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Horas por Mikeas

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HORAS

Todo se ve tan hermoso, los árboles danzando libremente, las aves cantando mientras sus plumas de colores decoran los pétalos de sakura que se empeñan en entintar el paisaje, nada puede ser mejor.
Me siento tan tranquilo y protegido, es como si los ángeles me estuvieran guiando por este bosque de sueños, por este mi gran deseo...libertad.
El sonido de pasos tras de mi me alerta y solo puedo voltear lentamente.-Por q no puedo ver tu rostro?
-por que no es el momento que me descubras.
-me suenas conocido...


Siempre lo mismo, tantas veces recorrí este camino que podría describir cada bache en el pavimento.
Estoy tan cansado de seguir con esto, siento que no puedo seguir así pero no se por que... El sonido del pedalear de mi bicicleta ya parece tranquilizarme, mis ojos se están cerrando...es momento de olvidar todo lo que hice, todo lo que quise ser y no fui, todo lo que soy y no seré.
El imponente edificio decoraba la cuadra dándole vida, estudiantes ingresaban riendo , otros serios y muchos otros estudiando pero ninguno como él.
-grr....-su cuerpo se estiro como el de un gato entumecido y colocó su medio de transporte apoyándolodo sobre una de las paredes de Shohoku mientras se refregaba los ojos, que lindo es dormir unos minutos mas a la mañana.
Otra vez a la rutina, pero había algo extraño en este día. Podía sentirlo claramente en su piel, algo estaba ocurriendo y no podía evitarlo. Nadie ni nada tenía derecho a transformar su vida “perfecta”, nadie debía cambiar las cosas...ya todo estaba formado y dicho.
Caminó suavemente a través de los pasillos mientras todos le hablaban o miraban, como odiaba que esto pasara. Odiaba que lo miraran, odiaba que se le pusieran enfrente esas idiotas estorbándole el paso mientras solo podían sonrojarse como estúpidas, odiaba ser hombre...odiaba ser Kaede Rukawa.
Ingreso en su salón y deposito su humanidad en el pupitre ya acomodándose para dormir pero algo lo hizo observar hacia atrás, hoy sería un día aburrido y muy tranquilo, el doaho no había llegado.
Por alguna maldita razón lo habían transferido con su bandita a su salón y realmente era un martirio escuchar esa risota estúpida...q tanto le gustaba...

Las horas pasan rápidamente cuando uno duerme, y este día no iba a ser la excepción. Kaede Rukawa se despertó cuando el timbre anuncio el finalizar de las clases, nuevamente observó hacia a atrás y advirtió que el doaho no había asistido a las clases y eso si que era algo extraño.
Cuando ingresó al gimnasio algo le llamo la atención, todos estaban reunidos en circulo aparentemente hablando de algo importe. Hasta las fanáticas del pelirrojo estaban ahí, acaso algo había pasado???
-como es eso que no pueden despertarlo??
-no lo se, solo me dijeron que esta sano pero que por alguna razón no quiere despertar y hasta que él no lo decida no de puede hacer nada.
Rukawa se sobresalto al escuchar lo que había ocurrido, por q el doaho no quería despertar? El era su ... amigo y no le había comentado nada, acaso tendría algún problema? Parecía recuperado ya de la muerte de su madre, no debe de ser eso, algo mas le debe estar pasando.
-donde esta él ahora?- La voy de Kaede hizo que todos callaran repentinamente.
-está en su casa, lo encontró esta mañana Sendou cuando lo fue a buscar para desayunar.
Nuevamente el sonido de los pasos alejarse se escucho en el gimnasio, el silencio reinó nuevamente hasta que el llanto de una de las fanáticas lo rompió.
Rukawa salió a paso lento de Shohoku, no le importó dejar su bicicleta y mucho menos le interesó no asistir a la práctica. Su doaho lo necesitaba, necesitaba ayuda y él debía ser fuerte por los dos, por ese amor imposible que sentía, por esas ganas de romperle la cara a golpes por preocuparlo...
Un banco de plaza en particular le llamó la atención, como olvidar ese hermoso lugar junto al gran árbol de cerezo. En ese banco fue donde por primera vez lloró en brazos de un amigo y no sería la ultima vez que el pelirrojo le prestase su hombro y su corazón para desahogarse.
Sin darse cuenta estaba sentado en aquel banco, se leían las inscripciones “Kitsune y Doaho” raspadas con las llaves que él tenía de la casa del pelirrojo, tanto tiempo...
Una conversación llegó a sus oídos, parecía que esos chicos estaban muy enamorados.
La chica rubia beso tiernamente los labios de su novio, ellos podía demostrar al mundo que se amaban , podían salir a la calle sin que los señalaran, sin que los molestaran por no ser parte del prototipo de la desgraciada normalidad humana.
-Si tan solo fuera mujer podría estar con él, abrazarlo y besarlo, decirle todo lo que lo amo y lo que lo necesito...
-y por que no lo haces, crees que es fácil ser mujer?-Una extraña chica apareció sentada a su lado, cuándo había llegado ahí?
-eso no te incumbe- los ojos azules examinaron a la muchacha
-puede ser, pero debo decirte que vas a cometer el error mas grande en tu vida si no le decís lo que sentís a tu amigo. No importa si te señalan, no importa si te insultan...solo debe importarte ser feliz con él. Cuidarlo y amarlo debe ser tu vocación.
-vos no estas en mi lugar, si fuera mujer podría ahorrarle todo esto. Seríamos una pareja normal...
-normal y anormal son conceptos creados por el hombre, no dejes que destruyan algo tan sagrado como el amor.
-es muy simple si lo decías así, no es tan fácil.
-estas seguro?
Kaede observó el cielo mostrando un hermoso atardecer mientras las palabras de la muchacha resonaban en su mente.
-puede que tengas razón, gracias- Cuando los ojos kitsune se posaron en el banco ya no había nada ni nadie, el parque parecía estar vacío.
Solo pensaba en correr, cada vez mas rápido. Faltaba poco para llegar a la casa del pelirrojo, mas rápido, mas fuerte, mas mas mas.
Los pasos resonaron en el piso de madera, una persona conocida interrumpió su paso.
-que bueno que entendiste Rukawa- Yohei sonrió suavemente mientras desaparecía de la casa de Hanamichi.

-por que me traes a este lago?
-por que debes ver, debes ser libre Hanamichi.
El pelirrojo se acercó al lago junto a la sombra y vio su reflejo en el agua cristalina, la sombra también se reflejaba, tenía rostro.
El pelirrojo sonrio mientras sus brazos se enredaban en la cintura de la sombra, acaso era real, él era real?

-vamos doaho, despertate. Te necesito sabes, vamos...insúltame, pégame, abrázame, bésame...ámame.
Los brazos fuertes del pelirrojo rodearon a Kaede mientras su cuerpo se dejaba caer sobre la cama. El llanto ya era sonoro y los temblores en el cuerpo de Rukawa no se detenían.
-ya no eres una sombra, eres mi kitsune- Hanamichi abrazaba a Kaede con los ojos cerrados mientras la “sombra” se desvanecía.
-ya nunca mas seré una sombra- Kaede abrió sus ojos colorados por el llanto y vio los ojos café enfrentarse a los suyos.

-Kitsune, como llegaste...que pasó?
-digamos que te quedaste dormido...que soñaste?
-es un secreto- las mejillas del pelirrojo se tornaron del mismo color que su cabello.
-yo soñé que...venía y te decía que te amaba doaho, una chica me hizo darme cuenta que sos lo mas importante en mi vida.
-Kaede...-los ojos del pelirrojo se serraron suavemente mientras el cuerpo de Hana se acurrucaba contra el del kitsune.
-esta bien doaho, soñemos juntos- los ojos azules se cerraron no sin antes observar una ultima vez a su acompañante.


Les gusto? este fic lo escribí hace mucho...y cuando lo relei estaba por cambiarlo pero no, si lo escribi de este modo fue por algo xD aunq tenía como 15 años cuando lo escribi..

Beshitusssssssss
Mikeas

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