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Shining Collection por Son_Hibiki

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I Capítulo: Donde estás Shuichi?

Silencio… nada más había en esa fría habitación.
Shuichi había desaparecido hace tres días y nadie tenía noticias de él; ni sus amigos, ni familiares, ni siquiera NG la productora.
Al principio intentó parecer despreocupado y se quiso convencer de que seguramente estaba con su amigo Hiro; pero cuando el pelirrojo llegó preguntando por Shuichi, a Yuki se le cayó el mundo; puso a los policías y contactos de cabeza buscando la pista del pelirrosa. Mas pasó el segundo día y luego el tercero con una lentitud desesperante.
Eiri Uesugi miraba impotente desde el rincón de aquel departamento que le parecía tan ajeno y triste sin su koibito, como un cuarto día desde la desafortunada desaparición de Shuichi amanecía.
Apagó el quinceavo cigarrillo de aquella noche en vela pasada al lado del teléfono. Miró al aparato con un dejo de ira para luego suspirar y volver a concentrarse en sus pensamientos.
Cómo se le ocurría a ese baka desaparecer dejándolo con el alma en un hilo? Hubiera sido más fácil que su pelirrosa le hubiese pedido que le dijera “te amo” a probar su amor desapareciendo misteriosamente… un momento… y si realmente no fue una prueba; si su muchacho verdaderamente estaba en peligro? Agitó la cabeza negativamente, no! Tenía que ser una prueba! No podía soportar que le pasara algo a ese baka… no podía aguantar la idea…
El sonido del teléfono lo sacó de su ensimismamiento.
-Aló?
-Eiri-San? Te tengo noticias.
-Tohma? Sabes algo de Shuichi???!!!- a esas alturas el rubio no intentó siquiera ocultar su ansiedad ni su nerviosismo.
-Nada concreto… si deseas yo mismo puedo encargarme…
-Olvídalo! Yo iré a ver, sólo dime donde- preguntó Yuki más que impaciente.

Hospital???!!! La sangre se le heló cuando escuchó que su Shuichi podía estar en un hospital; en cuanto supo cual era colgó el auricular y corrió a su auto, dejando a Tohma totalmente confundido; acaso ese mismo ser desesperado y ansioso era su tan estimado (y amado *-*) Yuki?
Cuando llegó al lugar eran las ocho de la mañana, fue a recepción pero no había nadie, se paseó inquieto de un lado a otro con un cigarrillo sin prender en la mano, se imaginó a Shuichi recostado en una cama de aquel hospital… o peor aún, el podría estar… se golpeó con la palma de la mano su frente y movió frenéticamente su cabeza en son de una negación. Reanudó su marcha impaciente y sin darse cuenta chocó de frente con una persona más baja que él, quien terminó sentada en el suelo.
-OH! Lo siento- se disculpó sin sentirse verdaderamente arrepentido. Extendió su mano para ayudar a la persona con la que se había estrellado.
-No se preocupe- dijo una cansada pero animosa voz femenina. Una vez que estuvo de pie él la miró atentamente mientras se sacudía. Era delgada, con un cuerpo bien moldeado que reflejaba unos treinta años, rostro bonito y labios carnosos; cabello castaño, seguramente largo, algo incierto ya que lo llevaba atado en un tomate, después de sacudirse lo miró con sus intensos ojos azules a través de los cristales de los lentes de aumento que traía y le sonrió amablemente.
-Puedo ayudarle en algo?- fue cuando Yuki se dio cuenta del delantal blanco que llevaba. De un bolsillo cosido en el pecho del delantal logró ver una credencial que decía “Doctora Desdémona Villegrand”, un nombre bastante extraño, talvez no era japonesa.
-Puede ser…- por fin contestó el rubio después de mucho tiempo en silencio- busco a alguien.
-El nombre del paciente?- la doctora se dispuso a buscar en una larga lista escrita a mano que tenía bajo el brazo- sólo puedo ayudarlo con pacientes ingresados en la noche… ah! Y no se le vaya ocurrir prender el cigarro- Yuki miró su mano y se dio cuenta del cigarrillo que tenía aún sin encender.
-Lo siento- guardó el cigarro en su bolsillo y luego continuó- realmente no sé cuando ingresó la persona a la que busco…
-Bueno, entonces dígame su nombre.
-Shuichi Shindou.
-Shin… Shin…- la doctora buscaba pacientemente en la lista- no tenemos a nadie con ese nombre… sabe?, es extraño; el nombre de aquel tipo es igual que un cantante que le gusta a mi hija y que anda con…
-Eiri Yuki? El escritor?- preguntó divertido el rubio.
-Sí, exac… to…- la doctora por fin reconoció ese rostro inconfundiblemente guapo- usted… es…
-Sí, soy yo, pero no quiero que nadie se entere- esto lo dijo mientras se ponía las gafas oscuras.
-Por qué está aquí?
-Porque me dijeron que podría encontrar a un muchacho pelirrosa, delgado, bajo y con grandes ojos violetas- respondió mientras su rostro de volvía serio de preocupación.
-Shuichi?- preguntó instintivamente la doctora.
-Sí, él…
-Nos llegó alguien con esas características, fue anoche, pero no lo pudimos poner en la lista- hizo un gesto con la mano para que la siguiera y comenzó a llevarlo por blancos pasillos.
-Por qué no pudieron?
-Porque no tenía ningún tipo de identificación, y aunque sea Shuichi y aunque llegase a ser el famoso cantante juvenil es imposible que el servicio de urgencia lo reconociera… se necesita experiencia para pertenecer a este servicio y para la experiencia se necesita edad… yo soy la menor y tengo treinta y cuatro años.
-Servicio de urgencia???!!!- se alarmó Eiri.
-Sí.
-Le pasó algo muy grave?- la voz del rubio se escuchaba cada vez más apagada por el pesimismo.
-Realmente no, cuando lo trajeron al hospital estaba en estado de shock, pero fue por el golpe, ahora está despierto… veamos por aquí tengo su ficha…- buscó dentro de una carpeta y entre un montón de papeles- un par de costillas rotas, hematomas varios especialmente en la zona del tronco, fractura en el brazo izquierdo… nada grave… salvo…- desvió la mirada al piso y dudó en continuar.
-Salvo?- Preguntó preocupado Yuki.
-No me gusta ser portadora de malas noticias, además aún no sabemos si realmente es él… véalo por usted mismo y me quita un gran peso de encima- la doctora abrió la puerta de la habitación 132. Entró en silencio y observó el lugar; en la pieza habían tres camas aunque sólo una parecía haber sido ocupada- él está en la ventana- informó la doctora.
Era imposible no reconocer aquel cuerpo delicioso, pequeño y delgado que estaba al contra luz, sus piernas delgadas, sus finos brazos y aquellos cabellos extrañamente rosados que brillaban y que ahora estaban atados por una venda que hacía las veces de cintillo blanco con algunas manchas rojas de sangre.
Se acercó lentamente y lo abrazó por la espalda, pero cuando aquella figura se sintió tocada se sobresaltó y salió del agarre del desconcertado rubio. Acaso se había equivocado? Impensable! Volvió a mirarlo y reconoció sus bellas facciones, sus deseables labios, su suave piel, sus grandes y brillantes ojos violetas… un momento, había algo diferente en esos ojos; brillaban con confusión y reflejaban un mar de dudas que no encontraban respuesta.
-Quién… quién es usted?- preguntó temerosamente Shuichi mientras le dirigía su mirada carente de emociones y recuerdos a los ojos miel del escritor quien miró inmediatamente a la doctora en una muda interrogación.
-Tiene amnesia- le aclaró Desdémona.
-Quién es él Desdémona-San?- preguntó el pelirrosa.
-Alguien que te conoce desde antes del accidente.
-Aps…
-Qué accidente?- preguntó el rubio.
-Lo atropellaron.
-Ya veo- bajó la mirada.
-Supongo que lo llevará con su familia…
-No!- dijo cortantemente el rubio- él sigue siendo mi novio y yo me encargaré de ayudarlo.
-Eiri, esto es difícil, la amnesia puede durar de un par de horas o minutos hasta años y décadas, incluso puede ser que nunca recobrase la memoria.
-Entonces tendrá una nueva vida… conmigo.
-Está bien… ya que lo veo tan convencido puedo hacer algo para que usted se lleve a Shuichi en vez de algún familiar, sólo le daré un consejo que no es dirigido a la persona que va a cuidar al joven, sino a la persona que lo ama… reconquístelo ya que los sentimientos son parte del cerebro y al cerebro de Shuichi le dieron tal remesón que llegó a olvidar lo que sentía.
-Lo tendré más presente de lo que me gustaría tenerlo.
-Y tráigalo para control dentro de una semana.
-Shuichi, tú vendrás conmigo- ordenó gentilmente Yuki al pelirrosa.
-Quién es Shuichi?- preguntó este.
-Tú pequeño…- contestó la doctora.
-Pero me debo vestir antes de irme- Desdémona miró cada rincón de la habitación y supo entonces que la ensangrentada ropa de Shuichi había desaparecido.
-Pequeño márchate con la bata y me la devuelves en una semana más.
-Bueno.
Yuki se desabrochó el saco y lo puso sobre la menuda espalda, Shuichi comenzó a caminar al lado de Eiri quien tenía una mano sobre su hombro, en forma de abrazo, mas repentinamente el pelirrosa se detuvo y abrazó su frágil cuerpo mientras su rostro se deformaba por un gesto de dolor. El rubio volvió a mirar a Desdémona con aire de interrogación y esta sonrió con resignación y contestó a la silenciosa pregunta.
-Son sus costillas, le duele el tronco al caminar.
-Entonces lo cargaré.
-Puedo prestarle una silla de ruedas.
-Prefiero llevarlo en mis brazos- la doctora le sonrió, él de verdad amaba a ese muchacho; estaría en buenas manos.
El escritor pasó una mano por la cintura del pequeño y la otra por las rodillas y lo levantó suave pero firmemente, Shuichi se ruborizó al sentir esos brazos fuertes asiéndolo fijamente a su cuerpo varonil, respiró profundamente y un susurro de la fragancia de Eiri, puesta el día anterior llegó hasta él y lo llamó a posarse en el pecho amplio del escritor quien sonrió ante este gesto, luego el pequeño se durmió.
-Pobrecito- dijo Desdémona y se acercó para acariciar un mechón rosado- cuídelo mucho, mire que me encariñé con él, además que nunca había visto un amnésico que hablara de tantos temas.
-Qué probabilidades hay de que alguien lo haya reconocido?
-Baja a no ser que alguna enfermera o auxiliar lo haya visto, ellas son la mayoría jóvenes, le preocupa la prensa?
-Casi nada, tengo cosas más importantes de las que preocuparme ahora y no me trates de usted, dime Yuki.
-Muy bien Yuki, ahora márchate para que este pequeño pueda descansar ya que no durmió en toda la noche, y por el cansancio que reflejan tus ojos tú tampoco has dormido.
-Por la preocupación- le sonrió a Desdémona y luego dio media vuelta para irse.



Despertó en una mullida cama de sábanas azules, miró a su alrededor; ya no estaba en el hospital sino en una habitación que se le hacía familiar aunque no podía recordar nada sobre ella. Se levantó dolorosamente y se dirigió a la puerta, no sabía que relación había tenido con aquel lugar en el pasado, pero sabía exactamente la ubicación de cada cosa; del baño, la cocina, los sillones, incluso la cafetera. Salió de la habitación y vio sorprendido que el rubio quien se lo había llevado estaba durmiendo en el sillón, se acercó sigilosamente a él teniendo cuidado de no despertarlo, miró su gesto tranquilo mientras dormía, su rostro blanco y varonil, sus labios deseables… acarició despacito cada facción de aquel rostro, la conocía como una explorador conoce su tierra madre. Intentó recordar de donde, que clase de relación tenían, hace cuanto lo conocía, pero con el esfuerzo sólo logró un fuerte dolor de cabeza acompañado de un gran mareo que lo obligó a sentarse en el suelo.
El rubio lentamente abrió los ojos.
Cómo alguien podía tener los ojos de ese hermoso color miel? Era posible…? Esos ojos lo miraban fijamente haciéndolo sonrojar.
-Qué haces aquí?- preguntó el rubio con un tono algo enfadado- No deberías estar en la cama?
-Es que… yo…- balbuceó el pequeño intimidado por aquel tono de voz-… quiero irme a casa…- miró con ojos anhelantes al rubio quien sólo atinó a acariciar tiernamente la mejilla y cambiando su tono de voz le contestó:
-Estás en tu casa de Shuichi- el pelirrosa sonrió a esto.
-Entonces debes ser mi hermano mayor! Eres muy joven para ser mi padre, aunque no nos parecemos mucho, pero eso pasa entre hermanos e incluso entre…- el pequeño de calló cuando sintió que la mano en la mejilla lo acercaba peligrosamente a los labios de su supuesto hermano, pero antes de que Shuichi pudiera protestar el rubio habló.
-No soy tu hermano Shu-Chan… soy tu novio…- y antes de que este dijera algo por la sorpresa el rubio rompió la distancia que los reparaba y lo besó. Shuichi sintió como la lengua de Yuki molestaba en sus labios para que abriera la boca, no sabía si oponer resistencia o entregarse a la deliciosa sensación que le estaba brindando los labios del escritor, se resistió un tiempo, mas no puedo seguir oponiéndose a los deseos de Yuki y se dejó llevar por el apasionado beso del hermoso rubio.
Yuki separó lentamente los labios de la boca del pequeño y le dirigió una intensa mirada a aquellos ojos violetas, estos reflejaron como dentro de él regresaban un poco de sentimientos, sólo con aquel beso.
-Te debo muchas explicaciones…
-Empezando por ese beso.
-Eso no tengo que explicártelo.
-Y eso de ser novio?
-Necesito explicación para ello?- el rubio tenía razón pero él necesitaba respuestas cualquier clase de estas.
-Sólo cuéntame de donde nos conocimos, quién eres… tú nombre aunque sea y dime todo lo que sepas de mi.
-Eso si puedo explicártelo- sonrió tiernamente y luego procedió a resumir su historia juntos; siempre en grandes rasgos e intentando evitar los detalles donde él lo hizo sufrir.
Dejó más clara la mente del pequeño, aunque también le abrió los ojos a una curiosidad regida por la necesidad de saber quién era.
-Lo importante ahora es que disimules tu amnesia.
-Por qué?
-Por lo menos a tu manager hay que ocultárselo o te quedarás sin carrera… y cantar era tu sueño.
-Entiendo, pero cómo lo haré si no recuerdo letra ni melodía alguna?
-Te puedo ayudar en eso- con un color rojo en sus mejillas sacó del mueble donde tenía el equipo de música, un disco que mantenía escondido de Bad Luck y se lo entregó a Shuichi- pero hay alguien que te puede ayudar más que yo…- puso rostro de fastidio al tener que pedir ayuda a Hiro, pero por su pequeño pelirrosa lo haría- espera que tengo que llamar a alguien- se dirigió al teléfono y sus dedos se deslizaron por los botones del aparato, luego esperó impaciente alguna voz que contestara al otro lado de la línea.
-Aló? Hiroshi al habla.
-Aló, habla Yuki Eiri.
-Yuki-San? Tienes noticias de Shuichi???!!!- la voz del pelirrojo se notaba alterada.
-Está conmigo.
-Está allá? Hace cuanto llegó?
-Lo traje hace cinco horas.
-Donde estaba?
-En el hospital.
-Le pasó algo?- ese interrogatorio estaba cansando a Yuki quien aún no podía decirle la razón de su llamado.
-Ven a verlo tú mismo- dijo con voz de fastidio.
-En seguida voy- al oír el tono de voz del rubio el guitarrista prefirió no insistirle más para que le diera alguna respuesta.



-Pasa- la verdad es que a Yuki nunca le gustó que Hiro se juntara con Shuichi más que mal siempre pensó que él y su pelirrosa eran más que amigos.
-Dónde está Shuichi?- preguntó presurosamente el muchacho de pelo largo.
-En mi habitación.
Yuki guió al guitarrista hasta donde estaba Shuichi. Este miraba por la ventana con ojos vacíos.
-Shuichi!!! Nos tenías a todos preocupados! Baka- Hiro le dio un golpe en la cabeza para desquitarse de toda la ansiedad por la que lo había hecho pasar, pero Shuichi en vez de intentar responderle o reclamar airadamente se fue a esconder tras el rubio.
-Quién es él Eiri-San?
-…l es Hiroshi Nakano, era tu mejor amigo.
-Eiri-San? Qué pasa con él? No me reconoce y no te llamó Yuki.
-Tiene amnesia.
-Dios mío!- exclamó confundido Hiroshi.



-Así que me llamaron para ayudarle a Shuichi con las canciones para que K no se entere de nada.
-Tohma tampoco puede enterarse; tú sabes que no quiere mucho a Shuichi por el hecho de que está conmigo.
-Pero Eiri-San, yo no puedo ser su novio porque no me acuerdo de usted- para el rubio esa afirmación fue como una puñalada en el corazón, pero lo disimuló con bastante éxito.
-Llámame Yuki y sí, somos novios, no voy a discutir eso contigo.
-Pero si somos novios yo estoy fuertemente involucrado en el hecho- protestó Shuichi, pero el rubio no prestó mayor atención, sólo se dedicó a ver la mirada de preocupación que le dedicó Hiro al cantante.
-Hiro-Kun…- lo llamó el escritor- yo… te…- tenía que pedirle un favor muy importante pero su orgullo lo detenía.
-Dime.
-…vamos a la cocina- y sin darle tiempo para reclamar arrastró al de cabellera rojiza hasta el lugar acordado.
-Pero qué te pasa?!
-Tengo que pedirte un favor- dijo por fin el rubio rompiendo cualquier barrera de orgullo.
-Favor?- se sorprendió Hiroshi.
-Es que la doctora me comentó que la amnesia además de recuerdos borraba sentimientos…
-Y en qué me incumbe eso?- preguntó Hiroshi al tiempo que levantaba una ceja como queriendo decir “qué demonios trama este tipo”.
-Necesito que me ayudes a reconquistar a Shuichi- el pelirrosa arqueó ambas cejas en un gesto de incredulidad, luego dejó escapar una sonora carcajada.
-Qué se siente ser tú ahora el que debe perder su orgullo para recuperar a su pareja? Además me pides a MÍ el favor de que te ayude a recuperar a Shuichi? YO, quien nunca estuve de acuerdo de que él se enamorara de TI ya que TÚ le haces mucho mal…
-Tú y él eran amantes, verdad?- esta pregunta hizo enfurecer a Hiro.
-Cómo puedes desconfiar de un amor tan grande como el que te tiene Shuichi? Yo nunca he sido su amante y él nunca ha tenido a nadie más que a ti, eso puedo asegurártelo yo, su mejor amigo… ahora; voy a ayudarte, pero no lo hago por ti; porque sigo creyendo que no te mereces el corazón de alguien como Shu-Chan: lo hago por él, porque sé que a tu lado recordará muchas cosas y además sé cuanto te amaba aunque tú lo hicieras sufrir. …l se sentía feliz a tu lado, no puedo entender eso pero en fin, así era él; mas cuidado, porque si decide dejarte yo seré feliz con eso y no lo obligaré a que lo medite dos veces- el rubio miró con sus intensos ojos miel al guitarrista y este le devolvió una mirada igual de intimidante.
-Hola… de qué hablan? Me estaba aburriendo allá solo y ustedes nunca llegaban.
-Shuichi, tienes tiempo hoy para ensayar?- el pelirrosa negó con la cabeza.
-No, Yuki dijo que me quería sacar a pasear.
-Qué Yuki te llevará a pasear?- preguntó el pelirrojo con aire incrédulo.
-Sí, pero mañana tengo tiempo- se adelantó el pelirrosa, Yuki frunció el ceño; quería estar por lo menos una semana a solas con él.
-Yo voy a dejarte y luego te voy a buscar- dijo serio el escritor.
-Yo creo que me ayudaría ir solo, Yuki
-No- impuso el rubio, señalando a Shuichi que no habría más discusión del tema.
-Como está todo dicho me voy, te espero mañana Shuichi.
-Sí, adiós Hiro- el guitarrista salió del apartamento dejando solos a la pareja.
-Shu, tienes que ducharte y arreglarte para que salgamos.
-Tú también.
-Entonces podríamos bañarnos juntos- sugirió Yuki mientras se acercaba seductoramente y arrinconaba al pequeño contra la muralla.
-Yo… este… ay!… Yuki…!- Shuichi no podía arrancar a la cálida sensación que dejaba Eiri en su piel.
-Dime sí o no o sino yo tomaré la decisión por ti- nuevamente se acercó a los labios de Shuichi, pero esta vez el pelirrosa logró escapar de los encantos del rubio y desvió el rostro completamente rojo.
-Lo siento, pero creo que debería ducharme solo- diciendo esto se escabulló rápidamente hasta el baño.
-Yo también lo siento Shuichi.



El pequeño estaba en aprietos, los calmantes estaban pasando su efecto y el dolor de su tronco aumentaba, además de su nuca volvía a manchar con sangre las vendas y el mareo acrecentaba su intensidad. Se sonrojó al pensar que tendría que pedirle ayuda a Yuki para ducharse ya que él solo no podría a causa del dolor.
Salió del baño y vio al rubio asomado por el ventanal del departamento, dudó unos segundos en molestar la tranquilidad en la que estaba sumergida la mirada miel del escritor. Dio media vuelta para no fastidiarlo, pero la voz de Yuki lo detuvo.
-Querías algo?- preguntó sin desviar la mirada de la calle.
-Yo… quería sabes si me ayudas a ducharme *///*- preguntó el cantante en un murmullo apenas oído por Yuki.
-Primero rechazas mi petición y luego me pides que te ayude?- el pelirrosa asintió- espérame aquí.
El rubio entró a su habitación, salió con una toalla roja en la mano y luego empujó algo impaciente al pelirrosa dentro del baño.
Shuichi titubeó en sacarse la bata del hospital pues debajo de esta estaba completamente desnudo mas el rubio lo atrajo por la cintura hacia él y le quitó lentamente la bata, luego quitó la venda elástica que cubría el tronco y la venda del brazo, para terminar sacando la cinta ensangrentada de la cabeza. Todo lo hizo tranquilo y paciente, mientras ocultaba sus ganas de tomarlo ahí mismo, y todo para que el pequeño se relajara y confiara en él.
Y lo logró.
Por lo menos lo hizo hasta que comenzó a quitarse él la ropa.
-Yu… Yuki, qué haces?
-Me desnudo para bañarme contigo.
-Pero Yuki…
-Me tienes miedo? No te preocupes, no intentaré nada hasta que recuerdes que éramos novios- el rubio le mostró un rostro lleno de una gentileza inaudita en él y que volvió a tranquilizar al pequeño.
El escritor dio el agua y ambos de metieron en la amplia tina, dejando que las gotas resbalaran por los dos cuerpos. El rubio tomó el shampoo y con cuidado de no tocar muy fuerte la zona de la nuca comenzó a lavar la rosada cabellera de Shuichi. El pequeño de relajó entre las manos del rubio y apoyó su frente en el pecho del guapo escritor; una mano de Yuki viajó de la espumada cabellera hasta la cintura del cantante para sellar aquel abrazo, cuidando de no apretar mucho el maltratado tronco
En Shuichi renació un anhelo de tiempos antiguos de que ese rubio que se hacía llamar Yuki Eiri lo tratara como lo hacía en ese segundo.
Por qué nunca había tratado de hacerlo feliz? Resultaba realmente fácil; estuvo siempre tan ocupado en alejarlo de su lado que cuando lo necesitó se olvidó de tratarlo bien y hacerlo sentir importante. Pero en ese instante notó que era absolutamente fácil tenerlo entre sus brazos y acariciarlo… era verdaderamente fácil amarlo. Por qué no lo había notado antes? O tal vez si lo había hecho, pero intentó ignorarlo.
Frunció el ceño y acercó aún más su cuerpo varonil al figura fina de Shuichi.

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