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Por ti por Uru Honnou

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Notas del fanfic:

Primero que todo.... ¡No me maten!

Se que me tardo siglos en continuar mis fics... y por eso hice este como un oneshoot u.u

No tengo nada que decir.. sólo espero que les guste. Lo hice con mucho sentimiento.

Dedicado a todos los que me leen, y soportan mis estupideces u.u

 

Shao desde el mundo yupi *O*

 

Notas del capitulo:

Alza la mano si te gusta marihuana... alza la mano si te gusta fumar (8)

Jaja, amo a el general *O*

Pero bueno, hablando del fic. Me ha quedado bastante largo, por lo que espero que nadie se queje diciendome que me ha quedado corto ¬¬

También decirles que realmente lamento no continuar con mis fics seguido, es por diversos motivos los cuales no quiero mencionar u.u .

Pero bueno, espero que les guste. Lo he hecho con mucho cariño para todos ustedes que me tienen tanta paciencia u.u

El final... no me ha gustado mucho pus no es lo que quería hacer, pero bueno. Esto lo he hecho a pedido de una amiga mia que está de cumpleaños :B *O*

Dedicado a ella ps

Y dedicado a ustedes!

Y a Natsumi Mizuki que me hizo el resumen y me apoyó al 100% con este fic.

Eso! Saludos! Gracias!!

 

Shao desde el mundo yupi *O*

Por ti

   

 

Capítulo único

 

 

    

Y ahí estaba él, con los brazos ensangrentados, boca abajo sobre su amplia cama cubierta por frazadas de material claramente costoso, pero ¿qué le importaba a él?

 

Nada.

 

 

Respiraba agitadamente, el pensar en las estupideces que se le ocurrían hacer en un momento de tristeza absoluta. Pero claro, ¿quién en su sano juicio, podría evitarlo? Tomando en cuenta el grandísimo dolor que ocultaba su fino y alargado rostro.

 

Se remueve sobre la cama, tratando de no rozar al menos sus heridos brazos con algo que le pudiera causar más dolor. Se sienta con suavidad, levanta su mirada y la posa tranquilamente sobre la puerta de entrada. Nada.  Volteó su vista y la concentró sobre el reloj de noche.

 

Las 7:30 P.M, justamente la hora en la que su desesperación incrementaba de una manera horrorosa, la hora en que su hermano tocaba a su puerta, la hora en que le avisaban que un visitante había llegado a su hogar, la hora en que debía verlo…

 

Pues así era, el gran genio de una de las familias más respetadas de la ciudad, aquel con un carácter inquebrantable, aquel considerado un iceberg de hielo humano….

 

Estaba enamorado.

 

Pero, si éste sentimiento es considerado como algo “bueno”, ¿por qué demonios sufría tanto?

 

Estaba claro para él, más no quería recordarlo. Su corazón no quería oírlo más.

 

Estaba harto. La costumbre de ver parejas, personas enamoradas que eran correspondidas. Veía en la televisión, lo mismo. Leía algún libro, lo mismo. ¡SIEMPRE ALGO SOBRE EL AMOR! ¡Y SIEMPRE CORRESPONDIDO!

 

Pero ¿qué pasaba con los demás? ¿Los no correspondidos? Aquellos a los que les ha tocado ver el lado duro de este “buen” sentimiento…

 

Nada. Esa era la respuesta a la que había llegado, y no pensaba reconsiderarla.

 

Más aún, si tu amor es prohibido.

 

Pues ese era su caso. Estaba total y completamente enamorado, del prometido de su hermano menor.

 

Nunca le tuvo envidia, ni nada por el estilo. Pero aquel día, aquel fatídico día en que llegó a casa con ese ángel, tomados de la mano. Podría jurar por su vida que esa fue, la primera vez en toda su existencia que le vio sonreír.

 

Observó al recién llegado por momentos,  y no necesitó más.

 

Su cabello, su rostro, su piel, su sonrisa, sus hermosos ojos….

 

¿Por qué la vida tenía que ser así? Siempre quiso enamorarse, siempre tras aquel sentimiento aún desconocido para su inexperto corazón….

 

Y cuando al fin hizo su aparición, una reja con el nombre “Sasuke” le impedía alcanzarlo.

 

 

Volvió a removerse sobre su cama al escuchar los ya acostumbrados golpes sobre su puerta. Y la siempre prudente voz de aquel ser que, no odiaba, más si le tenía una profunda envidia.

 

-          Itachi, a cenar – habló con voz un poco subida de volumen, golpeando tranquilamente la puerta de la habitación-

-          Ya voy – se dirige al baño a buscar una toalla, la cual usa para limpiar sus ensangrentados brazos-

-          Él ya está aquí, quiero que seas cortés de una buena vez ¿te parece? – se escuchó del otro lado. ¿Amable con él? Si lo hacía… probablemente no  duraría mucho antes de lanzarse sobre él y llorar como un bebé sobre sus brazos. Debía guardar las apariencias, aún si debía tratarlo como escoria, no dejaría que sus sentimientos se dieran a la luz.

-          ¿Y porqué debería serlo? – gruñó con voz ronca – nadie me obliga.

-          Yo te obligo – gritó enfadado-  Porque es la persona a la cual yo amo, y pronto será parte de la familia, estaría bien que al menos no fueras un estúpido e imbécil que se pasa la vida molestándolo ¿no?

-          Vaya, Sasu-kun, has dicho más palabras en esa sola frase que en toda tu vida. Ese mocoso te ha cambiado mucho.

-          No le vuelvas a decir mocoso, estúpido.

-          Le llamo como a mi se me antoje- abrió la puerta de golpe, dejándose ver ante un Sasuke molesto, mirándole directamente a los ojos con aquella mirada retadora que tanto le caracterizaba- es un mocoso ruidoso, molesto, estúpido y tantas cosas que hasta se me olvidan…

-          Sólo… ve a cenar… él estará allí, lo quieras o no – se fue pisando ruidosamente por el pasillo que daba a las escaleras. Al confirmar que el odioso de su hermano había bajado definitivamente, devolvió sus pasos, cerró la puerta de su habitación con seguro, y se lanzó a su cama a llorar nuevamente….

   

 

 

***Cuando menos me lo espero ya te estoy amando ***

   

 

 

Y ahí estaba él nuevamente, con esa mirada angelical que tanto le hacía brillar el corazón, tomado de la mano de su hermano menor, sonriéndole con amor. Pero él, como buen Uchiha, no debía permitir que supieran que aquella “bella” escena le torturaba hasta lo más hondo de su ser.

 

Amaba a ese hombre, amaba a ese chico, amaba su rostro, su mirada, su ser….

 

Que doloroso podía ser el no tener la posibilidad de gritarlo a los cuatro vientos.

 

Resignado, comenzó a devorar el plato que acababan de colocar frente a él, al menos con comida en la boca nada podía salir de sus labios, pensó. Pero sus “traviesos” ojos no querían obedecerle, pues por más que lo intentaba evitar siempre terminaban posándose sobre el rostro de aquél que con sola una mirada se robó su ser.

 

Aquella situación, como tantas veces antes, comenzó a incomodarle. Ya bastante tenía con las desgraciadas heridas que se hacía por el cuerpo cada vez que pensaba en su desdicha, pero el tenerlo frente a él, besándose con otra persona, que para colmo era su hermano…. ¿cómo no iba a exaltarse? ¿Cómo demonios no iba a reaccionar?

 

-          ¿Y para cuándo la boda, chicos? –preguntó la madre, sonriendo ampliamente ante la idea de que el menor de sus adorados hijos se fuera a casar-

-          Dentro de unos meses más, madre – le respondió el menor Uchiha, comiendo tranquilamente con su mano derecha, mientras que con la izquierda agarraba de la mano a su prometido- aún hay cosas que debemos resolver…

-          No sabes cuánto me alegra el que pronto serás parte de ésta familia – le sonrió el padre complacido al bello chico avergonzado- pensé que Sasuke nunca se iba a enamorar… ya estaba perdiendo la esperanza…

-          ¡YA BASTA! – gritó el mayor de los hermanos a todo lo que daban sus pulmones, el rostro de desconcierto de los presentes y la duda combinada con el espanto sobre sus rostros le daban a entender que había actuado sin pensar-

-          ¡¿QUÉ DEMONIOS TE PASA, ITACHI?! – le gritó el menor, presionando con más fuerza el agarre de la mano del otro chico-

-          … - y calló, al ver el rostro asustado de su ángel. Odiaba verlo asustado, pero odiaba aún más ser él el causante de su temor. No pudo darse cuenta, cuando de un rápido movimiento se levantó de la mesa  y corrió como poseído hacia su habitación.

 

 Al llegar a ésta, cerró con seguro, se metió con rapidez al baño  y con toda la “calma” del mundo  abrió uno de los cajones bajo el espejo, donde bien escondida estaba su fiel amiga la navaja. No dudó ni un segundo más, cuando la fría textura del arma comenzó a atravesar con suavidad la irritada y marcada piel de sus brazos…

    

 

 

 

*** El amor duele, pero el no amar duele aún más***

 

 

 

 

     

¿Qué demonios había pasado? Su hermano mayor, como si nada, grita como si se le fuera el alma en ello, y luego sale huyendo. ¿Qué se estaba trayendo entre manos?

 

Y ahora, abrazando a su muy preocupado novio, le roza el oído en un gesto cariñoso tratando de calmarlo. Pero ¿cómo podría ser eso posible?

 

Él, Sasuke Uchiha, el menor de los famosos hermanos Uchiha, un prodigio en los estudios y en incontables cosas más, con la fama de ganador absoluto, pues eso se pensaba, él nunca perdía.

 

Pero este era la excepción, ciertamente no había perdido, pero lo estaba haciendo. La luz de sus ojos, el sol que le alumbraba cada mañana con su hermosa sonrisa, estaba enamorado de otra persona. Y él lo sabía. Lo sabía muy bien.

 

Cuando le conoció, enamorarse de él no fue cosa de mucho tiempo, aquello sería lo que se consideraba como “amor a primera vista”, y estaba consiente de ello. Lo amó con locura con sólo verle respirar.

 

Esos ojos, eran la luz que necesitaba para poder vivir.

 

De inmediato se acercó a él, charlaron, se conocieron, después de que crearon un poco de confianza entre ambos, el bello chico le confesó algo que le destrozo hasta el rincón más escondido de su corazón, que apenas y había comenzado a latir.

 

Ya estaba enamorado.

 

No dudó ni un momento más, cuando las preguntas acerca del “tipo” que le había robado la esperanza le asaltaron. Grande fue su sorpresa, al percatarse que la descripción se asemejaba increíblemente a una persona que él conocía bastante bien. Su hermano mayor.

 

Pero ¿cómo era posible que le conociera? Era simplemente imposible, intentó convencerse.

 

Pero no. Días después, quedaron en juntarse en una pequeña plaza cercana a aquel lugar, dónde no demoró en intentar conocerle más.

 

El problema llegó, con una silueta sentada bajo un árbol, aparentemente durmiendo. La duda le asaltó. Y fue entonces cuando un odio increíblemente grande, creció en él. Con sólo unas pocas palabras…

 

“Él es… de quién estoy enamorado…me enamoré de él apenas le vi”

 

Y comenzó a acercársele. Cada vez más, más y más. Al poder observarle el rostro, el alma se le fue a los pies…

 

Era su hermano, de verdad era su hermano…

 

 

Pero el era Sasuke Uchiha, no perdería, menos al amor de su vida. Convencido, comenzó a hablarle al bello chico sobre la vida de aquél individuo bajo el árbol, que era su hermano mayor y todo lo demás.

 

El chico le miró esperanzado y comenzó a preguntarse si tendría oportunidad. Más el Uchiha menor, le convenció de no hacer nada. Trazó un plan. Convencería al chico de ser su novio, le diría que era para “ponerlo celoso” o “para saber si siente algo por ti”, lo cuál debido a la inocente mente del más pequeño, resultó de acuerdo al plan.

 

Él sabía que su hermano amaba al chico con una locura infinita, pero él no dejaría que se lo arrebatara de las manos. Intentó enamorarlo durante el tiempo que estuvieron juntos, pero el chico siempre le preguntaba cómo estaba el mayor, qué hacía, cómo estaba y un sinfín de cosas que le partían el corazón.

 

No le podía olvidar.

 

El día que llegaron a su casa  dando la noticia del compromiso, sintió que la victoria estaba de su lado. Le había costado un mundo convencer al bello chico, pero lo había logrado.

 

Y ahora, el amor que su hermano mayor sentía por su “prometido” se podía percibir en el aire, se notaba demasiado y eso era muy peligroso. Más aún cuando, después del repentino “ataque” que el Uchiha mayor demostró en la cena, el bello chico le preguntó si el otro realmente no sentía nada por él… pues estaba sospechando.

 

 

Maldito sea el día en que nació Itachi, se decía.

 

 

De todas maneras la actitud de éste le ayudaba, pues trataba al chico como escoria humana, siempre molestándole e insultándole, y eso le daba puntos extra.

 

Se puso nervioso al ver cómo el chico entre sus brazos se removía, poniéndose de pie frente a él.

 

“Tal vez sería mejor que yo le hablara….”

 

Y el miedo comenzó a consumirle, ¿y si su estúpido hermano le decía lo que sentía a su ángel? Todo se arruinaría y perdería a la única persona que había amado en su vida.

 

No tuvo más remedio de acceder, pues el rostro triste de su hermoso novio no le dejaba otra opción. Le podía convencer de cualquier cosa.

 

Se maldijo internamente y le rogó a todos los dioses existentes que su hermano no le dijera nada.

    

 

 

 

***El camino al amor es lento y a veces tortuoso, pero vale la pena***

    

 

 

 

¡Maldición! ¿Por qué demonios no podía controlarse? ¡ASUSTÓ A SU ÁNGEL!

 

Y luego ahí…. a cortarse los brazos.

 

¡Ja! que patético podía llegar a ser. Tanto tiempo desviviéndose criticando a las personas que atentaban contra su propio cuerpo, y ahora él lo hacía.

 

¿Por qué tuvo que enamorarse?

 

Terminó de limpiarse la última cortada de su brazo derecho, caminó directo a su armario y sacó una camisa larga que le cubriera los brazos.

 

Volvió a recostarse sobre su cama, boca arriba, mirando el techo como si fuera la cosa más impresionante del mundo. Pero su rostro se hizo presente… no podía dejarle desaparecer.

 

Lentamente cerró sus ojos, con una sonrisa marcada en su rostro. Que desgraciada podía resultar ser la vida.

 

 

TOC TOC TOC           

Abrió los ojos y con cuidado se levanto, con suma lentitud. Se esperaba un buen sermón de parte de sus padres, y la verdad no tenía ganas de escucharlo. Se colocó los zapatos  y se acercó a la puerta, la abrió y su corazón  dejó de latir por segundos.

 

Era él. Parado frente a su puerta mirándole dulcemente.

 

-          ¿Puedo pasar? - preguntó, con la sonrisa impregnada en sus bellos labios.

 

No pudo articular palabra, después de unos minutos sin mover su cuerpo que con suerte respiraba, se hizo a un lado dejando pasar al chico más bajo. Le miró interrogativo, alejándose lo más posible de él. Éste sólo quedó de pie, mirándole con una expresión indescifrable.

 

-          Puedes sentarte si quieres - logró articular el mayor.

-          No, muchas gracias, prefiero quedarme en pie si no le molesta  -y le sonrió.

 

Se acercó lentamente al bello chico y le pasó de largo, sentándose sobre su cama. Éste le miro extrañado, más no le dio importancia. Respiro profundamente intentado buscar palabras con las cuales comenzar, pero no las hallaba. 

 

-          Itachi-san… yo… sé que no le caigo bien –dijo con dolor- pero aún así me preocupo por usted - Y calló esperando una respuesta que no llegaba. El moreno mayor pensó sorprendido y a la vez esperanzado, es decir…. ¡le preocupaba! Pero no, no debía darse falsas esperanzas antes de tiempo.

-          Continúa - Logró decir.

-          Y quiero saber… si… hay algo que pueda hacer por usted… - terminó, con la cabeza gacha y un leve temblor en señal de nerviosismo.

-          … - que hermoso podía legar a ser aquel chico.

 

Ni cuenta se dio, cuando las emociones causadas por su bello ángel le consumieron, dominando sus acciones. Lentamente se colocó de pie, acercándose con cuidado al cuerpo del menor, que al darse cuenta de esto, le miro nervioso.

 

-          Itachi-san… ¿le pasa algo? – preguntó. Estaba comenzando a asustarse, el mayor no le respondía, sólo continuaba acercándosele. Hasta que se detuvo, justo en frente de él, tuvo que levantar el rostro pues el Uchiha le llevaba por al menos una cabeza, cuando le vio. Una mirada llena de… ¿amor?

-          ¿Por qué… no puedo tenerte? – susurró con dolor el mayor de los Uchiha, levantando el rostro del chico más bajo.

-          ¿A qué… se refiere? – comenzó a sudar del nerviosismo, más no podía reaccionar. Amaba a Itachi, lo amaba con todo su corazón, sólo estaba con Sasuke por lo del plan que éste había hecho. Necesitaba decírselo, al menos para saber si alguna oportunidad tenía- Itachi-san… yo…

-          Shhh –posó su dedo índice sobre los sonrosados labios del chico, que instintivamente cerró los ojos- calla…

 

 

Y ni se percataron, cuando Itachi comenzó a besar los labios tan largamente deseados del chico más bajo. Éste, debido al asombro y porqué no… la felicidad que le inundaron ante esta acción, comenzó a corresponderle con algo de pena. Continuaron besándose por largos minutos, acariciando con gula la lengua contraria, ensalivando sus bocas con la dulce sustancia bucal del otro, buscando control. Más el aire siempre es necesario, y tuvieron que separarse.

 

-          Y-yo… - pero no pudo continuar, pues sus labios fueron nuevamente apresados por los del mayor.

 

Se dejaron llevar, el más bajo abrazando del cuello al Uchiha mayor, mientras este con una dulzura infinita le acariciaba el sedoso cabello. Tropezaron torpemente al llegar al borde de la cama, cayendo sobre ésta con algo de violencia, acariciándose mutuamente. Las incontables sensaciones que ambos sentían entre sí les volvían locos. Ambos tanto tiempo esperando el amarse con locura. El mayor comenzó a desabotonarle la camisa que llevaba puesta el más bajo, quitándosela con sutileza, acariciando el cuerpo que quedaba al descubierto. Besando cada centímetro de piel expuesta, para memorizarla con sus labios.

 

Adoraba tener al bello chico así, adoraba poder acariciar su hermosa piel  y demostrarle cuánto le amaba. Terminó de quitarle la camisa y continuó con la labor de acariciarle la piel, el menor no podía hacer más sino gemir, se había reservado sólo para éste momento. Sasuke no lo había tocado, él no lo había dejado, quería perder su inocencia con la persona que más había amado en su vida. Sabía que el menor de los Uchiha le quería, estaba consiente de ello, pero si tanto le amaba, debía dejarlo ser feliz, y al lado de Itachi estaba seguro que lo sería.

 

Aún así, debía decírselo. Antes de hacer cualquier cosa, no podía hacer sufrir así a su amigo.

 

Intentó separarse del mayor, más éste no le dejaba, seguía acariciándole. Gimió roncamente al sentir las grandes manos del Uchiha mayor sobre sus piernas, arrancándole los pantalones. Subió hasta el rostro del más bajo y le besó con amor, bajó hasta su cuello y le mordió suavemente, no pensaba arruinar aquella piel que literalmente veneraba. Volvió a descender por su cuerpo, hasta las partes bajas del chico, le miró a los ojos buscando la aprobación de éste, quién sólo atinó a asentir suavemente con la cabeza. Sonrió complacido y comenzó a bajarle los bóxers, no pensaba apresurar las cosas ahora que habían llegado a él. Continuó bajándoselos con una lentitud que desesperaba a cada segundo al bello chico bajo él. Acarició sus muslos, sus piernas, toda la piel que le era posible, y continuó con lo mismo, sólo que con sus labios. El ángel comenzó a desesperarse, nunca había sentido tantas cosas en toda su vida. Acarició la cabellera negra de éste con dulzura intentando llamar su intención para que le mirase a los ojos, éste obediente lo hizo y por poco se desmaya ante tan hermosa escena que sólo sus ojos tenían el privilegio de ver. Su hermoso ángel, con su bella boquita entreabierta, sudando a mares, con un precioso sonrojo  asaltando sus tersas mejillas. Entonces se detuvo a mirarle, aquel cuerpo que le quitó el sueño más veces de las que sería capaz de contar. ¡Cómo le amaba! Y ahora, podría tenerlo para sí, fundirse en uno sólo. La sola idea le hizo excitarse aún más.

 

El más bajo seguía gimiendo entrecortadamente, le estaba costando respirar con normalidad, pero más le costaba seguir en la tierra. La persona que amaba le acariciaba con un amor infinito. El Uchiha mayor le amaba, y lo podía asegurar. Podía sentir ante cada roce de su cuerpo, que le quería infinitamente.

 

Volvió a su cuello y comenzó a lamerle, ensalivando su piel al acto. El menor seguía sin poder enfocarse bien en la realidad, pues sentía que estaba ya en el cielo. Entonces el moreno se detuvo, agachó el rostro para ver lo que sucedía y observó a un Itachi intentando desenredarse de un colgante que traía en su cuello, sonrió traviesamente ante la escena. Cuando un recuerdo le vino a la mente…

  

 

 

*¡*¡*Flash back*¡*¡*

 

 

 

Corría animadamente por las verdes plazas del centro comercial. Le encantaba ir, le encantaba que Sasuke le invitara a comer y le comprara cosas. Lo divisó a la distancia y se le acercó.

 

-          Ne, Sasuke… ¿Qué me has comprado? – preguntó alegremente. El Uchiha menor sólo atinó a enseñarle una bolsa morada con dibujitos azules- ¿Para mi?

-          Si – le dijo, entregándoselo.

-          ¡Si! –lo recibió animadamente. Abrió la bolsa y dentro había una pequeña cajita naranja, la tomó entre sus manos y la abrió emocionado- Sasuke… - era simplemente hermoso, un colgante azul marino con formas ondeadas, destellaba colores que combinaban perfectamente, verde agua, Calipso… y al centro se veía una especie de ojo, muy brillante y con una forma muy hermosa. Quedó maravillado ante el regalo, se acercó al Uchiha menor y le abrazó con cariño – Te quiero mucho, Sasuke-kun…

 

 

*¡*¡*Fin Flash Back*¡*¡*

 

 

 

Las lágrimas acudieron a sus ojos, no podía hacerle eso a Sasuke. Con cuidado intento separar al Uchiha mayor, el cual no respondía, sólo continuaba con las caricias. Se levantó de golpe, si no, no podría haber separado a Itachi de sí. Le miró con cariño y los ojos empapados en lágrimas. Éste le miró interrogante, y a la vez, tremendamente asustado.

 

-          Sasuke… - no articuló más. Salió por la puerta de la habitación como alma que lleva el diablo, corriendo por los largos pasillos de la mansión Uchiha, pues la habitación de éste se encontraba del otro lado. Debía saberlo antes, debía decirle cuánto amaba a Itachi, que se le entregaría, y que su vida junto a él no tenía ningún futuro, pues no le amaba.

 

 

 

 

 

     *** ¿Por qué me robas la razón?... No lo sé… pero solo soy consiente de que me encanta *** 

 

 

 

     

¡Maldita sea! No había podido dejar de darle vueltas a su habitación en horas. Ya se estaba tardando mucho. ¿Y si su peor temor se había hecho realidad? ¿Y si Itachi le dijo lo que sentía a s u ángel?

 

El sólo pensarlo le carcomía por dentro. No podía pasar, simplemente no podía.

 

Salió de sus cavilaciones cuando sintió que alguien golpeaba insistentemente su puerta. Con calma se dirigió a ella y la abrió. Se sorprendió al ver a su bello chico sudando como loco, y con lágrimas en los ojos. Se preocupó y le abrazó con cariño.

 

-          ¿Qué pasa? – le acarició el rostro dulcemente- Sabes que puedes decírmelo…

-          Itachi… él… me ama, Sasuke – le dijo entre sollozos.

 

Entonces su mundo se vino abajo. Se lo había dicho… pero y entonces… ¿Qué hacía él en su habitación ahora?

 

 

-          ¿Qué te sucedió? – intentó sonar calmado, pero el corazón le golpeaba fuertemente-

-          Yo…. me iba a entregar a él…. íbamos a hacer el amor – le sonrió. El Uchiha menor sintió como se le partía el corazón en miles de pedazos – pero no podía hacerte eso…no podía…

-          … - ya ni siquiera podía hablar. Ya había perdido, lo perdió… por primera vez en su vida Sasuke Uchiha, perdió.

     

 

 

 

 

***Verte feliz es una razón más para sonreír***

    

 

 

 

¿Qué había sucedido? Un segundo estaba besando al dueño de su corazón y al otro… éste se iba. Y lo peor… se marchó con un nombre entre sus labios...Sasuke.

 

Así que, después de todo, le amaba. Amaba a su hermano.

 

Por primera vez en toda su vida se sintió total y completamente inútil. No podía hacer nada…

 

Je, que iluso. Pensó que su ángel le correspondía. Sólo estaba jugando con él… sólo quería saber lo que sentía… y lo logró. Porque, en un pequeño susurro, justo antes de marcharse, le dijo….

 

“Te amo”

 

Y ahí quedó él, con lágrimas en los ojos, semidesnudo, con los brazos heridos y una pena asfixiante dentro de su corazón.

 

Con algo de dificultad se levantó de la cama, se dirigió al baño y se detuvo frente al espejo.

 

¿Qué tenía de mal? ¿Era algo en su cuerpo, en su rostro? ¡¡¿QUÉ DEMONIOS ERA LO QUE TENÍA DE MAL?!!

 

Con suavidad colocó su mano derecha sobre su mejilla, la acarició lentamente y cerró los ojos. Pensar que la persona que le acariciaba hace tan sólo unos momentos no era él mismo, sino su hermoso ángel.

 

Y lloró. Se agarró el rostro con ambas manos y dejó caer el peso de su cuerpo sobre las baldosas del baño.

 

Y comenzó a reír de dolor. Mientras las carcajadas aumentaban, sus lágrimas también. Ya no había nada que hacer, ¿no es así?

 

Porque estaba total y completamente enamorado.

 

 

 

 

    

***Si tengo que esperar yo te espero, quiero que tu y yo volemos juntos hasta el cielo***

      

 

 

 

 

Caminaba lentamente por los largos pasillos de la mansión Uchiha. Por la expresión de su rostro cualquiera podría pensar  que se dirigía a un funeral, pero no era así.

 

Tuvo que tragarse todo su estratosférico orgullo para llegar ahí. Caminando con un bello chico al lado, éste sonriéndole mientras las lágrimas que habían sido libres hace momentos dejaban ver su rastro.

 

No lo resistió más y paró en seco. No podía hacerlo… no podía ir directamente hacia su perdición. Sabía lo que le aguardaba, sabía que perdería al ser que le devolvió la vida a su corazón de roca, y no soportaba la idea.

 

Le miró fijamente a los ojos, esos hermosos ojos brillantes llenos de emociones que le noquearon al segundo, y dudó. Podría fácilmente negarlo todo y no ir, se ahorraría todo un drama y probablemente se quedaría con bello chico a su lado. Pero de esta forma su hermoso ángel no sería feliz, y eso era lo único que importaba.

 

Decidido continuó caminando, tomando firmemente la mano de su acompañante, sonriéndole con dulzura.

 

Lo haría, aunque su vida se le fuera en ello. Aunque nunca encontrara a otra persona a la cual amar. Aunque perdiera a la luz de su vida. Lo haría…

 

Intentó con todas sus fuerzas no dejar correr las lágrimas que traviesas intentaban caer por sus pálidas mejillas. Necesitaba llorar, hace años que no lo hacía.

 

Comenzó a sudar nervioso al llegar frente a la puerta de sus males, ya era el momento. Presionó con aún más fuerza el agarre de su mano y le volvió a mirar. Aquellos ojos que ya no podría contemplar como lo hacía hasta ahora, aquella tostada piel que acarició un sinfín de veces. Suspiró con pesadez. Al fin y al cabo, la felicidad de su ángel, sería también su felicidad.

 

Soltó la mano del chico, y éste lentamente se acercó a la puerta. Temblando ligeramente tomó la perilla de ésta. El moreno pálido se le acercó y empujó la dichosa puertecita para abrirla.

 

Caminó dentro de la habitación. No había nada. Quizás estaba en el baño, pensó el moreno menor. Con cuidado se separó del más bajo indicándole que se quedará allí.

 

Se dirigió lentamente hacia el lavabo, intentado no hacer mucho ruido. Entró, aún no le veía, aparentemente no había nadie.

 

Paró en seco. Observó detenidamente cada rincón del lugar, y ahí, junto a la bañera, se hallaba una mancha roja.

 

Abrió los ojos como platos. ¿Mancha roja? ¿Acaso Itachi…? No, no era posible.

 

Con aparente calma se acercó a la bañera cerrada, la abrió lentamente con el corazón latiendo a mil. Y lo que vio…

 

Hubiera deseado a todos los santos no ver nunca esa imagen en toda su vida.

 

Espantado calló hacia atrás, con el corazón extremadamente agitado. No podía moverse, no podía reaccionar, apenas si podía respirar…

 

-          ¿Sasuke? ¿Pasa algo malo?- escuchó desde la habitación. Su voz fue lo necesario para hacerle reaccionar. Con rapidez se levantó e intentó evitar por todos los medios que su precioso ángel viera esa escena. No quería verle sufrir…

-          No pasa… nada… - mintió. El bello chico, no convencido intentó entrar al baño. Más el moreno no le quería dejar pasar.

-          Déjame pasar, Sasuke… ¿qué sucede? – preguntó algo asustado. El rostro de Sasuke, más el sudor, más el cuerpo tembloroso de éste no le daban buenas señales. Necesitaba averiguar qué carajos sucedía.- ¡Déjame!

-          No…

-          ¡Qué me dejes, Sasuke!- ya harto, uso la fuerza que era capaz de usar y golpeó en los genitales a su amigo el Uchiha menor. De inmediato éste cayó al suelo, momento que aprovechó para entrar.

 

Buscó con la mirada algún rastro de algo malo que pudiera haber pasado, pero nada. Sólo un baño limpio y la bañera cerrada. “Cerrada…” pensó, quizás allí si habría algo.

 

Con lentitud se acercó. El corazón comenzó a golpearle con potencia, estaba asustado.

 

¿Dónde estaba Itachi? ¿Por qué Sasuke actuaba de esa manera?

 

No lo pensó más y abrió de un solo movimiento la “cortina” que cubría la enorme bañera.

 

Su joven y noble corazón no estaban listos para lo que sus ojos contemplaron.

 

Itachi… dentro de la bañera, con los brazos rasgados en profundas heridas, desangrado, el rostro más pálido de lo normal, y una sonrisa triste en su rostro…

 

No reaccionaba, esa imagen era una burda mentira, se auto convenció. Se restregó los ojos con más fuerza de la necesaria y los volvió abrir.

 

Pero nada.

 

Itachi seguía ahí.

 

No lograba reaccionar. Un temblor le recorrió el cuerpo, y un tono pálido opaco su piel tostada.

 

No podía ser posible.

 

Itachi, su Itachi. La persona a la que amaba. El hombre al que estuvo dispuesto a entregarle su cuerpo momentos atrás. Simplemente no era posible.

 

El moreno menor, ya recuperado se acercó al más bajo. Le abrazó por la espalda con fuerza, para al menos calmarlo un poco. Más éste no reaccionaba.

 

-          No… no es posible – logró articular con mucha dificultad. Las palabras se atoraban en su garganta, no era consiente de la realidad.

-          Yo… - no sabía que decir. Su hermano… se había suicidado, y sentía que era enteramente su culpa. Le quitó a la persona que amaba.

 

Pero en ese momento, lo más importante era su ángel. Su rostro… el verlo triste le deprimía hasta lo más hondo de su ser. No debía, no podía dejarle ni verle sufrir.

 

Con cariño le acarició el rostro. Se entristeció al sentir algo húmedo sobre su mano.

 

Su ángel estaba llorando. Nunca le vio llorar… y ahora que lo hacía… se dio cuenta de que una lágrima suya hacía que el mundo brillara menos.

 

Con sumo cuidado intentó levantarle, pero el más bajo estaba tieso. Volvió a intentarlo y con mucha delicadeza se lo llevó a su habitación.

 

Al llegar a su ésta, lo recostó suavemente sobre su cama y lo cubrió con las frazadas. Besó su frente y se marchó de vuelta al cuarto del que fue su hermano.

 

Sin notar, que el bello chico, comenzó a llorar como nunca nadie había llorado antes…

 

 

 

 

 

    

***Nunca lo dudes me haces sentir como un niño, cuando te tengo cerca y me regalas todo tu cariño***

      

 

 

 

 

El viento mecía suavemente sus dorados cabellos. Se encontraba sentado cómodamente bajo un enorme árbol, uno que tantos recuerdos le traía. Suspiro largamente, por más que lo intentaba, siempre terminaba yendo hasta ese lugar.

 

Tiempo había pasado. Sus lágrimas ya se habían evaporado. Si bien el dolor seguía dentro de su pecho no se consumía por él. Con cuidado se levantó del césped al divisar una figura a la lejanía. Sonrió. A pesar de todo, él siempre estaría ahí.

 

Lentamente caminó hacia él. Al tenerlo en frente le abrazó y luego le besó en la mejilla. El recién llegado correspondió el abrazo y apegó al bello muchacho a su varonil cuerpo. Después de algunos minutos se separaron, ambos sonriéndose tristemente.

 

-          Hoy es el día, ¿estás bien? – preguntó acariciándole la mejilla.

-          Si… lo estoy… quiero verle… - respondió cerrando los ojos, dejando caer libremente una gotita de agua salada por su tostada piel-

 

 

-           

Lentamente comenzaron a caminar. Se dirigieron a un auto negro que el moreno condujo y los llevó a su lugar de destino. Bajaron con cuidado, el más bajo bastante nervioso por lo que el Uchiha menor le abrazó.

 

-          ¿Seguro que estás bien?

-          Si… lo estoy

 

Entraron despacio. Caminaron por unos minutos cuando a lo lejos se divisó una preciosa tumba que resaltaba sobre las demás…

 

Se acercaron. Al llegar al lugar el más bajo sonrió con amargura, se agachó y sobre ésta dejó un ramo de hermosas calas, las favoritas del rubio.

 

-          Otro cumpleaños más sin ti… amor – susurró con dolor. El ahora único hijo Uchiha sonrió con tristeza y le abrazó por detrás. – otro año más de vida…

-          Lo siento – le dijo el otro, agachando el rostro. El rubio sólo le sonrió y le correspondió el abrazo.

-          No lo sientas – le besó en la mejilla- tu estás conmigo, siempre lo has estado… aún después de todo… mis cumpleaños no son tristes…

 

Y quedaron así, abrazados por largos momentos más.

 

La vida sin Itachi había sido en un principio en extremo dolorosa para el rubio, pero pasado el tiempo, se dio cuenta que no podía consumirse por la tristeza. Tenía a alguien a su lado, alguien que le amaba enormemente, al igual como le amó su moreno Uchiha mayor.

 

Sonrió para sí. Si bien nunca lo olvidaría, al menos intentaría ser feliz.

 

 

Después de todo, ambos hermanos lo hicieron todo por él.

 

 

 

-          ¿Vamos, Sasuke? – se separó de éste con cuidado y comenzó a caminar.

-          Vamos… - le siguió con una sonrisa en los labios.

 

El moreno, al alejarse, no pudo evitar que innumerables recuerdos llegaran a su mente.

 

Cerró los ojos y empezó a recordar…

Justo después de dejar al bello chico en su habitación y de dirigirse a la de Itachi. Se metió al baño nuevamente, se acercó al cuerpo inerte de su hermano mayor y grande fue su sorpresa, al darse cuenta que… sobre la pared, escrito con sangre, se relataban las últimas palabras del genio Uchiha.

 

 

“Por ti, Naruto”

 

 

  

Y con éstos pensamientos sonrió, al sentir la cálida mano de la persona que amaba sobre la suya.

 

Después de todo… si se parecía a su hermano. Él, de igual manera, lo hizo todo por Naruto…

 

 

  

“Por ti, Naruto”

 

 

 

Fin


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