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El Aprendiz de Hokan por Kurayami

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Notas del fanfic:

Un hokan era, en la antiguedad, un gueisha hombre. quieren ver lo q pasará entre Sasuke y uno d estos personajes? Es un fic-relato, d un solo capítulo. Espero k les guste :3

Notas del capitulo: Bueno, akí tienen el fic ;p
   El Sol brillaba con fuerza sobre la villa oculta de la hoja. Las briznas de hierba se mecían de un lado a otro, bailando al son de la brisa y acariciando los pies de los jóvenes ninja que entrenaban al aire libre. Lejos del risueño grupo que lanzaba kunai a los árboles, un muchacho de dieciséis años entrenaba sólo. Ya era un ninja bastante experimentado, había llevado a cabo muchas misiones exitosas y se había permitido unos días de descanso tras su última misión. Aún notaba una punzada de dolor en el costado cada vez que hacía un movimiento brusco, provocada por la herida que había amenazado su vida no hacía mucho. Pero eso era parte de la vida del ninja, acostumbrados a moverse como sombras entre la vida y la muerte, dejando atrás el miedo para poder salir victoriosos.   
El chico lanzaba shurikens con una envidiable maestría. Poseía un cabello de ébano con un leve tinte azulado y unos penetrantes ojos negros. Era de piel clara, facciones agraciadas y gesto serio e inexpresivo. Sasuke Uchija, admirado por todos, deseado por todas. Sasuke Uchija, el último miembro de ese venerable linaje. Era frío y reservado, tanto que a veces sus ojos parecían pedazos de hielo. Solía estar siempre solo y hablaba sólo lo necesario.

El chico se frenó tras un impecable lanzamiento para llevarse una mano al costado y asegurar las vendas, que amenazaban con soltarse de su firme cuerpo. Fue entonces cuando oyó un revuelo cerca de la entrada a la villa. Se giró, curioso.
   --Bienvenido, Kakei—saludaba Kakashi, el maestro de cabello erizado y blanco que tapaba la mitad de su rostro con una máscara.
   --Hola—dijo el que debía ser Kakei.  
Era un hombre peculiar: vestía un extraño yukata negro y llevaba el pelo recogido en lo alto de su cabeza, de un color oscuro. Su cara estaba tiznada de blanco y se adivinaba un porte elegante en sus movimientos, casi como de alguien de la nobleza.
  --¿Vais a hospedaros aquí, entonces?—preguntó Kakashi, que parecía conocerle.
   --No será mucho tiempo, pero me temo que sí—contestó el hombre—Me alegro de verte.
   Mientras ambos empezaban una charla amistosa, Sasuke pudo comprobar, desde la distancia, que Kakei no había llegado sólo. Lo seguía un chico que aparentaba su misma edad… Sasuke entornó los ojos para verlo mejor. Era de cuerpo esbelto, vistiendo un yukata blanco y negro. Tenía el pelo tan negro como noche, recogido en lo alto de su cabeza, pero era tan largo que colgaba hasta su media espalda. También tenía la cara tintada de blanco. Era de perfil afilado y manos finas… Sasuke se concentró en ver sus ojos y se asombró cuando el chico los dirigió hacia él. Eran violeta, como dos amatistas, tan grandes y sinceros que Sasuke se sintió sobrecogido. Y pudo ver también sus labios, teñidos de rojo, sensuales. Pero la belleza de ese muchacho no hizo más que acrecentar el recelo de Uchija. Había aprendido que las personas más bellas solían usar esa virtud a su favor. Seguramente, su personalidad era la de un astuto zorro ambicioso, que usaba sus encantos para conseguir sus propios fines.
   Esos hombres eran, sin duda, un hokan y su aprendiz. Sasuke se fue de allí con sigilo para apartarse de la pequeña multitud que había ido curiosa a recibirlos. Mientras se alejaba, un par de ojos violeta lo seguían hasta que se perdió entre los árboles.

    Al día siguiente, Sasuke descubrió que todo el mundo hablaba de los recién llegados. Parecían ser muy populares, pero a él no le interesaban, por lo que trató de centrarse en su entrenamiento y su recuperación. Exasperado al no oír más que el mismo tema de conversación en todas partes, fue a caminar solo por el interior del bosque. Cuando se internó entre la espesura se sintió más cómodo y disfrutó aspirando el aire de olor a rocío y oyendo el piar de los pájaros. Dejándose llevar por sus propios pies, sin rumbo fijo, acabó en un agradable claro en el que el sol bañó su piel nacarada. Reparó en que había alguien más allí. 
  --…Hola. 
  Qué voz tan hermosa, la más bonita que nunca había oído. Allí estaba el chico aprendiz de hokan, cosa que extrañó a Sasuke. No era habitual que un visitante gustara meterse en el bosque de Konoha sin conocer la zona, era muy probable perderse. El chico no parecía pensar así; miraba las plantas despreocupadamente, totalmente seguro de conocer el camino de vuelta a la villa.
   --¿Cómo te llamas?—preguntó Sasuke.
   La pregunta había brotado sola de sus labios, pero no quiso retirarla.
  --Hoshi. ¿Y tú?
   --Sasuke Uchija.
   Tras esa corta presentación, quedaron en silencio. Sasuke se percató de que esa persona le atraía irremediablemente: su cuerpo inclinado mientras aspiraba las flores, sus ojos sinceros e ingenuos… Quería acercarse más, tocarle, pero no se atrevía. No debía olvidar que podía no ser tan inofensivo como parecía a simple vista. El chico alzó la vista de sus ojos violeta y Sasuke sintió que se le encendían las mejillas.
   --Perdona, ¿podrías llevarme a algún sitio para comer algo? No conozco la villa, pero no me apetece tener que almorzar con mi maestro.
  Sasuke sopesó la idea y, al fin, asintió. Total, él también tenía que comer. Salieron del bosque sin mediar palabra, los ojazos de Hoshi admiraban todo con infantil inocencia. Fueron caminando por el límite de la villa hasta un pequeño bar resguardado de miradas indiscretas. Se sentaron juntos en una mesa de al fondo.
   --He oído que eres un gran ninja—comentó Hoshi en voz baja. 
  Sasuke no contestó. Le gustó que ese chico lo reconociera así, pero no iba a exteriorizarlo. Pidieron dos cuencos de ramen y de nuevo, volvieron a quedar en silencio. Era una de las pocas veces en las que Sasuke no hablaba no por no querer, sino por haberse quedado sin palabras. Hoshi no parecía apreciarlo. 
  --Me quedaré muy poco en esta villa, pero me gusta—aseguró.
   --¿Por qué habéis venido?—dijo Sasuke, al fin capaz de seguirle la conversación.
   --Bueno… digamos que por negocios—respondió Hoshi, algo apagado. 
  Llegaron los cuencos de ramen. Sasuke comenzó a comer en silencio, pero desvió sus ojos de obsidiana hacia su lado. Miró la delicadeza con la que Hoshi tomaba los palillos, propia de un hokan. Se preguntó cómo sería tener que estar todo el tiempo dando una cara de perfección inquebrantable, dedicando su vida en cuerpo y alma a la estética. Decidió que ser ninja le resultaba más fácil. Cuando terminaron el almuerzo, Hoshi quiso invitarle. Sasuke se negó y pagó su ración, sin una réplica por parte del otro. Los hokan en general no eran dados a las disputas ni a las discusiones, ya que siempre adquirían cierto matiz de sometimiento hacia quien les pagaba por sus servicios de entretenimiento, y debían guardar las composturas. Salieron del local.
   --Gracias por todo—dijo Hoshi, con una inclinación.  
--No hay de qué—Sasuke lamentó la inminente separación, por lo que quiso alargar su despedida un poco más--¿Puedo saber cuáles eran esos negocios que os trajeron a Konoha?
   Hoshi desvió la vista, huidizo, pero debía responder. Tenía que dar a conocer su propósito si esperaba una buena demanda.
   --Pues… En realidad hemos venido para poner algo a la venta—tomó aire, reunió valor, y trató de explicarse lo más serenamente posible—Venderé el derecho a tomar mi virginidad al mejor postor.
   Sasuke se sorprendió notoriamente, pero enseguida volvió a su frialdad de siempre. Sin embargo, no supo qué responder.
   --Si conoces a alguien interesado, ¿me harías el favor de decírselo?
   Sasuke asintió, aunque juró para sus adentros arder en el infierno antes que eso. No le parecía nada correcto poner la virginidad de un cuerpo a la venta. Se separó del chico con un extraño desasosiego. …l jamás aceptaría vender un bien tan preciado, a su parecer, la primera vez debía ser sólo y únicamente por amor. Quiso ayudar a Hoshi con todo su ser, el muchacho lo había cautivado de manera sorprendente. Y, casi sin quererlo, su mente comenzó a trazar un plan. 

   Ya habían pasado dos semanas desde que los hokan se habían instalado en Konoha. Tras el revuelo inicial, se había corrido la voz de que la virginidad del aprendiz estaba a la venta, y ya había gente interesada. Sin embargo, nadie llegaba a ofrecer la cifra esperada por Kakei. El hombre comenzaba a impacientarse, y parecía que fueran a marcharse de un momento a otro. Fue una tarde en la que el sol empezaba a esconderse, tiñendo el cielo de naranja, cuando alguien inesperado se presentó en su residencia.    Kakei discutía con un hombre que se había empeñado en que su pago era del todo suficiente:
   --Mire, señor, el cuerpo de mi aprendiz vale el triple de su oferta y tenemos personas interesadas que pueden pagar mucho más. Lo siento, pero declinamos.
   --¡Declinamos! ¿Eso es todo cuanto vas a decirme? ¡Este dinero es más que suficiente para pagar una noche con el chico! ¡Muchas mujeres de locales nocturnos aceptarían sin dudarlo!
   --No compare a mi aprendiz con una simple prostituta—amenazó Kakei—Está enseñado en el arte como el que más, en la danza, en la elaboración del té… Puede dar muchísimos más placeres que el mero deseo carnal. Si desea una noche con un “alguien cualquiera”, vaya a uno de esos locales nocturnos.
   El hombre iba a replicar, furioso, pero la puerta se abrió de golpe. El hombre, Kakei, y Hoshi, que estaba en una esquina, se giraron. Se sorprendieron al encontrar la figura de un moreno chico de dieciséis años. Sasuke entró en la estancia, con seguridad y determinación en su rostro.
   --Lo siento, chico, pero en este momento estamos ocupados—dijo Kakei, no muy seguro de a qué venía el joven ninja.
   Sasuke desoyó el comentario y se acercó a la mesa a la que el hokan estaba sentado. Aún mirado por todos de manera interrogante, sacó una bolsa de monedas de oro y la dejó con fuerza sobre el mueble de madera. Kakei iba a preguntar, pero Sasuke revolvió en sus bolsillos y sacó otras dos bolsas, que dejó junto a la primera. Esa enorme cantidad de dinero abrumó al hokan. Comparado con el montoncito de monedas del hombre con el que discutía, lo había dejado en ridículo.
   --Quiero comprar lo que ofrecéis—dijo Sasuke, sin titubear.
   El hokan iba a decir algo, pero no tuvo tiempo de abrir los labios; el moreno hurgó en su bolsillo trasero y sacó una cuarta bolsa a rebosar de monedas, que dejó junto a las otras tres. El hombre que antes había parecido tan seguro en la discusión enrojeció de pura vergüenza y recogió su desangelado montoncito. El hokan no pudo negar la petición de Uchija.
   Hoshi parecía estar en estado de sock: no podía creer que el chico que había pasado medio día con él, aquél en el que había confiado plenamente, estuviera pagando por pasar una noche a su lado. Sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas de rabia.
   Acordaron que ocurriría esa misma noche. Hoshi siguió a Sasuke con resignación, sin atreverse a decir nada. Se sentía como un alma en pena, un condenado a muerte que acudía a su decapitación. Cuál fue su sorpresa al oír decir a Sasuke:
   --No temas, no voy a hacerte nada. Sólo pagué para que todos esos pervertidos te dejaran en paz.
   Enfatizó su frase con una media sonrisa. Hoshi pareció sentirse iluminado por ella, su temor se disipó de inmediato, sustituido por una gran gratitud. 
  --…Gracias…Fue mucho dinero, no debías… 
  --Mi familia era rica, y yo soy el único heredero—explicó Sasuke, contento de que su dinero sirviera de algo—Eso no es más que una pequeña parte de la fortuna.   Caminaron juntos mientras la noche se habría paso entre los árboles que rodeaban la villa. La luna comenzó a hacer guiños en el cielo violeta, rodeada de estrellas azules. Pero Hoshi volvía a sentir incertidumbre. 
 --…Esto no está bien—dijo, de pronto—Se supone que esta noche voy a hacer el amor. Si descubre que has mentido, nos meteremos en un lío los dos. 
  --No tienen que descubrirlo—respondió Sasuke, pero Hoshi no se animó. 
  Uchija entendió que el chico no quería mentir sobre su vida, mentir sobre sí mismo. Al fin resultaba que su personalidad no era ambiciosa, ni interesada. Sólo era lo que parecía: un chico sincero, de increíble ingenuidad, demasiado bello para el mundo cruel en que había nacido. Sasuke suspiró y se revolvió el pelo negro azulado.
   --Las cosas han tornado de manera inesperada—dijo en voz alta--…Acompáñame a mi casa.

    Habían llegado a la mansión Uchija. Hoshi se maravillaba con las cosas que veía, pero no tuvo tiempo de pensar mucho. Sasuke tomó su delicada mano y lo condujo a un dormitorio; seguía con el semblante serio e inescrutable, pero por dentro su corazón empezaba a latir desesperado, su sangre burbujeaba de manera descontrolada y había comenzado a sudar. Al llegar a la habitación, cerró la puerta tras de sí.
   --He pensado—dijo, con un leve temblor en la voz—que quizá preferías pasar tu primera noche con un chico de tu edad en lugar de con un cincuentón adinerado. Aunque sigo pensando que la primera vez debe ser con alguien a quien quieras, con una persona especial para ti… Es como tú prefieras.
   Hoshi se le quedó mirando. Sasuke temió haber actuado mal, quizá se ganaba la desconfianza de ese ángel y ya no se dignaba a hablarle, a mirarle siquiera… Pero el aprendiz de hokan sonrió cálidamente.
   --Sasuke…--el susurro de su nombre encendió el fuego interno en el chico—Lo cierto es que, desde el momento en que llegué a la villa, pensé que eras una persona especial. No paré hasta descubrir los lugares en los que te gustaba estar, te esperé cada día en el claro del bosque… Cuando llegaste me sentía tan feliz… Comer contigo fue como un sueño, y al verte llegar hoy sólo temí que yo no fuera nadie para ti, que de verdad hubieras pagado por pasar una noche en mi mismo lecho, por utilizarme… Al saber que querías ayudarme me has hecho la persona más feliz del mundo.
   Sasuke se había quedado helado al oír los sentimientos del muchacho. Había pensado así todo ese tiempo, lo había esperado deliberadamente en el bosque… Y él no se había dado cuenta.
   --Sasuke…--Hoshi se acercó a él hasta quedar a sólo un palmo—Quisiera pasar esta noche contigo, tal como te mereces. 
  
Los dos cuerpos que estaban juntos sobre la cama estaban más ardientes que nunca: Sasuke besaba apasionadamente el cuello del chico que yacía bajo él, que había dejado suelto su largísimo cabello. Sasuke pasó una mano por el sedoso pelo, dejando su mirada prendida un momento en los ojos violeta que lo tenían cautivado. Hoshi había adivinado hacía muy poco que para él también era una primera vez. Sasuke volvió a besar su cuello para bajar esta vez hasta el pecho, arrancando un suspiro de los labios de Hoshi. Sintió las manos del aprendiz de hokan acariciar su espalda con desenfreno mientras daban rienda suelta a su pasión. Cuando Hoshi se sintió lo suficiente seguro, dejó que Sasuke volteara su cuerpo con delicadeza, dejándolo boca abajo. Uchija sintió que Hoshi se tensaba levemente y que su respiración se agitaba un poco más y trató de relajarlo posando sus manos en sus costados.
  --Tranquilo—le susurró, con afecto. 
 Hoshi pareció destensarse un poco, y, desoyendo los estruendosos latidos de su alocado corazón, Sasuke aprovechó esa oportunidad. Juntó su cuerpo aún más con el de Hoshi hasta sentirlo justo debajo; sin poder evitarlo, cerró los ojos, incapaz de controlar sus propios nervios… Que fuera lo que dios quisiera…
   Sintió que sus cuerpos entraban en contacto y comenzó a temblar de expectación. Se inclinó un poco más, hasta que sintió presión en la entrepierna y un dolor agudo.
   --¿Te duele?—preguntó, ignorando su propia sensación. 
  --Un poco—admitió Hoshi, mucho más entero de lo que Sasuke había supuesto que estaría--…Sigue. 
  Haciendo acopio de valor, Sasuke unió su cuerpo aún más con el de Hoshi, que se había relajado. El dolor se acrecentó, pero pronto fue sustituido por una inmensa sensación de placer que lo inundó por dentro. Oyó a Hoshi jadear debajo suya, mientras se aferraba a las sábanas con ambas manos. Sasuke se movió levemente, consiguiendo un gemido de su acompañante. Más seguro, sujetó el cuerpo de Hoshi con ambas manos. Era de piel pálida y fina y de cintura delgada. Con una sonrisa al poder presenciar un cuerpo tan perfecto, se decidió hacer pasar a Hoshi una gran noche.

    A la mañana siguiente, dos cuerpos amanecían desnudos en el dormitorio de la mansión Uchija. Hoshi había apoyado la cabeza en el pecho bien formado de Sasuke, que se había quedado dormido con los dedos enredados en su cabello. Abrieron los ojos casi a la par y se miraron. Sasuke se sorprendió del amor que le procesaban esos ojos de amatista, a los que hacía sólo un par de semanas había visto por primera vez.
  Ya vestidos, salieron a la calle. Todos los miraban, la nueva de que el sucesor de los Uchija había pagado por la virginidad del aprendiz de hokan había corrido como la pólvora. Algunos parecían interesados, otros sorprendidos, otros asqueados. A Sasuke le daba igual, nada le importaba salvo la persona que caminaba a su lado. Llegaron a la casa de Kakei cuando el alba aún se habría paso hacia la villa. Lo encontraron desayunando, para nada desarreglado. Kakei se giró y sonrió al ver regresar a su aprendiz. Se sintió aún más contento al ver la ilusión reflejada en sus ojos y saber que su primera noche junto a alguien había sido del todo especial.
  --Espero que esté satisfecho—dijo a Sasuke, que lo estaba del todo—Bien, ha sido un placer hacer negocios con usted.   Hoshi miró a su maestro y consiguió decir la pregunta que pugnaba por salir de su garganta:
   --… ¿Nos iremos de la villa, maestro?
   --Tenía planeado partir hoy mismo.
   La respuesta cayó como un jarro de agua fría sobre los muchachos. Se miraron, ansiando abrazarse, reacios a separarse tan pronto… Kakei rió ante el gesto.
   --En realidad, esta era mi última prueba para ti—dijo a Hoshi, con una mirada casi paternal—Desde hoy, eres todo un hokan. Puedes ir donde quieras, eres libre de hacer con tu vida lo que te apetezca.
   Hoshi sintió una enorme alegría apoderarse de su alma y, sin pensarlo, se abrazó a su maestro, tomándolo por sorpresa. Entre lágrimas de agradecimiento, Hoshi se despidió de él y le aseguró dejarlo en buen lugar. Tras eso, se separó de él con una cortés inclinación y tomó la mano de un sorprendido Sasuke para llevarlo afuera, donde lo abrazó también a él.
   --¿Vas a quedarte en Konoha?—inquirió él, ansioso, mientras lo estrechaba contra él.
   --No tengo sitio donde quedarme, pero no pienso marcharme…
   --¿De qué hablas?—se separaron para mirarse a los ojos—Hay una mansión enorme esperándote.   Y con una sonrisa por parte de ambos, volvieron a fundirse en un abrazo para esta vez buscar los labios del otro y besarlos con pasión, con deseo, mientras sus almas se sentían más libres que nunca para vivir la felicidad del momento. 
Notas finales: K les pareció? Creo k me kedó un poco cursi = =u en fin les agradeceré k me dejen un review :3 nos leemos!

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