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Play Sick por kuro666

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Notas del fanfic:

Créditos: ¡Los personajes no me pertenecen, pero la idea sigue siendo mía!

Notas del capitulo:

¡Esta historia es para mi súper asombrosa amiga: Lara Black Earl! Quien fue tan dulce al haberme escrito una historia de George y Fred y también por ser tan buena amiga… De igual manera es un fic por su cumpleaños, ya que soy demasiado floja para escribir dos (uno de cumpleaños y otro de agradecimiento) XD ¡perdón!... ¡FELIZ CUMPLEAÑOS LARA!

chamuis.jpg picture by sakua_sakuma

PLAY SICK
Por Kuro666 

Traducción: Lara Black Earl

Edición: Sakua-chan

 

Los libros estaban apilados cuidadosamente sobre las repisas, las mesas y sillas estaban puestas correctamente en donde habían estado el primer día que llegaron. Documentos estaban archivados y guardados, seguros en cajones y cabinas cerradas. Las luces se encontraban apagadas, como si nadie hubiese estado ahí desde hace tiempo. Una delgada capa de polvo cubría los libros que estaban en las pesas acomodados en pilas, bien alineadas.

La biblioteca, usualmente llena de una atmósfera alegre, era repentinamente bañada de todos los tonos grises que hay en las sombras. Un frío podía sentirse en la generalmente tibia biblioteca. La débil luz no podía hacer mucho en esa biblioteca, la biblioteca de la Black Order.

¿Dónde estaban los alegres saludos?

¿Y el pelirrojo que siempre aparecía de la nada para darte un caluroso abrazo?

 

-¿Cómo demonios te las arreglaste para enfermarte en medio del verano? – el exorcista de cabello largo color ébano negó con la cabeza, desesperado mientras observaba al pelirrojo que yacía en cama.

Kanda, el exorcista portador de la espada, Mugen, acababa de regresar de una misión y lo que encontró al regresar fue al enfermo chico pelirrojo metido en la cama. Cruzó los brazos sobre su pecho y puso los ojos en blanco mientras el aprendiz de Bookman tosía un poco.

Sus generalmente pálidas mejillas estaban rojas, un color que podía ser fácilmente relacionado con su llameante cabello. Rabi sonrió a Kanda con el entrecejo fruncido. Tembló y tosió mientras otra ola de síntomas lo atacaba de lleno. Nuevamente tembló mientras acercaba las gruesas cobijas a su, ahora, frágil contorno.

El pelirrojo podía sentir la tibieza de su cuerpo mientras su temperatura se elevaba, pero no podía evitar sentirse anormalmente frío de igual manera. Se acurrucó más en medio de las cobijas de su cama.

-Rabi ¿Qué diablos hiciste para enfermarte tanto?- el aludido solo pudo reírse ante la pregunta, aunque termino en un ataque de tos. Cuando terminó hizo un gesto con los labios y respondió a la cuestión que encontraba divertida en cierta manera.

-¡Ha sido toda culpa tuya, después de todo! – exclamaba apartando un mechón rojo de su único ojo visible.

-¡¿Cómo diablos puede ser mi culpa?! – pregunto Kanda enarcando una ceja.

-¿No recuerdas?- Rabi le miro fijamente aun con el gesto en los labios. Después de un rato de silencio, suspiró – Estoy tan decepcionado de ti…

Kanda solo rodó los ojos.

-Bueno, verás, cuando te fuiste, me dijiste que regresarías el veintidós de septiembre, así que entonces te esperé afuera todo el día… ¡y jamás regresaste! ¡Estaba lloviendo también! – Rabi hacia un enorme puchero al explicar aquello.

-No me extraña que te enfermaras- añadió Kanda entonces- yo nunca te dije que me esperaras.

Los labios rosa pálido de Rabi se abrieron para responder…

-¡Pero, Yuu-chan! Yo…

Inmediatamente fue interrumpido…

-No me llames así- una mirada asesina fue enviada en su dirección, la cual Rabi esquivó con rapidez mientras un objeto al azar era lanzado hacia él. Gimió ligeramente y se enterró aun más en el masivo montón de cobertores.

Un momento después, asomó la cabeza de nuevo y observo a Kanda con un muy abierto ojo verde.

-¿Yuu-chan?- inquirió.

-¿Qué?- replico Kanda de mala gana

-¡Tengo hambre!

-¿Y?- Kanda lo miró mientras se sentaba en una de las sillas de madera que se encontraba por ahí en la habitación de Rabi.

-¿Podrías traerme una manzana?- preguntó con un tono dulce. Pero fue instantáneamente rechazado por el otro exorcista.

-No

-¡Pero, Yuu-chan, en verdad es totalmente tu culpa que yo este enfermo y en cama!- dijo Rabi quejándose.

-Aunque haya sido mi culpa, ¿Por qué tengo que ser yo quien te traiga algo de comer?- pregunto Kanda mirándolo a matar.

-Porque Komui esta muy ocupado con sus documentos, Lenalee esta liada preparando café y Moyashi-chan esta entrenando… o atascándose de comida- agregaba Rabi, sonriente- como acabas de llegar de una misión, tiene algunos días antes de ir a otra… ¡Así que debes ser mi enfermera!

Rabi sonreía ampliamente de oreja a oreja. Kanda por su parte casi se ahoga con lo que Rabi le estaba diciendo… o de menos con lo que eso implicaba.

-Me niego a hacerla de enfermera- refuto Kanda en un tono peligroso, que no parecia muy afectivo pese a que una muy agradable sombra de rojo acompañaba sus una vez pálidad mejillas.

-¡Entonces podrías ser mi doctos!- la sonrisa de Rabi se hizo más grande.

-¡No voy a hacerla ni de enfermera ni de doctor para ti!- el ruborizado rostro de Kanda estaba lleno de horror. Su mano viajo hacia Mugen casi inconscientemente. Rabi chillo asustado y se escondió de nuevo bajo la montaña de cobertores.

-¡No te atrevas a herir al paciente!- era el grito de Rabi, que fue apagado por los edredones.

-Si sigues diciendo esas cosas, te cortare la cabeza- amenazo Kanda, Rabi volvió a salir.

-Esta bien, entonces… - dijo Rabi- ¡Ahora! ¿Qué hay de mi manzana?- miro a Kanda con un ojo ilusionado.

-¿Qué hay con ella?- la mirada de Kanda era gélida.

-Vamos, Yuu-chan, no seas tan cruel con el inocente y pequeño de yo – Rabi abrió la boca para seguir hablando, pero solo consiguió toser-… lo siento, Yuu…- continuo tosiendo, su voz se volvió grave e incluso ronca. El aprendiz de bookman golpeo su pecho como si algo estuviese atorado en su tráquea, completamente seguro de que Kanda seguía mirándole. Rabi levanto la cabeza y, haciendo su mejor esfuerzo, esbozo una dolorosa sonrisa forzada.

Cuando el ataque de tos de Rabi por fin terminó, miró de nuevo pero no pudo ver al exorcista dueño de Mugen en la habitación. La puerta estaba abierta, la débil luz del pasillo entraba por una rendija. Rabi observó la puerta, molesto.

-¿Me dejaste de nuevo, Yuu?- se cruzo de brazos y alejo un mechón de cabello que ahora le estorbaba la vista – esta es la diecisieteava vez que me lo haces.

Miró por la ventana con una sonrisa encantadora en el rostro. No era una sonrisa triste, pero tampoco una feliz. Se dio la vuelta y miro a la ventana de nuevo. Se perdió en sus pensamientos y recuerdos. El reloj al lado de su cama hacia tic tac lentamente, convirtiéndose los segundos en minutos.

Media hora había pasado ya y Rabi continuaba tan inmerso en su propia mente que ni siquiera se dio cuenta de los silenciosos pasos que se acercaban a su cama.

-Rabi- una fría voz lo saco de su ensimismamiento.

-¡Yuu-chan! ¡Regresaste!- Rabi esbozo una enorme sonrisa- como siempre lo haces- añadió en voz baja para si mismo.

Kanda solo le dio un tazón lleno de algo caliente y por lo tanto vaporoso.

-¿Qué es eso?- pregunto Rabi mirando curioso las cosas en el tacón.

-Manzanas al vapor- contesto Kanda- son buenas para tu garganta cuando te encuentras enfermo. Las manzanas crudas solo te harían daño a la garganta.

Rabi solo atino a mirarle sorprendido con su ojo bien abierto.

-¡Wow! Nunca pensé que Yuu fuera tan maternal – se rió en silencio para si mismo mientras que sentía la mirada asesina de Kanda con toda potencia.

-Di eso otra vez y te mataré sin importar que estés o no enfermo- amenazaba Kanda con rabia en un tono mortal. Rabi sonrió mientras comía una cucharada llena de suaves y tibias manzanas.

-Yumm…- murmuro Rabi sujetándola entre sus labios. El dulce aroma de las manzanas viajaba por el cuarto.

Kanda solo se sentó junto a la cama. Rabi pudo sentir la tibieza de esa, ahora suave, fruta al entrar en su sistema, aliviándolo mientras lo hacían. Los dulces jugos acariciaban su lastimada garganta, haciendo que el tragar comida fuera más sencillo.

-¿Yuu?- llamó Rabi.

-¿Mmh?- Kanda lo miró con los brazos cruzados.

-¡Eres el mejor!- sonrió. El de cabello ébano sólo hizo girar los ojos exasperado.

-Solo come- Rabi obedeció felizmente.

-¿Yuu-chan?

-¿Ahora qué?- pregunto Kanda molesto por el apodo.

-Si no vas a ser mi enfermera, ni mi doctor, o mi madre- Rabi sonrió desdeñosamente por eso último- ¿Serías mi amante…?

 

Notas finales:


Así que… ¿les gusto? ¡Espero que te gustara, Lara! Lo de las manzanas al vapor es verídico, yo las como cuando estoy enferma. Son muy buenas para la garganta XD. Feliz cumpleaños, Lara… ¡Espero que tengas un día asombroso! Aunque no es muy largo ojala que les haya gustado. Personalmente me gustaron las dos últimas líneas de Rabi [se derrumba *///*] Bueno chicos, lo leyeron… ¿me dejan rewie?

Kuro~!

Notas de edición: n_ñ el cumpleaños de Lara fue precisamente en septiembre, pero la desobligada de yo, osea Sakua U, pese a tener la traducción que Lara le paso desde hace como dos meses, pues no más no se había puesto a editarlo, por ello es que se retraso tanto la subida de este fic. Aún así esperemos que les haya gustado el escrito òwo continuaremos esforzándonos por traerles mas traducciones de esta fantástica autora de DGM!! Ja-nee!!


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