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Intruso por Aphrodita

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Notas del capitulo:

¡Hola! Hace tiempo que tengo esta idea en la cabeza =) Hasta que salió a la luz xD. Para mejor comprensión del fic les recomiendo que vean la película de Elis en donde aparecen los Gosth Five. Jaga de Orión es quien combate al final con Ikki & Seiya, para refrescarles la memoria les dejo estos links con la imagen de dicho Guerrero (Solo deben clikear sobre el nombre).

Jaga I

Jaga II

Grupal - Gosth Five


Ahora si, por ultimo se lo quiero dedicar a nurikosan, no sé que se me dio por dedicárselo =) Será porque su Maya me gusta mucho *o*.


Nos vemos al final.

Intruso


Aphrodita





CAPITULO 1...


La Mansión Kido cobijaba a los Santos de Athena del cruel frío de ese nuevo invierno. Las guerras habían quedado atrás, como un recuerdo difuso, casi olvidado que alguno de los jóvenes traía súbitamente a la memoria con alguna acotación pasajera.

Sin embargo algo extraño venía aconteciendo en sus vidas, si bien todos tenían su forma de reaccionar, el más molesto era Ikki, tal vez por ser el más cínico y perseguido de los cinco pero no había un día, un mísero día que dejase el tema en paz; es que ese Cosmo le era extrañamente familiar.

- Hace tiempo que anda dando vueltas. –Pronunció el Phoenix observando por la ventana las ramas desnudas del Tilo que adornaba el jardín.
- Sinceramente, no creo que sea algo para alarmarse. –Shiryu fue el único que le siguió el tema al insistente peliazul, sentado en el sillón junto al hogar en donde las llamas crepitaban.
- Depende. –Hyoga decidió intervenir –Depende mucho de las intenciones que tenga este sujeto.
- ¿Qué te dice que es un hombre?. –Contradijo Ikki dando la vuelta para quedar frente a sus compañeros de armas.
- Dije “sujeto”. –Enfatizó el Cisne –En tal caso es igual.
- Ya dejen el tema en paz, por favor. –Suplicó Shun apagando la televisión para huir de aquel lugar –Hace días que están con lo mismo.
- A mí me preocupa. –Dijo Seiya casual de pie junto a la puerta de la cocina con un vaso de jugo en sus manos –Si se trata de un antiguo enemigo, con Saori aquí.
- Bien ponny, una vez que usas tu cabeza. –El Phoenix le sonrió, en parte, aunque no le dijo, agradecido por ver que no estaba sólo con su locura.
- ¿Tu también Seiya le sigues la corriente a Ikki?. –Saori que se había mantenido callada leyendo su libro comprendió que no podría seguir en paz.
- Señorita. –Interrumpió Tatsumi acaparando la atención por un segundo –Tiene un llamado.

La aludida se puso de pie agradeciendo a Tokumaru por el aviso y se encaminó a su despacho pero antes de desaparecer del todo volteó para soltar algo que le había quedado dando vueltas.

- Yo no creo que se trate de un enemigo.

Ya solos, los hombres de la Mansión (Tatsumi no cuenta xD) guardaron silencio analizando las palabras de todos, lo hablado en esos días, el peliazul nuevamente no pudo evitar repetir lo mismo que se repetía siempre.

- Ese Cosmo lo sentí antes... Yo conozco a ese sujeto.—Volvió su vista a la ventana como si el enigmático ser apareciese de la nada dándose a conocer
- ¿Te genera rechazo?. –Investigó el Dragón perspicaz, Ikki negó, por lo que acotó –Quizás no sea un enemigo entonces.
- O sea... —Se corrigió el Phoenix –No lo siento una amenaza no quiere decir que me deje tranquilo ¿Ustedes no lo sienten?. –Preguntó algo incrédulo –Ronda la Mansión todo el tiempo.
- Por las noches. –El Pegasus abrió sus ojos como platos, algo asustado.
- Quizás sea un fantasma. –Bromeó el ruso ocultando su sonrisa –Que ha venido para llevarte Sei.
- ¿Los fantasmas tienen Cosmo?. –Preguntó innecesariamente Andrómeda mascando chicle.
- Seiya. –Una voz femenina se hizo oír en la Mansión, desde su despacho --¿A qué hora tenias que ir con Miho para arreglar las actividades deportivas de los niños del Orfanato?
- A las dos de la tarde ¿Por qué?
- Porque creo que se te hizo un poco tarde.
- ¡Maldición! --14:30 profesaba su reloj de pulsera.

El castaño se llevó una mano a la frente y como tiro subió para cambiarse de ropa, tomar una campera, hacer uso de sus habilidades como Santo y correr como alma que lleva el diablo hasta el Hogar Escuela.

Seiya no lo dijo, para no alarmar al resto, pero ese Cosmo extraño que venían sintiendo desde hacia meses no solo rondaba la Mansión sino que le seguía los pasos... ¿Solo a él? No lo supo ni tampoco quiso preguntárselo a los demás.

Comenzó a nevar, justo cuando sintió nuevamente esa cercanía, abrochó hasta arriba su campera y apuró su paso para que la nieve no lo cubriese del todo y lo helase mas de lo que estaba.

En Invierno no se podían realizar demasiadas actividades deportivas, por lo menos las que requerían de un espacio libre y abierto, el Orfanato no contaba con una gran infraestructura, sin embargo entre el Pegasus como encargado del área deportiva y Miho se las apañaron para diseñar un buen esquema de acuerdo a las edades de los chicos. Cuando finalizó la reunión el castaño emprendió su regreso a la Mansión sintiendo otra vez ese Cosmo que, aunque tampoco lo dijo, le era tan familiar como a Ikki.

Llegó por fin a casa y quitándose su campera se situó junto al hogar de leña, para comentarle a Shiryu sobre las nuevas actividades y pedirle ayuda. Con sus 22 años, si bien Seiya ya había finalizado el secundario no quiso ni seguir estudiando ni buscar empleo, su situación económica por ser un Kido le dio la libertad de ayudar ad honorem a su peliazul amiga encargada del Hogar Escuela, eso al más pequeño de los Kido le llenaba de energías y ganas, amaba a los niños y le gustaba ayudar.

Luego de la cena, a la hora de dormir, el Pegasus se dispuso a quitarse las ropas y ponerse su piyama pero esa sensación de ser observado no lo abandonaba, por eso mismo apagó la luz, se acercó a la ventana y se quedó mirando allí por un buen tiempo, a la espera de que ese ser misterioso surgiese de improviso, pero pasado el tiempo se cansó y justo antes de voltear vio una sombra detrás de un arbusto, bien clara, nítido, allí había alguien, tomó su campera y se dispuso a salir del cuarto.

Bajó con premura las escaleras, todas las luces apagadas, la mayoría descansaban en sus cuartos aunque sus veladores estaban encendidos, ingresó por la cocina y abrió la puerta trasera con sigilo, pasó a través de ella y aun con mas cautela caminó hasta donde había visto la figura; cuando el otro sujeto lo vio, dio un paso atrás quebrando una rama tropezándose torpemente.

- ¿Quién eres?. –Investigó el castaño sin temor y sin agresión en sus palabras, simplemente con curiosidad.

Seiya se acercó mas a la sombra que aparentemente pensaba huir del lugar, la luz del farol le dio la silueta difusa del fisgón.

- ¡Tu!

Y sin pensarlo demasiado, porque era el Pegasus exclamó:

- ¡Pegasus Ryu Sei Ken!

El hombre, porque lo era, cayó varios metros hacia atrás, cerca de la piscina, donde la luz era completa, con paso lento sin bajar la guardia el castaño caminó hacia él, justo al mismo tiempo que por la puerta trasera de la cocina Saori salió acompañada por Shun.

- ¡Seiya detente!. –Exclamó justo a tiempo de que su Santo lanzase otro golpe.

Como los perros, al oír el grito de su dueño (Y eso que yo lo quiero al ponny 0.0) Seiya se quedó expectante y algo asombrado por la petición de su Diosa.

Andrómeda, sin saber bien que hacer, hizo lo único que creyó correcto, se acercó al hombre herido e intentó ayudarlo a ponerse de pie, en el Jardín Hyoga y Shiryu hicieron su aparición, alertado por el explosivo Cosmo de su amigo.

- ¿Qué sucede?. –Preguntó el Dragón parándose junto a la pelimorado.
- ¿Quién es?. –Investigó el Cisne a su lado poniéndose en guardia --¿Qué haces aquí?. –Se dirigió al susodicho que intentó expresarse a pesar de la confusión, pero otra voz se hizo oír dando la identidad del sujeto.
- ¡¿Jaga?!. –Ikki apareció de la nada, como un fantasma --¡Jaga de Orión!. –Profesó al ver a aquel hombre de contextura mediana, cabello negro recortado como él y rostro con sus facciones marcadas.

Automáticamente, al igual que el Pegasus, el Phoenix lanzó su mayor golpe dando de lleno al cuerpo del Guerrero de Elis que pobre, después de que le había costado horrores ponerse de pie, recibió otro impacto completamente desprotegido, aquello lo desmayó.

¿Debilidad? No, le habían dado dos golpes, dos Santos de Athena, de los más fuertes, y él pobre Jaga sin armadura.

Despertó con un leve mareo, intentó enfocar su nublada vista en algo, su espalda recostada cómodamente en ¿un sillón? Lo primero que vio Orión fue un rostro algo preocupado o más bien arrepentido.

- ¿Te sientes bien?. –Fue la pregunta del castaño Kido.

El hombre se limitó a sonreírle ¿?

- Jaga, intenta sentarte. –Pidió una voz femenina y eso fue lo que hizo Orión.
- Yo, lo siento... Siento haberlos incomodado de esta forma. –Habló finalmente el agredido sin razón aparente.
- Saori nos explicó porque estas aquí. –Comentó Shun con su voz serena
- Oh ¿Sí?. –Jaga observó confundido a la Diosa Athena, esta le dedicó una mirada esperando a que el otro la comprendiese.
- Si, les dije que tú has venido para pasar un tiempo con nosotros y conocernos... –Saori tomó a Seiya por los hombros y lo situó frente al Guerrero Fantasma–Para conocerlo a él porque lo admiras.

¿Algo mejor no se le pudo haber ocurrido? No estaba inspirada Athena, en ese momento, para idear una buena mentira. Jaga suspiró más tranquilo buscando con la mirada al ultimo Santo que lo había golpeado, sin embargó se topó con el Dragón.

- Dormirás en el cuarto de servicio. –Acotó Shiryu de pie junto a la ventana.

Hyoga se limitó a negar con su cabeza, la idea no le gustaba para nada, aunque lo había discutido con Saori esta no quiso entrar en razones.

- Solo tu dormirás. –Acusó el Phoenix apareciendo por la puerta de la cocina con su café en la mano, la noche iba a ser larga –Porque no creo que nosotros peguemos un ojo con un enemigo tan cerca de nuestra Diosa.
- Si es por eso no se preocupen. –Pronunció Jaga deteniendo su mirada en el peliazul –Me iré a mi hotel, yo en este tiempo he vivido...
- No. –Negó Saori. –Ya es tarde, está nevando, te quedarás aquí.
- Saori, lo siento. –Se disculpó el único rubio allí llevándose una mano al pecho. –Pero comparto la idea de Ikki... No se puede quedar ¿Qué seguridad tenemos nosotros de que él... ?
- No es para tanto Hyoga. –Interrumpió Seiya observando su amigo y luego al intruso con una sonrisa en sus labios –No hará nada estúpido estando nosotros cinco aquí.

Ni el pequeño castaño, tan fanático de la protección de Athena, supo porque esa tranquilidad, pero dentro de él comprendió que ese hombre frente a sus ojos, de mirada triste y lejana no era un enemigo.

- Ya no es un Guerrero de Elis. –Acotó Athena –Ya no hay porque considerarlo enemigo.
- Bueno, yo iré a la cama, mañana tengo que estudiar. –Comentó el peliverde poniéndose de pie para irse por las escaleras.
- Ikki ¿Tu te quedaras de guardia?. –Preguntó el ruso sin ningún tipo de intención por ocultar su desconfianza hacia ese hombre.
- Claro pato, tú eres un flojo, te quedarías dormido.

Hyoga pasó a su lado y golpeó con un dedo su frente dedicándole uno de sus tantos “Estúpido” con desprecio que eran solo para Ikki y para nadie mas, subió las escaleras y siguió los pasos de Shun hasta perderse en su cuarto.

- Sinceramente no quiero causar problemas. –Dijo Orión observando al Phoenix quien se limitó a ignorarlo.
- No se habla más. –Espetó Saori –Es mi decisión –Observando a Seiya acotó --¿Lo acompañas y le muestras el cuarto?
- Claro Saori. –Asintió el Pegasus y con un gesto de cabeza le pidió al otro que lo acompañase rumbo por las escaleras.

Le daba vergüenza y algo de pudor estar a solas con ese Guerrero, Saori había dicho que hacia tiempo había hablado con Jaga y que este estaba interesado en conocerlo a los cinco, sobre todo a Ikki y a Seiya con quienes había combatido y admirado.

El Pegasus sonrojado de pie a cabeza por el halago no sabia donde meterse ni como disimular, por su parte, a Orión le pareció un muchacho muy tierno, ese sonrojo en su rostro le sentaba muy bien, siempre con la vista baja, ¡qué parecida Shun Kido en vez de Seiya Kido! Tan tímido el ponny lindo.

Llegaron al cuarto de servicio y revoleando las cosas que estorbaban el paso, el castaño acomodó un poco la cama colocando sabanas limpias, Jaga se limitó a observarlo con una sonrisa divertida en sus labios.

- Lamento mucho lo ocurrido... –Pronunció Orión tomando una punta de las sabanas para ayudarlo al Santo.
- No te preocupes, disculpa mi arrebato, yo...
- No, no esperaba menos de ti.

Ahora si, si ya antes Seiya estaba rojo, ahora estaba verde, de todos los colores habidos y por haber.

- Bueno, listo. –Sentenció el Pegasus cuando terminaron –Que descanses.
- Igualmente. –Correspondió el pelinegro pero antes de que el castaño desapareciese del todo volvió a llamarlo –Disculpa, ¿Dónde está el baño?.
- Segunda puerta.

Sin mas se fue, apagando la luz a su paso. Segunda puerta pero ¿De donde? En aquella Mansión si algo había además de hombres infartantes eran puertas, sobre todo en la planta alta. Ya, cuando la necesidad de ir al baño lo arrastrase, adivinaría.

***

El corazón del pequeño Seiya (No tan pequeño, 22 años ) Latió con furia desbordante, aunque él no se consideraba gay, ¡Jaga estaba tan bueno como Ikki!. Claro, Orión no lo motivó tanto como lo hacia el peliazul, que se le bajaban los calzones cuando veía al Phoenix que dicho sea de paso este ni la hora le daba al Pegasus.

Quizás porque el guerrero tenía un aire similar a su querido, idolatrado y precioso Ikki. Si, aunque no lo quiso admitir NUNCA, Seiya se le iban los “jugadores” por el Phoenix, tantas guerras compartidas, tanta protección, algún sentimiento debía despertar en su corazón.

***

Jaga despertó sintiendo ruido en la espaciosa Mansión, salió de la cama, se vistió con la ropa que traía puesta de ayer y salió del cuarto dispuesto a ir al baño. Fue un problema hallar la puerta correcta, se guió por su instinto y abrió la segunda, como le había dicho Seiya y lo que vio lo dejó algo ido, se había equivocado, esa habitación era la del mentado Pegasus, quien despatarrado en su cama dormía apaciblemente casi roncando, con esa imagen Orión se quedó prendido, las sabanas en el suelo y el cuarto en penumbras, una voz lo trajo de vuelta a la realidad.

- ¡¿Qué demonios estas haciendo?!

Un ojeroso Ikki le increpó al intruso, aparentemente no había dormido en toda la noche como profesó en la madrugada.

- Lo siento... –Se disculpó el Guerrero de Elis –Buscaba el baño.

El Phoenix, con cara de pocos amigos, señaló la puerta a su costado la cual se abrió dejando ver a un adormilado Shun que dio los “buenos días” con una sonrisa.

El pelinegro volteó su vista al cuarto del Pegasus para cerrar la puerta cuando notó que este lo estaba observando con pudor en su rostro.

- Lo siento. –Sonrió Jaga al verse descubierto –Buenos días.

El castaño no le pudo corresponder, con vergüenza buscó las sabanas tiradas en el suelo y se tapó, aunque estaba en piyama no pudo evitar sentirse observado de manera indecorosa e irrespetuosa. Ikki se quedó de pie en el pasillo y no se fue hasta que el Guerrero ingresase de una buena vez al baño.

Algo divertido por el embarazoso momento que le tocó vivir, el pelinegro se enjuagó los dientes descubriendo que debería ir cuanto antes al hotel a buscar sus cosas, aunque sea por el cepillo de diente y ropas limpias.

Salió de baño encontrándose con Seiya fuera quien le sonrió dando los buenos días como correspondía, tapándose apenas la boca para que el otro no sintiese el olor a perro muerto de un recién levantado.

- ¿Bajas a desayunar?
- Supongo. –Respondió el Guerrero Fantasma.
- Te veo abajo. –Y sin más se metió al baño.

El pelinegro siguió su camino bajando a desayunar, allí Shiryu cordialmente le preguntó si gustaba de algo para tomar.

- Cualquier cosa por mí esta bien. Gracias.
- Té, entonces. –El Dragón fue a pedir té en la cocina cuando el otro asintió.

Jaga se sentó, algo incomodo, a la mesa saludando apenas a un Cisne que se limitó a ignorarlo leyendo el diario y comiendo una tostada.

- Hola. Buenos días.
- Buenos días. –Respondió el rubio de mala gana.
- Jaga ¿Qué tal dormiste?. –Preguntó Saori pasando de largo con una taza de café en su mano.
- Bien Saori, gracias.
- Mas tarde quiero hablar contigo ¿Puede ser?. –Athena luego del débil asentimiento del invitado se perdió en el despacho.

Una empleada le llevó un té con galletas, Seiya bajó por las escaleras y se sentó junto a él pidiéndole a la señora con una sonrisa en sus labios un té con leche y galletas de chocolate. Hyoga terminó de desayunar y levantando sus cosas las llevó a la cocina, Shiryu ingresó al despacho de Saori, Ikki desapareció (Se fue a dormir en realidad) y Shun partió a trotar.
Solo con su alma, quedó el Guerrero; casi, estaba Seiya quien agradeció a la empleada cuando esta apareció con la bandeja.

- ¿Cómo dormiste?. –Le preguntó el pelinegro al menor para entablar conversación.
- Bien ¿Y tu?
- Genial, en el hotel donde estoy no hay calefacción
- ¿Hace mucho que vives en Tokio? ¿De donde eres?. –Investigo Seiya mojando la galleta en su té con leche.
- Estoy aquí desde hace que cumplí los 20. –Respondió Jaga bebiendo de su té –Hace seis años. Pero viví en muchos lugares, soy de Yamaguchi en realidad. –Se notaba a la legua que era japonés.
- ¿Y porque has venido?.
- Pues. –No supo que responder –Quería conocerlos.
- ¿Por qué?. –Preguntón el joven.

El Guerrero de Elis sonrió al notar esto. Ese fue el punto de partida para los dos, desde entonces no pararon de hablar, en realidad Jaga cuando entraba en confianza era muy hablador tanto o más que el Pegasus, y ser mas que el castaño era preocupante.

- ¿Quieres ir a entrenar?. –Averiguó Seiya cuando notó que su compañero de charla había terminado su desayuno. –Yo siempre entreno, aquí hay un gimnasio muy bien equipado.
- Pues, debería ir en busca de mis cosas, no tengo nada aquí. –Le dio pena darle una negativa al menor, por eso acotó –Si me acompañas al hotel puedo entrenar un rato contigo, no tengo ropa deportiva...
- Entonces iremos primero al hotel.

Todo listo, decidieron ir primero en busca de las cosas de Jaga, algo que no le gustó para nada a Hyoga quien se lo comentó a Ikki quien pegó el grito en el cielo y quien hizo un escándalo de aquellos llamando la atención de Saori.

- ¿Qué sucede?
- ¡Que el ponny enloqueció!. –Exclamó el Phoenix completamente sacado
- Ikki, no puedes ser así. –Susurró Seiya entre dientes con vergüenza ajena, su amigo de armas haciendo un escándalo porque se iba con el pelinegro –No me pasará nada, sé cuidarme.
- Mejor quédate Seiya. –Aconsejó Jaga mediador.
- ¡Para colmo a buscar las cosas de este!. –Explotó el peliazul desbordado.
- Esta bien Ikki. –Intercedió nuevamente Saori –Jaga se quedara, debe ir por sus cosas.

Molesto con esa tanda de imprudentes, Ikki desapareció por la puerta principal asestando un portazo ¡Lo ultimo que faltaba! Que ese Guerrero venido a menos se fuese a instalar en la Mansión ¿Bajo qué pretexto? Conocerlos mejor ¡Ja! Esa no se la iba a creer tan fácilmente, algo se traía entre manos y no le gustaba nada.

A decir verdad a todos les supo a mentira, a excusa barata, pero no era bueno acusar por acusar; Hyoga era el único que compartía el sentimiento de apatía hacia Jaga, mas que nada prefirió tener cautela, nunca se sabía, no dejaba de ser un enemigo. Por su parte Shiryu se mantuvo neutro, adivinó en los ojos de su Diosa que esta supo algo que el resto no. Por su lado, como siempre, Shun “buena cara al mal tiempo”, el que aparentaba estar conforme o no sentirse molesto con la presencia del Guerrero era Seiya, cosa que Jaga agradeció de todo corazón y como chicle se le pegó a él, a decir verdad era con el único que llegaba a sentirse cómodo.

Caminaron hasta el centro de la ciudad, a un hotel de mala muerte, buscaron las cosas del Guerrero y volvieron a la Mansión, cuando el Pegasus se cruzó con Ikki le profirió un “¿Ves? Estoy vivo” El Phoenix era un perseguido.

Jaga se cambió en el baño y como prometió bajó para irse junto al castaño al gimnasio de la Fundación. Seiya por poco mas se cae de espalda al ver al pelinegro, justamente, todo vestido de negro, con una camiseta de cuello alto y pantalones deportivos con una línea roja al costado de adorno, además claro, de zapatillas.

Algo más que descubrió el Pegasus del invitado y que le causó mucha gracia fue que era altamente chismoso y curioso, en buena medida.

- Dime... –Cuestionó Jaga caminando por el jardín, atravesando el rosal hasta llegar a la amplia puerta del gimnasio siendo conducido por el menor –¿Shun es gay?
- No, es metrosexual. –Sonrió el castaño –Tiene novia...
- Oh. –Ingresaron al lugar y como había dicho Seiya estaba muy bien equipado.
- Es muy bonita. –Acotó el Pegasus refiriéndose a June –Rubia, pechos grandes, cola firme... Una amazona de Bronce. Seguro la conocerás, viene de vez en cuando.
- ¿Te gustan las chicas?
- ¿Eh?. –El Pegasus se convirtió en un tomate gigante.
- Lo siento, pero es que... Deja.

Y así fue, la conversación murió allí, cabia la posibilidad de que el castaño fuese bisexual porque Jaga había notado las miradas de este, muy interesado, en su amigo peliazul. Seiya se distrajo enseñándole como se usaban las maquinas, el pelinegro comentó sin remordimientos que había perdido el ritmo desde que no era más un Guerrero de Elis, aun así su cuerpo estaba bien formado y musculoso, tanto como el de Ikki; es que si, Seiya comparaba a todos basándose en su pollo.

Cerca de la hora del almuerzo fue Andrómeda a buscarlos, para darles tiempo a que se bañasen antes de comer, los encontró a los dos sentados sobre una colchoneta, dialogando amenamente, sonrisas de por medio.

Seiya le cedió su lugar a Jaga para que se bañase primero y se quedó en la sala dialogando con Shun sobre él, para el Pegasus el invitado despreciado por la mayoría era buena persona, muy hablador y simpático, a diferencia de cierto peliazul cabrón

Los días pasaron, una semana entera y el ambiente no había variado un ápice, Ikki seguía tan hosco con Jaga como desde el principio dejándole en claro, cada vez que podía, que su presencia no era grata y que no lo dejaba tranquilo. El Guerrero nada podía hacer al respecto, Seiya, al estar tanto tiempo con él notaba su rostro de tristeza cada vez que era despreciado de esa forma y le daba pena porque si el Phoenix le diese una oportunidad descubriría que de malo no tenia nada, hasta compartían en común el narcisismo.

Fue en uno de esos tantos desplantes, gritos y malos tratos del peliazul que una mañana Jaga se perdió por completo. Seiya lo buscó sin éxito por toda la Mansión hasta que lo halló cobijado detrás del mismo arbusto que lo había encontrado aquella noche, sentado en uno de los bancos, mirando fijo al frente.

- Seiya. –Espetó el Guerrero secando sus lagrimas, buscando esconderlas sin éxito.
- ¿Qué sucede?. –El Pegasus se sentó a su lado, preocupado --¿Por qué lloras?

El otro no le respondió, guardó silencio, si bien no lloraba su mirada irradiaba tristeza, sin pensarlo al castaño se le escapó un pensamiento.

- ¿Tanto te afecta Ikki?
- No es eso.
- ¿Entonces?
- Nada.

Un nuevo silencio, tan pesado como el anterior se instaló entre los dos, Seiya no supo que hacer pero necesitó abrazar a ese hombre ¿Cabia la posibilidad de que el pelinegro sintiese algo por Ikki? El Pegasus negó interiormente, no le gustaba pensar en ello.

Jaga se sorprendió cuando el menor lo tomó entre sus brazos, pero no rechazó el gesto, por el contrario, se apegó mas a él buscando refugio; y esta imagen fue la que vio Ikki desde el amplio ventanal de la Mansión, apretando sus puños, conteniendo su furia.

- Ya va a estar el almuerzo. –Susurró el castaño --¿Entramos?
- No, yo mejor me voy a comer afuera. –El Guerrero Fantasma deshizo el abrazo. –No quiero causar mas problemas, además no me gusta comer con esa sensación de que todos me están mirando con desprecio.
- Te acompaño.
- No, mejor quédate.
- Te acompaño... —Dijo Seiya firme y se puso de pie –Voy por mi campera.

Jaga no pudo negarse, el pequeño era terco, a decir verdad le gustaba mucho su compañía.

¿Por qué quedarse? Entonces, se preguntó el Pegasus, ¿Por qué el pelinegro prefería quedarse allí en ese ambiente de hostilidad? No halló respuesta a ello y la única que tenia no le gustaba para nada.

Ellos dos almorzaron en un restaurante modesto, muy a pesar de Ikki a quien no le gustó para nada que ese ponny del Averno se relacionase tanto con un enemigo, intentó recordarle la batalla que tuvieron, pelea que el Santo del Pegasus tuvo siempre muy presente, pero no toleró que el Phoenix le dijese que tenia que hacer o como actuar con el Guerrero de Elis, y desafiante se fue con él.

***


Una tarde el pelinegro fue citado por Saori en su despacho, Shiryu fue quien se lo comunicó, siempre cordial, aunque no le gustaba para nada que su Diosa estuviese a solas con aquel guerrero. Jaga golpeó con firmeza la puerta, recibió el permiso e ingresó.

- Siéntate. –Pidió Saori con una mirada neutra.
- ¿Qué sucede?
- Sucede que eres muy imprudente Jaga ¿En que habíamos quedado?
- Lo sé Saori. –El pelinegro bajó su vista al suelo –Lo siento pero no lo pude evitar, necesitaba venir.
- Esto puede terminar mal. –Negó Athena con su cabeza. --¿Qué harás?
- Por el momento nada, ya veré que hago... No lo sé. –Jaga tomó aire sintiendo su pecho cerrado.
- Debes ser sincero con él.
- ¡Pero ya has visto como...!
- Lo sé, por eso. –Interrumpió la pelimorado poniéndose de pie.

Fue hasta la gaveta y buscó unos papeles cediéndoselos al Guerrero de Elis, luego le dedicó una sonrisa tranquilizadora profesando un “Todo saldrá bien, ya veras” Sin mas Jaga se fue agradeciendo los papeles, con sus ojos algo aguados por la tristeza que inundaba su corazón.

Así lo halló nuevamente Seiya quien lo tomó de un brazo y se lo llevó, para ver si lograba distraerlo de lo que fuese que lo tenía tan agobiado, dialogaron un rato, el Pegasus le mostró sus revistas de vídeo juegos entre otras cosas, en el fondo nunca dejaba de ser un niño.

- Tengo que ir al Orfanato. –Comentó el castaño.

La puerta abierta de par en par le permitió a un escondido Ikki escuchar la conversación.

- Debo preparar los horarios y las actividades deportivas de los niños, ¿Me acompañas? Quiero que los conozcas.
- Claro, no tengo problemas.

El Phoenix cerró sus ojos conteniendo su ira ¿Podía ser posible? No, si el ponny era tonto ¡¿Cómo le iba a dar esa confianza al desgraciado ese?!. Apareció de súbito por la puerta, sin saber que decir o como expresar su enojo, dijo lo primero que le fue a la mente.

- Jaga, quiero hablar contigo seriamente.
- ¿Dónde?. –Aceptó el mencionado.
- No hace falta un lugar. –Observó al Pegasus quien no atinó a irse y comprendiendo que no lo haría habló frente a él –Aunque el ponny sea un estúpido de primera, te advierto que te mantengas lejos al menos de Shun.
- No sé a que te refieres. –Pronunció Jaga tranquilamente.
- Ikki, fue mi idea, Shun aceptó... Yo lo invité al cine porque Jaga.
- ¡A ti no te estoy hablando!... –Espetó furioso.

Seiya bajó su vista, con sus labios temblando de enojo y frustración.

- Con mi otouto no te metas o te quitaré las ganas de jodernos a trompadas. –Dijo el peliazul finalmente y desapareció por el pasillo.

Un momento incomodo para el Guerrero de Elis, cuando quedó a solas con el castaño depositó su vista en él, notando su actitud, desbastado por el trato de Ikki.

- Lo siento.
- No te preocupes.
- Siento mucho lo que mi presencia... –Intentó decir el pelinegro pero fue interrumpido.
- ¡No es tu culpa, es la culpa de ese idiota sin sentimientos!... –Explotó en llanto, completamente desbordado --¡Pollo insensible! –Le gritó a la puerta.
- Tranquilo. –Jaga intentó contenerlo tomándolo entre sus brazos.
- ¿Por qué es así?
- ¿Tanto te gusta?

Ante esa pregunta Seiya levantó su cabeza observando algo avergonzado al otro ¿Tan obvio era? Aparentemente si. Sus ojos no derramaban lagrimas pero se encontraban aguados, como a punto de hacerlo.

- Yo...
- Porque es una pena que el no sepa apreciarte. –Susurró el Guerrero de Elis con una sonrisa en sus labios. –Seiya.
- ¿Qué?. –Preguntó con un hilillo de voz, algo nervioso por la cercanía con su nuevo amigo.
- Me gustas... Y mucho.

Seiya abrió sus ojos como plato, sus mejillas se tornaron carmesíes, intentó hablar pero era puros nervios, su torpe balbuceo apenas se pudo distinguir.

- Yo creía que Ikki te gustaba.
- ¡¿Ikki?!. –Ahora el sorprendido era el pelinegro --¡No! ¡Por Zeus!
- Es que... Tu... Tu te pones tan mal cada vez que él... …l te dice cosas feas y yo pensé...
- No Seiya, pensaste mal. –Jaga desvió su mirada, algo pensativo.

¿Era prudente decirle al mas pequeño de los Kido la verdad? ¿Las razones por las que estaba ahí? Es que acaso ¿No saltaba a la vista? Aunque sea, mínimamente, el parentesco entre ellos dos.

- Si te digo algo, promete guardar el secreto. –Jaga se puso de pie y caminó hasta la puerta para cerrarla.
- ¿Qué sucede?.
El Guerrero de Elis volteó dudando:
- Ikki... es mi hermano menor.

Seiya se llevó una mano a su boca para evitar exclamar ¡¿TU HERMANO?! Y romper su promesa de no decir nada al respecto. Le tomó tiempo recuperarse y atar cabos, comprender la razón del pelinegro por estar allí, las reacciones de este cuando Ikki lo trataba mal y las reuniones secretas con Saori. Pero las cosas no estaban claras, ¿Hermanos? ¿Y Shun? ¿Qué pasaba allí? Jaga comprendió que era prudente explicarse con el Pegasus.


Continuará...
Notas finales:

¡Jajaja! ¿Me van a negar que no son parecidos? Yo cuando vi la película noté que los cinco Guerreros Fantasmas de Elis eran copias baratas de los Santos de Bronce, allí a que naciera esta idea media extraña.

Hay que ver como se lo dicen a Ikki y como reacciona este.


Gracias por leer n.n Si alguien lo lee 0.0 Nos vemos mínimo dentro de dos semanas con la actualización de este fic.


15 de Junio de 2007


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