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Llamada por Ariadne

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Notas del fanfic:

Para Ladyharux en Runya.

Habían pasado varios meses ya desde la última vez que se había visto con Mizuno, pero eso no era lo único en que pensaba Hiyama al descargar el lápiz contra el papel y quedarse mirando por la ventana. Esa tarde su madre había salido de viaje a visitar a unos familiares en Osaka y su padre, a quien no había visto durante todo el día, debería estar en alguna conferencia hasta tarde como de costumbre, aún si esa conferencia en realidad era algún tipo de cita clandestina con el padre de Mizuno. Le era inevitable no conectar a su padre con la familia Mizuno. Estaba seguro de que seguían viéndose. Una vez más su familia estaba ligada a la de Mizuno, y le era inevitable no pensar en ello; cómo si no hubiera cosas más interesantes en que entretenerse, se decía. Pero la verdad era, que no podía concentrarse.

El muchacho se levantó de su asiento en frente de su escritorio y se dirigió a la cocina. En su camino allí, pudo ver el maletín de su padre en la sala. Al no verle a él caminó hasta el estudió de la casa y desde la puerta que estaba entreabierta le escuchó hablar por teléfono; seguramente su padre también creía que él no estaba en la casa. Le oyó mencionar el nombre de Mizuno con confianza y cómo le comentaba que apenas regresaba de su trabajo. También escuchó que no tendría problema en ir a verlo al hotel de siempre.

Hiyama se apresuró de vuelta a su cuarto. Le había conmovido la forma en que su padre se había dirigido hacia el otro por teléfono. Sabía que era un hombre, que amaba a su madre, pues les había visto profesarse su amor por años, sin embargo, pudo entender lo que sentía por el otro hombre. El padre de Mizuno le había hablado de igual manera la vez que los habían visto en el bar del hotel y por un instante se dio cuenta que quizás lo que pasaba entre ellos dos era algo verdadero.

Sin embargo, dudaba que fuera lo mismo entre Mizuno hijo y él.

Con Mizuno las cosas eran diferentes. El chico no era tan calmado como el padre se veía que era, aunque éste fuera torpe en frente de su papá. Mizuno era alocado, intrépido y el sólo recordar los momentos en que le había casi forzado a estar con él, le hicieron estremecerse. Mizuno en realidad no le había forzado a nada; y ahora que estaba en su cuarto a solas, en que había cerrado la puerta con llave, se daba cuenta de ello.


Mizuno le había provocado al punto en que él había aceptado y se había dejado hacer. Había disfrutado cada vez que los dedos de Mizuno le habían rozado y que le habían enviado corrientazos de electricidad tales que él había simplemente sucumbido ante ellos…justo como en ese momento cuando al recordarlo, su cuerpo podía revivirlo y él sentía que la fuerza le faltaba en las piernas.

Se dejó caer en su cama y no hizo el mínimo esfuerzo para evitar que su mano se metiera entre sus pantalones. En su cabeza, era la mano de Mizuno la que le tocaba como lo había hecho antes, pero su mente le jugó una mala pasada y ya no era la mano de Mizuno, ahora era su boca y le escuchó gemir al escucharse a sí mismo. Llamó su nombre quedamente, no fuera que su padre subiera al segundo piso y le descubriera y se mordió los nudillos de su mano libre al imaginarse cómo se sentiría si en realidad ocurriera todo ello.

Jadeante, Hiyama se quedó en la cama esperando recuperar el aliento. Se había venido sin restricciones, permitiéndose una vez más llamar el nombre de su amigo. Al recuperarse, se incorporó y tomó el teléfono.

“¿Hola?”

“Mizuno…me preguntaba si querías venir a mi casa a pasar la noche?” dijo él sonrojado.


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