Estoy botado aquí, sobre el colchón de mi cama con la almohada húmeda por tanto llorar, acogido por el ruido que entra por mi ventana y las luces de los carros filtrándose para no dejar en completa oscuridad mi cuarto; ¿y de qué me sirve todo eso si igual estoy vacío?
Que sensación tan extraña esta que me embarga, incluso he llegado a añorar el dolor, ¿es acaso eso posible?, ¿quién en su sano juicio puede desear eso?; he ahí mi problema, mi salud y mi juicio los perdí hace mucho tiempo, quizá no tanto, solo se que esto no se marcha y convierte los minutos en años y los años... Dios, los años jamás fueron tan cortos y tan largos al mismo tiempo
Se que estoy solo, mi hermana esta de viaje por no se cuanto, mis amigos tienen sus propias vidas, a mi familia poco puedo tratarla, no soy su mayor orgullo; por eso estoy así, de esta estúpida manera, esta impotencia es realmente asfixiante y yo, yo... ¡maldita sea ya no soy nada!, ¡no valgo!, ¿por qué?, ¿por qué ahora?, ¿por qué de nuevo?
¿Qué tan estúpido puede sonar lo que digo?, mucho.
Y es que se trata de la misma historia adolescente de siempre, esa que suena como la novela más usada y corriente que el ser humano ha escrito, eso me hace sentir todavía peor, soy tan patético que me provoco nauseas de solo pensarlo; sí, me he despreciado, odiado, dado lastima y, finalmente, me veo como el ser más grotesco sobre la faz de la tierra, maravilloso, a este paso terminare enamorándome de mí mismo lo cual, si lo pienso, no me caería tan mal, ¿sería mejor el narcisismo?
Las cosas en realidad son muy simples pero como de costumbre las complico mientras veo como el reloj marca cuarto para las doce, en solo quince minutos será el "maravilloso momento", me despertará una llamada telefónica y alguna voz conocida felicitándome por este día "especial" o, quizá, si realmente me conoce, por haber soportado un año más de esto que llaman vida.
Ese es apenas el primero de los problemas esta noche, sigue mi miedo a dormir y que esos sueños vuelvan a mi mente y es que en esos momentos me siento tan frágil y vulnerable, no es mi cuerpo sino mi alma la que padece mis alucinaciones como si las de cada día no bastaran para acabar con su energía; se puede luchar contra todo menos con el pasado, ese siempre estará tal cual, intacto, sin modificaciones, solo el olvido puede enfrentársele y ya me resigne a que sin importar cuanto se lleve de mi historia lo esencial seguirá, los rostros, las voces, los nombres y los sentimientos que me despiertan.
Juego a que soy fuerte y que me les enfrento pero siempre pierdo la batalla porque no quiero dejarlo ir, los necesito, cada uno de mis recuerdos me ayuda a respirar y también me roba el aliento, ¿acaso soy yo quien sufre todo esto o cada persona lo ha vivido?, ¡ansió tanto la respuesta!, si solo lo supiera un pequeño destello de paz llegaría a mi vida con la nostalgia que involucra; puedo con la nostalgia pero no con esta nada en que me he convertido.
Mi mirada no transmite, voy dejando de lado las sonrisas de alguna vez e incluso contemplo la posibilidad de dejar todo lo que soy y lo que tengo al azar, ¿cómo luchar contra tus sueños?, cada despertar es un verdadero martirio porque siempre aparece alguien que ya no esta, que me abandono, que no pudo permanecer a mí lado o, simplemente, no lo deseo; son ellos los que me hacen pensar que todo lo que he hecho ha sido un error, que incluso mi existencia es una burla que ha llegado demasiado lejos.
Sí, varias personas me rodean, dicen quererme, ¡maldita sea, más de uno de ellos daría la vida por mí!, pero no me basta porque mis miedos regresan en cuanto tengo un instante para pensar, sí, es eso lo que tengo, pánico a que la historia se repita otra vez como lo hace siempre.
Creí que podía soportarlo hasta hace dos semanas, justo cuando el peor de los fantasmas decidió asaltarme; fue tan aterradoramente real que me sentí morir justo antes de despertar agitado y empapado en sudor.
No pensé que él aún tuviera ese impacto sobre mí, fue un dolor agudo, profundo, constante... mortal.
Sus ojos de antaño y su figura me hicieron desfallecer; ¿sabrá acaso que quedo en mí de aquel amor que le profese?, espero que no, espero que mi nombre ya no este en su mente, espero que la culpa no lo dañe como a mí la desolación. ¿Para qué me engaño si se bien que no lo hará?, no, él jamás sintió remordimiento por lo que me hacía y aún así, como un imbécil me atrevo a recordarlo.
Todo parece a su favor, incluso esta fecha que tanto detesto, el reloj marca las doce en punto y una lágrima se escapa para dar comienzo a un nuevo llanto, incluso intentando mantener ocupada mi mente varias cosas te reviven; que triste estar tan perdido con tan solo dieciocho años recién cumplidos hace siete segundos.
Agosto sigue igual, el mundo también parece estarlo pero yo, ¿dónde estoy?, ¿dónde quedo lo que alguna vez fui?, creó que una vez más me pierdo y no creó levantarme nuevamente.
Creó sentir tu tacto sobre mi epidermis, que ingenuidad de mi parte cerrar los ojos para entregarme cuando se que no es real, ¿alguna vez lo fue?... ¡no, no pienses en eso o será el filo de la navaja la que te acaricie!, no te mancilles más, por favor, no lo hagas...
Sí, necesito hablarme para menguar esta soledad de estar... vacío
Hace tres años que estoy así y, mala sea mi suerte, mis desgracias comenzaron contigo; todavía hoy me pregunto por que tuve que enamorarme de ti y es entonces que caigo en cuenta que eras todo lo que yo adoraba y alguna que otra cosa que me desquiciaba, sí, fui una presa fácil, demasiado. Me visualice en tantas ocasiones como esas dulces mariposas atraídas por la luz del farol cuando intentan alcanzar la Luna y, después de tanto fracasar, si no saben darse por vencidas, terminan agonizando... hoy se que no es así, que yo me marche apenas antes de morir pero no tengo pizca alguna de su belleza, a nadie fascino.
Extraño la frivolidad con que tomaba todo, sí, era duro como un témpano de hielo, nadie podía hacerme daño pero, ¿qué?, confíe en alguien que al final me abandono sin dar motivos, sin razones, sin despedidas... ¿será que realmente creyó cuando dije que no te echaba en menos?, que credulidad la suya, por eso prefiero pensar que, para no lastimarme, decidió dar el tema por terminado; heme aquí ahora reviviendo lo que debí dejar atrás.
Después de ella, esa a la que llame amiga, a la que quería como una hermana llegaron más, aunque claro, como siempre pasa, había quienes tenían mayor apreció de mi parte que otras y fue una de esas personitas, una por la que hubiera vendido mi alma al diablo me presento con "él"... ¿qué más es necesario decir?, demasiado predecible, ¿no?
Aunque supongo nunca falta quien guste de dramas existenciales; pues sí, al principio negué con todas mis energías ese algo que comenzaba a nacer en mí y bueno, me deje llevar en un punto muerto de Agosto, sí, el mismo mes que estoy padeciendo justo ahora, escuche promesas absurdas y las creí pensando que esa sería el último escalón para la salvación que pedía desde... no, sería demasiado suicida decirlo.
Y así paso que, finalmente, mi palacio de cristal sucumbió y yo quede con mi ilusión hecha añicos, después aquellos que me rodeaban se fueron alejando, entonces lo comprendí: nunca sería libre, ¿de qué?, no lo se o quizá tengo temor de saberlo, al final, con estar seguro de que es así me basta para ser desgraciado.
A mi lado tengo una agenda y se por demás que ahí esta su número, al menos el que usaba en aquel entonces, abro la libreta y justo ahí esta lo que busco, mi mano se acerca peligrosamente al teléfono, mi corazón se acelera cuando me doy cuenta de lo que estoy a punto de hacer, un nudo se forma en mi garganta y temo, temo mucho porque no se si podré soportarlo.
Un instante de lucidez y mi otra mano frena a la traidora, los sollozos se escapa y esta vez ya no puedo frenar el llanto; escucho un ruido y un escalofrío me recorre toda la espalda dejándome estupefacto, aspiro hondo para tranquilizarme y cojo el auricular.
-¡Feliz cumpleaños hermanito!
-Hola Lu- es esa voz que a veces me hace sentir mejor, mi querida hermana...
-¿Estabas llorando?
-No, estoy bien
-¿Qué pasa?
-Es solo que no he dormido bien
-Y a mí que me preocupaba despertarte, volveré pronto a casa
-Lo se
-Te extraño, prometo compensarte por no estar hoy
-Descuida Lu, lo entiendo, cuídate
Cuelgo sin esperar respuesta, no podré mantener por mucho esta farsa, que curioso, veo el cielo teñirse de colores calidos; es tan hermoso ver como amanece y, sin embargo, este vacío no se va.