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Llamada de cumpleaños por kuro666

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Notas del fanfic:

Llamada de cumpleaños (Birthday Phone Call)
Por: Kuro666
Traducción: LaraBlackEarl
Edición: Sakua_chan

Notas del capitulo:

Notas: Así es, este es mi segundo fanfic de D GRAY MAN. Espero que les guste. ¿Mencione que es BL? Ahora hago RabixKanda XD ¡¡Disfrútenlo!!


Créditos: Ni D GRAY MAN, ni el Monopoly me pertenecen XD

..::·..Llamada de cumpleaños..·::..
Por: Kuro666

*  *  *  *  *  *  *

¿Qué me hace tan especial para tenerte en mis brazos?
Las heridas en tu cuerpo son heridas infligidas en mi corazón,
Cada vez que lloras, no puedo evitar besarte,
Tu sombra consuela mis pesadillas,
Daré la vuelta sólo para verte una vez más.

 

La habitación se encontraba en silencio, sólo el sonido de un suave rasguito podía escucharse. Una recamara de cuatro paredes, lisa, con decoración limitada. Un lápiz conectado con una limpia hoja de papel. Con todos y cada uno de los giros de su muñeca, líneas y curvas lentamente se transformaban en una forma. De aquella forma apareció por fin una figura. La blanca hoja de papel se convirtió en un dibujo. El joven sentado en la cama sonrió cuanto el dibujo estuvo terminado. Tenía cabello de un rojo brillante y un parche cubriendo su ojo derecho; las mangas de tres cuartos de la playera negra cubrían las heridas de la batalla previa. Suspiró mientras se acurrucaba en la cama.


Rabi suspiró en el pequeño cuarto de huéspedes.


-Yuu-chan… ¿Acaso no recuerdas que hoy en mi cumpleaños?

 

*  *  *  *  *  *  *


Cada vez que giras para irte, mi corazón duele un poco.
¿Por qué es que cada vez que cierro los ojos tu imagen llega a mi mente?
¿Por qué es que apareces en mis sueños, cada noche que me quedo dormido?
Seguimos esperándonos, aún así, regresas a mi lado siempre.
No sabes el efecto que tienes en mí.

 

La habitación estaba completamente en silencio exceptuando al solitario “tic-tac” de un reloj. La segunda manecilla en el brillante reloj negro se mantenía en movimiento. No se detendría a menos de que la batería se le acabara o de que terminará por romperse… Una única figura se sentaba en la orilla de unas cuidadosamente dobladas sabanas sobre la cama. No tenía ni una sola arruga, parecía que nadie nunca había dormido en ella siquiera. Quizás nadie dormía en ella, o quizás si…


La figura se había llevado las manos a la cara. Tenía su lacio cabello negro cayéndole hasta la mitad de la espalda. Una larga chaqueta estaba tirada descuidadamente en una silla de madera. Y cubriendo al joven una camisa blanca desabotonada mostrando un par de vendajes alrededor de su pecho. Gimió lastimeramente en sus manos claramente estresado… ¿pero de que?


-Rabi… - musitó quedito en su mano.


Levanto la cabeza y miró hacia un objeto negro que se encontraba en una pequeña mesa redonda. Era un teléfono. Lentamente se puso en pie y se acercó a él. Siguió mirándolo un momento antes de levantarlo suavemente. Sus dedos danzaron a través de las teclas del teléfono, apretando ciertos números que ya le eran conocidos. Entonces se detuvo y espero…


Jugó con el cable del auricular un rato mientras esperaba a que alguien contestara del otro lado. Torció el cable alrededor de sus largos y pálidos dedos. Sonó algunas veces hasta que por fin respondieron.


- Hai, moshi-moshi? – dijo una voz profesional pero con algo de monotonía.


-¿Esta Rabi en el edificio? Pregunto Kanda tajante cerrando los ojos.


-Si, solo espere un momento mientras lo conecto a su habitación- dijo la señorita del otro lado, de nuevo el mismo tono. Kanda continúo jugando con el cable del teléfono


-…- mientras la otra persona se hacia esperar para responder, la garganta de Kanda terminó por secarse.


-¿Hola? – la alegre voz de Rabi apareció del otro lado de la conversación.


-¡¿Por qué NO HAS REGRESADO TODAVÍA?!- Grito el pelinegro al teléfono. No solo estaba enojado, se encontraba cabreadisimo. Casi podía apreciar una vena pulsando furiosamente en su frente.


-¿Yuu? – Rabi alzó una ceja reconociendo esa voz


-¿Quién mas podría haber sido? – pregunto Kanda con brusquedad.


-Te he extrañado tanto, Yuu-chan – el pelirrojo sonrió al otro lado.


-Dije… ¡¿Por qué no has regresado todavía?!- exclamo Kanda nuevamente furioso al teléfono. Ahora se puso había levantado de su asiento, fijando una mano a la altura de su cadera con pose de alguien que espera una explicación.


-Bueno… verás, durante una pelea que tuvimos contra un asuma pues… como que me hirieron un tanto más grave de lo que se pensaba y… ahora estoy en los Cuarteles Generales de China… así que no podré regresar a menos que mis heridas sanen. Y eso será en al menos unos tres días – gimoteó Rabi, un poco asustado por la replicas del pelinegro.


-… pero… es tu cumpleaños… - la respuesta silenciosa de Kanda sorprendió en sobremanera a Rabi.


-Yuu…- la expresión de miedo de Rabi se ablando casi al instante.


-Te estuve esperando toda la noche y no regresaste a verme – decía Kanda suavemente.


-Yuu- uuu~ - Rabi apretaba sus manos con fuerza en las sabanas de esa cama donde ahora se encontraba postrado – nunca fue mi intención herirte.


-No estoy herido, Rabi – la voz de Kanda era pequeña y silenciosa - …mo corazón solo duele.


-¡¡Yuu~!! – mientras la voz de aprendiz de bookman se impregnaba de preocupación. Le dolía escuchar a Kanda hablando de aquella manera dolorida.


-Estoy bien – oyó la voz del otro un poco lejana. Se sentó en la cama doblando las piernas hacia su pecho, acercando más sus rodillas hacia el – Solo duele no poder verte por tanto tiempo.


-Kanda Yuu, escuchame, por favor… - rogaba Rabi – Me lastima tanto escucharte así. Siento mucho no haber podido regresar…


La respuesta de Kanda llegó al fin…


-No te preocupes, no ha sido culpa tuya…


-Yuu-chan – gimió el ojiverde desesperado – extraño sentir la tibieza de tu cuerpo al lado del mío. Extraño la manera en que tu cuerpo se curva contra el mío. Extraño la forma en que tu cabello se enrede entre mis dedos. Extraño todo lo que tiene que ver contigo, por favor…


-Te extraño también… - la respuesta del dueño de Mugen fue a penas audible. Sus nudillos estaban blancos por tomar el teléfono con tanta fuerza.


-No te imaginas que me gustaría hacerte en este momento – susurraba Rabi cambiando su semblante a una sonrisa desdeñosa. Lamió sus labios lentamente – un Yuu-chan tímido es todavía más hermoso…


Las orbes oscuras de Kanda se abrieron enormemente justo antes de comenzar a ruborizarse. Murmuró suavemente al aparato:


-Feliz cumpleaños… Rabi-kun…


-¡¡Awwww!! – chilló Rabi – I LOVE YUU!! (N.T: ¿lo captan? Yuu en lugar de you*, n.ñ no tradujimos eso, era lindo)


El pelinegro alejó el teléfono de su oreja, sabiendose de antemano que cada vez que decia algo agradable, Rabi reaccionaba de una manera enormemente escandalosa. Suspiró y con calma le respondió al chico:


-Si no te tranquilizas en tres segundos cortaré la llamada sin importar que tanto te este extrañando en estos momentos


Eso calló a Rabi al instante.


-¿Yuu-chan? – inquirió de pronto.


-¿Qué? – replico el otro sin rodeos.


-Te amo demasiado – sonrió Rabi sinceramente –no sabes cuanto aprecio que me hayas llamado en mi cumpleaños… ¿de verdad no te imaginas que me gustaría hacer ahora?


-¿Jugar al Monopoly? – Kanda alzó una ceja.


-¿Qué demonios…? – masculló- Yuu-chan ¿en serio crees que deseo jugar al Monopolý en este momento? – el rostro de Rabi ahora era un enorme signo de interrogación.


-Algo así ¿no? – respondió Kanda, haciendo que el otro casi se cayera de la cama. Una gota de sudor resbalo de su frente.


-Esta bien ~… de todos modos, no, no quiero jugar Monopoly. Me gustaría tanto tenerte en mis brazos en este instante – confesaba haciendo pucheritos – hasta estoy abrazando una almohada ahora mismo.


-Imbecil, tengo mejor cuerpo que una estupida almohada – Kanda frunció el entrecejo.


-Eso es seguro – rió Rabi por lo bajo – Te amo…- dijó de repente


-Lo sé – replicó el pelinegro


-Te amo – repitió Rabi


-Lo sé – respondió Kanda haciendo énfasis en el “sé”


-Te amo mucho, mucho, mucho, mu~cho! – insistió Rabi nuevamente.


-Te escuche desde la primera vez que lo dijiste – explico Kanda


-Te amo, Yuu-chan- repitió Rabi haciendo caso omiso al ultimo comentario


-¿Qué estas planeando? – Al fin alzó una ceja – “Debe haber una razón para el extraño comportamiento de Rabi. Puede ser una persona susceptible y sensible pero… el sabe que no necesita repetirlo tantas veces. Algo quiere…”- se pensaba Kanda.


-Nada. ¿Qué no puedo expresarle mi amor a mi novio de hace tanto tiempo? – de nuevo esa sonrisa desdeñosa regresaba a los labios de Rabi. Su voz estaba impregnada de exagerada inocencia. Un poco terrorífica si recordamos que estamos hablando de Rabi.


-¿Qué es lo que quieres? – inquirió aun más serio Kanda.


-¿No te has dado cuenta?  Cada vez que te digo cuanto te amo o… no me contestas o simplemente dices “Lo sé” o cosas por el estilo – la sonrisa de Rabi se amplió


-¿Y? – Kanda enarco aun más la ceja, sin agradarle para nada el rumbo que llevaba todo eso.


-No me siento amado en lo absoluto. No importa que tanto amor te de, nunca recibo nada a cambio – la sonrisa se esfumo y un puchero fue lo que le reemplazo.


-Tú sabes cuales son mis sentimientos por ti – estableció Kanda arrugando el entrecejo.


-Pero quiero que me lo expreses con palabras – exigía Rabi con más pucheritos todavía.


-¿Y…?


-Dime que sientes por mi – ahora lo de Rabi eran prácticamente lloriqueos.


-No – fue la tajante respuesta que obtuvo sin rodeos


-¡¡Vamos~!! ¡Tu sabes que me amas! – exclamo el otro literalmente lloriqueando.


-No – la respuesta obtenida fue la misma.


-No seas tan frio, Yuu-chan – el pelirrojo gimoteaba


-Rabi… no… - Kanda era necio y obstinado, pero desafortunadamente para él, Rabi lo era todavía más.


-Yuu-chan eres muy malo. No me siento amado aquí, sentado en una habitación extranjera, hablando con mi novio que se niega a decirme unas simples pero especiales palabras. Mis heridas me duelen y aún así es lo suficientemente engreído como para preocuparse por su pobre y pequeño Rabi-kun – narraba el pelirrojo haciendo falsos sonidos como de quien comienza a sollozar.


-Si lo digo, ¿detendrás esto? – y ya se encontraba derritiéndose de nuevo. Simplemente Rabi parecía tener ese efecto en él. Cada vez que él estaba herido, Kanda podía sentir su dolor también.


-Shi… - respondió Rabi abruptamente. Sus ojos brillaron con malicia.


-Bien – Kanda frunció el ceño por haber aceptado semejante ridiculez de petición.


-Te amo tanto, Yuu-chan – dijo Rabi reincorporándose en la cama a la expectativa de la respuesta del otro.


-… Yo también te amo, Rabi – la silenciosa voz de Kanda dijo lentamente aquellas palabras que Rabi había esperado oír. Suspiró complacido.


-Gracias. Este es el mejor regalo de cumpleaños que pudiste haberme dado


-Regresa pronto a casa. TRengo otras cuantas cosas que quiero decirte- pidió Kanda.


-Haré lo que sea que mi ángel desee que haga – susurró Rabi meloso.


-Sólo quiero que me tengas en tus brazos y me permitas compartir tu dolor contigo – Kanda sonrió con gentileza.


-Entonces quiero que me digas lo mucho que me amas – sonrió Rabi


-Rabi, debo irme- le cortó Kanda – ya casi sale el sol – aún así odiaba dejar a su amante, pero… debía seguir con su vida.


-Esta bien. Tengo que dormirme temprano de todas maneras


- Buenas noches, Rabi – se despedía el pelinegro – y… feliz cumpleaños de nuevo


-Gracias, Yuu-chan. Me hiciste muy feliz con esta llamada – Rabi sonrie mientras ve el dibujo de su chico durmiendo pacíficamente – Buenas noches.


Y con eso ambos colgaron el auricular, cortando la conexión pero sabiendo perfectamente que pronto se encontrarían en los brazos del otro.

 


*  *  *  *  *  *  *

 

-¿Oye, Kanda? – un chico de blancos cabellos se detuvo mientras cierto chico de larga cabellera salia de una puerta.


-Oh, eres tu, Allen – se dio la vuelta y miró a los ojos del joven adolescente.


-¿Qué estabas haciendo en la habitación de Rabi? – Cuestiono Allen curioso mientras ladeaba la cabeza – “No me dijo ningún insulto, ni siquiera Beansprout (*1). Es extraño que sea tan agradable. Y hasta parece estar de buenas también”


-Oh, nada, solo necesitaba que me regresará algo que tomó prestado – se excuso Kanda mientras daba la vuelta, escondiendo el rubor que tiño sus pálidas facciones.


Allen asintió y pregunto:


-¿Quieres que vayamos a almorzar juntos? – espera un claro “no” como respuesta.


-Claro… oh, si… ya es medio día… - reflexionaba Kanda mas para si mismo, Allen abrió los ojos con sorpresa. Solo se queso ahí con su enorme “si” y la mandíbula por los suelos - ¿Vas a venir o no? – Kanda le miró inexpresivo – Beansprout…


-Mi nombre es Allen, ¡¡ALLEN!! – gritaba el peliblanco mientras seguia a Kanda por el pasillo


-Si, lo que sea – Kanda se adelanto dejando al pobre y pequeño Allen.


Allen aún así esbozó una de sus muchas sonrisas. Pero esta retiene un secreto que solo el conoce. Rabi ama a Kanda. Y, extrañamente, Kanda muy a su manera ama a Rabi también…

 


¿Qué tan dulce puede ser el amor?


Muy dulce… 

 

Notas finales:

*1: Cabe destacar que a parte de que el fic es originalmente en ingles. Tanto la traductora como la editora leemos este manga en ingles, es por eso que hemos dejado el "Beansprout" tal como nosotras lo conocemos... n.ñ aunque ya sabeís que viene a ser algo como "frijolillo".

 

 

Notas de Kuro:

 

¿Que tal? Fue muy dificil hacer el dialogo entre Rabi y Yuu-chan -gota de sudor- pero al final fue muy divertido de escribir, esperoq ue lo disfrutaran. Rewie y rewie me, me gusta leer lo que tienen que decir acerca de mi trabajo. Amo a Yu-chan, a Rabi y al pequeño Beansprout!

 

Kuro~!


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