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El morbo del momento por sister_of_Itachi_and_Mu

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Notas del fanfic:

Me costó hacerlo, sobre todo teniendo en cuenta que tengo por acualizar, pero como siempre digo, la fuente se secó, yo me perdí y el mapa estaba equivocado.

Ikki se paseaba tranquilamente por la mansión Kido con… ¿Hyoga en un hombro golpeandole la espalda, el único sitio que llegaba, queriendo bajar? Los otros santos, junto a su Diosa, se miraban la situación entre graciosos y curiosos por saber.

-Y ahora espero que no te moleste, pero tengo que bajarte, voy a sufrir una contractura como siga cargandote como el saco que eres.

-¿Saco?

-Sí, saco, so ganso sordo. Eres algo parecido. Sin inteligencia…

-Hablo el señor que inventó la bombilla justo después de ponerse una cerilla en el culo y ver como se iluminaba la zona de gases. Mira, pollo revendio y resucitado, juro que la próxima vez te decapito.

-Si es que tu inteligencia llega para tanto, patito.

Ya era costumbre que se hablasen así, era com un ‘buenos/as días/noches’ o ‘que aprobeche’, durante todo el tiempo. Era su forma de comunicación y seguir siendo amigos. Aun que siendo los otros santos los que sufrian luego, siempre pensaron que ya podrían ser unos amigos más normales. No perro y gato en el mismo plato.

 

Y eso eran los ataques sutiles, ligreos, en los que no había nadie por en medio de la pelea… Pero luego estaba el pique intenso. Algo así como…

-¡Cuidado! Se ha declarado zona catastrófica. Cualquiera que pase puede resbalarse, Ikki ha pasado por aquí y el aceite, si bajas a la entrada, ya llega hasta la cintura.

-¡O puede que cierto ganso haya visto alguien atarse los cordones ante su presencia, con el culito en su cara y ahora le pase el muerto a otro! ¡Que se te ve la pluma, ganso!

-¡Y a ti también! ¡Por cierto! ¡El rosa no combina con el verde, cambiate las plumas!

-¡Cuando puedas jurarme que eres tan virgen como Atenea!

Era cierto la joven prosti… Diosa, era virgen… Nadie había conseguido llegar hasta ese punto con la Diosa. Y una vez escuchado esto se puso ante el Fenix.

-¡¿Qué has dicho?!- Sí, en los piques intensos alguien acababa involucrado.

-Nada, solo he dicho lo cierto, que eres virgen. Para que Hyoga no pueda decir que has llegado en patera hasta mi persona por el aceite que pierdo, debe jurar que no es suyo por qué es tan virgen como tú. Si miente está frito. Hummm… Pato frito… Eso debe estar bueno… ¡Hyoooogaaaa, amiguitoooo! ¿Sabes? ¿Me apetece patito?

 

Ikki se levantó del sillon con la atenta y asesina mirada de su Diosa en su espalda. Sintiendo que en cualquier momento se le lanzaría por sorpresa y le arrancarí el pelo poco a poco y luego, en uno de sus arrebatos, le clabaría las uñas postizas y por fin, cuando ya no pudiese ver nada, le mataría y le enviaría de tour por todo el Inframundo y se pensaría el dejarle volver con vida.

 

Las palabras de Ikki llegaron hasta los oidos de Hyoga.

-¿Qué ha dicho ese tio? ¿Qué le apetece pato? Le voy a dar yo ganas de pato. Oye, pollito, me apetece mucho uno de tus congeneres para comer.

-¿Y no te basto yo? Es que al verte mis amigos emplumados han salido corriendo por miedo a que les hagas ivernar. Pero yo no tengo miedo. Por eso… ¿Te basto yo?

Decía sensualmente desde el marco de la puerta, apollado ligeramente, dejando que su cuerpo de inclinase un poco hacia ese lado. Hyoga no estaba muy seguro de entender muy bien el tono que su amigo quería ponerle al asunto.

-Es…esto… Tranquilo, yo no me como las cosas congeladas. Solo helados. Me gusta más una buena comida caliente.

-Mmmm… Es que… Como no veo a ninguno de tus amiguitos en casa y me apetece mucho pato pues he pensado que que mejor opción que comerse al jefe.

Ikki se puso en marcha, iba andando tranquilamente hasta quedar a la latura de Hyoga.

 

-Oye, vejestorio, menos conmigo. Ni yo ni los mios somo gallinitas como tú y los tuyo.

-Mmm… Veo que empiezas a reconocer tu condición emplumada. Puede que ahora reconozcas quien causó la zoca catastrófica.

-Tú.- Dijo con toda la seguridad del mundo, pero la sonrisa burlona que se le dibujó no tardó mucho en convertirse en una mueca de miedo, de miedo a una reacción por parte del pollo que tenía ya tan cerca.

-Mmmm… Pues no te digo que no tenga algo que ver… Pero… Tampoco es para tanto. Simplemente… No sé… Me gusta pasarme cubitos por el pecho cuando hace calor.

Hyoga se estremecía, Ikki le estaba hablando al oido, con los brazos puestos de foma que Hyoga no pudiese escapar del lugar. Poniendo una pierna entre las del Cisne.

-Me gusta refrescar mi mente y calentarla por igual con las mismas imágenes. Cierta persona en una playa, dejando que el agua caiga lentamente de su pelo, viendo como su cuerpo empapado reluce con la luz del solo, con ese estrecho bañador que hace que mi vista se vaya sola y que mi mente no pueda dejar que piense en otra cosa.

-I…Ikki… Mmmm…- Decía entre ahogados gemidos.

-Tranquilo, no pasa nada, yo te digo que es una zona catastrófica de verdad.

-Ikki… No…

Pero no le dio tiempo a decir nada más. Ikki le estaba besando, con uno de sus brazos poniendolo en la cintura para acercarlo. Y al teminar.

-¿Te pasa algo?

 

Era cierto, estaba más blanco de lo normal, mirando por encima del hombro del Fenix que ahora entendía ese ‘no’ y la palidez de su cara. Los santos y su Diosa habían visto toda la escena y solo Hyoga, en el último instante, se había dado cuenta del detalle.

-Bueno, esto no se queada así. Pero… Si te desidratas ahora y pierdes tanto aceite que ya me llega al cuello, no me vas a durar nada. Si no resistes esta pequeña tontería.

Hyoga bajo la vista y comenzó a ponerse rojo, rojo de ira. Cuando levanto la vista.

-¡Maldita ave carroñera! ¡Ahora voy a tener que lavarme la boca con salfumán! ¡Que asco! ¡Yo te enseñaré que es catastrofe! ¡Y no es cierto lo del aceite hasta el cuello!

Hyoga comenzó a perseguir al escurridizo ave Fenix, que tenía ganas de jugar al ‘tocar y parar’ con su semejante, otra ave orgullosa y cabezota.

 

-Mi… Mi… Mi nii-san…- Shun no cabía en la sorpresa.

-Están muy raros últimamente… Debemos averiguar que les pasa.- Decía la Diosa trazando otro de sus maquiavelicos… digo… divinos y perfectos planes.

Y pasada una hora de reloj la Diosa fue iluminada con un plan.

-¡Lo tengo!- Dijo haciendo sobresaltar a los santos- Ya se que haremos.

-¿De que se trata?- Preguntaba Seiya.

-Pues es simple… Encerrarles con cámaras en el cuarto.

-¿Al más puro estilo Gran Hermano?

-Algo así, Shiryu. He pensado que la mejor manera de saber que se traen es verles en acción. Se de un buen lugar donde podrían estar encerraditos un par de días sin problemas por comida, aseo y agua…

Otro de sus muchos edifícios que habían quedado abandonados tras unas cuantas cosas y pronto iba a ser cambiado, pero para que cambiansen ese, todavía faltaba medio año, por lo que no debían preocuparse, por no decir que todavía había algunas máquinas de golosinas y refescos y que tenía un antiguo despacho con baño. Decidido, iban a instalarles en ese edificio lo que hiciese falta. Pero el problema era como engañarles. Por muy brutos que fuesen, no eran estúpidos. De hecho eran de los más inteligentes.

 

Pero al igual que el tiempo pasaba para la desesperada Diosa, también la batalla entre los chicos volvía ser presente.

-Vamos, patito, que después de todo me vas a dejar con ganas de pelea.

-¿Es que los gallitos de corral no se cansan nunca?

-No, tenemos la vida muy facil y tanquila.

-Y así el cerebro acaba estobado.

-¿Dijiste?

-No, que así siempre tienes energía.

-Que aburrido, dame un poco de guerra que si no es un tostón.

-Oh, el gran gallito me pide que le de guerra. Esto es un mal presagio, el gallito pretencioso pide algo.

-Mira, patito de la feria, que no vale ni para tenerlo en la bañera. El gallito que tienes delante será pretencioso, pero da guerra. Lo que pasa es que se han acabado las palabras y para no repetirte prefieres callarlas.

-No, lo que quería callar, para no ofenderte, era otra cosa. Que cuando me pusiste tu pierna ente las mías note un pequeño cacahuete… ¿Se supone que eso eras tú empalmado? No es por ofender, pero las cosas insignificantes siempre van entre parentesis… Normal que andes así… Pf…

-Ni que lo tuyo fuese de gran admiración. Cuando puse mi pierna me dije… ¿Seguro que no es una tia? Tiene un gran hueco entre las piernas. Lo insignificante irá entre parentesis, pero lo que no interesa ni está expuesto.

-Uy, te pasaste de la raya. Tengo, y más que tú, gallito pretencioso.

 

Los dos comenzaron el típico estira y afloja de yo la tengo más grande que tú. Pero Saori no estaba dispuesta ha dejar que los chicos hiciesen exibición de sus dotes (maldita, dejalos, queremos verles… en pelotas…), pues estaba dispuesta ha permitirle ciertas palabras, pero no ciertos actos. Y ya llegada la hora de la cena Saori comenzó con el plan que tanto le había costado elaborar.

 

-Esto… Chicos, ayer fui al edificio viejo y perdí mi pulsera. Creo que se me cayó por allí. Mañana iremos todos a buscarla.

-Pero…- Quería protestar el Fenix.

-Nada, son cuatro plantas. Ikki irás a la superior, Hyoga a la trecera, Shiryu a la segunda y Seiya, Shun y yo nos quedamos mirando por abajo en la sala de guardia y eso.

Ahora era Hyoga el que quería protestar, pero sabía muy bien que eso significaba ser desplumado lentamente y con saña.

-Ey, patito, va a resultar que tú y yo vamos a tener que subir un piso solitos.

-Espero que no sufras un desafortunado accidente que haga que te abras la cabeza y empieces a sangrar y te de un patatús y estires la pata.

-Bueno, siempre puedo caer sobre ti y amortiguar la caida.

-Tranquilo, iré mirando para ponerte la trabanqueta y que no puedas cogerte al caer.

-Tranquilo, soy muy rápido para agarrar… Bueno, que te aseguro que no iba a suceder.

 

De nuevo comenzaron con sus tonterías, pero, como mínimo, no había ningún implicado directo en aquella batalla campal de insultos y sugerencias del Fenix. Y pasada una agetreada noche, todos se fueron a dormir para que aquellos dos siguiesen  insultandose en sueño.

 

Por la mañana estaban todos en pie menos Seiya, que ya era costumbre, e Hyoga, que todos se quedaron soprendidos al no verle de buena mañana.

-Voy a ver si es que se ha congelado esta noche o algo. Ahora lo bajo de los pelos.

Ikki subió al cuarto de Hyoga, que estaba placidamente durmiendo, con cara de ángel, los mechones caprichosamente esparcidos por la cama y la cara del muchacho de piel blanca y aterciopelada. Esos ojos todavía cerrados, dejando claramente, para cualquier miron, evidenciado que tenía un sueño del que no tenía intención de despertarse.

 

Ikki primero dudó, pero luego, con una gran sonrisa, se dirijó hasta quedar justo al lado de Hyoga, podía sentir la respiración que estaba levemente agitada, por el sueño que estaba teniendo el joven rubio.

-Hyoga… Despierta… Vamos…

Hyoga se movió un poco, como indicando un pelín de molestia. Pero al volver a sonar la sensual y masculina voz del ave ya no se movía con disgusto moviendo sus lábios, que estaban ligeramente inchados de dormir. Al contrario, se movió con una gran sonrisa, cosa que a Ikki no le pasó desapercibida, ponieno sus brazos alrededor del cuello del mayor, cosa que le dejó algo sorprendido.

-Vamos, despieta… Hace rato que deberías estar levantado.

-Dame un minuto… Solo eso…- Decía mientras tiraba hacia sí el cuerpo del Fenix.

-Vamos, no seas niño pequeño, levanta…

-Un poquito… Estoy cansado… Quiero seguir así un poquito más… Solo… Un minuto.

-Venga, vamos, no tenemos todo el día. Lenvanta…

Decía dulce, pero un poco demantante, el Fenix, que con toda la paciencia y la vergüenza del mundo por su posición y la cencanía del Cisne se intentaba imponer.

 

-Pues, si no te vas a levantar por tu propio pie…

Ikki, con Hyoga colago del cuello, le agarró un poco para evitar que cayese al suelo y lo bajó hasta la cocina. Y todos se les quedaron mirando un poco, sobre todo por la apaciguada y ¿obediente? Faceta que mostraba el Fenix.

-Mmmm… Esta es la mejor manera de bajar, sin esfuerzo, gracias Ikki.

Decía Hyoga soltandose del cuello del mayor, dejandole un poco descolocado.

-“¿Es que solo se ha reido de mí el jodido pato este?” Sí, lo que sea para terminar pronto. Y la proxima vez, procura avisar antes de que no piensas bajar por tu propio pie que entonces pongo una bomba lapa en tu cama.

-Como digas… Pero no negarás que no te ha gustado… Vamos, he visto tu carita sonrojada en la cama… ¿De verdad soy tan lindo?

-Puedrete y revienta. Eres un cabrón. “No, si va a resultar que el tio es más hijo de puta que yo y todo… Eso no lo puedo permitir”… Si necesitabas contacto humano, uno bueno, sensual, tan sexy como soy “modestias a parte”, solo tienes que decirlo y te propino un puñetazo y ya te he tocado, no hace falta que montes el numerito de la doncella dormida…

-Pues el principe apuesto a caido en la trampa que la mala bruja le ha puesto. Ha ido a buscar a la doncella dormida y la ha bajado a la cocina, ahora es cuando todo empieza de verdad, con un… Y este cuento sigues hasta que la doncella mató al principe sin querer evitarlo poniendole la trabanqueta en las escaleras haciendo que el joven y apuesto principe se parta la cabeza como el melón que es.

-Para haberme matado de una forma tan bulgar y para ser una bruja tan asquerosa, no se ha currado mucho el plan… Y dicho esto… Ya se que soy apuesto, no hace falta que lo digas… Lo evidente es mejor no decirlo…

-El mosdesto Ikki haciendo desmotración de tal cualidad que el día que la repartían seguro que se quedó el último de la cola y por capullo no se la dieron.

-Y tú con el don de la arrogancia que el día que lo repartían te lo quedaste todo.

 

Y ya después de otra batalla campal de insultos y otras incitaciones de Ikki para seguir el juego hasta un punto bastante morboso, llegaron al dichoso edificio.

-Ya sabeis donde teneis que ir.- Decía la Diosa.

Shiryu comenzó a subir junto Hyoga e Ikki, pero se paró en el segundo piso, luego, Hyoga se paró en la tercera planta e Ikki siguió subiendo. Pero a mitad de camino un ruido metálico, de las rejas de la puerta cerrandose llamó su atención. Bajó corriendo, viendo que Hyoga había tenido la misma idea. Pero para cuando llegaron a la planta baja ya no había nadie. Todos se habían marchado. Las puertas estaban cerras y ellos estaban solo, en el mismo sítio y sin cobertura y batería en el movil.

 

-Magnifico… Es… Como decirlo… Un día redondo.- Ikki ironizando.

-Bueno, al menos tenemos las máquinas con algo de comida y bebida… Y… En el tecer piso está el antigua despacho de Saori, tiene baño y parece que el agua funciona…

-Antes de eso, miremos las ventanas, puede que estén abiertas.

-Por muy abiertas que estén, tienen rejas…

Saori se había asegurado no dejar ningún típo de escapatoria a la pareja. Al igual que no les dejó incendiar su cosmos. Pues si les dejaba seguro que volaban la pueta.

 

-Maldita bruja, seguro que lo tenía planeado.

-¡A quien le llama bruja ese!

Saoir estaba en la limusina disfrutando de la vista y el sonido que tenía el lugar… Pero que le llamasen bruja… Todos los santos temían ciertas reacciones ante ciertas palabras.

-Bueno, no es para tanto… Seguro que enseguida se fijan que no estamos y vuelven.

-No seas tontito. Han sido ellos quienes nos han encerrado a posta. Sino, Saori, no se hubiese tomado la molestia de enviarnos a los pisos más altos y se hubiesen ido cerrando la pueta sin más.

-Vale, tienes toda la razón… Que asco tener que dartela…

-Estás tan mono enfadado…

-En ocasiones eres tan imbecil…

-Pero un imbecil sin culpa… Es por cierta persona que mis sentidos se atrofian, que mi mente se frena, que mi vista se derrite, que mi olfato y mi gusto se empalgan y que mi tacto y mi ser necesitan del contacto y que mis oidos solo escuchan su sonido.

-Vaya, seguro que a quien se lo digas le harás muy feliz.

-“Ganso estúpido, te lo decía a ti”.

-Vamos a dar una vuelta para ver que encontramos en este sitio…

 

Los dos se pusieron a mirar por toda la planta baja, el segundo, tercer y cuarto piso, pero seguían con la misma infomación que antes. Que solo tenían las máquinas y un baño.

-Joder… Ahora estoy lleno de polvo… Que asco… ¿Ese baño tenía ducha?

-No lo sé… Creo que ducha no, pero yacuzzi…

-Mmmm… Como se las gasta… Pues… No sé por qué será que tengo ganas de un baño… ¿Te apetece uno?

-Por qué no…

 

Poco a poco, sin darse cuenta, se habían acercado un poco más el uno al otro. Ikki, tuvo un pequeño tras pies en el segundo piso con las escaleras, pero, por suerte, Hyoga tuvo reflejos sucicientes para extenderle la mano y pegar un fuerte tirón, con el que Ikki no caería al suelo, pero si que quedaría a una escasa distancia de su rostro.

-Al final, no vas a matarme, vas a salvarme la vida.

Decía acortando totalmente la distacia que les separaba los rostos.

-Vamos, quiero quitarme el polvo del cuerpo.

-“¿Cómo puede quedarse tan tranquilo? ¡Me ha besado!”

-Tranquilo, era solo una forma de tomarte el pelo, pero veo que ha funcionado.

Decía Ikki al notar que Hyoga pensaba demasiado y se iba tornando de un color carmín encendido que dañaba a los ojos. Pero ese rubor, mezclado con su piel blanca, tan deseosa, con esos cabellos de oro, los ojos como dos mares y los labios de un diós… Era la personicifación de la lujuria y el deseo. Ikki se contuvo. Le entraban verdaderas ganas de comerse al pequeño, pero no era el mejor lugar.

 

Siguieron subiendo las escaleras, esta vez, sin traspies asesinos y besitos. Cuando llegaron se sorprendieron al ver, que el yacuzzi, ya estaba preparado. Cortesía de Saori por control remoto… Si lo que la Diosa no tenga…

 

Ikki se quitaba la ropa lentamente, cosa que todos los santos y la Diosa agradeciron por dejarles ver tan esbelto cuerpo. Hyoga le imitaba, dandole la espala para no tener que mirarle. Ikki fue el primeron en entrar. La temperatura perfecta, los chorros de agua que masajeaban su espalada, luego, ese placer también lo sintio Hyoga, que no los disfrutó mucho, pues Ikki, con una demostración de su fuerza, hizo que el Cisne se sentase sobre sus piernas.

 

-Y ahora… Quiero que me digas eso de que tengo un cacahuete entre las piernas de nuevo, no creo que lo haya entendido bien…

Decía más besando su cuello que intentando ser audible.

-Pu…es… eso….- Decía aguantandos los gemidos e intentando, en vano, no demostrar que se retorcía de placer.- Tienes… un cacahuete… Aaaah… Y… A… aparta… Maldito pervertido acosador…

-Vamos, no seas así, no puedes negar que esto te gusta…

-Yo… yo no… No lo estoy difrutando… Y aparta… ave del demonio…

-No me apetece… Dame un minutito más… ¿Te suenan las palabras?

El rubio se tornó rojo nuevamente, era cierto que le había jugado la mala pasada de hacerle bajar, pero no se pensaba que realmente, durante un corto periodo de tiempo, estubiese dormido y hubiese dicho tales palabras.

-Mmmm… ¿Y eso?

Demandaba Ikki mirando hacia arriba, había localizado una camara…

-Hyoga, saluda a tu Diosa. Nos está mirando ahora mismo. Gracias por el baño. Lo estamos disfrutando mucho… ¿Verdad, patito?

-¡Quita!- Gritaba consiguiendo soltarse del abrazo de Ikki.

-Vamos, hasta que no has visto que había una camara no te has resistido tanto.

-Eres un imbecil. Lo primero es que no lo he disfrutado nada, me entraban arcadas de solo pensar que eras tú el que me tocaba y segundo es que no me importa nada las camaras. Puesto que seguro ya me han visto desnudo…

-Mmmm…

 

Ikki se levantó y puso la típica postura sexy con el culito en pompa.

-¿Es que no te gusto?

-Quita tu peludo culo de mi cara.

Ikki se volteó para quedar cara a cara con Hyoga.

-Perdona, pero mi culo no tiene pelos, niñata.

-Con que niñata. Pues mira lo que te hago por niñata.

-¡Aaaaaah! ¡Suelta!

Hyoga estaba estirando los pelos de Ikki, que ya estaba un poco bastante dolorido.

-Sueltame.

-Nunca.

-Pues tú lo has querido.

El Fenix imitó a su amigo y le tiró de los pelos también.

-¡Suelta!

-Pues hazlo tú primero. Por cierto, que pelo tan suave tienes.

Decía deslizando su mano por el rubio cabello.

-Pues tú, en cambio, lo tiene todo enredado.

Decía el Cisne moviendo su mano y demostrando que casi ni se movía pillando enredos.

-Pues si tan enredado lo tengo aquí no quieras saber abajo.

-Pervertido. No me interesa como tengas el pelo de ningún sitio.

-Vamos, seguro que tienes el pelo muy suave.

Decía el Fenix bajando la mano por el abdomen del rubio, que de un solo golpe se movió rápidamente del lugar.

 

Más tarde, Ikki, se sentó nuevamente en su lugar, dejando tranquilo al Cisne.

-Hyoga. ¿Sabes? Tienes una araña detrás.

-¡Aaah! ¡Matala, matala!

Decía el Cisne aterrorizado, poniendose al lado de Ikki, agarrandose de su brazo y cerrando con fuerza sus ojos.

-Era broma… No hay ninguna… No pensé que fueras tan cobarde.

-¡Imbecil! ¡Eres un desgraciado!

-Pues, tan desgraciado que soy, no te sueltas de mi brazo.

-¡Aaaah!

Se soltó rápidamente. Estaba avergonzado por todo. No solo por lo de la araña, es que encima se había agarrado del brazo de Ikki.

-Espera, no te muevas.

-¿Por?

Fenix hizo un rápido movimiento de manos y pasandolas por los hombros del Cisne, las volvió a colocar delante suyo.

-Tenías una araña en el hombro.

-¡¿Qué?!

-¿Quieres verla? Mira, mira.

Decía acercado su mano a Hyoga para que pudiese observar de cerca la peludita amiga.

-¡Apartala! ¡Apartala! ¡No me la acerques! ¡Quita!

Intentaba irse hacia atrás, pero no podía, tenía un espacio limitado, si quería huir, debía salir del agua en un momento.

 

-Bueno, ya paro. Mira, para  que lo veas.

Ikki aplastó la nueva visitante, de forma que Hyoga se calmo un poco, pero miraba hacia todas partes para asegurarse que ninguna otra intrusa se colase en su sitio. Le daban escalofríos por todo el cuerpo, solo de pensar en esas patas, esos ojos y toda ella en sí, era suficiente para que su mente se alterase.

-Pato cobarde. Era una arañita minúscula.

-¡Y un cuerno! Era enorme. Enorme y asquerosa.

-Pato cobardica. ¿Cómo te puede dar panico algo tan indefenso?

-Me da igual que sea un bicho asqueroso e indefenso. No puedo sufrirlas.

-Pero si te has enfrentado a peores cosas.

-Sí, me he enfrentado contra mi mente para evitar recordar tu culo. Eso es peor. Tu culo es mucho peor que una araña.

-¡Oye! ¡Ni que tú tuvieses el más fantastico del mundo!

-¿Eso es que te has fijado en mi culo?

-No, me he fijado en el surco que deja en el suelo. Tan gordo y fofo.

-¡Aj! ¡Estoy harto! ¡Ni que fueses mister mundo! Vale, est… “Nota mental, mejor calla y no digas información que es mejor omitir.”

-¿Qué ibas a decir? Patito, dimelo.

-Nada que te importe. “Que estás bueno”.

 

Hyoga se levantó y se fue para coger su ropa. Ikki, se le quedó mirando un momento.

-¿Dónde vas?

-Tengo hambre. Voy a buscar algo. Y también de beber.

-Espera, te acompaño.

El Fenix se levantó raudo y veloz para imitar al joven, una vez vestiditos y en la planta baja, se quedaron mirando las máquinas. Al parecer, no estaban conectadas, aun que, todo sea dicho, no tenían intención de poner ni una sola moneda.

-Esto… Saori, ¿Nos estás viendo ahora?

La camara que tenían delante se movió afirmativamente.

-Mira, las máquinitas no están conectadas y no piensaba poner ni un solo yen. Por eso te quería preguntar una cosa. “Pero me digas lo que me digas haré lo que quiera” ¿Puedo romper los cristales?

La camará se movio afirmativamente de nuevo.

-Perfecto. Ahora voy a buscar algo para romperlos.

 

Ikki comenzó a dar vueltas sin parar por todo el lugar, buscando algo con lo que romper los cristales. Entonces vio algo, que aun que normalmente no se usa para eso, le iría bastante bien dadas las circunstancias. Era un teléfono.

-Pato, ya he encontrado con que romper los cristales.

Arrancado el cable que unía el teléfono a la toma de linea, se acercó a la máquina de comida y lo lanzó con fueza, de forma que el cristal se rompió. Luego, haciendo el mismo procedimiento, lo lanzó contra el de las bebidas.

-Espero que estas cosas no estén caducadas.

-No creo. Si ya lo tenían planeado, espero que tuviesen la decencia de poner algo comestible. Aun que... Ya no sé si tengo tanta hambre ahora…

 

Cogieron un par de bolsas y refrescos, miraron la fecha, pero estaba claro que no estaban caducados, cortesía de Saori. Por así decirlo, era comíada basura. La hora de comer y con eso… Realmente era triste tal comida. Ellos querían una digna. No sé, ensalada, pato al horno, sopa… Lo que fuese, pero no eso.

-Cuando regresemos a la mansión espero no ver más golosinas ni semblantes.

-Les voy a coger asco. Tanto que me gustan los caramelos y ahora…

-Hyoga, si quieres, puedes mantener la boca ocupada con otra cosa.

-¿Te refieres con tu cacahuete? No, gracias.

-Eres tan chistoso…

Y una vez terminada la hora de comer, mejor dicho, terminado el pica-pica de gominolas y chocolatinas. Era el momento del ocio. ¿Pero que puede hacer uno estando encerrado con una persona como Ikki? (Claramente, yo, escojo sexo).

 

-Voy a mirar que hay por el edificio…

-¿Crees que habrá algo en el escritorio de Saori?- Preguntaba Ikki.

-Podemos mirar, a lo mejor descubrimos algo raro.

-Son como críos, está todo… ¡No, en mi escritorio no!- Gritaba Saori mientras seguía viendo las paripecias del duo.

 

Los chicos subieron rápido las escaleras. Al llegar al despacho de Saori, primero recuperaron el aliento, luego, se pusieron a investigar por la zona. Primero en algunos cajones aviertos. Simplemente habían papeles sucios y antiguos con cuatro números mal escritos y algun plano de otro edificio. Pero había un cajón cerrado con llave.

-¿Qué habrá en el cajón?

-¿Lo abrimos?

-Si no lo hace por las buenas…

-Que sea por las malas.

Ikki dio una fuerte patada al escritorio. La cajonera se rompió, para dejar al descubierto el contenido del cajón cerrado.

 

-U…

-¿Unas bragas?

-¿Pero donde guarda esta mujer la ropa?-Ikki

-Al parecer, en su oficina. Pero… Mejor las dejamos en el sitio…

-Sí, no quiero tocarlas.

-¿Qué estaría haciendo Saori para tener unas bragas aquí?

-Imagina…- Ahora imitando a Saori- Julian, amor mío, sabes que no podemos hacer esto. Ah, que me haces.

-Te quitaré toda la ropa.- Hyoga se había animado a hacer de Julian.

-No, pervertido. Soy una diosa. No puedes hacerme estas cochinadas.

-No pasa nada. Solo quiero quitarte las braguitas.

-Pues me las quito y las guarto en el cajón.

-Yo no he dicho que quisiera quedarmelas. Ahora tengo menos trabajo.

 

Se pusieron a reir estrepitosamente, cayeron al suelo de lo que reían. Saori, estaba por ir y enviarles de tour al Inframundo de por vida. Pero era la mejor explicación que tenían los chicos por el momento. Bueno, la única explicación que quisieron sacar.

-Bueno, después de este descubrimiento… ¿Qué más crees que esconde?

-Si miramos bien en el baño seguro que encontramos potes de crema y filtros de amor que Aphrodita le regaló.

-¿Investigamos más, Hyoga?

-Investiguemos, puede ser interesante, Ikki.

 

Los dos santos comenzaron a dar vueltas. Primero, volvieron a bajar, luego, se pusieron a mirar en la sala de seguridad. Había cajones y un televisor pequeñito que, al parecer, no funcionaba desde hacía ya tiempo. Se pusieron a abrir cajones, pero simplemente encontraron una linterna y una porra.

-¡¿Quién anda ahí?!- Dijo Ikki girandose con la linterna enfocada a la cara de Hyoga y la porra en la otra mano en alto.

-Solo soy un inocente ladrón que viene a robar una tele que no funciona.

-¿Y para que la quiere si no funcina?

-Esto… Para poner una excusa por estar encerrado.

-¿Pues sabe que le hacemos a los encerrados mentirosos?

-¿Qué?- Decía Hyoga moviendose hacia atrás.

 

Ikki dejó la linterna en la mesa junto a la porra, luego se fue acercando a Hyoga hasta quedar justo delante de él.

-¡Nos los comemos!- Decía mientras le mordía el cuello y tumbandole en el suelo.

Hyoga no paraba de reirse, pues también le estaba haciendo cosquillas.

-Para… Ikki… Para… Jajaja… Para…

A los que estaban viendo la escena desde el otro lado de la pantalla les salía la gotita y el fondo se volvía progresivamente de color lila oscuro.

-Parate, enserio… Jajaja… Para… Me duelen los costados… Jajaja…

-Bueno, por ahora paro, pero luego quizás…

-No, luego nada, que todavía me dolerá.

Intentaba incorporarse, pero tenía todo el peso del Fénix sobre su cuerpo.

-Vamos, salte, ya pesas.

-No, me apetece quedarme un rarito más.

-En… Enserio… Bajate…

-¿Por qué?

-Por qué tienes la mano en mi culo, por qué tu peso me asficsia y por qué me da la gana.

-Pues ya tengo más razones para quedarme. Lo de la mano es apropósito, lo del peso, no creo que sea para tanto y lo último es como si no lo hubiese escuchado.- Decía sonriente. Siempre tenía que hacerle halgo al pobre patito.

 

-Vamos, salte, Ikki.- Decía Hyoga intentado mover el cuerpo del Fénix sin éxito.

-Ya te dije que no quería. ¿Qué te hace pensar que cambié de opinión? Estoy comodo, pegadito a tu cuerpo, con una mano en tu culito duro y puedo aprovecharme tanto como quiera… ¿Por qué razón debo salir si estoy como un rey?

-Hay camaras…

-Excusas varatas. Ya nos deben haber visto desnudos antes.

-¡Que te salgas!- Decía moviendos tanto como podía.

-Ya te dije que no, que estoy muy bien. Y si es por las camaras no te preocupes, eso ya no me vale de excusa, puedo ser un exibicionista en potencia si me lo propongo. No me preocupa que me vean el culo un poco.

-Debería preocuparte, que luego estas cosas las envian a vete tú a saber donde.

-Tranquilo, seguro que estas imágenes solo las tiene Saori y no nos haría algo tan malo. Después de todo tenemos que ir con ella a acontecimientos públicos, recuerda.

-Mmmm… Pues… ¡Que te salgas!

-¿Qué no sabes decir nada más? Deja que te demuestre que yo sí.

 

Ikki acercó su rostro al de Hyoga, que al principio retiraba, pero con una mano (la libre del culito) le agarró del mentón y le obligó a encararle. Primero simplemente le lamió un poco los labios, mordiendole un poco, para luego besarle, primero de forma casata y delicada, luego con más pasión y lujuria. Hyoga estaba perdiendose en aquel mar de sensaciones que el Fénix le estaba propinando gratuitamente. Estaba entre el cielo y la tierra, perdiendo los sentidos para tener solo a Ikki. Su mente estaba olvidando donde estaban, sus brazos estaba a punto de traicionarle. Estaba a punto ponerlos tras el cuello del mayor para profundizar el beso, para que fuese más intenso. Pero al recordar donde estaban, sus brazos frenaron en seco, sus manos agarraron del pelo al mayor y tiró con fuerza hasta que consiguio separarse.

 

-Y ahora… ¿Me sigues diciendo que me quite?

-Cla… Claro…- Decía completamente sonrojado.

-Pues parecía que te gustaba.- Sonreía malicioso el Fénix.

-No, claro que no. ¿Cómo me iba a gustar besarme contigo?

-No sé, hace un momento participabas muy activamente. Tu lengua estaba muy despierta… Y… Bueno… Por que la final has recordado donde estamos, que si no te aseguro que caes. Te aseguro que no te habrías negado a NADA.

-¿Quién crees que tiene ganas de hacer algo contigo? Ni que estuvieses tan bueno.

-Mmmm… Eso quiere decir que consideras que estoy minimamente bueno.

-No, simplemente hice un comentario. Y ahora salte.

-Mmmm… Bueno… Por qué sé que lo has disfrutado.

 

Ikki se levantó, dejando que Hyoga se pudiese poner en pie nuevamente.

-“Lo peor no es que mi primer beso haya sido con él, lo peor es que lo disfruté demasiado. Casi olvido donde estamos… Me hace perder los sentidos.”

-“Pobre, creo que esta vez me pasé un poco.”

 

Y la tarde siguió tranquila, bien tranquila para los chicos. Ikki se las pasaba haciendole posturitas y comentarios obscenos a Hyoga y el pequeño intentaba ignorarle con todas sus fuerzas. Pero el cuerpo es debil y las fuerzas fallan. Por lo que alguna vez cayó.

 

Y ya entrada la noche pudieron saboriar su suculenta cena. Más dulces y refescos.

-Es que realmente voy a cogerles asco.

-Bueno, siempre puedes pensar que hay distintos. Todavía te quedan los helados.

-No, es dulce, no quiero saber nada.

-Vaya, va a ser verdad que les vas a coger una gran manía.

-Si por lo menos hubiesen bocadillos de aquellos que están asquerosos…

(Ciertamente, la mayoría de bocadillos sacados de maquinas expendedoras suelen estar asqueroros, vivencia propia).

-Pues tampoco te los comerías.

-Pero si que los patearía. Tendría entretenimiento para rato. Hasta que el bocadillo se desarmase y solo quedasen migas por el suelo. Entonces juntaría las migas y las patearía una y otra vez hasta que me cansase y me pusiese a dormir.

-Vaya, que planificado tienes el día.

-Pero habiendo solo dulces. Imagina, pateo un caramelo de estos redondos y a saber a donde cae. Lugo lo pisas te resbalas y te abres la cabeza. ¿Dónde tengo que patear?

-Ja, muy gracioso. Pero si me abriese la cabeza ten por seguro que haría que me cuidases tú, para  no dejarte libre. Haría que lo que te quedase de vida fuese un infierno.

 

Y ya pasada la cena, después de disputas de ‘serías mi esclavo’ y ‘ni en sueños’, tocaba dormir un poco, mañana sería otro día, evidentemente. Ikki miró por un segundo a Hyoga y luego le dijo.

-Esta noche hará un poco de frío. ¿Me haces de manta?

-Muerete.

-Lo decía para que estuviese protegido, también, de las arañas. Imagina que estás durmiendo y te entra por la nariz y luego tienes todo de arañas por dentro y…

-¡Calla, deja de decir eso! Ya voy, pero no digas eso.

-Vale, tú me haces de manta y yo te protejo de las peluditas.

-Bien, trato hecho.

-Pero me harás de manta todo lo que estemos aquí.

-Pero tú me tendrás que defender siempre.

-Bien, me parece justo.

 

Y así, Hyoga se acostó sobre el cuerpo del Fénix. Poniendo su cabeza sobre el pecho, dejando que sus brazos se pusieran por su espalda, sintiendo como la respiración se iba haciendo acompasada y lenta. Sabiendo que, él, ya se había dormido. Luego, cerrando los ojos, lentamente se quedó dormido sobre su pecho.

 

Para cuando despertó, Ikki ya lo estaba, le estaba mirando la carita de dormido que tenía. Hyoga se sonrojó un poco y se incorporó rápidamente.

-Buenos días, marmota.

-Bueno días a ti también. ¿Dónde estaba el baño?

-Despacho de Saoir. Vamos.

-¿Vamos?

-Claro, los dos. Desde que llevo despierto que quiero ir, pero te tenía dormidito encima y me daba lastima despertarte, parecías muy agusto.

-Estaría soñando que estaba lejos de ti.

-O muy cerca.

-¿Cómo?

-Si durmiendo dices: “Mmmm… Ikki…” No sé yo si muy lejos…

-Seguro que te lo estas inventando.- Se sonrojaba.

Pero no, no se lo estaba inventado. Hyoga había tenido un sueño un poco subidito de tono con el Fénix como protagonista.

 

Ya, habiendo subido, habían hecho sus necesidades y volvieron a bajar, quedaron ante las maquinas expendedoras.

-¿Qué te apetece desayunar?

-Si te digo la verdad, para desayunar me parece un poco bestia.

-Tranquilo, te acostumbras.

-¿Qué?

-Nada… Que yo cojo esto.- Cogiendo un Kinder Bueno (¿Se escribe así?).

-Mmmm… Pues yo… Esto…- Cogiendo un Cacaolat.

 

Y desayunaditos y aburridos, todo se hacía muy pesado, los minutos no pasaban, los segundos se hacían horas, pero un ruido les sacó del ensimismamiento. Era la verja. La verja de hierro se estaba abriendo. Saori aparecía por ella sonriente y feliciana como es.

-Chicos… ¿Volvemos?

-Bien, hoy tenemos una comida normal.

-No te ilusiones, Hyoga, que todavía queda mucho día por delante.

-Claro, si al final tienes razón y todo. Que asco tener que dartela.

-¿Es que todo te da asco?

-Si tiene que ver contigo y las arañas sí.

-Bueno, como digas. Te lo perdondo por que llevamos 24 horas pegados.

 

Y una vez, habiendo pasado olimpicamente de Saoir, vieron la imponente limusina, donde estaban los otros santos, todos se colocaron de forma en que, por narices, tenían que sentarse Hyoga e Ikki juntos. El coche arrancó y comenzó el agetreo.

 

-Hyoga, tengo una sorpresa para ti.

-¿Para mí? Pero si no es mi cumpleaños, Seiya.

-No importa, es simplemente un detalle.

Era cierto, llevaba una caja encima de las piernas.

Notas finales: Gracias a los que me lean y dejen reviews y a quienes me han tenido que aguantar en el proceso de creación, muchas gracias a todos... Arigatô ero-sennin/Gaara-wanwan

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