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Un gran enrredo por Son_Hibiki

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UN GRAN ENREDO


I Capítulo: Una noche inesperada

-I’m late, I’m sorry- se disculpó Duo en su idioma natal, la profesora lo miró extrañada pero para no demostrar ignorancia lo hizo sentarse sin discutir nada- oh my god! Estos profesores pecan de ignorantes y nadie me lo puede negar... como puede haber alguien que no sepa inglés?
-Baka, se te hizo tarde.
-Pero por sólo 15 minutos, además tú no me despertaste.
-Ese no es mi deber.
-Pero no te costaba nada.
-Ya te lo dije baka, no es mi deber.

Duo suspiró, nunca podría ganarle, así que no discutió más con él.
La clase fue aburrida. En el recreo pasaron haciendo propaganda del “día del clavel”.

-Consiste- explicó una joven- en enviar un clavel a otra persona para demostrar sentimientos, hay claveles blancos, que demuestran amistad; amarillos, que demuestran odio; y rojos, que significan amor. El clavel debe ser comprado hasta dos días antes del día del clavel y un mensajero se encargará de entregar el clavel a la persona indicada junto con una cartita, los claveles se entregaran el próximo miércoles, o sea falta una semana.

Pasó rápido la semana y llegó el miércoles.

-Hey! Baka, despierta- Heero recién salía de la ducha y sólo le cubría una toalla en la cintura, Duo despertó y miró hacia el joven estoico, sintió que le paraban el corazón al ver esa figura perfecta tapada sólo con una “toallita”- hey! Baka, despierta ya.

Duo se tragó el nerviosismo y por fin pronunció palabra, intentando demostrar indiferencia.

-No... no iré hoy día porque me llegarán muchos claveles y no podré cargar con todos.
-No digas idioteces y levántate ya.

Dicho y hecho, al recreo, cuando repartieron los claveles le tocó a él.

-Duo Maxwell- dijo la bella señorita que se acercó con el rostro rojo hasta el muchacho de trenza- estas flores son para ti- salió y volvió a entrar con un ramo de flores en una mano y una suelta en la otra- son 30 claveles rojos, de tus admiradoras y algunos admiradores y 13 claveles blancos y toma, con este son 31 rojos... es de mi parte- la muchacha se sonrojó mucho más mientras le pasaba un clavel.
-Oh! Gracias!- dijo aparentando sorpresa- es un placer recibir algo tan valioso de una muchacha tan bonita- dijo guiñándole un ojo, la chica dio saltitos de emoción- y dime preciosa, como te llamas?
-Me llamo Marguerite.
-Que bonito nombre! Te queda perfecto, el nombre de una flor para otra bella flor...- Heero lo miró de reojo, muy pronto Duo se rodeó de más admiradoras que le entregaban otros claveles, el muchacho con su facilidad de palabras atraía cada vez a más chicas, todas ellas con sus rostros rojos y maravilladas de hablar con aquel galán.

Heero ya estaba hastiado, se paró y salió de ahí, volvió a mirar a Duo, ese encantador niño que le coqueteaba a todas esas muchachas... sintió un impulso de sacarlo de ahí y este fue más fuerte que su autocontrol.

-Duo, acompáñame al baño- más que petición sonó a exigencia.
-Lo siento muchachas... otro día hablamos, adiós Marguerite- le tomó la mano y se la besó, dejando a la niña encantada y a Heero casi que explotaba.

Se dirigieron al baño, Duo hablando mucho como siempre y Heero callado, intentando entender la razón de aquel comportamiento, en realidad intentando convencerse que no le gustaba Duo y borrar un pensamiento tan idiota de su cabeza.

-Que maravillosas niñas! Podríamos salir con alguna de ellas alguna vez, ne? Yo bailaría con todas, pero eso me parece descortés.. no Heero?
-Duo!!!- se escuchó a lo lejos.
-Si?... es Marguerite... que pasa preciosa?
-Tú sabes quien es Heero Yuy?- tan solo era una excusa para hablar con él, podría haberle preguntado a cualquiera del salón.

Heero al sentirse nombrado se dio vuelta y enfrentó a la muchacha.

-Yo soy Heero Yuy- contestó fríamente a la niña quien se sintió incómoda.
-Esto es para ti- dijo intentando salir luego de la situación, le extendió el clavel rojo al muchacho y este lo tomó algo sorprendido, tenía una cartita, la leyó y luego levantó la cabeza.
-Gracias - dio media vuelta.
-De... nada- contestó la muchacha.
-Bueno belleza me voy para averiguar quien le mandó eso- él lo sabía muy bien, pero quería darle algunas pistas a Heero.

Así se apartó corriendo de Marguerite, quien dio un largo y profundo suspiro.

-Hey! Heero! Quien te envió ese clavel?
-No sé, es anónimo...
-Y que dice?... si no te importa que yo sepa- el joven de ojos cobalto le extendió el clavel y Duo lo leyó en voz alta-
“Tú, ángel caído del cielo
que me reconfortas en un abrazo
espero con ansias y eterno desvelo
tu caricia en mi rostro y tus labios despacio”.

Heero no contestó.

-Que bonita carta!
-Hn- gruñó.

El día pasó sin mucha novedad y a Duo le siguieron llegando claveles.
Cuando llegaron a su departamento el joven trenzado a penas tuvo tiempo de leer todas las tarjetas, algunas eran anónimas, otras las firmaban.
Heero cada vez que lo veía leyendo esas cartas con confesiones de amor, lo molestaba pidiéndole algo, y como el muchacho de trenza tenía tan buena voluntad con él, siempre interrumpía su lectura para hacer lo solicitado.

-Mira Heero! Que bonita esta- le leyó en voz alta sin cuidar si lo escuchaban o no- “angelito, cielo mío, como me gustaría pronunciar esas palabras y tratarte como si fuésemos uno, con tu bella sonrisa... tus ojos violetas... ese violeta maravilloso de los cuales me enamoré en cuanto los vi, eso ya hace mucho... tú me conoces, por eso firmaré anónimo, pero algún día llegaré con una súplica de cariño... aunque sea el más tímido beso o simplemente un abrazo... intentaré por todo los medio llegar a tu maravilloso corazoncito. Besos, tu admirador”.

Esta confesión molestó a Heero, quien dejó de lado su portátil y caminó lentamente hasta Duo.

-Es Hora de irnos.
-Mande?... adonde?
-Tenemos una misión.
-Pero no me dijiste nada...
-Tienes que estar preparado ante todo.
-Puf!- resopló Duo... nunca podría ganarle, más valía no discutir con él.

Así partieron al colegio, ambos deberían obtener información en la sala de computación, luego salir de ahí.
Se introdujeron y movieron en silencio, abrieron hábilmente la sala y se metieron a los computadores, pronto tuvieron la información que necesitaban.
Heero se levantó para escapar, pero Duo se quedó sentado, sin prestar mucha atención al soldado perfecto.

-Hey baka! Que haces!- exigió saber Heero.
-Mmmm, no mucho, solo necesito imprimir algo.
-No es tiempo de eso... vámonos luego!
-Espera...

Entonces Heero invadido por una curiosidad inaudita en él se asomó sobre el hombro de Duo para ver lo que hacía, para su sorpresa encontró una poesía conocida por él, por lo menos una parte la conocía.


“Tú, ángel caído del cielo
que me reconfortas en un abrazo
espero con ansias y eterno desvelo
tu caricia en mi rostro y tus labios despacio.

“Abres tus alas en un dulce encuentro
donde tu alma se hace una conmigo,
abres tus ojos por los que entro
y de tu corazón me maravillo.

“Si, yo soy tu ángel de vida
y con cariño cuido tu mundo
mi amor hacia ti no tiene medida
y mi imperio dentro de ti fundo.

“Nunca te dejaré solo
pues la soledad cae en el olvido
yo siempre cuidaré tus pasos,
yo contigo mi amor no mido”.

Duo realmente no se dio cuenta que Heero estaba detrás de él, hasta que escuchó su nombre pronunciado con voz sorprendida por el muchacho estoico.

-Heero... eeeeh... yo, este... no sé como explicártelo...- se paró torpemente, tropezando, sintió como antes de llegar a tocar el suelo, fue sujetado por un brazo firme y cálido, el cual lo aprisionó en un abrazo- eeeh... Hee- sus intenciones de pronunciar palabra alguna fueron destruidas por un beso de Heero.
-Tu escribiste eso?...
-Si, pero deja explicart…- fue cortado por otro beso, Heero no necesitaba más explicaciones, de lo que se había enterado ese día era suficiente
-Vamos... tenemos que salir de aquí.

Duo asintió con la cabeza y sin mencionar palabras.
Se escurrieron entre las sombras tomados de la mano, Duo lo único que deseaba era soltar la mano de Heero, no por que le desagradase... todo lo contrario, se sentía muy bien, sino porque había una verdad que decir y el nunca mentía.
Llegaron al departamento, Duo sudaba como nunca antes lo había hecho, tomó una toalla ‘tomaré un delicioso baño’ pensó, eso era lo que quería, hasta que sintió unos brazos que rodeaba su cintura y unos labios que besaban su cuello.

-Hee... Heero...
-Te deseo tanto...
-Pero Heero...
-Ssssssssshhhhh- lo tiró arriba de la cama y se le subió encima, Duo intentó decir algo, necesitaba aclarar las cosas o si no se enredaría todo, pero Heero volvió a tapar los labios del muchacho de ojos violetas con su boca, esta vez fue un beso más necesitado, hambriento de pasión, la lengua del japonés se metió hasta el fondo de la boca de Duo, masajeó su lengua, mientras una mano caprichosa buscaba debajo de ese traje el pecho liso del americano. Duo necesitaba tanto aclarar todo, pero fue de a poco seducido por el fuego del beso, nunca pensó que el joven estoico pudiera tener tanta pasión escondida ‘va, los calladitos son los que más bulla meten’, pensó.
El japonés se deshizo de la camisa de Duo y jugueteó con su lengua en el pecho delicioso de este, mientras ambas manos se dedicaban a los pezones endurecidos del joven trenzado.
Duo ahogó un gemido en su garganta, sintió como Heero bajaba hasta llegar al ombligo metió la lengua dentro de este y comenzó a jugar mientras sus manos dejaban los pezones y se dedicaban a acariciar el miembro por encima de los pantalones.

-Ay! Si... Heero...- se resistía a gemir fuerte.
-Por favor... gime... necesito oírte.

Duo, como si los deseos de Heero fuesen ordenes, comenzó una serie de gemidos que explotaron en el aire.
El japonés desabrochó con destreza los pantalones de Duo y los bajó junto a la ropa interior, se desvistió rápidamente, tenía unos deseos locos de posesionarse de Duo, unos deseos reprimidos que habían nacido desde que eran compañeros de cuarto.
Tomó el miembro de Duo entre sus manos y comenzó a masajearlo, el norteamericano sólo gemía, Heero seguía con su trabajo, mientras con su lengua probaba esa deliciosa piel, un poco salada por las gotitas de sudor que comenzaban a salir de ese cuerpo delgado y bien formado, pronto vino el norteamericano, derramando todo su líquido en la mano del japonés, este lamió su mano y ocupó el resto de semen en Duo, como lubricante.

-Por fin serás mío Duo...

Levantó la cadera de aquel bello muchacho y puso su miembro en la entrada de Duo, este gimió ante aquel contacto, empujó lentamente, intentando de que a Duo le doliera lo menos posible, cuando lo hubo penetrado completamente, sintió el grito de placer y dolor del trenzado.

-Estás bien?- preguntó preocupado Heero.

Demonios que dolía, no creyó que fuera así, pero ya no podía dar pie atrás a algo que estaba esperando y nunca creyó que se pudiese hacerse real. Se acomodó un poco y esperó acostumbrarse al invasor, las lágrimas aún caían de sus ojos y recorrían sus mejillas sonrojadas.

-Estás bien?- reiteró la pregunta Heero, quien secaba con los labios las lágrimas del muchacho que tenía abajo.
-Si... continua.
-Estás seguro?
-Si... pero por favor continua despacio.

Heero asintió y reanudó el movimiento lentamente como se le fue solicitado.

-Está bien así?

Duo no habló, sólo asintió con la cabeza.
De a poco ambos chicos comenzaron a necesitar más, Duo casi ya no sentía dolor y sus gemidos de a poco se hicieron más fuertes implorando más y el japonés contestando.
El miembro de Duo volvió a levantarse, Heero lo sintió en el vientre, lo tomó y comenzó a bombear al ritmo de sus arremetidas.

-AH! Si!... Heero... más... más...- suplicaba al norteamericano al japonés, quien respondía con los mandatos de su amante.

Heero no aguantó más vaciando su líquido dentro de su amante y provocando a este que a su vez derramara lo suyo en su mano.
El japonés de pelos necios calló arriba de Duo, sin salir aún de él, era tan delicioso sentir uno ambos cuerpos... era algo que tanto había deseado y ahora no lo quería dejar ir así de fácil.

-Estás bien?
-Si...- contestó cansado Duo.

Heero salió lentamente, el americano se tensó un poco, preció haberle dolido.

-Te duele?
-Sólo un poco... pero estoy bien- le regaló una hermosa sonrisa que tranquilizó al japonés.

Al día siguiente un rayo de sol despertó a Duo, este se tapó el rostro con el cubrecama, de pronto una idea se le pasó por la cabeza, se destapó desesperadamente y miró el reloj... eran las 10 de la mañana.

-MALDITA SEA LAS 10!!!- tenía que ir colegio- ese desgraciado de Heero no me despertó- intentó levantarse de la cama, pero al pararse sintió una dolorosa punzada, dolor que había quedado de la noche anterior... esa noche... Duo se puso rojo al recordar todo, se sentó penosamente en la cama- quizás sea mejor que me quede en la cama... pero donde estará Heero?
-Aquí estoy- si Duo hubiese podido pegar un salto y quedarse con las garras agarrado en el techo, créanme que lo hubiese hecho, pues la respuesta sorpresiva de Heero lo asustó tremendamente.
-Estas aquí...
-Si, eso dije.
-Y el colegio?
-Decidí que no iríamos.
-Pe... pero- a Duo no le caía en la cabeza que Heero se comportase así de irresponsable.
-Además tú aún estás con dolor, verdad?- esa pregunta tuvo un dejo de preocupación, en realidad estaba muy preocupado del estado de su amado norteamericano.
-Bueno, si, pero no es mucho.
-Pero lo suficiente para tener una excusa para quedarte en cama- Heero preocupado? Por él?... si no lo hubiese visto no lo creería. Ya cuando creyó que lo había visto todo, sintió que Heero se acercaba a él a paso tranquilo y le tendía un vaso de leche caliente- ten, creí que tendrías hambre.
-Yo... si, claro... gracias.

Duo se sentía confundido, tomó la leche y luego se recostó, no quería quedarse en cama, pero Heero había insistido mucho y había algo en su tono de voz a lo cual él no podía negarse.

Estaba dormitando, mientras el japonés fue a comprar algunas cosas para el almuerzo, cuando recibió una llamada totalmente inesperada.

-Relena?
-Si soy yo, le gustó el clavel a Heero?
-Yo no sé, no comentó nada.
-Supongo que lo mandaste con un mensaje bonito.
-Si... yo me encargué de eso... pero hay algo que debo decirte.
-Algo que debes decirme?- Relena quiso saber, pero fue interrumpida por uno de sus ministros.
-Reina Relena, debe partir inmediatamente.
-Si, gracias por avisarme, alo? Duo?
-Hai... como te decía...
-Lo siento Duo, debo salir inmediatamente, sólo te llamaba para avisarte que en cuanto pueda iré con alguna excusa a esa colonia, no le digas a Heero que fui yo la del clavel, sayonara.
-No espera!... Rele... na... colgó...

Tremendo lío que se había metido... miren que estar ofreciendo ayuda a Relena para que se quedara con Heero y ahora quien se quedaba con el japonés era él... lo peor es que ni Relena ni Heero se dignaron a oírlo.
Y ahora como le explicaría a Relena? Fueron las cosas del destino ’... y que le diría a Heero? Sólo quería verte feliz... y creí que necesitabas a alguien a tu lado, como pensé que me rechazarías por ser hombre pensé en Relena pero ahora sé que te gusto, tan sólo que Relena aún sigue pensando que puede lograr algo contigo y con mi ayuda...

-Que lío!- resopló Duo. T.T

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