Mmm...refrescante, es muy relajante el olor a sangre fresca, pero aun mas lo es escucharla correr y verla escurrir lentamente mientras se coagula poco a poco, el color carmín me hipnotiza, saliendo de la carne palpitante, tibia, tierna, viva, saboreo el gusto metálico como un catador el buen vino, es simplemente liberador...debo apresurarme, pronto el sol saldrá y vendrán a buscarme, como odio a esa gente, siempre esperando que los reciba con una sonrisa en los labios y con el mejor trato posible mientras me hartan relatando las peores tragedias de sus inútiles vidas, tan insignificantes, tanto desperdicio de materia, yo sonrió, asiento y escribo las nimiedades con las cuales están tan agobiados, les doy la supuesta solución y al fin se largan con un agradecimiento vació y desesperante, sabiendo que en algún momento tendrán que regresar por el mismo u otro motivo, asi que deben ser educados, sonreír, agradecer y tratarme bien para después esperar a tener servicio gratuito y a la hora que a los putos se les pegue la gana.
Como los desprecio, a todos, me ven como una inversión a largo plazo lo que me hace vomitar y desearme morir mientras veo mi propia sangre correr por mi antebrazo, sintiendo la tibieza de mi fluido vital mientras lentamente me hundo en un vació y profundo foso, donde encuentro tranquilidad, paz y una calida sensación que me dice que puedo y que quiero quedarme ahí para siempre, pero aun no es tiempo, todavía no, hay que tener todo listo primero antes de dar el paso final, el mas importante.
Esta decidido, desde hace mucho tiempo, solo debo esperar el momento perfecto, la noche adecuada y el minuto exacto los cuales ya tengo escogidos por que se que no habra distracciones, ni heroes innescesarios, esta noche, será esta noche por fin.
La habitación debe estar perfecta, quiero que la sensación de tranquilidad me invada por completo; todo esta limpio, la ropa de mi armario esta en su lugar, sin arrugas o dobleces innecesarios, cada cosa esta donde debe estar, los libros en perfecto orden, ningun papel suelto, mi lecho se ve mas acogedor que nunca, las sabanas y los cobertores recién lavados esperando por mi, llamándome agradablemente con un delicioso aroma de lavanda, asi como las almohadas que completan el atractivo cuadro.
Junto a la cama sobre la mesa de noche descansa un enorme vaso de agua de sabor que me ayudara a cubrir el sabor del contenido que hay en un frasco de medicamento para dormir a la mitad que no importa de donde salio, lo importante es que llego a mis manos, a un lado de este una brillante navaja que me espera impaciente desde hace días buscando el momento perfecto, en el piso cerca de la mesa esta un recipiente vacío, estratégicamente colocado donde el liquido vital será recibido, el sol baja lentamente, lo entiendo pues la luz que se filtra por la ventana poco a poco se opaca y la oscuridad me cubre.
Ya no falta mucho, solo unos momentos mas, lo se muy bien y eso me hace emocionar, mi corazon se acelera, las manos me sudan y trato de calmarme con profundas respiraciones, eso es... solo unas respiraciones mas para que termine, me introduzco entre las mullidas sabanas, acomodo las almohadas para encontrar la posición adecuada; por fin lo logro, luego de unos incómodos instantes, tomo el frasco y el vaso de agua que lo acompaña, tres puñados y varios tragos son suficientes para vaciar ambos recipientes, suspiro pesadamente debo esperar un poco para comenzar a sentir el sopor, los efectos de la droga que acabo de ingerir, busco la posición adecuada para evitar manchas carmín sobre mi cómodo lugar, sujeto el brillante filo y lo deslizo sobre mi muñeca contraria de forma transversa, lo se, para abrir la mayor parte de los vasos sanguíneos que pueda con un solo corte, es profundo, largo, doloroso, pero se que no tardara tanto ya y este pensamiento me hace sonreír.
Siento el liquido tibio escurrir y caer dentro del recipiente, me cubro y reacomodo otra vez, el sueño me acomete cada vez mas y mas mientras un pequeño escalofrió me recorre, voy cayendo en una profunda oscuridad y de pronto mi inconsciente comienza a jugar conmigo, mi familia interna, con la que siempre sueño tener aparece ante mi, lentamente casi puedo tocarlos.
Mi madre se acerca y se acomoda a mi lado susurrándome palabras calidas “ya todo termino, no tengas miedo” “ahora podrás descansar”, mientras papá me toma la mano suavemente “y ya no habrá mas soledad” me dice finalmente, suspiro con alivio pues una agradable calidez me embarga, sonrío como puedo pues mi cerebro ya no coordina y solo logro articular “si, ya no me duele” al tiempo que de mis ojos escapan solo un par de lagrimas, las ultimas para esta miserable vida mientas me hundo es esa calida profundidad, por fin...
Ya no mas.