Oh…pobre…el pobre querido James...tan confundido, tan solo…
Nathan observó de reojo la nuca morena cubierta por la impecable camisa blanca, el traje sastre luciéndose en sus anchos hombros, resaltando su fornida contextura.
Tan perfecto…
-Mi querido James…¿hay algo que te moleste?...o…-su voz dulzona y melosa llegó como un suspiro a oídos del moreno que se tensó de inmediato, Nathan era tan difícil de evadir- solo estás triste- sus manos blancas y perfectamente cuidadas se deslizaron sobre los hombro del moreno, acariciándolos con sensualidad, mientras encajaba su barbilla en el hueco del cuello- porque a mami no le gusta tu nuevo cuerpo…
-¡Déjame!- apartó el cuerpo con brusquedad, deshaciéndose del agarre del estrafalario rubio en un movimiento.
Pobre…pobre James. Su dura piel de quiróptero no lograba aún volverlo invulnerable a sus afiladas palabras. Era tan fácil de lastimar, aunque fuese la única manera de llamar su atención.
Nathan lo sabía, o se acercaba a su sufrimiento. El dolor al rechazo, el rechazo de su amante, de su reina, de su madre…
La vida para ellos, antes del renacer con la sangre de Diva no existía, eran imágenes vagas, nebulosas, recuerdos falsos, como un sueño carente de significado, algunos años de estupidez en una corta vida humana. Años desperdiciados, sin un objetivo, sin amor, sin un fin. Sin los brazos cálidos de Diva, sin el ideal de un mundo mejor, un mundo conquistado por una raza superior.
James se aferraba con uñas y dientes a la reina, detrás de su imagen escueta y rígida, se ocultaba con temor un sensible y débil niño que escondía en su pecho un relicario que miraba para darse fuerzas, y que él adoraba robar sin que lo notase, para que luego volteara furioso a reclamarle ¡Ah…como amaba esa furia en sus ojos pardos! ¡Como amaba el caos, la muerte en sus pupilas!
Podía recordar ese día como si fuese ayer…el pequeño James estaba tan feliz y guapo, nunca antes James había sonreído tan sinceramente, solo mami podía inspirarle esos tiernos sentimientos, solo mami lograba que el pequeño James se deshiciera de su dura coraza.
James observó las palmas pálidas contrastando con su piel morena. Ya no era perfecto…
¿Qué era ahora? , un pseudo-caballero cuyo cuerpo estaba constituido con trozos de piel de un vulgar Corpse Corps ¡Qué asco! ¡Cuánto asco!, él no lo merecía, él siempre había sido fiel a Diva. Pero ese Solomon…
Clavó los dedos en la piel hasta acerca sangrar. Tanta rabia.
-Pero sabes que a mí siempre me gustará tu cuerpo…uhm…-Nathan se aferró a su espalda y lo inutilizó con su brutal fuerza hasta que lo tuvo atrapado, como una araña enredando un mosquito- ¿vas a matar a la otra reina, eh?
-Aníquilalo
-Oh, yo se lo que hago…sabes que no me agrada que me digan que hacer…-su sonrisa irritó al moreno, no entendía como Nathan podía guardar la calma en todo momento, detestaba la violencia y la destrucción, poseía un poder terrible que lograba amedrentar incluso al mismo Amshel , pero se rehusaba a pelear si no era estrictamente necesario, ese Nathan era tan extravagante y difícil de entender….Siempre estaba s sus espaldas con sus absurdos coqueteos, robándole caricias, insinuándose con sus ridículas poses.
-Aquellos que no se arrodillan a los pies de Diva no merecen estar en este lugar…merecer morir
-¿Ya viste a las bebitas?...son preciosas, la nueva generación, James.
Mami está tan felíz, tiene ese brillo especial en los ojos ¡Oh!...yo también quisiera ser madre…
Ahí estaba de nuevo, hablando cosas sin sentidos, desviando la conversación como si nada le importase.
-Querido…asegúrate de volver pronto con la cabeza de Saya, si lo haces tal vez pueda hablar con mami para que te acepte de nuevo
El rubio deslizó la comisura de sus labios por aquel cuello tostado, James lanzó un gruñido. Nathan sonrió y lo soltó suavemente, casi con dulzura, para apartarse luego. A veces no entendía a James en lo absoluto, se esforzaba demasiado…¿qué ganaba peleando? Pelear era tan absurdo, las peleas te alejan de la belleza de la vida…del escenario…del exquisito canto de la reina.
Pobre James…¿quién logrará entenderlo? Solo él…solo él podi….
Los suaves labios del moreno se apretaron sobre los suyos, abrió los ojos sorprendidos, clavándolo en los rojizos contrarios.
Fue apenas un roce, una hermosa caricia, la calidez de él fundiéndose con la suya. El fuerte lazo de sangre y de hermandad que los unía.
Ambos lo sabían, la dulzura, la tristeza, ya no había esperanza, era una despedida, la única forma en que ambos se entendían.
Nathan lo observó desaparecer en silencio, en búsqueda de la muerte. Para James el amor también existió, aunque él fuera ahora lo único que le quedaba. El único que se molestó en conocerlo, que lo entendió.
Adiós mi querido…adiós para siempre…