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Efecto Carmesí por Satshuka

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Warings: Algo OOC  (venga, al menos algo) Seh, mi ortografía, mi manejo de palabras y el aburrimiento natural siguen siendo mi sello de presentación personal. 

Disclaimer: Sensitive Pornograph le pertenece a a mi persona. Salud por eso. 

-...- Diálogos cutres, no son mi fuerte y nunca lo serán.

En negrita. Algo medianamente relevante o simplemente para remarcar una palabra en especial. 

“Cursiva”
los pensamientos, en general, los de Ueno.



Capitulo I: Carmesí

 

 

Ya habían pasado varios meses desde aquel incidente y no podía quitarse del pensamiento, de la cabeza, aquel incidente.

 

Cada vez, aunque fuese tan solo una partícula de segundo en el cual  su mente se encontrase divagando sobre cualquier otra cosa, siempre sus pensamientos caían en el por que de aquel incidente.

Y miren que nada mas de haberlo pensado, sentía que toda la sangre se le subía de los pies a la cabeza, podría aparentar ser un jitomate y nadie se daría cuenta.

Pero por Dios, es que de verdad que no podía quitarse aquel día de la cabeza. Esos labios, esa mirada, ese rostro, ese cuerpo. Ese todo.

No.

Es que no, no se podía.

 

Todo en aquella persona era demasiado atrayente como para ser olvidado. Como para ser sumergido en el mar de los recuerdos, era demasiado que fuese demasiado.

-Dios y un demonio...- Dijo. Un gran suspiro le siguió a aquellas palabras tan contradictorias mientras sus ojos giraban de un lado hacia el otro, sutilmente, sin querer que sus ojos desconcentrasen con cualquier objeto de la habitación a la mente que estaba o mas bien se esforzaba para ser, o mejor dicho, estar apta para el estudio y el deber.

-¡Pero con un demonio! ¿Qué diablos pasa con mi cabeza hoy?- Se gritó a si mismo, en voz muy baja, como susurrando.

 

No debía gritar.

 

Pero es que estaba harto.

Harto no, harto era poco. Hartísimo. Sumamente harto de si mismo, y de esos recuerdos, esos momentos que ya habían pasado, pero por alguna razón su propia razón se empeñaba en hacerle memoria, en hacerle recuerdo de lo sucedido.

Ah, si, no lo se odiaba a si mismo. Si no también a sus sucios y mugrientos pensamientos. A su cochina mente. Si, muy sucia, por estar teniendo no precisamente imágenes muy santas revoloteando como mariposas en su cabecita.

Pero venga! Que ya!

Pero..pero…pero…

 “Hum…” Un gemido involuntario.

Pero es que El estaba tan buenn— Su cabeza que había estado reposando en una de sus manos, cayó abruptamente golpeándose contra la mesilla, haciendo por parte un gran estruendo.

-Ittaaii!~-Chillo fuertemente mientras se tomaba la cabeza entre ambas manos, tratando de calmar su dolor.

De repente calló en cuenta de que debía hacer silencio, pues alguien dormía en el suelo a unos pocos metros de si. Volteo el rostro hacia a tras, lentamente, no queriendo encontrarse con aquellos ojos. Aquellos horribles ojos.

Aquellos ojos que lo hacían desear mas, inconscientemente.

 

¿Desear que? Realmente no quería descubrirlo.

Mas, al ver que a pesar de todo el ruido que había hecho al ser victima del pequeño accidente no había afectado el sueño del que se encontraba envuelto entre sabanas y el futon, volvió la cara a lo suyo.

 Se sentía aliviado. Pero dentro de ellos había algo que no encajaba del todo...

 

¿Desilusión?.

No, pero...

Realmente esperaba que aquel que aun dormía se hubiese despertado. Se hubiese despertado y le hubiese distraído de lo que tendría que haber estado haciendo. Que le hubiese distraído con aquella mirada tan calida y fría a la vez.

Pero no quería aceptar.

No estaba bien. Después de todo, esos sentimientos…

Secretamente hubiese deseado ver esos parpados abrirse y ver aquellos orbes rojizos que sabían como quitarle la respiración.

Se tomó el rostro con la mano traicionera que hacia unos segundos le había derribado. “Después de todo no voy a poder olvidarlo y ser una persona normal.” Pensó sonriendo lacónicamente.

Pero es que estaba tan buenot—

El sonido de una cachetada reboto en su cabeza y se termina todo el asunto. Se ha dicho y se hace.

Y tratando de poner toda su atención en lo que verdaderamente consideraba que le concernía, cerro los ojos y cruzó los brazos, como solían hacerlo sus profesores cuando no estaba debidamente hecho algo.

 “Bien, bien, vamos, Ueno, tan solo es repasar un poco, solo un poco, nada mas y estarás listo para mañana.”

Debía concentrarse. Debía concentrarse. Debía concentrarse. Tenia examen mañana, ¿Verdad? Tenía examen, el cual dudaba poco que seria fácil como el anterior. Pero estaba bien.

Todo estaba fríamente calculado. Estudiaría, dormiría temprano y se levantaría fresco como una lechuga listo para dar el examen.

Todo estaba, repitiendo, fríamente calculado.

Sonriendo felizmente por su responsable actuación ante sus deberes, hizo tronar sus dedos mientras se sentaba correctamente en el suelo, sin estar demasiado inclinador ni demasiado alejado de la mesilla, verificando con sus ojos si todo se encontraba allí y si se encontraba en orden.

Dirigió una minuciosa mirada a su alrededor, nada parecía tener pinta de ser algo de grado altamente “desconcentrador”.

 

¿Desconcentrador? ¿Existiría esa palabra?


Con un suave “¿Uhm?” cuestionó mentalmente su extraño uso de palabras. En fin...Suspiró aliviado, todo estaba bien. Perfectamente.

Tranquilamente tomo el lápiz que había dejado en el suelo y cuando se disponía a continuar el problema de ecuaciones matemáticas que había dejado a medias….

-¿Ueno?- llamó una voz.

Una voz que definitivamente no había estado en sus planes de esa noche escuchar.

Una voz que fue el detonante para que toda la condenada determinación que se había tomando tanto trabajo de reunir, todo, todo al diablo. Giró lentamente para confrontar al culpable de todas sus desgracias, por más dramático, cliché, tonto o ridículo que sonase.

-Aki- Pronunció suavemente al verle cerca de el. Pudo ver una expresión amable dibujada en su rostro. -¿Qué pasa? ¿Te he despertado?

-Bueno, escuche un grito, pensé que había pasado algo malo.- Dijo ál neutral pero mostrando cierta preocupación.

Sonrió mentalmente.

Bueno, bueno, tal vez estaba exagerando. Obviamente Aki no había querido molestarle, eso de repente estaba claro.

-Hehee…gomen por haberte despertado.- Se disculpó sin muchas ganas, estaba demasiado concentrado, si, concentrado señores, pero esta vez en no mostrar ninguna señal de nerviosismo.

Por alguna razón el que fuera de noche afectaba más su retención.

-Nah, descuida, después de todo ambos sabemos que eres bastante torpe en eso de no tratar de despertarme, siempre pasa.- Agregó sutilmente mientras bostezaba, causando que Ueno alzase una ceja.

Bueno, tal vez no estaba exagerando del todo.

-Ya, ya, ya lo siento.-Volvió a disculparse mientras giraba dándole la espalda hacia la mesita de trabajo, donde se encontraban algunos libros de un grosor considerable, apilados en filas, algunas hojas sueltas y cuadernos de apuntes abiertos.

Tratando de ignorar aquella presencia que detrás suyo se encontraba, trató o más bien fingió tratar de resolver el dichoso problemita, tratando de darse importancia.

-Oh, ¿Estas haciendo tarea?- Preguntó entonces Aki. Y eso de tratar de “darse importancia” pareció servir.

-No, más bien estudio para un examen.- Aclaró, sin despegar los ojos del cuaderno, de vez en cuando pasando la mirada por algunos libros para darse aun más aires de responsabilidad.

-Oh, ya veo.- Contestó.

Al sentir todavía la profunda e inquietante mirada de Aki tras su espalda, sin poner verdadera atención en lo que hacia, tomó el primero de una de las pilas de libros que estaba más cerca suyo.

Tenia que lucir realmente concentrado, si, tenia que.

Pasaron unos segundos, que él le supieron mas a minutos, ál aun fingiendo leer el libro que tenia en las manos y aun siendo la desgraciada pero después de todo y entre nada, feliz victima (esto ultimo nunca lo reconocería) de la fija y deliciosa miradilla de su interlocutor.

-Disculpa que te moleste…Pero ¿Qué es lo que estas estudiando?- Preguntó Aki repente mientras se sentaba a su lado.

-Matematicas. –Respondió algo cortante, tan solo para dar a entender que realmente estaba súper concentradísimo y ocupado.

Aki colocó una mano sobre su barbilla, luciendo pensativo.

-¿Matemáticas? Ya veo...- Musitó con cierto asombro, haciendo que Ueno sonriera para si. -Y supongo que la historia contemporánea tiene que ver bastante con la matemática…-Agregó mientras tomó otro libro de la misma pila, para abrirlo y leer los primeros párrafos con tranquilidad.


 “¿Eh?” Pensó Ueno, sacado totalmente de onda.

 

Miró la portada del libro que traía en mano y que no se había molestado en leer. Y en efecto. El dichoso libro estaba titulado como “Historia contemporánea aplicada en el contexto mundial” de un autor con apellido extranjero, el cual, por cierto, era bastante difícil de pronunciar.

No atinó a hacer otra cosa que esconder su rostro suavemente bronceado bajo el libro, mientras Aki no podía contener la risa, que flujo amenamente. Tan amenamente como la sangre en las mejillas de Ueno.

De pronto, Aki se levantó, dejando el libro en la mesa junto con los otros.

-Bien, será mejor que dejemos que el señor siga con lo suyo, tan concentrado que estaba.- Dijo en voz alta, siendo la representación del sarcasmo vivo, haciendo que el rostro de Ueno volviese a tener esa coloración rosada.

-Ya cállate y vuelve a dormir.- Fue lo único que el castaño pudo decir tratando de hacer que su voz pareciese mal humorada. Para ambos, aquellas palabras habían sonado mas como una petición que una orden.

-Hai, hai- Le calló Aki mientras le palmoteaba la espalda, señal de que “Se lo tomase con calma.”

¿Cómo diablos podía tomárselo con calma si el estaba allí?

¿Alguien podía decirle cómo?

Cerró los ojos, y pudo escuchar el suave sonido de sus pasos al alejarse de el, aquello basto para que su susodicha concentración volviese a donde tenia que volver.

-Oyasumi- Le oyó pronunciar ya dentro de su futon, mientras oía de nuevo a las mantas cubrirle.

-Oyasumi-nasai- Murmuró también.

Pasaron unos segundos, minutos o mas…

Sus oídos se afilaron para poder escuchar cualquier ruidillo. Pero no pasó nada.

Bien. Ahora todo estaba despejado.

Concertación, vamos.

Concentración….

Concentración…

lalalalaaaa~C-C-Concentracionnnnn~arararara!

PLAF! Y otra vez la auto-cachetada mental hizo presente su omnipotente presencia, por mas que suene a redundancia, valía por todo.

Bien, ya la tenia, ahora solo debía saber como utilizarla correctamente, por mas sugestivo que sonase la oración.



II



Bostezó levemente mientras cerraba los libros. Había repasado algunos y ya había hecho varios problemas, bastando eso para que quedase agotado. Pensó que los ojos le darían para más, mas no había caso. “A la joda con todo esto.” Se dijo mientras jaló la cuerda que apagaba la lamparilla sobre la repisa.

La luz se había marchado ya, dando alivio a sus cansados ojos. Ahora solo tendría que llegar a la cama y…

-Agh! Mierda!- soltó de pronto, se había golpeando nuevamente la cabeza pero esta vez con la susodicha lamparita, cayendo al suelo.

Por un momento, todo se envolvió en la negra oscuridad. Giró su cuerpo. ¿Dónde estaba su cama?.

Increíblemente, el sueño que sentía nublaba su vista.

Gateando en la oscuridad y silencio enfermizo tanteó con las manos en el suelo, de vez en cuando chocándose con la mesa o con alguna otra cosa que por la falta de visión coherente no había podido identificar.

¿En dónde diablos estaba su cama?

 

Demonios.

Y nuevamente, demonios. Tan solo quería dormir, descansar, soñar y todo lo que tuviese que ver con todas aquellas acciones que tenían cierta semejaza y se conectaban en si, más aun a estas horas de la noche.

Podría jurar que eran mas de las dos de la mañana incluso sin tener una noción del tiempo clara, podría a apostar a que si.

De repente su mano se topó con algo suave. Curioso, la palpó delicadamente, sin precipitarse a una suposición sobre lo que fuese que fuese, cayendo en cuenta que no solo era algo suave sino también delicado.

 “….Y-Y-y esto?”

Tan suave y calido.

Recorrió dudosamente entonces, aquello que había despertado su curiosidad. Era todo aquello tan suave, no recordó haber tenido algo así en casa.

Dejándose llevar por aquella sensación placentera que le producía aquello que desconocía, dejo que su mano vagase por la superficie de aquello que no recordaba haber tenido.

Se confundió entre suavidad y más suavidad. Descubrió una nariz perfilada y subió mas en la dirección en la que iba, algo que resulto a su adormecido tacto aun mas embriagador, aun mas delicado y suave que cualquier cosa que hubiese tocado en esa noche.

Unos labios.

Esperen…¿U-u-u-unos labios?.

-Ah…- algo parecido a un gemido se hizo escuchar.

A-algo parecido a un…¿Gemido?

-Uhm…¿Ueno?- Preguntó esa voz en la negrura de la habitación irrumpiendo totalmente entonces con todo lo efímero en el aire y apagando el silencioso descubrimiento.

-AGH!- Gritó, pues eso que era “Algo parecido a un gemido”le hizo ponerse los pelos de punta y quitar inmediatamente la mano de lo que fuese que estuviese tocando –lo cual era claramente un rostro ajeno al suyo-, y claro, alejarse lo mas posible que fuese.

Lo mas lejos posible que “eso”. Lo cual, por cierto, no fue posible, porque una voz que le detuvo de su pseudo-intento de escapismo.

-Ueno…¿Qué haces?- preguntó Aki, mostrando curiosidad, sin siquiera molestarse por lo anterior.

Al caer en cuenta de que estaba demasiado cerca de el, Ueno pudo ver por primera vez en varios minutos de agonía algo poco alentador para sus intentos de llegar a su propia cama: los brillantes ojos escarlata de Aki.

Suspiró.

Por primera vez en toda la noche agradeció a la noche y su oscuridad que por un momento le había parecido el mismo enemigo, primero, por ocultar la enorme vergüenza que inevitablemente era representada por un lindo y decorativo sonrojo, y segundo: por ocultar de la vista humana todas sus estupideces.

 

-Aki ¿Aun despierto?- Preguntó tratando de sonreír. Pero no salio más que un quejumbroso bosquejo de ello.

 

-Con todo el ruido que haces quien no lo estaría- Bromeó, sonriendo coquetamente, tan sólo como el podía sonreír, y mas aun de esa manera, aun envuelto entre las mantas.

 

Sonrojado a más no poder. A penas pudo murmurar un “Perdona.”

Aquella blanca sonrisa, grata sonrisa, dulce sonrisa, se amplio aun mas, apaciblemente.

Que sonrisa mas formidable y a la vez, desastrosa.

Una verdadera destructora.

Odiaba esas sonrisas.

Pero más que toda esa sonrisa.

Las odiaba a todas, pero principalmente a esa era a la que más le tenía más odio y rencor.

Era la culpable de que siempre cayese en sus juegos y en sus bromas. Era la culpable de su distracción pero no tenia ella sola la culpa, la compartía también con la desgracia pintada, adornada y encerrada en unos orbes rojos.

Malditos ojos.

La “maldad” encerrada en esos ojos que lo enloquecían de vez en cuando.

Era la maldita culpable de sucumbiese aquel día.

Era las palabras calladas, mudas que se trasmitían con una sola mirada suya. Una mirada que decía “Se que te gusto lo que paso aquella vez”

Y más aun cuando decía “Se que quieres repetir lo que paso aquella vez” con solo un parpadeo.

Y más aun cuando decía “Se que quieres besarme otra vez.” con una mirada aguda.

Y más más aun cuando decía “Se que quieres hacérmelo, otra vez.” con un guiño maliciosa.

Todo aquello, sin explicitas y expresas palabras saliendo de sus suculentos labios, si que estos si quiera se abriesen para decir oración alguna. Provocándole.

Viro la cabeza, otra vez esos malditos pensamientos, esas malditas suposiciones sobre lo que significaba cada mirada suya.

 

“Otra vez.”

Sin decir nada, palpando otra vez el suelo, toco la pata de la tan buscada cama. Hubiese sido todo tan fácil. Si tan solo Aki no tuviese que dormir tan cerca.

Después de todo, fue el mismo quien había aceptado darle un hospedaje en su casa, Aki no tenia a donde ir después de que aquel tipo le echase de su departamento, no pensó en otra opción.

 

Después de todo, había sufrido aun más que el.

No pudo hacer nada más que aceptar cuando Aki le pidió si podía quedarse en su casa, mas bien departamento, después de todo, era bastante amplio para un sola persona y para dos no habría demasiado inconveniente.

Pero aquel hospedaje por una semana había pasado a hacer más que temporal.

Ya habían pasado meses, Aki no había dicho nada otra vez sobre conseguir algún lugar donde quedarse, y francamente a Ueno no le molestaba.

No lo hacia, hasta que empezó a recordar aquel día.

Dentro de si, empezaron a nacer nuevos ¿Sentimientos? ¿Emociones?

¿Qué tipo de?

Fuesen del tipo que fuesen, era mortificante. Mortificantemente bueno.

- ¿Te pasa algo?- preguntó Aki, al verlo de manera tan ausente.


-No.- Contestó cortante mientras evitaba mirarle. –Duérmete ya- Dijo alejándose de el para subir a su propia cama.

Pero no pudo.

Una mano con suave tacto jalándole del pijama, le había impedido hacerlo

Maldita sea, ¿Por qué diablos lo hacia tan difícil? ¿Por qué la vida se empeñaba en complicarle mas la existencia?

Giró para confrontarle.

-¿Qué…?- Quiso preguntar mas la respuesta fue antedicha con rapidez.

-No puedo dormir.- Fue lo único profirieron los labios de Aki.

No parecía haber ningún tipo de emoción en aquella voz. No había nerviosismo ni nada pareció a la vergüenza.

Después de todo, no era como el.

El era el tipo de persona que daría todo lo que tuviese por el ser querido. Pero esa voz no parecía concordar con el tipo de persona que era.

 

Pero…

Mas…

Después de todo, Ueno no era Aki, y Aki no podría ser nunca como Ueno. Sonrió amablemente, como pudo.

-Duérmete ya, que tendremos problemas para despertar mañana.- Dijo girándose para darle la espalda y volver a la cama. Pero el agarre era demasiado fuerte.

No fuerte de poderoso, mas bien fuerte de convincente.

Insistente.

Dulce.

-No quiero.- Declaró, con algo que el identificó como fastidiosa rebeldía.

Entrecerró los ojos, irritado porque parecía ponérsela difícil.


-Pues no es mi problema, si no quieres, no duermas. Así de sencil…-Trató de cortar de raíz la conversación pero fue cortado antes.

-Duerme conmigo.-

Abrió los ojos.

Eso no se lo esperaba.

¿Cómo era posible que fuese posible que dos palabras pudiesen paralizarle por completo?

-No seas infantil.- Replicó, debía reponerse, pero aquel rostro le hacia flaquear.

-Duerme conmigo.- Volvió a decir Aki, sin sonar nunca como una petición y mucho menos como una orden.

Eran dos palabras que carecían de un tono definible.

Y aun así podían tener la habilidad de desarmarle por completo casi mas no, no debía flaquear, no debía si quiera pensar en hacerlo.

-No seas idiota- Comenzó a irritarse mientras trataba de zafarse, sin logro alguno. –Déjame dormir, Aki, mañana tengo examen…- Empezó a decir pero se detuvo.

Se detuvo, sin poder decir nada más.

Se había olvidado de la razón de su casi enojo, y de por que tenia que dormir, y de que mañana tenia examen y de porque de todos los por qués.

Todo por aquella mirada escarlata, que se había vuelto calida. Irreconocible.

Inexplicablemente irreconocible. Irreconociblemente sumisa.

Ni una sola palabra más.

Sin poder decir nada más, fue guiado sin mas impedimentos auto impuestos, a acostarse junto al muchacho de los cabellos plateados. Quedando a la misma altura, ambos recostados entre las mantas del futon.

Se hizo un apreciable silencio que el añoraba. Y Aki también.

Un silencio tranquilo. Una tranquilidad silenciosa. Sospechosamente tranquila para el.

Aki dejo caer su cabeza sobre el pecho del castaño, escuchando el paso acelerado del aquel órgano, palpitando.

Palpitando rápidamente, palpitando dolorosamente.

Estaba nervioso, muy nervioso. Aki sonrió, suponiendo que sabia lo que suponía.

-Descuida, no haré nada extraño.- Dijo entonces mientras se cubría con las sabanas, y alejándose de el, dándole la espalda.

Su dejo de repente se había transformado en uno impávido, impasible.

-Y yo no dejaría que hicieses algo raro- Replicó Ueno correspondiendo la contestació helada, mirando hacia el techo, frunciendo el ceño.

Su cara, enrojecida, mas que nunca, le pedía a gritos que se cubriese con la manta hasta mas arriba del cuello, pero su razón contradecía con la idea de que por la oscuridad nadie le vería.

”Tsk,  tio estupido...” Pensó enojado, ¿Con quien? No sabia si era con Aki o consigo mismo.

 

Aquella cercanía, aquella calida y hechicera cercanía, le hacia enrojecer y eso le enojaba.

O tal vez debía echarle la culpa a su corazón, que palpitaba ruidosamente.

Se quedo con los ojos abiertos, totalmente abiertos, mirando el techo con la mano en el pecho, como si el hecho de mantenerla allí podía detener aquel batir tan acelerado.

¿Qué hacer en este tipo de situación?

Sentía a su corazón latir tan fuertemente que parecía que cualquier momento se saldría de control. Respiraba con las justas de forma normal, para disimular su nerviosismo.

Y sintió aquella falta. Mas ausente que antes. En donde hace algunos momentos había estado Aki, recostando su cabeza en su pecho, llenándole de un calorcillo delicioso. Uno que no se podría describir con palabras exactas.

El no quería pero… su cuerpo le pedía una dosis más de aquella tibieza.


Quería ese calor.

Lo quería de nuevo.

 

“Otra vez”


Su brazo fue moviéndose solo hasta alcanzar aquella maldita tibieza, y abrazarla. Abrazarla sutilmente.


Tan sutilmente, como si tuviese miedo de romperla. Con miedo de quebrar aquella tan valiosa calidez. Recelosamente, temiendo que aquella tibieza desapareciese.

-Ueno…-susurró el dueño de aquello que tanto parecía necesitar, al ser abrazado con tanta sutileza, con tanta dulzura. Inconscientemente acerco su rostro al opuesto.

 “¿Qué debería hacer?” pensó el castaño de inmediato, al observar con cautela y asombro al ver aquellos labios entreabiertos, aquellos ojos mirándole, directamente.

Aquel rostro hermoso ensombrecido en la semi-oscuridad.

Aquel rostro inmerso en la larga espera.

¿En la espera de que?

¿Qué cosa podría esperar alguien en una situación como esta?

De cualquier cosa, cualquier cosa que se pareciese al contacto deseado. Esta vez por ambos.

Acerco su rostro al del otro mientras pensaba si aquellos labios serian dulces y tibios.

 ¿O tal vez agrios?

 No podía recordar el sabor del beso anterior, el sabor de aquel beso que había terminado siendo un desfogue de aquella lujuria desenfrenada.

Tan solo algo del momento.

Un beso dado por la calentura de la situación, sin verdadero sabor, eso es lo que había sido.

Cerró los ojos, sabiendo que no debía. Lo único que sabia era que quería besarle y descubrir su sabor por si mismo.

Así, acercando mas sus labios a los otros que esperaban, hicieron contacto.

 

~*~



N/A: Con 12 paginas, es el primer chap terminado para esclavizarme a mis estudios... (Agh, la que me espera, jodeerrr~)

 ¿Qué puedo decir? Me identifico bastante con Ueno y graciosamente fue como escribir desde un punto de vista personal en tercera persona, no tuve que meterme el personaje (como a veces suelo hacer, terminando así por distorsionar la personalidad de los personajes –w-)

Otra cosa en la cual nos parecemos es que, cualquier cosa que este una altura considerable representa un peligro para nuestra integridad física (Véase la lámpara.) Y en fin...me la he pasado bien escribiendo esta parrafada.

Saludos =D~
Notas finales: N/A: Con 12 paginas, es el primer chap terminado para esclavizarme a mis estudios... (Agh, la que me espera, jodeerrr~)

 ¿Qué puedo decir? Me identifico bastante con Ueno y graciosamente fue como escribir desde un punto de vista personal en tercera persona, no tuve que meterme el personaje (como a veces suelo hacer, terminando así por distorsionar la personalidad de los personajes –w-)

Otra cosa en la cual nos parecemos es que, cualquier cosa que este una altura considerable representa un peligro para nuestra integridad física (Véase la lámpara.) Y en fin...me la he pasado bien escribiendo esta parrafada.

Saludos =D~

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