki en un hilo de voz- ¿Por qué has tenido que hacer esto?

- Para demostrarte que llevo razón. Tu comportamiento esta dictado por los celos, unos celos infundados. Unos celos que voy a eliminar de la única manera que sé y dándote algo que no olvidaras nunca.

Sin previo aviso le coge de la cintura y le obliga a inclinase sobre el escritorio sujetándole las manos a la espalda, mientras con la otra le desabrocha el pantalón y se lo desliza hasta los tobillos junto con el slip.

- ¿Qué haces? - protesta Ikki sin mucha convicción- Suéltame, alguien podría entrar, no puedes hacer esto...

- Tranquilo, nadie vendrá y deja de protestar, lo estas deseando... tu erección así me lo dice.

Sin previo aviso le penetra y comienza a moverse en su interior arrancando gemidos de dolor y placer a Ikki. Al principio le aferra fuertemente de la cintura con la mano libre para después de un rato soltarle las suyas y comenzar a masturbarle al mismo ritmo de sus acometidas.

Ikki por su parte se limita a apoyar firmemente las manos sobre la mesa al igual que los pies sobre el suelo y volverse loco de placer. Sus caderas se mueven al ritmo marcado por Camus, su cuerpo responde al más mínimo estimulo que le prodiga. Sus gemidos se intensifican, hasta convertirse en un grito de intenso placer al sentir el calor bañando sus entrañas al tiempo que explota en la mano del pelilargo.

- Bien - dice Camus una vez ha salido de su interior y ha recuperado el control- espero que con esto tengas suficiente. Es lo único que voy a darte Ikki, y sinceramente espero que no le digas nada a Shun. Aún no somos pareja oficialmente, pero lo seremos este fin de semana, así que quítate de la cabeza la idea de que le has engañado porque no ha sido así.

- Eres un cerdo - murmura el moreno enderezándose trabajosamente- ¿Crees que voy a permitir que mi hermano salga con alguien como tú?

- Tienes pañuelos de papel en esa caja de madera - continúa Camus señalando la misma a un lado de la mesa- Límpiate antes de que manches la alfombra. Y por supuesto que vas a permitir nuestra relación, porque si no lo haces perderás a Shun ¿y tu no quieres eso, verdad?

Camus termina de limpiarse la mano y su pene con un pañuelo de tela que arroja a la papelera y se coloca la ropa a la perfección sin dejar de observar a Ikki que esta limpiándose las piernas y el ano con los pañuelos de papel. Cuando constata que ha terminado vuelve a tomar la palabra.

- Escucha, amo sinceramente a Shun, te aseguro que haré todo lo posible porque sea feliz, no le faltará nada a mi lado. Si he hecho esto es porque tú lo deseabas y no hubieras consentido que él lo tuviera mientras tú no. Puedes aceptarlo como un regalo especial o bien puedes montar en cólera haciéndole con ello infeliz. Tú tienes la última palabra Ikki.

El moreno le mira fijamente unos minutos para darle la espalda y acercándose a la ventana apoyar la frente en el frío cristal con los ojos cerrados.

- De acuerdo - dice volviéndose hacia Camus después de un rato- Tú ganas. Mi hermano es lo más importante para mí, y aunque me pese, debo reconocer que tienes razón en lo referente a mis celos. Anoche me puse furioso con él cuando me dijo que había estado contigo todo el tiempo, le golpee por primera vez en mi vida... He sido un idiota, ¿verdad Camus? Supongo que hoy irás a buscarle, me gustaría que le dijeras que lo siento, que estaba equivocado y que espero que me perdone...

- Te equivocas Ikki, no iré a buscarle, iremos los dos. Se pondrá muy feliz si nos ve esperarle juntos a los pies de la escalera de la Biblioteca. Eso le dirá mucho más que todas las disculpas que puedas ofrecerle.

Ikki le mira sorprendido por semejante idea, pero la sincera sonrisa que ve en su rostro le hace asentir enérgicamente. Después de despedirse y asearse un poco en el cuarto de baño de Camus vuelve a su oficina hasta la hora de recoger a Shun.

Por fin llega el momento ansiado por uno y temido por otro. Ambos están a los pies de la escalera de la Biblioteca esperando a Shun. Camus esta tranquilo, con una preciosa rosa roja que piensa ofrecer a su niño, mientras Ikki esta a su lado retorciéndose nerviosamente las manos tras su espalda. Al cabo de unos minutos de espera Shun aparece acompañado de un chico de media melena rubia, ojos más azules que el cielo y una piel tan blanca que parece alabastro.

- Hola - dice sonriendo feliz al ver a Ikki- me alegro que hayáis venido los dos. Os presento a Yhoga. Es mi compañero de trabajo. He aprendido más con él en estos pocos días que todos los años pasados en la universidad.

Tanto Camus como Ikki le saludan amigablemente y los cuatro se dirigen a cenar en el restaurante que hay tres calles más abajo. Por el camino Camus le ofrece la rosa que es aceptada con un largo beso por Shun. Por su parte Ikki se ha puesto a hablar animadamente con el rubio.

- Parece que a tu hermano le ha gustado Yhoga - susurra Camus mirando a la pareja que camina delante de ellos- Hacen buena pareja, ¿no crees Shun?

- Si que lo creo, y por eso le he pedido que nos acompañará a cenar. No me gustaba la idea de que mi hermano se quedará solo.

- ¿Sabías que iba a venir a buscarte? - pegunta extrañado Camus.

- Claro que si, es mi hermano y le conozco desde siempre, se de que pie cojea. Y antes de que me lo preguntes te diré que no estoy enfadado con él por lo de anoche. Me di cuenta de que le gustabas desde el primer día, y sabiendo como reacciona, imagine que iría a verte hoy para hablar contigo. ¿Lo hizo amor?

- Si que lo hizo y en cuanto le asegure que pienso convertirte en mi pareja oficial, sus temores se tranquilizaron por completo. Temía que solo estuviera jugando contigo.

- Mientes muy mal Camus - le dice riendo divertido- Tengo la sensación de que le diste algo más... ¿cómo decirlo? ¿Más contundente? Vamos amor, no me mires con esa cara de susto, no estoy enfadado por ello. Es mi hermano, siempre me ha cuidado y se ha sacrificado por mi. Ha trabajado muy duro para que no me faltará nada y no puedo negarle un pequeño capricho como ese. Pero eso sí, no volverá a haber concesiones, desde este mismo instante tú cuerpo me pertenece por entero a mi, ¿entendido Camus?

- Entendido mi precioso Shun - y para remarcar sus palabras le abraza por la cintura y atrayéndole hacia él le besa largamente bajo la luz de una farola.

Mientras unos metros más adelante Ikki se atreve a coger de la mano a Yhoga para pegarle a su cuerpo y poder aspirar el delicioso aroma que desprende su cabellera y su piel, mientras le susurra palabras al oído que le arrancan pequeñas sonrisas y cubren de rubor su hermoso rostro resaltando más su azules ojos.


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