Tu última sonrisa
Entré a la casa a rastras. Había llegado de una misión y lo que mas anhelaba era comer un poco y dormir en una tibia y mullida cama.
Le llamé pero no hubo quien me contestase. Ni siquiera el murmullo del viento se oía en esa noche silenciosa y fría.
Me descalcé y luego de inspeccionar toda la casa, abandoné mi búsqueda al llegar a la cocina y encontrar comida lista para calentar, con una nota que decía: «Sino vienes. No volveré. Me quedaré con él.»
- Estúpido, ni creas que iré por ti.
Comí y después de una ducha, me acosté a dormir sin reparar en su ausencia. Apenas y eran las 10 pm, y conociéndole…cuando abriera los ojos a la mañana siguiente, estaría a mi lado, babeando su almohada, acaparando todas las mantas y la cama, y yo…
“Retraído a un pequeño rincón. Muerto de frío y contracturado ¬¬”
No obstante, cuando desperté a las 12 am por los potentes truenos de la tormenta que amenazaba por desatarse…y no le encontré…
- Kuso.
Me abrigué y salí en su busca. “Y en cuanto lo encuentre…” gruñí para mis adentros.
- ¿Uh, que haces a estas horas hijo?—me preguntó el anciano del Ichiraku. Estaba recién cerrando.
Ese lugar me traía mucha nostalgia, aun podía verme contigo, cuando niños, compartiendo una comida.
- No, nada, solo estaba buscando…no importa. Buenas noches señor.
- Espera…estuvo aquí en la tarde. Compró 4 tazones de ramen y luego dijo algo de dulces. Y por la fecha, seguro que…
- Muchas gracias.—dije antes de encaminarme a unas cuadras de allí al salón de té favorito de él.
Pero cuando llegué al sitio, este ya estaba cerrado.
- ¡El puente!—exclamé antes de dirigir mi trote a aquel sitio.
Sin embargo, ese lugar también se encontraba desierto.
La lluvia comenzó a caer y yo, poniéndome de espaldas, busqué apoyo en la baranda de este. Cerré mis ojos y tras el ruido del agua cayendo, podía escuchar la voz de Kakashi-sensei, excusándose por llegar tarde, a ti y a Sakura reclamándoles por ello, y a él riendo y haciendo algún tipo de comentario desubicado.
- Manía que aún no se le quita. Cuando crees que lo ha comprendido…es un idiota.
- ¿Idiota? Aquí el único idiota eres tú.
Levanté mi vista y la conecté con la verdosa de Sakura. Sólo cuando vi cuán empapada estaba, reparé en que mi cuerpo estaba algo entumecido por el frío.
- ¿Qué quieres?—pregunté enfadado.
Odiaba que me interrumpieran cuando pensaba en ti. Es decir…si ya de por si era antipático, ahora…simplemente…“Ya no vivo para mí, vivo para ti, por ti, por tu recuerdo, por…”
- No evadas tu destino.
- ¿Eh, destino? Creo que te estás juntando mucho con Neji.—reí de lado—Y yo que creí que estabas casada con Lee.
- ¿Tampoco irás hoy a verle? Hoy estuvimos esperándote, llegaste a la aldea a las 8 de la noche, y no…no fuiste a verle.
Y ella, al ver que me encogía de hombros, me dio un puñetazo en el rostro.
- ¿A que juegas? ¡Luego de todo lo que hizo por ti, ve a verlo! —me ordenó mientras apuntó hacía la dirección que siempre supe que debía de tomar para encontrarle—¡Y ve a buscar a…!
“Pero en esa dirección, no sólo será con él con quien me encuentre, tú también estarás allí.”
- ¿O dejarás…dejarás que él también se vaya?
…
- ¿Eh? ¡Mira Naruto, ya ha llegado!—exclamó él mientras me hizo señas con las manos—¡¿Lo ves?! ¡Te dije que la nota serviría, de seguro se puso celoso de mí y por eso…!
- Sa-Sai, te…voy a…—dije entre cortado por la falta de aire, mientras me acerqué a paso veloz con intenciones de darle un golpe, pero me detuve en el trayecto.
- ¿Eh, no me golpearás? Bueno, luego me pegas en casa, ahora celebremos. Tu ramen ya se enfrió, pero Naruto decía que el ramen frío o caliente, incluso el caducado…¿Verdad, Naruto?
- Sai, ya vámonos a casa. Estás empapado, temblando y tienes…—apoyé mi frente en la de él—…mucha fiebre.
- Pero…Naruto…
- Él está muerto Sai.—dije con mi labio tembloroso, atreviéndome a mirar por primera vez, desde que estaba allí, tu lápida.
Uzumaki Naruto.
XX45 – XX70
Gran amigo, gran Hokage.
“Solo tenías 25 años…y hoy…hoy estarías cumpliendo 28…Naruto.”
Alcé mi vista hacia el cielo y me dejé caer de rodillas al suelo. Mis manos fueron directo a presionar mi cabeza. Esas imágenes volvieron para atormentarme…mi hermano…su katana…tu cuerpo interponiéndose entre el trayecto del arma para protegerme…la sangre cubriéndome…tu sangre…empapándome…y tu última sonrisa, regalándomela sólo a mí…
«Descuida, sólo es un rasguño dattebayo.»
Y lloré…lloré tu ausencia, como tantas veces lo había hecho antes. Y como todas esas otras veces, en todos mis momentos de debilidad, él siempre estaba para estrecharme entre sus brazos. Para confortarme, para recordarme que ahora vivía por ti, para ti, y por eso no debía de dejar de respirar, puesto que tú vivirías muchos años más, mientras más personas te recordasen.
“Y aunque tu recuerdo me duela, yo no planeo jamás olvidarte…Naruto. Pero…mentiría si dijese que he aceptado tu muerte. Muerte de la cual soy el único culpable.”
- ¿Estás mejor, Sasuke? Siento haber hecho esto, pero ya luego de tanto tiempo, era más que obvio que estabas intentando evadir esto. No evadas su muerte y no la cargues sobre tus hombros tampoco. Naruto…
- Sí lo fue…yo le maté…fui tras mi venganza y él… “Tú siempre me demostraste cuanto me amabas…yo no…”
- Murió por quien amaba, es algo normal…proteger al ser querido. Cuidarle, quererle…ayudarle a seguir adelante, y no dejar que olvide el pasado, sino que aprenda a superarlo.
- Sai, tú…
- Naruto era mi mejor amigo, jamás le olvidaré, nunca lo haré, y tampoco dejaré que tú le olvides, muy a pesar de que…de que suene extraño que tú actual pareja te lo diga. No puedes olvidar a Naruto.
“Si le dijera que aunque no lo veo como un reemplazo, que realmente le amo y que…que a pesar de que mis labios articulen palabras hacia él…mis pensamientos, al parecer, siempre se dirigirán hacia ti…¿Sai me odiaría? ¿Me odiaría más de lo que yo me odio a mi mismo por tu muerte y por no valorarle como él se merece?”
- Una vez…Naruto me dijo que nunca supo encontrar la forma de saber lo que realmente pensabas, que eras muy complicado, pero…también me dijo que no hacía mucha falta entenderte por completo para saber o corroborar sus sentimientos por ti, y eso…aunque yo tampoco he tenido suerte en comprenderte…
- Cállate.—mascullé mientras apreté su cuerpo lo suficiente como para que se quedara sin aire—Sólo…cállate.
“Sai cabrón.” y aunque pensase eso, busqué estrecharme mas contra su cuerpo, buscando algo de calidez. Calidez que yo sabía muy bien que no era la tuya, pero que no por eso no sabía apreciar.
No podía ver su rostro pero de seguro y tenía una de esas malditas sonrisitas suyas por saber que me había avergonzado. Y si en esos momentos era falsa o no… “Quien sabe, él antes ya sonreía falsamente y ahora que debe de sonreír por ambos…” Los músculos de mi rostro simplemente ya olvidaron como sonreír de felicidad…y si lo hago, sólo sonrió de manera cínica e hiriente.
“Tú te has ido para siempre, y ahora él se encuentra a mi lado, pero aunque lo he intentado, no he sido capaz de sonreírle, puesto que con tu última sonrisa…tú te robaste todas las mías.”