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soy una pervertida por sue

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Notas del fanfic:

No espero lastimar ni degradar a nadie con la realización de este one shot, todo lo escrito es sinceramente la verdad.

Notas del capitulo:

 

Hola mis amores, quiero compartir con ustedes esto, como una forma de desahogarme en estos días que no he hecho más que reflexionar un poco sobre mi vida y los acontecimientos que me han marcado hasta ahora.    

 

 

 

 

Aquel día, jamás lo olvidaré, fui a tu casa por primera vez, llevábamos menos de dos meses siendo amigas, tú te enfermaste y duraste una semana sin mostrar tu belleza en el recinto escolar, extrañaba tu voz, tu risa, tu cabello y las pocas palabras que entablabas conmigo debido a mi timidez y seriedad, cada vez que tu nombre era pronunciado por cualquier profesor un vacío se producía en mi alma porque sabía que al voltear a mi derecha no te vería y no escucharía tu usual “presente”, en verdad me sentía sola, en aquel salón de la sección B yo era una especie de objeto frágil, no tenía enemigos, o eso creí, luego me enteré de que los tenía , pero ese pequeño e insignificante detalle poco me importa ahora, en fin, yo era entonces la típica chica tímida que todos trataban pero se aburrían de tener al lado, por eso cuando tú me dijiste en mi casa, estando solas, que querías ser mi mejor amiga con aquella hermosa sonrisa característica tuya, me cautivé, estaba de rodillas al lado del sillón en donde estabas sentada, los rayos del sol iluminaban la sala de estar y tus rubios cabellos despertaron en mi cálidas sensaciones, desde aquel momento, me di cuenta de que te quería como algo más que una amiga, pero no sabía como confesártelo mi amada flor, no sabía como reaccionarias ante mis sentimientos y no podría haber cargado con el peso de un martirioso rechazo, por esa razón, el día en que recibí tu mensaje, sentí un vuelco en mi corazón, un sentimiento que nunca había sentido, estabas enferma desde hacía días, tus amigos habían ido a visitarte, yo no porque no sabía donde vivías y me daba pena preguntarle a mis compañeros, la timidez es mi maldición, no lo recuerdo muy bien, pero el mensaje de texto decía más o menos así…

   

Me siento muy mal… quisiera verte… me haces mucha falta…

   

En ese mismo instante, guiada por mis sentimientos, hice algo que siempre me ha incomodado… llamar por teléfono, marqué tu número y no sabes lo que sentí cuando escuché tu voz en mi oído, era algo único, te escuchabas alegre ante mi llamada y cada frase tuya era un latido fuerte en mi corazón, te pedí tu dirección casi tartamudeando, no salgo mucho de casa porque me da miedo salir sola, por eso no conozco con exactitud el sitio donde habito, sin embargo, tú me dijiste todo lo necesario para encontrarte, para llegar a tu morada… al despedirnos, salí corriendo a arreglarme y no exagero en decir que nunca me había acomodado tanto para alguien, hasta me incomoda contarlo, me coloqué sandalias de tacón alto, nunca me han gustado usarlas pero debo admitir que eran hermosas, quería verme hermosa para ti…

   

Al llegar me recibió tu madre, me saludó muy cortésmente y me hizo esperarte en un banco que estaba al frente de tu casa, me sentía nerviosa porque me moría por verte, me hubiera comido las uñas de no ser porque no tengo ese habito y las tengo demasiado largas, para distraerme observé las cosas en mi bolso y descubrí un pequeño regalo que tenía pensado darte en cuanto te viera salir, en ese momento apareciste a mi derecha con tu enorme sonrisa, tragué grueso cuando te acercaste a mi y me diste un beso en la mejilla, te entregué el obsequio y me volviste a besar, aquellos cálidos labios hicieron de las suyas de nuevo en mi piel, como anhelaba juntarlos con los míos para saborear tu dulce néctar mi querida flor… no podía dejar de mirarte… traías puesta una camiseta corta sin mangas que hacía resaltar tus lindos y bien formados pechos, provocando que la sangre comenzara a acumularse en mis mejillas, pero lo que más me llamó la atención fueron los shorts tan pequeños que despertaron en mi pensamientos pervertidos, tus piernas y tus muslos tentaban a mis manos a tocar aquella blanca y sensible piel, estábamos solas entre las cuatro paredes y tú no dejabas de mirarme, lo que me hacía sudar frío… como no era buena para eso de conversar, no hacía más que hablar de los exámenes, trabajos y asuntos del liceo, estaba dispuesta a prestarte mis apuntes y enseñarte cada objetivo de cada materia dada con suma devoción, porque los días que estuve sin ti, aquellos días eternos, presté el doble de atención en clase para saber suficiente y de esta manera pasarte la información, pero como el resto de las muchachas de tu edad, no te importaban los estudios… hubo un momento en que toqué tu pierna y por casi siento que perdía el control, sonreíste para mi en varias ocasiones y me mostrarte las cosas que te eran preciadas y que guardabas como valiosos tesoros, en ese momento nombraste a tu novio… aquel poseedor de tu amor cual daga punzante enterrada en mi corazón, con un nudo en la garganta trataba de decirte lo lindo que me parecían los obsequios que te daba, tú suspirabas de amor y no sabías que me matabas, no sabías que en ese momento sentía rabia, por no ser la dueña de tu amor y por no poseerte mi amada flor… quería llorar, sentía las lagrimas venir, la brisa se volvió fría avisando lluvia y me contuve, a veces soy dura como piedra por lo que suelo ser insensible, antes esto me afectaba pero creo que es mejor así, tu piel se erizó y te adentraste a tu hogar en busca de un abrigo, yo ya estaba acostumbrada al frío de las personas por lo que el proveniente de la naturaleza era ligero e imperceptible para mi, al levantarte y darme la espalda, no pude evitar mirar tus nalgas en aquel trozo de tela, tú eres la culpable de mi pervertida mente, tú y tu cuerpo lujurioso de belleza de flor…

  

Al volver, imagen más tierna no había, te paraste en frente de mi con un suéter rojo que te quedaba grande por lo que las mangas cubrían tus delicadas manos, te llegaba más arriba de las rodillas y como ocultaba el short daba la apariencia de que no tuvieras nada debajo ¿Por qué tenías que hacerme eso? te soltaste la coleta del cabello y cada mechón rubio era ambrosía para mis ojos, te volviste una hermosa rosa roja, deseé poder tener el valor suficiente para postrarte contra la pared y estamparte mis sentimientos en un profundo beso, pero tu novio en mi cabeza se mostró como rayo fulminante, detesté ser tan correcta, ser tan buena y no querer hacerle daño a ese hombre que gracias a Dios nunca conocí más allá de las fotos que me mostraste, detesto a los chicos que tratan mal a las mujeres sin percatarse de que son frágiles flores necesitadas de manos igualmente de frágiles que las traten con cuidado y con amor sincero, tú me enseñaste eso…

   

Te volviste a sentar a mi lado con tu bella sonrisa, so sé en que momento, pero con excusa de ver tus uñas y compararlas con las mías tomé tu mano, la sentí cálida y suave, a diferencia de la mía que estaba fría como témpano de hielo, acaricié cada dedo y la extensión de la palma, siempre has admirado el cuidado que le tengo a mis manos pero te confieso que lo hago para eso, para que sea admirado en mi algo más que mi capacidad para destrozarme el cerebro estudiando, me miraste tierno y como no soporto mucho la presión y debido a los nervios te solté, quería seguir contigo, observándote, escuchándote, pero mi padre vino a buscarme, pero quería tener esa imagen tuya por lo que te tomé una foto con mi celular, no querías porque según tú debido a la enfermedad te veías fea, pero lo que no sabías es que mi sonrisa reflejaba que eras como una hermosa flor recién florecida para mi, sonreíste e inmortalicé tu bello rostro con mi cámara, te besé en la mejilla dulcemente como siempre y me despediste en el umbral de tu casa, mientras el auto avanzaba no podía dejar de mirar atrás y de suspirar al recordarte, pequeñas gotas de lluvia se deslizaban por el parabrisas y las nubes negras amenazaban con oscurecer el día, pero en mi vida el único sol que iluminaba era aquel que tenía en tu foto, en tu sonrisa…

   

Poco después volviste al liceo, me eres indiferente cuando estabas con tus amigos, pero cuando estábamos solas me tratabas dulcemente, entendí el porque hace poco, no dejabas de hablar de tu novio y en cada cuaderno tenías trazado su nombre y apellido, si hubiera sido hombre le hubiera volteado la cara de un puñetazo, pero no lo soy y me quedé sentada oyéndote hablar de él, además que no estoy a favor de la violencia, hablabas de sus salidas y de cómo te trató cuando estuviste enferma ¿Acaso se te olvidó que me escribiste diciéndome que te hacía falta y que querías verme? debería aprender de mis errores porque aquella no fue la primera vez, al recibir su mensaje salí corriendo hasta su casa y al parecer su frialdad seguía intacta.

   

Empezaron las dichosas obras en el liceo y nos sentamos a verlas, te acomodaste arriba de un pupitre y yo poco a poco recosté mi cabeza en tus piernas… era agradable, alzaba la mirada y podía ver en tus preciosos ojos cafés lo absorta que estabas en la función, acaricié tus muslos y cerré los ojos para sellar aquel recuerdo en mi memoria, mi mente brillante en el arte de estudiar se vio envuelta de nuevo en perversión, me percaté de que estaba tan cerca de tu sexo y no podía tocarlo, también pasó la idea de que tu novio había estado en el mismo sitio en donde yo recostaba mi agotada cabeza, pero no me importó, porque yo estaba ahí en ese preciso momento, en aquel lugar tan agradable olvidándome de todo lo demás a mi alrededor, vagando en los más exquisitos deseos ocultos en mi alma… al abrir mis ojos la obra había acabado y sinceramente no recordaba ni cuando había empezado, la separación de nuestros cuerpos fue uno de los momentos que más me ha dolido mi amada muñeca.   

  

Y ahora que estoy sumergida en recuerdos y ya no me necesitas, estoy sola en casa mirando tu foto y tu bella sonrisa en esta época fría del año, implorando al cielo que te traiga de vuelta y si no es posible que te saque de mí de una pero que ya dejes de torturarme flor marchita… te tengo cerca, puedo ir a visitarte, pero desde el día de la graduación no te has molestado en contestar mis mensajes, ahora lo sé, fui tu boleto a tu querida escuela naval, necesitabas buenas calificaciones para poder presentar el examen de admisión, y yo, me anoté como estupida guía para que pasaras a mis costillas… aun así yo te quiero cerca y no sé porque, tal vez porque soy masoquista y tanto sufrir me ha hecho acostumbrarme a sentir dolor y a ser usada, bueno ya no importa, estoy intentando olvidarte pero al escribir esto es más que obvio que lo que siento sigue latente, es como una forma de desahogarme… sólo espero que pronto alguna chica aparezca en mi vida y sea capaz de calmar mi dolor y de saciar los deseos que en mi despertaste, y es que es por tu culpa, por tu cuerpo, por tu cabello, por tus ojos y por tu sonrisa que yo me declaro una pervertida sin remedio…    

 

 

 

 

Notas finales:

 

Espero que haya sido de su agrado pues esta lleno de los sentimientos percibidos en aquellos momentos, si es de su agrado dejar un comentario les estaré agradecida y lo contestaré a la brevedad posible, me alegra en base que lo leyeran lo cual se los agradezco, se les quiere y aprecia… hasta la próxima lagrima… 

 

               

 


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